O que é este blog?

Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida;

Meu Twitter: https://twitter.com/PauloAlmeida53

Facebook: https://www.facebook.com/paulobooks

domingo, 17 de novembro de 2013

Moises Naim e o fim do poder: um livro, um projeto, uma entrevista - Antonio Cano (El Pais)


“Las democracias no pueden estar basadas en ONG, sino en partidos”

“Es bueno que grupos marginados en la política, a los que no se prestaba atención, puedan tener influencia”, afirma el analista



La aparición de El fin del poder(Debate) ha provocado tal interés en todas partes que su autor, Moisés Naím (Caracas, 1952), lleva meses recorriendo el mundo para explicar sus tesis sobre el declive del poder tradicional a los mismos grupos a los que él identifica como víctimas o beneficiarios de ese movimiento: militares y estudiantes, obispos y mujeres, ejecutivos y académicos, políticos, funcionarios, periodistas… Todos, de alguna manera, se ven afectados por un cambio profundo y universal hacia un nuevo mundo en el que el poder está más repartido, es más fácil de perder y más fácil de conseguir.

El libro es, en cierta forma, la culminación del esfuerzo de un hombre que lleva décadas formulando un pensamiento original, independiente y provocador, aunque constructivo. Naím no tiene unos colores claros, no pertenece a ningún bando intelectual o ideológico, trata de mantenerse, no equidistante, sino a la distancia suficiente de cada uno como para poder criticarlo con libertad. Eso hace su trabajo más controvertido, pero también más valioso.

Gracias a esa cualidad, Naím ha podido escribir un libro útil para todos. Nadie va a sentirse particularmente atacado por El fin del poder, con excepción de sátrapas y abusadores. Nadie va a entender esta obra como una desautorización de sus propias ideas. En cambio, cualquiera, incluso los que están perdiendo el poder, podrán encontrar sugerencias para hacer mejor las cosas.

El fin del poder consagra a Naím como un punto de referencia del pensamiento actual. Exministro de Venezuela, todavía con un Gobierno democrático, exfuncionario del Banco Mundial, exdirector de la revistaForeign Policy y actual académico del Carnegie Endowment for International Peace, ninguno de esos cargos está a la altura de los méritos de Naím como conversador. Tras la lectura de este libro, lo único que lamentarán los lectores es no poder comentarlo con el autor, como yo hago a continuación.

Pregunta. Después de leer El fin del poder me quedé con la impresión de que estaba ante un excelente libro, pero ante una mala noticia. Sé que usted es más optimista.

Respuesta. Una de las experiencias más interesantes que he tenido desde la aparición de este libro es que he descubierto que es una especie de test de Rorscharch, una mancha en la que cada uno cree ver una cosa diferente. Hay argumentos muy válidos sobre que el libro es una visión preocupante sobre el futuro, un futuro en el que hay más anarquía, en el que grupos pequeños, gente con ideas extremas, que yo llamo terribles simplificadores, que de alguna manera, debido a que el poder se ha hecho más fácil de obtener, tienen ahora más poder. Entre ellos están el Tea Party, los grupos de extrema derecha en Europa, los populistas de América Latina, gente con malas ideas y que alcanza un poder desproporcionado con relación a su tamaño. Esa es la visión pesimista.

P. ¿Y la optimista?

R. La visión optimista es que también hay que gente con buenas ideas que logra más fácilmente ahora hacer progresar la humanidad. Es decir que un grupo de jóvenes puede reunirse y crear una empresa y conseguir, gracias a las nuevas oportunidades que existen, capital, clientes y crecer rápidamente en espacios que antes habían sido monopolizados por las grandes empresas tradicionales. Ese es un mundo mejor, un mundo en el que los monopolios, los tiranos, los autócratas, los concentradores de poder están más inseguros.

P. Parece bueno en el ámbito de la empresa. Pero ¿lo es en la política?

R. Es bueno que, en la política, grupos que antes estaban marginados, a los que no se prestaba atención, puedan ahora tener influencia. Eso es una buena noticia. La mala noticia es la aparición de lo que Frank Fukuyama llama “las vetocracias”, es decir, las democracias en las que existen un grupo de actores, de individuos, que no tienen la autoridad para imponer una agenda, pero tienen el poder de bloquear el juego, de vetarlo. Lo hemos visto recientemente en Estados Unidos, pero los vemos en otras partes. Treinta de los treinta y cuatro países miembros de la OCDE tienen jefes de Gobierno de partidos distintos a los que controlan sus Parlamentos, es decir, tienen que vivir en coaliciones difíciles, ineficaces, que toman decisiones tardías, malas, diluidas.

Hay tres veces más jóvenes que en 1950. Y son menos tolerantes con las estructuras tradicionales de autoridad”

P. Entiendo El fin del poder como el declive del poder. Creo que podemos estar de acuerdo en que el poder no ha cambiado de manos todavía. Puede que quienes lo han tenido siempre tengan hoy menos, pero conservan mucho aún. ¿No es así?

R. Sería una insensatez no admitir que existen personas, grupos, instituciones que aún conservan un enorme poder, desde el Vaticano hasta el Pentágono, del Partido Comunista Chino al Partido Republicano de Estados Unidos, de J. P. Morgan y los grandes bancos a Google, las potencias en el deporte o en Hollywood. Claro que hay grupos con enorme poder. Lo que argumenta el libro es que esos que tienen el poder hoy tienen más restricciones para ejercerlo y son más vulnerables a perderlo.

P. Usted alude a una frase de Zbigniew Brzezinski según la cual hoy es más fácil matar a 100 millones de personas que controlarlas. Yo no estoy muy seguro. Yo veo, por ejemplo, cientos de millones de personas perfectamente controladas en China.

R. Pero también ve 120.000 manifestaciones callejeras al año en China. En China hay una intensidad de protestas como no se ha conocido nunca desde que el Partido Comunista está en el poder. Por supuesto que en China, en Irán, en Cuba, en Bielorrusia, en la misma Rusia de Putin, existe un control férreo. Lo que argumento es que ese control es hoy más difícil que antes.

P. ¿Y eventualmente desaparecerá?

R. Eventualmente cambiará. Es muy difícil que la cúpula del poder en China no sufra transformaciones profundas en los próximos 10 años. No digo que se va a transformar en una democracia suiza, pero digo que el régimen leninista de partido único que todo lo controla monolíticamente va a ser muy difícil de sostener.

P. Otras personas que han analizado los cambios registrados en el mundo en los últimos años tienden a explicarlos principalmente como una consecuencia de la revolución digital. Usted parece darle una importancia menor a ese fenómeno.

R. Yo le atribuyo a la revolución digital muchísimo valor, pero no la considera la variable fundamental de lo que está pasando. Las nuevas tecnologías, las redes sociales son instrumentos, instrumentos que poseen unos usuarios, y estos tienen, a su vez, unos motivos y una dirección. Para mí, lo más importante es entender cuáles son las fuerzas que mueven a esos usuarios. En el libro, lo que hago es describir esas fuerzas, que van desde la demografía, hasta las necesidades económicas, la urbanización… Estamos viviendo en el mundo más urbano de la historia. Desde 2007 hay más personas viviendo en la ciudad que en el campo. Este es el planeta más joven que ha tenido la historia, el de mayor número de población joven. La población menor de 30 años es tres veces mayor de lo que era en 1950. Todo eso, la educación, la ingesta calórica… Todo eso es lo que mueve a esos usuarios y lo que ha dado lugar a lo que yo en el libro llamo las tres revoluciones: la del más, la de la movilidad y la de la mentalidad.

P. Es sabido que ni la edad es garantía de sabiduría, ni la juventud de innovación. ¿Por qué el hecho de que la población sea más joven es un factor de cambio?

“El mundo que viene será más inseguro para dictadores y autócratas. Su permanencia en el poder será más corta”

R. Yo me limito a decir que los jóvenes son menos tolerantes con las estructuras tradicionales de autoridad.

P. No estoy seguro de si los jóvenes deOcupa Wall Street o las protestas en Europa desafían la autoridad o reclaman beneficios perdidos.

R. Desde mi punto de vista, lo importante no eso. Para mí, lo importante es, primero, que hoy hay más jóvenes que nunca; segundo, que los jóvenes se comportan socialmente de forma distinta a las personas de más edad; tercero, que el número de jóvenes que se manifiesta en Wall Street o en las calles europeas es menor al número de jóvenes que van todos los días a trabajar a una fábrica en China, y cuarto, que las razones por las que protestan los jóvenes en los países ricos son distintas a las razones por las que protestan en Chile, Brasil o Turquía. Ocupa Wall Street y los jóvenes europeos protestan porque quieren proteger sus estándares de vida de clase media. En el mundo menos desarrollado, las razones para salir a la calle están relacionados con la insatisfacción por los servicios públicos.

P. ¿Qué es lo que está ocurriendo, entonces, en común en todos los países?

R. Esas tres revoluciones —más, movilidad y mentalidad— están ocurriendo en todos los países, son universales y tienen en común que socavan las barreras que protegen a los poderosos.

P. ¿Y no socavan también las estructuras de los Estados democráticos?

R. Absolutamente. Y en algunos casos hemos visto cómo los Estados generan anticuerpos. En Estados Unidos, después de que hemos visto de qué manera el Tea Party bloqueaba la acción política, ahora tenemos encuestas que indican que ha perdido popularidad.

P. Es decir, que no todos los desafíos al poder establecido tienen un carácter positivo. Algunos son incluso muy negativos.

R. Absolutamente. Por eso, el libro incluye con mucha alarma lo que llamo terribles simplificadores. Yo soy muy duro contra los que predican la antipolítica.

P. Esa antipolítica está justificada por la crisis de los partidos políticos tradicionales. Quizá nada represente mejor el fin del poder que el desprestigio casi universal de los partidos políticos.

R. Ese descrédito comenzó con la caída del muro de Berlín y el declive de la ideología como el elemento fundamental que diferencia a los partidos políticos. Cuando la ideología desapareció como elemento de contraste entre los partidos, estos tuvieron que refugiarse en el clientelismo, en el pragmatismo, y crecieron los malos hábitos. Este catastrófico descenso de los partidos políticos ha coincidido con un formidable ascenso de las organizaciones no gubernamentales (ONG). Yo he descubierto que es más fácil sumar a los jóvenes a una ONG para salvar las mariposas que a un partido político. Las ONG se han convertido en la gran atracción de los idealistas de toda edad, lo cual es desastroso para la democracia. Las democracias no pueden estar basadas en ONG, tienen que estar basadas en partidos políticos.

P. ¿Qué se puede hacer para cambiar esa dinámica?

Los países grandes son difíciles de manejar políticamente, pero los demasiado fragmentados no son competitivos”

R. Los partidos políticos tienen que hacerse más transparentes, más abiertos, y tienen que volver a atraer a todas esas personas que quieren cambiar el mundo.

P. El regreso del PRI en México, el monopolio del peronismo en Argentina o la continuidad del PT en Brasil, ¿cómo se explican en ese contexto?

R. Yo interpreto esos tres casos como una confirmación de las tendencias que explico en el libro. El PRI no ganó esta vez por las trampas que podía hacer gracias a su inmenso poder. Ganó en buena lid dentro de lo que, gracias a las reformas de Ernesto Zedillo, es probablemente el sistema electoral más transparente del mundo. Pero si el PRI quisiera hoy quedarse por la fuerza no lo conseguiría. Enrique Peña Nieto es mucho menos poderoso que Carlos Salinas o Luis Echeverría. Igual en Argentina o Brasil. Cada uno de los actuales presidentes tiene menos poder que sus antecesores. Dilma Rousseff tiene menos poder que Lula, y Cristina Fernández tiene menos poder que su marido. Los votantes argentinos le acaban de dar una paliza a un Gobierno que claramente es ventajista y abusivo.

P. En España, quizá Mariano Rajoy es el presidente de Gobierno con menos poder de la democracia, comparado con Felipe González o con José María Aznar. Algo parecido puede decirse del jefe de la oposición. ¿Obedece eso también al declive de los partidos políticos?

R. Indudablemente. Los mecanismos de los partidos políticos españoles para involucrar a la sociedad no están funcionando.

P. Uno de los signos del fin del poder que usted analiza en su libro es el debilitamiento de los Estados nacionales y el fortalecimiento de las regiones. Desde esa perspectiva, ¿qué juicio tiene de las reclamaciones de independencia en Cataluña?

R. Primero habría que hacerse una pregunta que trasciende a España, que es: ¿cuál es la dimensión ideal de un estado en el mundo moderno? La respuesta es que el tamaño óptimo de un país en el siglo XXI es grande, desde el punto de vista económico, pero pequeño, desde el punto de vista político. Los países más grandes son más difíciles de manejar políticamente, pero los Estados demasiado fragmentados no son competitivos en el mundo de hoy. Esa contradicción se da en España, pero también en Rusia, en China, en muchas partes. En el caso de España, existen dudas sobre los efectos que podrían producirse para la prosperidad de las regiones pequeñas que pretenden independizarse de la España grande.

P. ¿Usted ve el Estado central o centralizado como un enemigo o un obstáculo de la democracia?

R. Una de las lecturas más fascinantes que existen es la de la angustia intelectual de Jefferson, Madison y los padres fundadores de Estados Unidos sobre cómo conseguir el equilibrio perfecto entre mantener los Estados unidos, respetando al mismo tiempo su independencia, su autonomía. Ellos sabían que ambas cosas son necesarias. No se trata de elegir entre ambas opciones. Lo importante es el diseño que se hace en el siglo XXI para combinar los deseos de las regiones con las necesidades de un Gobierno central. El que haga mal ese diseño, se rompe.

P. ¿Es el mundo actual más inseguro, y para quién? ¿Para los poderosos o para los ciudadanos?

R. El mundo es, ha sido y será variado y volátil en cuanto a seguridad. Algunos países son hoy mucho menos seguros de lo que habían sido antes para los ciudadanos, mientras que otros lo son mucho más. Por ejemplo, en mi país, Venezuela, se vive una pesadilla diaria de inseguridad ciudadana que no tiene precedentes en nuestra historia. En contraste, Colombia es hoy más segura para sus ciudadanos de lo que era antes. Pero, más allá de ejemplos individuales, las tendencias mundiales son, en general, muy positivas. Como ha demostrado Steven Pinker en su libro (The better angels of our nature: why violence has declined), basándose en una enorme cantidad de datos, la violencia ha venido declinando durante milenios, y hoy vivimos la época más pacífica en la historia de la humanidad. Yo creo que el mundo en general tiende a ser más seguro. La gran amenaza que se cierne sobre nuestra seguridad ya no se origina en lo que los humanos nos hacemos los unos a los otros, sino de lo que le hemos hecho y le seguimos haciendo al medio ambiente. Pero de lo que no hay duda es de que el mundo de hoy, y aun más el que viene, es más inseguro para dictadores, autócratas y monopolistas. Claro que estos siguen existiendo y son poderosos. Pero su permanencia en el poder es hoy menos segura y será cada vez más corta.

P. Hablemos, dentro de la revolución de la movilidad, de los hispanos en EE UU. ¿Son una verdadera fuerza transformadora o una mera circunstancia coyuntural?

R. Son una fuerza transformadora. Son la clase media de más rápido crecimiento en el mundo. Su poder adquisitivo en EE UU aumenta a tasas que no tienen comparación. Pero su participación en la política es todavía incipiente, desorganizada y carecen de las organizaciones que canalicen un liderazgo, y los dos grandes partidos todavía no saben cómo apoyarse en esta masa de votantes. La fuerza fundamental de los hispanos es la demografía. El problema es que la categoría de hispanos es muy dudosa, y todavía no hemos llegado al punto en el que todos los que hablan español en EE UU pertenecen a una misma comunidad.

P. Usted escribió este libro antes de que estallase el escándalo de Edward Snowden. De haberlo hecho después, ¿lo habría incluido? ¿Es elcaso Snowden una manifestación más del fin del poder?

R. Absolutamente. No hay ninguna duda de que lo es. Como lo es la renuncia del papa Benedicto, como lo es la multa de 13.000 millones de dólares al J.<TH>P.<TH>Morgan, como lo es el hecho de que la gran superpotencia se viera incapaz de intervenir en el país al que había advertido que no utilizara armas químicas, aunque las utilizó. Lo que tienen en común estos casos es la transferencia del poder a pequeños actores que tienen un poder desproporcionado. La CIA acaba de informar de que el daño que Snowden le ha hecho a la inteligencia de Estados Unidos es el mayor de la historia.

P. ¿Cuál es su opinión sobre Snowden?

R. Yo creo que Snowden ha provocado un debate necesario, un debate importante, pero miro sonriente, con cinismo, cuando veo a los presidentes de otros países rasgándose las vestiduras cuando descubren, con hipócrita sorpresa, que son espiados. Son presidentes que, a su vez, espían a sus colegas. Entonces, es un debate importante, pero va a ser inútil, a menos que se lleve a cabo de una manera realista, sincera y no hipócrita.

P. ¿Cuál es el segundo volumen de El fin del poder? ¿Qué viene después?

R. El siguiente libro tendrá que ser sobre cómo se vive en un mundo donde las tendencias que ahora describe se consoliden.

P. Eso va a llevar, ¿una década?

R. Sí, una década, más o menos.

Alguem ainda tem duvida sobre quem exerce o comando? - Merval Pereira

Se alguém ainda tivesse alguma dúvida sobre quem é o chefe de tudo, mas de tudo mesmo, como nunca antes aconteceu neste país, nem mesmo com Getúlio, esta matéria do jornalista e acadêmico Merval Pereira a dirimiria de vez.
Aliás, o teor da matéria interessa menos do que essa nova confirmação: estamos em uma situação de proxy government, de governo por substituição, enfim, um simples detalhe na cadeia de comando. Aliás, a palavra cadeia é também apropriada, neste caso ausente dessa outra cadeia.
Nem na Máfia se gozou de tamanha impunidade.
Paulo Roberto de Almeida

Enviado por Ricardo Noblat - 
17.11.2013
 | 
08h02m
POLÍTICA

As prioridades, por Merval Pereira

Merval Pereira, O Globo

Nos bastidores, ele e a presidente Dilma fazem um balanço das consequências políticas das prisões e concluem que no final foi bom que saíssem ainda em 2013, pois quando começar o período de campanha eleitoral o assunto já estará ultrapassado e não afetará a campanha de reeleição de Dilma.

É assim, entre o pragmatismo eleitoral e a esperança insinuada de que uma hora Lula revelará verdades sobre o mensalão, que o PT vai levando a vida no poder.

Quem se der ao trabalho de fazer uma pesquisa sobre as reações de Lula no curso desse processo, que começou em 2005 com a denúncia de Roberto Jefferson, vai constatar que o ex-presidente nunca teve muita convicção sobre como enfrentar as denúncias contra o PT.

 

Lula, Ex-presidente do Brasil

 

De um presidente amedrontado e encurralado pelas denúncias, que chegou a pedir desculpas ao povo brasileiro, ao político arrogante, que insinuou ter revelações nunca feitas sobre o caso, Lula oscilou e oscila até hoje enquanto espera o momento apropriado para deslanchar a campanha pela manutenção do poder petista, que é o que realmente lhe interessa.

Se a reeleição da presidente Dilma for o caminho mais natural para essa eternização no poder, lá estará Lula para comandar a campanha. Mas se for preciso entrar em campo para garantir o poder petista, Lula não se furtará à missão. Há vários indícios, que se acumulam, de que ele já está com a mão na massa para assumir a tarefa, diante da estagnação da presidente Dilma nas pesquisas eleitorais.

Mesmo favorita, ela parou em torno dos 40% de preferência há alguns meses, e esse é um sintoma de que pode ter atingido seu teto. Nunca é demais lembrar que por esta época, na eleição de 2010, o então governador de São Paulo, José Serra, estava na frente das pesquisas com os mesmos 40% de preferência.

 A situação atual é favorável a Dilma, que tem a caneta mais poderosa da República e, a dar-lhe respaldo, Lula, o cabo eleitoral mais eficiente que se pode ter. Mas o nível de desconfiança do PT com Dilma é tão alto que qualquer indício de que sua candidatura pode representar um risco para o projeto petista de permanecer no governo é superdimensionado para permitir a inclusão no debate da necessidade de Lula tomar a frente da campanha como candidato, não como coadjuvante.

O projeto de permanecer no poder por 20 anos ou mais não é exclusivo do PT e em si mesmo não representa nenhum problema. Collor tinha o mesmo projeto, e também o PSDB. O problema passa a existir quando a maneira de se atingir o objetivo foge das regras democráticas.

O PSDB beirou esse limite quando fez aprovar a reeleição para Fernando Henrique, pois embora a tenha aprovado no Congresso, o mais correto seria que a regra passasse a valer para o próximo presidente da República.

As acusações de corrupção para a aprovação são frágeis, pois a reeleição interessava naquele momento a todos os governadores e prefeitos em exercício, não havendo necessidade de uma ação corruptora em espécie. Casos isolados refletem mais questões políticas locais.

E o PT com o mensalão extrapolou qualquer limite, montando um esquema de compra de apoio no Congresso mediante pagamento. O interessante é que esse esquema só existiu porque Lula se recusou a colocar o PMDB no ministério, como negociado por José Dirceu, obrigando que um Plano B fosse colocado em ação para garantir a maioria no Congresso.

Depois de se ver ameaçado pelo impeachment, Lula abriu as portas de seu governo a qualquer partido, dando-lhe nacos do poder em troca da fidelidade, um mensalão menos rude. É o que chamo de maioria defensiva, serve apenas para evitar ações contra o governo, não para fazer reformas ou para ousadias governamentais.

Professores adjuntos e titulares nas universidades americanas: produtividade e performance

Are adjuncts better teachers than tenure-track faculty?

Sunday Dialogue: Academia’s Two Tracks

Tim Enthoven
  • FACEBOOK
  • TWITTER
  • GOOGLE+
  • SAVE
  • E-MAIL
  • SHARE
  • PRINT
  • REPRINTS

To the Editor:

A recent study of Northwestern University indicating that non-tenure-track faculty are better teachers than tenure-track faculty (“Study Sees Benefit in Courses With Nontenured Instructors”) has been met with disbelief and derision — by tenure-track faculty and the American Association of University Professors.

It calls into question the myth that the two-track system in academe is an equal opportunity merit system. It is not; it is in fact a caste system with the tenured faculty occupying the upper caste and the off-track faculty serving as the “untouchables.”

This is not the first study to indicate that adjuncts and other “contingent faculty” are the best teachers. In the book “Off-Track Profs: Nontenured Teachers in Higher Education,” John G. Cross and Edie N. Goldenberg studied student evaluations at 10 elite research universities, including Northwestern, from 1989 to 2001.

They concluded that non-tenure-track instructors “usually (but not always) obtain higher scores than other types of instructors.” They added, “This is not surprising since non-tenure-track faculty are hired as teachers and are evaluated with teaching performance in mind.”

Following the adage “publish or perish,” tenured faculty, by contrast, may view teaching as an ancillary function to their research. I would add that the scarcity of tenure-track positions has led to the hiring of adjuncts with excellent credentials, who, lacking any job security, must stay at the top of their game.

While the tenure-track faculty have comparatively high wages, great benefits and lifetime job security in the form of tenure, one million contingent professors have none of these things, often teaching for decades for poverty-level wages, and wondering whether they will even have a job next quarter. Last year The Chronicle of Higher Education published an article called “The Ph.D. Now Comes With Food Stamps.”

KEITH HOELLER
Seattle, Nov. 11, 2013

The writer is the editor of the forthcoming book “Equality for Contingent Faculty: Overcoming the Two-Tier System.”

 

Readers React

In our study, Morton O. Schapiro, Kevin B. Soter and I found that non-tenure-track faculty tend to outperform tenure-track faculty in introductory courses. The interpretations of our findings have varied immensely across academic, policy and media circles.

What some of these interpretations have failed to note is that in the milieu where our study takes place (Northwestern University), most non-tenure-track faculty members are long-term, full-time instructors with benefits, career ladders and job security.

In other words, our study compares full-time faculty who are recruited, retained and rewarded largely on the basis of their teaching quality to full-time faculty who are recruited, retained and rewarded largely on the basis of their research quality. It’s not surprising to find that designated full-time teachers excel at teaching.

Tenure-track, research-intensive faculty — many of whom are exceptional teachers themselves — play an important role at the heart of the research university, and so do faculty members who are primarily instructors. All faculty members deserve our respect — and the opportunity to advance in their careers.

DAVID N. FIGLIO
Evanston, Ill., Nov. 13, 2013

The writer is the director of the Institute for Policy Research at Northwestern University, and co-author of the study at the center of this discussion.

 

As head of an academic department at a doctoral-research university, I am not surprised at the Northwestern study findings. In fact, I would be dismayed if this were not the case, because when I look to hire a non-tenure-track faculty member, I am looking specifically for a good teacher. When I hire someone for a tenure-track position, I look for someone who can teach, yes, but more important conduct fundable research that meets the university’s land-grant mission.

We cannot afford to pay adjunct faculty as much as tenure-track faculty because their jobs generally don’t include bringing in external dollars that help keep the whole enterprise going. At a time when state legislatures keep cutting back on resources to universities, I don’t see that we will be able to resolve that discrepancy anytime soon.

MARK BRUNSON
Logan, Utah, Nov. 13, 2013

The writer is head of the environment and society department at Utah State University.

 

Mr. Hoeller makes several fair points that are largely undisputed by tenured faculty: that non-tenure-track faculty teach for crummy wages, enjoy neither the job security nor health benefits of tenured faculty and are often of as high quality as those who have secured tenure-track employment.

The prevailing view of those outside academia seems to be that tenured research faculty are pampered, underworked and lazy with respect to their teaching duties. Nothing could be farther from the truth.

In public universities, passing a tenure review requires assiduous attention to the caliber of teaching. Most crucially, Mr. Hoeller does not acknowledge the intense mentoring workload that tenured research faculty carry and “contingent faculty” do not.

Directing theses and dissertations, writing hundreds of letters of recommendation for students each year, reading thousands of pages of dissertation or thesis chapters, committee work for curriculum and university oversight — are all duties of the tenured research academic, who must also continue to publish in order to see even the most negligible of salary increases.

We all want to see “contingent faculty” be less exploited. But it doesn’t help to make a false argument that their work is better than their “luckier” colleagues.

LINDA CHARNES
Bloomington, Ind., Nov. 13, 2013

The writer is a professor of English at Indiana University.

 

Most of the points raised in Mr. Hoeller’s letter reflect my experience as an adjunct assistant professor of political science at a college in the City University of New York. I fully endorse the view that there is a caste system in the faculty.

Very often, universities deliberately leave tenure-track positions vacant because they find it cheaper to get the job done by adjuncts, who, as the letter says, work “for poverty-level wages.” They remain at that level even if they teach two or three courses a semester, which is the same amount of work done by the tenure-track faculty who enjoy “high wages, great benefits and lifetime job security.”

Just to keep the wolf from the door, adjuncts are forced to supplement their income by taking additional jobs outside teaching. In a profession governed by the “publish or perish” rule — it is not merely an “adage” any longer — adjuncts perish, because they have no energy and time left to do research and produce publishable material.

Frustrated and tired, many of them not only give up their dream of becoming tenured professors, but they quit teaching altogether. I am one of them.

M. P. PRABHAKARAN
Jackson Heights, Queens, Nov. 14, 2013

 

To the extent that judgments about which teachers are better depend on student evaluations, those judgments may be flawed for at least two reasons.

First, student evaluations can be manipulated. I get better evaluations when I hand out doughnuts during the class when students fill out evaluations, even if I announce that I am attempting to affect the results. Adjuncts whose retention depends on teaching evaluations have a greater incentive to manipulate evaluations than tenured faculty.

Second, while students are able to assess some things, other important matters are beyond their ability to evaluate. For example, students cannot be expected to know when professors make inaccurate statements or skip over important points.

Student evaluations are a better measure of popularity than competence. Adjuncts may in fact be better teachers, but studies not based on student evaluations are needed to prove it.

JEFF SOVERN
New York, Nov. 13, 2013

The writer is a professor at St. John’s University School of Law.

 

There is an alternative, of course, that Mr. Hoeller’s letter does not mention: a professionalized, tenure-track appointment as a lecturer, as is common in the University of California system and I’m sure elsewhere.

Individuals with aspirations in teaching, rather than original scholarship, are hired as lecturers with “potential security of employment.” They are evaluated for tenure in the same time frame as assistant professors, and the evaluation is based on teaching and service, broadly envisioned. Such a system validates the teaching track and provides those who choose it with the respect they deserve.

Unfortunately, temporary “adjunct” appointments, without benefits, are cheaper. That probably explains why the professional lecturer paradigm is not as widespread as it should be.

JOHN PERONA
Portland, Ore., Nov. 13, 2013

The writer is a professor of biochemistry at Portland State University.

 

What Mr. Hoeller describes is life in the big research institutions, a place where few newly minted Ph.D.’s will ever work. Most Ph.D.’s will go to smaller state teaching institutions, where quality teaching is the primary focus.

With a four- or even five-course load per semester and little time for research, quality teaching is paramount, and the primary consideration for tenure and promotion.

M. STEWART LEWIS
Savannah, Ga., Nov. 14, 2013

The writer is an assistant professor of English at Savannah State University.

 

Yes, I am one of those million “untouchables” that Mr. Hoeller described so accurately.

I earned a Ph.D. in drama from New York University in 1974 with dreams of becoming a professor of theater arts one day. Like most dedicated professionals, I spent years researching, writing and publishing with high hopes that my impressive résumé would eventually catch the attention of some hiring committee. Yes, I was offered plenty of work, but it was all part-time, nontenured teaching.

Over time I accumulated a fairly large stack of positive student and faculty evaluations, which I proudly kept in my files, thinking they might come in handy when a full-time position became available.

Now, 39 years later, after having spent decades working as an adjunct instructor at dozens of universities for poverty-level wages with no benefits, and no lifetime job security or even professional respect for that matter, it is so consoling to know that a recent study of Northwestern University indicated that non-tenure-track adjuncts make better teachers.

This will be a comforting thought when I am again offered only a part-time position and told that I should be grateful for the job since “adjuncts are a dime a dozen and save the colleges a ton of money.”

PATRICIA FLINN
Warren, N.J., Nov. 14, 2013

 

The Writer Responds

I certainly can agree with Mr. Figlio, co-author of the recent Northwestern study, that “all faculty members deserve our respect — and the opportunity to advance in their careers.” But this is precisely what the two-track system in academe fails to provide to three out of every four college professors who teach off the tenure track.

Mr. Figlio explains his research findings — that off-track faculty are more effective teachers than tenure-track faculty — by suggesting that Northwestern’s contingent faculty are treated better than those elsewhere. But the Cross and Goldenberg 10-campus study had similar findings, so Northwestern cannot be that unique. And contrary to Mr. Sovern’s point, their study concluded that student evaluations were the best available measure of teaching effectiveness.

The non-teaching duties of tenure-track faculty can in no way justify the vastly inferior pay and lack of job security for contingent faculty. Ms. Charnes and Mr. Brunson don’t mention that adjuncts also engage in non-teaching duties, for which they are neither paid nor rewarded.

Mr. Perona cites what has been called “professors of practice,” who are rare and generally not treated equally.

It is not surprising to see the two-track system defended by those who profit from it the most. But as the Supreme Court ruled in Brown v. Board of Education, even a “separate but equal” system is inherently unequal. It cannot be reformed; it must be abolished.

KEITH HOELLER
Seattle, Nov. 15, 2013

Livros Paulo Roberto de Almeida: uma atualizacao da pagina pessoal

Sem dispor de nenhuma competência técnica, e sem tampouco usar o pouco do meu tempo disponível (todo ele dedicado a ler livros, jornais, revistas, e a escrever) para ler esses terríveis manuais técnicos para aprender a fazer uma página decente -- com dicas para webdesign, linguagem html, essas coisas -- parece que finalmente, depois de muitos meses de absoluto caos, consegui colocar um pouquinho de ordem na minha página de livros do autor, neste link:
http://www.pralmeida.org/01Livros/1NewBoooks/1LivrosPRA.html

A relação completa dos livros está aqui:

..............................................................
Livros de Paulo Roberto de Almeida

 Prata da Casa: os livros dos diplomatas (em publicação: Brasília: Funag, 2013)

Integração Regional: uma introdução (São Paulo: Saraiva, 2013, 174 p.; ISBN: 978-85-02-19963-7)
Relações internacionais e política externa do Brasil: a diplomacia brasileira no contexto da globalização (Rio de Janeiro: LTC, 2012, 309 p.; ISBN 978-85-216-2001-3)
O Moderno Príncipe (Maquiavel Revisitado) (Brasília: Senado Federal, 2010, 195 p.; ISBN: 978-85-7018-343-9)
Globalizando: ensaios sobre a globalização e a antiglobalização (Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2011, xx+272 p.; ISBN: 978-85-375-0875-6)
O estudo das relações internacionais do Brasil: um diálogo entre a diplomacia e a academia (nova edição; Brasília: Editora LGE, 2006, 388 p.; ISBN: 85-7238-271-2; 1ª ed.: 1999)
Formação da diplomacia econômica no Brasil: as relações econômicas internacionais no Império (2ª ed.; São Paulo: Editora Senac, 2005, 680 pp., ISBN: 85-7359-210-9; 1ª edição: 2001)
Relações internacionais e política externa do Brasil: história e sociologia da diplomacia brasileira (2ª ed.: revista, ampliada e atualizada; Porto Alegre: Editora da UFRGS, 2004, 440 p.; coleção Relações internacionais e integração nº 1; ISBN: 85-7025-738-4; 1ª edição: 1998; ISBN: 85-7025-455-5)
A Grande Mudança: consequências econômicas da transição política no Brasil (São Paulo: Editora Códex, 2003, 200 p.; ISBN: 85-7594-005-8)
Une histoire du Brésil: pour comprendre le Brésil contemporain (avec Katia de Queiroz Mattoso; Paris: Editions L’Harmattan, 2002, 142 p.; ISBN: 2-7475-1453-6)
Os primeiros anos do século XXI: o Brasil e as relações internacionais contemporâneas (São Paulo: Editora Paz e Terra, 2002, 286 p.; ISBN: 85-219-0435-5)
Le Mercosud: un marché commun pour l’Amérique du Sud (Paris: L’Harmattan, 2000, 160 p.; ISBN: 2-7384-9350-5)
O estudo das relações internacionais do Brasil (São Paulo: Editora da Universidade São Marcos, 1999, 300 p.; ISBN: 85-86022-23-3)
O Brasil e o multilateralismo econômico (Porto Alegre: Livraria do Advogado Editora, 1999, 328 p.; coleção Direito e Comércio Internacional; ISBN: 85-7348-093-9)
Velhos e novos manifestos: o socialismo na era da globalização (São Paulo: Editora Juarez de Oliveira, 1999, 96 p.; ISBN: 85-7441-022-5)
Mercosul: Fundamentos e Perspectivas (São Paulo: Editora LTr, 1998, 160 p.; ISBN: 85-7322-548-3)
O Mercosul no contexto regional e internacional (São Paulo: Edições Aduaneiras, 1993, 204 p.; ISBN: 85-7129-098-9) 
Coordenação:
Guia dos Arquivos Americanos sobre o Brasil: coleções documentais sobre o Brasil nos Estados Unidos (Brasília: Funag, 2010, 244 p.; ISBN: 978-85-7631-274-1; com Rubens Antônio Barbosa e Francisco Rogido Fins)
Relações Brasil-Estados Unidos: assimetrias e convergências (São Paulo: Editora Saraiva, 2006, ISBN: 85-02-05385-X; com Rubens Antônio Barbosa)
Envisioning Brazil: a guide to the study of Brazil in the United States, 1945-2002 (Madison: Wisconsin University Press, 2005, 536 p.; ISBN: 0-299-20770-6; com Marshall C. Eakin)
O Brasil dos brasilianistas: um guia dos estudos sobre o Brasil nos Estados Unidos, 1945-2001 (São Paulo: Editora Paz e Terra, 2002, 514 p., ISBN: 85-219-0441-X; com Rubens Antônio Barbosa e Marshall C. Eakin)
Mercosul, Nafta e Alca: a dimensão social (São Paulo: LTr, 1999, 272 p.; ISBN: 85-7322-635-8; com Yves Chaloult)
Carlos Delgado de Carvalho, História Diplomática do Brasil (Brasília: Senado Federal, 1998; Coleção Memória brasileira, 420 p.; edição fac-similar)
José Manoel Cardoso de Oliveira: Actos Diplomaticos do Brasil: tratados do periodo colonial e varios documentos desde 1492 (Brasília: Senado Federal, 1997; coleção Memória Brasileira; edição fac-similar)
Mercosul: Textos Básicos (Brasília: Fundação Alexandre de Gusmão- IPRI, 1992, Coleção Integração Regional n. 1)


Para os capítulos em livros coletivos e demais trabalhos:
Webpage do autor: http://www.pralmeida.org


Curriculum acadêmico completo no sistema Lattes:



Talvez um dia eu consiga fazer algo mais apresentável, funcional, prático, com links diretos, enfim, mais gracioso e fácil de consultar. Um dia vou precisar aprender...

Companheiros do exterior atrapalham os companheiros do interior: criaram o problema, agora tem de resolver

Uma crítica ao Conselho de Representantes da Comunidade Brasileira no Exterior, feita por um jornalista que não conseguiu se entender com os companheiros que estão no poder, publicado no jornal do chefe da quadrilha...
Paulo Roberto de Almeida

Núcleos de emigrantes do PT denunciam tutela do Itamaraty
Correio do Brasil, 16/11/2013 20:04
Por Rui Martins, de Genebra

Emigrantes dos Núcleos petistas denunciam tutela e Conferência ilegítima.
Núcleos do PT no exterior e líderes petistas emigrantes divulgaram, neste sábado em Paris, documento dirigido à Secretaria internacional e direção do Partido, criticando a atual tutela do Itamaraty sobre os três milhões de emigrantes brasileiros e considerando ilegítima e não representativa a IV Conferência Brasileiros no Mundo, do dia 16 ao 19, na Praia do Forte, Bahia, com 95% dos participantes convidados pelos Consulados sem consulta às comunidades brasileiras pretensamente representadas.

A conferência terá lugar num hotel de alto luxo de uma rede hoteleira espanhola, num dos locais mais aprazíveis do litoral baiano, distante 75 quilômetros da capital, Salvador, ao que tudo indica para dificultar e encarecer a presença de emigrantes não convidados. Estimativas não oficiais, avaliam o custo desse encontro com viagens, pernoites, refeições para 60 emigrantes não eleitos e mais convidados, como superior a meio-milhão de reais.
De acordo com o documento, as lideranças escolhidas são as « que já desfrutam das vantagens da terceirizaçao dos serviços consulares e de prestígio junto às comunidades religiosas, ferindo a laicidade da República. ». A atual política de emigração brasileira, da qual se assenhorou o Itamaraty vai além da tutela, sobre emigrantes considerados pessoas juridicamente incapazes, acrescenta o documento, e « não corresponde aos valores defendidos e constantes do programa do Partido dos Trabalhadores ».
Sob o título « Uma cidadania não pode ser sob tutela », o documento destaca: « recusamos que o Itamaraty continue se apropriando da política do Estado brasileiro para os emigrantes de modo quase autoritário »
Referindo-se ao recente V EPTEX, encontro de lideranças petistas no exterior, do qual resultou a Carta de Havana, o documento reivindica a necessidade da criação de um órgão institucional emigrante, uma Secretaria sem tutela do Itamaraty e ligada diretamente à Presidência da República, como tinha proposto a Comissão Parlamentar Mista sobre Emigração em 2006.
O documento lança também o pedido à direção do PT para ser incluído no programa eleitoral de Dilma2, « a emancipação política dos emigrantes » como um dos principais temas da campanha no Exterior. Essas reivindicações constituem uma « reflexão em torno do projeto de reforma política, pois tais medidas reforçam a prática republicana e aprofundam a democracia ».

Os Núcleos e lideranças petistas acentuam igualmente a necessidade de haver parlamentares emigrantes eleitos pelos emigrantes. Tendo em vista o grande número de eleitores emigrantes que justificam ausência nas eleições devido às despesas necessárias com transporte de suas cidades para o Consulado mais próximo, o documento pede a criação do voto por correspondência para os emigrantes.

sábado, 16 de novembro de 2013

Etanol nos EUA: batendo no muro. (WSJ)

Seria uma grande oportunidade para o etanol brasileiro, se o etanol do Brasil não tivesse sido inviabilizado por uma politica setorial esquizofrenica.
PRA


POLITICS

Hitting the Brake on Ethanol

Government Proposes Easing Level of Corn-Based Additive Required in Gasoline


Hitting the Brake on Ethanol

The Environmental Protection Agency proposed for the first time to ease an annual requirement for ethanol in gasoline, saying that levels mandated in a 2007 law are difficult, if not impossible, to meet.

Uma carta para a Santissima Trindade (de um so) dos quadrilheiros

Mensaleiros já possuem o seu Roi-Soleil, a encarnação perfeita do crime, da falcatrua, da mentira e do desejo totalitário de mandar em todos nós. Uma carta apropriada de quem sabe das coisas.
PRA

Maria do Espírito Santo deixou um novo comentário sobre a sua postagem "Mensalao: orgulhosos de serem quadrilheiros - Rein...": 

Depois que li a carta aberta à população brasileira escrita pelo Dirceu, resolvi escrever o seguinte:

Depois de ler a carta aberta, escrita pelo José Dirceu, e dirigida também a mim, uma vez que faço parte do povo brasileiro, só posso concluir que ele se julga a reencarnação do Rei Sol francês. O Estado é José Dirceu, os dois pratos da balança da Justiça se chamam respectivamente José e Dirceu, as duas colunas do Templo de Salomão, antes batizadas com os nomes de Joaquim e Boaz foram rebatizadas com os nomes de José e Dirceu, a Democracia é José Dirceu, e, acima de tudo, quem sabe qual é a salvação para o injustiçado povo brasileiro é José Dirceu e também, talvez, o Altíssimo. É verdade que há dois mil anos o Senhor nos enviou Seu filho unigênito e os homens não O reconheceram. E agora, mais uma vez, a Divina Providência nos envia um novo salvador da pátria e o que fazem os Pilatos do Supremo?! Nem sequer lavaram as mãos, minha gente! Nem sequer lavaram as mãos! Foram logo condenando indiscriminadamente bons e maus ladrões e, no meio deles, no eixo central entre os bons e os maus, um verdadeiro José e cordeiramente Dirceu. Oh, meu Deus, meu Deus, Deus meu!!!