Acucar no comercio internacional: fim de uma distorcao de tres seculos na economia mundial?

Improvável que aconteça. Em todo caso, se trata da primeira vez, em praticamente três séculos de história econômica mundial, que um produto primário, dos mais importantes no comércio internacional desde a baixa Idade Média, e um dos mais importantes desde a era das navegações, vem a ser objeto de negociações realmente internacionais, com vistas a terminar um conjunto de distorções que prejudicam produtores e consumidores em praticamente todos os cantos do planeta.
O açúcar foi um dos primeiros produtos, talvez unicamente, a ser objeto de políticas governamentais de incentivo, estímulo, proteção, subsídios, enfim, um conjunto de medidas oficiais que distorcem as condições de produção, distribuição, comércio e consumo desde antes do período contemporâneo.
Já durante os tempos coloniais, ele era um dos objetos preferidos do exclusivo comercial entre metrópoles e respectivas colônias.
Durante as guerras napoleônicas, quando se começou a produzir mais maciçamente açúcar de beterraba para substituir o de cana que não chegava mais nos portos continentais, começaram as medidas oficiais de subsídios e proteção, que nunca mais terminaram.
O açúcar foi um dos primeiros produtos a deformar as regras de um sistema de comércio aberto e multilateralizado, e provavelmente será um dos últimos, senão o último, a ser totalmente liberado dessas políticas distorcivas.
Não acredito que o esquema proposto por um congressista americano venha a dar resultado, e isto por um motivo muito simples. Ainda que todos os demais países concordassem com o que ele propõe, a Índia, sempre a Índia, nosso grande aliado no protecionismo comercial internacional, simplesmente vai se opor a isso, em nome dos seus 400 ou 500 milhões de miseráveis. A desculpa é esfarrapada, sabemos, e a Índia seria a primeira a ganhar com a modernização do seu setor agrícola, mas a última coisa que políticos populistas, e corruptos, querem ouvir falar é de um sistema de mercados livres.
Nossa aliada no G20 comercial vai sabotar esses esforços, querem apostar?
Prevejo mais algum tempo de subsídios, protecionismo, distorções para o açúcar no comércio internacional.
Ele será o último a ser liberalizado.
Provavelmente dentre de mais ou menos 150 anos...
Paulo Roberto de Almeida

Has the time come for worldwide sugar subsidies to end?

By Rick Manning

A unique opportunity has emerged at the World Trade Organization to end sugar subsidies once and for all.

Australia, Colombia, Brazil, Paraguay, Thailand, Canada, El Salvador, the European Union and the United States have all complained to the WTO about massive sugar subsidies in India that threaten the world sugar market.

The complaints would be much more powerful if the U.S. Congress were to move forward immediately with Representative Ted Yoho’s (R-FL) proposal that would dictate that U.S. sugar subsidies would end once the rest of the world dropped their market distorting giveaways.  The proposal, known as Zero to Zero, would give U.S. representatives at the WTO the moral authority to demand the rest of the world drop the sugar subsidy arms race without permanently harming U.S. sugar production through unilateral disarmament.

Here’s how it would work.

Under the Yoho Zero to Zero plan, the U.S. would agree to eliminate all domestic sugar subsidies after the WTO had brokered an agreement with other countries around the world to drop theirs as well.  With sugar subsidies taking center stage at the WTO, there is no better time than the present to move forward with this innovative and aggressive move to return to a subsidy free world wide sugar market.

While the Farm Bill in the U.S. has passed and is in place for five years, congressional action on the Yoho proposal should not wait as it would give our nation’s trade negotiators a timely boost in seeking an end to escalating subsidies.  Most importantly, it would force other nations, like Brazil, to choose whether to argue against Indian sugar subsidies while continuing their own program that has undercut other sugar producers around the world.

By leading the way on the Yoho legislation without unilaterally disarming and harming our nation’s domestic sugar industry, Congress would be making a bold statement that could provide the tipping point in the world wide debate on the place of agriculture subsidies as a whole, and sugar subsidies in particular.

Rick Manning is the vice president of public policy and communications for Americans for Limited Government.

Read more at NetRightDaily.com: http://netrightdaily.com/2014/03/time-come-worldwide-sugar-subsidies-end/#ixzz2xXzu8Oms

A nova geopolitica do acucar: mudancas seculares e globais - Nazaret Castro y Laura Villadiego

O açúcar foi, provavelmente, o primeiro produto primário protegido e promovido por políticas governamentais, começando nas guerras napoleônicas e aumentando, desde então. Será, provavelmente, o último produto a deixar de ser subsidiado e protegido pelos governos, mas isso deve durar uns cem anos mais, calculo. Ou seja, durante mais de três séculos, tivemos um único produto no mundo, engordativo, por sinal, que se beneficiou de políticas públicas claramente antiliberais, protecionistas, dirigistas, nefastas para todos, consumidores e produtores.
Agora parece que a situação começa a mudar, não porque os governos se tenham tornado mais virtuosos, mas porque as pessoas estão ficando gordas demais, ou porque a transparência das contas públicas começa a revelar para todos o quanto se gasta, equivocadamente, nessas políticas pouco doces de subsídios e proteção.
Paulo Roberto de Almeida

LA NUEVA GEOPOLÍTICA DEL AZÚCAR

esglobal, 04 de junio de 2013

Nazaret Castro y Laura Villadiego

La industria azucarera, uno de los mercados más protegidos del mundo, está inmersa en un proceso de liberalización que ha revolucionado el sector.

AFP/Getty Images

Durante siglos, el azúcar ha sido un sector estratégico para gobiernos y élites de medio mundo. Desde la época de la colonización americana, los dulces cristales han formado parte de las políticas nacionales de muchos países y hoy en día los Estados siguen protegiendo sus intereses en el sector como si de un tesoro se tratase. Es, sin duda, uno de los mercados más distorsionados del mundo y uno de los más suculentos. Pero las reglas están cambiando y Europa ha iniciado un proceso de liberalización que ha alterado toda una cadena de intereses.

Hoy en día se producen más de 160 millones de toneladas de azúcar anuales que mueven cerca de 70.000 millones de dólares (unos 54 millones de euros) en todo el mundo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Cada persona consume una media de 24 kilos anuales, tres veces más que hace 50 años. El dato no es uniforme; en Cuba, isla azucarera por excelencia, ingieren hasta 60 kilos al año. Australia, Brasil y México están también en el ránking, superando los 50 kilos anuales. En el caso de España se ha pasado de 5 a 30 kilos por persona y año en un siglo, aunque el aumento se ha experimentado sobre todo durante los últimos 40 años. Es, por tanto, un mercado con una demanda creciente y la misma FAO calcula que en la campaña 2021-2022 la producción será de 207 millones de toneladas, un 26% más que diez años antes.

Europa había sido el centro de este mercado desde el descubrimiento de las Indias, territorio en el que el mismo Cristóbal Colón introduciría la caña. Tras perder el control de muchas de sus colonias azucareras, Europa había incentivado la remolacha en sus territorios y blindado sus fronteras para protegerse del azúcar exterior, a menudo más barato. Con la construcción del mercado común europeo, esta política se reforzó y a principios del siglo XXI, Europa, a pesar de tener los costes de producción más altos del mundo, acaparaba el 40% del total de las exportaciones mundiales, debido a las subvenciones indirectas del sector.

El resto de países productores protestaron durante años por unas prácticas que desplomaban los precios internacionales. En 2005 Tailandia, Australia y Brasil denunciaron finalmente a Europa ante la Organización Mundial del Comercio, que condenó a la UE por sus prácticas en el mercado del azúcar y le instó a liberalizar el sector. La Unión Europea comenzó a abrir su mercado en 2006, en un proceso gradual que durará probablemente hasta 2020. Estados Unidos, que también ha protegido su mercado azucarero con políticas de precios mínimos para los agricultores y aranceles a la importación, abrió sus fronteras en 2008 al azúcar mexicano, mientras que un año antes firmaba un acuerdo con Brasil para conseguir biocombustible de los cañaverales del país sudamericano.

En los últimos años, el escenario ha cambiado de manera sustancial. Europa ha pasado de ser exportadora neta a importadora y otros países, principalmente Brasil y Tailandia, han llenado su hueco. “El precio en el mercado mundial lo pone ahora el azúcar brasileño”, asegura Javier Narváez, secretario del consejo rector de Acor, una cooperativa con base en Valladolid (España). Paradójicamente, tanto el país de la samba como Tailandia protegen y subvencionan sus propios mercados participando en esas prácticas que tanto criticaban a Europa. Ninguno de los dos parece dispuesto a dejar caer sus barreras, pero otros Estados ya se lo plantean. India, el segundo productor global y el primer consumidor en términos absolutos, ha anunciado que será el siguiente que se lance a la liberalización del sector.  Al igual que tantos otros países, la producción ha estado controlada durante décadas por el gobierno, pero las autoridades no han sido capaces de hacer el sector rentable en un lugar donde el azúcar se consume principalmente crudo y elaborado de forma casera.

A pesar del juego de países, las más beneficiadas por el proceso de liberalización europeo han sido las multinacionales. La protección de los mercados había hecho que el azúcar se inmovilizara, es decir, que se consumiera en el mismo país de fabricación y que apenas se vendiera internacionalmente. Aún hoy en día sólo el 30% del azúcar mundial sale al mercado internacional, pero la proporción aumenta de forma constante. “Han sido las empresas que han conseguido una integración vertical de sus procesos de producción las que se han impuesto en el sector”, asegura Jorge Chullén, analista de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (UITA) especializado en el sector azucarero. Las empresas se han concentrado tanto que el pasado mes de abril la Comisión Europea investigó a varias de ellas por haber encontrado indicios de violación de las leyes de competencia comunitarias.

Se puede pensar que en un mundo cada vez más preocupado por la imagen y la figura, la industria azucarera morirá lentamente. Pero el cambio en los patrones de consumo, con productos cada vez más industriales, y el desarrollo en ciertas partes del planeta seguirán incrementando la demanda. “Se ha dado una disminución del consumo directo de azúcar, pero al mismo tiempo se ha incrementado mucho el azúcar escondido en productos elaborados”, asegura Luis Serra, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En los países desarrollados, sólo el 25% del consumo de azúcar es directo. El rechazo hacia las grasas también ha supuesto una ventaja para los productos azucarados, cuyo etiquetado a menudo recalca la ausencia de este tipo de lípidos, si la hubiere, para dar una apariencia de saludable.

Además, los dulces cristales ya no son el único trofeo de este mercado. Se dice que la caña es uno de los conversores más eficaces de luz solar en materia orgánica. Crece rápido y la fibra resultante tiene cientos de usos diferentes. Es lo que se ha llamado un flexiproducto. La remolacha tampoco se queda atrás y es posible encontrar una utilidad a cada una de sus partes y residuos. Durante siglos, estos subproductos no habían sido más que una parte secundaria del mercado. Lo principal era conseguir el azúcar. Pero la aparición de los biocarburantes ha revolucionado el sector. “Los biocombustibles han cambiado la manera de estructurar el precio azucarero”, afirma Chullén. Así, la caña de azúcar y la remolacha pueden utilizarse para producir el llamado etanol, un eficaz sustituto de la gasolina (en contraposición a los aceites que sustituyen al diésel). En un mundo sediento de energía, los que tienen la infraestructura para fabricar la gasolina verde tienen ahora un buen precio asegurado, pero aquellos menos poderosos dependen de los intereses de los grandes.

Artículos relacionados

• Cinco claves para los biocarburantes del futuro. Pilar Gil
• La nueva geopolítica de los alimentos. Lester Brown

Farm subsidies benefit members of the Congress - Wall Street Journal

Lawmakers' Farm Subsidies Draw Focus

Corey Bowles

The Wall Street Journal, June 1, 2013

Fifteen members of Congress received federal agricultural subsidies in 2012, according to data released Friday, mostly from a program that could soon be eliminated by legislation now before the Senate.

The federal payments to the lawmakers—13 Republicans and two Democrats—ranged from $339 to Rep. Randy Neugebauer (R., Texas) to $70,574 to Rep. Stephen Fincher (R., Tenn.). The data were released by the Environmental Working Group, a liberal research group, based on an analysis of data released by the U.S. Department of Agriculture.

Enlarge Image

Associated Press

Rep. Doug LaMalfa (R., Calif.), left, speaks with Rep. Cheri Bustos (D., Ill.), right, before a May House Agriculture Committee hearing on the farm bill under consideration.

The payments to all but two of the lawmakers were well above the average of $604 paid to the lowest-subsidized 80% of farmers between 1995 and 2012, the group said. The group eliminates the largest 20% of farm payments in its average, saying their size skews the result. Agricultural subsidies are awarded based on a farm's acreage and crop yields of previous years.

Most of the lawmakers got the payments because either they or their spouse owns an interest in a family farm. The farm owned by Mr. Fincher and his wife, Lynn, is in Halls, Tenn.

The release of the data comes as Senate lawmakers look to start floor debate this coming week on a farm bill that authorizes $1 trillion in spending over 10 years and reauthorizes a range of federal agricultural policies, including payments and subsidies to farmers, as well as funding for renewable energy and conservation programs.

The Senate bill would end direct payments to farmers, a decades-old program that sends money to certain farmers regardless of their farm's current crop yield, market prices or the farmer's economic circumstances.

The Senate bill envisions many farmers shifting to federal crop-insurance programs, which generally provide protection against adverse weather conditions, such has floods or drought. A small but growing number of farmers also purchase insurance providing protection against loss of revenue.

Backers of the bill say this would lead to a more market-based system, where farmers receive federal assistance when times are tough.

The lion's share of spending authorized in the bill would go to nutrition programs for lower-income Americans, known as food stamps. A clash between the House and Senate over the nutrition funding seems likely, as the Senate would pare the cost of the program by $4 billion over a decade, compared with $20 billion in cuts approved by the House Agriculture Committee.

Mr. Fincher and another House Republican who received farm payments, Rep. Doug LaMalfa of California, are members of the agriculture panel. Both voted for the House version of the farm bill, including the food-stamp cut, when the panel considered it in May. Like the Senate legislation, the House bill would wind down direct payments to farmers while making changes to other programs offering support to farmers.

According to the Environmental Working Group data, Mr. LaMalfa received $62,857 in federal farm-subsidy payments last year, the second-highest amount of any lawmaker.

In a statement released by his office, Mr. Fincher said that farm programs are "in need of major reform. I voted immediately to remove direct payments." A spokesman for Mr. LaMalfa said the lawmaker has long opposed the farm-subsidy system and voted to end direct payments.

Sen. Michael Bennet (D., Colo.), one of two Democratic senators to receive farm payments, got $2,107 last year, according to the group's data. A spokesman for Mr. Bennet said the senator donated the money to charity.

The figures from the Environmental Working Group don't include federal payments toward farmers' cost of crop insurance, which isn't released publicly by the federal government.

This is the first time the group released data for a single year. Previously, it released data cumulatively for subsidies received by lawmakers since 1995.

Write to Corey Boles at corey.boles@dowjones.com

A version of this article appeared June 1, 2013, on page A4 in the U.S. edition of The Wall Street Journal, with the headline: Lawmakers' Farm Subsidies Draw Focus.

Subsidios agricolas: OCDE mede volume real

Subsídios em países desenvolvidos seguem elevados

Assis Moreira

Valor Econômico, 11/07/2012

Os subsídios agrícolas concedidos pelos países desenvolvidos alcançaram US$ 252 bilhões em 2011, ou 4,6% a mais do que no ano anterior, segundo levantamento da Organização para Cooperação e Desenvolvimento Econômico (OCDE) que ainda será publicado e ao qual o Valor teve acesso.

A entidade ressalta que a alta registrada foi em dólar. O valor em euros (182 bilhões) permaneceu idêntico ao de 2010. O volume representa 19% das receitas agrícolas totais na OCDE, o menor nível observado desde que a entidade começou a calcular o apoio aos agricultores nos anos 1980. No ano passado, a OCDE havia publicado que os subsídios de 2010 tinham representado 18% da receita total, mas agora o índice subiu para 20%, com a sua revisão.

A organização utiliza uma metodologia própria para medir a proteção ao setor agrícola. É a Estimativa de Apoio ao Produtor (PSE, na sigla em inglês), um indicador do valor monetário bruto anual transferido por consumidores e contribuintes como apoio aos agricultores.

O recente declínio no apoio aos produtores ocorreu em virtude do aumento no preço das commodities no mercado mundial, mais do que em razão de mudanças nas políticas agrícolas. Com as cotações dos produtos em alta, agricultores americanos, europeus e asiáticos precisaram de menos ajuda.

Em todo caso, os subsídios que causam uma distorção no comércio - definidos como pagamentos baseados na produção - ainda representam 51% do total, comparados aos 86% entre 1986 e 1988.

Alguns países tentam cortar a ajuda ligada à produção e implantam o pagamento baseado em área histórica, número de rebanho, renda agrícola, etc. Quanto menor a ajuda ligada à produção, o produtor terá menos necessidade de aumentar a colheita com o objetivo de obter maiores subsídios.

A Nova Zelândia continua a dar o menor apoio aos seus agricultores, de apenas 1% da renda agrícola, e na Austrália são concedidos 3%. Os campeões continuam a ser Noruega (58%), Suíça (54%), Islândia (48%) e Coreia (45%).

Na União Europeia, os subsídios alcançaram US$ 103,1 bilhões, equivalente a 18% da renda agrícola. Na média, os agricultores recebem 5% a mais do que os preços praticados no comércio mundial. Mas alguns produtos tem benefícios maiores, como o caso do açúcar (preços 6% mais altos), carnes bovina e ovina (20% superior), além de barreiras para importações que permitem que produtores de frangos ganhem 50% mais que os preços de mercado.

Nos EUA, a ajuda alcançou US$ 30,5 bilhões, representando 8% da renda agrícola, abaixo da média da OCDE. Os preços ao produtor eram 13% mais altos do que no mercado internacional entre 1886 e 1988, mas recuou para 1% entre 2009 e 2011. O maior subsídio foi concedido para o setor açucareiro.

No Japão, o apoio aos agricultores totalizaram US$ 61 bilhões no ano passado contra os US$ 55,2 bilhões em 2010. Os preços recebidos por eles eram 1,8 vezes mais altos do que no mercado mundial. Na Coreia, os subsídios são voltados principalmente para a produção de arroz.

Após décadas de declínio nos preços reais das commodities agrícolas, a OCDE avalia que no médio prazo as cotações vão se manter elevadas. O mercado passa a oferecer boa remuneração aos agricultores que antes precisavam de dinheiro público.

A expectativa da entidade é de que com o crescimento significativo da demanda, as pressões por recursos limitados e os efeitos incertos das mudanças climáticas, façam com que os governos tenham uma boa oportunidade para cortar os subsídios agrícolas.

Subsidios agricolas: os paises mais subvencionistas

Informação factual, apenas: 

Parte dos subsídios agrícolas sobre o valor da produção agrícola total em países selecionados:

63% Japão

43% EUA

33% na UE

18% India

10% China

6% Brasil
Fontes: OECD, WTO, World Bank


Mas, parece que os europeus se cansaram de gastar mais da metade do orçamento comunitário com um punhado de agricultores chantagistas. Ou se cansaram, ou já não podem mais pagar, com a dimensão da crise fiscal que atinge todos os governos. Cada europeu paga 106 euros por ano pela Loucura Agrícola Comum. Não seria melhor dar esse dinheiro aos europeus, ou simplesmente não cobrar isso de impostos, e deixar que eles comprem o que quiserem em mercados livres?

EU Proposes New Limits on Farm Subsidies

BY JOHN W. MILLER AND CAROLINE HENSHAW

BRUSSELS—Officials here kicked off what promises to be more than a year of bitter wrangling over how to revise its $75 billion-a-year program to aid Europe's farmers, and the sniping began almost immediately.

The European Commission on Wednesday released its proposals to limit subsidies for big farms and oblige them to set aside more land for preservation, as part of an effort to rein in spending.

Disagreements over the world's biggest agricultural subsidy pit environmentalists and wealthy Europeans willing to pay higher food prices in exchange for more green space against consumers and farmers.