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domingo, 2 de outubro de 2011

A miragem do Mercosul - Editorial ABC Color (Paraguai)

Do final de junho, mas com argumentos ainda válidos...
Paulo Roberto de Almeida 



La mentira de la integración
Editorial: ABC Color (Asunción), 30/06/2011

Dos décadas después de haberse firmado en nuestra capital el tratado que dio origen al proceso de integración regional, Asunción volvió a ser el escenario de una Cumbre presidencial del Mercosur. Desafortunadamente, esta no revistió la trascendencia de aquel destacado evento fundacional, celebrado el 26 de marzo de 1991. No solamente porque la máxima representante de uno de los Estados Miembros no acudió a la cita, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, sino porque ninguno de los relevantes principios que fueron invocados hace dos décadas para promover nuestro común desarrollo económico y social ha sido puesto en práctica hasta la fecha.

Dos décadas después de haberse firmado en nuestra capital el tratado que dio origen al proceso de integración regional, Asunción volvió a ser el escenario de una Cumbre presidencial del Mercosur. Desafortunadamente, esta no revistió la trascendencia de aquel destacado evento fundacional, celebrado en la sede del Banco Central del Paraguay el 26 de marzo de 1991. No solamente porque la máxima representante de uno de los Estados Miembros no se dio cita al encuentro, la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, sino porque ninguno de los relevantes principios que fueron invocados hace dos décadas para promover nuestro común desarrollo económico y social ha sido puesto en práctica hasta la fecha. Hasta el propio Fernando Lugo se vio forzado a reconocer los “retrocesos” registrados en el proceso.

Es así como ayer los presidentes se encontraron en la misma ciudad y en el mismo punto del que partimos hace veinte años. A él retornaron sus actuales protagonistas con las manos vacías y las palabras huecas. Se dijo que el Mercosur sería, a partir del 31 de diciembre de 1994, un Mercado Común. Pues no lo es. Se estableció que en él habría libre circulación de bienes, servicios y factores productivos. Pues no la hay. Se dispuso la creación de un arancel externo común. Pero él es constantemente perforado por los cuatro miembros. Se ordenó la coordinación de políticas macroeconómicas. Pero no existe. Se pidió armonizar las legislaciones en las áreas pertinentes. Pero ello solo se cumplió en una parte mínima.

¿Cómo se llegó a esta situación actual? Porque mientras en cada cumbre iba aumentando la escalada retórica de la integración, simultáneamente la realidad de los hechos se encargaba siempre de desmentir las promesas formuladas profusamente por nuestros mandatarios. Además, por egoísmo y espíritu imperialista, los socios mayoritarios del bloque, Argentina y Brasil, que tenían que haber sido los motores que impulsaran todo el proceso integrador, prefirieron anteponer sus intereses nacionales al bien comunitario.

Basta mirar lo que permanentemente le sucede a nuestro país en el Mercosur para sacar una conclusión al respecto. La liberalización del comercio dentro del bloque continúa siendo una utopía para el Paraguay, que periódicamente sufre trabas a su comercio exterior a causa de las recurrentes trabas paraarancelarias que le aplican argentinos y brasileños, hasta por medios intimidatorios como el oprobioso bloqueo portuario contra buques de bandera paraguaya impuesto a fines del año pasado por un grupúsculo de sindicalistas argentinos, envalentonados por un mal disimulado apoyo de su propio gobierno en manos de la señora presidenta de ese país, que no vino tal vez por evitar que se le pregunte sobre ese y otros tema urticantes de la relación bilateral.

Un proteccionismo salvaje por parte del Brasil prácticamente ha hecho colapsar la incipiente industria de neumáticos reprocesados en nuestro país, forzando a los empresarios del sector a sepultar sus ilusiones, acabar con sus perspectivas y despedir a cientos de paraguayas y paraguayos que trabajaban en sus fábricas.

Una voracidad sin límites de nuestros vecinos nos impide el uso legítimo de nuestros recursos energéticos, porque la remanida retórica integradora –reiterada ayer hasta el hartazgo– ni siquiera ha logrado mitigar el perjuicio que nos produce la sistemática explotación neocolonialista aplicada por Brasil y Argentina en la administración de las usinas hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá, al amparo de leoninos tratados concertados a espaldas del pueblo por los dictadores militares de turno.

Basta citar que, a causa de ello, hasta ahora el Paraguay no puede exportar su energía eléctrica excedente al Uruguay ni a Chile, por las insalvables dificultades que pone el Gobierno argentino para facilitar el usufructo de sus redes de interconexión eléctrica. Bien que ellos y los brasileños intercambian campantemente a precio de mercado nuestra energía eléctrica producida en Itaipú y Yacyretá a través de la central transformadora de Garaví, en abierta violación de los sendos tratados que tienen con nuestro país.

También avasallando disposiciones del propio Tratado de Asunción, funcionarios argentinos de cuarta categoría, argumentando impedimentos de carácter fitosanitario o de cualquier otra índole artificial, se permiten la osadía de frenar en las fronteras el paso de centenares de camiones con hortalizas paraguayas, haciendo de esta manera que el fruto del trabajo de humildes campesinos de nuestro país acabe pudriéndose y tirado a un basurero a causa de la altanería de burócratas despiadados.

Estos son claros ejemplos de cómo el Mercosur, en vez de facilitar una repartición equitativa de los beneficios de las usinas hidroeléctricas mediante una asociación energética estratégica regional, tiende más bien a consolidar una entente entre los socios más grandes, en directo perjuicio del Paraguay e, indirectamente, también del Uruguay.

Por esta razón, en esta ocasión de la Cumbre del Mercosur, el pueblo paraguayo reclamó, por intermedio de sus legítimas autoridades, la eliminación de esta sistemática política de mala vecindad para con el Paraguay. Nuestros vecinos debieran comprender que ha llegado el momento de dar un giro geopolítico en sus relaciones con nuestro país, de modo que ayuden a cicatrizar las dolorosas heridas del pasado histórico, constantemente reabiertas a raíz de la aplicación de medidas inamistosas y abiertamente violatorias del Tratado de Asunción, fundamentalmente en los puntos fronterizos.

Mientras tanto, hacemos cuestión de valorar y agradecer la fraterna y constante política de amistad y cooperación tradicionalmente brindada a nuestro país por el gobierno de la República Oriental del Uruguay, en la figura de don José “Pepe” Mujica, el ex líder guerrillero que supo demostrar a su pueblo y a la comunidad internacional que, en vez de reprimir las ansias populares, hay que luchar por liberarlas y hacer que suban hasta la superficie, a fin de construir una verdadera democracia.

El día que Argentina y Brasil renuncien a su afán de sometimiento de los más débiles; el día que expresen una verdadera intención de promover una integración realmente basada en criterios de equidad y justicia para todos los que formamos parte del proceso; el día que antepongan el bien colectivo a sus políticas hegemónicas, ese día los paraguayos creeremos en las palabras que sus mandatarios pronuncian en este tipo de cumbres. Mientras tanto, mientras la verdadera integración no se sustancie en la realidad de los hechos, seguiremos considerándolas mentiras vulgares pronunciadas en discursos baratos con los que ya a ningún paraguayo es posible seguir engañando.

Um comentário:

Anônimo disse...

E por falar em mentiras...a crise dos mísseis e a PEI...

http://history.state.gov/historicaldocuments/frus1961-63v11/d81

http://history.state.gov/historicaldocuments/frus1961-63v11/d101

Como registro histórico as primeiras missivas entre Kennedy e Khrushchev:

http://history.state.gov/historicaldocuments/frus1961-63v11/d44

http://history.state.gov/historicaldocuments/frus1961-63v11/d44

Vale!