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Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida.

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sexta-feira, 23 de abril de 2010

2068) Outra interrupcao para o misterioso caso do frango homossexual (Morales dixit...)

OPINIÓN
El pollo homosexual
PILAR RAHOLA
La Vanguardia Internacional, 22/04/2010

Evo Morales debe de tener razón, porque en épocas en que comía pollo notaba que me crecían las tetas

Sé que tendría que resistirme al artículo y dedicar este preciado espacio a gente con algo más de cerebro. Pero la carne es débil y un espíritu malévolo como el mío no puede sustraerse a la poderosa tentación. Cuando alguien que preside un país, intenta revolucionar a toda una región y pretende salvar el mundo y dice que la ingesta masiva de pollo convierte a los europeos en homosexuales y en calvos, y cuando esto lo dice en una conferencia titulada “Conferencia Mundial de Pueblos sobre Cambio Climático”, entonces merece algo de atención.
La teoría, según el aludido, señor Evo Morales, presidente de Bolivia, amigo de Ahmadineyad y Chávez, y revolucionario de bolsillo, es simple. Los pollos están cargados de hormonas femeninas, ergo, la ecuación está hecha. Dejemos en propia boca tan sabia reflexión: “El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres”. Y como además el pollo también produce calvicie, y como los europeos comemos mucho pollo, pues ya está, se disparan los gays y los calvos. La verdad es que, ahora que lo pienso, debe de tener razón, porque en las épocas en que comía pollo notaba que me crecían las tetas. Y desde luego, al pollo con el que estoy casada no le voy a poner pollo nunca más, no vaya a ser que mire con demasiado cariño a Jesús Vázquez.
Resuelto, pues. La malvada desviación carnal de los hombres que aman a los hombres no es el resultado natural de su orientación sexual, sino la conjura judeo-yanqui- transgénica contra los pueblos indígenas, cuya alimentación con quinua los salva de caídas de pelo y alas de mariposa. Ya ven ustedes, dos mil años de teorías cristianas para combatir la homosexualidad y resulta que era cuestión de pollos.
Conocedores, pues, de la verdad de la homosexualidad, quedan por resolver algunas preguntas tontas, de esas que nacen para incordiar a las grandes ideas bolivarianas.
Por ejemplo: ¿qué pasa con las mujeres?, ¿se vuelven lesbianas porque se hinchan de comer pollo?, y ¿qué pasa con los bolivianos homosexuales que no ingieren las maldades cárnicas capitalistas?, ¿lo suyo son ganas contrarrevolucionarias de molestar?, y ¿cómo es que existen homosexuales desde el principio de los tiempos? Esta me la sé: el mundo no existía hasta que lo descubrieron los bolivarianos.
Por supuesto, hay más maldades capitalistas. Por ejemplo, “la patata holandesa” (sic) o la Coca-Cola, que todo el mundo sabe que es un invento de opresión. Y suma y sigue, chillando sus barbaridades al sol de un congreso con 20.000 personas escuchándolo. ¿Nos reímos? Nos reiríamos si no fuera porque estos cómicos, ridículos, delirantes e incultos personajes gobiernan a millones de personas. Lo peor es que quieren salvar el mundo. ¡Dios! Esperemos que el mundo nos salve de sus locuras.