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domingo, 29 de maio de 2016

Argentina: um papa peronista e um presidente liberal (?) - Carlos Malamud

Sempre achei o papa peronista. Não assim por acaso, pois no início, sendo jesuíta, achei que seria mais um intelectual no comando de uma instituição necessitada de renovação sobretudo mental. Mas, à luz de suas muitas declarações "econômicas" antimercado, conclui que se tratava de mais um peronista mental, com todas as implicações do que isso significa de negativo.
Não tenho razões para mudar de opinião, e um dia vou fazer uma análise mais detalhada do anti-liberalismo econômico debilóide desse papa, que promete assim contribuir para a preservação da miséria no mundo, ao se opor ao capitalismo e aos livres mercados.
Agora vejo que meu amigo Carlos Malamud também faz uma análise crítica das posições desse papa, que parece ter esgotado sua veia reformista, e se rendido à burocracia do Vaticano. Vamos continuar acompanhando o papa peronista...
Paulo Roberto de Almeida

Carlos Malamud: Argentina y el Papa

La compleja relación de Macri con el populismo papal

Infolatam, Madrid, 29 mayo 2016
Por Carlos Malamud
Las claves
  • Hebe Bonafini era una conspicua exponente de esa línea confrontacional. En 2007 señalaba que: "La basura va junta, Macri, [el general] Bendini y Bergoglio. Son de la misma raza y de la misma ralea. Son fascismo, son la vuelta de la dictadura.
En marzo pasado el historiador italiano Loris Zanatta publicó en Il Mulino el artículo “Un Papa populista”, reproducido en abril por la revista argentina Criterio . Zanatta insistía no sólo en el carácter peronista de Jorge Bergoglio sino también en la deriva populista de su pensamiento. Así señalaba que “para Bergoglio el peronismo encarna la saludable conjugación entre pueblo y nación en la defensa de un orden temporal basado en los valores cristianos, e inmune a los liberales… Bergoglio es hijo de una catolicidad embebida de antiliberalismo visceral, que se erigió a través del peronismo en guía de la cruzada católica contra el liberalismo protestante, cuyo ethos se proyecta como una sombra colonial en la identidad católica de América Latina”.
La publicación de este artículo en Argentina prácticamente se ha superpuesto con la audiencia de casi dos horas que el papa Francisco concedió a Hebe Bonafini, dirigente de las Madres de Plaza de Mayo. Este encuentro suscitó una intensa discusión en torno a dos cuestiones: ¿cuánto influye Bergoglio en la política argentina? y ¿cuál es su relación con el gobierno de Mauricio Macri?
Mientras la respuesta a la primera pregunta es intuitiva y depende del punto de observación, la segunda está llena de claroscuros, y desde que los dos compatriotas ocupan sus actuales cargos el vínculo no está siendo precisamente fluido. No ha habido ni una llamada de felicitación ni una carta cariñosa de un argentino a otro después de la elección presidencial. En el único encuentro oficial en el Vaticano, de 22 minutos de duración, la cara de circunstancia de Bergoglio era la suma de la elocuencia frente a un sorprendido Macri. Fue tal el clima vivido en esa reunión protocolaria que muchos no dudaron en calificarla cuanto menos de fría.
Esta falta de sintonía contrasta con los contactos más estrechos y constantes de Bergoglio con la ex presidente Cristina Fernández, que no perdía ocasión de peregrinar a Roma o a cualquier otro lugar del mundo, como La Habana, donde viajara Francisco. Y si bien tras el Cónclave que lo eligió Papa, tanto Fernández como todo el núcleo duro kirchnerista insistieron en sus acusaciones de complicidad con la dictadura militar, rápidamente se produjo una rectificación luego convertida en obsecuencia.
Hebe Bonafini era una conspicua exponente de esa línea confrontacional. En 2007 señalaba que: “La basura va junta, Macri, [el general] Bendini y Bergoglio. Son de la misma raza y de la misma ralea. Son fascismo, son la vuelta de la dictadura. Son la dictadura misma. Los tres representan la dictadura”. Pese a aceptar a regañadientes la postura oficial, rechazó una relación más fluida con su encarnizado enemigo de ayer. Sin embargo, a la vista de la actitud crítica del Papa con el actual gobierno decidió viajar a Roma y capitalizar políticamente el encuentro.
Eduardo de la Serna, coordinador de Opción por los Pobres, un grupo de curas cercanos a Francisco y a Cristina Fernández, pidió recientemente la renuncia de Macri. La comparación posterior del Papa entre los conflictos sociales, económicos y políticos de Argentina y Venezuela (junto a Brasil y Bolivia) también debió ayudar a Bonafini a decidir sobre la conveniencia de su peregrinaje. Ya en Santa Marta le advirtió al Papa que “En cinco meses este Gobierno destruyó lo que hicimos en 12 años, hay mucha violencia institucional. Nosotros tenemos miedo, mucho miedo, a que algún loco suelto responda a esa violencia que nos están imponiendo”. Más tarde, en otras declaraciones, dijo que encontró triste al Papa por la situación actual de su país, que le recordaba el golpe que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955, y esperaba que no se repitiera algo parecido.
El encuentro papal con Bonafini ha originado una intensa discusión. Jorge Fernández Díaz insistía en el daño que los gestos y palabras de Bergoglio hacen a Argentina. Y si bien en el debate se enfrentan los que rescatan al actual gobierno con los defensores a ultranza de la gestión anterior, también están los que reivindican la labor de la Iglesia en el combate contra la pobreza o su rol pastoral frente a los que insisten en la laicidad del Estado y la primacía del individuo.
Luis Alberto Romero, un referente de la historiografía argentina actual, expuso su opinión en el artículo “Macri en el camino de Canossa”, que compara el peregrinaje del emperador Enrique IV para solicitar el perdón papal con la situación argentina. De modo concluyente señala que “Francisco… ha asumido muchas causas loables, pero siempre con un discurso anticapitalista y antimoderno que recuerda a Pío IX. Pero además, sigue siendo el padre Jorge, peronista, con más madera de político de provincia que de pastor curador de almas… Hoy, el padre Jorge confronta con Macri para medir quién tiene mayor peso en los barrios y en el discurso. En San Pedro atiende el juego grande y en Santa Marta, el chico. Allí quiere verlo a Macri jugando bajo sus reglas. Quiere que Macri haga su camino de Canossa”.
Tras el triunfo de Macri surgió la pregunta de si iba a ser el primer presidente no peronista que terminara su mandato constitucional. Entre los distintos argumentos que esgrimí entonces para optar por una respuesta positiva estaba la existencia de un Papa argentino que, llegado el momento, optaría por el mantenimiento del orden institucional más allá de sus inclinaciones políticas y partidarias. Por ahora, y a la vista del escaso interés de Bergoglio por respaldar al gobierno democrático de su país, parecería que los hechos me llevan la contraria, aunque su anuncio en el Vaticano de que en julio próximo el partido de fútbol por la Paz se jugará en Argentina podría significar lo contrario. Por eso, hoy más que nunca es necesario un claro pronunciamiento del Papa en defensa de la democracia argentina, aunque no apoye a su gobierno.

Carlos Malamud: 
Catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), de España e Investigador Principal para América Latina y la Comunidad Iberoamericana del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos. Ha sido investigador visitante en el Saint Antony´s College de la Universidad de Oxford y en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires y ha estado en posesión de la Cátedra Corona de la Universidad de los Andes, de Bogotá. Entre 1986 y 2002 ha dirigido el programa de América Latina del Instituto Universitario Ortega y Gasset, del que ha sido su subdirector. Actualmente compatibiliza su trabajo de historiador con el de analista político y de relaciones internacionales de América Latina. Ha escrito numerosos libros y artículos de historia latinoamericana. Colabora frecuentemente en prensa escrita, radio y TV y es responsable de la sección de América Latina de la Revista de Libros.

Samuel Pinheiro Guimaraes: entrevista a Pagina 12 (Argentina): sobre política externa, integracao, etc.

SPG, o ex-SG do Itamaraty na gestão Lula (durante sete anos), é muito conhecido para ser apresentado. Ressalto apenas que ele continua um persistente defensor do antigo regime lulopetista, ignorando por completo as acusações de corrupção contra o ex-presidente e sua sucessora, e repetindo seus mesmos conceitos sobre política externa, política econômica, integração regional e temas afins.
Suas considerações sobre estas questões objetivas mereceriam, por certo, muitos outros argumentos de natureza econômica ou sobre opções de integração regional e de inserção na economia mundial, que não me cabe fazer aqui, neste momento, tanto porque teriam de ser muito longos, como porque desvirtuariam a transcrição de sua entrevista, neste espaço.
Ele pode ter razão em algumas alegações -- sobre as negociações entre o Mercosul e a União Europeia, por exemplo -- mas continua insistindo numa velha concepção do desenvolvimento brasileiro derivada diretamente de suas teses cepalianas e nacionalisteiras atrasadas, que, repito, teriam de ser longamente rebatidas. Já o fiz em diversas oportunidades, como posso fazer novamente em próxima ocasião.
No momento cabe registrar sua insistência nas mesmas teses mentirosas da presidente afastada e dos blogueiros mercenários sobre o processo de impeachment, e sua total negação das realidades do regime hiper-corrupto do lulopetismo, uma quadrilha mafiosa que simplesmente destruiu a economia brasileira.
Paulo Roberto de Almeida
Brasília, 29/05/2016


ENTREVISTA A SAMUEL PINHEIRO GUIMARAES, EX VICECANCILLER DE LULA

“En Brasil hubo una conspiración”
El ex vicecanciller de Lula y ex número uno del Mercosur niega que Lula y Dilma hayan desplegado una diplomacia “ideológica” y advierte contra acuerdos de libre comercio.

Martín Granovsky
Página 12, 20 mayo 2016

–¿El de Michel Temer es un gobierno legítimo?

–El gobierno de Michel Temer es interino. Y es el resultado de una conspiración. Participaron de ella, en forma coordinada, distintos sectores: los políticos involucrados en denuncias de corrupción; los políticos y partidos de oposición, como el Partido de la Socialdemocracia Brasileña, desconformes con la para ellos inesperada derrota por escaso margen de 2014; los políticos conservadores desde el punto de vista social, como los evangélicos; los medios de comunicación en especial el sistema Globo, con decenas de canales de televisión, de radios, diarios y revistas; el Poder Judicial, desde el juez Sergio Moro, mesiánico y dispuesto a practicar en su lucha contra la corrupción actos ilegales de todo tipo, hasta los ministros de la Corte Suprema que, pudiendo y debiendo hacerlo, no lo disciplinaron; los intereses extranjeros que vieron en las dificultades económicas la oportunidad de revertir políticas de defensa de los capitales nacionales para promover la reducción del Estado y la apertura hacia los bienes y capitales extranjeros, como en el caso de Petrobrás y los riquísimos yacimientos de petróleo del pré-sal, o como en el caso del Banco Nacional de Desarrollo; el mercado financiero, estos es, los grandes inversores y millonarios que abarcan a 71.440 brasileños cuya renta mensual media es de 600 mil dólares; los rentistas, temerosos de una política de reducción de tasas de interés; las asociaciones empresarias como la Fiesp, la Febraban, la CNI y la CNA; los defensores de las políticas de austeridad que quieren la reducción de los programas sociales, la revisión de derechos de los trabajadores, el equilibrio fiscal mediante la reducción del Estado y de los programas sociales y el fin de la fiscalización de los abusos de las empresas; y, finalmente, los diputados, senadores, economistas y periodistas que fueron intérpretes, portavoces o beneficiarios de los intereses que acabo de describir. Tomemos un nombre como ejemplo: Eduardo Cunha.

–El presidente de la Cámara de Diputados durante la votación de la admisibilidad del juicio político.

–Sí. Corrupto. Luego fue alejado del cargo por el Supremo Tribunal Federal, que podría haberlo apartado antes. Sin que hubiera ninguna prueba de acto ilícito practicado por la presidenta, votaron por el juicio político 367 diputados y eventualmente lo harán 54 senadores, todos ellos representantes de los sectores sociales más conservadores y de los individuos más ricos en una de las sociedades más desiguales del mundo. Defendieron a los intereses extranjeros más voraces y podrían llegar a anular el resultado de elecciones en las que 54 millones de brasileños eligieron a Dilma Rousseff. Quieren terminar con la continuidad de un proceso de desarrollo social, político y económico de Brasil que se inició en 2003 con la derrota de un proyecto neoliberal, sumiso y reaccionario. La composición del gabinete de Temer, sus lazos ostensibles y públicos con los intereses económicos conservadores y las acusaciones de corrupción que pesan sobre ellos indican perfectamente el carácter de conspiración que derribó a Dilma Rousseff. El objetivo final de esa conspiración es la recuperación total del poder en las elecciones de 2018.

–¿Qué posibilidades tiene Dilma de no ser desplazada definitivamente por el Senado?

–Hay grandes posibilidades de que no sea separada. Deben votar su alejamiento dos tercios de los senadores, 54 sobre un total de 81. Las manifestaciones populares, de personalidades y de sectores significativos contra el gobierno de Temer y contra sus primeras políticas, en favor de la democracia y contra el golpe, se están haciendo más amplias e intensas a pesar de que los grandes medios buscan minimizarlas. Los elementos fundamentales para evitar un desplazamiento son la participación del Presidente Lula al frente de las manifestaciones populares, la resistencia a cada iniciativa que el gobierno interino presente en el Congreso y la movilización coordinada de las organizaciones sociales.

–Al asumir como canciller, José Serra indicó diez líneas de acción de su gestión futura y dijo que la diplomacia brasileña no sería “ideológica” ni estaría al servicio de un partido político. Usted fue vicecanciller, presidente del Mercosur y secretario de asuntos estratégicos. ¿La diplomacia era “ideológica”?

–La política exterior de Brasil tiene que basarse en los objetivos de soberanía, integridad territorial, desarrollo económico, social y político y debe guiarse por la Constitución, que en su artículo 4 define los principios de la política externa. Entre ellos, el objetivo de promover la integración latinoamericana. Por un lado, la política exterior de Brasil tiene que considerar la localización geográfica del país, con sus doce naciones vecinas, las asimetrías entre Brasil y los vecinos, sus extraordinarias dimensiones territoriales, de población y de desarrollo económico, pero también sus disparidades de todo orden. Debe tener en cuenta sus enormes recursos naturales y simultáneamente las circunstancias de un mundo en el que se verifica una gran concentración del poder económico, político y mediático, con gigantescas multinacionales, con políticas de restricción del desarrollo económico y tecnológico, con las grandes potencias en crisis económica prolongada y con una velada disputa por la hegemonía entre los Estados Unidos y China. La política exterior de los gobiernos del PT se guió con firmeza y coherencia según los principios de autodeterminación, de no intervención, de cooperación entre países subdesarrollados, de integración sudamericana y por los objetivos de lucha por la desconcentración del poder a nivel mundial y por la multipolarización, contra la unilateralidad de las grandes potencias. Los gobiernos buscaron la defensa de la paz y el desarme de los países fuertemente armados, lucharon por el derecho al desarrollo y contra el calentamiento global y la pobreza. Por eso en Sudamérica Brasil sostuvo relaciones de cooperación y de respeto político con gobiernos tan distintos como los de Colombia, Perú, Chile, Venezuela, Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Bolivia, etcétera.

–¿Y con Estados Unidos?

–Brasil mantuvo una política de cooperación, como en el caso del etanol. De respeto mutuo, como en la Ronda de Doha. Y de divergencia siempre que fuese necesario, como sucedió con el ALCA. De los comentarios del Presidente Obama sobre el Presidente Lula puede inferirse que las relaciones con Brasil siempre fueron consideradas importantes por los Estados Unidos. Con la Unión Europea hay un acuerdo de asociación estratégica, cosa que la UE firmó con muy pocos países. Brasil acordó la construcción y la transferencia de tecnología de un submarino nuclear y la compra, construcción y transferencia de aviones de combate Grippen. China se convirtió en el primer socio comercial de Brasil y aumentó sus inversiones. Los acuerdos prevén operaciones por 54 mil millones de dólares, además de la participación conjunta en los Brics, en el Banco de los Brics, en el Acuerdo de Reservas y en el Banco Asiático de Infraestructura. Toda la política exterior se basó en la cooperación respetuosa, sin el intento de enseñar a ningún Estado, país o sociedad cómo debía organizarse política o económicamente. Todo esto prueba cabalmente, para quien conoce un mínimo de política internacional y quiere ir más allá del prejuicio mediático o de los preconceptos partidarios, que la política desarrollada desde 2003 no fue ni ideológica ni partidaria, y tampoco buscó beneficiar los intereses de un partido. Ni siquiera del principal partido de gobierno, el PT.

–¿Sudamérica tiene que empezar a firmar acuerdos de libre comercio?

–El centro de la política exterior brasileña debe ser América del Sur. En América del Sur, Mercosur. Dentro de Mercosur, la Argentina. No comprender eso significa una enorme miopía y cultivar el fracaso. El desarrollo de un país como Brasil debe basarse en la industrialización. Brasil tiene un 85 por ciento de su población urbana, una agricultura que no emplea mano de obra en gran escala, un sector de servicios subdesarrollado, con gran necesidad de generar empleos para absorber el crecimiento de la fuerza de trabajo y dar empleo pleno a los subempleados y a los 50 millones de beneficiarios del plan Bolsa Familia, cuyo ingreso mensual es inferior a 20 dólares por día. Con esos datos, pensar en la construcción de una economía y una sociedad con base agrícola es un absurdo técnico, político y social. Bien: la industrialización necesita de mercados seguros, como los regionales, a través de acuerdos que estimulen el desarrollo de empresas de capital nacional y atraigan empresas extranjeras, y también a través de la acción del Estado para construir infraestructura y completar la iniciativa privada. Ese mercado, en América del Sur, es el Mercosur, con su arancel externo común. Los países industrializados que desean escapar de sus crisis a través de aumentar sus exportaciones lo que quieren hoy es eliminar ese arancel externo común. La celebración de acuerdos de libre comercio sería el fin del Mercosur. Si esto es así, el acuerdo Mercosur-Unión Europea funcionaría, en realidad, como el primero de una serie de acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos, China y Japón. Los países del Mercosur, en especial Brasil y la Argentina, terminarían abriendo totalmente sus mercados para los productos industriales europeos y luego para los norteamericanos, chinos y japoneses, darían concesiones asimétricas por ejemplo en compras gubernamentales y a cambio recibirían concesiones irrisorias en materia agrícola. Incluso las mayores concesiones serían irrisorias si a cambio se pierden las posibilidades de industrialización. Los acuerdos de libre comercio tan defendidos por los grandes medios, académicos e importadores significarían el fin del Mercosur como instrumento de industrialización y desarrollo.
  
Diplomático de carrera y ensayista, Samuel Pinheiro Guimaraes fue uno de los diseñadores de la diplomacia de Lula y Dilma junto con Celso Amorim y Marco Aurélio García. Aceptó contestar las preguntas de Página/12 al final de una semana que empezó con la visita del canciller de Michel Temer, José Serra, el ex candidato a la presidencia derrotado en 2002 y 2010.

sábado, 28 de maio de 2016

Mercosul: de uniao aduaneira a zona de livre comercio? - Argentina recomenda prudencia

A pior coisa que pode acontecer na política externa de um país é ter de fazê-la por meio da imprensa, ou, então, pretender mudar determinados compromissos -- bilaterais, regionais, multilaterais -- anunciando antecipadamente sua intenção, sem antes ter "combinado com os russos", como diria Garrincha a propósito das táticas do técnico Vicente Feola sobre como ganhar a Copa do Mundo.
Em diplomacia ocorre mais ou menos o mesmo: antes de anunciar qualquer coisa, cabe perguntar a opinião da outra parte, e isso da maneira mais discreta possível. Claro, a outra parte também não pode ficar alardeando pela imprensa o que foi dito numa reunião fechada, dedicada a discussão de ideias, dedicada apenas a fazer consultas prévias.
Volto a repetir: a pior forma de fazer diplomacia é por meio da imprensa. Não que eu seja contra a imprensa, mas sou sim contra a transparência idiota que se imprime a simples ideias preliminares que ainda não amadureceram, e que ficam vagando de um lado para o outro, ao sabor de outras idiotices que vão passar a ser repetidas por gente que não entende do assunto.
Acho que fui claro...
Paulo Roberto de Almeida

Argentina pidió prudencia ante propuesta de Brasil de cambiar el modelo del Mercosur
LA CANCILLER, SUSANA MALCORRA, CONSIDERÓ PERJUDICIAL UN CAMBIO DE MODELO EN MEDIO DE NEGOCIACIONES CON LA UNIÓN EUROPEA. EXPLICÓ QUE ARGENTINA “ESTÁ DISPUESTA Y FLEXIBLE A EVALUAR ALTERNATIVAS” PARA FLEXIBILIZAR EL ESQUEMA DE INTEGRACIÓN DEL MERCOSUR PERO “CON LA PRUDENCIA.


Telam, 27/05/2016

La canciller Susana Malcorra pidió prudencia ante el planteo del gobierno interino de Brasil de llevar el Mercosur hacia una mera zona de libre comercio y consideró perjudicial un cambio de modelo en medio de negociaciones con la Unión Europea.

La ministra explicó que Argentina “está dispuesta y flexible a evaluar alternativas” para flexibilizar el esquema de integración del Mercosur pero “con la prudencia del caso porque no se puede estar cambiando de modelos de un momento a otro”.

Malcorra confirmó que el canciller brasileño José Serra, en su primera visita oficial, el pasado lunes, planteó la idea de eliminar a largo plazo el estatus de unión aduanera del Mercosur y dejar al bloque solo con el formato de zona de libre comercio, lo que implicaría retrotraer el grado de integración económica.

El Mercosur fue creado como zona de libre comercio por el Tratado de Asunción de 1991, en el que se estableció un cronograma de desgravación en cinco años, y como unión aduanera mediante el esquema de Arancel Externo Común (AEC), varias veces flexibilizado frente a las variadas crisis económicas de los socios del bloque.

“Es factible mover el modelo que tenemos a uno más flexible, pero también es cierto que el valor de un mercado común hay que tenerlo como contrapeso de cualquier alternativa que uno decida adoptar”, indicó Malcorra en conferencia de prensa brindada en el Palacio San Martín al ser consultada sobre la propuesta de Serra.

Al respecto, relevó que uno de los grandes problemas de la región son los “bandazos de acá para allá sin solución de continuidad” en un mundo en el que “cambiar constantemente no es algo que se aprecie en las relaciones internacionales”.

“Cuando el canciller Serra planteó esta cuestión le dijimos que estamos dispuestos a pensarlo pero hay que ser evolutivos, sobre todo a la luz de que estamos ahora negociando con este modelo con la Unión Europea”, tras años de estancamiento de estas negociaciones para un acuerdo de asociación birregional que incluya el libre comercio.

En cambio, la jefa de la diplomacia argentina ponderó que “hay otras opciones para flexibilizar el modelo del Mercosur”, entre ellas cláusulas que permitan a los miembros negociar de manera unilateral acuerdos de comercio con otros países por fuera del bloque, como la que está en vigencia para el caso de México y que permitió que Uruguay tenga un TLC con ese país.

Además, resaltó la voluntad del bloque de “abrir caminos” con la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, México, Colombia y Perú.

“Así que hay opciones para avanzar en un esquema más flexible sin desarmar” el actual modelo de integración, que si bien se “quedó corto con las aspiraciones” con las que fue creado, también “avanzó muchísimo”, por lo que “tenemos que ser cuidadosos de no apresurarnos sin estar seguros que estamos construyendo sobre valor”, insistió.

Por otra parte, Malcorra coincidió con su par uruguayo Rodolfo Nin Novoa que calificó de “decepcionantes” las propuestas intercambiadas hace dos semana en Bruselas por el Mercosur y la Unión Europea en el marco de las negociaciones para un acuerdo de asociación que incluya el libre comercio.

“Compartimos lo decepcionante del intercambio de ofertas, pero no es algo sorpresivo. La Unión europea tampoco está satisfecha con nuestra oferta y nosotros dijimos incluso antes del intercambio que íbamos a estar cortos en cuanto a las expectativas de ambas partes”, precisó.

No obstante, la canciller resaltó que lo fundamental es esta etapa de la negociación “era que se intercambiaran las ofertas”, ya que “solo se puede hacer algo mejor a partir de tener noción exacta de dónde está parado el otro”.

“Ahora tenemos que construir sobre la decisión política de haber hecho el intercambio y de ir más allá de la suma cero”, para “ver cómo se amplían las oportunidades para las dos partes en lugar de estar concentrados en los problemas”, entre ellos el capítulo de la agroindustria, y “tener una discusión más positiva hacia adelante”, opinó.

Las ofertas están en análisis de los equipos técnicos de ambas partes y, en el caso del Mercosur, habrá una primera ronda de evaluación intrabloque en junio en Montevideo.

Por último, la canciller descartó que la situación de crisis en Brasil afecte las negociaciones con otros bloques, por ser estas un proceso de largo plazo entre estados y, por ende, destinado a “ir más allá de cualquier situación puntual interna que se dé en el Mercosur o en la Unión Europea”.

“La negociación no tendría que tener ningún impacto porque los cuatro países involucrados estamos en una visión común. Además, estas negociaciones van a llevar un tiempo y van a trascender cualquier situación de crisis de corto plazo que pueda haber en alguno de los miembros”, insistió la canciller.

http://www.telam.com.ar/notas/201605/149152-susana-malcorra-cancilleria-argentina-planteo-brasil-mercosur.html

terça-feira, 15 de março de 2016

Corrupcao petralha se internacionalizou - InfoLatam

Argentina corrupción

Argentina investiga a casi 100 firmas en relación con trama de corrupción de Brasil

Reuters
InfoLatam, Buenos Aires, 14 de marzo de 2016 

La Justicia argentina investiga por posibles sobornos a casi 100 empresas, entre ellas varias de origen brasileño, porque sospecha que pueden haber replicado la trama de corrupción que derivó en una crisis política, dijo a Reuters una fuente con acceso a la causa.
El caso conocido como “Lava Jato”, que involucra a Petrobras, sumió en una crisis política al Gobierno de Dilma Rousseff, que se agravó por una breve detención e interrogatorio al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la condena a 19 años de prisión al empresario Marcelo Odebrecht.
El fiscal que en Argentina lleva adelante la investigación, Sergio Rodríguez, había dicho el miércoles pasado a Reuters que la constructora Odebrecht es una de las firmas de las que se sospecha “algún tipo de réplica en las maniobras de cartelización que hubo en Brasil”.
La fuente cercana a la investigación iniciada en diciembre, como una derivación de la causa abierta en Brasil, explicó el viernes que entre las casi 100 empresas involucradas están también las brasileñas Andrade Gutierrez, OAS y Camargo Correa.
“Los fiscales brasileños dijeron que hay una sospecha razonable de que el esquema se reprodujera acá”, agregó la fuente.
Según la fuente, la investigación, que abarca desde 2006 a 2012, apunta al ex Ministerio de Planificación, del que dependían las obras públicas del Gobierno de Cristina Fernández, quien fue sucedida en diciembre por el centroderechista Mauricio Macri.
Los investigadores creen que funcionarios del entonces Ministerio de Planificación, del que dependía la Secretaría de Transporte, cuyo jefe de entonces fue condenado por corrupción en otras causas, podrían haber beneficiado a algunas empresas en licitaciones de obras a cambio de sobornos.
La fiscalía ya pidió a la Tesorería General de la Nación los pagos realizados a las empresas involucradas durante el período 2006/12 y luego analizará las licitaciones. La fuente dijo que la investigación es “embrionaria” y que aún no hay pruebas de ningún delito. “En dos o tres meses habrá novedades”, añadió.
Una portavoz de Andrade Gutierrez -la segunda empresa constructora de Brasil después de Odebrecht- dijo que la empresa no realizaría comentarios, mientras que Camargo Correa señaló que desconoce la investigación. La firma OAS no respondió a consultas de Reuters.

sexta-feira, 22 de janeiro de 2016

Quando a Argentina absorvia as licoes de Mises (1959) - Dan Sanchez (Mises Daily)

Velhos tempos: a Argentina ainda não tinha decaído tudo o que ela podia, e que efetivamente decaiu depois disso.
Concretamente ela começou antes do Brasil, desde os tempos de Perón, ou talvez mesmo antes. Desde 1930 quando os militares derrubaram Hirigoyen e começou a "década infame". Foi para essa década que foi composto o tango Cambalache: "El mundo es una porqueria ya lo se... Todo es igual...", música que ficou proibida durante muito tempo.
Aí vieram os oficiais do GOU, um bando de fascistas, seguidos pelo inefável Perón, o cadaver que mantém os argentinos refens do seu fascismo desde então, junto com o outro cadáver, o de sua mulher (não chorem pelos dois que eles não merecem).
Depois vieram muitos outros presidentes e muitos generais, e todos eles fizeram a Argentina decair continuamente. Não se improvisa facilmente 80 anos de decadência, é preciso ser gênio na arte de acabar com um país que, um século atrás, tinha 70% da renda per capita americana (hoje eles não devem alcançar 30%).
Bem, depois de tantos desastres parece que os argentinos se cansaram de decair, e resolveram dar uma chance à racionalidade.
Agora é a vez do Brasil decair, mas não sei se vai demorar 80 anos: já dura 13 e promete durar mais...
Enfim, vamos deixar os argentinos com Mises novamente.
Paulo Roberto de Almeida
Brasilia, 22/01/2016

Mises in Four Easy Pieces
Dan Sanchez
Mises Daily, JANUARY 22, 2016

One day in 1959, hundreds of students, educators, and grandees filled the enormous lecture hall of the University of Buenos Aires to capacity, overflowing into two neighboring rooms. Argentina was still reeling from the reign of populist president, Juan Perón, who had been ousted four years before. Perón’s economic policies were supposed to empower and uplift the people, but only created poverty and chaos. Perhaps the men and women in that auditorium were ready for a different message. They certainly got one.

A dignified old man stepped before them, and delivered a bold, bracing message: what truly empowers and uplifts the people is capitalism, the much-maligned economic system that emerges from private ownership of the means of production.

This man, Ludwig von Mises, had been the world’s leading champion of capitalism for half a century, so his message was finely honed. Not only a creative genius, but a superb educator, he boiled down capitalism to the essential features that he believed every citizen needed to know. As his wife Margit recollected, the effect on the crowd was invigorating. Having spent years in an intellectual atmosphere of stale, stagnant ideas: “The audience reacted as if a window had been opened and fresh air allowed to breeze through the rooms.”

This lecture was the first in a series, the transcriptions of which are collected in the book Economic Policy: Thoughts for Today and Tomorrow, edited by Margit.

Life (and Death) Before Capitalism
To demonstrate in his lecture how revolutionary the advent of capitalism was in world history, Mises contrasted it with what he called the feudalistic principles of production during Europe’s earlier ages.

The feudal system was characterized by productive rigidity. Power, law, and custom prohibited individuals from leaving their station in the economic system and from entering another. Peasant serfs were irrevocably tied to the land they tilled, which in turn was inalienably tied to their noble lords. Princes and urban guilds strictly limited entry into whole industries, and precluded the emergence of new ones. Almost every productive role in society was a caste. This productive rigidity translated into socio-economic rigidity, or “social immobility.” As Mises reminded his Argentine audience:

a man’s social status was fixed from the beginning to the end of his life; he inherited it from his ancestors, and it never changed. If he was born poor, he always remained poor, and if he was born rich  —  a lord or a duke  —  he kept his dukedom and the property that went with it for the rest of his life.
Over 90 percent of the population was consigned to food production, so as to precariously eke out sustenance for their own families and contribute to the banquets of their domineering, parasitic suzerains. They also had to make their own clothing and other consumers’ goods at home. So, production was largely autarkic and nonspecialized. As Mises highlighted, the small amount of specialized manufacturing that existed in the towns was devoted largely to the production of luxury goods for the elite.

From the High Middle Ages onward, production in Western Europe was higher, and the average person much less likely to be a chattel slave, than during antiquity and the Dark Ages. But the economic system was still fixed and moribund; the common man had no hope of progressing beyond a life teetering between bare subsistence and starvation.

And in the eighteenth century, in the Netherlands and England, said Mises, multitudes were about to go over the ledge, because the population had grown beyond the land then available to employ and sustain them.

It was then and there that capitalism entered the scene, saving the lives of millions, and vastly improving the lives of millions more.

Four key distinguishing features of capitalism can be gleaned from Mises’s lecture. What follows is an exposition of those features, which can be thought of as, to paraphrase Richard Feynman, “Mises in four easy pieces.”

It is important to note that, as Mises fully noted elsewhere, what emerged in the eighteenth century and developed subsequently was never a purely free market. So, the following characteristics have never been universal. But these features did come into play far more extensively in this period than ever before.

One: Dynamic Production
Under what Mises called “capitalistic principles of production,” feudal productive rigidity is replaced by productive flexibility and free entry. There are no legal privileges protecting anyone’s place in the system of production. Lords and guilds cannot exclude new entrants and innovations. And an upstart enterpriser’s capital, products, and proceeds are secure from the cupidity of princes and the jealousy of incumbents.

Of course free entry amounts to very little without the corresponding right of free exit. With capitalism, peasants are free to leave their fields and former masters for opportunities in the towns. And proprietors are free to sell or hire out their plots of land and other resources to the highest bidder. (Although, during the transition between feudal and capitalist production, it really should have been the peasants doing the selling and hiring out, as they were owed restitution never delivered for their past serfdom and expropriation.)

Free entry/exit is the logical corollary of liberty: inviolate self-ownership and private property. It is the freedom of an individual to put his labor and earnings to whatever productive use he finds advantageous, irrespective of the pretenses to privilege of vested interests.

Under capitalism, no longer can nobles rely on a captive labor force and “customer” base, or enjoy the impossibility of having resources bid away by more efficient producers. No longer can these robber barons turned landed barons rest on such laurels of past armed conquest.

Mises identified resentment of this fact as a prime source of anti-capitalism, which thus originated, not with the proletariat, but with the landed aristocracy. He cited the consternation of the Prussian Junkers of Germany over the Landflucht or ”flight from the countryside” of their peasant underlings. And he related a colorful story of how Otto von Bismarck, that prince of Junkers who founded the welfare state (with the express purpose of co-opting the masses), grumbled about a worker who left Bismarck’s estate for the higher wages and pleasant Biergartens of Berlin.

Under capitalism, no longer can tradesmen idle in old methods and old markets. To do so is impossible in a world in which any man with savings and gumption is a potential underseller and overbidder. Industry incumbents also loathe the competition, so their special pleading is another major source of anti-capitalist rhetoric.

Free entry/exit imposes the stimulus and discipline of competition on producers, impelling them to strive to outdo each other in satisfying potential customers. As Mises announced in Buenos Aires: “The development of capitalism consists in everyone’s having the right to serve the customer better and/or more cheaply.”

Production, formerly adrift in the standing water of feudalistic stagnation, sets sail under capitalistic dynamism, driven by the bracing winds of competition.

Two: Consumer Sovereignty
When producers vie with each other to better serve customers, they unavoidably act more and more like devoted servants of those customers. This is true of even the biggest and wealthiest producers. As Mises brilliantly expressed it:

In talking about modern captains of industry and leaders of big business … they call a man a “chocolate king” or a “cotton king” or an “automobile king.” Their use of such terminology implies that they see practically no difference between the modern heads of industry and those feudal kings, dukes or lords of earlier days. But the difference is in fact very great, for a chocolate king does not rule at all, he serves. He does not reign over conquered territory, independent of the market, independent of his customers. The chocolate king  —  or the steel king or the automobile king or any other king of modern industry  —  depends on the industry he operates and on the customers he serves. This “king” must stay in the good graces of his subjects, the consumers; he loses his “kingdom” as soon as he is no longer in a position to give his customers better service and provide it at lower cost than others with whom he must compete.
With capitalism, just as producers play the role of servant, customers play the role of master or sovereign: in a figurative sense, of course. It is their wishes that hold sway, as producers strive to grant them. And strive they must, if they want to succeed in business. For, just as a sovereign of the ancien régime was free to withhold favor from one courtier and bestow it upon another, the “sovereign” customer is free to take his business elsewhere.

This relation is even expressed in the language we use to describe commerce. Customers are patrons who patronize shops and other sellers. These sellers say, “thank you for your business” or patronage, and insist that, “the customer is always right.” The polite, respectful deference formerly given by the ancient Roman cliens (client) to his patronus (patron) is now instead given by the producer to his customer/patron, except generally in a much more self-respecting and less groveling manner.

If the customer is himself also a producer on the market, he must pay forward that same solicitousness and deference to his own customers, lest he lose their business to competitors. Thus, his desires for goods from his eagerly attentive suppliers are shaped by his own eagerness to fulfill the desires of his own customers. Therefore, the higher order producer, by striving to make his customer happy, indirectly strives to make his customer’s customers happy as well.

This series terminates with the customers who have no customers: namely, the consumers, who are therefore the “engine” of this “train” of final causation. Thus, with capitalism, it is the consumers who hold ultimate sway over all production. Mises referred to this fundamental characteristic of capitalism as, speaking figuratively, consumer sovereignty.

Again, this is constrained to the extent that state intervention hampers capitalism. “Leaders of big business” can and often do use the state to acquire powers and privileges that enable them to flout the wishes of consumers and acquire wealth through domination instead of service. In fact, one of the most clear recent instances of this involved a real life person actually nicknamed, as in Mises’s example, the “chocolate king”: a confectionary tycoon named Petro Poroshenko who parlayed his business success into a political career which recently culminated in his election as president of the US-sponsored junta now ruling Ukraine.

Three: Mass Production for the Masses
In the first lecture of his online course “Why Capitalism,” David Gordon drew from his limitless reservoir of scholarly anecdotes to relate that Maurice Dobb, a British economist and communist, replied to Mises’s point about consumer sovereignty by averring that this feature of capitalism hardly does the common man any good, since the most significant consumers are the wealthiest. Dobb’s mistake, of course, is to neglect the fact that the relative importance of single consumers is not the issue here. The combined purchasing power of the preponderance of typically wealthy consumers vastly outstrips that of the atypically wealthy.

Therefore, as Mises pointed out, the capitalist’s main route to becoming one of those few wealthy consumers of extraordinary means is through mass producing wares that cater to the masses of consumers of ordinary means. Even a small per-unit profit margin, if multiplied millions or billions of times, adds up to some serious dough. Boutique enterprises catering only to the elite, as feudal era manufacturers did, simply cannot compare. And that is why, as Mises informed the stunned Perónistas:

Big business, the target of the most fanatic attacks by the so-called leftists, produces almost exclusively to satisfy the wants of the masses. Enterprises producing luxury goods solely for the well-to-do can never attain the magnitude of big businesses.

That is why, as Mises never tired of saying, capitalism is a system of mass production for the masses. It is overwhelmingly the masses of “regular folk” who are the sovereign consumers whose wishes are the guiding stars of capitalist production.

Capitalism flipped feudalism on its head. With feudalism, it was the elite (the landed aristocracy) whose will dominated the masses (the enserfed peasants). With capitalism, it is the wishes of the masses (ordinary consumers) that hold sway over the productive activity of the entrepreneurial elite, from retail giants to dot-com millionaires.

As Mises’s address implied, the yearned-for “people power” always promised by demagogues like Perón, but which invariably turns to ashes in the mouths of the masses, as it did with the Argentines, is the natural result of capitalism, a system so often derided as “economic royalism.”

Imagine his audience’s surprise!
But the full truth that Mises was imparting was even more surprising than that. Not only does capitalism fulfill the broken promises of economic populism, but, as Gordon brilliantly remarked in his lecture, it also follows through on the more specific promise offered by syndicalists and Marxian socialists: worker control over the means of production. That is because, as Mises stressed in his lecture, the vast majority of the masses of ordinary “sovereign” consumers are also workers.

With capitalism, the working people really do hold ultimate sway over the means of production. They just don’t do it in their role as workers, but in their role as consumers. They exert their sway in checkout aisles and website shopping carts, and not in the halls of labor unions, syndicates, soviets (revolutionary councils of workers), or a “dictatorship of the proletariat” that reigns in their name while it rides on their backs.

Capitalism has the charming arrangement of empowering the working person, while still preserving economic sanity by placing means (factors of production, like labor) at the service of ends (consumer demand), instead of the insanity of doing the opposite, as the labor fetish of syndicalism does.

Four: Prosperity for the People
Capitalism not only empowers the working person, but uplifts him.

Capitalism, as its name implies, is characterized by capital investment, which was the solution to the crisis of how the marginal millions of eighteenth-century England and the Netherlands were to integrate into the economy and survive.

Labor alone cannot produce; it needs to be applied to complementary material resources. If, with given production techniques, there is not enough land in the economy to employ all hands, then those hands must be placed upon capital goods, if the connected mouths are to eat. During the Industrial Revolution, such capital goods were lifelines that the owners of new factories threw to countless economic castaways and that pulled them from the abyss and back into the division of labor that kept their lives afloat.

Knowing this truth of the matter, Mises was rightly appalled at the anti-capitalist agitators who “falsified history” (Gordon identified Thomas Carlyle and Friedrich Engels as among the worst offenders) to spread the now dominant myth that capitalism was a bane to the working poor. He set the issue right with passion:

Of course, from our viewpoint, the workers’ standard of living was extremely low; conditions under early capitalism were absolutely shocking, but not because the newly developed capitalistic industries had harmed the workers. The people hired to work in factories had already been existing at a virtually subhuman level.

The famous old story, repeated hundreds of times, that the factories employed women and children and that these women and children, before they were working in factories, had lived under satisfactory conditions, is one of the greatest falsehoods of history. The mothers who worked in the factories had nothing to cook with; they did not leave their homes and their kitchens to go into the factories, they went into factories because they had no kitchens, and if they had a kitchen they had no food to cook in those kitchens. And the children did not come from comfortable nurseries. They were starving and dying. And all the talk about the so-called unspeakable horror of early capitalism can be refuted by a single statistic: precisely in these years in which British capitalism developed, precisely in the age called the Industrial Revolution in England, in the years from 1760 to 1830, precisely in those years the population of England doubled, which means that hundreds or thousands of children  —  who would have died in preceding times  —  survived and grew to become men and women.

And as Mises further explained, capitalism not only saves lives, but it vastly improves them. That is because capitalism is also characterized by capital accumulation (which is why Mises embraced the term, in spite of it originating from its enemies as an epithet), which is the result of cumulative saving and perpetual reinvestment being unleashed by greater security of property from meddlesome laws as well as grasping princes and parliaments. Capital accumulation means ever growing labor productivity, which in turn means ever rising real wages for the worker.

These higher wages are the conduits through which workers acquire the purchasing power that crowns them with consumer sovereignty. And they are no petty sovereigns either. Thanks to his capital-enhanced high productivity, a modern worker’s wage-powered consumer demand guides the deployment of a globe-spanning, dizzying plethora of sophisticated machines, factories, vehicles, raw materials, and other resources, as well as the voluntary labor of the other workers who use them, all of which conspire to churn out a cornucopia of quality household staples, marvelous devices, amazing experiences, and other consumers’ goods and services for the worker to choose from for his delectation. Purchasing such goods with his higher wages is how the worker claims his portion of the greater abundance, which approximates to his own capital-enhanced contribution to it.

And higher wages are not the only way that the average working person can enrich himself through capitalism. Especially since the advent of investment funds, he can supplement, and upon retirement, even replace his wage income with interest and profit by putting his high-wage-fed savings to work and partaking in capital investment himself.

Because of these characteristics, as Mises proclaimed to those assembled: “[Capitalism] has, within a comparatively short time, transformed the whole world. It has made possible an unprecedented increase in world population.”

He returned to the subject of England for one of the more paradigmatic examples of this:

In 18th-century England, the land could support only 6 million people at a very low standard of living. Today more than 50 million people enjoy a much higher standard of living than even the rich enjoyed during the 18th-century. And today’s standard of living in England would probably be still higher, had not a great deal of the energy of the British been wasted in what were, from various points of view, avoidable political and military “adventures.”
In one of those wonderful flashes of dry wit that would illuminate his discourse from time to time, Mises urged his auditors that, should they ever meet an anti-capitalist hailing from England, they should ask him: “… how do you know that you are the one out of ten who would have lived in the absence of capitalism? The mere fact that you are living today is proof that capitalism has succeeded, whether or not you consider your own life very valuable.”

Mises furthermore cited the more general and clearly evident fact that: “There is no Western, capitalistic country in which the conditions of the masses have not improved in an unprecedented way.”

And in the decades following his speech, the conditions of the masses improved incredibly in non-Western countries (like China) who partially opened up to capitalism as well.

Mises concluded his talk by urging his Argentine fellows to seize the day and strive for the economic liberation that would unleash the wonderworks of capitalism, and not to sit and wait for an economic miracle:

But you have to remember that, in economic policies, there are no miracles. You have read in many newspapers and speeches, about the so-called German economic miracle  —  the recovery of Germany after its defeat and destruction in the Second World War. But this was no miracle. It was the application of the principles of the free market economy, of the methods of capitalism, even though they were not applied completely in all respects. Every country can experience the same “miracle” of economic recovery, although I must insist that economic recovery does not come from a miracle; it comes from the adoption of  —  and is the result of  —  sound economic policies.

Conclusion
If the subsequent policies adopted in Argentina, South America, and the world are any indication, Mises’s message, as lucid and affecting as it was, did not propagate far beyond the auditorium walls that day. Perhaps in the age of camera phones, YouTube, and social media, it would have. But his brilliant encapsulation of the beneficence and beauty of capitalism did not dissipate vainly into the Argentine air. Thanks to his Margit and to his institutional namesake, his message was preserved for the ages, and is now only a mouse click away for billions.

Ludwig von Mises can still save the world by posthumously teaching its people the unknown truth about the inherently populist nature of capitalism in a way which speaks to their hopes and longings: that private property means dynamic production, which means a competitive, consumer-steered economy, which means a production system geared toward improving the lives of the masses, which first means widespread succor and ultimately ever-rising prosperity for the people of the world.

domingo, 13 de dezembro de 2015

Argentina: posse do presidente Macri teve apoio da Fuerza Aerea Uruguaya

Eis porque o avião presidencial brasileiro ficou sobrevoando Buenos Aires durante uma hora, sem autorização de pouso.
A deterioração dos equipamentos da Força Aérea Argentina é tão grande que tiveram de apelar para a pequena força aérea do Uruguai para ajudá-los na tarefa:

La FAU debió auxiliar a la Argentina durante la asunción de Macri
(Recebido 13/12/2015)

La Fuerza Aérea Uruguaya debió auxiliar a la Argentina durante la asunción presidencial de Mauricio Macri, pues Cristina Kirchner desactivó, al irse, todos los escudos de Defensa de su país.
Debido a su apremiante falta de medios y a la asistencia de decenas de Jefes de Estado, Primeros Ministros, cancilleres y ex mandatarios a la toma de mando Mauricio Macri, la Fuerza Aérea Argentina debió accionar operativamente  la denominada NBDA, o Norma Bilateral de Defensa Aérea entre Argentina y Uruguay, que generalmente suele regir ejercicios binacionales, cooperación en materia de Búsqueda y Rescate, o  persecuciones de vuelos clandestinos, evidenciando la histórica relación fluida  entre las aeronáuticas militares de ambos países. La mandataria saliente había desactivado las alertas aéreas habituales en este tipo de eventos antes de dejar el cargo.
Así, además del débil despliegue local de 4 FMA IA-58 Pucará a la I Brigada Aérea de El Palomar de la Fuerza Aérea Argentina, principal unidad de transporte aéreo militar de este país, ubicada en la provincia de Buenos Aires, como parte del operativo de seguridad motivado  por la ceremonia en curso,  se solicitó a la FAU que 3 Cessna A-37 Dragonfly permanecieran en alerta máximo en su sede operativa, la Base Aérea No. 2 (Durazno) ubicada en el centro del territorio uruguayo.
Al parecer, desprogramados recientemente los vetustos Mirage III, ningún A-4 AR argentino está en orden de vuelo, y probablemente ningún Super Etendart aeronaval, más allá de la contingencia política inesperada que obligo a esta coordinación binacional de emergencia.

No es esta la primera vez que la Fuerza Aérea Uruguaya asiste a la de Argentina, ya que en 2013, ante la carencia de Hércules para volar a la Antártida, Uruguay prestó a la FAA una unidad para ello.
Ahora la presidente saliente Cristina Fernández y su ex ministro de defensa, Agustín Rossi, en un último gesto de rencor hacia las nuevas autoridades, desactivaron,  horas antes de abandonar el cargo, el sistema de defensa aérea nacional usualmente utilizado ante la presencia en el país de personalidades extranjeras.
Se incumplió con este extremo, sin tiempo para que hubiera entrado en vigencia inmediata con el nuevo presidente, salvo que se vulnerase la normativa internacional de OACI que regula un anticipo de 5 días para dar a conocer las restricciones al vuelo y la instalación y activación del Sector de Defensa Aeroespacial sujeto a  tales operaciones militares.
La comunicación de la Administración Nacional de la Aviación Civil local  (ANAC) conocida por Notam (acrónimo inglés de Notice to Airman, Aviso a los Aviadores) con los datos de la creación y activación del sector de defensa aeroespacial y la "zona de no vuelo" con indicación de los horarios de vigencia debió haberse difundido legalmente el 5 de diciembre pasado, lo cual , vengativamente, el kirchnerismo evitó.
Javier Bonilla

sexta-feira, 27 de novembro de 2015

Argentina: peronistas querem fazer sua Grande Destruicao antes de abandonar o poder

Não é só no Brasil que aloprados econômicos e políticos esquizofrênicos produzem um GRANDE DESASTRE econômico. Na Argentina, também, os perdedores querem impor um custo à sua derrota, transferindo para o novo governo despesas irresponsáveis, num gesto típico de sabotadores da economia nacional.
No Brasil, os nossos peronistas de botequim querem continuar gastando um dinheiro que não existe, recomendando baixa dos juros, aumento das despesas "sociais", financiamento público a fundo perdido. São os destruidores das duas economias.
Paulo Roberto de Almeida

Kirchnerismo busca aprobar más de 80 leyes antes del cambio de Gobierno

BUENOS AIRES (ARGENTINA), 10/09/2014.- EFE/Fernando Sturla
Vista general de la Cámara de Diputados de Argentina
Infolatam/Efe
Buenos Aires, 26 de noviembre de 2015
Las claves
  • Entre los proyectos que el oficialismo pretende aprobar a solo dos semanas del final del mandato de Cristina Fernández hay una iniciativa que afecta a la explotación minera en la provincia patagónica de Santa Cruz (sur), cuna del kirchnerismo que gobernará a partir de diciembre Alicia Kirchner, cuñada de la presidenta.
El kirchnerismo impuso su mayoría parlamentaria para debatir y sacar adelante más de 80 proyectos de ley antes del relevo presidencial en Argentina, el próximo 10 de diciembre, frente a las críticas de la oposición, que abandonó el recinto del Congreso.
“No estamos dispuestos a ser partícipes de una sesión que trate de rodear al Gobierno electo de decisiones cuando han perdido la legitimidad electoral”, dijo a los medios el diputado Mario Negri, de la Unión Cívica Radical.
Entre los proyectos que el oficialismo pretende aprobar a solo dos semanas del final del mandato de Cristina Fernández hay una iniciativa que afecta a la explotación minera en la provincia patagónica de Santa Cruz (sur), cuna del kirchnerismo que gobernará a partir de diciembre Alicia Kirchner, cuñada de la presidenta.
Según Negri, la propuesta incluye crear la sociedad estatal Yacimientos Carboníferos Fiscales, una empresa que operará un yacimiento en Santa Cruz y que supone un desembolso “de 5.000 millones de pesos (unos 518 millones de dólares) que no están en el Presupuesto” de 2016.
“Actúan como si hubieran ganado, como si estuvieran enojados, con bronca”, agregó el diputado de la UCR, partido integrado en la coalición Cambiemos, que encabeza el presidente electo, Mauricio Macri.
“Vamos a dejar que terminen ellos solos haciendo estas cosas, que me parecen un abuso de poder, pero sobre todo una falta de respeto”, agregó el diputado Federico Pinedo, de Propuesta Republicana, para explicar la decisión de la oposición de abandonar el Parlamento.
Dentro del recinto, el gobernante Frente para la Victoria, que perderá la mayoría absoluta en la Cámara Baja el próximo 10 de diciembre, continuó el debate en solitario.
Entre los proyectos de ley que se pondrán sobre la mesa figura también la concesión de indemnizaciones para extrabajadores de empresas estatales, la regulación de los honorarios de abogados y personal judicial y obligar a las empresas estatales a acordar con sus empleados la distribución de ganancias.
La Cámara de Diputados tiene previsto cerrar su actividad parlamentaria el próximo miércoles 9 de diciembre, un día antes de que el conservador Mauricio Macri suceda a Cristina Fernández en la Presidencia de Argentina.

quarta-feira, 25 de novembro de 2015

A nova "chancelera" argentina (ministra de las relaciones exteriores y culto): Susana Malcorra

Já parece ser algo sensato alguém que trabalhou durante anos na iniciativa privada. Resta saber se compreenderá as idiossincrasias argentinas e latino-americanas...
Terá de correr um pouco para se atualizar sobre os problemas da região, se me permitem o chiste...
Paulo Roberto de Almeida

Argentina Gobierno
Jefa de Gabinete del secretario general de ONU será canciller de Argentina

La próxima canciller argentina, Susana Malcorra. Foto: eleco.com.ar
Infolatam/Efe
Buenos Aires, 24 de noviembre de 2015
Las claves
El futuro presidente dijo que quien a partir del 10 de diciembre conducirá el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina es "una persona de amplísimo conocimiento, que comprende en detalle la agenda internacional que hoy mueve al mundo".
El presidente electo argentino, Mauricio Macri, anunció que Susana Malcorra, actual jefa de Gabinete del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, será la canciller de su Gobierno.
Macri, a través de su perfil oficial en la red social Facebook, se declaró “muy contento y orgulloso” de anunciar como futura canciller a Malcorra, “una mujer inteligente, vigorosa y sabia”, que “viene a sumar su visión de la política internacional en esta nueva etapa de cambio que pronto empezaremos”.
“La Argentina necesita vincularse con los demás países del mundo para desarrollar oportunidades de crecimiento y prosperidad para todos los argentinos”, sostuvo el alcalde saliente de Buenos Aires.
El conservador Macri ganó las elecciones presidenciales en una segunda vuelta celebrada el pasado domingo y asumirá el 10 de diciembre la Presidencia de Argentina, tras doce años de gobiernos kirchneristas.
El futuro presidente dijo que quien a partir del 10 de diciembre conducirá el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina es “una persona de amplísimo conocimiento, que comprende en detalle la agenda internacional que hoy mueve al mundo”.
“En las Naciones Unidas, antes de su actual posición, se desempeñó como secretaria general adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno, donde brindaba ayuda logística a las misiones de paz desplegadas en los distintos puntos del planeta”, destacó Macri.
Nacida en 1954 la ciudad argentina de Rosario, Malcorra se incorporó a Naciones Unidas en 2004 como oficial principal de Operaciones y Directora Ejecutiva Adjunta del Programa Mundial de Alimentos (PMA), supervisando diariamente las operaciones humanitarias y de emergencia.
En marzo de 2008 pasó a ejercer el cargo de secretaria general adjunta del Departamento de Apoyo a las Actividades sobre el Terreno y en marzo de 2012 fue promovida a jefa de Gabinete del secretario general.
Ingeniera eléctrica graduada en la Universidad de Rosario, antes de unirse a Naciones Unidas se desarrolló profesionalmente durante 25 años en el sector privado.
Trabajó durante catorce años en IBM, en el área comercial, liderando proyectos de informatización, y luego en Telecom Argentina, empresa de telecomunicaciones de la que llegó a ser titular.