Un epitafio de sepultura:
Yace aquí el hidalgo fuerte
que a tanto extremo llegó
de valiente, que se advierte
que la muerte no triunfó
de su vida con su muerte.
Tuvo a todo el mundo en poco,
fue el espantajo y el coco
del mundo, en tal coyuntura,
que acreditó su ventura
morir cuerdo y vivir loco.
Deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote...
Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Edición del IV Centenario
Real Academia Española, Asociación de Academias de Lengua Española, 2004, p. 1195
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