quinta-feira, 5 de dezembro de 2019

Brasil-Argentina: a necessidade de entendimento no Mercosul - Paulo Roberto de Almeida

Um jornalista argentino, da agência Infobae, solicitou-me uma opinião sobre o possível impacto dos desentendimentos entre os presidentes do Brasil e da Argentina na questão do Mercosul. Respondi suas questões em português, e ele traduziu, resumindo, minhas respostas em espanhol, que transcrevo abaixo.


"Debido a las características de los procesos de integración entre Brasil y Argentina, las negociaciones y los avances, o retrocesos, siempre han dependido del buen entendimiento entre los mandatarios de los países. El Mercosur avanzó bastante bien hasta la confirmación en 1994 de su estructura institucional, con el Protocolo de Ouro Preto, que contaba con la presencia de los presidentes en las reuniones semestrales del Consejo del bloque. Aun cuando Argentina comenzó a enfrentar problemas con la Ley de Convertibilidad, la buena relación entre Carlos Menem y Fernando Henrique Cardoso permitió superar temporalmente las dificultades en el Mercosur. A pesar del colapso del régimen cambiario argentino y de la crisis que enfrentó el país entre 2001 y 2002, Brasil siempre buscó ayudar en los procesos de ajuste y en los acuerdos con el FMI".
 
"A partir de 2003, con Lula da Silva en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina, se suponía que la adopción de medidas relativamente similares en ambos países podía representar para el Mercosur la entrada en una fase de coordinación real de las políticas macroeconómicas y sectoriales. Pero a causa de los desacuerdos entre los dos presidentes, que parecían competir por el prestigio en la región, los países tomaron caminos totalmente diferentes. Lula prefirió politizar indebidamente el Mercosur, creando nuevos organismos que no tenían nada que ver con la vocación original del acuerdo comercial de integración, y Kirchner se embarcó en una nueva ola nacionalista y proteccionista, a expensas de los compromisos adoptados en el marco del Mercosur. El bloque dejó de servir a su objetivo principal de ser una plataforma para la inserción global de las economías de los países miembros y se convirtió en un mercado egocéntrico, casi un avestruz".
"Con la llegada de Fernández y de Bolsonaro, que parecen estar en antípodas de pensamiento político, no hay condiciones para un diálogo directo sobre los problemas bilaterales ni sobre los desafíos que enfrenta el Mercosur para ser un bloque confiable en los nuevos acuerdos externos, que pueden ser prometedores en términos de inversiones y de creación de cadenas de valor. El liderazgo de los presidentes es esencial en un bloque cuya institucionalidad es muy precaria. No solo por la ausencia de supranacionalidad, sino también porque incluso las regulaciones decididas a nivel intergubernamental carecen a menudo de aplicación práctica en los países miembros".

"Ahora el Mercosur puede no ser estratégicamente relevante para Brasil a nivel macroeconómico, pero sigue siendo extremadamente importante a nivel microeconómico para decenas, cientos, miles de empresas de todos los tamaños y especializaciones, así como para el agronegocio en general. Genera miles de millones de dólares de comercio intrarregional y es responsable de cientos de miles de puestos de trabajo en todas las cadenas de producción. Una decisión de paralizar el Mercosur, o incluso de regresarlo a una simple zona de libre comercio, puede ser desastrosa para una enorme diversidad de intereses nacionales en todo el espacio económico intrarregional y extrarregional. Si ambos presidentes escuchan a sus diplomáticos, a sus asesores económicos más sensatos, pronto renunciarán a la loca idea de debilitar un proyecto de alianza económica entre los grandes socios del Cono Sur, y encontrarán formas de renovar el diálogo bilateral. Las empresas y los trabajadores de ambos países necesitan un buen entendimiento entre Brasil y Argentina".

Paulo Roberto de Almeida
Brasília, 4-5/12/2019

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