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domingo, 19 de maio de 2013

Qual seria o continente mais perigoso? - Moises Naim

¿Cuál es el continente más peligroso?

Moises Naím
El País, 18/05/2013

El éxito económico de Asia opaca el que esa región alberga las principales amenazas

Como escribió León Tolstoi, las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera. Además, mientras que hay familias cuya infelicidad solo les afecta a ellas, otras propagan sus problemas. Las vicisitudes de la atribulada familia Tsarnaev, por ejemplo, se desperdigaron por todo Boston. Los dos hijos, Tamerlán y Dzhokhar, decidieron que la mejor forma de canalizar su infelicidad era asesinando a inocentes en el maratón de Boston. Su manera de ser infelices hizo muy infelices a centenares de otras familias.
A los continentes les pasa lo mismo. Hay algunos, como África o América Latina, cuyas tragedias las sufren, principalmente, ellos mismos. Claro, la emigración masiva de africanos a Europa o de latinoamericanos a EE UU es un ejemplo de cómo los problemas de un continente tocan a otro. Pero este contagio es menor que el que tuvo la crisis económica de Estados Unidos, por ejemplo. Millones de personas en todas partes, pero sobre todo en Europa, aún están pagando las consecuencias de este terremoto financiero.
El punto es que hay continentes que son más “sistémicos” que otros, es decir, regiones cuyos problemas afectan a todos los que vivimos en este planeta, sin importar cuán alejados de ellos estemos. La pregunta, entonces, es: ¿cuál de los cinco continentes va a irradiar más infelicidad en el futuro?
Una manera de contestar es pensando en cuáles son las amenazas que viajan más fácilmente, y frente a las que no hay frontera, fortificación o política pública que nos pueda proteger. Ya sabemos que las crisis financieras pertenecen a esta categoría. Si China por ejemplo llegase a sufrir un crash como el de EE UU, no hay rincón del mundo que pueda evitar las consecuencias. Y si el joven tirano de Corea del Norte decide seguir jugando a la guerra nuclear, pues tampoco.
Mi candidato al premio al continente que más amenaza el mundo es Asia. Esto puede sorprender a quienes ven en el milagro económico asiático una fuente de estabilidad y prosperidad globales. O a quienes piensan que en Oriente Próximo están dadas las condiciones para una prolongada y creciente ola de conflictos armados, radicalización religiosa y terrorismo que, como sabemos, no se queda allí. Todo esto es cierto.
Pero me temo que los problemas que nos llegarán de Asia serán aún más complicados, por más que sus gigantescas economías sigan creciendo.
En mi opinión, en estos tiempos, las principales amenazas para la humanidad son: 1) el cambio climático; 2) la proliferación nuclear; 3) el brote de una enfermedad sin cura conocida y que se extienda de un país a otro y de un continente a otro cobrándose millones de víctimas; 4) las crisis económicas globales y, por supuesto, 5) un conflicto armado entre dos o más potencias militares, como China e India, por ejemplo. Claro que hay otras amenazas: el terrorismo, la creciente escasez de agua, los Gobiernos criminalizados, el desempleo estructural o la proliferación de Estados fallidos. Pero ninguna de ellas tendría las enormes consecuencias que tienen las cinco de mi lista.
Y Asia es el continente que tiene más países con el potencial de crear y esparcir estos cinco problemas. El énfasis en el extraordinario y muy bienvenido éxito económico de los tigres asiáticos opaca el hecho de que esa región también alberga las principales amenazas a la estabilidad mundial.
Según el Banco Asiático de Desarrollo, Asia va camino de duplicar su consumo de petróleo, triplicar el de gas natural y aumentar en 81% el uso de carbón altamente contaminante. Esto duplicaría sus emisiones de dióxido de carbono (CO2 ) en 2035. Asia estaría así emitiendo, por sí sola, el total del volumen de CO2 que los expertos calculan es el nivel máximo que debería producir el planeta en su conjunto.
Asia es también el continente donde más proliferan las armas nucleares. No solo tienen la bomba países de alto riesgo, como Corea del Norte y Pakistán, sino que además son Gobiernos que han estado muy dispuestos a venderle su tecnología nuclear al mejor postor.
Varios de los conflictos armados más prolongados del planeta están en Asia. De Afganistán a Sri Lanka y de Cachemira a las interminables insurgencias armadas en Indonesia y Filipinas, las guerras son comunes. Allí están las fronteras más explosivas del mundo: China e India, Pakistán e India y entre las dos Coreas.
La pandemia de gripe aviar se originó en Asia. Si bien no produjo tantas víctimas mortales como se temía, alertó al mundo sobre el potencial de ese continente para propagar rápidamente sus enfermedades a otras partes.
¿Son inevitables estos accidentes y problemas originados en Asia? Claro que no. Pero son mucho más importantes y urgentes que otros que atraen mas frecuentemente la atención del mundo.
Estoy en Twitter @moisesnaim

A crescente irracionalidade da politica economica - Celso Ming

Distorções em série
Celso Ming
O Estado de S.Paulo, 19/05/2013

O governo insiste em compensar a perda de competitividade da indústria com a distribuição seletiva de benefícios. Além de não concorrer para superar os graves problemas do setor, a prática cria novas distorções, como o desarranjo da estrutura de preços relativos da economia.
Entre os benefícios distribuídos pelo governo estão desonerações de tributos e de encargos previdenciários, concessão de créditos em condições favorecidas e reservas de mercado.
Fazem parte daquilo que esta Coluna vem chamando de políticas de puxadinhos, na medida em que são temporárias, de curto alcance e não cumprem a finalidade mais importante que seria a de combater as causas da perda crescente de competitividade do setor produtivo.
As lideranças da indústria aplaudem ou fingem que estão satisfeitas porque, argumentam entre cochichos, é melhor esse pouco do que nada. Com reações assim, o governo comemora, porque o cala-boca funciona.
Como ficou dito acima, uma das distorções que esse jogo seletivo produz é a desarrumação da estrutura de preços relativos. A concessão de favores especiais ao setor petroquímico e não ao de papel e celulose, por exemplo, barateia artificialmente os preços das embalagens plásticas e derruba o mercado das embalagens de cartão e de papel kraft. De quebra, pode prejudicar, também, o setor de embalagens de vidro. Quando o governo concede créditos subsidiados aos produtores de carne de vaca, por exemplo, tende a prejudicar os produtores de ovos ou a indústria de alimentos que operam com proteínas vegetais.
Essas políticas que elegem campeões do futuro comprovaram sua ineficácia. Durante anos a fio, os governos brasileiros mantiveram políticas de incentivos e de reserva de mercado à informática, cujo principal beneficiário foi a Itautec. Na semana passada, o Grupo Itaúsa, controlador da Itautec, anunciou finalmente sua retirada do mercado de computadores e seu repasse para um investidor de capital japonês por R$ 100 milhões. Um fim melancólico para uma empresa que recebeu bilhões em favores mensuráveis e sabe-se lá quantos mais em intangíveis, como a reserva de mercado.
A política de conteúdo nacional, que obriga produtores locais a dar preferência a fornecedores brasileiros não importando seu custo, tromba com três problemas. Premia a ineficiência, queima recursos excessivos que poderiam ser melhor alocados - como o que acontece na Petrobrás -, isola o setor produtivo brasileiro e o impede de inserir-se nas cadeias globais. Finalmente, em vez de favorecer a indústria nacional, acaba por prejudicá-la, na medida em que o mercado interno cada vez mais depende de importações. Não é à toa que a fatia dos importados no consumo, que era de 17% no primeiro trimestre de 2007, alcançou 22% no primeiro trimestre de 2013, conforme apontam os levantamentos da Confederação Nacional da Indústria.
O movimento do governo Dilma para investimentos em infraestrutura vai na direção correta, por beneficiar todo o setor produtivo e não apenas os enturmados. Infelizmente, é tudo muito lento, muito difícil e, sobretudo, pouco.

Hong Kong-China: fome de liberdade e de verdade, nos livros proibidos(NYT)

On Hong Kong Shelves, Illicit Dirt on China’s Elite

Lam Yik Fei for The New York Times
Paul Tang, proprietor of the People’s Recreation Community bookstore in Hong Kong, which specializes in banned works.




HONG KONG — Visitors from mainland China climb the narrow stairs to a cramped room here filled with forbidden delights: shelves of scandal-packed exposés about their Communist Party masters.
Lam Yik Fei for The New York Times
The People’s Recreation Community bookstore in Hong Kong, which carries scandalous books about Communist leaders.
Lam Yik Fei for The New York Times
Books at the store featuring Xi Jinping, the general secretary of the Chinese Communist Party.
The People’s Recreation Community bookstore and several others on Hong Kong’s teeming shopping streets specialize in selling books and magazines banned by the Chinese government, mostly for their luridly damning accounts of party leaders, past and present. And at a time when many Chinese citizens smolder with distrust of their leaders, business is thriving.
“We come here to buy books that we can’t read in China,” said Huang Tao, a salesman of nutritional supplements from southeast China, who picked out a muckraking volume recently about corruption among senior party leaders. “There are so many things that we’ve been deceived over,” he said, waving toward books on the devastating famine of the late 1950s and early 1960s, an episode that official histories have muffled in euphemisms. “We can’t learn the truth, so black becomes white and white becomes black.”
Such publications smuggle corrosive facts and rumors into the bloodstream of Chinese political life. The contraband flow is reinforced by a flow of online publications and downloadable pirate copies. The trade shows the thirst for information in a society gripped by censorship, and the difficulties that party authorities face in trying to stifle that thirst, especially when, people in the business say, officials are among the avid readers of banned books.
“These books are playing a big role in raising the consciousness of the Chinese people,” said a Beijing journalist who visits Hong Kong several times a year and buys armloads of exposés. He asked that his name not be used, fearing punishment. “It’s impossible to stop everything getting through.”
They contain accounts of every conceivable scandal of the past. Then there are the gloomy prophecies about China’s future. One book foretells a war with Japan in 2014, another a toppling of the current leadership that same year. The strongest seller among these feverish jeremiads, “2014: The Great Collapse,” says the fall of the Communist Party is assured, citing what it says are secret party documents. “This is not gossip or soothsaying,” the preface declares.
“Some people take these books very seriously. I had a phone call just yesterday for 20 copies of this book. He seemed to be a Chinese businessman,” said Paul Tang, the proprietor of the store, which in Chinese goes by the more ironic name of the People’s Commune bookstore.
“Right now, more than 90 percent of our sales come from mainland visitors,” said Mr. Tang, 38, who formerly worked for fast food chains. He and three partners opened the store in 2002 and two years later shifted its focus to banned books for visitors from mainland China. “The most frequently asked question is not about the content of books,” Mr. Tang said. “It’s how they can get the books back to China.”
That game of hide and seek takes place daily, as Chinese travelers return from Hong Kong and other destinations, sometimes with contraband. Customs officers are sometimes instructed to stop particular titles, people in the trade say, but often anything with a political edge that is discovered is scrutinized, and decisions on what to confiscate are made on the fly.
Zhou Qicai, a businessman from northeast China, was lugging a suitcase stuffed with 400 copies of a Chinese-language magazine from Hong Kong into China in March when a customs officer inspected his luggage. The magazine, Boxun, had a report about court officials in his hometown who are suspected of being corrupt that he wanted to share with friends.
“He took one look at the magazines and said, ‘These are reactionary publications, they’re illegal,’ ” Mr. Zhou said. The officer seized the magazines, took down his personal details and warned him not to smuggle again. “That didn’t matter,” Mr. Zhou said. “I came back and tried again a couple of days later and brought in 93 copies without a problem.”
A former British colony, Hong Kong became a self-administered region of China in 1997, and despite pressures from Beijing, remains free of state censorship. In 2012, Hong Kong hosted 34.9 million visits by Chinese nationals, many on shopping sprees.
Chinese customs officials often confiscate publications about forbidden themes. But prosecutions of caught travelers are virtually unheard-of these days, because the government would have difficulty explaining its secretive censorship practices, even before tame, party-run courts, said Bao Pu, the head of New Century Press, a Hong Kong publisher of many books by ousted and retired Chinese officials.
“They can never openly justify their rules, because there’s no public list of banned books and these people make their own arbitrary decisions,” said Mr. Bao, the son of a purged Chinese official. “There would simply be too many people to prosecute; there would be a backlash.”
The illicit flow includes memoirs and studies of events and people that the Communist Party would rather forget, like the Great Leap famine and brutal Cultural Revolution under Mao Zedong, and the upheavals that culminated in the crackdown in Tiananmen Square in June 1989. Former officials whose memoirs cannot be published in China, among them the late ousted party leader, Zhao Ziyang, often turn to Hong Kong for an outlet.
Then there are the magazines and books offering salacious accounts of party officials’ private lives. Few members of China’s political elite escape having a book, or at least a chapter, devoted to their suspected plots, mistresses or ill-gotten fortunes.
Some of the hastily written potboilers appear fanciful, even by the generous standards that China has recently set, with a real-life scandal involving a Politburo member, Bo Xilai, who fell from power after his wife, Gu Kailai, was arrested on charges of murdering a British businessman.
“It’s like when your National Enquirer becomes your only form of political discussion,” said Geremie Barmé, a professor at the Australian National University in Canberra who studies Chinese culture and politics. “This is a tragedy that the party has generated for itself. Its processes are all cloaked from the public.”
Yet many readers of banned publications from Hong Kong are themselves Chinese officials, often eager for gossip that can help them navigate treacherous political shoals. The books and magazines are surviving the onslaught of online material in part because so many of their readers are officials who fear using the Internet to look at forbidden material or lack the skill to thwart censorship, said Mr. Tang.
“You don’t have to read the People’s Daily, because that won’t tell you what’s really going on, but you have to read these,” said Ho Pin, an exiled Chinese journalist who runs Mirror Books, a company based in New York that publishes muckraking books and magazines in Chinese. Chinese officials visiting Hong Kong often buy them as gifts for fellow officials, he said. “In the past, you’d give a mayor a bottle of liquor. But that’s nothing these days, and so is a carton of cigarettes,” Mr. Ho said. “But if you give him one of our books or magazines, he’ll be very happy.

Existe alguma nova receita de crescimento? - Rolf Kuntz


Hora de mudar o jogo do crescimento

O Estado de S.Paulo, 18 de maio de 2013
ROLF KUNTZ *
E se os ventos mudarem? Entre 2003 e 2012, o crescimento econômico da América Latina, e especialmente do Brasil, foi puxado por uma combinação de bons preços de matérias-primas, acumulação de capital físico e aumento da mão de obra ocupada na produção. Também houve ganhos de produtividade, mas sua contribuição para o avanço econômico foi muito menor que o da acumulação de fatores. Depois de uma década brilhante, a região poderá enfrentar condições bem menos favoráveis no mercado global de produtos básicos. Se isso ocorrer, será muito mais difícil manter a prosperidade sem aumentos significativos de eficiência. O alerta apareceu há pouco tempo no blog do mexicano Alejandro Werner, diretor do Departamento do Hemisfério Ocidental do Fundo Monetário Internacional (FMI).
Por trás dessa advertência há uma porção de cálculos dos economistas Sebastián Sosa, Evridiki Tsounta e Hye Sun Kim, autores de um estudo sobre a expansão da economia regional nas duas últimas duas décadas. O interesse do trabalho foi essencialmente prático: estimar se o crescimento observado na recente fase de prosperidade será sustentável até 2017. A resposta sugere mudanças importantes na estratégia de crescimento.
Entre 2003 e 2012 a economia da maior parte da América Latina cresceu pouco mais que 4% ao ano. A média de Brasil, Chile, Colômbia, México, Peru e Uruguai chegou a 4,4%. Esse crescimento foi decomposto pelos autores do estudo em três parcelas: a acumulação de capital contribuiu com 1,7 ponto, a adição de mão de obra, com 2 e a produtividade total dos fatores, com 0,7. O Brasil cresceu em média 3,3% ao ano durante esse período. Essa expansão resultou da soma de 1,3 ponto do investimento em capital físico, 1,9 da incorporação de trabalhadores e apenas 0,1 de ganho de eficiência. Este último componente, a produtividade total de fatores, corresponde à diferença entre o crescimento econômico observado e as taxas ponderadas de expansão dos fatores capital e trabalho. De forma simplificada: se os fatores de produção adicionados são insuficientes para explicar a expansão do produto interno bruto (PIB), a diferença deve ser atribuível a um aumento da produtividade.
A ideia de resíduo, logo traduzida em termos de progresso técnico, apareceu num estudo de Robert Solow, publicado em 1957, sobre a evolução da economia americana. A partir daí, economistas produziram enorme número de trabalhos para tentar detalhar e tornar mais claro esse conceito de progresso técnico. O ganho geral de produtividade pode estar associado a uma ampla variedade de inovações. Isso inclui, entre outras possibilidades, a invenção e a alteração de equipamentos, as muitas aplicações do conhecimento científico à produção, a formação de capital humano, as mudanças de organização e processo, os ganhos de escala e também a racionalidade da alocação de recursos. Pode-se esperar, de modo geral, uma associação entre os ganhos gerais de produtividade, as taxas de investimento em capital físico e a qualidade das políticas educacionais.
Segundo os autores do novo estudo publicado pelo FMI, os países latino-americanos dificilmente manterão taxas de crescimento parecidas com as da última década sem alterações importantes em suas políticas. Se tentarem prolongar a estratégia recente, o crescimento potencial da região deverá cair entre 2013 e 2017 para a vizinhança de 3,5% ao ano. A mobilização dos principais fatores determinantes do crescimento entre 2003 e 2012 deverá ficar mais difícil nos próximos anos, advertem os três economistas. Haverá menos recursos para investimento em capital fixo se o financiamento estrangeiro se normalizar (isto é, ficar menos favorável) e os preços dos produtos básicos se estabilizarem ou caírem. Além disso, alguns fatores naturais deverão limitar a contribuição da mão de obra para o crescimento econômico: 1) envelhecimento da população; 2) menos espaço para aumento das taxas de participação na força de trabalho, já muito elevadas pelos padrões internacionais; 3) menor possibilidade de elevação das taxas de emprego, depois de anos de redução do desemprego. Enfim, acrescentam os autores, uma contribuição mais forte do capital humano exigirá uma considerável melhora dos padrões educacionais.
O crescimento econômico latino-americano, observou Alejandro Werner, foi favorecido também pela melhora das políticas fiscais e pelo controle da inflação, mantida em níveis razoavelmente baixos por um longo período. Desde os anos 1990, poderia acrescentar o economista, as crises tornaram-se muito menos frequentes e a região passou a depender muito menos da ação de pronto-socorro do FMI. Mas ainda é preciso - dirigentes e técnicos do Fundo têm repetido esse aviso - consolidar os ganhos na área fiscal e aumentar as taxas nacionais de poupança e de investimento, mesmo sem a pretensão de igualar os padrões encontrados nas economias mais dinâmicas da Ásia.
Todas essas advertências valem especialmente para o Brasil, com ou sem avaliações técnicas do FMI. Segundo o estudo, o capital cresceu 4% ao ano entre 2003 e 2012 na média dos seis países incluídos no grupo do Brasil. No Brasil a expansão ficou em 2,7%. A diferença é facilmente explicável pela baixa taxa brasileira de investimento, raramente superior a 18% do PIB. No período, a produtividade total dos fatores aumentou em média 0,7% ao ano nos demais países. No Brasil, 0,1%.
O governo conhece todas essas deficiências. O esforço para mudar a política dos portos é uma de suas raras tentativas sérias para tornar o País mais produtivo. A demagogia educacional, a tolerância à inflação, a timidez nas mudanças tributárias, o abandono da responsabilidade fiscal e a hesitação nas parcerias com o capital privado têm mais que anulado as melhores iniciativas. Seriedade também é fator de produção.
* ROLF KUNTZ É JORNALISTA.

A macedonia de frutas da derradeira flor do Lacio, cada vez mais inculta...

..., mais feia, e quase desaparecendo...
Ou não é?:


“O Garrincha, na sua simplicidade, era um jogador que demonstrou que o Brasil não era de maneira alguma, nem tinha por que, era um vencedor, e não tinha porque ter esse arraigado complexo de vira-lata que o nosso cronista esportivo Nelson Rodrigues, um dos maiores teatrólogos do nosso país, nas vésperas da Copa do Mundo, da Copa da Suécia, denunciou a existência pela quantidade de gente que previa um fracasso”.

Juro que eu só queria entender...
Eu queria parar de ler, mas como todo brasileiro, eu não desisto nunca...
Paulo Roberto de Almeida 

Vinicius de Moraes declara seu amor 'a Inglaterra (1959)


POR QUE AMO A INGLATERRA

Vinicius de Moraes
Revista Senhor, Abril de 1959

            A Inglaterra não foi para mim um amor à primeira vista. Ao chegar a Londres, em agosto de 1938, em gozo da primeira bolsa para Oxford, dada a um brasileiro pelo Conselho Britânico, a cidade surpreendeu-me pela sua reserva. Senti, de fato, a poesia do grande porto, com meu navio a penetrar lentamente o Tamisa nas luzes  de uma antemanhã cinza-azul, toda povoada de lentas asas brancas de gaivotas. Mas quando enfrentei as calçadas de Piccadilly Circus, cerca de meu hotel, senti como se a cidade imensa estivesse se divertindo em observar o rapaz carioca – o rapaz carioca em quem o moleque-de-praia era “doublé” de um poeta um tanto metafísico e esotérico – em seu primeiro contacto com a austeridade do Império Britânico. E encabulei. Eram seis horas da tarde e havia multidões que passavam por mim sem me olhar, a dar-me a sensação de que eu era justamente o que minha vaidade de jovem poeta premiado não podia permitir que eu fosse: uma forma liliputiana a mais a passear no rosto gigantesco de Gulliver, acorrentado, mas a divertir-se com a pequenez dos seus conquistadores. Lembro-me de que, num dado momento, passou por mim uma família hindu, vestida a caráter, os homens de turbante, as mulheres envoltas em saris. Eu nunca tinha visto um hindu na minha vida. Aquilo foi demais para mim. Fui refugiar-me atras de um sherry no bar do meu hotel, de onde só sai para dormir, às nove da noite. No quarto, sozinho, senti um isolamento atroz, que me parecia vir da cidade infinita a trazer-me de vez em quando, adormecidos pela distancia, os ruídos informes de sua vida noturna.
            Foi só três ou quatro dias depois, ao tentar atravessar uma rua no momento errado, que me senti realmente protegido pelo Império Britânico, e comecei a achar que, malgrado a minha selvageria de menino de ilha, poderia amar a Inglaterra. Ao avançar, pousou-se sobre o meu ombro uma mão, a um tempo imperiosa e amiga que me fixou ao solo sem maior esforço. Olhei para o lado e vi, acima, muito acima de mim, mirando em frente, esse ser especial no mundo que se chama um guarda inglês, um constable: alto como a Torre de Londres, firme com a rocha de Gibraltar. Quando o momento de atravessar chegou, a pressão desfez-se do meu ombro, a mão retirou-se e  eu pude partir. Dei-lhe um olhar grato, a que ele respondeu com um outro, em que senti um frio e inteligente senso-se-humor.           
Uma semana mais tarde, numa tarde agônica,  constantemente cortada de uma chuva fina e neurastenizante, estando eu a comprar uma entrada para o concerto de Yehudi Menuhin, vi uma filha de guarda chuvas formada numa rua cerca do teatro. Dirigi-me para lá. Pouco depois passava, num automóvel, um senhor, ou melhor, um guarda-chuva famoso, a agitar na mão uma folha de papel para o povo que o aplaudia. Nesse senhor reconheci o Primeiro Ministro Neville Chamberlain e lembrei-me de que ele voltava de Munique. O papel em questão era o pseudo-compromisso de não declarar guerra, de Hitler, que, apesar disso, logo em seguida incorporaria a Tchecoslovaquia ao poderio alemão. Não dei muita importância ao fato, pois naquele tempo eu tinha apenas 24 anos e política não era o meu forte. Mas dois dias não eram passados e vi no rosto do homem das ruas de Londres de siso grave e olhar preocupado.  Li pela primeira vez nos seus traços o sentimento contido da cólera e achei que, desabafada, essa cólera deveria ser terrível.
            Não me lembro mais se foi na véspera de Munique, ou pouco antes que correu a noticia de que Londres seria bombardeada. Eu passara o dia em casa de um conhecido e ao sair à rua, sem saber ainda de nada, entrei no fog mais espesso que já vi na minha vida. Encostei-me em um edifício e resolvi esperar, e não sem um certo sentimento de estranheza no coração. Foi novamente um constable que me tirou da dificuldade, encaminhando-me, como um guia de cego, até um taxi; e só quando cheguei a meu quarto, numa pensão para onde me mudara – um quarto no subsolo, desses de onde se vê, através da janela, apenas os pés da humanidade – é que encontrei um bilhete do British Council mandando-me seguir com urgência para Oxford. Do céu noturno de Londres chegava-me, maciço e constante, o ronco dos aviões de caça, à espera de qualquer eventualidade. Era a minha experiência de guerra, mas não tive nenhum medo e resolvi desobedecer ao Conselho Britânico. Deitei-me e fiquei à escuta daquele ruído informe, sinistro e pressago, o ouvido atento ao silvo eventual da primeira bomba ou ao estilhaçar da primeira explosão. Aquilo tudo era, para mim, uma grande aventura, uma grande aventura que, misteriosamente me aproximava da Inglaterra e do seu povo. Achei dentro de mim que seria uma covardia eu desertar, abandonar Londres às bombas alemãs, não estar presente a sua defesa, não defende-la eu mesmo – à cidade que tinha mãos para proteger minha vida, cuidados maternos para com a minha inexperiência. E assim que acabei por dormir. Nunca cheguei a confessar ao Conselho Britânico a minha indisciplina, o que faço agora, certo de que no seu fair-play, a nobre entidade a estimara mais do que estimaria uma obediência mecânica e menos proveitosa, do ponto de vista  da experiência e do coração.
            Uma certa noite, depois de alguns drinques – e possivelmente one too many – eu cismei de subir o underground de Piccadilly Circus no sentido inverso. A escada rolante desce a uma velocidade razoável, e tratava-se de ultrapassar essa velocidade e atingir a plataforma superior da grande estação. Lancei-me à prova, que até hoje não sei como consegui terminar, tal foi o esforço empregado. Pois bem: fui formidavelmente encorajado por todos os que desciam, a me animarem com palavras e aplausos, havendo-se formado uma verdadeira torcida a meu favor. Não houve um só protesto contra a impertinência do estrangeiro a perturbar a boa ordem de um serviço de utilidade publica. Esse foi meu primeiro contato com o espirito esportivo inglês, e uma das razoes porque amei a Inglaterra e me senti tão bem em Londres.
            Depois, em Oxford, muitos outros elementos vieram  solidificar a estrutura desse sentimento de afetividade crescente para com a Inglaterra. Lembro-me, por exemplo, da primeira gafe que cometi à mesa de jantar, no grande hall de Magdalen College. Ignorante ainda dos usos e costumes da Universidade, alguma coisa fiz que foi notada pela high table, ou seja, a mesa do Deão e dos professores do colégio – os tutors, como são chamados - , o que me valeu receber um bilhete em latim, trazido por um mordomo numa pequena bandeja de prata. Segundo esse bilhete, eu deveria expiar minha gafe bebendo uma quantidade de cerveja suficiente para afogar um recém-nascido, cuja cerveja me foi trazida num fantástico canecão, cheio até as bordas. Vi todo mundo parar de comer e voltar-se para mim: mais de quatrocentos estudantes em suas capas pretas. Tratava-se de beber ou morrer. Levantei-me, tomei da enorme caneca e iniciei a prova. Até a metade foi tudo muito bem. Mas da metade para baixo, não sei até hoje como consegui ingerir aquilo. Sentia como se a cerveja me fosse sair pelos ouvidos, de tal modo estava locupletado. Mas o fato de ser o primeiro brasileiro com uma bolsa do Conselho Britânico para Oxford impôs o dever moral de não fazer feito, custasse o que custasse. E como fui encorajado, sobretudo na parte heróica da prova, pelos meus colegas. Quando acabei, a ovação foi geral. Dali por diante todos passaram a falar comigo afetuosamente, e comecei a ser convidado freqüentemente para os loucos parties nos quartos dos estudantes. Aí está Reginald Maudling, ex-aluno de Merton College, atual Ministro do Império Britânico e companheiro querido, que não me deixa mentir.
            De outra feita, um rapaz cujo nome não me lembro, disse à mesa coisas desairosas sobre o Brasil . Disse-o mais para implicar comigo, pois era o único estudante dos que sentavam perto de mim que parecia não ir particularmente com meu jeito. Na saída do hall, numa escada, ainda ajuntou algo mais, alto bastante para que eu ouvisse. Desci-lhe o braço, e não fosse a quantidade de estudantes que se aglomeravam na escada e que o sustentaram na queda, é possível que se tivesse machucado seriamente. Fui, muito amolado com a história, para o meu quarto, à espera dos seus padrinhos, que ele me disse mandaria imediatamente, a fim de que nós fossemos fight it out, nos grounds do colégio. Embora muito brigão em menino, sempre me desagradou a violência física, e não sei o que teria dado para ver o assunto resolvido amigavelmente. Pois bem: os deuses da boa educação inglesa tenderam aos meus rogos. Meia hora depois chegavam os padrinhos do rapaz, mas não para me levarem com eles. Para conversarem, sim, com os meus padrinhos, e apresentarem desculpas em nome do meu desafeto. Que ele reconhecia ter-se comportado mal e gostaria que eu esquecesse o acidente.
            Larguei todo o mundo e  fui, correndo e emocionado, ao seu quarto, onde nos abraçamos estreitamente. Depois disso ficamos bons camaradas, e só não o ficamos mais, porque, no período seguinte, ele saia da Universidade. Isso chama-se fair play: qualidade que se pode encontrar eventualmente em indivíduos, mas nunca tão universalmente como na Inglaterra.
            Não foi exatamente fácil para mim a vida em Oxford. Estranhei  de inicio, a quase total liberdade dada aos estudantes de trabalhar, numa espécie de desafio ao seu senso de responsabilidade. Meu inglês, apesar de o haver eu capinado duramente antes de sair do “Brasil, estava longe de ser perfeito, e tive de enfrentar um período preliminar de anglo-saxão, em cima do “Beowulf” e outros textos arcaicos da literatura inglesa. Chegava, uma vez por semana ao quarto de meu tutor em total desalento. Ele me encorajava. Que não desanimasse, era assim mesmo, logo me habituaria. Paralelamente, frequentava o curso de Poesia do Professor Fox, e devorava os livros que constituíam meu dever semanal. Mas atrapalhava-me muito o estado altamente lírico em que o ambiente universitário me deixava, agudizado ainda mais pela leitura, por minha conta, dos poetas modernos. À noite, em meu estúdio, pegava o violão, que tanto encantava minha landlady Miss Mourdaunt, e me deixava estar cogitando versos, sonhando a forma nova de minha poesia, que deveria realmente revelar-se a partir daí. Depois murava-me contra a poltrona, com uma tábua de escrever, e fazia versos sem parar. Quando me faltava o espirito, traduzia literalmente os sonetos de Shakespeare, que procurava depois recriar em português. Vivia às voltas com o dicionário de Oxford. Sabia que ali no meu colégio, tinha estudado Shelley, um poeta grandemente amado. Tudo isso me perturbava muito. Às vezes saia à noite, pelas vielas internas, para um passeio a coberto dos proctors, os guardiães da Universidade, que volta e meia passavam, nos seus bowler-hats, à cata de estudantes noctívagos. Sofria da beleza daqueles muros ilustres, daquela pedra patinada por séculos de cultura, como o exsudar dentro da noite o calor de sua sábia austeridade.
            Foi talvez o período mais fecundo de minha vida de poeta. O verso, a principio timidamente, foi-se afirmando numa forma cada vez mais enxuta e clara, como um anseio muito maior de comunicação. O soneto, principalmente, começou a impor-se a determinados temas com uma prestança nunca experimentada. Dois terços de meu livro Poemas, Sonetos e Baladas foram escritos em Oxford, a bem dizer nos primeiros seis meses universitários.
            Houve outros sofrimentos também, tirante os da vida puramente escolar. O caso é que, no Brasil, eu tinha remado, cerca de um ano no Clube de Regatas do Flamengo, sobe os palavrões de ensinamento de um palamenta[1] famoso como “Engole-Garfo”, que fizera num iole-a-dois[2] o raid Montevidéu-Rio de Janeiro. Tratava-se de um ambiente da mais total boçalidade, mas eu saíra do Clube sob a impressão de que era um remador. Assim é que, quando me perguntaram que esportes queria praticar, disse imediatamente: remos e boxe. Quem sabe não chegaria a disputar um dia um campeonato intercolegial...
Comprei calções extraordinários, camisas de lã fabulosas e lá fui através de Christ Church Meadows, para a barcaça de Magdalen College, ancorada à margem do Isis, que é o nome universitário do Tamisa em sua tranqüila passagem por Oxford. O instrutor pôs-me num esquife e, de sua bicicleta, à margem, ordenou-me com um alto-falante manual que desse umas poucas voltas pelo rio, que era para julgar de minhas possibilidades. O resultado é que eu, o remador do ‘flamengo, tive que remar quinze dias a seco, num esquife especial colocado em terra, para reaprender tudo de novo. Desde a posição das mãos nos remos ate o tempo das remadas estava tudo errado. Fiquei meio humilhado, mas embora nunca tivesse a honra de remar pelo meu colégio, nem por isso deixaram de me colocar numa guarnição que nas frias manhas de Oxford, remava como um só homem, antes da ducha quente na barcaça de Magdalen College.
            Com o boxe a experiência foi mais dolorosa ainda. Comprei luvas de seis onças, calções de primeira qualidade, sapatos apropriados, e ingressei na Academia da Universidade. Tive um mês de instrução, aprendendo o a-b-c do boxeador, e fazendo muita corda e muito saco de areia para endurecer a fibra. Depois passei para a punching ball e, de vez em quando, fazia um ou dois rounds com o meu instrutor. Mas meu instrutor era um santo, e nunca me acertava à vera. Uma bela tarde, chego à Academia e ele me anuncia ter destacado um aluno mais antigo para me experimentar. Fui para o ringue e não pude deixar de sorrir ante o físico do meu adversário. Tratava-se de um magriço, um rapazinho de minha altura mas muito menos sólido que eu, com as costelas à mostra e uns bracinhos finos, que as luvas pareciam engolir. Resultado, não o acertei uma só vez, e ele encaixou tantos que, no fim do terceiro round, completamente grogue e presa dessa horrível angustia da impotência diante da competência, fui dado como incapaz de continuar a luta. Confesso que não voltei à Academia nem sequer para buscar os meus apetrechos, que tinha deixado lá.
            Tudo isso, embora não desse ao mundo nenhum grande desportista, não deixou de incutir no primeiro bolsista brasileiro para Oxford um senso de esportividade. Torci muito pela minha universidade, nas grandes regatas contra Cambridge, que, ai de mim, perdemos nesse ano.
            E o que não dizer de minha grande divida à poesia inglesa, de que já falei atrás, mas sobre o que quero voltar. Que não dizer do que devo a esses poetas todos que, desde Chaucer, desde os anônimos elizabetanos, comecei a ler e amar, e que tanto me deram nos duros caminhos da poesia... O que não dizer da imensa divida à Shakespeare, para mim o maior dos poetas da humanidade: das indescritíveis descobertas operadas no texto dos Sonetos, sobre que teria feito a minha tese, não houvesse a guerra, que me apanhou em férias na França, impedido a minha volta à Universidade. O que não dizer das noites do terrível inverno de 1938, passadas no meu estúdio de High Street, em companhia de Milton, Dreyden, Blake, Eliot; das noites de releitura de tantos clássicos da meninice: Robinson Crusoé, Ivanhoe, Alice in Wonderland e o conhecimento de clássicos novos: Pilgrim’s Progress, Pride and Prejudice, Wuthering Heights, The Forsyte, Saga, Jude, The Obscure e tantos outros – o romance inglês a me oferecer um novo panorama da vida e da paixão dos homens e mulheres da Inglaterra.
            Eis por que amo a Inglaterra, e eis por que sua lembrança ficou em mim, todo esse tempo, viva e exata com a de nenhum outro pais jamais visitado e conhecido. Ao voltar a Londres depois de 16 anos, como me foi doce reconhecer ruas percorridas, rever edifícios familiares, olhar os doces telhados de Chelsea, onde morei, em King’s Road, e que me sugeriram o canto bilíngue de minha “Quinta Elegia”... E à BBC, onde trabalhei durante as grandes ferias de verão de 1938, nos primeiros programas para o Brasil, pude dizer com emoção: já fostes a minha casa. Pois foi em casa que me senti nela e em Londres; como, de resto, em toda aquela bela e grande ilha, ao mesmo tempo apaixonada e discreta, cordial e austera, pátria de poetas como não se viu maiores, na longa luta do mundo para realizar-se em tranquilidade e poesia.


[1] Conjunto do remo e suas peças numa embarcação a remos e também barco de dois remos.
[2] “palamenta”

sábado, 18 de maio de 2013

Em democracias que se respeitam, o vice-presidente seria destituido do cargo...

... mas só em países normais, desses que possuem parlamentos atuantes, zelosos com o dinheiro público, cumprindo apenas o que está escrito na Constituição, claro, o que não é o caso do Brasil.
Paulo Roberto de Almeida


Ocupante do segundo cargo mais importante da República, Michel Temer nomeou uma funcionária da vice-presidência para gerenciar seus negócios e interesses particulares no mercado imobiliário.

Desde o dia 19 de março, Gilda Cruz Silva e Sanchez, que dá expediente no escritório da vice-presidência em São Paulo, também é diretora e administradora remunerada da Tabapuã Investimentos e Participações, empresa aberta pelo vice após as eleições de 2010 para cuidar do seu mais valioso patrimônio, um complexo de salas no edifício Spazio Faria Lima, localizado em área nobre da Zona Sul da capital. Segundo os registros da Junta Comercial do Estado de São Paulo, Gilda recebe um pró-labore pelo trabalho de administração. O documento informa que o valor está “dentro dos limites estabelecidos pela legislação do Imposto de Renda”, mas não revela as cifras.

Como secretária do vice-presidente em São Paulo, Gilda tem salário de 7 372,22 reais mensais, pagos pelo governo federal. Ela é responsável por agendar audiências e eventos políticos do vice. A jornada de trabalho de Gilda, conforme os dados públicos do governo, é de quarenta horas semanais. A lei brasileira exige que o funcionário nomeado tenha dedicação integral ao trabalho.

Segundo o artigo 117 do Estatuto do Servidor (Lei 8.112/90), é vedado aos funcionários públicos "participar de gerência ou administração de sociedade privada, personificada ou não personificada, exercer o comércio, exceto na qualidade de acionista, cotista ou comanditário". Gilda não se encaixa nas exceções. Ela não é sócia da empresa de Temer, apenas exerce nela o cargo de administradora.

"Essa proibição da lei vale para os servidores e é ainda mais importante para cargos de DAS [direção de assessoramento superior, como no caso de Gilda], porque são cargos de confiança", afirma o professor Mamede Said, da Faculdade de Direito da Universidade de Brasíila (UnB).  

Avião da Unasul ficará pronto em três anos

Hummm! Será mesmo?
Enfim, marquemos rendez-vous dentro de 3 anos para conferir.
Tenho a impressão de que não estará pronto, mas posso estar errado.
Conhecendo a América Latina, as promessas são muitas vezes maiores e melhores que os resultados...
Paulo Roberto de Almeida


Avião da Unasul ficará pronto em três anos
Leandra Felipe* - Correspondente da Agência Brasil/EBC
Fonte: Agência Brasil, 16/05/2013 - 23h23 

Bogotá – O avião militar de treinamento básico e primário, que está sendo desenvolvido em conjunto pelos países que integram a União de Nações Sul-Americanas (Unasul), ficará pronto até 2016, disse hoje (16) o vice-ministro argentino da Defesa, Alfredo Waldo Forti, durante a abertura da 8ª Reunião da Instância Executiva do Conselho de Defesa do grupo em Lima, no Peru.
"Avançamos no tema e um esquema de trabalho foi estabelecido e aprovado pelos ministros. Todos os países que têm recursos próprios estão se oferecendo para fabricar diferentes partes da aeronave. É um avião de uso futuro", declarou Forti à Agência Andina.
O avião será batizado de Unasul 1 e, segundo o vice-ministro, estará disponível para venda aos países membros, em 2017. Os testes serão coordenados pela Argentina. O custo do avião ainda não foi anunciado. Segundo Forti, o principal modelo terá nove horas de autonomia de voo.
Em um primeiro momento, o avião deverá atender à demanda das Forças Armadas dos países da Unasul, mas depois poderá ser comercializado com outras nações.
O estatuto de criação do comitê consultivo que vai supervisionar a montagem do avião foi firmado em abril do ano passado, durante a Feira Internacional de Defesa e Segurança, no Rio de Janeiro.

*Com informações da Agência Andina (Agência pública peruana de Informações)
Edição: Aécio Amado
É necessário apenas dar crédito à Agência Brasil

The China Factor in Latin America - CUNY, May 22, 2013

Asia and Latin America

***
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The China Factor in Latin America Adrian Hearn
Sociology and Social Policy,
University of Sydney
Daniel P. Erikson
Senior Advisor for Western Hemisphere Affairs,
U.S. Department of State
Moderator:
Mauricio Font
Bildner Center for Western Hemisphere Studies
Date: Wednesday, May 22, 5:00 PM
Location: The Graduate Center, Room 9204/05
                       365 Fifth Avenue (@ 34th Street)
The China Factor in Latin America
Adrian Hearn's presentation focuses on China’s growing economic role in the Americas and its challenge to many countries in this region to develop new approaches to trade, investment, and development that favor economic sustainability, environmental responsibility, and political trust. Driven by Chinese demand, commodities now account for 60% of exports from Argentina, 47% from Brazil, and 75% from Chile. Around 90% of Latin America’s exports to China consist of mining and agriculture, but managing the resulting structural transformations is only one of the challenges. Equally important are strategies for negotiating with Chinese state owned enterprises, integrating growing Chinese communities into national social and economic systems, and promoting education about Chinese politics and culture. The presentation examines these challenges and draws parallels with Australia, where 59% of exports are commodities and China is the number one trade partner. As in Argentina and Brazil, concern about Chinese land acquisitions has prompted Australia’s Foreign Investment Review Board to reconsider its “national interest test” to ensure local economic benefit, environmental sustainability, and adequate employment standards. Australia and Latin America harbor a shared need to manage their changing circumstances, both in dialogue with each other and with Chinese partners.
About the speakers
Adrian Hearn is professor at the Department of Sociology and Social Policy at the University of Sydney. His research examines the geopolitical implications of China’s deepening diplomatic and economic relations with Latin America, and by comparison with Australia.He is co-editor of China Engages Latin America: Tracing the Trajectory, Boulder (2011). His most recent publications include “China, Global Governance and the Future of Cuba” (2012) in Journal of Current Chinese Affairs; "Harnessing the Dragon: Overseas Chinese Entrepreneurs in Mexico and Cuba" (2012) in The China Quarterly); and "Cuba and China: In Mixed Enterprise we Trust" (2012) in Hemisphere. Dr. Hearn current work adopts an ethnographic approach to explore cultural convergences/divergences, economic development, and approaches to transparency and technology transfer from the ground up.
Daniel P. Erikson is senior advisor for policy in the Bureau of Western Hemisphere Affairs at the U.S. Department of State since 2010. He advises the assistant secretary on issues related to policy and strategy, economic engagement, and multilateral affairs. Erikson previously served as senior associate for U.S. policy and director of Caribbean programs at the Inter-American Dialogue. Erikson has published more than sixty articles, numerous book chapters, and is the author of The Cuba Wars: Fidel Castro, the United States, and the Next Revolution, which won ForeWord Magazine's 2008 Book of the Year Award for political science. Erikson has taught Latin American politics at Johns Hopkins' School of Advanced International Studies and his past positions include research associate at Harvard Business School and Fulbright-Garcia Robles fellow in U.S.-Mexican business relations.
Mauricio Font is director of the Bildner Center for Western Hemisphere Studies and professor of sociology at The Graduate Center and Queens College, City University of New York. His research examines problems of development and reform in Brazil, Cuba and Latin America as well as international cooperation in the Western Hemisphere.
The Bildner Center 30 years 3
PLEASE RESERVE by sending an email tobildner@gc.cuny.edu