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Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida.

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segunda-feira, 20 de setembro de 2021

“No llores por mi, Argentina”, outra vez? - El País, La Nación

 As coisas vão mal no hermano país; não bastasse uma linda crise econômica— os argentinos têm pós-doc em crises —, eles agora também não têm governo, pois como se sabe era a vice-presidente quem presidia. Nem ela conseguiu evitar a derrota eleitoral… (PRA)

El País, Madri – 18.9.2021

La pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner paraliza a Argentina

Federico Rivas Molina y Mar Centenera

 

Buenos Aires - La pelea abierta entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner tiene paralizada a Argentina. Un día después de la renuncia de todos los ministros y altos cargos que representan a la vicepresidenta en el Gabinete, el presidente publicó este jueves un largo hilo en Twitter donde advierte de que es él quien toma las decisiones. “La gestión seguirá desarrollándose como yo estime conveniente”, escribió, y “no es tiempo de plantear disputas”. Cristina Kirchner le recordó más tarde en una carta pública que fue ella quien lo postuló para presidente en 2019. “Sólo le pido que honre aquella decisión”, le dijo.

La debacle electoral en las primarias del domingo, en la que los precandidatos del peronismo unido perdieron en 18 de los 24 distritos del país, terminó por catalizar una crisis soterrada de palacio que condiciona la marcha del Gobierno, agrava la crisis económica, espanta a los votantes y da alas a la oposición conservadora. Cristina Kirchner exigió el lunes tras la derrota cambios en el Gabinete como primera medida para recuperar al electorado perdido. La crisis escaló cuando el Fernández se negó.

Nunca hasta ahora las cabezas del Ejecutivo argentino se habían enfrentado tan abiertamente. Alberto Fernández se refirió a la “altisonancia y la prepotencia” de algunos dirigentes, sin nombrar a su rival, e hizo una defensa de su Gobierno. “Seguiré garantizando la unidad del Frente de Todos a partir del respeto que nos debemos”, dijo. Kirchner se tomó apenas unas horas para responderle.

 “Al día siguiente de semejante catástrofe política [por las elecciones del domingo], uno escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país no había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los sillones. ¿En serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar públicamente las renuncias y facilitarle al Presidente la reorganización de su Gobierno?”, escribió Cristina Kirchner. “No soy yo la que jaquea al presidente, es el resultado electoral”, agregó.

Argentina es espectadora ahora del pulso de las dos fuerzas en pugna. El origen de las tensiones hay que buscarlo en la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de promover a su exjefe de gabinete Alberto Fernández como candidato a presidente en 2019, con ella como vice. Se sumó a aquel binomio Sergio Massa, un dirigente que había vencido al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires y que ahora completaba la unidad total del peronismo. La estrategia resultó, y Alberto Fernández impidió en las urnas la reelección de Mauricio Macri. Pero la tensión entre un presidente sin votos pero con el poder formal y una vicepresidenta sin poder formal pero con votos lastraron los dos primeros años de Gobierno. Hasta que todo estalló por los aires con la debacle en las primarias del 12 de septiembre, una elección que elige a los candidatos que disputarán una banca en el Congreso el 14 de noviembre próximo.

 

*

 

La Nación, Buenos Aires – 18.9.2021

La carta de Cristina Kirchner que dinamita al Frente de Todos

Rompió toda negociación, al reprobar sin atenuantes la política económica de Alberto Fernández y acusarlo de operar contra ella; el repunte electoral que el peronismo soñaba parece hoy una utopía

Martín Rodríguez Yebra

 

Aturdida por el voto popular que desnudó los límites de su poder, Cristina Kirchner cometió un acto de autodestrucción política bajo el imperio de una emoción violenta. La idea de plantearle el miércoles un ultimátum público a Alberto Fernández para que se sometiera a su voluntad fue dinamita pura en los cimientos del Frente de Todos. La carta que publicó esta noche en medio de la crisis parece la carga definitiva sobre la coalición peronista que los argentinos eligieron para gobernar hasta 2023.

Dejó todo a la luz. “No podíamos ganar”, confiesa. Lo atribuye a una “política de ajuste fiscal equivocada” que ella, en sus palabras, se cansó de advertir ante un Presidente que se negaba a verlo. La fuerza de la palabra escrita agiganta el impacto de su acusación de que el entorno de Fernández hace operaciones mediáticas en su contra, la revelación de los nombres que pidió para asumir como ministros y el desdén con el que alude, sin nombrarlo, al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, cuando pone: “Al día siguiente de semejante catástrofe política, uno escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país no había pasado nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los sillones”.

La reacción de la vicepresidenta sucede a unas declaraciones previas de Fernández en Página 12, en las que alude a un supuesto acuerdo por la reforma del Gabinete que ella habría incumplido con las renuncias en masa que inició el miércoles Wado de Pedro. “Con presiones no me van a obligar”, fue la frase desafiante que le dedicó su criatura presidencial.

Los intentos de alcanzar un acuerdo para desescalar la crisis en marcha parecían un mal chiste al caer la noche en Buenos Aires. Cristina acelera hacia lo desconocido, sin reparar ni en lo inverosímil que resulta ahora un repunte electoral en noviembre ni en las condiciones en que deja al Gobierno. Ya es una cuestión personal.

En las trincheras del albertismo retumba desde ayer la palabra “traición”. De Pedro propició una cascada de renuncias que llegaron a los medios de comunicación antes que al despacho presidencial. En el manual del kirchnerismo eso constituye una declaración de guerra: así se lo habían hecho saber a Martín Guzmán en mayo, cuando quiso echar a través del periodismo al subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo.

El estupor es indisimulable en la Casa Rosada y en la quinta de Olivos en estas horas de indefinición y versiones cruzadas. Sus habitantes le gritaban “destituyente” a Mauricio Macri porque dijo sin mucho cuidado aquello de “o cambian o se van a tener que ir”.

 

Los hechos propios ridiculizan las palabras ajenas.

 

Cristina habló con Alberto el martes, en una reunión hermética en Olivos, sobre una reformulación urgente del gabinete y de la política de Guzmán. Fernández retrata ese episodio sin testigos como un encuentro fructífero. Cristina transmite algo distinto. “Habían transcurrido 48hs sin que se comunicara conmigo y me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que hablar con él. Deje pasar 48hs deliberadamente, para ver si llamaba”, relata, en una frase que expone cómo concibe su relación con el Presidente. Blanquea ahí que pidió al gobernador de Tucumán, Juan Manzur, alguien que no cuenta con su cariño, en lugar de Cafiero. Fernández se resistía a cesar a su mano derecha.

El desencuentro a puertas cerradas derivó en un escandaloso espectáculo público. El Gobierno se desayunó el miércoles con las renuncias en bloque del gabinete de Santa Cruz y de Buenos Aires, los dos territorios donde Cristina ejerce sin limitaciones su voluntad (en la Provincia finalmente Axel Kicillof no le aceptó a nadie la dimisión). Al mediodía, Fernández reivindicó a Guzmán en un acto en la Casa Rosada y le cedió la palabra para que diera un discurso amablemente provocador, en el que dijo que todas las medidas que tomó contaban con el respaldo de Cristina, Kicillof, Máximo y Sergio Massa. El dedo en la llaga. Por eso la vicepresidenta se encargó en la carta de recordar que ella viene marcando desde hace meses su desacuerdo con el rumbo económico.

De Pedro disparó la primera renuncia apenas después. El sacudón puso a Fernández ante una encrucijada apremiante. Se rinde y entrega los últimos jirones de su autoridad presidencial o se sumerge a la dimensión desconocida de gobernar sin el kirchnerismo, en un estado de minoría angustiante. Decidió parar el reloj. En parte es su costumbre patear los conflictos para adelante. Pero en este caso -casualidad o estrategia- el tiempo podía jugarle un poco a su favor: el Frente de Todos es una familia mal ensamblada en la que la amenaza de ruptura toca los intereses de muchos actores relevantes. Más que nunca cuando hay elecciones legislativas en el horizonte cercano. Con el correr de las horas empezaron a llegar apoyos de gobernadores, diputados, intendentes y sindicalistas. La sangría de renuncias se detuvo, en un impasse dramático. ¿Cuánto más podría demorar una definición?

Cristina Kirchner nunca imaginó que justo ahora Alberto fuera a empacarse. En su entorno, consideran que debe “allanarse”. Lo culpan de llenar el gabinete de amigos sin capacidad de conducción política (apuntan sobre todo pero no únicamente a Cafiero) y de validar el ajuste del gasto que promovió Guzmán en su camino por pactar con el FMI. El impactante audio viral de la diputada Fernanda Vallejos, en el que trata al Presidente de “enfermo”, “mequetrefe” y “okupa”, retrata la virulencia que condimenta el desacuerdo. La pluma de Cristina ratifica que no se trató de un exabrupto aislado. Le recordó sin piedad que es presidente gracias a ella: “Le pido que honre esa decisión”.

El durísimo audio de una diputada kirchnerista sobre Alberto Fernández

La presión kirchnerista para hacer cambios urgentes respondía al miedo a que en noviembre fuera demasiado tarde para torcer el rumbo. Vislumbraban dos caminos contradictorios, igual de preocupantes:

* Que sin una reacción clara el resultado de las legislativas fuera otra paliza que dejara al Gobierno en minoría en las dos cámaras, maniatado y con el “boleto picado” de cara a 2023.

* Que con algunos ajustes en la campaña, ciertas medidas de estímulo y un mayor compromiso militante de la dirigencia peronista el Frente de Todos pudiera mejorar algo sus números y que eso pudiera ser interpretado por Fernández como una validación de su equipo y sus políticas. Es decir, que todo siguiera más o menos igual, en vuelo crucero hacia un fracaso dentro de dos años.

La lógica de Cristina el miércoles fue atacar en caliente para forzar los cambios ahora. ¿Midió las consecuencias de arrojar semejante misil? El silencio presidencial, las reacciones peronistas y la perplejidad de la opinión pública descolocaron a los promotores de la ofensiva. La vicepresidenta intuyó que el Gobierno le estaba tirando a la gente en contra. Lo acusa sin eufemismos al vocero presidencial, Juan Pablo Biondi. Ya el miércoles había sido llamativo el interés de la propia vicepresidenta por difundir que había llamado a Guzmán para explicarle que no pedía su cabeza. Temía que la señalaran ante un eventual temblor financiero. Lo ratificó en su texto, cuando señala que confía “sinceramente” que Fernández y Guzmán se van a sentar a revisar los números del presupuesto para moderar el ajuste. Y se encargó de aclarar que no pide cosas irracionales, como sugieren sus rivales internos: “No estoy proponiendo nada alocado ni radicalizado”.

Los caminos posibles

Emisarios de distintos sectores intentaron una mediación entre Alberto y Cristina, de momento trabada por el orgullo. “La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido”, tuiteó al mediodía el Presidente. Como quien dice “mando yo”. Edulcoró el mensaje al enfatizar su vocación de mantener unida la coalición.

 

Para acessar a íntegra: https://www.lanacion.com.ar/politica/la-debilidad-de-cristina-kirchner-y-el-peligro-de-una-implosion-del-frente-de-todos-nid16092021/

 

sábado, 30 de janeiro de 2021

29) Sozinho (semana 29): o chanceler acidental e seu chefe se desesperam com a derrota de seu ídolo - Cronista Misterioso

Nota PRA: uma curta nota, apenas para registrar a tristeza do chanceler acidental e seu chefe com a derrota do Grande Mentecapto nas eleições presidenciais dos EUA.

Deve ter sido de fato um choque, o primeiro perder o seu "I love you Trump", o segundo perder o seu segundo, talvez primeiro, chefe, seu guia espiritual.

Essa fatura o eleitorado americano já liquidou; nós ainda nos debatemos na dúvida.


29) Sozinho (semana 29)

 

Às vezes no silêncio da noite, deves imaginar vocês dois. Deves sonhar ali acordado, juntando o antes o agora e o depois… 

 

Imagino que nosso dendrófobo presidente esteja desnorteado, pois esta semana soubemos que ainda acredita em uma vitória eleitoral de seu amor. Andou meio perdido, meio confuso, meio acabrunhado. Deu patadas pra cá e pra lá. Orgulhou-lhe de vetar a vacina, ameaçou militarmente os EUA (!) e, last but not least, ocupou-se do jet-ski. Seguramente, sofre com a derrota, ainda inadmitida, de seu bem querer.

 

Não riam. Nosso chefe está de luto. É duro perder um ídolo, ainda mais quando não se tem pensamento próprio e apenas se segue o líder. 

 

É, amigo, é duro. Você fala que o ama, e sabemos que não é da boca para fora. Ou ele te engana ou não está maduro, iei, iei, iei, iei, ié.

 

Onde está seu Deus agora?

 

Ministro Ereto da Brocha, OMBUDSMAN.