O que é este blog?

Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida;

Meu Twitter: https://twitter.com/PauloAlmeida53

Facebook: https://www.facebook.com/paulobooks

Mostrando postagens com marcador América Latina. Mostrar todas as postagens
Mostrando postagens com marcador América Latina. Mostrar todas as postagens

segunda-feira, 12 de dezembro de 2016

A politica da China para a America Latina - visao positivo do documento

Documento de China para América Latina servirá para fortalecer relaciones, enfatizan analistas argentinas
Observatorio da Politica China, 07/12/2016
 
BUENOS AIRES, 6 dic (Xinhua) -- El documento que China presentó en noviembre sobre sus vínculos con América Latina y el Caribe (ALC) es "un instrumento para la mejora, profundización y generación de una estrategia para las relaciones conjuntas", enfatizaron hoy, martes, las expertas argentinas Nadia Radulovich y Cecilia Peralta.
BUENOS AIRES, 6 dic (Xinhua) -- El documento que China presentó en noviembre sobre sus vínculos con América Latina y el Caribe (ALC) es "un instrumento para la mejora, profundización y generación de una estrategia para las relaciones conjuntas", enfatizaron hoy, martes, las expertas argentinas Nadia Radulovich y Cecilia Peralta.
"Este nuevo documento busca un mayor compromiso a través de la 'persistencia' y 'cooperación' en varias áreas y sectores económicos, productivos, científico-tecnológico, informático, de inversiones, de comercio exterior, para llevar a una 'nueva altura' la asociación de cooperación integral China-ALC", dijeron en entrevista con Xinhua.
A su juicio, "las posibilidades de intercambios y cooperación entre las partes son muchísimas, al igual que las oportunidades de esta asociación de cooperación integral pueden significar para la región latinoamericana y el Caribe".
Las analistas, titulares del grupo de especialistas Asia Viewers e integrantes del Grupo China del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), se referían así al texto que Beijing dio a conocer el 24 de noviembre.
El texto resalta que "pese a la distancia geográfica entre China y ALC, la amistad entre sus pueblos data de tiempos remotos. A raíz de la fundación de la Nueva China en 1949, y gracias a los esfuerzos mancomunados de varias generaciones, las relaciones chino-latinoamericanas y caribeñas han venido avanzando a pasos firmes por una trayectoria extraordinaria".
"En 2008 China tuvo la incitativa de publicar su Libro Blanco hacia ALC cuyo objetivo era establecer la asociación China-ALC. Desde el año 2013 los dirigentes chinos han planteado una serie de iniciativas y medidas de importancia con miras a robustecer las relaciones y la cooperación en diversas áreas", ponderaron.
En 2015, el volumen comercial entre China y América Latina alcanzó 236.500 millones de dólares, multiplicándose por 20 en la pasada década, según estadísticas oficiales de China.
En 2016, las relaciones entre China y América Latina han avanzado con el establecimiento de las nuevas plataformas tales como el Año de Intercambio Cultural China-América Latina y el foro de cooperación China-América Latina entre los gobiernos locales.
China ha firmado tratados de libre comercio (TLC) con varios países latinoamericanos. Con Chile, en noviembre de 2005, con Perú, en abril de 2009, y con Costa Rica, en 2010.
En la actualidad, China es el segundo mayor socio comercial y la tercera fuente de inversión de América Latina, mientras que América Latina es el séptimo mayor socio comercial de China, e importante destino de su inversión extranjera.
"Las áreas de cooperación en el ámbito de gobierno, cultura y educación son vastas y dejan en relieve temas como el intercambio de conocimiento así como también temas de medidas conjuntas en un tema tan complejo como la reducción de la pobreza", sostuvieron las observadoras.
También, añadieron, "desarrolla una sección muy detallada acerca de la coordinación internacional en temas como asuntos internacionales políticos, gobernanza económica global, implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el cambio climático".
"La cooperación financiera en el desarrollo de infraestructura, en temas energéticos y temas de comercio, sobre todo en temas agrícolas, para fomentar conjuntamente la seguridad alimentaria son y serán los ejes de las relaciones entre China y América Latina para los próximos años", consideraron.
Subrayaron "la importancia de estudiar y analizar el documento con el fin de que nuestra región pueda también unirse al muevo compromiso chino y aprovechar de las posibilidades que puedan generarse de esta nueva fase de relacionamiento".

terça-feira, 6 de dezembro de 2016

Rumo ao mundo sinocentrico? - palestra de Oliver Stuenkel no IPRI (Brasilia, 13/12/2016)


O presidente da Funag, embaixador Sérgio Eduardo Moreira Lima, e o Diretor do Instituto de Pesquisa de Relações Internacionais (IPRI), Paulo Roberto de Almeida, convidam para a palestra-debate com o professor de Relações Internacionais da FGV-SP Oliver Stuenkel, no auditório Paulo Nogueira Batista, no próximo dia 13/12, às 16:00hs
Stuenkel, colaborador regular de diversas publicações na área de relações internacionais e autor de vários livros – entre eles The Brics and the Future of Global Order (2015) e do recentemente publicado Post-Western World (2016) – falará sobre “Rumo ao mundo sinocêntrico? - As transformações globais e suas implicações para o Brasil”.


Nota curricular: 
Oliver Stuenkel é Professor de Relações Internacionais da Fundação Getulio Vargas (FGV) em São Paulo, onde coordena a Escola de Ciências Sociais e o MBA em Relações Internacionais. Tem graduação pela Universidade de Valência, na Espanha, Mestrado em Políticas Públicas pela Kennedy School of Government de Harvard University, e Doutorado em Ciência Política pela Universidade de Duisburg-Essen, na Alemanha. É autor de três livros, entre eles Post-Western World: How Emerging Power Are Remaking Global Order (2016, Polity) e colunista da revista Americas Quarterly.   

Mister Trump parece facilitar as coisas para a China na America Latina - Oliver Stuenkel

Oliver Stuenkel deve fazer uma palestra no IPRI (Funag, Brasília), que estou dirigindo, no próximo dia 13/12, quando deve falar, justamente sobre a possível "sinização" do Brasil, da América Latina, do mundo (o que vier antes...).
Vou informar mais detalhadamente.
Este artigo parece preparar o terreno para o debate.
Paulo Roberto de Almeida

Web Exclusive

How Trump Benefits China in Latin America

Growing Chinese engagement in the region will test Latin America's ability to adapt.
Xi jinping
Anderson Riedel (flickr - Michel Temer) November 7, 2013 CC by 2.0

The timing was perfect, and the symbolism could not have been stronger. A mere week after Donald Trump’s upset victory stunned the world, Xi Jinping traveled to Lima for the Asia-Pacific Economic Cooperation (APEC) summit and projected China as a bastion of stability, predictability and openness. With the U.S. increasingly skeptical of globalization, Xi promised that China would stand up for free trade. Faced with an emerging global leadership vacuum, Beijing was quick to recognize a window of opportunity. Compared with the abrasive U.S. president-elect, the Chinese president, with his avuncular charm, seemed to have a soothing effect on the gathering in the Peruvian capital.
No region in the world will remain unaffected by the unprecedented combination of the United States as a source of uncertainty and China as a potential stabilizer. The consequences for Latin America, however, are particularly important, as the recent political shift in the region has led to a growing consensus that greater openness to trade is a prerequisite to economic recovery. While trade negotiators in Brasília and Buenos Aires may have hoped for a deal with Europe or the United States, Beijing increasingly looks like the only partner offering a meaningful opportunity, building on already existing free-trade agreements with Costa Rica, Peru and Chile. Similarly, when it comes to attracting investors to modernize the region’s rotten infrastructure, no country offers as much as the Middle Kingdom. China, free to promote alternative trade deals now that Trump promised he would pull out of the Trans-Pacific Partnership (TPP), faces a world of opportunities in Latin America.
This trend may be accelerated if U.S. policy toward the region resembles that of former President George W. Bush. During his presidency, more pressing short-term priorities elsewhere (such as the “war on terror”) caused Washington to largely turn away from Latin America, allowing China to boost its influence. Much suggests a similar scenario will materialize again over the next four years. Chinese trade with Latin America has grown more than 20-fold over the past fifteen years. Xi announced that Chinese companies will invest a quarter of a trillion dollars in the region over the next decade, diversifying from traditional industries such as mining, oil and gas to areas like finance, agriculture and infrastructure (energy, airports, ports and roads).
Yet for Latin America, Beijing’s growing engagement is a mixed blessing. As China increasingly focuses on value-added goods, it now purchases fewer commodities from Latin America but sells more to the region, causing Latin America’s trade deficit with China to increase. Countries like Brazil face a risk of deindustrialization and face direct competition as they seek to export to its neighborhood. Chinese imports are affecting, among others, industrial machinery, textiles, footwear and clothing, while copper, iron, oil and soybeans account for the greatest share of the region’s exports to China. Many new projects that China may finance (such as the Trans-Amazonian Railway from the Atlantic to the Pacific Ocean) would help integrate the region, but also enhance Latin America’s dependence on China, in addition to posing threats to the environment and creating relatively few jobs.
Lack of preparedness
China’s growing influence is remarkable, but it should not come as a surprise. Brazil's former Foreign Minister Azeredo da Silveira argued as early as 1974 that China "had consolidated itself as an emerging power," urging then-President Ernesto Geisel to normalize diplomatic relations with the country. And yet, particularly in Brazil, the lack of preparedness and knowledge about China on most policy-making levels is remarkable. During debates in Brasília, comments often reveal a worrying degree of ignorance of Chinese affairs. Yet governments are not the only ones to blame. Thinkers both left and right of the ideological spectrum are often stuck in a 20th century Western-centric worldview, still regarding the United States as the source of most good and evil. The left still regards U.S. meddling in the region as the most urgent concern at a time when Chinese clout in capitals like Caracas now exceeds Washington’s influence even in countries that are seen as pro-U.S., such as Colombia. Mostly through the China Development Bank, Beijing now lends far more to the region than the World Bank.
Oblivious to these trends, it is not uncommon to witness dinner party debates among left-of-center Brazilian intellectuals about whether the Lava Jato corruption investigation and former President Dilma Rousseff’s impeachment are actually schemes by the FBI to destroy Petrobras (as a professor at USP, a leading university, recently argued in a newspaper interview).
All the while, Brazil’s Foreign Minister José Serra is said to have only a vague understanding of Asia, and was recently unable to name the members of the BRICS grouping during an interview. Add to that the absence of sinologists and Brazilian foreign correspondents based in China, the result is a disturbing unpreparedness for an increasingly Asia-centric world.
Designing a regional strategy
What is to be done? For starters, while Peru, Chile and others have already begun to adapt to new realities, foreign ministries in the region should coordinate their positions regarding China better to avoid competing for Chinese largesse, which will lead to a race to the bottom. That involves discussing and possibly aligning legislation regarding Chinese investments, transnational environmental rules for Chinese-financed projects that cross borders, and cohesive policies regarding bigger questions such as China’s role in the World Trade Organization.
This discussion should also include a broad debate, all ideological passions aside, about how the emerging global competition between Washington and Beijing can be used to the region’s advantage. That requires being as knowledgeable about domestic affairs in Beijing as in Washington, which, given the opacity of China, requires a far greater diplomatic presence than most countries possess today.
Considering the influence China already has on Latin American economics and politics (for example, the current situation in Venezuela is impossible to understand without making sense of China’s role as a lender), the lack of a regional debate over how to grapple with the implications of multipolarity is remarkable. The longer policy makers in the region wait, the smaller their capacity to learn to operate in the new environment.
--
Stuenkel is a contributing columnist for Americas Quarterly and teaches International Relations at the Getulio Vargas Foundation in São Paulo. He is the author of The BRICS and the Future of Global Order (2015) and the Post-Western World (2016).
Any opinions expressed in this piece do not necessarily reflect those of Americas Quarterly or its publishers.

segunda-feira, 10 de outubro de 2016

Palestra: Tendencias geopoliticas na America do Sul - Diego Solis

Palestra: Tendências geopolíticas na América do Sul

O presidente da Funag e o Diretor do IPRI têm o prazer de convidar todos os interessados para a palestra, em espanhol, de Diego Solis, diretor para a América Latina da Stratfor, sobre “Tendências geopolíticas na América do Sul”.
O palestrante pretende fazer uma introdução das tendências geopolíticas e os desafios futuros para os diversos países da América do Sul, da Colômbia ao Brasil, dando ênfase à crise venezuelana e ao papel da China na região.
Diego Solis é mestre em geopolítica e segurança pela Universidade de Londres, fundador da Latam Image Consulting Group, com sede na Guatemala, e consultor independente especializado em riscos geopolíticos e no planejamento de cenários para investidores; trabalha com bases na Guatemala e em Austin, TX.
A Stratfor é a mais importante consultoria americana em inteligência geopolítica, analisando tendências, anomalias e projeções geopolíticas em diversos cenários do mundo contemporâneo.
A palestra será feita no Auditório Paulo Nogueira Batista, no Anexo II do Itamaraty, às 16:00hs da quinta-feira, 13 de outubro.

segunda-feira, 29 de agosto de 2016

Quem sao, e o que fazem, os internacionalistas da AL? - Arlene B. Tickner; Carolina Cepeda; José Luiz Bernal

Recomendo a leitura:

¿Quiénes son los internacionalistas en Latinoamérica?
Arlene B. Tickner; Carolina Cepeda; José Luiz Bernal
Foreign Affairs Latinoamerica, vol. 13, n. 2, abril-junio 2013, p. 42-49
https://www.academia.edu/27928791/Quienes_son_los_internacionalistas_en_Latinoamerica

www.fal.itam.mx

sábado, 20 de agosto de 2016

Siete Tesis Equivocadas sobre AL, de Rodolfo Stavenhagen - una relectura por Paulo Roberto de Almeida

Um ano atrás, aproximadamente, eu ainda nos EUA, foi realizado um seminário no Colégio de México, para comemorar os 50 anos da publicação original do famoso paper de Rodolfo Stavenhagen, "Siete Tesis Equivocadas sobre América Latina"', para o qual eu estava convidado.
Preparei minha releitura, confrontando suas teses ao caso do Brasil (não anacronicamente, mas levando em conta as condições do Brasil em meados dos anos 1960) e fiz uma reflexão crítica sobre cada uma delas. Abaixo um resumo do que eu deveria ter apresentado, e não apresentei por razões de trabalho. Meu texto completo deveria ser publicado num livro, mas não sei se o foi, por isso eu o disponibilizei na plataforma Academia.edu, como informo ao final.
Paulo Roberto de Almeida


Siete tesis equivocadas sobre Brasil en el contexto latinoamericano:
una relectura de las tesis de Stavenhagen aplicadas a Brasil
Resumen para presentación
Paulo Roberto de Almeida
Doctor en Ciencias Sociales (Universidad de Bruselas, 1984), diplomático de carrera;
profesor de Economía en la Maestría y Doctorado en Derecho del Uniceub, Brasilia.
Seminario: “Nuevas miradas tras medio siglo de la publicación de ‘Siete Tesis Equivocadas sobre América Latina’” (Colegio de México; 25-26 junio 2015).

Introducción
Este ensayo reexamina cada una de las tesis presentadas por Rodolfo Stavenhagen en su trabajo clásico “Siete tesis equivocadas sobre América Latina” (1965), aplicando el análisis al caso de Brasil. Sin recurrir al hindsight, el ensayo plantea la adecuación de cada una de las tesis de Stavenhagen a la realidad de Brasil, con basis en la sociología brasileña de la misma época de la formulación de las tesis del sociólogo mexicano 

1. ¿Brasil fue alguna vez una sociedad dual, similar a -o diferente de- en esa característica, de las otras sociedades latinoamericanas? ¿Cómo se presenta su caso?
La formación histórica de la sociedad brasileña representa fuerte contraste con las demás sociedades ibéricas. Cuando los navegadores portugueses desembarcaron en las costas de Brasil encontraron poblaciones dispersas, que, cultural y tecnológicamente, se encontraban en el neolítico superior, con una pobre cultura material, apenas cazadores y colectores, con alguna agricultura primitiva no sedentaria. Diferente fue la situación de los conquistadores españoles, que tuvieron que confrontar civilizaciones más adelantadas, ya dotadas de centros urbanos y estructuras políticas más avanzadas, que constituyeron la base de la población integrada, por la coerción o por la persuasión, a las novas estructuras de la colonización española. En el caso de Brasil, los indios que no fueron esclavizados o puestos al servicio de las pocas actividades agrícolas, pecuarias o minerales emprendidas por los ocupantes portugueses, fueron simplemente eliminados, participando de forma residual, salvo en determinadas regiones, de la composición de la nueva sociedad, que muy pronto recurrió a la mano de obra africana esclavizada.
En otros términos, si hubo, en cualquier momento, alguna dualidad estructural o social en América Latina, estuvo más bien presente en el caso de las sociedades hispanas sobrepuestas a comunidades nativas pre-existentes, y de cierta forma estructuradas en etapas civilizatorias avanzadas; en el caso brasileño, todas las comunidades indígenas exhibían un grado muy rudimentario de evolución material y cultural, y no pudieron ser integradas, si no fuese por completa sumisión a, y dispersión física entre, los nuevos ocupantes del territorio, a la sociedad colonial portuguesa que empezó a formarse desde las primeras fases de la ocupación.
Stavenhagen defendía la interpretación “capitalista” de la inserción de América Latina en la economía mundial, lo que era totalmente aceptable en su época y concordante con los estudios desarrollados hoy en historia económica y en sociología del desarrollo. Existe, todavía, otro aspecto de esa primera tesis, que es más cuestionable. Relativamente a Brasil, y sus ciclos de economías de exportación, o de explotación de los recursos de la tierra, él afirma que cada uno de los ciclos “dejó, al terminar, una economía estancada, subdesarrollada, retrasada, y una estructura social arcaica. En gran parte del Brasil, pues, el subdesarrollo siguió y no precedió al desarrollo”.
Esa afirmación no corresponde a la realidad, ni en la época en que Stavenhagen formalizaba sus tesis, ni en cualquier otra época. No obstante el agotamiento de algunos de eses ciclos, no se puede decir que cualquiera de ellos fue productor de subdesarrollo o de estancamiento posterior,. Todos agregaron valor a la economía nacional, incluso la frustrada explotación del caucho amazónico, pues trajeron divisas y tecnologías al país, aún cuando provocando ascensos y descensos económicos, o que hayan creado y continuado la explotación exagerada tanto de los recursos naturales cuanto de la mano de obra movilizada.

2. ¿El proceso de modernización en Brasil se desarrolló por difusión a partir de las zonas modernas, o se hizo con preservación del arcaísmo de las zonas rurales?
La segunda tesis de Stavenhagen, que pretende negar que la economía moderna sea responsable por la difusión de la modernidad en dirección de las zonas atrasadas de la región, también merece ser considerada con cuidado, teniendo en cuenta las innumerables imbricaciones entre una y otra. Cualquier actividad económica, en cualquier país y en cualquier época, siempre parte de algún núcleo de innovación, o de transformación estructural, para diseminarse en círculos más amplios, incluso en las periferias, en el propio país o en zonas o continentes distantes. Esta es una realidad universal que no depende de cualquier “modo de producción”.
No parece correcto, así, afirmar, como hace Stavenhagen, que el proceso de difusión del industrialismo en América Latina “ha contribuido al surgimiento en las áreas rurales atrasadas de una clase social de comerciantes, intermediarios, usureros, acaparadores y habilitadores que concentran en sus manos una parte creciente del ingreso regional”, como si todos esos personajes representasen obstáculos al desarrollo de los habitantes de las regiones atrasadas, y no fueran agentes, como otros, de transformación económica y social. Existe ahí una incomprensión por parte del sociólogo mexicano en cuanto a los patrones de productividad del trabajo humano que cabe considerar en una perspectiva incluso evolucionista de las propias regiones “atrasadas” que también pueden avanzar con base en innovaciones puramente endógenas, o introducidas naturalmente desde afuera por agentes de la modernización social, o capitalista, si es el caso.
Aún más dudosa es su síntesis de la segunda tesis: “En realidad, la tesis correcta seria: el progreso de las áreas modernas urbanas y industriales de América Latina se hace a costa de las zonas atrasadas, arcaicas y tradicionales.”.
Stavenhagen, como muchos intelectuales urbanos, progresistas, se hace aquí defensor de los pobres ciudadanos del interior, que muchas veces ni siquiera ciudadanos son. Lo que está en confrontación, en ese “choque” entre técnicas modernas y formas tradicionales de producción, son los diferentes conjuntos de respuestas a los desafíos siempre planteados ante todas las sociedades humanas: cómo hacer para elevar los patrones productivos y crear excedentes de riqueza, de manera que se permita acomodar la expansión demográfica y el deseo inherente a todo ser humano de mayor conforto material y protección en contra de las presiones del medio ambiente (o sea, del hambre, de las enfermedades, de la penuria, de la inseguridad, etc.). Una sociedad que no esté paralizada en un precario equilibrio maltusiano siempre va a generar respuestas superiores a las existentes en su propio seno, sea produciendo ella misma esas innovaciones, sea importando las nuevas técnicas de “pueblos de afuera”, aunque sean de la misma cultura regional o nacional (o sea, las zonas modernas de la sociedad).

3. ¿La preservación del latifundio, durante buena parte del siglo XX, fue un obstáculo a la modernización de la sociedad y a la constitución de un mercado interno?
Stavenhagen refuta que el capitalismo “nacional y progresista”, del cual él niega con razón la existencia, esté interesado en la reforma agraria, en el desarrollo de las comunidades indígenas, en la elevación de los salarios mínimos en el campo, una vez que los mercados urbanos ya serían suficientes para ocupar la capacidad industrial, que según él estaría “empleada a medias”. La tesis de Stavenhagen está conceptualmente e históricamente equivocada en razón de tres tipos de evidencias estructurales, o sistémicas, que no niegan, todavía, el sentido general de su proposición, que es la de objetar que la existencia de zonas rurales retrasadas y arcaicas constituyen un obstáculo a la formación de un mercado interno, o para el desarrollo del capitalismo (en general, sin calificativos).
¿Cuales son los tres equívocos de Stavenhagen? Primero suponer que exista algo similar a un capitalismo “nacional y progresista”. No se puede creer en la existencia de un capitalismo “nacional y progresista” tan solo por fiat académico. La figura del “capitalista nacional y progresista”, o sea, uno que sea opuesto a los latifundistas, a la burguesía compradora y al imperialismo, es una invención de la Tercera Internacional en la fase en que ella había abandonado las tesis estalinistas de “clase contra clase” y adoptado la política de frente única contra el fascismo y el imperialismo, pasando, por lo tanto, a buscar apoyos entre una supuesta “burguesía nacional”, que sería progresista, y opuesta tanto a las fuerzas de la reacción interna – los latifundistas, los rentistas, los testaferros del capital extranjero – cuanto a los intereses del imperialismo, opuesto por definición al desarrollo del país y demoledor de la soberanía nacional.
El capitalismo, o los verdaderos capitalistas no tienen simpatías de principio por esta o aquella clase social, o por un gobierno más a la derecha o más a la izquierda, o que sea por definición favorable o contrario a la presencia del capital extranjero en la economía nacional. El capitalismo, y los capitalistas, sólo tienen un único objetivo: la plusvalía, o la acumulación de capital, como dirían los marxistas. No existen dificultades para que el capitalismo – de cualquier tipo – conviva con el latifundio, con la burguesía compradora o con el imperialismo.
El segundo equívoco consiste en creer que pueda haber, del punto de vista del capitalismo, cualquier distinción entre mercado interno y mercado externo. Para el capitalismo, que existe esencialmente en el plano microeconómico, la realidad más tangible es aquella de su contabilidad de producción: insumos, costos de fabricación, demanda del mercado, realización de ganancias, punto. No importa si esa demanda es doméstica o internacional, lo que importa es que el capitalista sea competitivo, y pueda poner su producto, o servicio, donde existe una demanda que sea compatible con sus costos de producción, y una ganancia razonable. Para el capitalista cuanto mayor la demanda, mejor.
El tercer equívoco consiste en afirmar que “la cuestión del mercado interno es esencialmente una cuestión de distribución de ingreso”. Pero esa distribución de ingreso supone, en primer lugar, que exista ingreso para ser repartido, lo que puede ser hecho de dos maneras: mediante los mecanismos de mercado – salarios, ganancias, alquileres, rentas del capital, royalties, dividendos, etc. – o por medio del Estado, que impone impuestos directos e indirectos, preferencialmente progresivos a los ingresos de los agentes económicos, o por transferencias, subsidios, asistencia social, etc. Para cualquiera de esas formas, es evidente que no puede haber repartición antes que la riqueza sea producida.

4. ¿La burguesía nacional alguna vez se opuso, frontalmente, a la dominación oligárquica tradicional, ella se ha opuesto a la preservación del latifundio y del régimen oligárquico de los “coroneles” del interior? ¿O, de hecho, se compuso con ellos? ¿Tuvo ella, de verdad, un proyecto nacional, diferente, si lo tuvieron, al de los terratenientes tradicionales?
Stavenhagen contesta, con razón, que la “burguesía nacional” – esa figura típica del marxismo de los años cincuenta y sesenta – tenga algún interés en romper con el poder y el dominio de la oligarquía latifundista. De hecho, la burguesía, por sus características esenciales, no es propensa a cualquier gesto heroico, mucho menos a lanzarse en una aventura o una forma cualquiera de lucha de clases. Lo que la burguesía más respeta es la propiedad privada, y en segundo lugar la estabilidad política y el status quo, sin los cuales es difícil hacer negocios y tener ganancias. ¿Por qué la burguesía – que de nacional solo tiene la naturalidad, y las raíces – debería emprender esa revolución social gigantesca que consiste en excluir poderosos señores de la tierra y de la vida política del país? ¿Que ganaría ella, objetivamente, con tal intención tan difícil de ser realizada? ¿Sería tal medida una condición esencial para que ella realizase negocios, o continuase acumulando capital? ¿Los latifundistas representan un obstáculo a los objetivos de poder económico de la burguesía, o desea ella controlar exclusivamente el poder político?
Pocos años antes de Stavenhagen escribir sus siete tesis, el joven sociólogo Fernando Henrique Cardoso iniciaba estudios sobre las elites políticas en Brasil y en Argentina , investigaciones que resultaron en un libro sobre el rol de los empresarios en la vida política y que servirán de base, después, para que él escribiera, con Enzo Faletto, en su exilio chileno, el libro interpretativo Dependencia y Desarrollo en América Latina (1969). Las ideas ya habían sido expuestas antes y representan las raíces de la famosa “teoría de la dependencia”, que pretende que el desarrollo capitalista es posible aún preservando una situación de dependencia y de asociación con el capital extranjero, y sin necesitar de romper con ninguna de las fuerzas malignas identificadas por el pensamiento progresista.
Pero, aún antes de Cardoso, y de los militares, el dictador Vargas ya tenía la certeza de que era posible construir el capitalismo nacional, con empresas estatales, con nacionalismo y proteccionismo comercial, sin necesitar romper con el latifundio y sólo muy parcialmente con el imperialismo (poniendo límites a la remesa al exterior de ganancias, dividendos, royalties y pagos por servicios técnicos, o cerrando sectores y ramos de la industria a los inversionistas extranjeros, por ejemplo, en el petróleo). Aún después del golpe militar, la burguesía nacional jamás se opuso a los oligarcas de la tierra: estos continuaron existiendo, dando su apoyo a los militares y a las elites del capital, y fueron progresivamente dejando de ser relevantes en el terreno práctico, en vista de las reformas emprendidas para hacer de la agricultura un sector más moderno.

5. ¿Que rol tuvieron las capas medias, urbanas y modernas, en la transformación de Brasil, de gran economía rural retrasada a una sociedad industrial moderna?
Las clases medias fueron esenciales en todos los proyectos de modernización política, económica y social de Brasil, comenzando por los militares, típicos representantes de las capas medias. Fueron los militares quienes dieron el golpe en la monarquía, fueron ellos quienes se levantaron en insurrecciones cuando la República fue monopolizada por los oligarcas de la tierra, fueron ellos quienes derribaron a esa República en 1930, fueron ellos quienes impusieron un programa de modernización industrial y de capacitación bélica a Vargas y fueron ellos quienes derrocaron a Vargas cuando el dictador pretendía continuar en el poder, en 1945. Fueron ellos, de nuevo, quienes salieron de los cuarteles diversas veces durante el régimen inaugurado en 1946, hasta culminar en el golpe de 1964, que fue hecho, en gran medida, a pedido de las clases medias, exasperadas con la inflación creciente (100% al año, al momento del golpe), con las huelgas continuas de los líderes sindicales comunistas, y las supuestas amenazas de “comunismo”.
Clases medias civiles y estratos militares fueron los grandes promotores de todos los cambios políticos y de todas las transformaciones económicas que Brasil conoció desde la campaña de la abolición de la esclavitud, en el Imperio, hasta la redemocratización de mediados de los años ochenta: los militares también estaban cansados de 20 años de régimen de excepción, hicieron una dictadura esencialmente “constitucional” – à diferencia de la mayor parte de los regímenes militares en América Latina – y después quedaron finalmente inmunizados contra nuevas tentaciones golpistas. Ellos continúan siendo los representantes de las clases medias, con las cuales se confunden en todo y por todo.
La quinta tesis de Stavenhagen no está equivocada con respecto a Brasil. En Brasil, no sólo la clase media, pero la población en general, aprecia el capital extranjero pero desprecia al capitalista extranjero, quizás por cierto complejo de inferioridad, que no desea ver a extranjeros como mejores que los nacionales. De la misma forma, los brasileños en general pueden incluso acusar los americanos de imperialistas arrogantes, pero desde los años cincuenta se ponían rabiosos si alguien recordaba los millones de dólares en remesas al exterior, en favor de empresas “explotadoras de Brasil y de los brasileños”.
Una frase de Stavenhagen simboliza la ambigüedad, quizás forzada (posiblemente para reforzar el carácter contestatario de sus anti-tesis), con que él considera la clase media en esta su quinta tesis: “las llamadas clases medias están estrechamente vinculadas a la estructura económica y política vigente”, con lo que se puede concordar integralmente, pero él agrega a continuación: “y carecen de una dinámica propia que pudiera transformarlas en promotoras del desarrollo independiente”. De hecho, las clases medias son conservadoras: ellas abominan los grandes disturbios que puedan poner en peligro su modo de vida, sus planes y proyectos para el futuro que laboriosamente construyen en favor de la familia. Pero el hecho de preferir preservar el orden vigente – lo que es absolutamente normal en todas las sociedades en todas las épocas, ya que las revoluciones ocurren por accidente y reclutan sus líderes en un grupo muy reducido de visionarios – no significa que ellas no sean capaces de promover el progreso nacional y la construcción de la prosperidad para sí mismas y para sus semejantes, desde que esto se pueda hacer dentro del orden y con el mínimo de conflictos y sobresaltos.

6. ¿Como se dio la formación social, racial, del pueblo brasileño? ¿El mestizaje fue promovido, reprimido, aceptado, tolerado? ¿Como se dio la mezcla de la población que caracteriza actualmente la sociedad multirracial de Brasil?
La sexta tesis – “la integración nacional en América Latina es producto del mestizaje” – tampoco es muy feliz, pues Stavenhagen pretende que ese proceso es más común en los países que tienen problemas étnicos. Él se refiere a los países de fuerte población indígena – lo que es casi la regla general en América Latina, con excepción de los países del Cono Sur y de Costa Rica, probablemente– y a Brasil, “con su población negra”. Él señala la “falacia de esta tesis” con base en el argumento de que “el mestizaje biológico y cultural (proceso innegable en muchas partes de América Latina) no constituye, en sí mismo, una alteración de la estructura social vigente”. Esto es correcto, pero él afirma en seguida que “[l]a integración nacional, como proceso objetivo, y el nacimiento de la consciencia nacional como proceso subjetivo dependen de factores estructurales (es decir, de la naturaleza de las relaciones entre los hombres y los grupos sociales) y no de atributos biológicos o culturales de ciertos individuos.”
Stavenhagen cree que la integración nacional sólo puede ocurrir en las zonas indígenas con el “desaparecimiento del colonialismo interno”, lo que prácticamente no existe en Brasil, país de fuertes contrastes culturales y regionales, pero poseedor de una única cultura mayoritaria que fue creada en el transcurso del siglo veinte por el Estado Nuevo varguista (1937-1945), por el nacionalismo militar y por el patriotismo básico de los ciudadanos en las décadas siguientes.
Una evaluación ponderada de la sexta tesis indicaría simplemente que el argumento carece de mayor objetividad, una vez que (a) el concepto de “integración nacional” está enmarcado por ambigüedad, y (b) el de mestizaje es extremadamente dependiente de situaciones nacionales que no se someten a una homogeneidad latinoamericana. A rigor, la sexta tesis es una no-tesis, dadas las dificultades para su evaluación con respecto a su adecuación a casos reales.

7. ¿Que rol tuvieron las clases populares – obreros y campesinos – en la transformación de la sociedad rural en una sociedad urbana industrial?
La última tesis critica el legado conceptual y político de los intelectuales de izquierda en América Latina, los de la izquierda ortodoxa, como expone Stavenhagen: “El progreso en América latina sólo se realizará mediante una alianza entre los obreros y los campesinos, alianza que impone la identidad de intereses de estas dos clases.”
En efecto, esto representa una derivación directa de las recomendaciones de Lenin y de Mao, como sabía el sociólogo, pero para aquellos líderes se trataba sólo de cuestiones de táctica para la conquista del poder, no necesariamente para el desarrollo o el progreso de las sociedades. Stavenhagen, a su vez, planteaba que las condiciones sociales del continente no confirmaban esa tesis, lo que es totalmente correcto, incluso porque en América Latina no existe una clase campesina “ideal-típica”, ni su clase obrera corresponde al modelo con que trabajaron los epígonos de marxismo en otros casos.
Stavenhagen se deja llevar por el pesimismo de los años de golpes militares y de dominación imperialista, con la esperanza de que la propia crisis podría generar cambios: “con el subdesarrollo cada vez más grande de la mayor parte de América Latina, y al caer ésta en forma creciente bajo el control de los Estados Unidos, a través de gobiernos militares o seudodemocráticos, la situación puede cambiar”. O sea: esa alianza podría ingresar en la agenda política. Stavenhagen enfatiza entonces las diferencias de interés entre las dos clases, lo que repite algunos clichés típicos del pensamiento social latinoamericano de esa época.
Cabe reconocer que ese era precisamente el gran debate entre los académicos progresistas de los años sesenta – saber si sería posible una alianza obrero-campesina en la dirección de una revolución “democrática”, o sea, capaz de hacer la reforma agraria, en contra de los intereses de los grandes propietarios, y defender salarios mayores para los trabajadores urbanos – junto con el otro gran debate, este más bien concentrado en la izquierda militante, el de saber si la revolución sería democrático-burguesa – o sea, en alianza con el avatar de la burguesía nacional – o si ella seria democrática-revolucionaria, o sea, bajo el comando del partido de la vanguardia, para rebasar la fase capitalista y caminar decisivamente en dirección al socialismo.
Estos dos grandes debates nunca tuvieron una conclusión clara, ni en esa época, ni después. La mayor parte de los intelectuales continuó en la vida académica, muchos de ellos fueron para acciones más consecuentes, algunos desaparecieron en las guerrillas de esos años, casi todas de inspiración fidelista-guevarista, algunas de corte maoísta, pero todas ellas fueron aplastadas por las dictaduras militares o por los regímenes conservadores, en alianza abierta o disfrazada con el imperialismo. Los obreros continuaron trabajando, los campesinos fueron sustituidos por máquinas, emigraron para las ciudades, muchos se modernizaron, grandes fracciones se mantuvieron marginalizadas, y las clases medias siguieron siendo el fiel de la balanza en los momentos decisivos de grandes crisis, con militares o sin ellos.
De forma general, América Latina mejoró en el capítulo democrático, pagando el costo de muchas turbulencias, un gran despilfarro de oportunidades y alguna orientación hacia la estabilización económica, pero la mayoría de las veces perdida en la mediocridad de las políticas populistas, las ciclos de inflacionismo alternando con intervenciones militares, cuando no estagnación y deflación. La desigualdad social se ha mantenido en los niveles históricamente conocidos, con mejoras puntuales en algunas áreas, pero el panorama general parece haber sido el de una pérdida de oportunidades, cuando se compara América Latina con Asia Pacifico.
Al terminar sus anti-tesis, Stavenhagen afirmaba que los dos grandes obstáculos para el desarrollo de la América Latina serían la existencia del colonialismo interno – lo que remite a la idea de dualidad estructural, que él pretendía recusar – y los fenómenos del imperialismo y del neocolonialismo. Él no quería terminar de modo pesimista, y por eso creía en una toma de consciencia de la población acerca de la “estructura y la dinámica internas de la sociedad global”, lo que podría conducir a un “análisis más profundo y refinado de la situación latinoamericana, y a una acción nueva más correcta”.
No se sabe bien que tipo de “acción nueva más correcta” sería esa, pero ciertamente el “análisis más profundo y refinado de la situación” sería hecho por intelectuales como él, portadores de una consciencia de tipo hegeliano-marxista y capaces de contribuir para ese proceso, quizás, incluso, de conducirlo.
Él condenaba, al final, la falsa panacea de la clase media, para él un mito, pues ella no sería capaz de mirar más allá de su propio bolsillo.
¿Será que algo ha cambiado desde 1965?


Paulo Roberto de Almeida
[Hartford, 22/06/2015]

quarta-feira, 10 de agosto de 2016

Interpretacoes das RI da America Latina - Raul Bernal-Meza (Mundorama)



Concepts, ideas and methodologies in the interpretation of LatinAmerican international relations, by Raúl Bernal-Meza
International relations studies and analyzes foreign policy in Latin America during much of the first half of the twentieth century were dominated by the influence of international law and the visions of diplomatic history. The first scientific analytical approach was structuralism, based on the thought Prebisch-ECLAC. From there a debate between the new influences of American thought in international relations and the efforts of Latin American thinkers to study international relations from the perspective of political economy. In some ways, this debate, after sixty years, still continues. The drafting of a Latin American line of thinking on international affairs also had to face the influence of –and dependence on – foreign (mainly Anglo Saxon) theoretical and methodological reflections.
Authors from within and outside the region note that this is an issue of concern to any policy making that aim at a more autonomous international insertion. In Latin America there are currently three major lines of work on thinking in international affairs. The first one, whether having an own thinking in order to interpret reality and nature of the international insertion from our own perspectives make any sense; the second one is about the appropriateness of applying theories that are produced by the epistemic thinking of the “North” in the interpretation of the international system and in the analysis of foreign policy, given its higher level of sophistication; and the third issue is whether the theory produced in the core countries should be replaced by concepts developed by Latin American epistemology, according to the idea that they would better explain the nature of our foreign relations. In recent years there has been an interesting discussion between those who consider the use of theoretical and methodological tools from schools and lines of Anglo-Saxon thinking is right and positive, and those who rather consider that theoretical, epistemological, conceptual and methodological tools produced in Latin America should be used.
In Argentina, the socio-historical, structuralist political economy, and autonomic lines of interpretation participate, and in Brazil, with a predominance of history are the main representatives of the second group, in which influences of the English and French schools of international relations are also observed. Among the main criticisms that this group addresses the followers of Anglo-Saxon theories, it is argued that the US theory –for example, realism and idealism- replace the historical investigation of the facts for prescriptions and foundations of the theory. The authors who followed this line subsequently argued that the theory produced in intellectuals scenarios outside the region, when being incorporated in the interpretation of international relations in Latin America, reproduced the dominant ideology of the producing sources, and therefore an analysis of the international insertion and foreign policy from our own interpretations was needed, thus rejecting the theories developed in the core and implementing concepts that would enable substantiate and explain foreign policy.
In this debate, scholars influenced by the conventional American thought, criticize Latin American production because they assume that it does not claim to universality.
There are two errors in the view of academics who follow only American thought. The first is to believe that Latin American contributions do not claim to universality, which is false if we review structuralist ideas, the exemplary construction core-periphery (updated the global system at the stage of capitalism of the 1970s by Arrighi, and Wallerstein, which added to the semi-periphery analysis) and interest for autonomy against the hegemonic power, which is a concern with global reach. The second mistake is to assume that those who follow the political economy approach reject the entire American theoretical thought, which is also false, because many authors take the “institutionalism” and “constructivism” to better understand processes of international cooperation and integration economic and regionalism.
In the current context of international processes and against the rise of China as a great power, but especially by the structure of economic, trade, financial and political relations between the powerful and Latin America, the Latin American thought precedent still has much to contribute to better understand the new realities between the rising centers and peripheries and semi-peripheries. This also extends to the understanding of relations between the hegemonic power and decision-making autonomy. Recent Latin American contributions contribute to this goal, with new concepts, analytical categories, theoretical reflections and methodological contributions.
The transition from economic hegemony between new “cores” and the old peripheries, and the challenges imposed by the new political and security of the international system point out that the search for new theoretical and methodological approaches should follow scenarios to be a priority for analysts in international relations. Because all the international dynamics it leads to a permanent challenge between change and continuity.


Read the article:
Contact:
Raúl Bernal-Meza – Universidad Arturo Prat, Instituto de Estudios Internacionales, Santiago, Chile (bernalmeza@hotmail.com).