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sexta-feira, 10 de agosto de 2012

Iran e América Latina - Julián Schvindlerman


Nº 50 - VARIA

Palestina e Irán en América Latina

Julián Schvindlerman
Liberal Ilustrado (España)
Previamente han aparecido versiones de este ensayo en Agenda Internacional (octubre-noviembre de 2011) y The Journal for the Study of Antisemitism (junio de 2011).

La creciente implicación latinoamericana en asuntos mesoorientales quedó de manifiesto con las varias expresiones de apoyo formal otorgadas por toda Sudamérica –salvo Colombia– a una declaración unilateral del Estado palestino. Brasil, de manera sorpresiva, puso en marcha esa corriente, que respondía al interés palestino en obtener reconocimiento formal a una hipotética realidad que debía surgir de las negociaciones bilaterales entre la Autoridad Palestina e Israel. Hubo referentes políticos que se esforzaron en justificar la acción presentándola como un impulso al proceso de paz. Pero ella provocaba, de hecho, lo contrario, al facilitar a la Autoridad Palestina la obtención de un objetivo político eludiendo el diálogo con el Gobierno de Israel. Si bien los diversos comunicados variaron en algún grado –fundamentalmente en lo relacionado con las fronteras finales del futuro Estado–, lo cierto es que, en conjunto, constituyeron un importante respaldo latinoamericano a la diplomacia palestina.
Según el comentarista político norteamericano Jonathan Schanzer, esta iniciativa data del 2005 y tuvo en el Brasil de Lula da Silva a su más entusiasta promotor. Ese año, el presidente palestino, Mahmud Abbás, visitó Brasil para participar en el primer encuentro de Estados sudamericanos y países árabes, donde supuestamente Lula le prometió gestar el respaldo latinoamericano a una declaración unilateral de independencia. La visita de Abbás de noviembre del 2009 a la Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Venezuela fue un ejercicio de relaciones públicas orientado a sumar adeptos al proyecto. Al año siguiente la Autoridad Palestina cosechó los frutos de su gestión: en diciembre, poco antes de que su mandato finalizara, Lula extendió el reconocimiento brasilero al Estado palestino. En rápida sucesión, Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay y otros países de la región se sumaron a la corriente, como previamente habían hecho Venezuela, Cuba y Nicaragua[1].
Lima iba a albergar en febrero de 2011 la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Foro América del Sur-Países Árabes (ASPA), donde se estimaba iba a haber una expresión colectiva de reconocimiento del Estado palestino. Pero, tras dos postergaciones, finalmente se pospuso de manera indefinida debido a las protestas populares y guerras civiles que siguen azotando el mundo árabe. A finales de marzo tuvo lugar en Montevideo una reunión auspiciada por la ONU "en apoyo a la paz entre palestinos e israelíes", con asistencia de delegados de América Latina y el Caribe y en la que los palestinos anunciaron que en septiembre presentarían ante la Asamblea General una resolución a favor del Estado palestino[2]. Y efectivamente el viernes 23 de septiembre el presidente de la Autoridad Palestina, del movimiento Fatah y de la Organización para la Liberación de Palestina, Mahmud Abbás, presentó al secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, la propuesta de marras, que en el momento de estas líneas está siendo estudiada por el Consejo de Seguridad.
Varias naciones latinoamericanas expresaron su apoyo; emblemáticas fueron estas palabras de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ante la Asamblea General: "El reconocimiento de Palestina ayudará a crear un mundo más justo"[3].
Otro ejemplo reciente del interés latinoamericano por el Medio Oriente fue la respuesta regional a la crisis libia. Perú asumió un rol de liderazgo ejemplar al cortar los lazos diplomáticos con el régimen de Muamar Gadafi, adelantándose no solamente a sus hermanos latinos, sino prácticamente al mundo entero.
Si con ello Lima ansiaba generar un efecto dominó, no lo consiguió. Brasil, Chile, Costa Rica y Paraguay, entre otros, rápidamente condenaron la represión del Gobierno libio pero no fueron mucho más allá. La República Argentina demoró su pronunciamiento para finalmente emitir un comunicado lacónico y de tono jurídico. Una vez comenzada la acción militar internacional contra Libia –a pedido de los rebeldes libios, con respaldo de la Liga Árabe y la validación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas–, la presidenta argentina dejó entrever su oposición al afirmar: "Los grandes centros de presunta civilización siguen resolviendo sus diferencias a los bombazos y con violencia"[4]. La presidenta hizo estas declaraciones mientras recibía al presidente de Venezuela, de visita en el país. Cabe recordar que en noviembre de 2008, durante un viaje a Libia, Fernández de Kirchner había manifestado su admiración por el líder libio al decir que ambos habían "abrazado ideas y convicciones muy fuertes..."[5].
Como era de esperar, Venezuela, Cuba y Nicaragua dieron su apoyo al coronel Gadafi. Incluso se especuló con Caracas como destino de una posible fuga del dictador libio. Debe recordarse que los presidentes Daniel Ortega, Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales fueron receptores del Premio Internacional Muamar Gadafi a los Derechos Humanos (dotado con 250.000 dólares) en años recientes.
Mientras Gadafi enviaba tanques y aviones a reprimir a la población –la cual, según él, lo amaba y estaba dispuesta a morir en su defensa; a su juicio, era Al Qaeda la que estaba detrás de las protestas–, Hugo Chávez coreaba "¡Viva Libia y viva Gadafi!", Daniel Ortega telefoneaba al coronel para darle su apoyo y Fidel Castro culpaba a la OTAN de la violencia. Con Gadafi señalando al fundamentalismo islámico y Castro a las fuerzas de la Alianza Atlántica, el comentarista Moisés Naím irónicamente lamentó el dilema de los presidentes de Nicaragua y Venezuela, que, "para evitar tener que tomar partido por Fidel o por Muamar, concluirán que la desestabilización de Libia es una operación conjunta de la OTAN y Al Qaeda"[6].
Obviamente, la eliminación, en mayo y en Pakistán, de Osama ben Laden en el curso de una operación especial estadounidense tuvo amplia resonancia en América Latina, si bien las reacciones no fueron ni mucho menos unánimes. Así, mientras países como Brasil, Colombia, México y Perú celebraron la acción, Cuba, Ecuador, Uruguay y Venezuela la criticaron. "Ninguna muerte debe ser celebrada", aseguró el canciller de Uruguay, Luis Almagro, mientras que su colega ecuatoriano, Ricardo Patiño, declaró: "Lo que ha hecho Estados Unidos es absolutamente desproporcionado, absolutamente injusto y es gravísimo". El vicepresidente de Venezuela, Elías Jaua, cargó contra la alegría de los norteamericanos, y el Ministerio de Relaciones Exteriores chavista emitió un comunicado censurando "la barbaridad y la ilegalidad" estadounidense y el combate del terror "con más terror". Fidel Castro afirmó que la operación violó las leyes de Pakistán y ofendió la "dignidad" de los paquistaníes, en tanto que medios oficiales cubanos presentaron la noticia como un intento norteamericano por desviar la atención mundial de la campaña militar contra la Libia de Gadafi.
El Gobierno argentino ni aplaudió ni censuró la acción, limitándose a condenar ambiguamente "a quienes utilizan la política o la religión para cometer acciones criminales". El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, saludó a Barack Obama "por ese gran golpe contra el terrorismo", mientras que su par mexicano, Felipe Calderón, alabó la "perseverancia en el combate" de los estadounidenses. La más entusiasta felicitación la dio el presidente del Perú, Alan García, quien dijo que el "llevarse del mundo a la encarnación del mal" fue el "primer milagro de Juan Pablo II"[7].
Si la atención latinoamericana al Oriente Medio quedara restringida al ámbito de lo declarativo y lo diplomático, aun con su ocasional patetismo, el impacto no sería muy fuerte. Por momentos, sin embargo, la interrelación entre estas dos zonas parece de lo más fáctica e incluso peligrosa. A comienzos de abril tomó notoriedad mundial una nota publicada en la revista brasilera Veja que denunciaba la presencia de unos veinte miembros de grupos extremistas musulmanes en Brasil. Según la publicación, integrantes de Al Qaeda, Hamás y Hezbolá operan en suelo brasilero, recaudando dinero, difundiendo propaganda, reclutando militantes y planeando atentados.
Basándose en documentos de la policía local, de la CIA e Interpol, Veja informó de que reside allí desde los años noventa el libanés Jaled Husein Alí, uno de los responsables del aparato propagandístico de Al Qaeda. Desde San Pablo (Sao Paulo) coordina a miembros del así llamado Batallón Mediático de la Yihad en diecisiete países; asimismo, traducía y difundía los mensajes de Osama ben Laden. La revista dio igualmente cuenta de la presencia en el país de los egipcios Hesham Ahmed Mahmud Eltrabily y Mohamed Alí Abou Elezz Ibrahim Soliman, ambos acusados por las autoridades egipcias de participar en la matanza de Luxor (1997), en la que murieron 62 turistas.
El libanés y los dos egipcios fueron apresados y posteriormente liberados. El Supremo Tribunal Federal denegó los pedidos de extradición de Egipto alegando que las pruebas no eran suficientes, en un caso, y que hubo errores de traducción y de tipo formal, en el otro. Veja indicó que en la zona de la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay) hay células activas de Hezbolá y Hamás que procuran pasaportes falsos de Brasil, México, Portugal y España a militantes arribados del Oriente Medio. La nota consignó que dos brasileños convertidos al islam, Alan Cheidde y Anuar Pechliye, fueron entrenados en Afganistán y retornados al Brasil para colaborar en la falsificación de pasaportes. La policía federal arrestó en 2005 a una veintena de extremistas en Foz do Iguaҫu con más de 1.200 pasaportes falsos. Esta banda, liderada por el libanés Jaim Baalbaki y el jordano Sael Basir Yahya Najib Atari, también había arreglado casamientos de terroristas árabes con madres solteras brasileñas –cuyos hijos reconocían–, con lo que aquéllos obtenían la residencia y evitaban la extradición.
La revista denunció los viajes frecuentes a Brasil del iraní Mohsen Rabbani, exconsejero cultural de la embajada iraní en Buenos Aires, sobre quien pesa una notificación roja de Interpol por su participación en el atentado contra la AMIA en 1994, en el que murieron 85 personas. Se atribuye a Rabbani haber reclutado al menos una veintena de jóvenes en los estados de San Pablo, Pernambuco y Paraná para su adoctrinamiento religioso en Teherán. No por nada el procurador general de Brasil ha advertido: "Sin que nadie lo perciba, está surgiendo una generación de extremistas islámicos en el país"[8].
En América Latina residen entre 4,5 y 6 millones de musulmanes, la mayoría de ellos suníes. Irán podría ver a la minoritaria comunidad chiita como una base de reclutamiento para la promoción de sus intereses radicales[9].
El reportaje de Veja no hizo más que reforzar la preocupación por la apreciable presencia iraní en la zona. El académico israelí Ely Karmon ha sido pionero en documentar los fuertes lazos de la República Islámica de Irán con Latinoamérica[10]. Fue a partir del ascenso de Mahmud Ahmadineyad al poder que los vínculos se estrecharon, especialmente con los países que conforman el núcleo duro del populismo y del antioccidentalismo regionales; aunque no solamente con ellos: en la última década Irán ha duplicado prácticamente el número de embajadas en el hemisferio[11]. "La República Islámica de Irán ha expandido sus relaciones con América Latina (...) en todos los aspectos en años recientes", dijo Ahmadinejad ante la Asamblea General de la ONU en septiembre del 2010[12].
Entre los múltiples objetivos perseguidos por Teherán, Karmon menciona la propagación del chiísmo (tribus wayuu en Venezuela y totxiles en México fueron colectivamente convertidas), la ampliación de las bases operativas de Hezbolá (desde la Triple Frontera hacia Bolivia, Venezuela, Brasil y otros lugares), el apoyo diplomático en foros internacionales a su programa nuclear ilícito, la obtención de uranio (en mayo de 2009 el New York Times reprodujo un cable de Associated Press que consignaba una denuncia israelí referida a la provisión de uranio a Teherán por parte de La Paz y Caracas), limitar el impacto de las sanciones económicas mundiales mediante la creación de un mercado alternativo y, en general, erigir un contrapeso a Estados Unidos –que tiene tropas en países fronterizos con Irán– en una zona de influencia tradicional de Washington[13].
Foros, congresos y conferencias han servido como marcos para la interrelación. Así, conforme este investigador israelí ha indicado, la conferencia internacional sobre América Latina celebrada en Teherán en 2007, titulada "Desarrollo en América Latina: su papel y su status en el futuro sistema internacional", contó con participantes de la Argentina, Brasil Cuba, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela; entre los invitados se contaban dos hijos de Ernesto Che Guevara. El mismo año tuvo lugar el Primer Congreso Internacional de Literatura Latinoamericana en Irán, circunstancia que aprovechó la cancillería iraní para anunciar la apertura o reapertura de embajadas en varias naciones latinoamericanas. En 2009 tuvo lugar en Beirut el Foro Internacional para la Resistencia, el Antiimperialismo y la Solidaridad entre Pueblos: organizado por Hezbolá, reunió a 400 personas, muchas de ellas latinoamericanas. Es posible que esta clase de encuentros hayan estado inspirados en las asambleas antiglobalización celebradas entre 2003 y 2005 en Yakarta, Bombay, Beirut y Porto Alegre[14].
Un telegrama del 2009 filtrado por Wikileaks revelaba la inquietud que la creciente infiltración iraní despierta en Washington. Según el cable, la secretaria de Estado Hillary Clinton envió una larga lista de preguntas a sus embajadas en América Latina a propósito de la importancia de la actividad de Teherán en la región.
El 19 de julio de 1994, el vuelo 901 de Alas Chiricanas partió desde la localidad panameña de Colón rumbo a Ciudad de Panamá con 21 personas a bordo, 12 de las cuales pertenecían a la comunidad judía local. Nunca arribó a destino. Un sujeto llamado Jammal Lya explotó una bomba en pleno vuelo, provocando la muerte a todos los pasajeros y la tripulación. Su cuerpo fue el único no reclamado, y una agrupación desconocida, Ansar Alá, reclamó la autoría del atentado. Oficiales del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América oportunamente dejaron trascender sus sospechas de que esta agrupación era o un subgrupo o un seudónimo del movimiento terrorista libanés Hezbolá[15]. Por haber ocurrido un día después del atentado contra la sede de la comunidad judía de la Argentina (AMIA), este hecho brutal no cosechó la atención debida fuera de Panamá y Centroamérica.
El año pasado fue arrestado en Tijuana Jamil Nasr, presunto responsable de las operaciones de Hezbolá en México, lo que generó interrogantes referidos al posible nexo entre la agrupación libanesa y los cárteles de la droga mexicanos, que se mueven con facilidad en la frontera con EEUU. El informe del Departamento de Estado "International Narcotics Control Strategy Report 2009" señala que agentes de la DEA (Drug Enforcment Agency) han establecido un nexo entre cárteles de la droga colombianos y especialistas en lavado de dinero afiliados a Hezbolá[16]. Los esfuerzos del grupo terrorista libanés por introducirse en Latinoamérica pueden verse también en el acuerdo firmado con el Estado español en 2004 para la difusión satelital de su canal de televisión, Al Manar, para toda América Latina. Bajo fuertes presiones internacionales, España posteriormente canceló las emisiones. No obstante, el patrón de Hezbolá tendrá su propio canal de televisión en español para América Latina a fines de año. Llamado Hispan TV, emitirá por señal satelital y sin cargo "directamente desde Irán a tu casa", según se promociona. Tal y como informó La Nación, la cadena ya tiene corresponsales en la Argentina, Perú, Ecuador y Venezuela[17].
Teherán parece sentirse tan cómoda en la región, que sus emisarios se permiten provocar abiertamente a las sociedades que los acogen. Así, el embajador iraní en Montevideo, Hojatollaj Soltani, el mismo mes de los aniversarios de los ataques terroristas en Panamá y Argentina minimizó públicamente el Holocausto. "Tal vez murieron, asesinaron a unos, no sé, miles de judíos. Pero esa cifra, dos millones, cuatro millones, seis millones, eso es una mentira...". Luego de fuertes protestas de la comunidad judía, el canciller uruguayo Luis Almagro declaró: "Uruguay condena los dichos del embajador. Para nosotros, definitivamente, el Holocausto es un hecho histórico innegable, en función de lo que establecen las resoluciones de las Naciones Unidas"[18]. El ministro de Defensa de la República Islámica, Ahmad Vahidi, a pesar de estar en busca y captura internacional, viajó en mayo a Bolivia, donde fue recibido oficialmente por las autoridades locales. Ante protestas de la Argentina, Vahidi abandonó el país. La ministra de Justicia boliviana defendió la presencia del iraní, pero la Cancillería hizo llegar a Buenos Aires un pedido formal de disculpas, que posteriormente, durante una visita al país, el presidente Evo Morales trasladó personalmente, en una reunión privada, a autoridades de la DAIA. Pero el hecho de que Bolivia haya permitido la estancia en su territorio de un prófugo de la justicia de un país hermano –acusado de estar vinculado a un atentado que provocó también la muerte de ciudadanos bolivianos–, en lugar de ponerlo a disposición de las autoridades argentinas, es harto más elocuente de la postura de La Paz que las posteriores disculpas formales e informales[19].
En esta atmósfera, no debe sorprendernos que el exsecretario de Defensa de los Estados Unidos, Robert Gates, se manifieste perturbado "por el nivel de actividad subversiva que Irán está llevando a cabo en varios países latinoamericanos, especialmente en Centro y Suramérica"[20].
De todas las naciones latinoamericanas, la Venezuela de Hugo Chávez ha sido la más hospitalaria con el Irán de Ahmadineyad. Han suscrito cientos de acuerdos económicos. Hay un vuelo regular entre Teherán y Caracas, con escala en Damasco; un vuelo que no es comercialmente rentable, que no admite pasajeros normales y comunes y que no está sujeto al control aduanero usual. Algunas universidades venezolanas enseñan farsi. En zonas rurales del país sudamericano hay fábricas iraníes custodiadas por iraníes. Presumiblemente dedicadas a la fabricación de bicicletas y tractores, se encuentran en regiones ricas en uranio y minerales valiosos. Chávez, debe recordarse, fue premiado por Ahmadinejad por apoyar el programa nuclear de los ayatolás. A mediados de mayo, el diario alemán Die Welt informó de que Irán estaba construyendo bases para el lanzamiento de cohetes en la Península de Paraguana. Hezbolá, las FARC y ETA reciben patrocinio venezolano. El año pasado, líderes de Hamás, Hezbolá y la Yihad Islámica Palestina se reunieron con Hugo Chávez en los cuarteles de la Inteligencia Militar venezolana en Caracas. Un simpatizante de Hezbolá de ascendencia siria, Tarek el Aisami, ha sido responsable de la agencia de pasaportes venezolana, ministro de Justicia e Interior y vice-canciller; su padre ha alabado públicamente a Sadam Husein y a Osama ben Laden y su hermano está asociado en el negocio de la droga a Walid Makled, un traficante sirio-venezolano buscado por la justicia norteamericana. En 2008, Washington definió al diplomático venezolano apostado en Damasco y Beirut, Ghazi Nasr al Din, como agente de Hezbolá, en tanto que Nawaf Musawi, director de relaciones internacionales del Partido de Alá, participó ese mismo año en un acto celebrado en la embajada venezolana en Beirut en conmemoración del fracaso del golpe de estado antichavista de 2002. Chávez fue el primer líder mundial en felicitar a Ahmadineyad por su victoria electoral de 2009, considerada fraudulenta por gran parte de la población iraní. Isla Margarita, otrora paraíso turístico, se ha convertido en zona de entrenamiento de islamistas. A finales de abril, The Arab Times reportó que ciudadanos de Kuwait, Bahrein y Arabia Saudita están siendo entrenados en Venezuela en el manejo de explosivos, la práctica de secuestros y el asesinato por miembros de la Guardia Revolucionaria iraníes[21].
En Venezuela, que expulsó años atrás a los embajadores estadounidense e israelí, el antisemitismo y el antisionismo son oficialmente promovidos. Alrededor de cuarenta y cinco menciones antisionistas o antisemitas pueden hallarse diariamente en la prensa venezolana. "¡Maldito eres, Estado de Israel!", dijo un día por televisión el propio presidente, que tampoco se ha privado de tachar de "nazi" al Estado judío. En 2009, para atacar a Colombia, dijo que ésta era "el Israel de América Latina". En 2005, dirigiéndose a indígenas en ocasión de un aniversario del Descubrimiento de América, Chávez afirmó: "Ustedes fueron expulsados de su patria como el heroico pueblo palestino"[22]. La comunidad judía venezolana, con acceso limitado o nulo al Gobierno, ha padecido el hostigamiento del régimen chavista. Dos veces fue allanada una institución hebrea central, en pleno Caracas, en busca de armas. La sinagoga Tiferet Israel fue profanada. En junio de 2008, el embajador venezolano en Moscú denunció un golpe de estado contra su Gobierno y acusó al Mossad y a "ciudadanos venezolanos pero judíos" de participar en el complot[23]. En la Navidad del 2005, Chávez denunció: "Algunas minorías, entre ellas los descendientes de los asesinos de Cristo, se han apoderado de las riquezas de este mundo".
Desde que Chávez asumió el poder, la mitad de la comunidad judía venezolana ha abandonado el país[24].
La relación de Brasil con Irán ha causado una gran sorpresa en algunos lugares. Como potencia regional y referente mundial emergente –junto a China, la India, Rusia y Sudáfrica–, Brasil pretende ejercer de nexo constructivo entre el Primer y el Tercer Mundo. En el periodo 2005-2010, Brasil concedió 3.200 de millones dólares en préstamos y cancelaciones de deudas a países pobres y 1.900 millones en ayuda humanitaria, becas de estudio, capacitación técnica y demás[25]. En el plano doméstico ha cosechado logros apreciables: su economía ha crecido notablemente, y tanto Lula da Silva como su sucesora, Dilma Rousseff, son muy populares: Lula abandonó el poder con un 80% de aprobación, y Rousseff contaba con el respaldo del 73% de sus compatriotas al cumplir cien días de mandato. La proyección internacional del gigante suramericano queda reflejada en el hecho de que será la sede del mundial de fútbol de 2014 y de las Olimpíadas de 2016; ¡incluso Walt Disney Company ha ambientado uno de sus últimos films animados –Rio– en Brasil!
En el tramo final de su segundo mandato, Lula dio un brusco giro, llegando a desafiar los intereses de los Estados Unidos en la región en varias áreas y consolidando un vínculo con Teherán que parecía inconcebible poco tiempo antes. Al igual que Chávez, Lula respaldó los dudosos resultados electorales de Irán, invitó al presidente Ahmadineyad y visitó Teherán. También apoyó el derecho de Irán a tener un programa nuclear "civil", se opuso a la aplicación de sanciones contra el régimen de los ayatolás y abrió un diálogo con Teherán que fue seriamente cuestionado por varios actores globales. En 2007, durante la asamblea que celebró Interpol en Marruecos, Brasil se abstuvo en la votación que validó la emisión de "notificaciones rojas" contra figuras prominentes del Gobierno iraní por su relación con el atentado contra la AMIA. En 2009, Brasilia se abstuvo cuando se debatió en el seno de la Organización Internacional para la Energía Atómica (OIEA) la cuestión nuclear iraní. En mayo de 2010, Brasil se unió a Turquía en un intento de proteger diplomáticamente a Irán de las sanciones que pretendía imponerle Washington. Incluso en aspectos simbólicos desvinculados de la cuestión iraní, como el visitar la tumba de Yaser Arafat en Ramala pero no la de Theodor Herzl en Jerusalem durante su visita a la zona en 2010, puede apreciarse la orientación ideológica que Lula dio a su política exterior.
Lula llegó a definir a Chávez como "el mejor presidente venezolano de los últimos cien años". Lula, cuyo Partido de los Trabajadores fue uno de los creadores del Foro Antiglobalización de Porto Alegre, evitó ser premiado en el Foro de Davos alegando en el último momento razones de salud. Lula contrarió a la Casa Blanca al apoyar la reincorporación de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA), cuya Carta Magna explicita que sólo los países democráticos pueden ser miembros de la misma. Lula dio cobijo diplomático al depuesto presidente de Honduras –y aliado de Chávez– Manuel Zelaya, condenó los acuerdos militares suscritos entre Estados Unidos y Colombia y adoptó una retórica tercermundista que contrastaba con su imagen anterior, más moderada.
Al asumir la presidencia a comienzos de 2011, Dilma Rousseff despertaba dudas por su pasado guerrillero y marxista. Su cercanía con Lula, quien la eligió como su sucesora, podía sugerir una continuación de las políticas controvertidas de su mentor. Pero sus primeros pasos en la arena internacional han resultado ser mucho más centristas que los de aquél. Su pasado feminista y de militante torturada por los militares la llevó a condenar ataques a los derechos humanos en Cuba e Irán, y, en un giro respecto de las últimas votaciones en la ONU, hizo que su país votara a favor de crear un relator de derechos humanos para Irán. Nombró como canciller a Antonio Patriota, reputado exembajador en Washington. Por su parte, Estados Unidos ha dado señales claras de su interés en rescatar a Brasil. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, estuvo presente en la ceremonia de investidura de Rousseff, y el presidente Obama cursó visita al país sudamericano en marzo, en una gira que sólo incluyó a otros dos países, Chile y El Salvador[26]. Por cierto, Lula fue el único expresidente brasilero en no asistir al almuerzo ofrecido en honor de Obama en el Palacio de Itamaraty.
En el Consejo de Seguridad, Rousseff condenó el bombardeo de la OTAN sobre Libia y obstaculizó durante meses una condena a Siria auspiciada por Washington. En cuanto a Obama, no ha apoyado las aspiraciones brasileras de obtener una banca permanente en el Consejo. Este par de ejemplos ponen de manifiesto que, por mucho que Rousseff haya girado, las relaciones entre Brasil y EEUU no van a estar exentas de tensión. No obstante, es evidente que Rousseff se ha apartado de la diplomacia populista del último Da Silva, particularmente en lo relacionado con Teherán.
En cuanto a la Argentina, ha mantenido una política ambivalente hacia Irán. Su relación con la teocracia islámica se ha visto gravemente alterada a partir de los años noventa, luego de que agentes de Hezbolá perpetraran el primer atentado islamista en América Latina (voladura de la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992, con 29 muertos) y el peor ataque antisemita en la diáspora desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (voladura de la sede de la AMIA en la misma ciudad, dos años más tarde; 85 muertos). Tomando distancia del Gobierno de Carlos Menem, acusado de obstruir el progreso de la investigación, el matrimonio Kirchner dio un impulso considerable a la misma, denunciando a Irán en foros internacionales, solicitando a Interpol la captura de sospechosos iraníes y designando a un fiscal judío, al que dotó de los medios que le permitieran llevar adelante una pesquisa efectiva. Con todo, algunas cuestiones han dado lugar a la duda a propósito de la posición del oficialismo ante Teherán:
  1. la cercanía ideológica de los Kirchner a países aliados a Irán como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua;
  2. las sospechas de que los Kirchner hicieron un uso político del caso AMIA paa denostar a Menem;
  3. la peculiar relación de miembros del Gobierno con el sindicalista antisionista Luis D'Elía, elemento muy cercano a la embajada iraní;
  4. el auge sustancial del comercio entre la Argentina e Irán bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner;
  5. la permanencia en la sala de la delegación argentina cuando Mahmud Ahmadineyad empezó a hablar en Durban II (abril de 2009);
  6. la falta de apoyo gubernamental a la candidatura del argentino Rogelio Pfirter a la dirección general de la OIEA; Pfirter contaba con el apoyo de Washington pero era visto desfavorablemente por Teherán.
A fines de marzo, el diario Perfil publicó una noticia que generó una polémica de envergadura. Uno de sus principales columnistas denunció, citando un documento secreto, la existencia de negociaciones entre Buenos Aires y Teherán para cerrar las investigaciones judiciales antes referidas a cambio de mejoras en las relaciones comerciales[27]. El Gobierno israelí reaccionó airadamente, tildando de "gravísima" la la información y advirtiendo de que, de confirmarse, estaríamos ante una manifestación de "infinito cinismo y deshonor a los muertos"[28]. Por su parte, el fiscal de la causa AMIA, Dr. Alberto Nisman, negó rotundamente lo publicado por Perfil [29]. El Gobierno, sin embargo, permaneció en silencio. El embajador israelí en Buenos Aires, Daniel Gazit, pidió aclaraciones al Ministerio de Relaciones Exteriores, pero diez días después aún no había recibido una respuesta oficial[30].
La primera reacción pública fue la del canciller argentino... desde Israel. Interrogado por la prensa, inicialmente eludió tocar el espinoso tema invocando preceptos de la Torá y apelando a la memoria de su padre muerto, el famoso periodista Jacobo Timerman, lo que no hizo sino suscitar el desconcierto. Finalmente dijo: "No hay ninguna evidencia de que la Argentina haya cambiado su curso de acción, que comenzó en 2003, con la elección de Néstor Kirchner, (...) el objetivo de nuestro país es investigar el tema de los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel"[31]Perfil no contribuyó a aclarar las cosas al negar acceso al Centro Simon Wiesenthal a la documentación que sirvió de base para la noticia. En este ambiente de dudas, y ante una denuncia tan grave, era esperable una contundente desmentida, acreditada en un comunicado oficial cuyo texto escrito disipara toda ambigüedad. Desafortunadamente, nunca se produjo.
En vísperas del último aniversario de la voladura de la AMIA, el Gobierno iraní ofreció a la Argentina participar en un "diálogo constructivo" y extendió la cooperación al esclarecimiento de las "circunstancias" de un atentado que la fiscalía argentina atribuyó a la propia Teherán[32]. La propuesta era tan transparentemente falsa y provocativa, que AMIA y DAIA emitieron un comunicado conjunto en el que afirmaban que las proposiciones iraníes no resultaban "creíbles"[33]. La Cancillería argentina no opinaría lo mismo: el Palacio San Martín emitió un comunicado calificando de "inédito y muy positivo" el pronunciamiento iraní[34]. Al mes siguiente, en el curso de una gira por Brasil, Uruguay y Paraguay, Alí Ahani, viceministro de Relaciones Exteriores de Irán, declaró al diario Folha de Sao Paulo que su país podría nombrar embajador en la Argentina, "el único país de América Latina donde Irán tiene un encargado de negocios en lugar de un embajador". El funcionario aseguró que su país "condenó" el atentado, trasladó sus "condolencias" a los familiares de las víctimas, ofreció su "colaboración" para identificar a los culpables y expresó su deseo de que Teherán y Buenos Aires pudieran superar los "malentendidos" que los habían separado[35]. El Gobierno argentino eligió responder oficialmente a Irán en el marco de la Asamblea General de la ONU: allí, Cristina Fernández de Kirchner dijo que la Argentina no podía ni debía rechazar una oferta de diálogo de Irán, y expresó sus deseos de que tal diálogo fuese "constructivo, sincero y con resultados". Es cierto que la presidente agregó que el mismo debía ser creíble y no "una maniobra dilatoria o distractiva", y que su país no dejaría de lado los requerimientos de la justicia[36]. Pero la apertura estaba hecha, y pareció confirmar las revelaciones de Perfil. Máxime ante el hecho de que el representante argentino ante la ONU, Jorge Arguello, fue instruido para que permaneciera en el recinto de la Asamblea General durante el discurso del presidente iraní, quien, una vez más, provocó la salida de la sala de varias delegaciones con su extremismo furibundo. 
Los ánimos, tanto en Buenos Aires como en Teherán, parecían estar cambiando. Apenas unos meses antes, en octubre, el Gobierno iraní había presentado una dura carta a las Naciones Unidas en respuesta a la solicitud argentina de juzgar a los oficiales iraníes acusados de perpetrar el atentado contra la AMIA; en ella acusaba a la República Argentina de cooperar con grupos terroristas –"en particular, con la conocida organización Muyahidin Jalq"–, decía que la comunidad islámica seguía estando "aislada y discriminada" en la república austral, pedía a Buenos Aires que dejara de "reiterar las improcedentes hipótesis y lugares comunes inventados" e instaba a que se protegiesen los "derechos fundamentales" de los iraníes acusados[37].
El Gobierno argentino todavía debe una explicación a propósito de su cercanía política al piquetero Luis D'Elía. En marzo, el juez federal Daniel Rafecas reveló que las reiteradas manifestaciones que acontecen frente a la embajada de Israel pueden estar siendo organizadas por D'Elía con financiamiento de la embajada iraní[38].(43) No obstante las serias implicancias de tal denuncia, el Gobierno eligió no despegarse del mentado sujeto. Cabe notar que, en ocasión del lanzamiento de un movimiento que lidera D'Elía en un acto multitudinario celebrado en el Luna Park, la presidenta ofreció su respaldo en un video. Entre los asistentes estaba el representante de Irán en la Argentina. Para esos mismos días, D'Elía había entrevistado radialmente a Mohsen Rabbani, con lo que brindó una plataforma pública a un prófugo de la justicia argentina para desmentir sus presuntos viajes al Brasil. Además, el piquetero ha viajado a Irán en el pasado.
La Argentina de los Kirchner también desconcierta en otras áreas. Néstor fue capaz de organizar una cumbre opositora a un presidente estadounidense de visita oficial en el país: en 2005, 45.000 activistas de izquierda se agolparon en un estadio para bramar contra George W. Bush; Cristina llegó a acusar a la CIA de realizar una "operación basura" cuando autoridades norteamericanas señalaron la existencia de un financiamiento clandestino chavista de su campaña electoral; la Cancillería puede sermonear a EEUU por bombardear Libia a la par que la agencia oficial de noticias Télam suscribe un acuerdo de información con la Agencia de Noticias Árabe Siria (SANA) mientras el régimen de Bachar Asad reprime militarmente a manifestantes pro-democracia; y el Gobierno puede aplaudir un premio periodístico dado por la Universidad de La Plata a Hugo Chávez mientras éste combate fieramente la libertad de expresión en su país. Estos hechos dan cuenta de la cosmovisión de un Gobierno al que, benignamente, en el extranjero se le suele etiquetar como "inclasificable".
***
En conjunto, América Latina no tiene peso geoestratégico suficiente como para impactar fuertemente en la escena global, con la cada vez más clara excepción de Brasil, aunque sí puede influir mediante el peso de sus votos en varios organismos internacionales. Sea como fuere, muchos de sus dirigentes parecen empeñados en expandir ideologías arbitrarias, asociarse a países y agrupaciones problemáticos y a no procurar calma y estabilidad a la región.


[1] Jonathan Schanzer, "Fatah, Hamas, and the Statehood Gambit", Commentary, junio de 2011.
[2] Comunicado del Centro Simon Wiesenthal, 31-III- 2011.
[3] "CFK: 'El reconocimiento de Palestina ayudará a crear un mundo más justo'", Página12, 21-IX-2011.
[4] "Cristina condenó el ataque a Libia", La Nación, 30-III-2011.
[5] "La tibieza argentina con Khadafy", editorial de La Nación, 24-II-2011.
[6] Moisés Naím, "El eje de los despistados", El País, reproducido en La Nación el 7-III-2011.
[7] "Latinoamérica se divide ante el anuncio de la muerte de Bin Laden", CNNMéxico.com, 2-V-2011; "Polémico comunicado de Chávez por la muerte de Bin Laden", Infobae.com, 3-V-2011; Jorge Elías, "Ni unidos ni dominados", La Nación, 15-V-2011; "Fidel Castro y la muerte de Bin Laden", La Voz de América, 5-V-2011; "TV cubana afirma que la muerte de Bin Laden busca desviar la atención de Libia", Noticias24.com, 2-V-2011; comunicado de la Cancillería argentina "Sobre la muerte de Osama Ben Laden", 2-V-2011.
[8] Comunicado del Centro Simon Wiesenthal, 6-IV-2011, y "Advierten sobre la presencia de Al Qaeda en Brasil", La Nación, 4-IV-2011.
[9] Michael Segall, "Latin America: Iran's Springboard to America's Backyard", Jerusalem Viewpoints nº 584, julio-agosto de 2011, Jerusalem Center for Public Affairs.
[10] Ely Karmon, "Iran and its Proxy Hezbollah: Strategic Penetration in Latin America", Herzlia Interdisciplinary Center, 15 de abril de 2009. Inicialmente publicado por el Real Instituo Elcano de Madrid.
[11] Segall, ibid.
[12] Segall, ibid.
[13] Karmon, ibid.
[14] Ely Karmon, "Hizbullah and the Anti-Globalization Movement: A New Coalition?", Policy Watch nº 949, 27-I-2005, The Washington Institute for Near East Policy.
[15] "Hezbollah: Sweet home Latinoamérica", ReVista de Medio Oriente, 18-VII-2011.
[16] Segall, ibid.
[17] "Un canal de TV de Irán se emitirá en América Latina", La Nación, 11-IX-2011.
[18] "Judíos Uruguay piden Gobierno sancione embajador Irán", Reuters, 29-VII-2011; "Uruguay rechaza dichos de embajador iraní", Uruguay al Día, 30-VII-2011.
[19] "Inaceptable actitud de Bolivia", editorial de La Nación, 7-VII-2011; "El titular de la DAIA dijo que Evo Morales pidió 'disculpas'", Télam, 1-VII-2011.
[20] Segall, ibid.
[21] Karmon, "Iran and its Proxy..."; Robert M. Morgenthau, "The Iran-Venezuela Axis of Scam", The American Interest, enero-febrero de 2010; Roger Noriega, "Is there a Chavez Terror Network on America´s doorstep?", The Washington Post, 20-III-2011; "El presunto narco que Chávez le podría arrebatar a EEUU", The Wall Street Journal Americas, 1-IV-2011; "Die Welt: Iran building rocket bases in Venezuela", The Jerusalem Post, 17-V-2011; "Kuwaities among trainees in 'Guards' Latin camp", The Arab Times, 28-IV-2011.
[22] "Venezuela: Israel like nazis - Chavez", Stratfor, 4-VIII-2006; "Colombia, el Israel de América Latina: Chávez", El Universal, 26-VII-2009; "Chávez entrega tierras a indígenas y los compara con palestinos", El Universo, 12-X-2005. Para una referencia completa del antisemitismo chavista, Travis Pantin, "Hugo Chavez's Jewish Problem", Commentary, julio-agosto de 2008.
[23] "Solicitan retiro de Navarro de la embajada de Rusia", El Universal, 8-VI-2008.
[24] "Judíos venezolanos pasan su peor momento en 40 años", Noticias24.com, 31-III-2007.
[25] "Consolidarse como potencia, la apuesta millonaria de Brasil", La Nación, 24-IV-2011.
[26] Mary Anastasia O'Grady, "Why Obama Went to Brazil", The Wall Street Journal, 21-III-2011.
[27] Pepe Eliaschev, "Argentina negocia con Irán dejar de lado la investigación de los atentados", Perfil, 26-III-2011.
[28] "Israel exigió que el Gobierno aclare", La Nación, 28-III-2011.
[29] "Prosecutor: Probe into Argentina bombings not halted", The Jerusalem Post, 28-III-2011.
[30] "Argentinian FM refuses to address 'bomb probe' report", The Jerusalem Post, 4-IV-2011.
[31] "No hubo ninguna nube en la relación con Israel", La Nación, 5-IV-2011.
[32] Matthew Levitt, "Iranian Double-Speak on the Anniversary of the AMIA Bombing", The Jerusalem Post, 20-VII-2011; Shimon Samuels, "The day al-Qaeda offered help to the US 9/11 investigation: Iran and the AMIA bombing", The Buenos Aires Herald, 20-VII-2011.
[33] Comunicado de AMIA y DAIA, 22-VII-2011.
[34] "Respuesta del Gobierno argentino ante el anuncio de cooperación del gobierno iraní en la causa AMIA", comunicado del 17-VII-2011.
[35] "Irán quiere volver a tener un embajador", Noticiasargentinas.com, 17-VIII-2011; "La DAIA rechaza que Irán instale su embajada en el país", Micro Ejecutivo de Noticias de DAIA, 18-VIII-2011.
[36] "CFK: 'El reconocimiento de Palestina ayudará a crear un mundo más justo'", Página12, 21-IX-2011.
[37] "AMIA: Irán rechazó la propuesta argentina para hacer el juicio por el atentado en un tercer país", Ámbito Financiero, 18-X-2010.
[38] "Rafecas: Irán financia a agrupaciones sociales y D'Elía no es ajeno", Perfil.com, 31-III-2011.

Grandes mentiras economicas - Carlos Alberto Montaner



Devo a meu amigo e colega de academia Orlando Tambosi o fato de alertar-me para este importante artigo do conhecido jornalista de origem cubana, residente na Espanha, que co-publicou, com Alvaro Vargas Llosa, o conhecido Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano.
Paulo Roberto de Almeida 
La Ilustración Liberal, n. 50 agosto 2012

En 1556, el poderoso emperador Carlos V decide abdicar y se retira a vivir en el monasterio de Yuste, en Extremadura, España. Está cansado de las continuas guerras, deprimido por la muerte de su esposa –Isabel de Portugal–­ y de su madre –Juana la Loca–, y atormentado por los dolores que le produce la gota, ese trastorno metabólico que, convertido en una terrible punzada, suele alojarse en las articulaciones, preferiblemente en los dedos gordos de los pies, dolencia a la que entonces, por esa razón, llamaban podagra.
Carlos V, sencillamente, quiere huir de la muerte y del dolor.
Pero, una vez instalado en su nueva y austera residencia, razonablemente confortable para los estándares de la época, Carlos V de Alemania, o Primero de España, como prefieran llamarle, guiado por la ignorancia, toma dos decisiones fatales. Bebedor de cerveza, hace sembrar cebada, mientras un par de maestros cerveceros que se había traído de Alemania instalan un alambique para destilarla. Los médicos que lo acompañan intuyen, con cierta razón, que alguna relación tiene la gota con los riñones, y saben que la cerveza estimula las ganas de orinar, así que aprueban con entusiasmo la afición del ex-emperador por esta forma refrescante del alcohol. Entonces nadie sabía que esa bebida, rica en purina, aumentaba los niveles de ácido úrico de los gotosos, así que el pobre Carlos V incrementaba el problema con cada jarra de cerveza que ingería.
La segunda decisión equivocada tuvo que ver con un criterio estético. Carlos V se hizo construir una alberca para mirarla desde la ventana y acaso darse un chapuzón en los días de calor intenso. Pensaba que esos baños podían calmar el dolor de la gota. Tal vez, pero el agua estancada atraía a los mosquitos. Un mosquito le transmitió la fiebre amarilla y el pobre hombre murió en medio de los temblores y dolores de todo tipo que provoca el paludismo.
¿Cuál es el propósito de comenzar una reflexión sobre el desarrollo con esta curiosa anécdota histórica? Sencillo: demostrar que la ignorancia, generalmente convoyada por percepciones distorsionadas, conduce a la toma de decisiones equivocadas y fatales, incluso por las personas más poderosas.
Primera mentira: la riqueza de las naciones poderosas ha sido el resultado del saqueo de las más débiles
No es cierto. España, Portugal y Turquía han sido tres de los mayores imperios de la Tierra y no comenzaron, realmente, a prosperar hasta que se desembarazaron de sus conquistas. Constituir y defender un imperio suele costar mucho más que la riqueza que éstos suelen producir.
Recuerdo, a principios de los años noventa del siglo pasado, tras el derribo del Muro de Berlín, una consigna entonces en boga en Moscú: "Hay que liberar a Rusia del peso de la Unión Soviética". Los rusos, finalmente, comprendieron que el costo de mantener girando en torno a su país un rosario de satélites, a lo que agregaban costosas y lejanas colonias políticas del Tercer Mundo, como Cuba o Etiopía, desangraba inútilmente la tesorería nacional.
Holanda y Suecia nunca fueron más ricas que cuando se disolvieron sus imperios. La pequeña Suiza nunca lo ha tenido y es una de las naciones más prósperas del planeta. La riqueza de Francia no se derivaba del expolio de sus colonias, sino del comercio, como le sucedió posteriormente a los Estados Unidos.
Es mucho más lo que Inglaterra sembró en sus colonias que lo que extrajo de ellas, como puede comprobarse en Estados Unidos, Canadá, Australia, Irlanda o Nueva Zelanda. La pujanza económica que hoy vemos en un país como India, excolonia británica, se debe a la impronta civilizadora de Inglaterra y no a las milenarias tradiciones hindúes, totalmente alejadas de la mentalidad competitiva del capitalismo moderno.
Es verdad que las naciones imperiales obligaban a sus colonias a consumir productos generados por la metrópolis, dentro de la mentalidad mercantilista de la época, pero ya Adam Smith, a fines del siglo XVIII, advirtió que ésa era una medida mutuamente empobrecedora. Servía para enriquecer a ciertos cortesanos coludidos con la Corona, pero no favorecía al conjunto de la sociedad.
Ése fue uno de los caballos de batalla del pensamiento y las revoluciones liberales: abrirse al comercio internacional y a la competencia.
Segunda mentira: las naciones poderosas crean unas formas de comercio y producción que condenan a la miseria o a la mediocridad a los pueblos menos desarrollados
No es cierto. Nadie ha impedido a Taiwán convertirse en un país del Primer Mundo especializado en bienes de alta tecnología. Ninguna nación codiciosa ha tratado de evitar que Corea del Sur inunde el mundo con autos y electrodomésticos. Tampoco intentan que Brasil no produzca y venda buenos aviones, pese a que es un Estado notablemente proteccionista, o que México exporte cemento, muebles o petróleo a Estados Unidos.
La Teoría de la Dependencia, que una y otra vez asoma su equivocada cabeza, aunque a veces se disfraza de patriótico nacionalismo, es un total disparate.
Si mañana un laboratorio argentino desarrolla una vacuna contra el cáncer, o una empresa chilena de informática crea un buscador más eficiente que Google, impondrán sus productos en el mercado internacional si cuentan con el talento para comercializarlo. Por el contrario: una y otra vez los organismos financieros internacionales rescatan a los países pobres cuando se encuentran en apuros. En un mundo interdependiente como el nuestro, a ninguna nación le interesa la ruina del vecino.
Tercera mentira: el Estado debe dictar las líneas maestras del desarrollo porque el mercado abierto conduce al desorden
No es cierto. El Estado no debe frenar o limitar la creatividad de la sociedad imponiéndole una planificación ordenada. En gran medida, el desarrollo es producto de los avances tecnológicos, y estos espasmos creativos se dan de manera espontánea e imprevista. En el siglo XVIII, a unos técnicos desconocidos se les ocurrió colocar raíles en las minas para extraer los minerales en vagones de metal. Cuando se perfeccionó la máquina de vapor, otros ingeniosos mineros sustituyeron las mulas con locomotoras. Sin advertirlo, habían inventado el tren.
A fines del siglo XIX, el señor Edison inventó la bombilla incandescente y creó las redes y la empresa para distribuir la electricidad. Al teléfono, a la aviación, a la radio, a la televisión, les ocurrió lo mismo. Nada fue planificado por el Estado. Incluso internet, que surgió como un proyecto del Pentágono para comunicar los puestos de mando en caso de guerra, sólo explica su fenomenal desarrollo porque la iniciativa privada lo sacó de la cuna y lo hizo crecer.
Ésa no es la función del Estado. No puede hacerlo. No sabe hacerlo. Por eso el mundo socialista, dirigido por el Estado, fue prácticamente estéril en el terreno de la creación.
De la chispa genial surge la invención; tras la invención aparece la empresa; tras ella, la competencia y la actividad frenética que cambian el panorama económico. Nada de eso puede ser decidido por unos funcionarios agobiados que sólo pueden planificar sobre la realidad existente –como si viviéramos en una dimensión estática–, pero que no pueden avizorar el futuro... que ya se está cocinando en los laboratorios o en la imaginación de ciertas personas impetuosas y creativas.
Ante esa imposibilidad de prever el futuro, lo que debe hacer el Estado es crear y tutelar las condiciones para que la sociedad civil pueda desenvolverse y crear riqueza con la menor cantidad posible de limitaciones.
No es falso que cada invención también destruye empresas y capital acumulado, como advirtió Schumpeter, pero el daño de tratar de embridar la imaginación y la espontaneidad es mucho mayor.
Planificar el futuro colectivo y decidir arbitrariamente lo que debemos producir o consumir es una manera lamentable de empobrecernos.
Cuarta mentira: la calidad de un Estado se mide por el nivel de gasto social y la solidaridad que ello demuestra
No es cierto. Un Estado ideal es aquel que no requiere gasto social porque todas las personas encuentran la manera de ganarse la vida decentemente con su propio esfuerzo.
Sabemos que eso es imposible, dado que siempre hay un porcentaje de personas incapacitadas por diversas causas; pero cuanto menos gasto social se necesite, mayor será la calidad de un Estado y más clara será la demostración de que esa sociedad ha creado un tejido empresarial vasto y competitivo, en el que todas las personas encuentran su espacio.
Quinta mentira: una de las funciones principales del Estado es redistribuir la riqueza creada para evitar o limitar las desigualdades
No es cierto. O no debería serlo. La desigualdad es una de las consecuencias no buscadas de las sociedades económicamente libres.
Donde se puede crear riquezas, surgen desigualdades.
Es verdad que los gerentes y ejecutivos de las grandes empresas (especialmente en las multinacionales) reciben salarios y bonos que a veces suman hasta cincuenta o cien veces el salario promedio de los trabajadores de esas compañías, pero también es cierto que en ese tipo de empresa los salarios promedio y los beneficios marginales (seguros médicos, fondos de jubilación, asignaciones para estudios, vacaciones pagadas, etcétera) suelen ser más altos que la media. Si los accionistas de una empresa creen que la remuneración de sus ejecutivos debe ser millonaria, es una decisión que sólo les compete a ellos, de la misma manera que son los dueños de los equipos de fútbol o de béisbol los que deben decidir cuánto pagan a sus deportistas.
Por otro lado, no debe olvidarse que una de las características del mundo moderno desarrollado es que los modos de vida de las clases medias no distan demasiado de los de las clases adineradas.
La distancia real entre la posesión de un Rolex y un Mercedes Benz, por una parte, y un Citizen y un Chevrolet, por la otra, es, fundamentalmente, una cuestión de estatus. Una persona muy rica puede comprar un cuadro de Picasso en una subasta e ir a recogerlo en su avión privado. Un empleado medio, en cambio, deberá conformarse con adquirir un grabado del pintor español y volar como pasajero en un avión comercial, pero esas diferencias en el comportamiento social son totalmente adjetivas.
No le corresponde al Estado decidir qué posesiones o conductas legales son admisibles o censurables. Cada ser humano es diferente y tiene sus propias urgencias psicológicas y sus propias necesidades materiales.
En las naciones desarrolladas el puñado de ricos y las inmensas clases medias comerán los mismos alimentos, se atenderán en las mismas clínicas, tomarán medicamentos similares, se divertirán de igual manera y dispondrán de la misma información. No hay ningún estudio que indique que los ricos viven más años, o son más saludables y felices que los miembros de los sectores sociales medios. Es verdad que los ingresos son desiguales, pero ese dato no es tan importante, mientras que dedicarse a corregir esos desniveles en un tono acusador lo que provoca y fomenta es la dañina lucha de clases. Por otra parte, la evidencia indica que los grandes capitalistas, mientras acumulan sus fortunas, crean riquezas que benefician a millones de personas.
Los ejemplos de Bill Gates y Warren Buffet son clarísimos. Están entre las personas más ricas del planeta, pero el capital que han acumulado (y voluntariamente dedicado a ayudar a los necesitados) no ha empobrecido a nadie. Por el contrario, suelen remunerar muy bien a sus trabajadores y han enriquecido a millones de personas por medio de la venta de acciones y, en el caso de Buffet, reflotando empresas.
La riqueza crece por medio del trabajo y el comercio. No es una suma estática y limitada.
Sexta mentira: los países con menos desigualdades son aquellos en los que existe una mayor presión fiscal
No es cierto. Pueden coexistir ambos fenómenos, pero la presión fiscal no es la causa de que exista una menor desigualdad, sino la consecuencia de la calidad del tejido productivo y del volumen de riqueza que la sociedad puede crear.
Es en las naciones que tienen un aparato productivo variado y con gran valor agregado, en las naciones donde las empresas compiten entre sí y se disputan la mano de obra calificada, donde hay una mejor distribución de ingresos.
En un país como Brasil, por ejemplo, donde hay unos desniveles sociales enormes, eso no sucede con los empleados de la fábrica de aviones Embraer o con los trabajadores de Petrobras, porque el valor que agregan a la producción determina que sus salarios sean mucho más altos que los que reciben los recogedores de café o los lustradores de calzado. Para poder pagar veinticinco dólares por hora a un empleado, el bien que éste produce –o el servicio que presta– tiene que valerlos en un mercado competitivo.
Séptima mentira: el Estado debe determinar los salarios y los precios para evitar las injusticias
No es cierto. Los funcionarios públicos no tienen una manera racional de determinar qué es un salario justo. La definición de salario justo como "la cantidad que se requiere para tener una vida digna" es la expresión lírica de un deseo noble más que el producto de una realidad económica. La única forma de contar con salarios altos que respondan a la economía real pasa por disponer de un tejido empresarial denso y competitivo que tienda al pleno empleo, para que los empresarios tengan que pujar por los mejores trabajadores y compensarlos debidamente para retenerlos.
Los asalariados no van a ganar más por la bondad de los funcionarios o por la fiereza de los sindicatos, sino por la competencia y el valor que se agregue a la producción. Si el Estado, alentado por los sindicatos, marca unos salarios y unas prestaciones excesivas, acabará por generar desempleo, fuga de capitales, desinversión y destrucción de empresas. Tampoco tiene sentido esperar de los empresarios una actitud benevolente y generosa. La tendencia de la mayor parte de los empresarios será pagar lo menos posible a sus trabajadores. No debe olvidarse que la esclavitud existió hasta hace muy poco (yo conocí en mi niñez cubana a personas que habían nacido esclavas), y fueron escasos los empresarios que hacían ascos a lo que llamaban esa institución peculiar.
Octava mentira: la educación nos sacará de la miseria
No es cierto. La educación es sólo un componente del desarrollo y la prosperidad. Es muy importante, pero sirve de muy poco si no cuenta con una sociedad hospitalaria con la posibilidad de crear riquezas, dotada de las instituciones adecuadas para ello, tanto en el terreno legal como en el financiero.
Los países europeos del bloque socialista probablemente estaban mejor educados que Estados Unidos o Canadá, si lo que se juzgaba era el conocimiento medio de sus bachilleres o licenciados. Cuba, cuyo gobierno persigue con saña a las personas emprendedoras, cuenta con casi un millón de graduados universitarios, pero muchos de ellos prefieren conducir un taxi o vender pizzas porque obtienen mejor remuneración con esas actividades que con sus profesiones.
Lo maravilloso de la historia de Microsoft, Apple o Facebook no es que cuatro muchachos en un garaje puedan crear un imperio económico en poco tiempo, sino que la sociedad en la que viven sea tan porosa, tan flexible, y con una trama de instituciones jurídicas y financieras tan notable, que haga posible el surgimiento de esos milagros empresariales.
Más impresionante que el talento de esos jóvenes creadores es el capital intangible con que contaban para llevar adelante sus proyectos.
Novena mentira: el comercio libre nos sacará de la miseria
No es cierto. Al comercio libre le ocurre lo mismo que a la educación. Es muy importante, sin él el desarrollo es imposible, o al menos es muy difícil, pero hay que tener con qué negociar.
La clave está en la oferta.
Si seguimos vendiendo café, azúcar, leche, cacao o bananos, sólo nos beneficiaremos cuando esos productos suban de precio en el mercado por un aumento inesperado de la demanda. Es desconsolador saber que sólo la Nestlé, tras procesar y envasar convenientemente esos mismos productos, vende más que el conjunto de países centroamericanos, sin necesidad de un Tratado de Libre Comercio que ampare sus actividades.
Las sociedades escasamente productivas no pueden servirse del comercio como las que rebosan creatividad. Siempre se van a beneficiar, pero no de la misma manera ni con igual intensidad .
Hoy, centroamericanos y dominicanos se sienten frustrados porque el Tratado de Libre Comercio suscrito con Estados Unidos no ha cambiado sus vidas perceptiblemente, pero no suelen hacerse la pregunta clave: ¿qué tienen ellos que ofrecer a los 300 millones de consumidores norteamericanos? ¿Dónde están las empresas innovadoras aptas para servir a ese mercado, como hacen las chinos y comienzan a hacer las hindúes, o como hacen las de pequeños países desbordados de creatividad empresarial, como Israel, Dinamarca, Suiza u Holanda?
Décima mentira: la ayuda internacional nos sacará de la miseria
No es cierto. Ningún país puede rescatarnos. Pueden aliviarnos en una mala coyuntura económica, y suelen hacerlo, generalmente sin mucho entusiasmo, pero nadie puede salvarnos de nuestros propios demonios.
Tras el terremoto que destruyó medio Haití se supo que en ese pequeño desastre caribeño operan más ONG que en ninguna otra parte del planeta. Y todo es casi inútil.
Sin embargo, otras zonas desesperadas del mundo, como Corea del Sur en la década de los cincuenta o Singapur en los sesenta, han hecho las cosas de manera diferente y se han colocado en el pelotón de avanzada del mundo.
Colofón
En definitiva, el camino del desarrollo y la prosperidad comienza por desterrar la infinita cantidad de mentiras y errores que circulan en nuestra sociedad y nos precipitan en la dirección del desastre.
Termino por donde comencé. Se cuenta que mientras Carlos V agonizaba por la fiebre amarilla, que suele producir una gran sed, pedía y le daban cerveza para aliviarlo. Eso le incrementaba el dolor de la gota. Cuentan que murió gritando.
No hay nada más peligroso que la ignorancia.

O inimigo do exercito, ou do pais - Editorial Estadao



 Ops, quero dizer: o inimigo da racionalidade no plano estratégico e no contexto das contas públicas.
Enfim, cada um escolhe os seus inimigos: os meus, por exemplo, são a irracionalidade, a ignorância deliberada e a desonestidade manifesta.
Paulo Roberto de Almeida  
O verdadeiro inimigo
Editorial O Estado de S.Paulo, 10/08/2012

O ministro da Defesa, Celso Amorim, voltou a pedir a ampliação dos gastos com as Forças Armadas, em recente evento da Associação de Estudos da Defesa, como noticiou o Estado (7/8). No entanto, sua justificativa para pedir mais recursos na área militar foi constrangedora: o ministro acredita na possibilidade de agressão não de algum vizinho, tampouco de narcoguerrilhas ou grupos terroristas, mas de "grandes potências e alianças militares" - que só podem ser Estados Unidos e Otan.
Amorim avalia que há hoje um "forte sentimento de insegurança no sistema internacional" em razão de ações militares unilaterais, referindo-se às guerras no Iraque e no Afeganistão, deflagradas pelos americanos, e à intervenção da Otan na Líbia sem que houvesse claro mandato da ONU para isso.
Como sugere a fala do ministro, casos como esses mostram que o Brasil deve se precaver. "Temos um patrimônio que nos transforma num dos territórios mais ricos do planeta", disse ele, enfatizando também a "nova estatura internacional do Brasil ao redor do mundo" (sic !). E arrematou: "O Brasil deve construir capacidade dissuasória crível, que torne extremamente custosa a perspectiva de agressão externa a nosso país". Os estrategistas militares de Washington devem ter perdido o sono depois disso.
O discurso de Amorim se aproxima perigosamente da delirante retórica bolivariana, que enxerga nos Estados Unidos uma ameaça militar permanente, como se uma invasão dos "ianques" fosse acontecer a qualquer momento na América do Sul. Foi com essa desculpa grotesca que o caudilho venezuelano, Hugo Chávez, armou-se até os dentes com equipamento bélico russo - muito mais para atemorizar a oposição interna, graças à militarização das chamadas "milícias bolivarianas", do que para enfrentar uma improvável intervenção americana. Essa coincidência entre a posição de Amorim e as bandeiras do bolivarianismo não deveria causar espanto, a julgar por sua trajetória na Chancelaria do governo Lula.
Nada disso significa que não haja necessidade de qualificar os investimentos nas Forças Armadas, sobretudo diante do estado de penúria em que elas se encontram. Um estudo produzido pelo Ministério da Defesa mostra que metade dos equipamentos militares do Brasil simplesmente não tem condições de uso. Há casos críticos, como o da Marinha, responsável por patrulhar a área que guarda uma das principais riquezas a que aludiu Amorim - isto é, o petróleo do pré-sal. Os números mais recentes, compilados no ano passado, mostram que somente 2 dos 23 jatos A-4 da Marinha estavam em condições de voar. Além disso, apenas 53 das 100 embarcações e 2 dos 5 submarinos podiam navegar. Na Aeronáutica, nem metade dos aviões saía do chão, e a maior parte da envelhecida frota superou os 15 anos de uso. Como se sabe, porém, essa renovação, prometida ainda no governo Lula, está emperrada.
O Brasil gasta 1,5% do PIB com defesa, e Amorim quer algo em torno de 2%, equiparando-se à China, Rússia e Índia. É difícil imaginar, no entanto, que o Brasil tenha necessidades militares semelhantes às desses países, a não ser como expressão de megalomania. Ademais, já estamos entre os 15 países do mundo que mais gastam na área militar - na Lei Orçamentária Anual para este ano, a dotação do Ministério da Defesa foi de R$ 64,795 bilhões. O problema é que, desse valor, R$ 45,298 bilhões estavam destinados ao pagamento de pessoal e de encargos sociais, enquanto R$ 9,128 bilhões foram destacados para investimentos. Ainda assim, a verba para modernizar a área militar vem crescendo constantemente desde 2007, quando somou R$ 5 bilhões.
Mais econômico, portanto, seria investir numa equação em que as Forças Armadas gastassem melhor os recursos disponíveis e priorizassem a proteção das fronteiras, sem ter de, recorrentemente, fazer o papel que cabe à polícia.
Não resta dúvida de que é imperativo manter uma força militar capaz de enfrentar os desafios da defesa nacional, mas é preciso estabelecer prioridades claras, lastreadas em ameaças reais, e não na imaginação fértil de um punhado de ideólogos.

Uma politica externa "das Arabias"?; ou "pra la' de Bagda"? - J. R. Guzzo

Fé ao avesso

revista VEJA, edição 2278, 18 de julho de 2012
J. R. Guzzo
J. R. Guzzo
Existem no Brasil algumas verdades que estão acima de qualquer discussão. Não há nenhuma dúvida, por exemplo, de que certas coisas só acontecem com o Botafogo. Também é perfeitamente sabido, até nos berçários, que o Brasil só vai resolver de fato os seus problemas quando a polícia achar os ossos de Dana de Teffé, como vem demonstrando há anos o cronista Carlos Heitor Cony — sem ser ouvido, infelizmente, por nossas autoridades.
Ninguém discute que ou o Brasil acaba com a saúva, ou a saúva acaba com o Brasil. Essa lista é enriquecida, de tempos em tempos, por novas evidências — mais adequadas a uma potência emergente, que se orgulha de ser um BRIC, ter um PAC e dispor de um crachá de entrada no G20.
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Também é perfeitamente sabido, até nos berçários, que o Brasil só vai resolver de fato os seus problemas quando a polícia achar os ossos de Dana de Teffé (Foto: limacoelho.jor.br)

A última delas começou a aparecer quase dez anos atrás, com o primeiro governo do ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva, e garante que estamos desfrutando os benefícios da mais brilhante política externa que este país já teve desde o barão do Rio Branco. Trata-se, aqui, de uma fé ao avesso.
Uma política externa de fracasso em fracasso
A política externa brasileira vai de fracasso em fracasso, como no samba de Antônio Maria. Mas a cada derrota sempre aparece algum comentário elogiando a sabedoria dos nossos chanceleres, o profissionalismo do Itamaraty (“é gente do ramo”) e coisas assim — e o problema, aí, é que o governo acredita nos elogios.
Nossa diplomacia, em consequência disso, tornou-se uma notável sucessão de atos que vão contra os interesses brasileiros para satisfazer a teorias. Por causa delas, o Brasil é hoje, possivelmente, a nação do mundo que mais apanha dos países que escolheu como seus melhores amigos.
A mais recente vitória da política externa brasileira é sua resposta ao impeachment do presidente do Paraguai, Fernando Lugo, um dos heróis latino-americanos do ex-presidente Lula. Esse Lugo, desde que foi eleito, em 2008, só bateu no Brasil. Extorquiu, em desrespeito aos contratos vigentes, um aumento nos dividendos que o Paraguai recebe pela sua sociedade na usina hidrelétrica de Itaipu; Lula aceitou na hora, por achar “justo”, e passou a conta para o contribuinte brasileiro.
O Itamaraty considerou “golpe” o impeachment de Lugo
Manteve o Paraguai como o grande polo da recepção de carros brasileiros roubados e do contrabando maciço que custa bilhões de reais, todo ano, à Receita Federal do Brasil. Ultimamente vinha hostilizando os brasileiros que compraram terras em áreas do território paraguaio onde jamais se havia plantado um único pé de mandioca — e acabaram transformando o Paraguai, com o seu suor e sem ajuda de ninguém, no quarto maior exportador de soja do mundo.
O impeachment de Lugo, por todas essas razões, deveria ser um alívio, até porque foi feito dentro das normas estabelecidas na Constituição do Paraguai. Mas o Itamaraty não gostou; como o homem foi posto na rua num processo que durou apenas trinta horas, decidiu que havia ocorrido um “golpe”, embora não tivesse informado o número mínimo de horas — 100? 200? 300? — que considera aceitável para um país estrangeiro depor o seu presidente.
Dilma e Cristina Kirchner (Foto: Agência Brasil)
Dilma e Cristina Kirchner: junto com a Argentina, que toma medidas comerciais cada vez mais agressivas contra os produtos brasileiros, vingou-se excluindo o Paraguai das reuniões do Mercosul (Foto: Agência Brasil)
Acordo com a Venezuela deixou os brasileiros no costumeiro papel de otários
Não conseguiu nada, é claro; é o que acontece quando um país quer interferir em questões internas de outro sem ter nenhum meio concreto para fazer isso. Mas junto com a Argentina, que toma medidas comerciais cada vez mais agressivas contra os produtos brasileiros, vingou-se excluindo o Paraguai das reuniões do Mercosul. E daí? Nenhum paraguaio vai perder um minuto de siesta por causa disso.
Para completar o castigo, enfiou-se a Venezuela no Mercosul. A última contribuição venezuelana ao Brasil foi sua sociedade meio a meio com a Petrobras, fechada por Lula em 2005, para a construção de uma refinaria de petróleo em Pernambuco. Foi um conto do vigário, que deixou os brasileiros no seu costumeiro papel de otários — são eles, como sempre, que vão pagar o prejuízo. Até hoje, sete anos depois, a Venezuela ainda não colocou um único real no projeto.
O Brasil não está incluindo mais um país no Mercosul: está incluindo o coronel Hugo Chávez. Seu governo, em matéria de economia, consegue ser ainda mais irresponsável que o da Argentina, em cujos números oficiais nem o ministro Guido Mantega acredita. Amarra-se, assim, às duas economias mais doentes da América do Sul.
Lula e Evo Morales, com colar de coca, na Bolívia (Foto: Reprodução / VEJA.com)
Lula e Evo Morales: irmãos políticos (Foto: VEJA.com)
Conta, enfim, com a Bolívia do presidente cocalero Evo Morales, outro irmão político de Lula. Ele já expropriou ativos da Petrobras na Bolívia, legalizou a circulação de veículos roubados no Brasil e tem seu governo infiltrado de alto a baixo por traficantes de cocaína, que despejam aqui, cada vez mais, a sua produção.
É um sucesso acima de qualquer discussão.