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segunda-feira, 27 de fevereiro de 2012

A marcha da integracao na America Latina: pano rapido e volta a 1967

Ah, como ela é bela a integração.
Ah, como são bonitos os projetos de cooperação.
Ah, que delícia todo esse manancial de boas intenções, aliás até hoje.
O que vai abaixo são as promessas que integração -- mercado comum, fim da pobreza, educação, etc. -- feitas pelos presidentes americanos (mas os EUA opt out, fora dessa) em 1967.
Como vocês podem constatar, eles ainda não pararam de fazer tais promessas...
Paulo Roberto de Almeida 

DECLARACION DE LOS PRESIDENTES DE AMERICA
REUNION DE JEFES DE ESTADO AMERICANOS 
Punta del Este, Uruguay, 12 al 14 de abril de 1967

LOS PRESIDENTES DE LOS ESTADOS AMERICANOS Y EL PRIMER MINISTRO DE TRINIDAD Y TOBAGO REUNIDOS EN PUNTA DEL ESTE, REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY,
RESUELTOS a dar una expresión mas dinámica y concreta a los ideales de la unidad latinoamericana y de la solidaridad de los pueblos americanos, que inspiraron a los creadores de nuestras patrias;
DECIDIDOS a convertir este propósito en una realidad de nuestra propia generación, de conformidad con las aspiraciones económicas, sociales y culturales de nuestros pueblos;
INSPIRADOS en los principios que conforman el sistema interamericano, especialmente los contenidos en la Carta de Punta del Este, en la Acta Económico-Social de Río de Janeiro y en el Protocolo de Buenos Aires de reformas a la Carta de la Organización de los Estados Americanos;
CONSCIENTES de que la consecución de los objetivos nacionales y regionales del desarrollo se funda esencialmente en el esfuerzo propio;
CONVENCIDOS, sin embargo, de que para alcanzar tales fines se requiere la colaboración decidida de todas nuestras naciones, el aporte complementario de la ayuda mutua y la ampliación de la cooperación externa;
EMPEÑADOS en dar un vigoroso impulso a la Alianza para el Progreso y acentuar su carácter multilateral con el fin de promover el desarrollo armónico de la región a un ritmo más acelerado que el registrado hasta el presente;
UNIDOS en el propósito de fortalecer las instituciones democráticas, de elevar el nivel de vida de nuestros pueblos y de asegurar su progresiva participación en el proceso de desarrollo, creando para esos efectos las condiciones adecuadas, tanto en el plano político, económico y social como en el sindical;
DISPUESTOS a mantener una armonía de confraternidad americana, en la cual la igualdad racial debe ser efectiva,
PROCLAMAN
La solidaridad de las naciones que representan y su decisión de lograr plenamente el orden social, libre, justo y democrático que exigen los pueblos del Continente.

I
La América Latina creará un Mercado Común.
LOS PRESIDENTES DE LAS REPUBLICAS DE AMERICA LATINA resuelven crear en forma progresiva, a partir de 1970, el Mercado Común Latinoamericano que deberá estar en funcionamiento en un plazo no mayor de quince años. El Mercado Común Latinoamericano se basará en el perfeccionamiento y la convergencia progresiva de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y del Mercado Común Centroamericano, teniendo en cuenta el interés de los países latinoamericanos no vinculados aún a tales sistemas. Esta magna tarea reforzará nuestros vínculos históricos, promoverá el desarrollo industrial y el fortalecimiento de las empresas industriales latinoamericanas, así como una más eficiente producción y nuevas oportunidades de empleo y permitirá que la región desempeñe, en el orden internacional, el papel destacado que le corresponde. Estrechará, en fin, la amistad de los pueblos del Continente.
EL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA, por su parte, declara su firme apoyo a esa prometedora iniciativa latinoamericana.
LOS PRESIDENTES que suscriben este documento afirman que:
Construiremos las bases materiales de la integración económica latinoamericana mediante proyectos multinacionales. La integración económica exige un vigoroso y sostenido esfuerzo para construir una red de transporte terrestre y mejorar los sistemas de transporte de todo tipo que faciliten la circulación de personas y bienes a través del Continente; establecer un sistema de telecomunicaciones adecuado y eficiente; instalar sistemas conexos de energía y desarrollar conjuntamente cuencas hidrográficas internacionales, regiones fronterizas y zonas geoeconomicas que comprendan el territorio de dos o más países.
Uniremos nuestros esfuerzos para acrecentar, sustancialmente, los ingresos provenientes del comercio exterior de América Latina.
Los esfuerzos, individuales y conjuntos, para acrecentar sustancialmente los ingresos provenientes de nuestro comercio exterior deben encaminarse a facilitar la entrada, sin discriminación, de los productos latinoamericanos en los mercados mundiales; a aumentar los ingresos de los países de América Latina provenientes de sus exportaciones tradicionales; a evitar las frecuentes fluctuaciones de aquellos y, finalmente, a adoptar medidas que estimulen las exportaciones de sus productos manufacturados.
Modernizaremos las condiciones de vida de nuestra población rural, elevaremos la productividad agropecuaria en general y aumentaremos la producción de alimentos, tanto para beneficio de América Latina como del resto del mundo.
Las condiciones de vida de los trabajadores rurales y de los agricultores de América Latina serán transformadas para asegurar su plena participación en el progreso económico y social. Con tal fin, se ejecutarán programas integrales de modernización, de colonización y de reforma agraria, cuando los países lo requieran. Asimismo, se mejorará la productividad y se diversificara la producción agropecuaria. Además, reconociendo que la capacidad de producción de alimentos del Continente requiere una doble responsabilidad, se hará un especial esfuerzo a fin de producir los alimentos requeridos por las crecientes necesidades de nuestros pueblos y contribuir a la alimentación de otras regiones.
Impulsaremos decisivamente la educación en función del desarrollo.
Con el propósito de impulsar decisivamente la educación en función del desarrollo, se intensificaran las campañas de alfabetización, se realizara una gran expansión en todos los niveles de la enseñanza y, se elevara su calidad, a fin de que el rico potencial humano de nuestros pueblos pueda hacer un máximo aporte al desarrollo económico, social y cultural de América Latina. Se modernizaran nuestros sistemas de educación, utilizando al máximo las innovaciones educativas y se ampliará nuestro intercambio de profesores y estudiantes.
Pondremos la ciencia y la tecnología al servicio de nuestros Pueblos.
Latinoamérica se incorporará a los beneficios del progreso científico y tecnológico de nuestra época para disminuir, así, la creciente diferencia que la separa de los países altamente industrializados en relación con sus técnicas de producción y sus condiciones de vida. Se formularán o se ampliaran programas nacionales de ciencia y tecnología y se pondrá en marcha un programa regional; se crearan institutos multinacionales avanzados de capacitación e investigación se fortalecerán los institutos de ese orden existentes en América Latina y se contribuirá al intercambio y progreso de los conocimientos científicos y tecnológicos.
Incrementaremos los programas de mejoramiento de la salud de los pueblos americanos.
El papel fundamental de la salud, en el desarrollo económico y social de América Latina, requiere que se intensifiquen la prevención y el control de las enfermedades transmisibles y se pongan en ejecución medidas destinadas a erradicar aquellas para las cuales existan ya procedimientos que permiten su total eliminación. Se acelerarán también los programas de abastecimiento de agua potable y de otros servicios esenciales para el saneamiento del ambiente urbano y rural.
América Latina eliminará gastos militares innecesarios.
LOS PRESIDENTES DE LAS REPUBLICAS DE AMERICA LATINA, conscientes de la importancia de las fuerzas armadas en el mantenimiento de la seguridad, reconocen al mismo tiempo que las exigencias del desarrollo económico y del progreso social hacen necesario aplicar, a estos fines, el máximo de los recursos disponibles en la América Latina.
En consecuencia, expresan su intención de limitar los gastos militares en proporción a las reales exigencias de la seguridad nacional y de acuerdo con las disposiciones constitucionales de cada país, evitando aquellos gastos que no sean indispensables para el cumplimiento de las misiones específicas de las fuerzas armadas y, cuando sea el caso, de los compromisos internacionales que obliguen a sus respectivos gobiernos. En cuanto al Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina, expresan el deseo de que entre en vigor a la brevedad posible, cumplidos los requisitos que el mismo Tratado establece.
AL ENFRENTAR LOS PROBLEMAS EXAMINADOS EN ESTA REUNION, que constituyen un desafío a la voluntad de acción de los pueblos y gobiernos americanos, los Presidentes proclaman su fé en el sentido profundo del sistema interamericano, que no es otro que el de vigorizar la existencia en América de Estados de derecho, libres y democráticos, cuyas economías dinámicas, fortalecidas por una creciente capacidad tecnológica, les permitan servir, cada día con mayor eficacia, a los pueblos del Continente a los cuales anuncian el programa que se detalla a continuación.

II 
PROGRAMA DE ACCION
CAPITULO I 
INTEGRACION ECONOMICA Y DESARROLLO INDUSTRIAL DE AMERICA LATINA
1. Principios, objetivos y metas
La integración económica constituye un instrumento colectivo para acelerar el desarrollo latinoamericano y debe ser una de las metas de la política de cada uno de los países de la región, para cuyo cumplimiento habrán de realizar, como complemento necesario de los planes nacionales, los mayores esfuerzos posibles.
Asimismo, es necesario tener presentes los distintos niveles de desarrollo y condiciones económicas y de mercado de los diferentes países de América Latina, a fin de que el proceso de integración promueva su crecimiento armónico y equilibrado. En este sentido los países de menor desarrollo económico relativo y, en la proporción que les corresponda, los países de mercado insuficiente, tendrán tratamiento preferencial en materia comercial y de cooperación técnica y financiera.
La integración debe estar plenamente al servicio de América Latina, lo cual requiere un fortalecimiento de la empresa latinoamericana mediante un vigoroso respaldo financiero y técnico que le permita desarrollarse y abastecer en forma eficiente al mercado regional. La iniciativa privada extranjera podrá cumplir una función importante para asegurar el logro de los objetivos de la integración dentro de las políticas aplicables de cada uno de los países de América Latina.
Para facilitar la reestructuración y los ajustes económicos que presupone la urgencia de acelerar la integración, se requiere un financiamiento adecuado.
Se reconoce que es preciso adoptar todas las medidas que conduzcan al perfeccionamiento de la integración económica latinoamericana, primordialmente las que propendan al logro, en el menor plazo posible, de la estabilidad monetaria y las que se relacionen con la eliminación de todas las restricciones, incluso las administrativas, financieras y cambiarías que dificultan el comercio de los productos de la región.
Para tales fines los Presidentes latinoamericanos acuerdan actuar sobre los siguientes puntos:
a) Crear en forma progresiva a partir de 1970 el Mercado Común Latinoamericano que deberá estar en funcionamiento en un plazo no mayor de quince años.
b) El Mercado Común Latinoamericano se basará en el Perfeccionamiento de los dos sistemas de integración existentes: la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y el Mercado Común Centroamericano (MCCA). Simultáneamente, los dos sistemas iniciarán un proceso de convergencia en etapas de cooperación, vinculación e integración, teniendo en cuenta el interés de los paises latinoamericanos no vinculados aún a tales sistemas, a fin de facilitarles su acceso a alguno de ellos.
c) Promover la incorporación de los otros países de la región latinoamericana a los sistemas de integración existentes.
2. Medidas con respecto a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC)
Los Presidentes de los Estados miembros de la ALALC encomiendan a sus respectivos Ministros de Relaciones Exteriores que, en la próxima reunión del Consejo de Ministros de la ALALC del año 1967, adopten las medidas necesarias para poner en ejecución las siguientes decisiones:
a) Acelerar el proceso de conversión de la ALALC en un mercado común. Para este efecto se aplicará, a partir de 1970 y para ser completado en un plazo no mayor de 15 años, un régimen de eliminación programada de gravámenes y de todas las demás restricciones no arancelarias y de armonización arancelaria para el establecimiento progresivo de una tarifa externa común en niveles que promuevan la eficiencia y la productividad, así como la expansión del comercio.
b) Coordinar progresivamente las políticas e instrumentos económicos y aproximar las legislaciones nacionales en la medida requerida por el proceso de integración. Estas medidas se adoptarán simultáneamente con el perfeccionamiento del proceso de integración.
c) Propiciar la concertación de acuerdos sectoriales de complementación industrial procurando la participación de los países de menor desarrollo económico relativo.
d) Propiciar la concertación de acuerdos subregionales, de carácter transitorio, con regímenes de desgravación internos y armonización de tratamientos hacia terceros, en forma mas acelerada que los compromisos generales y que sean compatibles con el objetivo de la integración regional. Las desgravaciones subregionales no se harán extensivas a países no participantes en el acuerdo subregional, ni crearán para ellos obligaciones especiales.
La participación de los países de menor desarrollo económico relativo en todas las etapas del proceso de integración y de la formación del Mercado Común Latinoamericano, se hará al amparo de las disposiciones del Tratado de Montevideo y sus Resoluciones complementarias, otorgándoseles las mayores ventajas posibles con el propósito de lograr el desarrollo equilibrado de la región.
Con este mismo propósito deciden propiciar inmediata acción para facilitar el libre acceso al mercado de los demás países de la ALALC de los productos originarios de los países de menor desarrollo económico relativo miembros de la ALALC, y promover la instalación y el financiamiento en esos países de industrias destinadas al mercado ampliado.
Los países de menor desarrollo económico relativo tendrán derecho a participar y a obtener condiciones preferenciales en los acuerdos subregionales que sean de su interés.
La situación de los países caracterizados como de mercado insuficiente será contemplada en los tratamientos preferenciales transitorios enunciados, en la medida que fuere necesario para lograr un desarrollo armónico en el proceso de integración.
Todas las disposiciones de este numeral se entienden dentro o al amparo del Tratado de Montevideo.
3. Medidas con respecto al Programa de Integración Económica Centroamericana
Los Presidentes de los Estados miembros del Mercado Común Centroamericano se comprometen a:
a) Ejecutar un programa de acción que comprenda, entre otras, las siguientes medidas:
(1) Perfeccionar la unión aduanera y crear la unión monetaria centroamericana; 
(2) Completar la red regional de obras de infraestructura; 
(3) Propiciar la realización de una política comercial externa común; 
(4) Perfeccionar el mercado común de productos agropecuarios y llevar a la práctica una política industrial conjunta y coordinada; 
(5) Acelerar el proceso de libre movilidad de la mano de obra y del capital dentro del área; 
(6) Armonizar la legislación básica necesaria para el proceso de integración económica.
b) Aplicar, en la ejecución de las anteriores medidas y en lo pertinente, el trato preferencial transitorio ya establecido o que llegue a establecerse, conforme al principio de desarrollo equilibrado entre países.
c) Propiciar una creciente vinculación de Panamá al Mercado Comun Centroamericano, así como una rápida expansión de las relaciones comerciales y de inversión con países vecinos de la región centroamericana y del Caribe, aprovechando para ello las ventajas de su proximidad geográfica y las posibilidades de complementacion económica. Asimismo, buscar la celebración de acuerdos subregionales y acuerdos de complementacion industrial entre Centroamérica y otros países latinoamericanos.
4. Medidas comunes a los países latinoamericanos
Los Presidentes latinoamericanos se comprometen a:
a) No crear nuevas restricciones al comercio entre los países latinoamericanos, salvo el caso de situaciones excepcionales, por ejemplo, las que se deriven de los procesos de equiparación arancelaria y de otros instrumentos de política comercial, así como también de la necesidad de asegurar la iniciación o expansión de ciertas actividades productivas en los países de menor desarrollo económico relativo.
b) Establecer, por medio de una reducción arancelaria u otras medidas equivalentes, un margen de preferencia dentro de la región, para todos los productos originarios de los países latinoamericanos, teniendo en cuenta los diferentes grados de desarrollo de los países.
c) Que las medidas de los dos incisos anteriores sean de aplicación inmediata en la ALALC, en armonía con las otras acciones referentes a este organismo contenidas en el presente capítulo, y que se extiendan, en cuanto sea posible, a los países no miembros, en forma compatible con los compromisos internacionales existentes, quedando estos últimos países invitados a extenderlas a los demás miembros de la ALALC con la misma condición.
d) Que la aplicación de las medidas anteriores no impida los reajustes internos encaminados a racionalizar los instrumentos de política comercial que se hicieren necesarios para dar cumplimiento a los programas nacionales de desarrollo y a los objetivos de la integración.
e) Procurar la aceleración de los estudios ya iniciados acerca de las preferencias que los países de la ALALC podrían otorgar a las importaciones provenientes de los países latinoamericanos no miembros de la Asociación,
f) Que se estudie la posibilidad de concertar acuerdos de complementación industrial, abiertos a la participación de todos los países latinoamericanos, así como acuerdos subregionales de integración económica de carácter transitorio entre el MCCA y países miembros de la ALALC.
g) Que se establezca una Comisión compuesta por los órganos ejecutivos de la ALALC y del MCCA para coordinar la ejecución de los puntos anteriores. A tal efecto, esa Comisión propiciará reuniones a nivel ministerial para asegurar la máxima rapidez en el proceso de integración latinoamericana, y oportunamente entrar en la negociación de un tratado general o los protocolos necesarios para crear el Mercado Comun Latinoamericano. A estas reuniones, como a las de la Comisión de órganos ejecutivos de la ALALC y del MCCA, se invitará a los representantes de los países latinoamericanos no miembros.
h) Asignar especial atención al desarrollo industrial dentro de la integración y en particular al fortalecimiento de las empresas industriales latinoamericanas, reiterando que el desarrollo debe ser un proceso equilibrado entre inversiones para fines económicos e inversiones para fines sociales.
5. Medidas comunes a los países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA)
Los Presidentes de los Estados miembros de la OEA acordamos:
a) Movilizar recursos financieros y técnicos, dentro y fuera del Continente, para contribuir a la solución de los problemas de balanza de pagos, readaptación industrial y reorientación de la mano de obra, que puedan resultar de la reducción acelerada de las barreras comerciales durante el período de transición hacia el Mercado Común, así como para aumentar los montos disponibles para créditos de exportación en el comercio intra latinoamerícano. Deberán participar en la movilización de tales recursos el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y los órganos de los dos sistemas de integración existentes.
b) Movilizar recursos públicos y privados, dentro y fuera del Continente, para impulsar el desarrollo industrial dentro del proceso de integración y de los planes nacionales de desarrollo.
c) Movilizar recursos financieros y técnicos a fin de llevar a cabo estudios específicos sobre la factibilidad de proyectos industriales de empresas latinoamericanas de alcance multinacional así como para coadyuvar a su ejecución.
d) Acelerar los estudios que se están llevando a cabo por diversos órganos interamericanos para promover el fortalecimiento de los mercados de capitales, así como la posible formación de un mercado latinoamericano de valores.
e) Otorgar a Centroamérica, dentro de la Alianza para el Progreso, el aporte de recursos técnicos y financieros adecuados, incluyendo el fortalecimiento y ampliación del Fondo Centroamericano de Integración Económica existente, para realizar el programa de integración económica centroamericana en forma acelerada.
f) Otorgar, dentro de la Alianza para el Progreso y de acuerdo a lo dispuesto en la Carta de Punta del Este, los recursos técnicos y financieros necesarios para acelerar los estudios preparatorios y las tareas relacionadas con la conversión de la ALALC en un mercado común.
CAPITULO II 
ACCION MULTINACIONAL PARA PROYECTOS DE INFRAESTRUCTURA
La integración económica de América Latina exige un vigoroso y sostenido esfuerzo para completar y modernizar la infraestructura física de la región. Es necesario construir una red de transportes terrestres y mejorar los sistemas de transportes de todo tipo para facilitar la circulación de personas y bienes a través del Continente; establecer un sistema de telecomunicaciones adecuado y eficiente; instalar sistemas conexos de energía; desarrollar conjuntamente cuencas hidrográficas internacionales, regiones fronterizas y zonas geo-economicas que comprendan el territorio de dos o más países. En todos estos campos, existen en la América Latina proyectos en distintas etapas de preparación o realización, pero en muchos casos hacen falta la elaboración de estudios previos, los recursos financieros o simplemente la coordinación de los esfuerzos y la decisión para llevarlos a cabo.
Los Presidentes de los Estados miembros de la OE.A acuerdan emprender una acción resuelta para acometer o acelerar la construcción de obras de infraestructura requeridas para el desarrollo y la integración de la América Latina y para lograr un mejor aprovechamiento de las mismas. Al hacerlo, será imprescindible que los grupos de países o las instituciones multinacionales interesados determinen criterios de prioridad, dada la cuantía de los recursos humanos y materiales necesarios para esta empresa.
Como  base de los criterios que se irán precisando en la consideración de los casos concretos sometidos a estudio, destaca como fundamental la atención preferente que deberá darse a los proyectos que beneficien a los países de menor desarrollo económico relativo de la región.
También debe atenderse en forma prioritaria, la movilización de recursos financieros y técnicos para la preparación y ejecución de proyectos de infraestructura que faciliten la participación de los países mediterráneos en el intercambio regional e internacional.
Por consiguiente, adoptan las siguientes decisiones para su inmediata realización:
1. Completar los estudios y concertar los acuerdos necesarios para acelerar la construcción de una red interamericana de telecomunicaciones.
2. Acelerar los acuerdos necesarios para completar la Carretera Panamericana, para promover la construcción de la Carretera Bolivariana Marginal de la Selva y su empalme con la Trana-Chaco, y apoyar los estudios y acuerdos tendientes a establecer los nuevos sistemas de carreteras que unirán a grupos de países de América Latina continental e insular, así como las obras básicas requeridas para desarrollar los transportes acuáticos y aéreos de carácter multinacional y sus sistemas de operación. Como complemento de estos acuerdos se deben emprender negociaciones con el fin de eliminar o reducir al mínimo las restricciones al tránsito internacional y promover la cooperación técnica y administrativa entre las empresas de transporte terrestre y acuático y aéreo y el establecimiento de servicios multinacionales de transporte.
3. Auspiciar los estudios destinados a la formulación de sistemas conjuntos de proyectos referentes a cuencas hidrográficas tales como los ya iniciados sobre el desarrollo de la Cuenca del Plata u otros proyectos similares como el relacionado con el Golfo de Fonseca.
4. Dotar al Fondo de Preinversión para la Integración de América Latina del BID, de recursos suficientes para llevar a cabo estudios que permitan identificar y preparar proyectos de alcance multinacional en todas las áreas que sean de importancia para promover la integración regional. Con el propósito de que dicho Fondo pueda realizar una labor efectiva de promoción, es necesario que una parte adecuada de los recursos que se le asignen, pueda ser utilizada sin condición de reembolso o condicionando el reembolso a la ejecución de los proyectos respectivos.
5. Movilizar, dentro y fuera del Continente, recursos adicionales a los que seguirán poniéndose a disposición de los países en apoyo de los programas nacionales de desarrollo económico, recursos que serán dedicados especialmente a la ejecución de proyectos multinacionales de infraestructura que puedan significar avances de importancia en el proceso de integración económica de la América Latina. En este sentido, el BID deberá contar con recursos adicionales para participar activamente en el cumplimiento de este propósito.
CAPITULO III 
MEDIDAS PARA MEJORAR LAS CONDICIONES DEL COMERCIO INTERNACIONAL DE AMERICA LATINA
El desarrollo económico de la América latina esta gravemente afectado por las condiciones adversas en que se desenvuelve su comercio internacional. La estructura de los mercados, las condiciones financieras y las acciones que perjudican las exportaciones y otros ingresos del exterior de la América latina dificultan su crecimiento y retardan su proceso de integración. Todo esto causa preocupación particularmente en vista del grave y creciente desequilibrio que existe entre el nivel de vida de los países latinoamericanos y el de los países industrializados y, a la vez, exige decisiones concretas e instrumentos adecuados para materializarlas.
Los esfuerzos individuales y conjuntos de los Estados miembros de la OEA son esenciales para aumentar los ingresos de los países latinoamericanos provenientes de sus exportaciones tradicionales y evitar las frecuentes fluctuaciones de los mismos, así como para promover nuevas exportaciones. Estos esfuerzos son también esenciales para reducir los efectos adversos que tengan sobre los ingresos externos de los países de América Latina las medidas que tomen los países industrializados por razones de balanza de pagos.
La Carta de Punta del Este, el Acta Economico-Social de Río dé Janeiro y las nuevas disposiciones de la Carta de la OEA, aprobadas en Buenos Aires, reflejan un entendimiento continental sobre estos problemas, que necesita una efectiva realización, a cuyo efecto los Presidentes de los Estados miembros de la OEA, acuerdan:
1. Actuar coordinadamente en las negociaciones multilaterales con el fin de lograr, sin que los países desarrollados esperen reciprocidad, la máxima reducción posible o la eliminación de los derechos aduaneros y otras restricciones que dificultan el acceso de los productos latinoamericanos a los mercados mundiales. Con el propósito de liberalizar las condiciones que afectan a las exportaciones de productos básicos de interés especial para los países latinoamericanos, el Gobierno de los Estados Unidos se propone realizar esfuerzos conforme a las disposiciones del artículo 37, inciso (a) del Protocolo de Buenos Aires.
2. Considerar conjuntamente los posibles sistemas de trato preferencial general no recíprocos para las exportaciones de manufacturas y semimanufacturas de los países en vías de desarrollo, con miras a mejorar las condiciones del comercio de exportación de la América Latina.
3. Emprender una acción conjunta en todas las instituciones y organismos internacionales que tenga como objetivo eliminar las preferencias discriminatorias en perjuicio de las exportaciones latinoamericanas.
4. Fortalecer el sistema de consultas intergubernamentales y realizarlas con la debida anticipación, a fin de que sean eficaces y aseguren que los programas de colocación y venta de excedentes y reservas que afectan a las exportaciones de los países en desarrollo tengan en consideración los intereses de los países latinoamericanos.
5. Asegurar el cumplimiento de los compromisos internacionales de no introducir o aumentar las barreras arancelarias y no arancelarias que afecten a las exportaciones de los piases en desarrollo, teniendo en cuenta los intereses de la América Latina.
6. Aunar sus esfuerzos para fortalecer y perfeccionar los acuerdos internacionales existentes, en particular el Convenio Internacional del Café, destinados a obtener condiciones favorables para el comercio de productos básicos que interesan a la América Latina, y explorar todas las posibilidades de elaborar nuevos acuerdos.
7. Apoyar el financiamiento y la pronta iniciación de las operaciones del Fondo de Diversificación del Café y considerar oportunamente la creación de otros fondos, para hacer posible el control de la producción de los productos básicos que interesan a la América Latina y en los cuales hay un desequilibrio crónico entre oferta y demanda.
8. Adoptar medidas destinadas a mejorar las condiciones competitivas de los productos de exportación latinoamericanos en los mercados mundiales.
9. Poner en funcionamiento, a la mayor brevedad, un organismo interamericano de promoción de las exportaciones que ayude a identificar y aprovechar nuevas líneas de exportación, a fortalecer la colocación en mercados internacionales de los productos latinoamericanos y a perfeccionar los organismos nacionales y regionales destinados a la misma finalidad.
10. Emprender, por parte de los Estados miembros de la OEA, las acciones individuales y colectivas que se requieran para asegurar la eficaz y oportuna realización de los acuerdos anteriores, así como de las que se requieran para continuar la ejecución de los acuerdos contenidos en la Carta de Punta del Este, en particular los relativos al comercio exterior.
En cuanto a la acción conjunta, el Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso (CIAP), así como otros órganos de la región, someterán a la consideración del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), en su próxima reunión, las medidas, instrumentos y programa de acción para iniciar su materialización.
El CIES, en sus reuniones anuales, examinará el progreso de los programas en marcha, con el objeto de encarar las acciones que aseguren el cumplimiento de los acuerdos adoptados, atento a que la mejora sustancial de las condiciones internacionales en que se desenvuelve el comercio exterior de América Latina es, en la actualidad, condición fundamental para acelerar el desarrollo económico.
CAPITULO IV 
MODERNIZACION DE LA VIDA RURAL Y AUMENTO DE LA PRODUCTIVIDAD AGROPECUARIA, PRINCIPALMENTE DE ALIMENTOS
Con el objeto de promover la elevación de los niveles de vida de los campesinos y el mejoramiento de las condiciones de la población rural latinoamericana y su plena participación en la vida económica y social, es necesario imprimir mayor dinamismo a la agricultura de la América Latina, basado en programas integrales de modernización, de colonización y de reforma agraria cuando los países lo requieran.
Para realizar esos objetivos y programas, contenidos en la Carta de Punta del Este, es necesario intensificar los esfuerzos internos y proveer recursos externos adicionales.
Dichos programas se orientarán a aumentar la producción de alimentos en los países latinoamericanos, en volumen y calidad suficientes para abastecer adecuadamente a su población y para atender, cada vez en mayor grado, las necesidades mundiales de alimentos; así como a mejorar la productividad agropecuaria y a proceder a una diversificación de la producción que asegure a esta las mejores condiciones posibles de competencia.
Estos esfuerzos de fomento de la agricultura tienen que estar ligados al desarrollo global de las economías nacionales, a fin de armonizar la oferta de productos agrícolas y el empleo de la mano de obra que pueda quedar disponible como consecuencia del aumento de la productividad en el campo, con los aumentos efectivos de la demanda de dichos productos y del factor trabajo en el conjunto de la economía.
Esta modernización de las actividades agrícolas creara además condicionar, para un desarrollo más equilibrado en conjunto con el esfuerzo de industrialización.
Para alcanzar estas metas, los Presidentes latinoamericanos se proponen:
1. Perfeccionar la formulación y ejecución de políticas agropecuarias y asegurar la realización de planes, programas y proyectos de preinversión, de desarrollo agropecuario, de reforma agraria y de colonización, adecuadamente coordinados con los esquemas nacionales de desarrollo económico, a fin de intensificar los esfuerzos internos y facilitar la obtención y utilización del financiamiento externo.
2. Mejorar los sistemas de crédito, incluso los destinados a reasentar a los campesinos beneficiarios de la reforma agraria, y a aumentar su productividad; y crear facilidades destinadas a la producción, comercialización, conservación, transporte y distribuci6n de productos agrícolas.
3. Proporcionar incentivos adecuados, inclusive de precios, para promover la producción agropecuaria en condiciones económicas.
4. Estimular y financiar la adquisición y el uso intensivo de los insumos agrícolas que contribuyen al mejoramiento de la productividad, así como el establecimiento y expansión de industrias latinoamericanas productoras de insumos agrícolas, especialmente de fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola.
5. Adecuar los sistemas impositivos que afectan al sector agropecuario de manera que puedan contribuir al incremento de la productividad, al aumento de la producción y a la mejor distribución de la tierra.
6. Ampliar sustancialmente los programas de educación e investigación especializados y de extensión agrícola, a fin de mejorar la capacitación del trabajador en el campo y la formación del personal técnico y profesional e, igualmente, intensificar las campanas de sanidad vegetal y animal.
7. Ofrecer incentivos y proveer recursos financieros para la industrialización de la producción agropecuaria, especialmente mediante el desarrollo de la pequeña y mediana industria y la, promoción de exportaciones de artículos agropecuarios ya elaborados.
8. Facilitar el establecimiento de programas multilaterales o internacionales que permitan que la América Latina provea una proporción mayor del abastecimiento de las necesidades mundiales de alimentos.
9. Estimular los programas nacionales de desarrollo de las comunidades y de auto ayuda de pequeños campesinos, y fomentar la creación y fortalecimiento de las cooperativas agropecuarias.
Al reconocer la importancia de los objetivos, metas y medidas enunciadas, los Presidentes de los Estados miembros de la OEA se comprometen dentro del espíritu de la Alianza para el Progreso, a conjugar los mayores esfuerzos internos con los aportes externos adicionales que se asignen especialmente para tales fines.
Instan al CIAP a que, al analizar el sector agropecuario dentro de los planes nacionales de desarrollo, tenga en cuenta las metas y medidas indicadas, con la debida atención a los programas de reforma agraria en los países que los consideren una base importante de su progreso agropecuario y de su desarrollo económico y social.
CAPITULO V
DESARROLLO EDUCACIONAL, CIENTIFICO Y TECNOLOGICO E INTENSIFICACION DE LOS PROGRAMAS DE SALUD
A. Educación y Cultura
La educación constituye un campo de alta prioridad en la política de desarrollo integral de las naciones latinoamericanas.
Los Presidentes de los Estados miembros de la OEA reconocen que, en el último decenio, se ha registrado en América Latina un desarrollo de los servicios educativos que no tiene paralelo en ninguna otra época de la historia de sus países.
No obstante, es preciso admitir que:
a) Es necesario aumentar la eficacia de los esfuerzos nacionales destinados a la educación;
b) Los sistemas educativos deben ajustarse más adecuadamente a las exigencias del desarrollo económico, social y cultural, y
c) La cooperación internacional en materia educativa debe ser impulsada notablemente conforme a las nuevas normas de la Carta de la OEA.
En consecuencia, acuerdan mejorar los sistemas de administración y de planificación de la educación; elevar la calidad de la educación, a fin de estimular el espíritu creador del educando; acelerar el proceso de expansión cuantitativa de los sistemas educativos en todos los niveles, y otorgar prioridad a las siguientes actividades relacionadas con el desarrollo económico, social y cultural:
Esfuerzos internos
1. Orientar y, cuando sea preciso, reestructurar los sistemas educativos, de acuerdo con las necesidades y posibilidades de cada país, a fin de lograr:
a) La expansión y mejoramiento progresivo de la educación preescolar, y la prolongación de la educación general; 
b) La ampliación de la capacidad de los establecimientos de enseñanza media y el mejoramiento de sus programas; 
c) El aumento de las oportunidades posteriores a la educación general, incluso las destinadas al aprendizaje de oficios y de carreras cortas o a la continuación de la propia educación general; 
d) La supresión paulatina de las barreras entre la educación técnica y la educación en general; 
e) La ampliación y diversificación de los estudios universitarios, incorporando nuevas carreras indispensables para el desarrollo económico y social; 
f) La creación o ampliación de cursos para graduados, por medio de escuelas de especialización; 
g) La organización de ciclos de renovación para todas las ramas y especies de la educación, de manera que los egresados puedan mantener al día sus conocimientos en esta época de rápido progreso científico y tecnológico; 
h) El afianzamiento y la ampliación de programas de educación de adultos, y 
i) La promoción de la educación especial para casos atípicos.
2. Promover la preparación y perfeccionamiento del magisterio y del personal de administración; desarrollar la investigación y experimentación educativas y ampliar en forma adecuada los programas de edificación escolar.
3. Difundir la televisión educativa y otras técnicas modernas de la enseñanza,
4. Mejorar la escuela primaria rural hasta alcanzar el nivel de la escuela primaria urbana, con miras a garantizar las mismas oportunidades educativas a la población rural.
5. Reestructurar, cuando así se requiera, la educación técnica tomando en cuenta la conformación de la fuerza de trabajo y las necesidades previsibles de recursos humanos para los planes de desarrollo de cada país.
6. Incrementar la contribución financiera privada a la educación.
7. Estimular la participación efectiva de las comunidades locales y regionales en la edificación escolar y en el apoyo cívico al desarrollo de la educación.
8. Incrementar considerablemente los programas nacionales de becas, de préstamos y de asistencia a los estudiantes.
9. Crear o ampliar los servicios de extensión y conservación del patrimonio cultural y estimular la actividad intelectual y artística.
10. Fortalecer la educación para la comprensi6n internacional y la integración de la América Latina.
Esfuerzos multinacionales
1. Ampliar los recursos internacionales destinados a los fines de este capítulo.
2. Encomendar a los organismos competentes de la OEA que: 
a) Proporcionen asistencia técnica a los países que la soliciten:
i) En materia de investigación, experimentación e innovación educativas; 
ii) Para el perfeccionamiento de personal especializado, y 
iii) En materia de televisión educativa. Se recomienda el estudio de la conveniencia de crear un centro multinacional de entrenamiento;
b) Organicen reuniones de expertos que recomienden las medidas para procurar la armonización de los programas de estudios nacionales con las metas de la integración latinoamericana; 
c) Organicen programas regionales de maestros voluntarios; 
d) Extiendan la cooperación interamericana a la conservación y utilización de los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos.
3. Ampliar los programas de becas, de prestamos a los estudiantes y de intercambio de profesores, patrocinados por la OEA.
La evaluación de los esfuerzos nacionales de desarrollo educativo y cultural se efectuará coordinadamente por el CIAP y el Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura (actualmente Consejo Interamericano Cultural).
B. Ciencia y Tecnología
El adelanto de los conocimientos científicos y tecnológicos esta transformando la estructura económica y social de muchas naciones. La ciencia y la tecnología ofrecen infinitas posibilidades como medios al servicio del bienestar a que aspiran los pueblos. Pero en los piases latinoamericanos este acervo del mundo moderno y su potencialidad distan mucho de alcanzar el desarrollo y nivel requeridos.
La ciencia y la tecnología son instrumentos de progreso para la América Latina y necesitan un impulso sin precedentes en esta hora. Este esfuerzo demanda la cooperación interamericana dada la magnitud de las inversiones requeridas y el nivel alcanzado Por esos conocimientos. Del mismo modo, su organización y realización en cada nación no puede formularse al margen de una política científica y tecnológica debidamente planificada dentro del marco general del desarrollo.
Por todo ello, los Presidentes de los Estados miembros de la OEA acuerdan las siguientes medidas:
Esfuerzos internos
Establecer de acuerdo con las necesidades y posibilidades de cada país, políticas nacionales de ciencia y tecnología, con los mecanismos y fondos necesarios, cuyos elementos principales serán:
1. La promoción de la capacitación profesional de científicos y técnicos y el aumento del número de estos.
2. La creación de las condiciones favorables para la plena utilización de la potencialidad científica y tecnológica en la solución de los problemas económicos y sociales de la América Latina y para evitar el éxodo de personas que poseen tales capacidades.
3. El establecimiento de estímulos para incrementar la contribución financiera privada a la investigación y enseñanza de la ciencia y la tecnología.
Esfuerzos multinacionales
1. Crear un Programa Regional de Desarrollo Científico y Tecnológico encaminado a colocar el adelanto de la ciencia y la tecnología en un nivel que contribuya sustancialmente a acelerar el desarrollo económico y el bienestar de sus pueblos y asimismo permita la investigación científica pura y aplicada en el más alto rango posible. Este Programa será complemento de los programas nacionales de ciencia y tecnología de los piases latinoamericanos y tendrá especialmente en consideración las peculiaridades de cada uno de estos países.
2. El Programa deberá orientarse hacia la adopción de medidas que permitan el fomento de la investigación, la enseñanza y la difusión de la ciencia y la tecnología; la formación y perfeccionamiento del personal científico y el intercambio de informaciones. Promoverá de manera intensa la transferencia y adaptación a los países latinoamericanos del conocimiento y las tecnologías generadas en otras regiones.
3. El Programa se ejecutará a través de los organismos nacionales encargados de la política científica y tecnológica, con base en las instituciones públicas o privadas nacionales o internacionales, actualmente existentes, y en los organismos que se creen en el futuro.
4. Como parte del Programa, proponen la creación de institutos multinacionales de capacitación e investigación en ciencia y tecnología para postgraduados y el fortalecimiento de los institutos de esa naturaleza existentes en la América Latina. Se constituirá un grupo de personalidades de alto nivel con conocimientos y experiencia en ciencia, tecnología y dirección de universidades, a fin de que recomiende al Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura (actualmente Consejo Interamericano Cultural), la naturaleza de tales institutos multinacionales, incluso las modalidades de su organización, las características de su dirección multinacional, su financiamiento, localización, la coordinación de sus actividades entre sí y con las instituciones nacionales pertinentes y los demás aspectos de su funcionamiento. El grupo, seleccionado y convocado por el Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura (actualmente Consejo Interamericano Cultural), o en su defecto por el CIAP, se reunirá dentro de los 120 días posteriores a la terminación de esta reunión.
5. Con el objeto de estimular la formación de personal científico y tecnológico de nivel académico superior, determinan la creación de un Fondo Interamericano para la Formación Científica y Tecnológica, como parte del Programa, para estudios científicos y tecnológicos avanzados, que habrán de realizar científicos e investigadores latinoamericanos, con la obligación de cumplir un período de trabajo científico en la América Latina.
6. El Programa será impulsado por el Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura (actualmente Consejo Interamericano Cultural), en cooperación con el CIAP, los cuales deberán coordinar sus actividades con las que desarrollan en el mismo campo las Naciones Unidas y otras entidades interesadas.
7. El Programa podrá financiarse con aportaciones de los Estados miembros del sistema interamericano, de instituciones interamericanas o internacionales, de países tecnológicamente avanzados, de universidades, de fundaciones y de particulares.
C. Salud
El mejoramiento de las condiciones de la salud es fundamental para el desarrollo económico y social de América Latina.
Los conocimientos científicos disponibles permiten obtener resultados concretos que, de acuerdo con las necesidades de cada país y en seguimiento de la Carta de Punta del Este, deberán utilizarse para la consecución de los siguientes objetivos:
a) El control de las enfermedades transmisibles y la erradicación de aquellas para cuya total eliminación existen métodos. Los programas pertinentes deberán tener la necesaria coordinación internacional cuando las circunstancias así lo requieran.
b) La aceleración de los programas de abastecimiento de agua potable, alcantarillado y otros servicios esenciales para el saneamiento del ambiente urbano y rural, dando preferencia a los sectores de mas bajos niveles de ingreso. Con base en los estudios realizados y con la cooperación de los organismos internacionales de financiamiento, se utilizaran sistemas de fondos rotatorios nacionales que aseguren la continuidad de estos programas.
c) Un mayor y más rápido mejoramiento de los niveles de malnutrición de los grupos de la población más necesitados, aprovechando todas las posibilidades del esfuerzo nacional y de la cooperación internacional.
d) El impulso de programas intensivos de protección materno-infantil y de educación sobre métodos de orientación integral de la familia.
e) La prioridad a la formación y capacitación de personal profesional, técnico, administrativo y auxiliar, y el apoyo a la investigación operativa y administrativa en materia de salud.
f) La incorporación, desde las fases de preinversión, de los programas nacionales y regionales de salud en los planes generales de desarrollo.
Para tales fines, los Presidentes de los Estados miembros de la OEA deciden:
1. Ampliar, dentro del marco general de planificación, la preparación y ejecución de planes nacionales que fortalezcan las infraestructuras en el campo de la salud.
2. Movilizar los recursos internos y externos con el fin de satisfacer los requisitos del financiamiento de estos planes. En este sentido, instar al CIAP para que cuando le corresponda analice el sector de la salud, dentro de los planes nacionales de desarrollo, tenga en cuenta los objetivos y necesidades indicados.
3. Instar a la Organización Panamericana de la Salud a que colabore con los gobiernos en la preparación de los programas específicos correspondientes a estos objetivos.
CAPITULO VI 
ELIMINACION DE GASTOS MILITARES INNECESARIOS
Los Presidentes latinoamericanos conscientes de la importancia de las fuerzas armadas en el mantenimiento de la seguridad, reconocen al mismo tiempo que las exigencias del desarrollo económico y del progreso social hacen necesario aplicar a estos fines el máximo de los recursos disponibles en la América Latina.
En consecuencia, expresan su intención de limitar los gastos militares en proporción a las reales exigencias de la seguridad nacional y de acuerdo con las disposiciones constitucionales de cada país, evitando aquellos gastos que no sean indispensables para el cumplimiento de las misiones especificas de las fuerzas armadas y, cuando sea el caso, de los compromisos internacionales que obliguen a sus respectivos gobiernos.
En cuanto al Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina, expresan el deseo de que entre en vigor a la brevedad posible, cumplidos los requisitos que el mismo tratado establece.
HECHA en Punta del Este, Uruguay, en los idiomas español, francés, inglés y portugués, en este Día de las Américas, catorce de abril del año mil novecientos sesenta y siete, septuagésimo séptimo aniversario de la creación del sistema interamericano.

*Cada vez que se utiliza en este texto la expresión "América Latina" o "Latinoamérica" debe entenderse que ellas comprenden a todos los actuales países miembros de la Organización de los Estados Americanos, con excepción de los Estados Unidos de América. La expresión "Presidentes" incluye al Primer Ministro de Trinidad y Tobago. La expresión "Continente" abarca el área continental e insular.

segunda-feira, 23 de maio de 2011

Do I have a dream? - uma pergunta sobre uma frase histórica (PRA)

Do I Have a Dream?
Paulo Roberto de Almeida

Of course! I do have a dream, for sure. As a matter of fact, I have more than one dream, perhaps two or three; indeed, more than that.
Bem, os meus são provavelmente diferentes daqueles que integraram o famoso discurso do pastor Martin Luther King Jr., em 1963, quando ele buscava, apenas e tão somente, a libertação de todo um povo das agruras da segregação, das práticas odiosas da discriminação, da perseguição, da interdição e até do linchamento. Os meus talvez não tenham essa dimensão épica, provavelmente porque os desafios que estão em “minha” agenda de trabalho não são tão dramáticos quanto aqueles enfrentados pela população negra americana até o início dos anos 1960. Vamos então falar sobre o meu sonho, ou sobre os meus sonhos.
Falar de um sonho, ou de vários, implica apontar aquilo que de mais relevante possa haver para uma pessoa, o objetivo central de sua vida, se é que algo desse tipo existe, num itinerário que atravessa necessariamente diferentes etapas, com o personagem em questão, o sonhador, exibindo diferentes condições, enfrentando desafios sempre novos e diversificados. Da fase de estudante dependente, à de graduando independente, passando por ofícios diversos, até chegar ao profissional de mercado, ou ao funcionário de carreira, em cada uma das etapas da vida, nós, os sonhadores, alimentamos os ideais que concebemos, que construímos ou que importamos da literatura, dos filmes, das experiências pessoais, dos contatos diretos com outros sonhadores ou personalidades da dimensão do grande líder da causa negra americana (na verdade, dos direitos civis de todos os cidadãos). Os sonhos são formados aos poucos, eventualmente substituídos por outros, por vezes abandonados ou até esquecidos; novos sonhos ocupam o lugar dos primeiros, que geralmente eram ingênuos, em todo caso compatíveis com as ambições, sempre desmesuradas, de uma juventude frenética ou... sonhadora, justamente.
Sendo assim, quais foram, naquela época, quais são, agora, os meus sonhos, meus projetos, meus objetivos de vida? Qual foi o itinerário das ideias, não exatamente das minhas, mas das que eu defendia? O que me motivou, desde quando deixei de ser “alienado” – segundo o termo usado na época – para me tornar um “batalhador consciente” pelas causas vibrantes da minha juventude? O que ainda se conserva dos sonhos da juventude, o que ainda conservo dos ideais que eu mantinha então?
Descartemos, em primeiro lugar, aqueles sonhos excessivamente infantis, informados mais por desejos ingênuos do que por intenções realizáveis. Isso perdurou até os treze ou quatorze anos, quando posso dizer que meus grandes objetivos de vida, ou melhor, dizendo, meus ideais políticos, estavam relativamente conformados, de maneira ainda um pouco confusa, mas de toda forma razoavelmente definidos. E quais eram eles? Não querendo parafrasear Marx, nada mais, nada menos do que a abolição completa do poder político “burguês” e a revolução no modo de produção; ou dito ainda, na mesma terminologia, a transformação das relações de produção em vista da reformulação do sistema de forças produtivas. Esta é a versão acadêmica de uma história mais complicada que, naquelas circunstâncias, se desdobrou em aventureiras guerrilheiras, ao estilo cubano. Enfim, para encurtar a história – que não se refere a esses episódios “materiais”, mas pretende tratar apenas de sonhos e ideais – o fato é que os sonhos da juventude eram centrados nessa promessa radical de abolição do mundo burguês, e de sua democracia formal, e na inauguração de um novo universo de igualdade absoluta e de democracia “proletária”, na verdade, a “ditadura do partido”, como reconhecemos agora.
Não hesito em dizer que esses ideais foram derrotados, não tanto no terreno das ideias e das concepções do mundo – tanto que eles continuam relativamente dominantes, um pouco em todas as universidades da região – mas no terreno dos fatos, da prática, dos enfrentamentos políticos, na conjuntura brasileira dos tempos de chumbo da ditadura militar. Não existe aqui nenhum ressentimento quanto ao que ocorreu, nenhum revanchismo de princípio, embora houvesse o amargo sentimento da derrota e do exílio voluntário, na época. Visto retrospectivamente, há que reconhecer que o fracasso era inevitável, não apenas em função da desproporção de forças, mas sobretudo em relação ao, e como consequência do, projeto equivocado que então defendíamos. O bolchevismo infantil não daria certo, sequer como proposta, menos ainda como futuro de país. O projeto cubano tinha terminado ali, assim como acabaram as ilusões da juventude.
O exílio, o conhecimento da realidade no continente europeu, em plena era da Guerra Fria, serviu sobretudo como laboratório de ideias, como espaço de reflexão e de confrontação entre duas realidades. O socialismo real – algumas vezes surreal – do leste europeu e o capitalismo “ideal” da porção ocidental do continente serviram de terreno de aprendizado prático sobre como podem funcionar, ou não, diferentes sistemas sociais, entre eles aquele que pretendíamos implantar no Brasil. A outra parte do aprendizado foi feita na bibliotecas universitárias, na leitura de jornais, no conhecimento do que tinham a dizer professores, jornalistas, pensadores de orientações diversas, com preferência ainda pelos mestres do marxismo e pelos intelectuais “progressistas”.
Ideias generosas, mesmo equivocadas, são persistentes, desde que orientadas por uma filosofia poderosa, como era o marxismo (e talvez ainda seja, para muita gente, pelo menos no universo acadêmico brasileiro e latino-americano das humanidades). Mesmo não abandonando totalmente os sonhos da fase precedente, uma revisão teórica e prática era inevitável. Ela foi feita, com base numa observação cuidadosa das realidades presentes, uma possibilidade que deveria estar disponível a qualquer um, desde que com olhos e coração abertos, e disposto a revisar conceitos e posturas com base numa reflexão profunda a partir de leituras sobre o presente e de pesquisas sobre o passado histórico. Viagens frequentes – tanto a mundo do socialismo, quanto aos diversos capitalismos realmente existentes – e um mergulho em leituras de biblioteca cumpriram a tarefa.
A partir desse momento, os sonhos não eram tanto os de realizar no Brasil um sistema socialista no modelo centralizado e planejado dos bolcheviques, mas os mais modestos do reformismo radical dos socialistas europeus. Ainda assim, as evidências trazidas por pensadores liberais – ao estilo de um Raymond Aron – ou simplesmente objetivos, no modelo dos bons pesquisadores históricos, permitiram recompor progressivamente a natureza real dos processos sociais, tanto de conformação do capitalismo quanto de construção de Estados progressivamente mais abertos ao equilíbrio de poderes e à participação social. O que estava em curso, na verdade, era um rompimento da camisa de força do marxismo congelado, tal como servido durante décadas em nossas academias e partidos de esquerda (de certa, ele ainda continua a ser servido, como sistema válido, em certos círculos esclerosados do país e da região).
A fase seguinte foi a de construção de um novo sistema de ideias, liberto dos superlativos do passado – capitalismo, burguesia, dominação de classes, luta de classes, poder proletário, todos esses grandes conceitos que explicam todo um mundo – e bem mais aberto às constatações mais singelas e prosaicas da vida, em todo caso, mais adequado às necessidades do país e combinando com minhas próprias posturas, jamais religiosas, nunca dogmáticas, sempre abertas a novos argumentos lógicos, à simples racionalidade das demonstrações empíricas. Até hoje, ao encontrar antigos colegas não reciclados ou novos expoentes de velhas ideias, eu me surpreendo com a incapacidade que têm certas pessoas de simplesmente olharem a realidade em face, de se informarem por diversos meios sobre o que realmente se passou, desde o auge da Guerra Fria, e de chegarem a conclusões tão elementares quanto as que são fornecidas por fatos, apenas fatos, nada mais. No caso dos mais jovens, pode-se explicar a postura pela atratividade de propostas generosas de redenção social, de justiça, igualdade, melhoria rápida das condições de vida – já que a causa apontada pelos professores das escolas é sempre a cupidez dos capitalistas e, previsivelmente, o caráter perverso do capitalismo – o que pode ser corrigido por mais leituras e alguma experiência de vida. No caso dos mais velhos, as explicações são mais difíceis: pode ser postura religiosa, recusa a abandonar velhos conceitos, falta de leituras (sim, pode ocorrer), simples má-fé, ou ainda o que poderíamos chamar de desonestidade intelectual.
Não posso dizer que os sonhos tenham acabado ou mesmo que tenham sido alterado radicalmente. Os objetivos, de certa forma, continuam os mesmos, quais sejam: o de tornar o Brasil um país menos pobre, menos injusto, menos desigual, mais próspero, mais democrático, mais igualitário. Os métodos é que mudaram, e também os mecanismos para conseguir aqueles objetivos. Em lugar do processo revolucionário, o reformismo gradual, e nisso não vai nenhum preconceito de princípio contra as revoluções; apenas ocorre que estas não são feitas, planejadas, conduzidas, elas simplesmente acontecem, por força de necessidades, por contingências da conjuntura política, por acidentes graves na vida nacional (guerras, crises profundas, rupturas da normalidade econômica com amplos impactos sociais). Ninguém comanda uma revolução, pelo menos fora das concepções românticas de extração bolchevique ou maoísta. Mas pode-se comandar um processo de reformas, pela ação partidária, pela pregação doutrinária, pela mobilização de esforços dos já convencidos sobre as necessidades de mudança.
Por certo, é muito mais excitante sonhar com uma revolução, ou pretender uma alteração radical – esquecendo o grau de violência embutido nessas mudanças radicais da sociedade – das bases mesmas de funcionamento de toda uma formação complexa, do que encetar um modesto programa de reformas baseadas no consenso ou nas decisões democráticas adotadas por meio de livre escolha de cidadãos conscientes. Mas pessoas maduras não costumam entreter o sonho do “guerrilheiro heroico”, que aliás nunca existiu, de fato, mas foi uma imagem construída para justificar um novo sistema de dominação, provavelmente mais implacável do que o previamente existente. Pessoas maduras costumam fazer reflexões guiadas pela boa informação histórica, por análises corretas da realidade econômica e social e instruídas por um exame realista das relações de força predominantes no sistema político (que não se transforma apenas pela força das ideias, mesmo as mais generosas, e só se deixa impactar pela força dos fatos).
Os objetivos e intenções são provavelmente os mesmos, como dito acima, com os novos ingredientes da definição ponderada de mecanismos não violentos, não autoritários e, sobretudo, adaptativos, de transição para formas mais avançadas – presumivelmente mais democráticas, mais propensas ao crescimento econômico e à redução das desigualdades inerentes à formação social brasileira – de organização econômica, social e política, que possam resultar na transformação do Brasil, de país em desenvolvimento para um plenamente desenvolvido. Seriam estes sonhos? São tão mobilizadores assim?
Provavelmente não, ou então são metas e objetivos de vida, a começar por um comprometimento inquebrantável com uma simples aspiração que, esta sim, pode ser considerada um sonho, quiçá quixotesco: contribuir para que outros jovens, da mesma extração social que foi a minha na infância e na primeira juventude, possam ter as mesmas chances que eu tive na vida, e que passaram, fundamentalmente, por uma educação de boa qualidade em escolas públicas, o que me preparou para os desafios das fases seguintes. Essas chances não mais existem no Brasil, e o que se têm é um imenso desperdício de talentos e de vocações no caudal indescritível que constitui, hoje, o que passa por sistema educacional brasileiro, um aglomerado de estruturas esclerosadas, dominadas por pedagogos alienados e máfias sindicais que simplesmente inviabilizam qualquer melhoria dos padrões educacionais em nosso país. Se tenho um sonho, ele poderia ser este: devolver à sociedade brasileira um pouco do que recebi, quatro ou cinco décadas atrás, em termos de ensino razoável e comprometido com uma elevação sensível da bagagem cultural de origem, e contribuir para que o maior número possível de jovens possam ter as chances que tive de inserção em universidades de qualidade e de incorporação na vida profissional em carreira de elite.
Não creio que seja muito, nem que seja um sonho impossível: ele é certamente difícil no Brasil atual, dominado por elites ignorantes e corporações oportunistas que assaltaram o Estado e dele se apossaram para seus fins particulares ou partidários. Mas ele deveria ser um sonho permanente de todos aqueles que têm consciência do imenso atraso – sobretudo nas mentalidades – em que ainda vegeta o Brasil, podado em suas possibilidades de crescimento econômico e de desenvolvimento social por estruturas e instituições claramente defasadas em relação aos requisitos da modernidade global. De minha parte, só pretenderia contribuir para essas tarefas de reforma e de reformulação de parâmetros de políticas públicas, sobretudo na área educacional, que têm a ver com a elevação dos padrões de produtividade do trabalho humano no Brasil. Pode parecer tecnocrático, mas este é o meu sonho, aliás bem mais político do que técnico.
Vale.

Brasília, 23 de maio de 2011.