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sábado, 2 de julho de 2011

Emergencia do Brasil no cenario internacional - o caso da FAO

Poucos comentários a este artigo de Esteban Actis.
Creio que ele exagera nas implicações importantes para as relações internacionais. Afinal de contas, a FAO já foi liderada por um africano, o senegalês Diouf, por doze anos, e não parece estranho que um representante de outro país em desenvolvimento tenha sido eleito para o cargo. Apenas confirma que o tema atrai consumidores ou produtores de alimentos.
O autor está completamente enganado quanto a que o Fome Zero se aplica no Brasil: ele foi, de fato, concebido por Graziano, mas sobre a base de preconceitos políticos, mais do que sólidas análises econômicas, e foi um completo fracasso, assim como foi um completo fracasso a tentativa da diplomacia lulista de transformar o Fome Zero brasileiro em Fome Zero universal. O fato de que se continue a falar do Fome Zero, como se fosse algo existente, tangível ou que tenha tido sucesso se deve inteiramente à propaganda de Lula e seu governo, estas sim imbatíveis, mas que constroem sobretudo sobre mentiras, não sobre fatos.
O autor também se engana em achar que isso transforma as relações internacionais. Se o mandato de Diouf não mudou absolutamente nada nas relações internacionais, porque o mandato de um outro representante de país em desenvolvimento iria mudar as relações internacionais? O poder internacional se expressa na capacidade de projeção externa, no plano da segurança e das relações econômicas fundamentais: comércio, finanças, investimentos. Se e quando o Brasil for influente nessas áreas, será porque ele se integrou ao mainstream dessas relações, não porque elas se tenha transformado apenas por causa de sua integração.
É lamentável que o Brasil não tenha apoiado o candidato mexicano, que seria mais suscetível de realmente mudar o FMI do que a candidata francesa. Ou seja, neste caso, a postura do Brasil estava completamente errada, e foi adotada porque, por razões puramente políticas ou ideológicas, achava o candidato mexicano -- saído da escola de Chicago -- muito "neoliberal" ou submisso ao império, como se a francesa fosse oposta ao império e de uma linha heterodoxa. Pura ilusão e preconceito.
O único ponto correto em todo este artigo é o 7, sobre a transparência dos mercados agrícolas e o fim dos subsídios. Mas isso não tem absolutamente nada a ver com a diplomacia de Lula ou com a postura de Graziano. Isto tem a ver com o agronegócio brasileiro, que é completamente contrário às teses tradicionais de Lula ou de Graziano, que pretendem continuar com políticas subvencionistas ao pequenos agricultores familiares, e têm preconceitos contra o agronegócio.
O ponto 8 é patético, pois converte Graziano em refém ou afilhado de Lula, o que é propriamente vergonhoso para um funcionário internacional. Ter de fazer apelo a Lula se Graziano falha é sinal de que, como Dilma, eles não têm nenhum mérito próprio, a não ser depender de um personagem megalomaníaco e cuja imagem foi inteiramente construída sobre a base de propaganda mentirosa ou exagerada (provavelmente ambas).
Paulo Roberto de Almeida

Brasil y la FAO. Un micro ajuste en las profundas transformaciones del orden internacional actual
Esteban Actis
Boletim Mundorama, 01 Jul 2011 06:53 PM PDT

En los últimos días de Junio, en la mayoría de los diarios del mundo la noticia del remplazo Dominique Strauss-Kahn por la ministra de finanzas francesa Christine Largade en la dirección del Fondo Monetario Internacional tuvo una alta repercusión debido a la “novela policial” de su compatriota, como la relevancia que tiene un cambio de mando en el organismo multilateral de crédito en un contexto de plena discusión sobre la “crisis de la deuda europea”. Asimismo, horas antes y casi en paralelo, el brasileño José Graziano da Silva era elegido nuevo presidente de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO por su sigla en inglés), venciendo en la votación el ex canciller español Miguel Ángel Moratinos.

Este acontecimiento, que a priori parece una normal rotación en un organismo de las Naciones Unidas, tiene implicancias importantes para las Relaciones Internacionales, a saber:

1) En la proyección internacional de Brasil. Lo sucedido representa un importante logro para la diplomacia brasileña en la constante búsqueda para convertir a Brasil en un “Global player”. Las presidencias de los organismos internacionales son atributos de poder que reflejan la trayectoria de un país en una temática determinada. Graziano fue el creador de los planes Hambre Cero y Bolsa Familia, que se aplican en Brasil y que han tenido reconocimiento en todo el mundo por su efectividad ante el flagelo del hambre

2) En la distribución del poder en el orden internacional. La elección por mayoría del ministro brasileño en detrimento de Moratinos debe enmarcarse en aumento de influencia en la política internacional de ciertas potencias emergentes en términos relativos. Influencia no sólo en término de hard power – Brasil se convirtió en la octava economía del mundo desplazando a España al noveno lugar- sino en su carácter simbólico y de prestigio, aspectos menos tangibles pero no por eso menos importantes en las RRII.

3) En la unidad latinoamericana y en la cooperación Sur-Sur. Salvo México, los restantes países de América Latina y el Caribe dieron su voto a Graziano, en clara señal de la importancia que tiene para una región productora de alimentos quedarse con la presidencia de la FAO. Unidad que muchas veces queda en la lexis diplomática y no en la praxis. En tanto, el candidato brasileño obtuvo el apoyo de países claves del denominado sur, como Indonesia y Sudáfrica, y el respaldo del G-77.

4) En la relación bilateral entre México y Brasil. La negativa de México a apoyar a Graziano se debió a la decisión de Brasil de apoyar a la francesa Lagarde en detrimento del candidato mexicano, que intentaba romper con la hegemonía europea en el FMI. La delegación de México consideró que el voto de Brasil va en contra de su larga campaña para reformar las instituciones internacionales. El hecho evidenció los históricos recelos diplomáticos entre los dos gigantes latinoamericanos.

5) En La (des)Unión Europea. La sucesión en la FAO mostró en una dosis micro las dificultades que tiene el proceso de integración europeo para lograr acuerdos, ya no sólo en materia de políticas económicas, sino para unificar criterios en su proyección internacional. La presentación de dos candidatos, contribuyó también a la derrota del candidato español. En la primera vuelta, el aspirante austriaco, Franz Fischler, obtuvo solamente diez votos, entre ellos el de Alemania, y a pesar de ello no dio muestras de querer retirarse para dejar el camino libre a Moratinos. Solo las presiones de la misión española y la insistencia de Estados Unidos convencieron a Fischler declinar su postulación

6) En el fracaso del iberoamericanismo. La diplomacia española intentó jugar la carta iberoamericana para conseguir adeptos, pero salvo México, los demás relegaron en un segundo plano los lazos iberoamericanos, incluyendo al propio Portugal.

7) En la discusión sobre la producción de alimentos y su impacto en la problemática del hambre. La victoria del brasileño va en sintonía con la primacía de la tesis de los países productores de alimentos en el G-20 de impulsar la producción agrícola, la transparencia del mercado alimentario y políticas de coordinación, sobre la idea de fijar topes a los precios de los commodities.

8) En la importancia que tienen las relaciones interpersonales y los liderazgos individuales en las relaciones internacionales. El hecho en cuestión volvió a demostrar la capacidad de atracción y credibilidad que tiene el ex presidente Lula. La activa militancia y participación del antecesor de Dilma Rousseff fue determinante a la hora de lograr adhesiones y apuntalar la figura de Graziano. Lo demostró la delegada sudáfricana, al afirmar durante la reunión del G-77: “Si Graziano falla, iremos a Lula y le pediremos que lo arregle”.

Aquellos que estudiamos las Relaciones Internacionales somos testigo de un orden internacional en plena transformación. La manifestación de dichos cambio debe buscarse, muchas veces, en pequeños acontecimientos de la política internacional los cuales condensan las actuales tensiones. La elección del presidente de la FAO es un ejemplo.

Esteban Actis es doctorando en Relaciones Internacionales. Licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales UNR-Argentina, Profesor adscripto en la misma casa de estudios de las asignaturas “Economía Internacional” y “Política Internacional Latinoamericana” . Becario Doctoral del CONICET (e.actis@conicet.gov.ar)

Mais uma reunião de cúpula vazia no Mercosul - Raquel Landim (OESP)

Confesso que não sei se vale os bits and bytes gastos nesta postagem, e até o meu trabalho de ler e postar. Acho que não vale o esforço, nem a leitura...
Paulo Roberto de Almeida

Mais uma reunião de cúpula vazia no Mercosul
Raquel Landim
Blog do Estadão, 1 de julho de 2011 | 16h43

A presidente Dilma Rousseff participou essa semana de sua primeira reunião de cúpula do Mercosul. Foi a 41ª reunião oficial do bloco e era para ser um momento especial, porque o Mercosul completa duas décadas este ano. O encontro, no entanto, não resultou em nada de concreto – uma triste realidade que já se transformou em regra.

No extenso comunicado de 43 parágrafos divulgado ao final da reunião, os presidentes de Brasil, Argentina, Uruguai e Paraguai se limitaram a distribuir felicitações entre si e a comemorar avanços de iniciativas já divulgadas, como a intenção de acabar com a dupla cobrança da Tarifa Externa Comum (TEC) até o início do próximo ano.

Durante o encontro, nenhuma palavra sobre as barreiras protecionistas que impedem a livre circulação de produtos no bloco, aplicadas principalmente pela Argentina. O Brasil contra-atacou, inpondo licenças não-automáticas para a importação de carros. Uma reunião ministerial entre os dois países baixou a poeira do conflito, mas os empresários relatam que o problema não foi resolvido.

É compreensível que os diplomatas queiram esvaziar os encontros de cúpula de questões negativas, mas não se pode ignorar um problema como esse. Principalmente quando não se tem nada para colocar no lugar. Aliás, a presidente da Argentina, Cristina Kirchner, sequer foi a reunião, alegando que se recupera de um pequeno acidente sofrido em Buenos Aires.

Do ponto de vista comercial, o único ponto importante que surgiu foi a cobrança da Dilma para que os países avaliem uma proposta do Brasil. O País quer permissão para elevar tarifas de importação de alguns produtos, por um tempo definido, para proteger seu mercado. Hoje é preciso conseguir que todos os países do bloco façam o mesmo ou incluir o produto na lista de exceção da TEC.

Na avaliação do governo brasileiro, o forte crescimento da economia local está atraindo muitos produtos importados e uma medida como essa seria necessária excepcionalmente. Confesso que ainda não tenho clareza de como isso vai funcionar. À primeira vista, parece mais uma maneira de ferir a já combalida TEC e causar mais distorções no bloco.

Também durante o encontro houveram declarações sobre incluir a Bolívia e o Equador no Mercosul, mas sem qualquer compromisso com prazos. A Venezuela, do polêmico presidente Hugo Chávez, ainda aguarda o aval do Congresso do Paraguai. Aliás, como é possível falar em aumentar o bloco com tantos problemas internos?

O Mercosul tem sido importante para o Brasil, principalmente para absorver as exportações de produtos manufaturados. É uma pena que o projeto esteja tão abandonado.

Uma materia da FSP sobre cursos de RI: incompetente, superficial, desonesta...

Leiam esta matéria da FSP, de 2005, mas da qual fui tomar conhecimento apenas hoje, 2/07/2011, e depois leiam o que escrevi mais abaixo, como comentário atual.
E por favor, esqueçam tudo o que está transcrito em meu nome: NUNCA dei entrevista para a FSP, que colou frases desconectadas de algum trabalho meu, como seu eu tivesse declarado aquilo para a matéria do jornal.
Desonestidade, incompetência, mau jornalismo!
Paulo Roberto de Almeida

Curso de RI se expande e enfrenta objeções
Folha de S. Paulo, 11/12/2005

Até meados dos anos 90, havia somente dois cursos de RI (relações internacionais) no país, um em Brasília e outro em São Paulo.* Atualmente, são 84, segundo o Ministério da Educação, sendo 17 apenas na capital paulista. A expansão da oferta coincide com a procura cada vez maior dos estudantes: o curso teve mais de 28 candidatos por vaga no último exame da USP, foram 1.408 vestibulandos para só 50 vagas e, na PUC-SP, é o campeão na relação entre inscritos e aprovados. Se poucas dúvidas restam de que a graduação em RI é a estrela da vez, um agravante tem suscitado discussões sobre sua recente proliferação: a falta de portas abertas no mercado de trabalho.

"Assim como sociologia era o curso da moda nos anos 60, e psicologia, nos anos 70, hoje é charmoso estudar RI, que é uma assemblage de aulas não voltadas ao mercado de trabalho", critica o ministro da carreira diplomática Paulo Roberto de Almeida.

Na avaliação do diplomata, o empregador não consegue avaliar a qualidade do curso. "Não se busca quem saiba como funciona o Conselho de Segurança da ONU, mas sim quem entenda realmente de direito para fechar contratos ou de economia para fazer prospecção de mercado."

Outro problema é a baixa qualidade da grade curricular de algumas instituições: "[A habilitação] está se desfigurando. Disciplinas que deveriam ser optativas, como contabilidade, já entram no primeiro semestre", aponta o coordenador da graduação em RI da PUC-SP, Reginaldo Nasser.

"Muitas das faculdades que criaram o curso oferecem um currículo ralo", acrescenta a coordenadora do bacharelado em RI da USP, Maria Hermínia Tavares de Almeida, que atribui a expansão à crescente percepção da importância dos temas internacionais.

O ex-secretário-geral da Unctad (Conferência das Nações Unidas sobre Comércio e Desenvolvimento) Rubens Ricúpero compartilha da mesma opinião: "A globalização foi o maior impulsionador do curso. Mas, após a rápida expansão, haverá ajustes".

Até que a graduação em RI esteja consolidada, cabe aos novos profissionais agarrar as oportunidades de carreira. Esse foi o caso do bacharel em RI Fabio Rua, 27. "Há um grande desconhecimento do curso no setor privado. Mas, com uma forte rede de contatos, é possível vencer os obstáculos", ensina Rua, que é gerente de RI da Amcham e acaba de ser contratado para comandar, a partir de janeiro, o mesmo setor em uma multinacional brasileira.

A discussão mais acirrada, no entanto, é a relevância do curso para a carreira diplomática, um dos principais destinos dos universitários matriculados em RI. Segundo Paulo Roberto de Almeida, "o ideal para seguir a diplomacia é fazer uma graduação clássica para então especializar-se em relações internacionais". O diplomata Sérgio Couri faz coro: "É melhor estudar direito, economia, ciências políticas ou, ainda, administração de empresas".

Já para Nasser, da PUC-SP, essa visão é fruto de "desinformação". "O êxito do curso se dá justamente porque as disciplinas clássicas estão ruins. Por exemplo, quase não se estuda economia internacional em economia", rebate. "As graduações tradicionais têm temas muito voltados para o passado", completa Ricúpero, que também é diretor da Faculdade de Economia da Faap (Fundação Armando Álvares Penteado).

Já o diplomata e ex-ministro do Desenvolvimento, Indústria e Comércio Exterior Sérgio Amaral relativiza a polêmica: "O bom da graduação é abranger direito, economia e ciências políticas. Mas, ainda que a função diplomática baseie-se nesse tripé, não se deve valorizar em excesso o curso [de RI em detrimento de outros]".

Na dúvida entre a carreira que melhor se molde à diplomacia, alguns estudantes visualizam uma dupla graduação. "Em RI, você sabe de tudo e, ao mesmo tempo, não sabe de nada. Para seguir a diplomacia tradicional, logo que graduar-me [nesse curso], complementarei o que aprendi estudando direito", diz a universitária Ludmilla Fogli Scarlato, 20.

A estratégia é a mesma de Francisco Sérgio Bonelli, 20, que trancou a faculdade de direito após freqüentá-la por dois anos. "Concluirei o curso após o de RI. Também pretendo fazer um MBA na área internacional", planeja.

*: O curso de RI da UNESA (Universidade Estácio de Sá), no Rio de Janeiro, existe desde 1988, sendo, portanto, o segundo mais tradicional curso de RI do Brasil.

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Comento:
Pescaram duas ou três frases de trabalhos meus, descontextualizadas, desconectadas dos problemas que eu estava discutindo em textos mais amplos, bastante tempo atrás, e colaram numa matéria simplista, mal escrita e superficial.
Se tivessem me consultado ou pedido autorização para transcrever essas frases minhas, eu nunca teria dado, pois é evidente que eu não falei com a FSP, nem autorizei que retirassem essas frases do seu contexto original.
Considero isso mau jornalismo, desonesto, incompetente.
Paulo Roberto de Almeida

sexta-feira, 1 de julho de 2011

Lobo Antunes - traducao de "Os ... do Judas" em ingles

Books of The Times
On a Fool’s Mission in a Dying Colonial World
By LARRY ROHTER
The New York Times Book Review, June 29, 2011

António Lobo Antunes
THE LAND AT THE END OF THE WORLD
Translated by Margaret Jull Costa
222 pages. W. W. Norton & Company. $26.95.

Combat experiences are like Tolstoy’s unhappy families: no two are alike, which may be why they often make for great novels, as Tolstoy also knew. The cause need not even be noble, since a hopeless situation and senseless violence can actually fortify a work of fiction. Certainly that is the case with António Lobo Antunes’s “Land at the End of the World,” set in Angola in the early 1970s, as Portugal’s ludicrous effort to preserve its African empire was meandering to an inglorious end.

The unnamed narrator is a young doctor wrenched from a comfortable life in Lisbon and forced to spend 27 months on the front lines treating his hapless fellow soldiers. He resents that they have been made “agents of a provincial form of fascism that was corroding and eating away at itself with the slow acid of its own sad, parochial stupidity.” But mostly he is sickened by the mutilated bodies delivered to his care, and fearful the same may happen to him. Though there are flashes of humor, almost always mordant, this is not “M*A*S*H” but something far darker and more absurd.

“The Land at the End of the World,” newly translated by Margaret Jull Costa, was originally published in 1979, four years after Portugal’s withdrawal from Africa and the final collapse of America’s intervention in Vietnam. At that time it was interpreted as a comment on the inherent futility of those recent Western adventures in the third world. But read at more than 30 years’ remove from those events much of this account of what Mr. Lobo Antunes’s narrator calls a “painful apprenticeship in dying” would no doubt make sense to survivors of the Iraq and Afghanistan wars.

“What have they done to us,” the narrator asks in one of his typically long and torrential sentences, “sitting here waiting in this landlocked place, imprisoned by three rows of barbed wire in a land that doesn’t belong to us, dying of malaria and bullets, whose whistling trajectory sounds like a nylon thread vibrating, fed by unreliable supply lines whose arrival or not is dependent on frequent accidents en route, on ambushes and land mines, fighting an invisible enemy, fighting the endless days that never pass, fighting homesickness, indignation, and remorse, fighting the dark nights as thick and opaque as a mourning veil.”

Back home in Lisbon, his marriage yet another casualty of the war, the traumatized doctor finds no solace. “Rootless, I float between two continents, both of which spurn me,” he says. “I have no place anywhere, I went too far away for too long to ever belong here again, to these autumns of rain and Sunday Masses, these long winters as dull as blown light bulbs.”

Even sex cannot provide relief, or a distraction, since he is capable only of collecting women “the way you might find odd bits of change in the pocket of a winter coat.” The narrator’s story unfolds over the course of a long, drunken night in which he successfully, but only half-heartedly, seduces a woman he has just met in a bar, who has the “aseptic, competent dandruff-free air of an executive secretary.” He knows this erotic escapade will end like all his others: with “the damp defeat of two exhausted bodies on the mattress” after an act of coitus that has all “the limp joy of two strands of spaghetti entwining.”

Like Anton Chekhov, William Carlos Williams and Moacyr Scliar, Mr. Lobo Antunes belongs to that select group of writers who are also doctors — a psychiatrist, to be more precise, who himself served in a field hospital in Angola. But the novelist-doctor he probably most resembles is Louis-Ferdinand Céline, whose “Journey to the End of the Night” is also a grotesque reflection on the horror of war and the failure of European imperialism in Africa. Mr. Lobo Antunes has even told of how, as a teenager, he experienced such “bedazzlement” from reading Céline’s “Death on the Installment Plan” that he wrote a letter to that misanthropic Frenchman, who, to his credit, responded with, he recalled, “immense tenderness.”

The original version of Mr. Lobo Antunes’s novel had a suitably Céline-like scatological title, which refers to the anatomy of Judas and is a common Portuguese-language slang expression meaning something like “the back of beyond.” Ms. Jull Costa has had to find a less pungent substitute, as did an earlier translation, published in 1983, that was called “South of Nowhere.” But once the story begins, her rendering of the novelist’s language and style is simply splendid. He has created a memorably unhinged narrator, and she manages to capture, perfectly and faithfully, the bitter, hallucinatory and increasingly desperate tone of his monologue.

Perhaps because of his training as a psychiatrist, Mr. Lobo Antunes is also an unusually observant writer, which in turn seems to have bestowed on him a particular gift for coining unusual but apt similes. Rain clouds in the tropics are “as heavy as udders,” an exhausted soldier slings his rifle “over his shoulder as if it were a useless fishing rod,” a skinny schoolmarm in a bereft colonial outpost has “collarbones as prominent as Brezhnev’s eyebrows,” and basic training finds the narrator “side by side with a fat recruit as wobbly as a crème caramel on a plate.”

Ms. Jull Costa begins her introduction to the novel by noting that Mr. Lobo Antunes is “generally considered to be Portugal’s greatest living writer.” She was writing a few weeks after the death last year of the Nobel laureate José Saramago, whose work she also has translated, but even during Saramago’s lifetime many readers and critics preferred Mr. Lobo Antunes, who certainly is the more subtle and sardonic of the two. Where the doctrinaire Saramago saw simple blacks and whites (communism and atheism good, fascism and Catholicism bad), Mr. Lobo Antunes is an equal-opportunity skeptic, firing darts at all kinds of targets, including his narrator.

Since the publication of “The Land at the End of the World” Mr. Lobo Antunes, now 68, has gone on to write more than a score of other novels and win many literary prizes. Often, as in “The Inquisitors’ Manual” and “The Return of the Caravels,” his subject has again been Portugal’s troubled history, in particular the scars left by colonialism. But it was “The Land at the End of the World” that first enabled him to open that floodgate, and, as this fine translation shows, it continues to stack up against the best of his later, more mature and experimental work.

A version of this review appeared in print on June 30, 2011, on page C4 of the New York edition with the headline: On a Fool’s Mission in a Dying Colonial World.

Excerpt: ‘The Land at the End of the World’ (Google Books)

quinta-feira, 30 de junho de 2011

Relações internacionais e política externa do Brasil: livro Paulo Roberto de Almeida

Novo livro em fase de finalização:

Paulo Roberto de Almeida
Relações internacionais e política externa do Brasil:
a diplomacia brasileira no contexto da globalização

(Rio de Janeiro: Editora LTC, 2011, 438 p.)
Sumário:

Apresentação
Na diplomacia, entre a história e as ciências humanas
Avanços metodológicos, diversidade analítica, produção em alta
Consolidação da produção, redes em crescimento, profissionalização

Parte I: Metodologia das relações internacionais

1. Introdução ao estudo das relações internacionais do Brasil
1.1. O tema
1.2. Os conceitos
1.3. Os métodos
1.4. As fontes
1.5. Periodização temática

2. Historiografia brasileira de relações internacionais
2.1. Relações internacionais do Brasil: da diplomacia à academia
2.2. Pandiá Calógeras: o Clausewitz da política externa
2.3. Hélio Vianna: as elites bem comportadas
2.4. Delgado de Carvalho: o fatual de qualidade
2.5. A reorientação dos estudos de relações internacionais
2.6. Cervo e Bueno: o ideal desenvolvimentista
2.7. José Honório Rodrigues: a recuperação da história diplomática
2.8. Novas etapas: da academia de volta à diplomacia?
2.9. Produção recente: acadêmicos e diplomatas em constante diálogo

Parte II: O Brasil no contexto da economia global

3. Diplomacia comercial: de Bretton Woods e Havana aos impasses da OMC
31. A reconstrução econômica do pós-guerra: entre protecionismo e liberalismo
3.2. De Bretton Woods a Havana
3.3. OIC: a primeira organização para o comércio mundial
3.4. O GATT e as rodadas de negociações tarifárias
3.5. Comércio desigual: os países em desenvolvimento
3.6. A Rodada Uruguai: os novos temas e a agricultura
3.7. O surgimento de uma nova organização para o comércio: a OMC
3.8. Uma nova configuração para o comércio internacional
3.9. A Organização Mundial do Comércio: a última das três irmãs
3.10. A OMC: mais democrática que as instituições de Bretton Woods?
3.11. A longa agonia da Rodada Doha: a OMC em crise institucional?
3.12. O fim de Bretton Woods?: um sistema aparentemente mais justo

4. Os acordos regionais e o sistema multilateral de comércio
4.1. História: blocos políticos, regionalismo, integração econômica
4.2. Evolução da integração econômica: um itinerário com altos e baixos
4.3. O regionalismo: fenômeno político, processo econômico
4.4. Tendências da integração regional: suposições em tons de cinza
4.5. Perigos do regionalismo comercial: o minilateralismo como ameaça
4.6. Protecionismo na prática: industrialização à la List
4.7. O minilateralismo entra em cena: regionalização e globalização
4.8. Minilateralismo regional: estratégias de liberalização comercial
4.9. O futuro do minilateralismo: uma agenda em aberto

5. Diplomacia financeira: o Brasil e o FMI, de 1944 a 2011
5.1. Os dois conceitos de Bretton Woods: instituições e políticas
5.2. O sistema monetário internacional desde a conferência de Bretton Woods
5.3. A crise do sistema monetário internacional e o “não-sistema” pós-1973
5.4. Condicionalidades econômicas e soberania: o modelo de Bretton Woods
5.5. O “modelo de Bretton Woods” e a arquitetura financeira internacional
5.6. O Brasil em Bretton Woods: sem a dimensão do desenvolvimento
5.7. O FMI em sua primeira fase: inconsistências sistêmicas
5.8. Juscelino Kubitschek dá inicio à demonização do FMI
5.9. O regime militar e o FMI: boas relações, sem dependência
5.10. O Brasil redemocratizado e o FMI: más relações, com dependência
5.11. Encontros e desencontros dos anos 1990: o FMI e as crises financeiras
5.12. Outubro-dezembro de 1998: o Brasil volta ao FMI
5.13. Crise argentina e efeito Lula: o Brasil torna-se o maior cliente do FMI
5.14. O Brasil enfrenta as crises financeiras do novo milênio
Anexos: Acordos e relações do Brasil com o FMI, 1944-2011
Quadro 1: Brasil: histórico do relacionamento com o FMI, 1944-2011
Quadro 2: Brasil: acordos formais estabelecidos com o FMI, 1958-2010

6. As crises financeiras internacionais e o Brasil, desde 1928
6.1. Questões sistêmicas relativas às crises financeiras
6.2. A “mãe” de todas crises financeiras: 1928-1939
6.3. A crise de Bretton Woods e seus efeitos sistêmicos: 1965-19754
6.4. O centro adoece, a periferia entra em colapso: 1979-1989
6.5. Globalização financeira, desequilíbrios cambiais: 1994-2002
6.6. O centro tropeça, os emergentes deslancham: 2005-2011
6.7. Elementos comuns às crises financeiras nas economias de mercado
6.8. O debate político sobre os requerimentos da estabilidade financeira
6.9. O Brasil e a globalização financeira
Apêndice: Esquema estilizado das crises financeiras internacionais, 1928-2011

Parte III: A ordem global e a política externa do Brasil

7. A ordem política e econômica mundial do início do século 21
7.1. A ordem política mundial: novos problemas, velhas soluções?
7.1.1. Segurança estratégica
7.1.2. Relações entre as grandes potências
7.1.3. Conflitos regionais
7.1.4. Cooperação política e militar nos hot-spots
7.2. A ordem econômica mundial: velhos problemas, novas soluções?
7.2.1. Regulação cooperativa das relações econômicas internacionais
7.2.2. Assimetrias de desenvolvimento
7.2.3. Cooperação multilateral e Objetivos do Milênio
7.3. A ordem política e econômica mundial e a diplomacia brasileira
7.3.1. Crescimento econômico
7.3.2. Investimentos
7.3.3. Acesso a mercados
7.3.4. Integração regional
7.3.5. Recursos energéticos
7.3.6. Segurança e estabilidade

8. A diplomacia brasileira no contexto da governança global
8.1. A governança global em transição
8.2. O Brasil no contexto da governança formal
8.2.1. Segurança e estabilidade
8.2.2. Funcionamento da economia mundial
8.2.3. Cooperação política em favor do desenvolvimento
8.2.4. Instrumentos regionais de cooperação e de integração
8.3. A construção de uma governança alternativa
8.4. Possibilidades de reorganização institucional

9. A sociologia institucional do multilateralismo brasileiro (1815-2011)
9.1. A diplomacia econômica do Brasil no contexto mundial
9.2. As relações internacionais do ponto de vista da diplomacia econômica
9.3. Relações econômicas internacionais do Brasil em perspectiva histórica
9.4. As novas bases da diplomacia econômica multilateral
9.5. O Brasil no sistema econômico internacional; rupturas e continuidades
9.6. Acordos multilaterais e instituições internacionais de 1815 a 2011
9.7. Perfil institucional do multilateralismo econômico do Brasil, 1856-2011
9.8. As relações econômicas internacionais do Brasil na era da globalização

Bibliografia de relações internacionais e de política externa do Brasil
Biobibliografia do Autor

Editora LTC - Grupo GEN
Web page: www.grupogen.com.br

PROVÁVEL LANÇAMENTO: SETEMBRO 2011

quarta-feira, 29 de junho de 2011

Interrompemos o serviço para... escrever

Não, não sou o Fernando:
Mas também sou uma Pessoa.

Mas, não precisaria ser.
Para escrever, basta ter uma boa ideia, algum talento, e tempo para escrever.
Sim, não precisa ser numa máquina de escrever, mas fica tão mais simpático:
Bem, apenas para comunicar aos gentis visitantes, navegantes de passagem, leitores habituais, curiosos ocasionais, amigos e inimigos (devo ter, vários), que vou dar um pouco de paz a vocês, pois preciso, urgentemente, retirar-me do mundo para escrever um pouco.
Não o grande romance sobre o grande herói da Primeira Guerra Mundial, o ás da aviação, mas um pequeno artigo (digamos 15 páginas) e um livro médio (digamos 100 páginas) sobre um tema habitual em minhas leituras e pesquisas. Depois eu digo o que é.
Por enquanto fiquem em paz, e tirem férias de mim, do Fernando, do Pessoa (e outras pessoas do Fernando), mas façam companhia ao Snoopy que ele merece.
O cão é o mais fiel amigo do homem.
O computador é o meu mais fiel amigo...
Paulo Roberto de Almeida

A tragédia grega e a comédia brasileira - Carlos Pio

A tragédia grega e a comédia brasileira
Carlos Pio
Professor de Economia Política Internacional, UnB
http://carlospio.wordpress.com

Temos assistido, atônitos, o desenrolar de mais uma crise financeira. A Grécia é a bola da vez. Apesar do novo protagonista, o enredo da tragédia é o mesmo das crises anteriores: sistema financeiro globalizado, bancos privados internacionais emprestando muito a governos fiscalmente irresponsáveis, governantes que preferem gastar mais a promover reformas condizentes com os novos tempos, sistemas políticos engessados pela força dos grupos de interesse que representam setores privilegiados das respectivas sociedades.

Mais particularmente, quais são os problemas da Grécia? Primeiro, uma dívida externa superior ao tamanho da economia nacional (€ 340bi, ou o equivalente à metade do PIB do Brasil). Segundo, um estado ineficiente, inchado e gastador. Terceiro, um conjunto de regras econômicas, políticas, sociais e culturais que emperram a produtividade das firmas, desestimulam as pessoas a trabalhar mais e de forma inovadora, impõem custos produtivos elevados, incertezas jurídicas e ineficiências generalizadas. Quarto, a impossibilidade de desvalorizar o câmbio uma vez que integra uma união monetária (a zona do Euro). Desde que acompanhada de medidas voltadas para minimizar seus efeitos inflacionários, a desvalorização é uma das medidas mais eficazes para reequilibrar as transações financeiras entre residentes e estrangeiros – porque ajusta automaticamente os custos e os preços domésticos aos internacionais –, possibilitando gerar e economizar divisas e, assim, pagar a dívida externa.

Qual a solução? A maneira mais eficiente de equacionar tais problemas envolve: reestruturar o estado, promovendo o enxugamento dos desperdícios, a prevalência do mérito na administração pública e profundos cortes orçamentários (de preferência poupando apenas os que beneficiam os cidadãos mais pobres ou vulneráveis); reformar as instituições que inibem os ganhos de produtividade – essenciais à prosperidade das pessoas e empresas; eliminar privilégios concedidos a empresas, setores econômicos e grupos da sociedade (como os funcionários públicos) os quais impõem custos elevados a outros grupos – consumidores (famílias e firmas) e contribuintes, por exemplo.

Mas tudo isso é duro demais, tanto para os grupos privilegiados – que não querem largar o tacho – quanto para os governantes, que nestes se apoiam para obter votos, recursos de campanha e emprego, quando abandonam a política. Sinal disso são as marchas diárias de grupos de comunistas e sindicalistas bem-vestidos e alimentados que enfrentam a polícia nas ruas para protestar contra o austero pacote negociado pelo governo com os credores da dívida externa grega. Há razões de sobra para duvidar de que o governo atual – ou qualquer outro – encontre apoio social ou parlamentar para enfrentar a ida dos que não querem os ajustes às instituições do capitalismo na pátria do teatro, da filosofia, das artes plásticas, da mitologia, e de tantas coisas mais.

Por ironia do destino, no mesmo momento em que hordas acampavam à frente do Parlamento grego, em Washington o representante do Brasil declarava apoio a Christine Lagarde, ministra das finanças da França, na disputa pela diretoria-geral do FMI – um dos fiadores dos pacotes de socorro à Grécia. Foi, de fato, mera coincidência, mas uma daquelas cheias de significado. Explico.

Lagarde disputava o cargo com o presidente do Banco Central do México, Agustín Carstens. E o mexicano representava três coisas muito diferentes: uma alternativa latino-americana à dominação europeia no Fundo, justamente quando ele tem que equacionar um problema gigantesco no Velho Continente; uma opção vinda de um país que sofreu mais de uma crise financeira como a que ora afeta a República Helênica; a escolha de um dirigente cujo país realizou diversas reformas econômicas e financeiras nas últimas duas décadas, abriu-se para o mundo e ganhou respeito e mercados ao fazer justamente aquilo que todos, especialmente o FMI, precisará exigir dos gregos – governo, sociedade e empresas.

Mas Guido Mantega preferiu jogar no lixo o discurso (fácil) contra a predominância dos governos de países ricos nos organismos financeiros internacionais, em especial o FMI, a apoiar alguém que tinha todas aquelas qualidades. Ficou com Lagarde para não dar o gostinho da vitória ao liberalismo mexicano. O descompasso de Mantega na política internacional tem uma lógica: procura sonegar, dos brasileiros, tanto o reconhecimento de que o nosso passado grego nacional-desenvolvimentista foi um fracasso retumbante, quanto o árduo aprendizado de que é fundamental reformar as instituições e as mentalidades (política, econômica e empresarial) prevalecentes com vista a promover a eficiência e a prosperidade, como simbolizava o mexicano Carstens.

Diante da tragédia grega, a comédia do governo brasileiro.
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Carlos Pio
Professor of International Political Economy, Universidade de Brasília
http://carlospio.wordpress.com/
http://groups.yahoo.com/group/economiapolitica_brasil/
www.shelfari.com/carlospio

Recomendacao de Leitura: As Naus, Antonio Lobo Antunes

Um livro que traz de volta, da era dos descobrimentos, Diogo Cão, Vasco da Gama, Pedro Álvares Cabral, Luís de Camões e outros personagens da história, para passear na Lisboa dos anos 1970, ou melhor, na Lixboa, transformados em pessoas comuns, com seus vícios e fraquezas, mostrando-os como jogadores de cartas, beberrões, mentirosos, aproveitadores, enfim, humanos.

António Lobo Antunes:
As Naus
Rio de Janeiro: Alfaguara, 2011

terça-feira, 28 de junho de 2011

Idiotas por mapas: confesso que sou um...

Sempre uma boa companhia...

De: AMIGOS DO PATRIMÔNIO CULTURAL
Data: 26 de junho de 2011 19:44
Assunto: [LIIB - Icomos/Brasil] A mina dos mapas - material cartográfico revela imaginário colonial português.

A mina dos mapas
Material cartográfico revela imaginário colonial português
Márcio Ferrari
Edição Impressa 183 - Maio de 2011

© Divulgação
Visão do Brasil que revela a exploração
Um precioso material cartográfico vem ganhando visibilidade irrestrita graças ao trabalho do grupo de pesquisadores da Universidade de São Paulo (USP) responsável pela construção da Biblioteca Digital de Cartografia Histórica. O acesso on-line é livre. [NOTA PRA: Não, não é!] Fruto de um conceito desenvolvido pelo Laboratório de Estudos de Cartografia Histórica (Lech), o site não só oferece a apreciação de um acervo de mapas raros impressos entre os séculos XVI e XIX, mas também torna possível uma série de referências cruzadas, comparações e chaves interpretativas com a pluralidade e a rapidez da internet. Afinal, “um mapa sozinho não faz verão”, como diz uma das coordenadoras do projeto, Iris Kantor, professora do Departamento de História da USP. O conjunto revela muito mais do que informações geográficas. Permite também perceber a elaboração de um imaginário ao longo do tempo, revelado por visões do Brasil concebidas fora do país. O trabalho se inseriu num grande projeto temático, denominado Dimensões do Império português e coordenado pela professora Laura de Mello e Souza, que teve apoio da Fapesp.

Até agora o acervo teve duas fontes principais. A primeira foi o conjunto de anotações realizadas ao longo de 60 anos pelo almirante Max Justo Lopes, um dos principais especialistas em cartografia do Brasil. A segunda foi a coleção particular do Banco Santos, recolhida à guarda do Estado durante o processo de intervenção no patrimônio do banqueiro Edemar Cid Ferreira, em 2005. Uma decisão judicial transferiu a custódia dos mapas ao Instituto de Estudos Brasileiros (IEB) da USP – iniciativa louvável, uma vez que esse acervo, segundo Iris Kantor, “estava guardado em condições muito precárias num galpão, sem nenhuma preocupação de acondicionamento adequado”. Foram recolhidos cerca de 300 mapas. Sabe-se que o número total da coleção original era muito maior, mas ignora-se onde se encontram os demais.

O primeiro passo foi recuperar e restaurar os itens recolhidos. Eles chegaram à USP “totalmente nus”, sendo necessário todo o trabalho de identificação, datação, atribuição de autoria etc. Durante os anos de 2007 e 2008, o Laboratório de Reprodução Digital do IEB pesquisou, adquiriu e utilizou a tecnologia adequada para reproduzir em alta resolução o acervo de mapas. Foram necessárias várias tentativas até se atingir a precisão de traços e cores desejada. Em seguida, o Centro de Informática do campus da USP em São Carlos (Cisc/USP) desenvolveu um software específico, tornando possível construir uma base de dados capaz de interagir com o catálogo geral da biblioteca da USP (Dedalus), assim como colher e transferir dados de outras bases disponíveis na internet. Uma das fontes inspiradoras dos pesquisadores foi o site do colecionador e artista gráfico inglês David Rumsey, que abriga 17 mil mapas. Outra foi a pioneira Biblioteca Virtual da Cartografia Histórica, da Biblioteca Nacional, que reúne 22 mil documentos digitalizados. Futuramente, o acervo cartográfico da USP deverá integrar a Biblioteca Digital de Cartografia Histórica. Foi dada prioridade aos mapas do Banco Santos porque eles não pertencem à universidade, podendo a qualquer momento ser requisitados judicialmente para quitar dívidas.

Hoje estão disponíveis na Biblioteca Digital “informações cartobibliográficas, biográficas, dados de natureza técnica e editorial, assim como verbetes explicativos que procuram contextualizar o processo de produção, circulação e apropriação das imagens cartográficas”. “Não existe mapa ingênuo”, diz Iris Kantor, indicando a necessidade dessa reunião de informações para o entendimento do que está oculto sob a superfície dos contornos geográficos e da toponímia. “O pressuposto do historiador é que todos os mapas mentem; a manipulação é um dado importante a qualquer peça cartográfica.”

Fizeram parte dessa manipulação os interesses geopolíticos e comerciais da época determinada e daqueles que produziram ou encomendaram o mapa. O historiador Paulo Miceli, da Universidade Estadual de Campinas (Unicamp), que no início da década passada havia sido chamado pelo Banco Santos para dar consultoria sobre a organização do acervo, lembra que o primeiro registro cartográfico daquilo que hoje se chama Brasil foi um mapa do navegador espanhol Juan de la Cosa (1460-1510), datado de 1506, que mostra “a linha demarcatória do Tratado de Tordesilhas, a África muito bem desenhada e, à sua esquerda, um triângulo bem pequeno para indicar a América do Sul”. “O Brasil foi surgindo de uma espécie de nevoeiro de documentos, condicionado, entre outras coisas, pelo rigor da coroa portuguesa sobre o trabalho dos cartógrafos, que estavam sujeitos até a pena de morte.” Essa “aparição” gradual do Brasil no esquema geopolítico imperial é o tema da tese de livre-docência de Miceli, intitulada, apropriadamente, de O desenho do Brasil no mapa do mundo, que sairá em livro ainda este ano pela editora da Unicamp. O título se refere ao Theatrum orbis terrarum (Teatro do mundo), do geógrafo flamengo Abraham Ortelius (1527-1598), considerado o primeiro atlas moderno.

Navegadores - Ao contrário do que se pode imaginar, os mapas antigos não tinham a função principal, e prática, de orientar exploradores e navegadores. Estes, até o século XIX, se valiam de roteiros escritos, as “cartas de marear”, registrados em “pergaminhos sem beleza nem ambiguidade, perfurados por compassos e outros instrumentos, e que viraram invólucros de pastas de documentos em acervos cartográficos”, segundo Miceli. “Os mapas eram objetos de ostentação e prestígio, com valor de fruição e ornamentação, para nobres e eruditos”, diz Iris Kantor. “Um dos tesouros do Vaticano era sua coleção cartográfica.” Já os roteiros de navegação eram apenas manuscritos e não impressos, processo que dava aos mapas status de documentos privilegiados. As chapas originais de metal, com as alterações ao longo do tempo, duravam até 200 anos, sempre nas mãos de “famílias” de cartógrafos, editores e livreiros. Às vezes essas famílias eram mesmo grupos consanguíneos com funções hereditárias, outras vezes eram ateliês altamente especializados. Os artistas, com experiência acumulada ao longo de décadas, não viajavam e recolhiam suas informações de “navegadores muitas vezes analfabetos”, segundo Miceli. Para dar uma ideia do prestígio atribuído à cartografia, ele lembra que o Atlas maior, do holandês Willem Blaue (1571-1638), pintado com tinta de ouro, foi considerado o livro mais caro do Renascimento.

Um dos critérios de busca da Biblioteca Digital de Cartografia Histórica é justamente por “escolas” de cartógrafos, entre elas a flamenga, a francesa e a veneziana – sempre lembrando que o saber fundamental veio dos navegadores e cosmógrafos portugueses. Iris Kantor considera que elas se interpenetram e planeja, futuramente, substituir a palavra “escola” por “estilo”. Também está nos planos da equipe reconstituir a genealogia da produção de mapas ao longo do período coberto. No estudo desses documentos se inclui a identificação daqueles que contêm erros voluntários como parte de um esforço de contrainformação, chamado por Miceli de “adulteração patriótica”. Como os mapas que falsificam a localização de recursos naturais, como rios, para favorecer portugueses ou espanhóis na divisão do Tratado de Tordesilhas.

Uma evidência da função quase propagandística da cartografia está no mapa Brasil, de 1565, produzido pela escola veneziana, que ilustra a abertura desta reportagem. Nele não se destaca exatamente a precisão geográfica. “A toponímia não é muito intensa, embora toda a costa já estivesse nomeada nessa época”, diz Iris Kantor. “É uma obra voltada para o público leigo, talvez mais para os comerciantes, como indicam os barquinhos com os brasões das coroas da França e de Portugal. Vemos o comércio do pau-brasil, ainda sem identificação da soberania política. Parece uma região de franco acesso. A representação dos indígenas e seu contato com o estrangeiro transmite cordialidade e reciprocidade.”

“No fundo, os mapas servem como representação de nós mesmos”, prossegue a professora da USP. “Pelo estudo da cartografia brasileira pós-independência, por exemplo, chama a atenção nossa visão de identidade nacional baseada numa cultura geográfica romântica, liberal e naturalista, que representa o país como um contínuo geográfico entre a Amazônia e o Prata. No mesmo período, a ideia do povo não era tão homogênea. Não é por acaso que os homens que fizeram a independência e constituíram o arcabouço legal do país fossem ligados às ciências naturais, à cartografia etc. A questão geográfica foi imperativa na criação da identidade nacional.”

Um exemplo bem diferente de utilização de recursos digitais na pesquisa com mapas está em andamento na Unicamp, derivado do projeto Trabalhadores no Brasil: identidades, direitos e política, coordenado pela professora Silvia Hunold Lara e apoiado pela Fapesp. Trata-se do estudo Mapas temáticos de Santana e Bexiga, sobre o cotidiano dos trabalhadores urbanos entre 1870 e 1930. Segundo a professora, pode-se reconstituir o cotidiano dos moradores dos bairros, “não dissociados de seu modo de trabalho e de suas reivindicações por direitos”.

Alias, somos todos idiotas: sustentando capitalistas estrangeiros...

O BNDES é um banco nacional, certo?
De Desenvolvimento, certo?
Econômico, cela va sans dire...
E, sobretudo, social, nem é preciso acrescentar.

Então, por que um banco desses tem de dar dinheiro para um negócio que não vai desenvolver o país (ou seja, o tal de nacional), não vai acrescentar nada no plano econômico (além de concentrar o mercado, diminuir a competição, ou seja, atuar contra as regras da boa economia) e, sobretudo, atuar num sentido anti-social, ao dar dinheiro para quem já é rico?
Confesso que não compreendo.
Ou será que o governo pensa que somos todos idiotas e não compreendemos o alto sentido nacional, desenvolvimentista e social deste magnífico empreendimento que foi a compra do Pão de Açúcar pelo Carrefour, financiada por um empréstimo generoso do BNDES?

Ver, por exemplo, esta notícia:
Diniz busca R$ 3,9 bi no BNDES para megafusão com Carrefour

Mas este economista compreende, por isso vale ler o que segue abaixo:

É hora de repensar o BNDES
Rodrigo Constantino
O Globo, 28/06/2011

Quando o BNDE (ainda sem o S de Social) foi criado em 1952, pelo segundo governo Vargas, argumentava-se que havia grande escassez de capital para financiamento de longo prazo no país. Mas será que esta ainda é a realidade do Brasil? Se não for, por que deve ser função do governo atuar como banqueiro? Esta questão merece maior reflexão.
A intermediação financeira é fundamental para o bom funcionamento da economia. Será que ela pode ser feita de forma mais eficiente pelo governo do que pelo mercado? Existem pelo menos dois importantes pontos contrários ao governo: a utilização de recursos da “viúva”, afrouxando o escrutínio sobre os riscos; e a presença de interesses político-eleitoreiros. Enquanto empresários precisam pensar na sobrevivência de sua empresa num futuro distante, políticos costumam pensar nas próximas eleições.
Não obstante, o Brasil tem sido refém de uma enorme presença do governo no setor financeiro. A mentalidade dirigista, de que cabe ao Estado fomentar o crescimento econômico do país, está por trás disto. O inchaço do BNDES é reflexo desta crença. O banco ficou razoavelmente blindado contra o “desenvolvimentismo” no começo. Mas não resistiu e sucumbiu à pressão ideológica.
Roberto Campos, que presidiu o banco, chegou a lamentar: “Graças ao recrutamento por concurso público, o BNDE manteve uma saudável tradição meritocrática, com nível técnico bastante satisfatório. Não escapou, naturalmente, ao vício do burocratismo e complacência com a irrupção do nacional-estatismo”. Na década de 1980, por exemplo, o banco aderiu à defesa das “reservas de mercado”, como a política de informática que lançou o país no atraso tecnológico. Na gestão do PT este viés ideológico voltou com força total.
Mesmo se o BNDES conseguisse manter um quadro de bons tecnocratas, ainda assim seria complicado evitar a contaminação política em suas operações. A pressão vem de cima. E quando política se mistura com economia, boa coisa não sai. O critério de empréstimos sofrerá a influência ideológica. Ou há alguma justificativa econômica para tantos bilhões injetados no grupo JBS? Ao que tudo indica, o governo quer criar uma “Boibrás”, custe o que custar.
O Japão é um bom estudo de casos, já que a interferência estatal no setor financeiro foi enorme. O resultado é conhecido: um abacaxi que já leva duas décadas para ser digerido, com nefastas seqüelas para a economia do país. A alocação eficiente de recursos exige um ambiente de livre concorrência de empresas privadas em busca do lucro. Quando esse quadro é substituído pelas decisões políticas de poucos poderosos, raramente será possível evitar uma catástrofe. A União Soviética foi um caso extremo, mas a recente crise imobiliária americana também teve ligação com esta forte presença estatal no setor.
A corrupção é outro risco grave. Quando é o governo que controla o carimbo dos empréstimos, há um incentivo perverso para a captura dos políticos pelos grandes empresários. Mais de 70% dos desembolsos subsidiados do BNDES têm como destino justamente as grandes empresas. Desde 2006 os desembolsos cresceram 34% ao ano. Em 2010 foram quase R$ 170 bilhões. Uma bolsa-empresário e tanto!
Além disso, o banco possui, por meio do BNDESPAR, participações bilionárias em diversas grandes empresas. Por que o governo deve ser sócio de tantas empresas, quando há disponibilidade de capital no mundo? Várias empresas têm aberto ou aumentado capital em bolsa nos últimos anos, aproveitando a farta liquidez dos mercados. Nos últimos cinco anos foram quase R$ 250 bilhões em emissões de ações. Simplesmente não há uma boa justificativa para um banco estatal ter uma carteira de ações tão grande.
Os três principais bancos estatais fecharam 2010 com ativos na casa dos R$ 1,7 trilhão, montante similar ao dos três maiores bancos privados. O governo é o maior banqueiro do país! No “Manifesto Comunista”, não custa lembrar, Marx colocou como uma das metas fundamentais de seu programa a “centralização do crédito nas mãos do Estado”.
O setor financeiro é importante demais para ser dominado pelo governo. O crescimento econômico sustentável não é fruto da caneta milagrosa do Estado, mas de uma ampla liberdade econômica que permite alocações eficientes dos recursos. O nosso “capitalismo de estado” tem servido para concentrar renda e beneficiar grandes empresários próximos ao poder, além de canalizar recursos com viés ideológico.
O BNDES é o grande elo desta ligação entre governo e grandes empresários. Está na hora de repensar seu papel econômico.

Uma aposta contra o supremo idiota: eu dobraria a aposta...

Busquem dois posts abaixo, o post do idiota supremo, este aqui:

O mundo e os idiotas, ou um idiota do tamanho do mundo...

Agora tenho o prazer de postar uma aposta contra ele. Confesso que não tive paciência, nem tempo de preparar uma resposta, mas eu me ofereceria para pagar em dobro ao idiota supremo se ele conseguisse vencer o desafio do Diogo Costa.
Fica aqui, ampliada a aposta...
Paulo Roberto de Almeida

Capitalismo Terminal? Uma aposta para Leonardo Boff
por Diogo Costa
Ordem Livre, 27 de Junho de 2011

Quero desafiar Leonardo Boff para uma aposta.

Em artigo recente, Leonardo Boff declara que “a crise atual do capitalismo é mais que conjuntural e estrutural. É terminal”

Boff lista dois motivos para sustentar tese, mas acaba oferecendo três explicações:

1. O uso dos recursos naturais chegou ao ponto de exaustão: “Ocupamos, depredando, todo o planeta, desfazendo seu sutil equilíbrio e exaurindo excessivamente seus bens e serviços a ponto de ele não conseguir, sozinho, repor o que lhes foi sequestrado”.

2. A tecnologia tornou o trabalho humano dispensável. Os níveis de desemprego atuais não abaixarão porque as pessoas não conseguirão ser mais produtivas do que as máquinas: “Milhões nunca mais vão ingressar no mundo do trabalho, sequer no exército de reserva”.

3. Os novos descontentes atingem um nível consciência social não visto no passado. Conforme exigências do mercado aumentaram a formação educacional dos trabalhadores, aumentou-se também sua capacidade de pensar criticamente: “Ao agravar-se a crise, crescerão as multidões, pelo mundo afora, que não aguentam mais as consequências da super-exploracão de suas vidas e da vida da Terra”.

Eu discordo das previsões de Leonardo Boff. Acho que sua análise combina wishful thinking socialista com incompreensão de teoria econômica e dos eventos correntes.

Sobre 1, entendo que recursos naturais são produto da inventividade humana, e não apenas um dado da natureza. O petróleo não era um recurso para os maias, mas passou a ser para os mexicanos. Fatores naturais pouco ou nada utilizados por uma geração acabam se tornando recursos para gerações futuras. Não há motivos para vermos nossa geração como exceção ao funcionamento da história tecnológica da humanidade. Se a produção de energia a partir de recursos fósseis se tornar excessivamente custosa no futuro, seu uso se reduzirá e novas tecnologias de energia serão desenvolvidas. Hoje utilizamos os recursos naturais de forma mais eficiente do que gerações passadas e continuaremos o percurso.

Sobre 2, Boff enxerga a tecnologia como o carrasco econômico que empobrece o proletário. A história econômica discorda. Apesar do reajuste do trabalho, a tecnologia melhora as condições dos trabalhadores de forma geral. Por causa da tecnologia, os trabalhadores do século XXI têm um nível de vida melhor do que os burgueses do século XIX. É verdade que nenhuma pessoa consegue tecer algodão mais rapidamente que uma máquia têxtil, nem montar carros com mais eficiência do que a indústria robótica. Mas as revoluções tecnológicas do passado não criaram uma massa crescente e permanente de desempregados. Em vez disso, novas profissões foram criadas. Desemprego estrutural sempre existiu no passado e vai continuar existindo no futuro. Mas a tecnologia não cria desemprego permanente e crescente. O talento e a capacidade humana sempre encontram novas formas de servir a sociedade e de aumentar o nível de vida geral.

Sobre 3, não se pode colocar todo o descontentamento político mundial na mesma categoria. Alguns grupos rebeldes são mesmo simpáticos a causa anticapitalista de Boff. Mas são os que lutam pela manutenção do status quo. Os jovens e velhos que saem às ruas de Atenas não lutam contra o sistema. Lutam pela preservação do sistema de privilégios do welfare state grego. Quem está em crise na Europa são os governos. Não foram os empreendedores que fizeram com que a Grécia acumulasse 44 mil dólares de dívida per capita com promessas e mais promessas de benefícios. Foram os políticos, com ideias de “conquistas sociais” que teriam até a aprovação do Leonardo Boff. Em contraste, os descontentes das economias fechadas do oriente médio estão mais dispostos a participar do liberalismo globalizado que os déspotas lhes negaram na prática e que Boff quer negá-los na teoria.

Em resumo, Boff entende que mais mercado levará a maior exploração e/ou desemprego das camadas menos favorecidas. Eu entendo que mais mercado levará a empregos melhores e mais bem pagos. Boff acredita na revolução do socialismo. Eu acredito no triunfo do liberalismo. Se eu estou certo, países que liberalizarem seus mercados terão mesas com mais comida, cabeças com mais conhecimento, e crianças com mais saúde. Se Boff estiver certo, ocorrerá o contrário.

Quem está certo? Felizmente, há uma forma para Leonardo Boff e eu testarmos nossa divergência. Podemos fazer uma aposta. Vamos examinar, dentro de 10 anos, o que irá ocorrer com os países que mais liberalizarem suas economias. Então saberemos se a população mais pobre estará ainda mais pobre, como prevê Boff, ou se estará mais rica, como eu prevejo.

Nossa aposta pode ser decidida da seguinte forma: indentificamos os dez países que mais liberalizarem suas economias de 2011 a 2021. Se a renda per capita dos 10% mais pobres desses países houver diminuído, eu pago 500 dólares a Leonardo Boff. Se a renda dos 10% mais pobres tiver aumentado, Leonardo Boff me paga 500 dólares.

Para medir o grau de liberalização econômica, podemos usar o Relatório de Liberdade Econômica no Mundo, publicação anual do Instituto Fraser do Canadá. Para medir a renda per capita dos 10% mais pobres, podemos usar dados do World Development Indicators do Banco Mundial.

Portanto:

Leonardo Boff, aceita meu desafio? Lanço essa aposta de boa fé. Se você de fato acredita na sua análise de que o capitalismo está em fase terminal, estou lhe oferecendo dinheiro de graça. Basta que ocorra o que você já disse que irá ocorrer para que você ganhe 500 dólares. Será até uma chance de fazer doação para uma das populações empobrecidas.

Aguardo resposta.
Diogo Costa

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PS.: Como disse antes, dobro a aposta...

E por falar em idiotas, ou idiotices, algumas sao persistentes...

Incrível como certas pessoas podem continuar com bravatas idiotas contra "multinacionais das sementes:, mesmo com tanta coisa mais importante com que se preocupar. E tem também aquela coisa de achar que a pobreza africana vai diminuir com um pouco mais de cooperação ao desenvolvimento, ou seja, despejando mais um pouco (ou um montão) de dinheiro, naquele continente, que já vem sendo inundado com recursos da cooperação internacional ao desenvolvimento, por parte de europeus, americaos, japoneses, por mais de meio século.
O Brasil entra com força no dejà vu, no more of the same.
Desejamos sucesso no empreendimento, mas a minha previsão é a de que não vai dar certo, ou seja, não vai mudar nada.
Rendez vous em cinco anos, ou quando desejar o novo DG da FAO, a quem desejamos sucesso...
Paulo Roberto de Almeida

Um brasileiro na FAO
Editorial - O Estado de S. Paulo
Terça-feira, 28/06/2011

A diplomacia brasileira conseguiu sua primeira grande vitória política em oito anos e meio, com a eleição de José Graziano da Silva, criador do Programa Fome Zero, para a direção-geral da Organização das Nações Unidas (ONU) para a Agricultura e a Alimentação (FAO). Foi uma vitória apertada - 92 votos contra 88 conferidos ao diplomata espanhol Miguel Ángel Moratinos - conseguida graças à mobilização de países em desenvolvimento. O combate à fome é prioridade oficial de várias entidades multilaterais, como o Banco Mundial (Bird) e o Fundo Monetário Internacional (FMI), empenhados em socorrer as populações mais afetadas. O Grupo dos 20 (G-20), formado pelas maiores economias do mundo, incluiu o problema dos preços e da segurança alimentar em sua agenda.

Os preços dos alimentos subiram muito e tornaram-se especialmente instáveis a partir de 2006, afetando severamente as populações de países pobres e dependentes da importação de comida. As cotações atingiram o pico em 2007 e 2008. Caíram nos dois anos seguintes - continuando acima dos níveis anteriores à grande alta - e voltaram a subir no começo de 2011. O número estimado de famintos passou de 820 milhões em 2007 para mais de 1 bilhão em 2009 e recuou depois para cerca de 900 milhões, segundo a FAO e outras entidades multilaterais. O cenário poderá piorar. Até 2019, segundo projeções recentes, os preços da maior parte dos alimentos deverão permanecer em níveis superiores aos da década anterior à crise de 2007-2008.

Graziano terá de enfrentar questões políticas e econômicas muito mais complexas que as da pobreza brasileira. Sua experiência recente como representante da FAO para a América Latina e o Caribe pode ter sido uma boa preparação para o novo posto. Isso se verá adiante.

Ao assumir o cargo, nesta segunda-feira, seu primeiro pronunciamento foi marcado por alguns velhos tiques. Ele gastou fôlego, por exemplo, criticando o controle do mercado de sementes por algumas multinacionais. O assunto pode render uma boa discussão, mas é irrelevante para a análise da situação das centenas de milhões de famintos.

Com ou sem esse "monopólio", o acesso à comida seria difícil para as populações mais pobres do mundo, porque as causas de sua miséria são de outra natureza, como a instabilidade política, as ditaduras sanguinárias - algumas muito bem tratadas pelo grande cabo eleitoral de Graziano, o ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva - e a baixa produtividade na maior parte da África e nas áreas mais pobres da Ásia e, em muito menor proporção, das Américas.

A mesma insistência em meia dúzia de temas impediu Graziano e outros petistas de perceber, durante anos, as transformações da agricultura brasileira. Num documento de 2001, ele mencionou a seguinte "constatação", como se fosse uma novidade: "O problema da fome, hoje, não é de falta de produção de alimentos, mas da falta de renda para adquiri-los". Isso poderia ser novidade para ele e para alguns companheiros, mas não para quem havia acompanhado a modernização da agropecuária brasileira. O próprio presidente Lula, ao assumir o governo, ainda falava em exportar só os "excedentes", como se houvesse escassez de alimentos. Em pouco tempo ele abandonou essa tolice. Os programas de transferência de renda e a elevação do salário real melhoraram a situação dos mais pobres, embora tenham sido insuficientes para capacitá-los a viver por seus meios.

O combate à fome nas áreas mais pobres do mundo será uma tarefa muito mais complicada, porque falta - e provavelmente ainda faltará por longo tempo - o respaldo de agriculturas nacionais produtivas e institucionalmente protegidas.

De toda forma, o governo brasileiro tem uma vitória para comemorar. A diplomacia petista foi derrotada nas eleições para a direção-geral da Organização Mundial do Comércio, para a presidência do Banco Interamericano do Desenvolvimento e para a Secretaria-Geral da Unesco, a Organização das Nações Unidas para a Educação e a Cultura, além de ter sido incapaz de mobilizar apoio latino-americano para sua pretensão de ocupar um assento permanente no Conselho de Segurança da ONU. Pode ser sinal de uma nova fase.

O mundo e os idiotas, ou um idiota do tamanho do mundo...

Como escrevi, num post recente, eu comecei a reconsiderar a questão central de um artigo escrito poucos anos atrás, no qual eu perguntava se o mundo estava abrigando um número maior de idiotas. Ou, em outros termos, eu queria saber se o número de idiotas estava crescendo, com condições de submergir nosso pequeno mundo de seres racionais num mar de irracionalidade.
Mas eu estava falando de pessoas comuns, ou seja inocentes úteis, ou mesmo inúteis, gente simples, sem muita educação e suscetível, portanto, de se deixar levar por alguns espertos, falando em nome da religião, do dinheiro (ou da cobiça por), ou seja lá o que for.
Eu agora estou pronto a reconsiderar minha pergunta, aliás deixar de perguntar, e afirmar simplesmente: sim, o mundo está cheio de idiotas, cada vez mais, e os mais idiotas não são, necessariamente, gente simples, pouco educada.
Tem idiota dos grandes, formados, diplomados, talvez até informados, mas também deformados, capazes de fazer de tudo para ver no capitalismo um sistema falido, ou como diz Leonardo Boff, uma crise final, terminal.
Não se enganem: estamos em face de um idiota terminal, estrutural, não simplesmente conjuntural; um verdadeiro idiota fractal, definitivo.
Frente a um idiota assim, eu fico praticamente sem palavras...
Paulo Roberto de Almeida

Crise terminal do capitalismo?
Blog Leonardo Boff, 22/06/2011

Tenho sustentado que a crise atual do capitalismo é mais que conjuntural e estrutural. É terminal. Chegou ao fim o gênio do capitalismo de sempre adaptar-se a qualquer circunstância. Estou consciente de que são poucos que representam esta tese. No entanto, duas razões me levam a esta interpretação.
A primeira é a seguinte: a crise é terminal porque todos nós, mas particularmente, o capitalismo, encostamos nos limites da Terra. Ocupamos, depredando, todo o planeta, desfazendo seu sutil equilíbrio e exaurindo excessivamente seus bens e serviços a ponto de ele não conseguir, sozinho, repor o que lhes foi sequestrado. Já nos meados do século XIX, Karl Marx escreveu profeticamente que a tendência do capital ia na direção de destruir as duas fontes de sua riqueza e reprodução: a natureza e o trabalho. É o que está ocorrendo.
A natureza, efetivamente, se encontra sob grave estresse, como nunca esteve antes, pelo menos no último século, abstraindo das 15 grandes dizimações que conheceu em sua história de mais de quatro bilhões de anos. Os eventos extremos verificáveis em todas as regiões e as mudanças climáticas tendendo a um crescente aquecimento global falam em favor da tese de Marx. Como o capitalismo vai se reproduzir sem a natureza? Deu com a cara num limite intransponível.
O trabalho está sendo por ele precarizado ou prescindido. Há grande desenvolvimento sem trabalho. O aparelho produtivo informatizado e robotizado produz mais e melhor, com quase nenhum trabalho. A consequência direta é o desemprego estrutural.
Milhões nunca mais vão ingressar no mundo do trabalho, sequer no exército de reserva. O trabalho, da dependência do capital, passou à prescindência. Na Espanha o desemprego atinge 20% no geral e 40% e entre os jovens. Em Portugal, 12% no pais, e 30% entre os jovens. Isso significa grave crise social, assolando neste momento a Grécia. Sacrifica-se toda uma sociedade em nome de uma economia, feita não para atender as demandas humanas mas para pagar a dívida com bancos e com o sistema financeiro. Marx tem razão: o trabalho explorado já não é mais fonte de riqueza. É a máquina.
A segunda razão está ligada à crise humanitária que o capitalismo está gerando. Antes se restringia aos países periféricos. Hoje é global e atingiu os países centrais. Não se pode resolver a questão econômica desmontando a sociedade. As vítimas, entrelaças por novas avenidas de comunicação, resistem, se rebelam e ameaçam a ordem vigente. Mais e mais pessoas, especialmente jovens, não estão aceitando a lógica perversa da economia política capitalista: a ditadura das finanças que via mercado submete os Estados aos seus interesses e o rentitentismo dos capitais especulativos que circulam de bolsas em bolsas, auferindo ganhos sem produzir absolutamente nada a não ser mais dinheiro para seus rentistas.
Mas foi o próprio sistema do capital que criou o veneno que o pode matar: ao exigir dos trabalhadores uma formação técnica cada vez mais aprimorada para estar à altura do crescimento acelerado e de maior competitividade, involuntariamente criou pessoas que pensam. Estas, lentamente, vão descobrindo a perversidade do sistema que esfola as pessoas em nome da acumulação meramente material, que se mostra sem coração ao exigir mais e mais eficiência a ponto de levar os trabalhadores ao estresse profundo, ao desespero e, não raro, ao suicídio, como ocorre em vários países e também no Brasil.
As ruas de vários países europeus e árabes, os "indignados" que enchem as praças de Espanha e da Grécia são manifestação de revolta contra o sistema político vigente a reboque do mercado e da lógica do capital. Os jovens espanhois gritam: "não é crise, é ladroagem". Os ladrões estão refestelados em Wall Street, no FMI e no Banco Central Europeu, quer dizer, são os sumo-sacerdotes do capital globalizado e explorador.
Ao agravar-se a crise, crescerão as multidões, pelo mundo afora, que não aguentam mais as consequências da super-exploracão de suas vidas e da vida da Terra e se rebelam contra este sistema econômico que faz o que bem entende e que agora agoniza, não por envelhecimento, mas por força do veneno e das contradições que criou, castigando a Mãe Terra e penalizando a vida de seus filhos e filhas.

Leonardo Boff é teólogo e escritor, autor do livro "Proteger a Terra – cuidar da vida: como evitar o fim do mundo" (Record 2010).

Arquivos (pouco) diplomaticos: tempos de chumbo...

Em geral evito o sensacionalismo e as fontes pouco confiáveis. No caso abaixo, dispenso as acusações pouco objetivas, na base do impressionismo.
Mas documentos existem e devem ser considerados no processo de reavaliação histórica.
Avante história...
Paulo Roberto de Almeida

Os arquivos da ditadura que os militares brasileiros querem ocultar
Dario Pignotti - Página/12
Carta Maior, 28/06/2011

Documentos da ditadura militar brasileira, obtidos pelo jornal Página/12, trazem detalhes inéditos dos arquivos que a presidenta Dilma Rousseff quer tornar públicos. Militares resistem à divulgação desses arquivos. Matéria publicada neste domingo no jornal argentino traz informações sobre atuação de Azeredo da Silveira, chanceler do general Geisel, que antes de assumir o Itamaraty comandou a embaixada na Argentina, onde teria sido um "pioneiro do terrorismo de Estado regionalizado". Da leitura de centenas de papéis em poder do Página/12 fica claro que os contatos eram frequentes, e grande a afinidade dos militares brasileiros com os golpistas de 1976 na Argentina. A reportagem é de Dario Pignotti.

“O ex-presidente argentino Juan Perón esteve na mira dos serviços de Inteligência brasileiros. Isso é quase um fato. Participei de reuniões com ele, se pressentia que nos vigiavam. Se abrirem os arquivos da ditadura, como quer a presidenta Dilma, surgirão mais provas disso”.

A afirmação é de João Vicente Goulart, filho do ex-presidente João Melchior Goulart, Jango, amigo do general argentino por mais de duas décadas. Transcorridos 47 anos da derrubada Jango e 38 de seus últimos encontros com Perón, provavelmente espionados por agentes brasileiros, “é hora de terminar com esse longo silêncio, ainda vivemos de costas para a história dos anos 70 devido às pressões de grupos ligados ao terrorismo de Estado”, lamenta João Vicente.

Dilma Rousseff parece compartilhar essa preocupação e, na semana passada, instruiu seus ministros, em particular a titular de Direitos Humanos, Maria do Rosário, para que convençam o Congresso a aprovar imediatamente o projeto sobre a Comissão da Verdade, contra o qual se insubordinaram os chefes das forças armadas em dezembro de 2009.

“Certo dia estava em um hotel de Madri, com papai, atendi o telefone e alguém me disse: “Quero falar com Janguito, diga que sou o general Juan Perón. Eu não podia acreditar, mas era verdade. Perón estava do outro lado da linha para convidar Jango para uma conversa na residência da Porta de Ferro. Creio que era o início de 1973”, relatou Goulart ao Página/12.

“Em uma ocasião, falou-se da possibilidade de haver um acordo. Meu pai (fazendeiro) venderia carnes no marco de um plano trienal que iria ser implementado pelo governo peronista, mas que fracassou por influências do bruxo”, apelido pelo qual era conhecido José López Rega. “Ocorreram mais reuniões com Perón, outra foi em Buenos Aires. Lembro que algumas pessoas nos diziam que os serviços de Inteligência estavam rondando por ali”.

Algo parecido ocorria com o ditador Ernesto Geisel, que se referia ao argentino como a “Múmia” e o excluiu de sua cerimônia de posse, no início de 1974, da qual participaram o chileno Augusto Pinochet, o boliviano Hugo Banzer e o uruguaio Juan María Bordaberry. Geisel iniciou um período de mudanças na política externa, conhecido como “pragmatismo responsável”, caracterizado pela abertura de relações com países do Terceiro Mundo e menor alinhamento com os Estados Unidos. Este giro não implicava o fim da estratégia de contenção do comunismo. Outra marca de sua política externa foi a intensa, e por vezes contraditória, relação com o secretário de Estado, Henry Kissinger. Nenhum chanceler teve mais sintonia com Kissinger do que Francisco Azeredo da Silveira, que esteve no cargo durante o quinquênio de Geisel.

Antes disso, Azeredo comandou a embaixada na Argentina, “onde foi um pioneiro do terrorismo de Estado regionalizado; em 1970 foi o responsável pelo sequestro em Buenos Aires e transporte ilegal ao Brasil do coronel Jefferson Cardin, um militar nacionalista e brizolista que foi meu companheiro na prisão do Rio de Janeiro”, diz Jarbas Silva Marques, prisioneiro político entre 1967 e 1977. “Jefferson Cardin me disse na prisão do Rio que Azeredo da Silveira, sendo chanceler, sabia tudo sobre a Argentina e certamente sabia dessa possível espionagem sobre Perón e mandava a embaixada colaborar com os golpistas”.

“Essa é uma história pesada, estamos falando do chefe da diplomacia brasileira entre 1974 e 1979. De uma política de Estado. Até hoje há gente querendo esconder essa história debaixo do tapete, há muita pressão. Vemos o presidente do Senado, José Sarney, fazendo lobby a favor dos militares para impedir que Dilma abra os arquivos, disse Silva Marques ao Página/12.

É impossível fazer uma reconstrução acabada de todos os movimentos da diplomacia brasileira e seus pactos com os golpistas argentinos, devido à falta de documentação suficiente. Da leitura de centenas de papéis em poder do Página/12 fica claro que os contatos eram frequentes, e grande a afinidade com aqueles que perpetrariam o golpe de 1976. A guerra suja já lançada então contra a “subversão” era aprovada.

O telegrama “secreto” enviado pela embaixada brasileira no dia 3 de setembro de 1975 dá conta de uma “longa conversa” com os “comandantes Jorge Videla e Eduardo Massera”, que expressaram seu interesse em “estimular por todos os meios a aproximação das Forças Armadas” de ambos os países. Em outra mensagem “confidencial”, de 19 de fevereiro de 1975, fala-se sem eufemismos da coordenação repressiva. A nota relata um encontro oficial de diplomatas brasileiros com o ministro da Defesa argentino, Adolfo Savino, quando se tratou com “total franqueza da necessidade de um profundo entendimento de nossos países frente aos inimigos comuns da subversão”.

Durante sua conversa com o Página/12, o filho de João Goulart e Jarbas Silva Marques lamentaram o “atraso” histórico do Brasil frente a Argentina, o Chile e o Uruguai, onde “houve um ajuste de contas com a história e a verdade”, mas manifestaram esperança de que essa situação possa ser revertida. Eles, assim como vários organismos de direitos humanos, confiam no compromisso com a verdade assumido por Dilma Rousseff, vítima de prisão e torturas durante o regime militar, assim como na pressão internacional. Citam o exemplo da decisão da Corte Interamericana de Direitos Humanos que condenou o Estado brasileiro por não julgar os crimes da ditadura.

Tradução: Katarina Peixoto

Um caso para o Dr. House... - Itamar, uma alma ingenua...

Itamar Franco foi um homem bom. Muitas vezes equivocado, como por exemplo, quando quis a volta do velho, antiquado, ultrapassado Fusca. Ou quando mudou de presidente do BC e de ministro da Fazenda várias vezes seguida, só porque queria juros baixos (um dos segredos mais inescrutáveis da economia brasileira).
Em todo caso, foi mais benigno do que certos ex-presidentes ou senadores que andam por ai, arrombando cofres públicos e praticando desonestidades.
Meus votos de melhoras a ele...

POLÍTICA
ITAMAR FRANCO VAI PARA A UTI
Ex-presidente contraiu pneumonia enquanto luta contra leucemia

The Joy of (Same) Sex (Marriage): the comfort of ladies...

Argumenta a autora, uma jornalista feminista, que o casamento gay, ou homoafetivo, ou do mesmo sexo -- chamem como quiserem -- beneficia as mulheres.
Bem, pode-se pensar que vai diminuir o número de straight guys disponíveis -- sim, sempre tem quem case, independentemente de sua orientação ou preferência sexual -- mas por outro lado, argumenta ele, pela primeira vez as mulheres tem a vantagem de ver reconhecida pela sociedade a igualdade absoluta dos sexos no casamento.
Machistas, já para a cozinha e a lavanderia...
Paulo Roberto de Almeida

Setting Marriage Straight
By Linda Hirshman
Slate magazine, June 26, 2011

The biggest cheers from the record-breaking throng at the New York Pride Parade Sunday were for the soberly T-shirted, widely grinning lobbyists and activists from the coalition Marriage Equality New York. When the state legislature passed and Gov. Andrew Cuomo signed the law authorizing same-sex marriage in New York late Friday night, the number of Americans who will be able to marry same-sex partners doubled. New York is the first state to legalize same sex marriage after a dry spell following Maine's repeal of its marriage law a year and a half ago. Maybe for lesbian and gay people, It Gets Better after all.

And they're not the only ones. To paraphrase the great gay songwriter Stephen Sondheim: Straight women, rise! As same-sex couples marry, things get better for us, too. Remember the scary (and since-discredited) stories about how a woman is more likely to be killed by a terrorist than to find a husband after she turns 40? Or the one about how suitors are fleeing from Maureen Dowd because they're afraid of her Pulitzer Prize? The poll showing evangelical women in patriarchal marriages are happier than Sarah Jessica Parker? Well, same-sex marriage shows that people can make long-term, loving, sexual bonds with each other even where neither is naturally inclined to tell the other what to do. Or to be the natural homemaker or the hunter-gatherer. Same-sex marriage represents the possibility that marriage can be an equal deal after all—or at least one where inequality is not locked in at birth. The conservatives are right: Same-sex marriage will change opposite-sex marriage. And it's a good thing, too.
The people fighting same-sex marriage know this. They've been fighting some variation of the battle against marriage equality—for women—probably since the early Christians argued for the equality of women's souls. In the Anglo-American common law system, laws called "coverture" eliminated women's civic personhood when they married men. Unequal marriage was portrayed as a bargain between naturally created opposites: Women did women's work at home, and men took care of their public role, making contracts for them and voting in their interests. Apparently unsatisfied with this "bargain," women pressed for equality, including marriage equality, ultimately giving rise to the suffrage movement in the 19th century and feminism in the 20th.

At each point along the road to women's equality, conservatives defended heterosexual marriage inequality on the grounds that women were naturally suited only for certain kinds of lives. At the height of the suffrage battle in 1873, the Supreme Court rejected feminist Myra Bradwell's plea to be allowed to practice law on the grounds that "the paramount destiny and mission of woman are to fulfill the noble and benign offices of wife and mother." In 2001, after the second wave of feminism broke, conservative scholar William Bennett wrote in his ominously titled The Broken Hearth: Reversing the Moral Collapse of the American Family: "In the past husbands and wives had well defined roles. Today, thanks to the social and sexual revolution of our time, definitions blur, and disappointed hopes can turn rapidly into hopes abandoned."
The naturalism argument has suffered somewhat from the fact that women have been living outside their natural boundaries for decades. So marriage-equality resisters have moved to a kind of happiness project—trying to show that women with traditional gender attitudes are happier than their counterparts in more socially egalitarian relationships. In his much-debated 2006 article "What's Love Got To Do With It? Equality, Equity, Commitment and Women's Marital Quality" (PDF), W. Bradford Wilcox, a sociologist at the University of Virginia and resident scholar at the Institute for American Values, argued that "women are not happier in marriages marked by egalitarian practices and beliefs." And it's their fault: "We suspect that higher expectations of intimacy and equality among women, especially more egalitarian-minded women, have led them to view their husbands' emotion work more critically; we also suspect that these expectations have increased marital conflict and—in turn—dampened men's marital emotion work." More church attendance, higher male earnings, and lower female expectations are instead the key to family happiness, Wilcox concludes.
Opponents of heterosexual equality may have been first alerted to the dangerous possibilities of same-sex marriage by a 1993 Hawaii court decision. Writing against same-sex marriage in the Washington Post in 1996, Bennett opined "Marriage is not an arbitrary construct; it is an 'honorable estate' based on the different, complementary nature of men and women" (italics mine). The members of Congress who drafted the federal law rejecting same-sex marriage, the Defense of Marriage Act, dropped Bennett's article right into the Congressional Record. Seventeen years later, when the time came for the defenders of California's same-sex marriage prohibition, Proposition 8, to produce an expert witness on the harm such unions might produce, up popped David Blankenhorn, founder and president of Brad Wilcox's scholarly home away from home, the Institute for American Values. Who knows what same-sex marriage might do to the rest of our marriages, Blankenhorn intoned. Who knows? It might even make them more equal.
Turnabout is fair play. As the arguments for heterosexual marriage inequality were used to fight same-sex marriage, so the success of same-sex marriage is a living refutation of the argument that marriage requires congenital natural inequality with women on the bottom. Even the campaign for same-sex marriage, consisting of a torrent of moving stories about the happy same-sex couples who want to get married, is a feminist windfall. Maybe marital equality and happiness aren't so incompatible after all.

Cooperacao ao desenvolvimento: uma industria anacronica (e inutil)

Alguém ai já ouviu falar de algum país, um só, que se tenha tornado desenvolvido, ou digamos, que tenha escapado ao subdesenvolvimento, com base em ajuda de outros países, com base em assistência ao desenvolvimento, tal como ela vem sendo praticada pelos últimos 50 ou 60 anos?
Alguém acredita nisso?
O novo secretário-geral da FAO, o brasileiro Francisco Graziano diz que o Brasil e a FAO vão aumentar a ajuda à África.
Alguém acredita que vai funcionar?
O Brasil se prepara para fazer o que europeus e americanos vem fazendo pelo último meio século.
Alguém acredita que vai funcionar, só porque é o Brasil?
Abaixo, uma matéria sobre a cooperação indiana ao desenvolvimento, um país desesperadamente pobre. Alguém acredita que vai fazer alguma diferença?
Paulo Roberto de Almeida

Poor Little Rich Country
BY PATRICK FRENCH
Foreign Policy, June 24, 2011

How do you categorize India, a nation that is at once fantastically wealthy and desperately poor?

In May, the Indian government announced that it was giving $5 billion in aid to African countries in the interest of helping them meet their development goals. "We do not have all the answers," Prime Minister Manmohan Singh said, "but we have some experience in nation-building, which we are happy to share."
The British could be forgiven for being annoyed with Singh's largesse. Britain, after all, currently gives more than $450 million a year in aid to India, and has plans to continue doing so for at least the next few years. The British economy is bumping in and out of a recession, while India's gross domestic product is growing at more than 8 percent a year. This has put the British government in the rather bizarre position of having to sell bonds in order to donate money to Asia's second-fastest-growing economy, even as the latter is itself getting into the philanthropy business.

The policy is unpopular with most of the British press, which argues that because India has a space program and some flamboyant billionaires, it does not need aid -- especially when Britain cannot really afford it. (When the Labour government was voted out at last year's general election, the departing Finance Minister Liam Byrne left a one-line note on his desk for his successor: "I'm afraid there is no money." It was a joke -- but it was also true.) Nevertheless, Britain still sees itself as a donor nation, with all the obligations and international prestige that entails. This comes in part from a sense of postcolonial guilt: Prime Minister David Cameron spoke recently of a "sense of duty to help others" and the "strong moral case" for giving aid.

The situation suggests just how dramatically the economic rise of Asia has undone centuries of experience, and the expectation that the West will retain the hegemony it has had for the past 400 years. It is increasingly difficult to classify whether a nation is rich or poor, and terms such as "the Global South" and "the Third World" have to be heavily qualified to take into account the fact that large sections of the population in countries like China, Brazil, and India now have a purchasing power matching that of people in "the West."

In 1951, the American diplomat Bill Bullitt described the condition of India in Life magazine: "An immense country containing 357 million people," he wrote, "with enormous natural resources and superb fighting men, India can neither feed herself nor defend herself against serious attacks. An inhabitant of India lives, on average, 27 years. His annual income is about $50. About 90 out of 100 Indians cannot read or write. They exist in squalor and fear of famine." Today, it would be hard to make such an absolute statement about India. Poverty certainly remains a chronic problem, but it exists alongside pockets of substantial wealth. An Indian's life expectancy at birth now stands at 67 years, and continues to rise. It is necessary perhaps to think in a different way, and to see that a country like India, like Schrödinger's cat, exists in at least two forms simultaneously: rich and poor.

The most important change of the last two decades, since the beginning of economic liberalization, has been the transformation of middle-class Indian aspiration. Although the stagnant days of the controlled economy and the "Permit Raj" -- when important decisions depended on a bureaucrat's authorization -- had their own stability, they also stifled opportunity and individual talent. Members of the professional middle class frequently preferred to seek their fortune in more meritocratic societies abroad.

The modern Indian middle class has a new chance to shape its own destiny in a way that was not previously possible. You can move to your own house using a home loan and live outside the joint family; you can buy a car that is not an Ambassador or a Fiat; you can travel abroad and see how people in other countries live; you can watch your politicians accept bribes or dance with prostitutes on television in local media sting operations while surfing your way to Desperate Housewives or Kaun Banega Crorepati, an Indian adaptation of Who Wants to Be a Millionaire? Businesspeople who have succeeded on their own merits overseas, such as PepsiCo CEO Indra Nooyi, are presented as national heroes.

In the 20th century, the world's personal wealth was held in American, European, Arab, and occasionally East Asian hands. By 2008, four of the eight richest people alive were Indian, and 2011 is the first year in which more billionaires have come from the BRICs -- Brazil, Russia, India, and China -- than from Europe. In earlier times, India's rich were princely rulers or members of extended business families who had made a fortune in textiles or manufacturing. Industrialists would hoard capital, and there was a limited expectation of seeking to outbid your neighbors in gross ostentation. Since liberalization, many of the new flock of billionaires who have made fortunes in areas such as construction, real estate, steel, and technology are no longer the scions of well-connected families. An unbound social elite has grown with extraordinary speed.

At times this new wealth has provoked intense resentment. In Mumbai, the industrialist Mukesh Ambani recently built the world's most expensive private residence, a 27-story confection housing three floors of gardens, swimming pools, a "cool room" (which, in the ultimate Himalayan dream, blows flurries of fake snow), three helipads, a six-story parking garage, and several "entourage rooms" -- because who travels without an entourage? The steel tycoon Lakshmi Mittal, who lives in London and is presently the richest person in Britain, is today the only Indian richer than Ambani. In 2006, Mittal Steel's hostile bid for Europe's largest steelmaker, Arcelor, was met with dismay on the continent. The head of the latter firm, Guy Dollé, said sorrowfully that the predatory company was "full of Indians" and his own Luxembourg-based operation had no need for "monnaie de singe" -- an expression meaning "money without value," but a phrase that has the unfortunate direct translation of "monkey change." Lakshmi Mittal won the battle, Dollé was ousted, and Arcelor Mittal is now the world's largest steel company.

During this global financial shift, about one-quarter of India's population has so far gained almost nothing from the country's economic transformation. Those who live outside the cash economy, in hills and jungles and on land that is increasingly sought after for its natural resources, have not shared the benefits of national growth at all. The journalist Mark Tully, who has been reporting on India for nearly 50 years, once said that the crocodile tears shed over India's poor would flood the Ganges. Today, as inequality grows and some Indians become exceptionally rich, the arguments over the country's poverty -- its extent and depth and the best means of alleviating it -- are fiercer than ever. Surjit Bhalla, who runs an economic research and asset management firm in New Delhi, has argued that the numbers of India's least fortunate are massively exaggerated: In his analysis, a "conservative estimate" suggests the poverty level in India in 1999 was under 12 percent, and is surely even lower today. But a first-time visitor to India will notice at once that many people there are painfully poor, and that the suggestion that they number scarcely 1 in 10 of the population -- or lower -- is absurd.
Doubtful statistics are also used by those who dislike liberal economic policies and the effects of globalization. It is commonly claimed that 77 percent of Indians live on less than 20 rupees (about $0.50) a day. This figure has an interesting lineage, and first came to public notice in a report issued in 2007 by the left-wing economist Arjun Sengupta, which he claimed was based on data from India's National Sample Survey Organisation (NSSO), an official body. On closer inspection, it would appear Sengupta used average monthly per capita consumer expenditure for the year 2004-05, which came out at 559 rupees for rural India and 1,052 rupees for urban India. But what commentators who widely circulate this data do not point out is that consumer expenditure figures collected by the NSSO have consistently been low -- possibly because of under-reporting -- and are very difficult to square with the fact that other measures of consumption in India have grown steadily over the past few years.

Using more current data, the Indian government's Planning Commission announced a few weeks ago that in fact, 41.8 percent of the rural population and 25.7 percent of the urban population now live on 20 rupees a day or less -- suggesting either that India's poverty has been more than halved in just six years, or (more likely) that Sengupta's original figure was wrong, and should never have been publicized without extensive qualification. But obtaining accurate data on poverty and interpreting it reasonably is a difficult task; an additional problem is that India's state governments routinely overestimate their poverty levels in order to get more money from New Delhi.

In any case, even cautious figures suggest that a substantial portion of India's population remains desperately poor. The basic argument about whether economic liberalization has been good or bad for India is today largely conducted outside the country. In India itself, the debate ran itself into the ground in the late 1990s, when it became apparent that growth rates were higher even than the reformers had expected. All major political parties are now in broad agreement that it would be a mistake to return to centralized, socialist planning; after all, back in the 1970s per capita GDP in India was growing more slowly than at any point in the preceding 100 years. The crucial question now is, how to narrow the gulf between the rich and the poor? The Indian government has made some progress with social programs in recent years, but is moving interminably slowly, and corruption and weak governance at the centre remain a pressing problem. In the short term there is no harm in countries like Britain continuing with their aid projects, but India has the money to fund its own poverty alleviation programs. Whether it will choose to do so, is another question.

Os protecionistas de sempre...

Como sempre digo: quem produz riqueza, patentes, renda são os engenheiros.
Advogados, na melhor das hipóteses apenas redistribuem riqueza, na pior criam déficits públicos.
São os maiores defensores das reservas de mercado no Brasil, aliás, junto com engenheiros e capitalistas da construção civil.
Paulo Roberto de Almeida

MERCADO DE TRABALHO
Brasil é contra a globalização na prática jurídica
Advogados brasileiros não querem estrangeiros caçando seus clientes
Opinião e Notícia, 27/06/2011

Brasil rejeita a atuação de advogados estrangeiros no país

Com a quantidade de recursos permitidos a criminosos condenados e as generosas leis trabalhistas que são um convite permanente para processar empregadores, a impressão é que há trabalho para todos os advogados no Brasil. Mas nos bastidores, os juristas mais poderosos do país tentam dificultar a vida dos mais de cem estrangeiros que oferecem serviços jurídicos no país.

No ano passado, a Organização dos Advogados do Brasil em São Paulo (OAB-SP) informou que as alianças jurídicas entre advogados estrangeiros e locais são uma violação das suas regras. A OAB em Brasília está considerando o assunto. Caso também concorde com a opinião da vertente paulista, todos os escritórios de advocacia do país poderão ter suas alianças estrangeiras dissolvidas.

O trabalho de advogados formados no exterior já é bastante regulamentado no Brasil. Advogados estrangeiros não podem trabalhar em empresas que contratem trabalhadores locais, ou oferecer qualquer consultoria sobre leis brasileiras. Mas o parecer da OAB-SP foi ainda mais longe. A organização proclamou que as alianças entre advogados estrangeiros e brasileiros são antiéticas. “Consultores jurídicos estrangeiros”, como são chamados, não são advogados para tudo. Ao menos foi isso que a OAB-SP determinou.

O ritmo de abertura de escritórios de advogados estrangeiros no Brasil aumentou bastante nos últimos anos. Desde 2007 cerca de três escritórios são inaugurados a cada ano, e diversos outros assinaram acordos formais com escritórios locais. Os advogados recém-chegados ao país dizem que não estão fazendo nada diferente dos que vieram antes e que estão cumprindo as leis brasileiras ao montarem parcerias com escritórios no Brasil. Mas eles acreditam que a chegada de advogados estrangeiros ameace o status quo, em que meia dúzia de grandes escritórios controlam a maioria dos negócios no país. As médias empresas locais que têm ligação com empresas estrangeiras poderiam desafiar este oligopólio.

Como os advogados partilham seus honorários é de pouco interesse para seus clientes, que se preocupam apenas em obter a melhor consultoria por um preço justo. Na tentativa de tornar mais difícil para clientes conseguirem aconselhamento jurídico de empresas de advocacia locais formalmente aliadas a escritórios estrangeiros, o Brasil está se movendo contra a maré da globalização na prática jurídica.