Temas de relações internacionais, de política externa e de diplomacia brasileira, com ênfase em políticas econômicas, em viagens, livros e cultura em geral. Um quilombo de resistência intelectual em defesa da racionalidade, da inteligência e das liberdades democráticas.
O que é este blog?
Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida.
quinta-feira, 27 de março de 2014
ENGOs, TUNGOs, IPOs, BINGOs e YOUNGOs: nao sabe o que sao? A nova esquerda -
O escandalo da Petrobras e uma unica conclusao: una stessa famiglia
Paulo Roberto de Almeida
Brasil dos companheiros: Recuando na economia - Alexandre Schwartsman
Imunes
- Alexandre Schwartsman
Brazil: From Dictatorship to Democracy (1964-2014) - Brown University
Paulo Roberto de Almeida
Regime militar: Opening the Archives Project, Brown University
Para consultar o material, cujo sumário reproduzo mais abaixo, siga este link:
http://library.brown.edu/openingthearchives/
Para uma reportagem do jornal Folha de S.Paulo sobre esse projeto, veja este link: http://www1.folha.uol.com.br/poder/2014/03/1430924-site-publica-10-mil-documentos-americanos-sobre-a-ditadura-no-brasil.shtml
The Opening the Archives Project is a joint effort by Brown University and the Universidade Estadual de Maringá, Paraná, Brazil to digitize and index 10,000 U.S. State Department documents on Brazil from 1963-73 and make them available to the public on an open-access website.
Enter the Brown Digital Repository to search through the digital archive. Additional documents are still being uploaded.
Further Reading
Venezuela ja vive em ruptura democratica: o que vai fazer o Mercosul? - Maria Teresa Romero
Maria Teresa Romero: crisis en Venezuela
Venezuela: ¿Golpe de generales o golpe institucional?
Caracas, 26 marzo 2014
Por MARIA TERESA ROMERO
El gobierno de Nicolás Maduro anuncia un nuevo intento de golpe de Estado en Venezuela y, como siempre, sin pruebas ni evidencias. Fue este martes 25 de marzo durante el encuentro con la Comisión de cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), que el presidente de Venezuela informó sobre la captura de tres generales de la aviación que pretendían alzar a la fuerza aérea venezolana.
Aparte de dar los nombres de los conspiradores, la única explicación dada hasta ahora a los venezolanos y a la misión de UNASUR que se encuentra en el país para “acompañar, apoyar y asesorar” en un posible diálogo político entre el Gobierno y la fuerzas democráticas opositoras, es que la captura de los generales fue producto “de la poderosa moral de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), quienes denunciaron que se les convocó a un golpe de Estado”, aseguró Maduro, al tiempo que informó que estos militares “tenían contacto con los sectores más violentos de la oposición”.
Luego de tantísimas denuncias de intentos golpistas de militares y/o civiles que los dos gobiernos del chavismo han hecho durante 15 años en el poder, la opinión pública nacional e internacional tienden a tomar con cautela, a dudar, de esta nueva denuncia gubernamental.
En todo caso, lo que sí es notable y cada vez más preocupante es el atentado a la constitución, normativas e instituciones de la República Bolivariana de Venezuela por parte del gobierno de Nicolás Maduro.
Ha tenido especial impacto la destitución, este 24 de marzo, de María Corina Machado, la diputada opositora electa con mayor número de votos en el actual Parlamento, por haber aceptado ser representante alterna de Panamá ante la OEA el pasado 21 de marzo.
Esta expulsión claramente inconstitucional fue anunciada por quien ejerce ilegalmente el cargo de diputado y presidente de la actual Directiva del Parlamento, Diosdado Cabello, ya que es militar activo al haber sido reincorporado en diciembre pasado a la Fuerza Armada y ascendido a capitán del ejército por el presidente Maduro. El artículo 330 de la Constitución reza que “Los o las integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político”.
El capitán Cabello y el resto de la directiva parlamentaria – quienes además no tienen facultad constitucional ni para destituir a otro diputado ni para acusarlo en forma subjetiva de “Traición a la Patria”- se amparó en el artículo 191 de la constitución venezolana, que prohíbe a los diputados detentar otro cargo simultáneo con la legislatura y aceptar reconocimientos de gobiernos extranjeros, para la destitución de Machado.
Sin embargo, el artículo constitucional citado por Cabello no se aplica en este caso porque la diputada solo fue acreditada por Panamá ante la OEA para que pudiera exponer a los representantes de los países miembros los masivos casos de violaciones de los derechos humanos por del régimen madurista. Esta es una práctica que tiene antecedentes en la organización. en 2009, por ejemplo, el ex presidente Hugo Chávez cedió su silla en la OEA a Patricia Rodas, canciller del ex presidente de Honduras Manuel Zelaya.
Como éste, otros dos casos recientes evidencian la fragrante usurpación a la voluntad popular, la persecución política a la oposición venezolana, y la violación a la Constitución de 1999 por parte del gobierno de Nicolás Maduro y los actuales representantes de los poderes públicos. Se trata los casos de los alcaldes de San Cristóbal (Estado Tàchira), Daniel Ceballos, y de San Diego (Estado Carabobo), Enzo Scarano, a quienes la Sala Constitucional –abiertamente politizad a favor del gobierno- del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) los destituyó de sus cargos y les mandó a apresar por supuestamente no haber cumplido las órdenes que le giró la instancia judicial para actuar contra las barricadas que estudiantes y opositores han levantado en sus municipios para protestar contra el gobierno.
A la vez, al dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, preso ilegalmente desde hace más de un mes, también le han negado las pruebas a la defensa en el juicio.
Como bien han señalado los defensores de estos alcaldes y otros expertos juristas, la Sala del TSJ violó todos los derechos de los hoy ex alcaldes opositores: sus derechos a la defensa, al debido proceso, a acceder a un tribunal ya que en esos juicios express se les condenó por desacato, desconociendo la voluntad popular expresada en las elecciones municipales de diciembre de 2013 y la autonomía de los municipios. La Sala Constitucional actuó como un tribunal penal sin tener atribuciones para ello y su decisión afectó de manera irreversible (no puede ser apelada) a un cargo electo por medio del voto popular. El madurismo, en fin, está usando al TSJ para descabezar la disidencia política en Venezuela.
Estos golpes institucionales, estas ofensivas que se suman a los muertos, apresados y torturados de las últimas semanas, no hacen sino echarle fuego a la ola de protestas que no cesa por más represión ejercida por los cuerpos militares, policiales y de inteligencia del Estado, así como por los “colectivos” armados prochavistas que actúan conjuntamente con los organismos de seguridad. No hacen sino aumentar la situación de ingobernabilidad, caos y anarquía en el país. ¿Es eso lo que quiere el gobierno de Maduro con el fin de cerrar el círculo dictatorial aunque continúe hablando de paz y diálogo nacional?
Después de todo, sabe que la oposición no tiene el poder militar que él ha acumulado y que la comunidad democrática apenas ejercerá unas cuantas sanciones más simbólicas que reales.
Politica externa do Brasil, 2 (do Brasil?) - Francisco Seixas da Costa
Mas, antecipo igualmente que tendo muito mais a concordar com o sentido geral dos seus argumentos, que partilho, em geral -- com exceção da distinção acima apontada -- do que com o artigo anterior, de uma acadêmica brasileira.
Este artigo de um autor experiente tem uma lógica intrínseca (ainda que ele seja comedido em suas observações) que falta ao artigo anterior, que "comprou" muita "fumaça" do governo brasileiro, sem verificar onde estava a separação entre a publicidade e a realidade...
Repito, para ficar claro: não se trata da diplomacia do Brasil, mas de um grupo político. No resto, pode-se concordar com o embaixador em muitas coisas.
Paulo Roberto de Almeida
Politica externa do Brasil (do Brasil?) - Adriana Erthal Abdenur
Apenas diria que ele padece de um problema fundamental, como aliás o artigo seguinte, do diplomata português Francisco Seixas da Costa, que a ele se refere em seu comentário do post imediatamente subsequente a este.
Esse problema está justamente no qualificativo aposto à política externa. Para esta autora, e para o diplomata português, existe uma política externa brasileira, ou do Brasil, quando isto já deixou de ser consensual há muito tempo, talvez mais de dez anos.
Quando se diz do Brasil, ou brasileira, se entende que a tal política externa seja representativa das tradições brasileiras, da unanimidade nacional, ou até representativa do Itamaraty, o corpo de profissionais que durante muito tempo, há quase 200 anos, simboliza, formula, implementa e representa a política externa nacional, que, à excessão de raríssimos momentos, sempre se confundiu com a política do Itamaraty. Ora, isto não é mais o caso pelo menos desde 2003, e continua a ser até hoje, bastando consultar os editoriais dos grandes jornais, e os artigos que aparecem nos principais periódicos, de esquerda ou de "direita", bastante carregados, a favor ou contra a política externa conduzida pelo PT desde então. Ora, se existe essa divisão, como referir-se à política externa brasileira, ou ao Brasil, como se a nação estivesse por trás das escolhas diplomáticas atuais?
Já formulei essas críticas -- não à política externa exatamente, porque ela é o que é -- mas a seus intérpretes acadêmicos e jornalistas, e voltarei ao assunto oportunamente.
Paulo Roberto de Almeida
OPINIÃO
Para onde vai a política externa brasileira?
Público, 26/03/2014 - 02:34
quarta-feira, 26 de março de 2014
Venezuela: um golpe de Estado militar em curso: ruptura democratica
Em qualquer hipótese, o futuro venezuelano é de caos, político, econômico, militar, institucional, com muitas mortes mais, violência que ainda não chegou ao seu ponto máximo, pois militares e bandos armados, mercenários a serviço dos cubanos vão resistir a qualquer saída da atual ditadura chavista, a perder seus privilégios, a deixar o poder. A situação tende a piorar, nos próximos dias, nas próximas semanas, e estamos assistindo apenas aos primeiros momentos da derrocada final.
O problema é que não existe nada para ser colocado no lugar, pois os contendores, de todos os lados, estão dispersos, e têm ideias diferentes sobre o que fazer.
Essa é a herança maldita de Chávez, que começou dividindo o país, e de Maduro, que deixa um país em ruinas.
O Brasil tampouco se sairá bem nessa história, pois ainda que ocorra, como é inevitável que ocorra, uma ruptura democrática na Venezuela, qualquer que seja o sentido que se dê a essas palavras, e qualquer que seja o sentido da ação política, o Mercosul e a Unasul NÃO invocarão a cláusula democrática para ajudar numa transição ordenada.
Repito: isso não ocorrerá, e infelizmente, os demais países latino-americanos (a OEA não conta, nessas horas), não farão nada para ajudar os democratas venezuelanos, mas continuarão invocando a legitimidade da ditadura atual.
Existem momentos em que é preciso, é necessário, é absolutamente indispensável sentir vergonha pelo seu país.
Este é um dos momentos. Sinto vergonha pelo Brasil.
Paulo Roberto de Almeida
Crisis en Venezuela
Venezuela: tres escenarios posibles para un golpe de Estado
Venezuela: ¿Golpe de generales o golpe institucional?
El empate catastrófico en el que se encuentra suminada Venezuela no tiene una salida fácil ni clara. Una sociedad partida en dos, enfrentada en las calles, con un gobierno crecientemente represivo y una oposición radicalizada hacen factible que se produzca un golpe de Estado. Pero ¿qué tipo de golpe podría acontecer?
En realidad, son tres los posibles escenarios en los que se podría dar una intervención de corte militar: un autogolpe propiciado por Nicolás Maduro y los sectores más chavistas (Diosdado Cabello); un golpe promovido por los sectores más antichavistas de las Fuerzas Armadas; o un golpe blando en el que la capacidad de veto del ejército acabara acotando el margen de maniobra del ejecutivo encabezado por Maduro que eventualmente podría dejar el poder.
El golpe chavista
Es una de las salidas más improbables a la actual crisis. Las Fuerzas Armadas son leales a la herencia de Hugo Chávez pero dar un golpe de ese tipo implicaría sumergirse en una imparable escalada represiva, pues la mitad del país está en contra el régimen y se encuentra movilizada.
El guardián de esa lealtad es Diosdado Cabello que claramente prefiere mantenerse fuera del primer plano evitando el desgaste de asumir directamente las riendas del poder y, sobre todo, de la represión.
Sin embargo, su rol es clave en la actualidad y ha tenido un papel determinante tanto en la detención de Leopoldo López como en el desaforamiento de María Corina Machado.
A la vez es el garante de que las FFAA sigan obedeciendo y siendo el pilar fundamental del régimen.
En ese sentido, el presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Diosdado Cabello, no deja de reafirmar esa lealtad, la del Gobierno revolucionario y el pueblo venezolano, al líder de la Revolución bolivariana, Hugo Chávez: “Nunca traicionaremos a Chávez, seremos leales a él por siempre, pase lo que pase”.
“Aquí cuenta con un pueblo, con la Fuerza Armada, diputados, con el Psuv, con el Gran Polo Patriótico, con la Patria, el pueblo, las mujeres, los campesinos, niñas y niños, obreros, obreras, trabajadoras y trabajadores, y hasta Casa Militar que está resteada con usted”, ha manifestado.
El golpe antichavista
Fue lo que ocurrió, un golpe antichavista, en 2002 cuando un golpe de Estado desalojó aHugo Chávez durante 48 horas del poder.
Pero aquel ejército ya no existe. Las purgas ejecutadas por el chavismo tras el 11 de abril de 2002 se llevaron por delante a esos sectores menos adictos al régimen.
Existen ciertas minorías al interior del las Fuerzas Armadas que se sitúan en posturas de ese tipo pero claramente son minoritarios y lo que es peor para ellos no tienen capacidad de arrastre.
En realidad ni siquiera son capaces de dividir a las Fuerzas Armadas en dos bloques antogónicos y de poder similares.
Incluso, hay que reconocer que esos rumores de golpe duro antichavista refuerzan a Maduro ante sus seguidores y con respecto a la comunidad internacional donde el actual presidente sigue teniendo legitimidad de origen.
“La crisis venezolana ha sido objeto de un tratamiento desigual en los más importantes foros de concertación regional del continente americano. La cuestión fue abordada en la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad de Estados de Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y Unión de Naciones del Sur (Unasur). En ninguna de estas organizaciones las declaraciones aprobadas supusieron una condena al gobierno de Venezuela, lo cual debe ser visto como un importante triunfo diplomático y una clara señal de que a pesar de la muerte de Hugo Chávez, Caracas aún mantiene buena parte de sus apoyos continentales”, apunta Carlos Malamud en un análisis en el Real Instituto Elcano.
En ese contexto se inscribe el anuncio de Maduro, quien informó que tres generales de la aviación pretendían alzar la Fuerza Aérea Venezolana contra el Gobierno a fin de realizar un golpe de Estado: “¿Cómo se descubrió este intento de golpe de Estado? Producto de la conciencia de los oficiales, los más jóvenes, generales, tenientes coroneles, vinieron alarmados a denunciar que se les estaba convocando a un golpe de Estado. Este grupo capturado tiene vínculos directos con sectores de oposición y decían que esta semana que se iniciaba ayer era “decisiva”.
Sin apoyos suficientes al interior de la institución y con una comunidad internacional nada proclive, el golpe duro antichavista no parece una opción viable.
Como señala Sonia Alda, especialista en temas militares del Instituto General Gutiérrez Mellado, “aunque no cabe duda que hay un número de militares retirados, y algunos en activo, en contra del régimen chavista no parece suficiente para que el ejército rompiera su lealtad al Presidente. Por estos motivos, si por el momento, se descarta entonces la posibilidad de un golpe de Estado por el ejército en apoyo a la oposición. Tampoco parece muy probable la intervención militar contra la oposición militar y a favor del gobierno”.
Un golpe blando
Los más probable es que de producirse, lo que acabe habiendo es un golpe blando, consistente en que las FFAA ejerzan su poder de veto sobre alguna, o algunas, decisiones del gobierno de Nicolás Maduro.
Existe una línea roja que con seguridad el ejército chavista no traspasará, la represión contra la ciudadanía.
Es cierto que aspiran a mantener su influencia y a salvaguardar sus intereses, pero ese futuro y esos intereses solo perdurarán si cuentan con la legitimidad social.
Si vía represión las Fuerzas Armadas pierden su legitimidad ante la población, más pronto que tarde pagarán las consecuencias. Y no se trata solo de una especulación académica. El recuerdo del Caracazo de 1989 sigue bien cerca, fresco y presente.
Entonces el gobierno de Carlos Andrés Pérez utilizó el ejército para reprimir las protestas sociales. A corto plazo el gobierno se mantuvo pero tres años más tarde se producían los golpes de Estado de febrero y noviembre que minaron la estabilidad del gobierno (finalmente Carlos Andrés Pérez caía en 1993).
Además, el pensamiento de Norberto Ceresole permea a unas Fuerzas Armadas que tienen interiorizado que existe una “alianza entre el pueblo y el ejército” con lo que salir a reprimir a una parte de ese pueblo se antoja complicado de ver.
Por eso, si en algún momento el gobierno de Maduro tomara la decisión de sacar el ejército a las calles a reprimir las protestas, en ese momento se haría realidad la capacidad de veto de las Fuerzas Armadas para evitar esa medida y verse mezclados en un nuevo “Caracazo”.
A partir de ese momento Madura habrá perdido totalmente su capacidad de acción y habrá quedado a merced de unas Fuerzas Armadas que, más que nunca, tendrán la llave del futuro del régimen.
Como recuerda Fernando Ochoa Antich, “Nicolás Maduro… busca eliminar la posibilidad que ella pueda transformarse en una alternativa política. Nuestro pueblo siempre ha considerado que la Fuerza Armada debe intervenir en la solución de las grandes crisis históricas. Ese sentimiento surge de sus acertadas y equivocadas actuaciones durante el siglo XX. Siempre, en los momentos más críticos de nuestro devenir como país, sus actuaciones han reorientado el rumbo de Venezuela”.