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domingo, 24 de junho de 2012

Argentina: um pais sem moeda, e sem confianca na sua...


Cristina "pesificada": el efecto boomerang y la verdadera batalla cultural a ganar
Por Fernando Gutierrez
iProfesional.com, 21/06/2012 
Los funcionarios sacan cuentas de cuánto les costará en plata el gesto político de pasar sus ahorros dolarizados a moneda local. Pero si todos los particulares hiciesen lo mismo, esto traería dos consecuencias negativas. Aun así, la verdadera victoria del "relato" no sería ésa sino otra

El "relato" kirchnerista alcanzó uno de sus momentos de mayor intensidad con el llamado a que todos los que están dolarizados demuestren su adhesión a la "causa nacional" por la vía de pesificar sus depósitos.
Es todo un desafío para los militantes K, mucho más de lo que representó en su momento larenuncia voluntaria a los subsidios de la factura energética. Es que, ahora, la demostración de lealtad al "proyecto nacional y popular" tiene un costo de 25% de los ahorros personales.
Tal vez muchos de los funcionarios que semanas atrás aplaudieron el anuncio de la Presidenta sobre la pesificación de sus ahorros, hacían calladamente las cuentas sobre cuánto les costaráeste gesto político.
Porque lo grave no es tener que ahorrar en pesos, sino que los dólares sean convertidos a la paridad oficial de 4,50 en vez de los casi 6 pesos a los que cotiza el "blue".
Hablando en plata, a Aníbal Fernández, que había encendido la polémica al reconocer que tenía ahorros por u$s24.000 dólares, su verborragia le cuesta $36.000 (que es lo que se pierde por cambiar al tipo de cambio oficial en vez de venderlo en el mercado paralelo).
En el caso de Cristina, al hacerlo a $4,50 el monto que resignará será de $4,5 millones. 
Sin dudas, será interesante comprobar, con el correr del tiempo, cuántos de los funcionarios K, intelectuales de Carta Abierta, periodistas defensores del "modelo" y otros adherentestomarán la decisión de seguir el camino propuesto por Víctor Hugo Morales y apoyado por la Presidenta.
Es claro el objetivo perseguido con el anuncio de pesificar su plazo fijo: por un lado, era unimperativo de la coherencia. Hasta para los kirchneristas más fanáticos se hacía difícil de justificar y defender un llamamiento a librar la "batalla cultural" en contra de la dolarizacióncuando los propios funcionarios declaraban tener sus ahorros en moneda estadounidense.
"Ante todo, al dar el ejemplo, igual que en sus discursos pero con más fuerza -pues se trata ahora de la vida real y concreta- la Presidenta y su gente se desprenden de su rol de funcionarios y de los signos de su poder para presentarse como personas iguales al resto, o mejor aún, personas ejemplares, mejores. Porque se sacrifican y defienden a los débiles frente a los poderosos", analiza Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas (Cipol).
Por otra parte, el otro objetivo de la jefa de Estado con su gesto tiene una lógica económica: pretende diluir los rumores sobre una inexorable devaluación brusca del peso.
Y, como prueba de esa confianza, pone su propio dinero en moneda nacional. En los últimos días han arreciado los informes y diagnósticos de los principales economistas, en el sentido de que el atraso cambiario es agudo y que la paridad tendría que estar en no menos de 5 pesos por dólar.
El riesgo del efecto boomerang
Los analistas manifiestan sus dudas respecto de que este tipo de estrategia de comunicación dé resultado.
Es más, hasta se vislumbra el riesgo de un "efecto boomerang", porque los ahorristas que tienen dólares en el sistema bancario vienen haciendo retiros a un ritmo cercano a los u$s80 millones diarios, asustados por los rumores sobre medidas intervencionistas.
Ahora, con la Presidenta anunciando que pesifica su plazo fijo y llamando a todos los argentinos a imitar su ejemplo, estos ahorristas cuentan con un motivo adicional para sospechar que sus dólares podrían no estar seguros en los bancos.
Y esto ocurre cuando, según el consenso de todos los economistas, no hay motivos para pensar que el sistema financiero pueda quedarse sin divisas ante un eventual retiro de los ahorristas.
En otras palabras, que la crisis de confianza tiene más fundamento político que económico.
Un informe de Analytica, la consultora que dirige Ricardo Delgado, destaca que no se ha podido evitar "importantes retiros de depósitos en dólares y baja en las cotizaciones de títulos públicos por el riesgo, a todas luces infundado, de que se pesifiquen esas acreencias".
En tanto, Jorge Vasconcelos, desde la Fundación Mediterránea, advierte que la pérdida de depósitos en el sistema tiene su razón de ser en que "las medidas implementadas generaronmayor nivel de incertidumbre".
Sus dichos quedan ratificados por el propio informe del Banco Central. En efecto, la entidad señalóque desde que se implementara el cepo cambiario los ahorristas se llevaron u$s4.400 millones del sistema.
De este total, u$s1.600 millones fueron retirados en mayo y -a su vez- casi el 40% de ese monto se extrajo en la última semana de ese mes, cifras que dan una idea del "efecto aceleración" ocurrido.
Lo curioso del caso es que los dólares que están en el sistema (10.000 millones) son una parte ínfima de los que los argentinos tienen en el "colchón", que según estiman los economistas asciende a u$s190.000 millones, lo que equivale a un 40% del PBI nacional.
Es decir, en el anuncio de Cristina sobre su propia pesificación hay un castigo implícito, no hacia quienes están fuera del sistema financiero, sino hacia los pocos ahorristas de dólares que están en los bancos (de los cuales, además, menos de la mitad está en plazos fijos), que son los que le han creído al gobierno su versión de que no habrá una pesificación compulsiva.
De manera que el llamado de Cristina implica dos riesgos:
1. El primero es que los ahorristas en dólares se asusten más de lo que están y siguan retirando sus depósitos, lo cual engrosaría el monto de billetes verdes bajo el colchón y dejaría sin divisas a los bancos.
2. El otro riesgo, paradójicamente, es que todo el mundo le haga caso, con lo cual aumentarían las colocaciones a plazo fijo en pesos, pero también el sistema se quedaría sin dólares. Y esto trae consecuencias. Ocurre que, a diferencia de lo que sucedía durante la convertibilidad, esos billetes son usados para apoyar las exportaciones y no para préstamos al consumo.
Así lo admite incluso el exviceministro de economía, Roberto Feletti, quien afirma: "Los dólares que ingresaron a los bancos o están en el Banco Central o fueron prestados a exportadores a 180 días".
Es decir, si esas divisas salieran del sistema, quedaría sólo el Central con la responsabilidad de financiar a quienes venden al mundo.
"Los préstamos en dólares exhiben un descenso, lo que significa menor financiamiento a las exportaciones, en un momento en que, a la inversa, habría que estimularlas", advierte Jorge Todesca, titular de la consultora Finsoport.
Hay más contradicciones en un eventual éxito pesificador del Gobierno: si todo el mundo teme por lo que pueda suceder con el destino de la divisa estadounidense, ¿quién comprará los bonos argentinos destinados a oxigenar las arcas fiscales? ¿Y quién pondrá su dinero entítulos en dólares que está preparando la "recuperada" YPF para llevar adelante su plan de incremento de la producción petrolera?
La gran paradoja de la Argentina es que tiene vedado el acceso al mercado internacional de crédito y no puede hacerse de dólares internamente, aun cuando éstos son, precisamente, algo escaso en el país.
"Acá no es que faltan billetes verdes. Por el contrario, son más abundantes que los pesos. Elproblema es que nadie los quiere vender", sostiene el consultor Pablo Rojo, poniendo el dedo en la llaga del problema.
La situación es reconocida hasta por Aldo Ferrer, principal defensor de la teoría del "vivir con lo nuestro" y frecuentemente elogiado por la Presidenta.
"La Argentina tiene una considerable capacidad de ahorro, próxima al 30% del PBI, pero carece deun sistema financiero y de un mercado de capitales capaces de canalizar ese ahorro hacia la inversión productiva y el desarrollo social. El prolongado período de inestabilidad en la economía argentina erosionó la confianza en la moneda nacional y promovió la fuga de capitales" señala.

Cristina se pesifica ¿pero piensa en pesos o en dólares?
Tal vez haya quienes se entusiasmen ante la perspectiva de que, con un sistema financiero completamente pesificado, pueda finalmente darse ese cambio que propone Ferrer para que los recursos propios del país puedan ser el catalizador del desarrollo.
Sin embargo, hay también allí componentes contradictorios. Porque una cosa es tener pesos en el banco y otra cosa muy distinta es pensar en pesos.
Nadie lo dejó más claro que la propia Cristina Kirchner. Porque es necesario tener la mente dolarizada, pero muy dolarizada, para sostener que es más rentable tener un plazo fijo en moneda local que en la divisa estadounidense.
La Presidenta argumentó que su anterior decisión de mantener ahorros en billetes verdesobedecía más a una cuestión de costumbre y tradición que a una conveniencia financiera, porque los plazos fijos en pesos rinden más interés. Pero existe una contradicción involuntaria en tal planteo.
Ocurre que las tasas de plazos fijos son fuertemente negativas si se las compara con la inflación. Los bancos líderes del mercado pagan 11% anual en un país que espera una suba de precios del 25%. De manera que para quien sólo piense en pesos, no hay incentivo para elegir esta alternativa.
Por el contrario, sólo avanzan en esta opción quienes miden su patrimonio en dólares.
¿Por qué? Porque comparan la tasa del plazo fijo (en moneda local) con la suba esperada para el billete verde. Entonces deducen que es buen negocio recibir un 11% porque la divisa estadounidense se movió un 7%.
Contra la inflación perdieron, pero su patrimonio medido en dólares ganó.
Resta saber si ahora, que el tipo de cambio oficial se está moviendo más rápido y podría tener un deslizamiento de 15% en el año, las tasas de los plazos fijos también se moverán en consecuencia, y saltarán hasta un nivel que vuelva a hacer rentables las colocaciones.
Con gran cantidad de pesos que hay ahora en el sistema bancario, una suba en los tipos de interés no parece probable en el corto plazo. Y esto es algo que pone nerviosos a los analistas.
"La pregunta clave es qué van a hacer particulares y empresas con toda la liquidez en pesos disponible que se está acumulando", observa Delgado, de Analytica.
"Más allá de las señales que pueda dar Cristina Kirchner y algunos funcionarios con la pesificación de sus depósitos en dólares, lo cierto es que los pesos -lamentablemente- no constituyen reserva de valor. Todos saben que el poder adquisitivo de la moneda nacional se deteriorafrente a todos los activos de la economía y buscarán hacer algo para proteger su capital", agrega.
No obstante, según Novaro, de Cipol, la Presidenta es plenamente consciente de que su gesto es apenas simbólico, pero de todas formas le jugará a favor en el plano político: "Lo que el Gobierno podrá decir cuando se lo reprochen es que Cristina quiso convencer a los ricos de comportarse solidariamente y no le hicieron caso".
De todos modos, por más que el 100% de los fondos depositados en los bancos en moneda extranjera se conviertan a pesos no significa que el Gobierno se alce con una victoria en haber convertido una crisis cambiaria en una epopeya épica. Por el contrario, puede ser incluso hasta contraproducente.
La verdadera victoria en la "batalla cultural" no es que los argentinos conviertan sus tenencias de una moneda a otra, sino convencerlos de que saquen los dólares del colchón para que estos multimillonarios fondos vayan al sistema financiero. Pero, tal como están dadas las cosas, esto por ahora parece ciencia ficción.

quinta-feira, 7 de julho de 2011

Aflicoes cambiais? Chamem o Doutor Mantega! Ou nao???

O nosso dólar é mais barato
Carlos Alberto Sardenberg
O Globo, 707/2011

Não é de hoje que o ministro Guido Mantega está de bronca com o dólar fraco. Não é de hoje que ele declara ter um arsenal de medidas para impedir uma valorização excessiva do real. Olhando os números, porém, verifica-se que o ministro tem fracassado.

Quando ele assumiu, em 28 de março de 2006, o dólar valia R$2,24. Seguiu daí uma clara tendência de baixa, até ficar abaixo de R$1,60 nos dias que antecederam a grande crise financeira de 2008.

Com o quase colapso da economia global, a paralisia dos mercados de crédito e a queda brutal da atividade mundial, a moeda brasileira sofreu rápida e forte desvalorização. Em dezembro de 2008, bateu no teto desse período, com o valor de R$2,51.

Daí em diante, o dólar rodou algum tempo numa cotação elevada, mas retomou a tendência de queda quando o mundo se acalmou e, sobretudo, quando os emergentes voltaram a crescer forte. Nos últimos dias, a moeda americana chegou a um valor nominal igual ao verificado no momento pré-crise 2008.

Ou seja, as medidas tomadas pelo governo brasileiro — aumento do imposto e limitação de entrada de aplicações financeiras, além da compra de moeda pelo BC — tiveram efeito acessório e limitado. O que mudou a cotação, para cima e para baixo, foi o fator internacional.

Bem resumindo: o fato é que o governo não tomou qualquer medida estrutural — ortodoxa, heterodoxa ou desenvolvimentista — para agir sobre o câmbio. Persiste uma indecisão que vem desde a gestão Lula.

Não que seja fácil resolver. O problema é a excessiva entrada de dólares no país. Mas há muitos bons motivos para receber essa dinheirama.

Como somos um país que consome muito e poupa pouco, precisamos de capital externo para financiar investimentos. E lá se vão as autoridades mostrar aos estrangeiros que há aqui muitas oportunidades de negócio. Eles estão acreditando nisso e atendendo aos convites. É bom.

Além disso, como o risco Brasil está baixo e como sobra dinheiro no mundo, a juros no chão, companhias aqui instaladas tomam dólares emprestados lá fora para financiar operações locais. Bom de novo, financiamento abundante e barato. Com os juros aqui pela hora da morte, essa tomada de empréstimos no exterior barateia os negócios no país e, assim, beneficia os consumidores.

Por outro lado, os preços de alguns dos principais produtos brasileiros de exportação estão em níveis historicamente elevados e parece que permanecerão assim por uns bons anos. Garantia de receita. Bom de novo.

O dólar barato também faz a alegria das classes médias, as antigas e as emergentes, que podem viajar para fora e comprar produtos mais baratos... e votar com o governo.

Mas há um enorme problema: o produto industrial fabricado aqui fica mais caro, perde competitividade aqui e no exterior. Ora, a indústria dá emprego bom e abundante, faz a força de uma economia, de modo que não se pode brincar com isso.

O que fazer? Essa valorização da moeda local não é exclusividade brasileira. Para ficar apenas na América Latina, todas as principais moedas ganharam sobre o dólar. Conforme contas elaboradas pela consultoria Economática, o dólar perdeu quase 40% em relação ao peso colombiano, em termos nominais, de 31 de dezembro de 2002 a 5 de julho último.

Mas a Colômbia foi apenas a vice-campeã. Perde do Brasil. No mesmo período, que coincide com o governo Lula e seis meses de Dilma, o dólar perdeu 55% em relação ao real.

Logo, há dois conjuntos de causas de apreciação da nossa moeda. O primeiro é o mesmo para toda AL: exportação de commodities em preços recordes e muita entrada de dólares de investimentos e empréstimos para negócios locais, em economias em crescimento. A Colômbia é tão parecida com o Brasil que tem até uma forte descoberta recente de petróleo.

Este é um problema global, aliás, citado por Christine Lagarde em seu primeiro pronunciamento como diretora do FMI.

Mas por que a valorização do real é campeã global? Só pode ser por causas nossas. E aqui a resposta já não é pacífica, mesmo porque não envolve apenas a taxa de câmbio. É preciso tratar da dobradinha dólar barato/juro caro.

Os analistas têm divergências doutrinárias, que, aliás, tratamos aqui na coluna de 9 de junho ("Ortodoxos, desenvolvimentistas, nem tanto“). De todo modo, se sabemos o que há de comum entre o Brasil e os demais latino-americanos, devemos perguntar: o que há de diferente?

Se procurarem no excesso de gasto público, carga tributária e dívida, vão encontrar alguma coisa. Para os desenvolvimentistas, o caminho é outro, começando por controle de entrada de capitais e derrubada imediata dos juros. Mas, assim como o governo Lula, Dilma ainda não decidiu.

CARLOS ALBERTO SARDENBERG é jornalista. E-mail: sardenberg@cbn.com.br; carlos.sardenberg@tvglobo.com.br

quarta-feira, 10 de novembro de 2010

Gold is back, as desired as god...

Não pretendo seguir nenhum conselho de investimento deste corretor interessado em ganhar comissão sobre os negócios feitos por seu intermédio, mas é interessante ler os argumentos, e antes disso, as informações que ele traz sobre o novo papel do ouro nestes tempos de desvalorização deliberada do dólar -- como a solução de facilidade encontrada pelos EUA para resolver seus imensos problemas atuais -- e seu posicionamento como ativo de refúgio, em tempos de inflação e de erosão do poder de compra do velho "green back".
Na verdade,  o ouro não vai emergir como padrão num hipotético futuro reordenamento do sistema monetário internacional -- pois os governos não vão querer renunciar ao seu monopólio monetário e à faculdade de empurrar seus problemas para o distinto público pagador -- mas ele vai continuar a ser uma "defesa" -- deficiente como possa ser -- dos cidadãos em face dessa capacidade extratora e "depressora" de sua poupança por parte de governantes inescrupulosos.
O ouro, como qualquer outra commodity, vai suportar os acasos e incertezas das possibilidades produtivas -- sempre cambiantes, com a geografia e com a tecnologia -- e os bumps and booms dos mercados de futuros, onde vale mais a percepção dos jogadores do que os dados reais de oferta. Ele é, portanto, uma base instável para qualquer sistema monetário digno desse nome. Mas, à falta de outros ativos tangíveis mais credíveis, ele se apresenta como alternativa momentânea aos céticos e aos opositores do poder absoluto dos governos inflacionistas.
 Ou seja, não partilho dessa crença que ele é "A Perfect Hedge", como colocado neste relatório feito para atrair investidores em ouro. Mas, se alguém tiver dinheiro sobrando e quiser especular um pouco, o ouro pode ser a oportunidade do momento.
Acredito, pessoalmente, que ele pode subir ainda até atingir 2 mil dólares. Depois, alguns "espertos" vão descobrir que não se pode fazer nada com o ouro, nem comer, nem ficar sentado em cima muito tempo, pois é duro e frio, e aí vai começar a retirada, ou a debandada, quando a bolha estourar. Alguns vão ganhar dinheiro, e os incautos, como sempre, vão perder.
Assim vai, assim é o mundo.
O ouro, por enquanto, é o novo deus. As good as gold, como dizem os americanos...
Paulo Roberto de Almeida

Gold: Back in the News …
By Bob Bauman JD
The Sovereign Investor, November 9, 2010

Dear Paulo Roberto,

No, I don’t mean because gold hit an all time high price yesterday, as gold futures smashed through the US $1,400 per-troy-ounce mark.
I am referring to the fact that the president of the World Bank, Robert Zoellick, wrote yesterday in a Financial Times article that leading world economies should consider “employing gold as an international reference point of market expectations about inflation, deflation and future currency values.”

Can This Gold Discovery Really Make You 17-Times Your Money?
2,478 miles northwest of Sydney... Buried beneath a remote Australian peninsula... Sits a massive 3.09 million ounce gold deposit...

That’s enough gold to make the junior mining company sitting on this “mother lode” $3.8 billion richer… And enough gold to push its market cap up 1,727%...

Investors who get in before word on this windfall gets out are poised to turn every $1,000 invested into $17,000.

Just go here for a brief presentation with full details…

Zoellick's argument was simple recognition of the current reality. No matter what the U.S. Federal Reserve or other fiat money issuers say, gold is being sought out as an alternative currency right now. Smart people have faith in gold and declining faith, if any at all, in the sinking U.S. dollar.

Gold is the “anti dollar” and that's why it is wildly popular now as a result. As Zoellick put it, “Although textbooks may view gold as the old money, markets are using gold as an alternative monetary asset today.”

If any proof is needed of that statement, gold closed at records last Friday and Thursday but the precious metal has scored 17 record highs in less than five weeks in September and October. The latest string of records came after the Federal Reserve’s decision to start another round of U.S. bond buying, pumping out an inflationary additional $600 billion over eight months.

The Gold Standard
When I served as a member of the U.S. House of Representatives I co-sponsored Rep. Phil Crane’s legislation that would have returned to the U.S. to at least a partial gold standard.

I have made my pro-gold views known in these pages on several occasions. You can go back and review my pro-gold thoughts if you wish.

Martin Wolf of the Financial Times correctly wrote a few days ago, before the new gold price high:

It is not hard to understand the attractions of a gold standard. Money is a social convention. The advantage of a link to gold (or some other commodity) is that the value of money would apparently be free from manipulation by the government. The aim, then, would be to “de-politicize” money. The argument in favor of doing so is that in the long-run governments will always abuse the right to create money at will. Historical experience suggests that this is indeed the case.

A Perfect Hedge
Think about it. Gold cannot be inflated by printing more. It cannot be devalued by government decree — as we have seen once again in the last few days, the free market dictates the price. And, unlike paper currency or investments in stocks and bonds, gold is an asset which doesn’t depend on anybody’s promise to repay.

Although gold has been mined for more than 6,000 years, only about 120,000 metric tons have been produced. Lump that together and it’s just enough for a cube measuring only 18 meters (about 55 feet) along each of its six sides. New gold mined each year totals less than 2,000 metric tons, about the size of the living room in a small modern house. Gold remains one of the scarcest, and most sought after metals on earth.

Time and again, gold has proven the successful hedge against devaluation of an investor’s national currency. It’s one of the few investments that survives, even thrives, during times of economic uncertainty.

Sovereign Society Favorite
For those who in recent years followed Sovereign Society repeated advice to buy gold, the investment has paid off handsomely.

With gold at record high prices and the world facing a prolonged period of economic turmoil, buying gold even now may be a good hedge against the future.

People who have known prolonged prosperity may not fully understand the historic implications of gold and its role when bad times arrive. Once those bad times arrive, (as they have now), gold again is being recognized as the one perennial investment that’s still "good as gold."

Bob Bauman, JD
Legal Counsel, The Sovereign Society

quinta-feira, 23 de setembro de 2010

Populismo cambial: governo comete, e custa caro...

Os "economistas" do governo atual, aliás o próprio ministro da Fazenda, e o candidato ao governo paulista pelo partido que "combatia o populismo cambial" do governo "neoliberal" anterior, parece terem se esquecido de suas acusações sem pé nem cabeça. E, no entanto, é o que eles mais estão praticando, desde que chegaram ao poder, acumulando ainda reservas em excesso, a um custo anual superior a 20 bilhões de dólares.
Parece que eles não têm a solução para o problema, a não ser comprar mais dólares, o que estimula os "especuladores" e trazer mais dólares ainda ao Brasil.
Quanto isso vai durar? Enquanto o governo tiver condições de comprar dólares e jogar a conta nas nossas costas pelo futuro imprevisível...
Paulo Roberto de Almeida

Enxurrada de dólares
Editorial Folha de S.Paulo, 22.09.2010

Apesar das incertezas que ainda pairam sobre a economia mundial, cresce com rapidez o fluxo de capitais para os países em desenvolvimento. O Brasil é um destinatário privilegiado: nos últimos 12 meses, os investimentos estrangeiros em renda fixa e Bolsa superam US$ 65 bilhões, um recorde em anos recentes. Por causa dessa enxurrada de dólares, o país experimenta um processo de forte valorização do real -uma ameaça ao equilíbrio das contas externas.
As causas são globais. A mais importante é a consolidação de uma disparidade de crescimento econômico entre países ricos e o mundo em desenvolvimento. São hoje os emergentes, Brasil entre eles, os responsáveis pelo dinamismo e pelas oportunidades de investimento mais atrativas.
EUA e Europa -onde se concentra grande parte da riqueza financeira do mundo- amargam uma recuperação complicada, lenta, insuficiente para reduzir o desemprego. Não há dúvida de que a taxa real de juro dessas economias permanecerá próxima de zero por muito tempo, o que incentiva os investidores a buscar opções fora de seus países.
É natural, portanto, que se observe uma persistente realocação de capitais em favor dos países em crescimento. Estima-se, por exemplo, que menos de 5% da carteira dos grandes investidores institucionais europeus e americanos se encontre alocada em títulos de nações emergentes, parcela que poderá subir para cerca de 20% nos próximos anos.
É um movimento que agravará as dificuldades de gestão para os países receptores.
Como está em curso um processo de desvalorização do dólar e do euro, em razão da crise, a pressão pela valorização cambial afetará quase todas as outras economias -como tem ocorrido. Nesse quadro, ações isoladas em plano nacional podem amenizar, mas não eliminarão o problema.
A maior parte dos países em desenvolvimento tenta administrar a valorização de suas moedas por meio de compras de dólares nos mercados de câmbio. Valem-se para isso das vultosas reservas internacionais que acumularam nos últimos anos.
Mas há diferenças que precisam ser ressaltadas. Algumas economias -em especial as asiáticas- estão mais aparelhadas para acumular dólares, pois contam com ampla poupança interna e juros baixos. Não é o caso do Brasil, onde o custo de aumentar o volume de reservas pode se tornar proibitivo. Sustentar US$ 250 bilhões com uma diferença de juros nominais de 8% em relação aos ricos (10,75% contra 2,5% nos EUA) já onera o Tesouro em US$ 20 bilhões ao ano. Logo, os recursos para adquirir dólares não são "ilimitados", e a autorização para o Fundo Soberano comprá-los, como já se anunciou, não deverá alterar muito essa realidade.
Por outro lado, a opção de lavar as mãos e não intervir é insustentável, pois tornaria ainda maior o dano para a competitividade do setor produtivo. Cabe ao governo agir para minimizar as disparidades e o custo das intervenções -por exemplo, desonerando as exportações e o investimento.
É preciso que se criem logo condições fiscais para aproximar a taxa de juros interna dos padrões internacionais, levando-a para cerca de 2% ao ano, em termos reais, ou seja, descontada a inflação.

quarta-feira, 19 de maio de 2010

Como afundar alegremente a moeda de um pais, sem ter consciencia disso (e reincidindo nos erros)

El caos monetario de Venezuela
por Mary Anastasia O'Grady
Editora de la columna de las Américas
Wall Street Journal - 7 de mayo de 2010

Grecia está en bancarrota. Sin embargo, debido a que es un miembro de la zona euro y no puede imprimir dinero, sus vecinos europeos más acaudalados han acordado salir al rescate. A cambio, se espera que Grecia sanee sus arcas y adopte nuevas medidas regulatorias. Por esto es que los sindicatos del sector público han estado protestando en las calles e incluso atacaron un banco con bombas.

Cuidado con los griegos que incendian bancos. No son diferentes a los militantes que protestaron en Argentina en 2001 cuando su gobierno se quedó sin salida fiscal. Argentina también tenía una economía hiperregulada, un gobierno adicto al gasto y un régimen monetario que le impedía el simple hecho de imprimir dinero para pagar sus cuentas. En el fondo, las muchedumbres que protestaban en Argentina deseaban lo mismo que sus contrapartes griegas quieren ahora: un retorno a una moneda nacional que puedan imprimir cuando quieran.

Los detractores del euro parecen pensar que la tragedia griega justifica su postura de que cada país debería tener su propia divisa y política monetaria. Pero eso no resolvería nada. Seamos realistas: si Grecia no fuera la Argentina de la actualidad, sería Venezuela. En ese país, que posee una moneda soberana, el bolívar, y ninguna norma monetaria prohíbe que el banco central financie al gobierno, la inflación ahora se encuentra fuera de control.

En su defensa del liberalismo económico titulada Money, Markets and Sovereignty (Dinero, mercados y soberanía), Ben Steil, del Consejo de Relaciones Exteriores, y Manuel Hinds, ex ministro de Hacienda de El Salvador, ofrecen una breve historia del auge de las monedas fiduciarias. "La mente moderna", explican, está acostumbrada a "ver el dinero como una creación de los estados". No obstante, los poderosos no lanzaron la idea hace unos 2.500 años "para promover la actividad económica, sino para beneficiarse de ella", recalcan. "Y hoy en día la imposición de las monedas nacionales sigue siendo una de las herramientas más potentes de la que disponen los gobiernos para extraer riqueza de sus poblaciones y ejercer control político sobre ellas".

Argentina diseñó su "ley de convertibilidad", que requería que los pesos estuvieran respaldados por reservas de dólares, precisamente para enfrentarse a este problema. Los políticos, sin embargo, no pretendían hacer reducciones, en el gasto o en la regulación, y con el tiempo una deuda demasiado grande provocó la bancarrota. En 2002, el gobierno descontinuó la convertibilidad del peso. Ocho años después, el peso argentino supuesto flotante es un desastre. El país permanece sumido en la mediocridad económica y una inflación de dos dígitos, y es rehén de un gobierno no liberal.

Anclar la moneda al dólar y, por ende, tercerizar la política monetaria a la Reserva Federal de EE.UU. había sido un éxito, pero los grupos de presión y los políticos no soportaron que esto les quitara poder. Venezuela es otro lugar donde los políticos no ven ninguna razón para restringir el apetito del Estado por hacerse con la riqueza del sector privado. Mantener la estabilidad de los precios debería ser algo obvio porque el gobierno tiene ingresos ganados en dólares para respaldar la divisa nacional. El bolívar, sin embargo, ahora está en caída libre.

En enero, el presidente Hugo Chávez anunció que devaluaría el bolívar de 2,50 por dólar a 4,30 (a excepción de los productos básicos). Les aseguró a los venezolanos que el gobierno sería capaz de proveer todos los dólares necesarios para dirigir la economía al nivel de un bolívar más débil y que la tasa de cambio del mercado negro, que era de seis a uno, convergiría con la tasa cambiaria oficial.

Sin embargo, el sector privado no pareció muy convencido y la tasa cambiaria en el mercado negro subió aún más, lo que encareció las importaciones de forma pronunciada. Hace nueve días, el costo del dólar se disparó por encima de ocho bolívares, lo que indica una feroz espiral inflacionaria.

El origen de este caos monetario es la sed de poder del Estado. Mientras que Fidel Castro hizo uso del terror para convertirse en dictador de Cuba, Chávez ha usado el control estatal de las ganancias petroleras y el banco central para comprar su dictadura. No es un secreto que su popularidad, a pesar del deterioro de los estándares de vida en Venezuela, proviene de la impresión y distribución de bolívares en los barrios de bajos ingresos así como entre las nuevas élites empresariales y las fuerzas armadas.

Con demasiados bolívares que persiguen muy pocos productos, Chávez ahora les echa la culpa a los "especuladores". Hace poco arrestó a 47 carniceros por evadir sus controles de precios. El Congreso, que él controla, también ha propuesto una legislación para penalizar las transacciones en el mercado paralelo de dólares. No obstante, más allá de aterrorizar al país, es poco probable que las severas medidas mejoren la situación porque el mercado necesita dólares para funcionar. "El colapso de la economía está muy cerca", me escribió un venezolano el sábado.

La lección aquí es que sin la voluntad política, el dinero fiduciario en cualquier forma —ya sea en una unión monetaria, anclado a una divisa de reserva o manejado soberanamente— es poco fiable. Como señalan Hinds y Steil, "el dinero no atado a una materia prima da lugar a la inflación cuando es administrado por mandatarios corruptos, irresponsables o incompetentes", lo que cubre a Grecia, Argentina y Venezuela en una pincelada.

Citando la sabiduría de un experto en derecho canónico español del siglo XV, los autores perciben el problema de la moneda fiduciaria: "El poder del gobernante para crear valor de algo sin valor al designarlo como 'dinero' estaba destinado a provocar inflación".

Este artículo fue publicado originalmente en The Wall Street Journal (EE.UU.) el 17 de mayo de 2010.