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segunda-feira, 27 de janeiro de 2014

Mario Vargas Llosa e os esquerdistas da Suecia - Cato Institute

Meu amigo Orlando Tambosi me chama a atenção para esta matéria, do Cato Institute, que reflete a geografia universal dos néscios...
Paulo Roberto de Almeida

A Suécia também tem seus estúpidos ideológicos
Orlando Tambosi, 26/01/2014

A Suécia, tão festejada pelos amantes do Estado benfeitor, também tem lá seus estúpidos ideológicos esquerdistas. Convém lembrar que eles gritaram contra o "traidor" Mário Vargas Llosa, quando a Academia Sueca lhe concedeu o Prêmio Nobel de Literatura. (2010). Leiam o artigo de Joahan Norberg, que revela o nefando preconceito contra um dos raros intelectuais liberais da América Latina. Ah, não deem o prêmio a um "direitista", bradaram os estúpidos do estatismo. Segue o texto, na íntegra:

“Estoy un poco molesta”, dijo la crítica de literatura Ulrika Miles durante el anuncio en televisión sueca del Premio Nóbel de Literatura del 2010. La elite cultural del país se demoró segundos en darse cuenta de que se había cometido un error en el proceso de votación de la Academia Sueca: como sabrán, Mario Vargas Llosa, el ganador, ya no es socialista. “Lo perdí cuando se convirtió en un neoliberal”, se lamentaba Miles. Muchos otros hacían eco de su queja.
La gente que nunca tuvo reparos sobre la orientación política de otros ganadores del Premio Nóbel —como Wislawa Szymborska, quien escribió celebraciones poéticas de Lenin y Stalin; Günter Grass, quien alabó a la dictadura cubana; Harold Pinter, quien respaldó a Slobodan Milosevic; José Saramago, quien purgó a los anti-estalinistas del periódico que él editaba— pensó que la Academia Sueca finalmente había cruzado la línea. La orientación política de Mario Vargas Llosa aparentemente debería haberlo descalificado de cualquier consideración para el premio. Él es, después de todo, un liberal clásico que sigue la tradición de John Locke y Adam Smith.
Los periodistas y escritores de la izquierda estatista de Suecia explicaron que Vargas Llosa se había convertido en “traidor” durante los ochenta, cuando se opuso públicamente al socialismo e incluso se lanzó para la presidencia del Perú con un programa de gobierno liberal. Sugirieron que fue probablemente su estilo de vida privilegiado de escritor exitoso lo que socavó su simpatía y solidaridad con los pobres y los oprimidos.
En el periódico más importante de Suecia, Aftonbladet, tres escritores lo acribillaron el primer día del anuncio del Premio Nóbel. Uno escribió que el premio era un triunfo para la derecha sueca; otro dijo que era una victoria para la derecha autoritaria de América Latina; otro lo acusó de ser no solamente un neoliberal, sino también un “machista” (lo que Vargas Llosa ignoraba es que hoy en día solamente es aceptable que las mujeres escriban sobre sexo; cuando los hombres lo hacen, aparentemente, es algo machista y de mal gusto).
Martin Ezpeleta de Aftonbladet incluso dijo que el premio era una victoria para los racistas porque Vargas Llosa una vez escribió un ensayo atacando la ideología del multiculturalismo. Que en ese mismo ensayo también haya pedido que se adopte una política de inmigración más abierta no fue de importancia para Ezpeleta —hasta que otros detectaron su distorsión y él silenciosamente omitió la acusación de “racismo” de su artículo y pretendió que nunca estuvo ahí.
Al periódico de extrema izquierda Flamman le tocó decirles a sus lectores que se calmaran. Sí, Vargas Llosa es un liberal, pero también es un escritor fantástico y una “excelente elección” para el Premio Nóbel. Bueno, de hecho él lo es. Incluso si uno odia los mercados libres, el libre comercio y otras cosas que Vargas Llosa respalda, es difícil negar que es uno de los mejores novelistas de nuestros tiempos.
Vargas Llosa ha escrito cuentos sencillos, incluso unos cómicos, pero las novelas comoLa fiesta del chivo y La guerra del fin del mundo son ese tipo de relatos ambiciosos que ya no se cuentan, en una época en que gran parte de los escritores no tienen la paciencia de compartir algo más allá de sus bares favoritos y sus trágicas vidas amorosas. En sus mejores momentos, Vargas Llosa es la respuesta del mundo literario a una serie de científicos teóricos: él trata con más dimensiones que las que gran parte de nosotros podemos experimentar con nuestros sentidos. Como Víctor Hugo, captura toda una era o la tragedia de un país en unos cuantos capítulos, pero como los mejores escritores de novelas de crimen, él también nos mantiene en suspenso con intrigas dramáticas. Y también administra un gran número de personajes, como los grandes escritores rusos —personajes cuyas relaciones, conversaciones y desarrollos internos constituyen el verdadero escenario de la novela.
Vargas Llosa va y viene entre estas dimensiones, cambia la narración y los tiempos para contar la misma historia desde distintos ángulos, para hacerla más completa pero también más compleja. Es algo técnicamente complejo, pero fácilmente accesible y legible, incluso resulta difícil soltar un libro suyo una vez que se empieza a leerlo. Puede hacer que temas ligeros parezcan serios e importantes y puede escribir acerca de la miseria y la tragedia de una manera humorística e irónica.
Pero antes de que se deje llevar y concluya que Vargas Llosa se merece el premio: ¿me olvidé de decirle que no es socialista? Bueno, antes lo era. Era un comunista convencido que respaldaba la revolución cubana. Cambió de parecer no porque ya no era capaz de simpatizar con los pobres y los oprimidos, sino porque todavía lo hacía cuando otros empezaron a identificarse más con los revolucionarios que con la gente en cuyo nombre se hacía la revolución. Él vio que Castro perseguía a los homosexuales y encarcelaba a los disidentes. Mientras que otros socialistas se quedaron callados y pensaron que el sueño justificaba los medios, Vargas Llosa empezó a hacerse preguntas incómodas acerca de cómo sus ideales, una vez realizados, se parecían más a los campos de concentración que a las utopías socialistas.
Ahí es cuando el autor empezó a pensar que la centralización del poder y de la riqueza en el Estado derivaba en autoritarismo y que las barreras comerciales, las regulaciones y la ausencia de los derechos de propiedad protegían a los poderosos y hacían imposible que los pobres inicien un negocio y se construyan una vida. Se convirtió en un liberal clásico, siempre luchando en contra de los corruptos y los autoritarios, sin importar como se disfrazaran —ya sea como juntas militares, o como personas de la derecha mercantilista o como dictadores socialistas— y emprendió en la lucha por el Estado de Derecho y los derechos de propiedad para los pobres y los oprimidos.
Los intentos de presentar a Vargas Llosa como un partidario de la derecha autoritaria en América Latina son simplemente vergonzosos. La única pieza de evidencia en el artículo de Aftonbladet fue que respaldó a Sebastián Piñera en la última elección presidencial de Chile —lo cual, sin embargo, no tiene sentido ya que Piñera es un político democrático moderado que ha criticado la tradición autoritaria de la derecha chilena y que votó en contra de Pinochet en el referéndum sobre su mandato en 1988.
El intento de Vargas Llosa de someter a todos los gobernantes a los mismos estándares es lo que hace algo sumamente revelador la aseveración de que él traicionó a la izquierda. Muchos intelectuales han condenado a las dictaduras derechistas de Perú y de Chile y muchos intelectuales han condenado a las dictaduras izquierdistas de Cuba y de Nicaragua, pero pocos han condenado ambos grupos de dictaduras como Vargas Llosa.
Si eso es un ataque para la izquierda, lo es solamente porque la izquierda ha puesto su esperanza en generaciones sucesivas de caudillos como Castro y Chávez. Para la izquierda, cualquiera que insiste en que las mismas reglas democráticas deberían aplicarse a sus héroes se vuelve un traidor, un derrotista, un derechista. Él es el esclavo dentro de sus filas, murmurando que toda la gloria es efímera y que ustedes son mortales. Y ese no es un papel popular. Como Vargas Llosa escribió una vez: “Por razones que no entiendo, cualquiera que defiende la libertad de expresión, las elecciones libres y el pluralismo político en América Latina es visto como un derechista entre los intelectuales de la región”.
Los intentos de politizar el premio de literatura y las demandas de que los autores deberían ser izquierdistas confesos no son muy atractivos. Pero tal vez los críticos han señalado algo válido. Tal vez no podemos separar a las novelas de Vargas Llosa de su pensamiento político, su literatura de su creencia en la libertad. En un ensayo acerca de la literatura él explicó que “toda la literatura buena es radical y hace preguntas radicales acerca del mundo en el que vivimos”, y que toda la literatura es “el alimento de los que tienen un espíritu rebelde, la promulgadora de las inconformidades”.
Incluso se puede decir que la Academia Sueca está de acuerdo, porque le dio el premio a Vargas Llosa “su cartografía de las estructuras de poder y por sus incisivas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. La diferencia entre él y sus viejos amigos que ahora son sus opositores es que él toma en serio a ese poder y a esa resistencia. No son solo meras ficciones. (El Cato).

Celac: o Imperio da Imundicie Moral - Carlos Alberto Montaner

Cumbre CELAC Cuba

La CELAC contra la Carta Democrática Interamericana

Infolatam
Miami, 26 enero 2014
Por CARLOS ALBERTO MONTANER

El general Raúl Castro es el presidente pro tempore de la CELAC y todos han ido a La Habana, como los ratones tras la flauta de Hamelin, a celebrar una segunda cumbre.
¿A qué juegan los gobiernos de América Latina? Aparentemente, el primer objetivo del organismo, según declararan en su documento fundacional, es: Reafirmar que la preservación de la democracia y de los valores democráticos, la vigencia de las instituciones y el Estado de Derecho, el compromiso con el respeto y la plena vigencia de todos los derechos humanos para todos, son objetivos esenciales de nuestros países”.
¿Qué entienden esta gente por democracia? Cuba, como les corresponde a los países desovados por la extinta URSS, es una vieja dictadura unipartidista de más de medio siglo, en la que no existen libertades individuales, ni se respetan los derechos humanos. Mientras se celebra la CELAC, la policía política acosa y aporrea a las Damas de Blanco y a los demócratas de la oposición que se atreven a protestar. ¿Alguien lo ignora?
Raúl y su tropa estalinista no lo ocultan. Son brutal y orgullosamente francos. Tienen coartadas legales para fusilar o encarcelar. Defienden paladinamente ese modo de estabular a la sociedad y afirman que se trata del sistema más abierto, democrático y solidario de la historia. Ni siquiera admiten que torturan a los disidentes. Los opositores no son personas: son gusanosescoria extirpable a culatazos por oponerse a la felicidad del pueblo y querer entregarle el país al imperialismo yanqui.
No hay una violación flagrante de las reglas. Las reglas lo permiten. No hay que “desaparecer” a los enemigos. Se les machaca públicamente. La Constitución, calcada del modelo soviético, le concede al Partido Comunista la facultad en exclusiva de organizar a la sociedad a su antojo. Ese bodrio legal ha sido refrendado por la inmensa mayoría. Los cubanos, como los norcoreanos o cualquier ciudadano aterrorizado, votan lo que les pongan delante mientras sueñan con una balsa. Todo y todos se subordinan a los fines del marxismo-leninismo y se prohíbe cualquier conducta que contradiga estos principios. El pasado, el presente y el futuro están atados y bien atados.
Y hay elecciones. Cada cierto tiempo, la dictadura, como sucedía en el bloque del Este en Europa, realiza unos comicios muy controlados para legitimar en el poder a unas autoridades que sirven como correa de transmisión a las iniciativas del Castro que esté al frente del manicomio cubano. Son losapparatchiks. Es la nomenclatura obediente y memoriosa. Un orfeón asombrosamente afinado que canta a capella las consignas del Partido.
Como era evidente que los comunistas habían construido un modelo político distinto (el del totalitarismo marxista-leninista), y reclamaban el derecho a una denominación de origen diferente, los defensores de la democracia liberal definieron el sistema político que ellos proponían en un documento vinculante llamado Carta Democrática Interamericana, firmado en Lima el 11 de septiembre de 2001.
Ahí están todos los elementos de fondo para el ejercicio real de la democracia republicana: elecciones libres y plurales, separación de poderes, libertades individuales, incluidas la de prensa y asociación, transparencia, neutralidad del Estado de Derecho, respeto, tolerancia. Era exactamente la antítesis del modelo impuesto por los Castro en Cuba. Lo contrario a lo que hoy condona e ignora la CELAC.
Pero a los políticos latinoamericanos les importa un bledo decir una cosa en la Carta Democrática Interamericana y hacer otra muy distinta en los aquelarres organizados por CELAC. Como en el famoso poema de Walt Whitman, repiten el “me contradigo, y qué”. Ahí estará en La Habana, incluso, el Secretario General de la OEA, el señor José Miguel Insulza, quien debería ser el guardián de la Carta Democrática Interamericana, prueba viviente de que la esquizofrenia ideológica existe y es incurable.
Nada de esto, me temo, es nuevo. Uno de los rasgos más desagradables de muchos políticos latinoamericanos es la hipocresía. Tienen varios discursos. Varias caras. Dicen que son pragmáticos. No es verdad. Son cínicos. Durante décadas, los vecinos convivían en silencio con polvorientas dictaduras como las de Stroessner, Somoza o Trujillo. Ahora les importa muy poco lo que sucede en Cuba o Venezuela. Es el imperio de la inmundicia moral.

Kafka no Caribe (Venezuela): criterios cientificos para fixar a margem de lucro

Seria risível se não fosse patético: seria interessante conhecer esses "criterios científicos” da Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE).
O Gosplan, da extinta União Soviética, também tinha critérios científicos para fixar o volume da produção em todos e cada um dos setores manufatureiros da economia soviética. Foi por isso mesmo que o socialismo deu dois suspiros e depois morreu...
A economia não é muito científica, pois tem a ver com gostos e preferências dos consumidores. 
Mas o socialismo do século XXI tem a pretensão de saber mais e melhor...
Paulo Roberto de Almeida 

Venezuela economía

En vigor Ley de Precios en Venezuela que prohíbe ganancias superiores al 30 %

Infolatam/Efe
Caracas, 26 de enero de 2014

Las claves
  • La ley prevé la aplicación de medidas preventivas y sanciones como el decomiso, la ocupación temporal de establecimientos o bienes, el cierre temporal de un establecimiento o la suspensión de licencias así como el "ajuste inmediato" de precios.
  • La norma también establece la derogación de la anterior Ley de Costos y Precios Justos aprobada en julio de 2011 por el entonces presidente Hugo Chávez, quien sancionó aquella ley como una forma de acelerar la "transición" al socialismo y llamando a "que se acabe la especulación, que se acabe el acaparamiento".
La Ley de Precios Justos, un instrumento con el que el Gobierno de Venezuela pretende controlar los precios y acabar con la escasez, entró en vigor con medidas que contemplan la prohibición de márgenes de ganancias superiores al 30 % y penas de hasta 10 años de cárcel para los acaparadores.
El presidente Nicolás Maduro aprobó la ley en noviembre pasado a través de una ley Habilitante, usando entonces por primera vez un mecanismo por el cual puede legislar sin control parlamentario, pero estaba pendiente de ser ratificada por el Tribunal Supremo para adquirir carácter orgánico, lo que se produjo ayer, según indicó el propio gobernante.
La ley, publicada en Gaceta Oficial, establece que el margen de ganancia será establecido anualmente “atendiendo
“En ningún caso, el margen de ganancia de cada actor de la cadena de comercialización excederá de treinta puntos porcentuales de la estructura de costos del bien o servicio”, señala la norma.
La ley prevé la aplicación de medidas preventivas y sanciones como el decomiso, la ocupación temporal de establecimientos o bienes, el cierre temporal de un establecimiento o la suspensión de licencias así como el “ajuste inmediato” de precios.
En el apartado de lucha contra el acaparamiento establece que quienes “restrinjan la oferta, circulación o distribución de bienes regulados (…) para provocar escasez o distorsiones en sus precios, serán sancionados por vía judicial con prisión de 8 a 10 años”.
Además, prevé multas que van desde 107.000 bolívares (17.000 dólares) a los 5,3 millones de bolívares (850.000 dólares).
El nuevo mecanismo se articula bajo la SUNDDE, que ejercerá la “rectoría, supervisión y fiscalización en materia de estudio, análisis, control y regulación de costos y determinación de márgenes de ganancias y precios”.
Este organismo tendrá capacidad para “fijar los precios máximos de la cadena de producción o importación, distribución y consumo de acuerdo a su importancia y su carácter estratégico, en beneficio de la población, así como los criterios técnicos para la valoración de los niveles de intercambio equitativo y justo de bienes y servicios”.
Esas prerrogativas alcanzan al establecimiento de criterios para fijar los cánones de arrendamiento de los locales comerciales.
Como ya había adelantado en noviembre Maduro, la norma establece la creación de un Registro Único de Personas que Desarrollan Actividades Económicas (UPDAE) en el que deben estar inscritos quienes realicen actividad económica y comercial.
Además, prevé asuntos referidos al uso de las divisas como que aquellas empresas que importen o utilicen dólares del Estado deberán firmar un contrato que les obligue a gastarlos para el objeto solicitado o que los bienes importados con esos recursos muestren una etiqueta identificativa.

domingo, 26 de janeiro de 2014

Globonews Painel, 25/01/2014: Celso Lafer, Rubens Barbosa, Oliver Stuenkel

Para quem não assistiu ao programa de entrevistas sobre a realidade mundial, sempre dirigido pelo competente jornalista William Waack, colocações interessantes  dos três participantes, acima referidos, sobre os desafios do mundo atual:


O Brasil nao tem mao-de-obra para participar da globalizacao - Editorial Estadao

Mão de obra precária

Editorial O Estado de S.Paulo, 26/01/2014

Dois estudos recentes comprovam que já se tornou crônica a escassez de mão de obra qualificada no Brasil, o que pode comprometer ainda mais a capacidade produtiva nos próximos anos. Se nada for feito urgentemente para começar a reverter esse quadro, o País estará condenado a ter por muito tempo ainda o crescimento econômico pífio que apresenta hoje - com efeitos negativos na distribuição de riqueza.
Um dos estudos, elaborado pelo IBGE, indica que as pessoas de 14 anos ou mais que não tinham terminado o ensino fundamental representam 26,9% dos 90,6 milhões de trabalhadores ocupados, segundo dados do segundo trimestre de 2013. Os ocupados com nível superior são apenas 14,9% do total, e os que não dispunham de nenhuma instrução chegam a 5,4%.
Tais números são próximos daqueles que compõem o perfil educacional do País. Dos brasileiros acima dos 14 anos, isto é, em idade de trabalhar, 31,6% não têm o fundamental completo, 10,7% têm o superior completo e 9,4% não têm nenhuma formação.
As informações constam da nova Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílios (Pnad) Contínua, que mostra dados trimestrais sobre emprego. Desde 2012, conforme o levantamento, o número de trabalhadores menos escolarizados diminuiu, mas os indicadores apontam que a escolarização ainda segue sendo muito precária, insuficiente para atender à demanda cada vez maior por parte das indústrias e mesmo dos setores de serviços e da construção civil, que tradicionalmente exigem menos especialistas na hora de contratar.
Outra pesquisa, esta da Fundação Dom Cabral, mostra que 91% das 167 empresas consultadas manifestaram dificuldades para contratar em 2013. Trata-se de uma situação estável em relação aos 92% verificados na primeira pesquisa, em 2010. No entanto, a fundação alerta que cresceu o número de empresas que mencionaram um conjunto maior de profissões com falta de mão de obra. Isso significa que, antes, a escassez de trabalhadores era mais acentuada em apenas alguns setores; hoje, no entanto, a gama de atividades que enfrentam dificuldade para contratação ampliou-se, com a escassez praticamente generalizada.
A pesquisa mostra que a grande maioria das empresas (83,23%) cita a falta de trabalhadores capacitados como a principal dificuldade na hora de contratar, seguida de deficiência na formação básica dos candidatos, com 58,08% das menções. O responsável pelo estudo, Paulo Resende, diz que "os profissionais chegam ao mercado com dificuldades básicas, como fazer contas ou interpretar textos", uma situação que obriga as empresas a "investir cada vez mais em treinamento e capacitação dos seus funcionários, elevando seus custos e, consequentemente, reduzindo a sua competitividade".
O remédio, para as empresas, é reduzir as exigências. A pesquisa indica que 51% das companhias deixam de requerer experiência dos candidatos, enquanto chega a 13% o porcentual de empresas que aceitam empregados até mesmo sem nenhuma habilidade. Mesmo assim, nem todos os cargos são preenchidos, e então é necessário buscar funcionários no exterior. Segundo Resende, o tempo que as empresas levam para contratar e treinar um profissional de nível técnico e superior pode levar até oito meses, algo que também afeta diretamente a produtividade.
A fartura de trabalhadores foi determinante para que, na década passada, o Produto Interno Bruto (PIB) per capita se expandisse 20%, enquanto a produtividade cresceu apenas 10%. Agora, no entanto, a disponibilidade de mão de obra estreitou-se, e a maior parte dela é despreparada para o necessário salto da capacidade produtiva.
A solução do problema não passa apenas pelo estímulo aos cursos de capacitação técnica - necessários, porém insuficientes, pois seus resultados, em boa parte dos casos, são apenas paliativos. O importante, reitere-se, seria ter investimentos massivos e duradouros em educação básica, cuja precariedade condena o setor produtivo brasileiro à mediocridade.

A baixa participacao do Brasil no comercio internacional - Editorial Estadao

O Brasil fora do jogo comercial

Editorial O Estado de S.Paulo, 26/01/2014

As regras do jogo para os novos acordos internacionais de comércio estão sendo criadas sem a participação do Brasil - e podem ser contrárias às posições defendidas tradicionalmente pela diplomacia brasileira. Falando em Davos, no Fórum Econômico Mundial, o chefe dos negociadores americanos, Michael Froman, deixou clara a intenção de valorizar cláusulas sociais e ambientais nos acordos em discussão neste momento. Ele se referia aos projetos em negociação com a União Europeia, a Parceria Transatlântica, e com países do Pacífico, a Parceria Transpacífica. A ideia é estabelecer novos padrões, mais severos, para os futuros tratados de livre-comércio. "Vamos elevar a barra", disse Froman, usando uma imagem esportiva. A mensagem é inconfundível: a ideia é mudar as condições de competição e tornar o salto mais difícil.
O governo brasileiro se opôs à inclusão de cláusulas sociais e ambientais na Rodada Doha de negociações multilaterais, lançada no fim de 2001. Houve amplo apoio a essa posição e os governos do mundo rico, principais defensores daquelas cláusulas, tiveram de recuar. Mas a rodada empacou e nada importante ocorreu a partir de 2008, apesar das várias tentativas, lideradas pela OMC, de reativar as conversações.
Dezenas de governos continuaram, no entanto, construindo acordos bilaterais e inter-regionais, com isso fragmentando o sistema internacional de regras. Países grandes e pequenos participaram dessas discussões, mas o Brasil permaneceu à margem, por uma decisão política - de fato, ideológica - de dar prioridade à integração com os países do "Sul", uma entidade geopolítica imaginária, moldada segundo os padrões do terceiro-mundismo.
A diplomacia econômica brasileira funcionou basicamente com duas referências nos últimos dez anos. Um dos focos foi o multilateralismo, representado, na prática, pela Rodada Doha. O outro foi a decisão de buscar acordos parciais apenas com países em desenvolvimento e de aprofundar os laços com o "Sul" idealizado.
Esses acordos foram negociados em conjunto com o Mercosul, dominado pelo terceiro-mundismo brasileiro e pelo protecionismo argentino. Essa estratégia também refletiu, em parte, a fantasia do presidente Lula de liderar a região.
Essa liderança ficou na retórica. O sepultamento do projeto da Área de Livre-Comércio das Américas, promovido pelos governos brasileiro e argentino, criou um descompasso entre o Mercosul e os países com ambições mais amplas de integração internacional. Os poucos acordos concretizados pelo Mercosul foram negociados com mercados pouco importantes. Os sul-americanos mais empenhados na inserção internacional buscaram acordos com os EUA e outros países avançados.
Esses países conseguiram boas condições de acesso aos mercados mais desenvolvidos. Ao mesmo tempo, economias altamente competitivas, como China e Coreia, ampliavam sua participação nesses mercados. O Brasil foi um grande perdedor. De fato, perdeu também na América Latina, onde concorrentes de outras regiões conquistaram espaço nos últimos dez anos.
A Aliança do Pacífico, formada por Chile, Peru, Colômbia e México, tornou mais evidente o distanciamento entre as políticas comerciais do Brasil e das economias mais abertas da América Latina. Nesse acordo, o México faz uma ponte entre a América do Norte e a do Sul e assume, naturalmente, uma posição de liderança jamais conseguida pelo Brasil.
O novo governo mexicano mostra boa percepção dessas diferenças. A Aliança do Pacífico, disse o presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, é a sua plataforma para acordos com países da América do Sul.
Fora das grandes negociações, o Brasil tem de assistir de longe, sem possibilidade de interferência, à formação de novos critérios para acordos comerciais. Quando a Rodada Doha novamente deslanchar - se deslanchar -, esses novos padrões poderão estar muito mais difundidos do que estiveram até hoje. O terceiro-mundismo requentado poderá ficar ainda mais custoso do que foi até agora.

A finada Alca e a ‘nova’ geografia comercial dos companheiros - Artigo Paulo Roberto de Almeida

A finada Alca e a ‘nova’ geografia comercial dos companheiros: 
diálogo (em 2003) com um ex-professor

Paulo Roberto de Almeida


Em meados de 2003, engajei um diálogo sobre a Alca com um ex-professor meu (no curso de ciências sociais da FFLCH da USP, que tinha iniciado em 1969 e deixado um ano depois), a propósito de um artigo que ele havia recém publicado numa revista acadêmica. A eventual constituição da Alca estava, então, em curso, sendo que o Brasil e os Estados Unidos presidiam as negociações no que seria a derradeira fase do processo negociador, preparatório à assinatura de um acordo hemisférico, previsto para 2005. O processo tinha sido iniciada na primeira Cúpula das Américas, realizada em Miami, em dezembro de 1994, com a presença do presidente Itamar Franco, acompanhado de Fernando Henrique Cardoso, presidente eleito pouco antes, sendo que o chanceler que aceitou todo o processo era o mesmo diplomata que passou a exercer novamente o cargo a partir do governo Lula, em 2003.
Infelizmente, esse diálogo nunca prosperou, e meus argumentos em resposta ao seu artigo jamais foram publicados (nem era essa a intenção inicial). Como acabo de ler uma matéria, na Economist, a propósito dos 20 anos do Nafta, e como estou revisando listas antigas de trabalhos, encontrei esse trabalho, até hoje inédito: resolvi retomar esse texto para ver o que dele seria ainda válido, no contexto dos debates atuais sobre acordos de comércio, em vista inclusive dos problemas brasileiros de inserção internacional. Esse professor já faleceu, e não pretendo revelar o seu nome, ou reproduzir o seu artigo, uma vez que o que me interessa são as ideias, os argumentos, não exatamente quem os formula, ele ou eu. O debate ganha em ser objetivo, evitando-se qualquer personalização, como aliás frequentemente ocorre no Brasil atual.
Esse professor perguntava, em seu artigo, a quem interessava a Alca, e, obviamente, como a imensa maioria dos acadêmicos, dos sindicalistas, dos políticos ditos progressistas e dos movimentos ditos sociais (mas dominados por grupos de esquerda), respondia não só pela negativa, como apontava exclusivamente o que lhe pareciam ser os elementos prejudiciais de um eventual acordo hemisférico de liberalização comercial. Li o artigo com atenção e, sem pretender responder publicamente, encaminhei-lhe uma longa resposta em forma de carta, que nunca teve resposta. Fiquei aguardando, e depois, mesmo que o assunto não tenha morrido (ao contrário, ele continuou na agenda durante dois anos mais, até que a Alca fosse implodida pelos companheiros), deixei o material de lado, pois já tinha muitos outros temos no meu pipeline carregado de trabalhos. Ao encontrar esse trabalho, como registrei acima, pretendo fazer dele uma reflexão sobre os tempos atuais, não mais de Alca, mas ainda de Nafta, ou de acordos regionais de comércio em geral, sendo que o Brasil e o Mercosul participam muito pouco dessas conformações do comércio internacional atual.
Mais do que isso. Desde a ascensão ao poder dos companheiros, eles passaram a cantar em prosa e verso as vantagens de uma tal de “nova geografia do comércio mundial”, que seria simplesmente o redirecionamento do comércio exterior brasileiro para os chamados países do Sul. Nunca se perguntaram se haveria reciprocidade (o que, manifestamente, não houve), mas o presidente Lula por diversas vezes justificou sua “escolha” (ele parecia não se lembrar que quem exporta são os empresários, não o seu governo), dizendo que o Brasil não poderia ficar “dependente” do comércio com os “países ricos”, como se houvesse qualquer incompatibilidade, ou exclusão, entre um comércio exterior multidirecional e um discriminando entre parceiros. Considero tal tipo de argumento apenas revelador de uma tremenda ignorância sobre como funciona o comércio internacional, e uma prevalência da ideologia sobre a realidade, mas já escrevi muito sobre isso em outros trabalhos. Volto portanto ao meu artigo de 2003 sobre a Alca e seus possíveis ensinamentos para os tempos atuais. Limito-me a transcrever o artigo, suprimindo (...) o que era puramente circunstancial ou anódino, sem interesse para o contexto atual, e agregando [...] algumas poucas notas esclarecedoras, como requerido para uma melhor compreensão do texto.

A quem interessa a ALCA?: uma tentativa de resposta

Paulo Roberto de Almeida
Washington, 5 de julho de 2003

Caro Professor (...),
Ler o artigo neste site: Academia.edu (link: https://www.academia.edu/attachments/32847467/download_file). 
(...)
Como todo o apreço e a apreciação acadêmica,
Paulo Roberto de Almeida

Washington, 5 de julho de 2003
Revisto: Hartford, 26 de janeiro de 2014.


Um Ministerio Sovietico (pelo numero de titulares): Dilma e seus 70 ministros (Veja)

Governo Dilma

Dilma e seus 70 ministros

Presidente se prepara para promover as últimas trocas em seu ministério nas próximas semanas. E o saldo da gigantesca equipe não é dos melhores

Gabriel Castro, de Brasília
Antonio Palocci, o primeiro homem forte de Dilma a cair
Antonio Palocci, o primeiro homem forte de Dilma a cair (Antonio Cruz/ABr)
A presidente Dilma Rousseff começará nas próximas semanas a formalizar novas mudanças em sua equipe ministerial. A legislação eleitoral exige que os ministros que serão candidatos deixem o cargo seis meses antes das eleições. E é justamente pensando nas urnas que a presidente, sempre com seu antecessor Luiz Inácio Lula da Silva a tiracolo, aproveitará a reforma para ceder espaço ao recém-criado Pros, além de dar um ministério ao PTB e até contemplar o PSD com uma segunda pasta. A moeda de troca é a explícita: os minutos a que os partidos têm direito na propaganda eleitoral no rádio e na TV.
Esta deve ser a última grande mudança na equipe ministerial. E o saldo do governo não é dos melhores. Desde 2011, sem contabilizar as próximas mudanças, o time de Dilma que ocupa os inacreditáveis 39 ministérios teve 60 nomes. Serão mais de 70 após a reforma. É verdade que alguns, como a paranaense Gleisi Hoffmann (Casa Civil), por exemplo, ganharam cacife durante a gestão petista. Mas, na balança, o governo foi marcado por ministros que se destacaram pelas trapalhadas ou foram defenestrados por envolvimento em irregularidades. Sete ministros caíram por causa de denúncias de corrupção – começando pelo primeiro homem forte do governo, Antonio Palocci (Casa Civil). Outros, como Maria do Rosário, dos Direitos Humanos, só apareceram por causa de declarações inconvenientes. E alguns passaram em branco: Tereza Campello, do Desenvolvimento Social, comanda o Bolsa Família, mas estava de férias quando a crise causada pelo boato do fim do programa estourou. 
Refém das más escolhas e da aliança que garante uma base robusta no Congresso, Dilma teve dificuldades com sua equipe desde o começo da gestão. Durante os protestos de junho do ano passado, por exemplo, quem assumiu a interlocução pelo Palácio do Planalto foi Aloizio Mercadante, ministro da Educação. A articulação política com o Congresso Nacional nunca foi plenamente exercida pela pasta das Relações Institucionais, sob o instável comando de Ideli Salvatti.
As trocas constantes, por inépcia ou desvios éticos, tampouco permitiram que a presidente passasse mais de seis meses com o mesmo time de ministros. Antonio Palocci deixou a Casa Civil depois de não conseguir explicar as consultorias que prestou a companhias privadas quando já era coordenador de campanha de Dilma. Depois, caiu Alfredo Nascimento (Transportes), arrolado em um esquema de desvio de recursos públicos para abastecer o caixa do PR, como VEJA revelou. Em seguida, foram demitidos em série Wagner Rossi (Agricultura), Pedro Novais (Turismo), Orlando Silva (Esporte), Carlos Lupi (Trabalho) e Mário Negromonte(Cidades). Dilma, aliás, até tentou usar a derrocada dos ministros para propagandear que havia promovido uma "faxina ética" no ministério. Mas o discurso caiu por terra quando ela teve de devolver, por exemplo, a pasta dos Transportes ao PR em troca de votos no Congresso. 
A lista poderia ser maior: outros ministros flagrados em atitudes condenáveis resistiram por iniciativa da presidente. Foi o caso de Fernando Pimentel, que recebeu milhões de reais por consultorias prestadas enquanto já era um dos coordenadores da campanha presidencial.

Outros episódios se tornaram notórios: o chanceler Antonio Patriota perdeu o cargo após a fuga do senador boliviano Roger Molina para o Brasil. Já Nelson Jobim, que comandava a Defesa, deixou o posto porque falou demais – criticou colegas de ministério.
Trapalhadas – O time dos que se destacaram por suas trapalhadas tem como maior expoente a petista Maria do Rosário, incansável no metiê de dar declarações inoportunas. No ano passado, ela foi a primeira a acusar a oposição pelos boatos de que o Bolsa Família seria extinto. Depois que a tese se mostrou furada, não se preocupou em pedir desculpas.

A ministra também comandou a exumação do corpo do ex-presidente João Goulart, propalando a suspeita de que ele foi envenenado – hipótese que nem mesmo a família do ex-presidente havia levantado. No mais recente episódio, Maria do Rosário divulgou uma nota afirmando que um jovem homossexual havia sido "brutalmente assassinado" em São Paulo, sem aguardar os resultados da investigação da Polícia Civil. Nesta semana, a própria família acabou admitindo que o rapaz cometeu suicídio, pulando de um viaduto no cento da capital paulista.
O ministro da Secretaria Geral da Presidência, Gilberto Carvalho, tem como atribuição o contato do Executivo com os movimentos sociais. Mas, como mostraram os protestos de junho, falhou em detectar o crescimento da insatisfação popular (e depois teve auxiliares flagrados na linha de frente de um quebra-quebra contra a Copa das Confederações). O petista também usou o posto como palanque para atacar a oposição e se enrolou, por exemplo, ao disparar declaraçõesdescabidas sobre evangélicos (tratados como adversários do PT) e ao fracassar na interlocução do Planalto com indígenas.

Iriny Lopes, que passou treze meses à frente da Secretaria de Políticas para as Mulheres, também se lançou em batalhas quixotescas. Em uma delas, brigou para retirar do ar uma propaganda em que a modelo Gisele Bundchen aparecia de lingerie. Era machismo, bradou a ministra. Em outra ocasião, Iriny emitiu uma nota pública exigindo que o autor Aguinaldo Silva adaptasse uma novela da Globo para que uma personagem vítima de violência doméstica procurasse um serviço do governo.

A lista de nomes olvidáveis (e devidamente olvidados) é extensa. Alguém sabe, por exemplo, o que faz Marcelo Néri, o comandante da Secretaria de Assuntos Estratégicos? "São muitos descontroles que comprometem a eficiência do governo Dilma. A máquina está emperrada e há interesses difusos", afirma o cientista político Antonio Flávio Testa, pesquisador da Universidade de Brasília (UnB). Ele chama atenção para o fato de que o excesso de ministérios e o loteamento de cargos entre partidos e alas do PT comprometem a eficiência da gestão. Com a perspectiva de que a reforma ministerial seja usada para preparar o cenário eleitoral de outubro, há muito poucas chances de mudança.

As constantes alterações na equipe favoreceram alguns ministros, que conseguriam ganhar espaço na gestão de Dilma Rousseff. Entre eles, estão Gleisi Hoffmann, que estava no primeiro ano de mandato no Senado quando assumiu a Casa Civil e agora, com mais cacife político, vai se candidatar ao governo do Paraná. Aloizio Mercadante, por sua vez, começou o governo no Ministério de Ciência e Tecnologia, passou para a Educação e agora comandará o posto mais importante da equipe ministerial no lugar de Gleisi.
 

Os ministros enrolados de Dilma

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Antonio Palocci


O ministro mais poderoso do governo também foi o que menos durou: Palocci caiu em junho de 2011, após sucessivas revelações sobre as nebulosas consultorias prestadas pelo petista quando ele coordenava a campanha eleitoral de Dilma Rousseff e já era visto como futuro ministro da Casa Civil. O patrimônio de Palocci aumentara 25 vezes em um período de quatro anos. O governo tentou blindá-lo, mas a pressão da opinião pública tornou-se insustentável.

Os ministros que ninguém viu

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Tereza Campello


A ministra do Desenvolvimento Social comanda o principal programa do governo, o Bolsa Família. Mas teve um desempenho apagado desde o início do mandato. Em maio do ano passado, enfim, surgiu a oportunidade de demonstrar capacidade de eficiência: boatos levaram milhares de pessoas a agências da Caixa Econômica Federal. Os rumores eram que o Bolsa Família seria extinto. De Tereza Campello, esperava-se uma reação frme. Mas a ministra não se incomodou: saiu de férias.