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sexta-feira, 14 de novembro de 2014

Mercosul: o fracasso de seu sistema de solucao de controversias - Alejandro Perotti

El final de una zaga, y la muestra palpable de la
ineficacia del sistema jurisdiccional del MERCOSUR 
en su versión “clásica”.

En 2001, el Estado uruguayo, endosando el reclamo de la empresa Motociclo (fabricante de bicicletas, y una de las empresas más grandes de la Banda Oriental), demandó a la Argentina, en el marco del sistema de solución de controversias previsto en el Protocolo de Brasilia, alegando que este último Estado Parte violaba las normas regionales al desconocer el “origen” uruguayo de la bicicletas exportadas por dicha firma a la Argentina.

En su Vº Laudo, el Tribunal ad hoc del MERCOSUR condenó a la República Argentina por violación de las normas comunitarias, dado que nuestro país no había aportado pruebas suficientes para desvirtuar la presunción de veracidad del origen que implican los “certificados de origen”.

Definitivamente, Uruguay – y con ello Motociclo – ganó la controversia. El resultado fue que la empresa en cuestión no logró en el futuro exportar a la Argentina bicicletas pues sistemáticamente le fueron impuestas condiciones de seguridad que eran imposible de cumplirse, dado su forma de instrumentación.

En el año 2003, Motociclo presentó una demanda de daños y perjuicios contra el Estado argentino, ante el Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 2, con sede en Buenos Aires, alegando fundamentalmente el laudo antes mencionado.

En primera instancia, el juzgado interviniente rechazó la demanda, lo cual fue ratificado por la Sala Vª de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, por sentencia del 7 de diciembre de 2011. 

Acto seguido, la firma uruguaya presentó un recurso ordinario ante dicha Cámara, el cual fue concedido, por lo que el expediente arribó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN).

La CSJN, por sentencia del 19 de noviembre de 2013 rechazó el recurso ordinario; decisión disponible en http://www.csjn.gov.ar/confal/ConsultaCompletaFallos.do?method=verDocumentos&id=706331.

Finalmente, en el marco del procedimiento que tramitaba ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, Motociclo presentó un recurso extraordinario contra la sentencia de la citada cámara, el cual fue desestimado por decisión del 17 de julio de 2014, la cual está disponible en http://www.cij.gov.ar/scp/include/showFile.php?acc=showFAR&tipo=fallo&id=86277780&origen=SGU.

Llama la atención que la empresa, en ninguna de las instancias, planteó la elevación de una opinión consultiva al Tribunal Permanente de Revisión; ello hubiera dado la posibilidad de crea nuestro Francovich mercosureño (señera sentencia del tribunal europeo sobre responsabilidad patrimonial del Estado por los daños provocados por la violación del Derecho comunitario; TJUE, sentencia del 19 de noviembre de 1991, asunto 6/90, http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/HTML/;ELX_SESSIONID=xjbjJglhXw6QnwsFNh4mfSMbgZ8RJbpgcsyhhWGK9gyjTc0QxgsT!2135095376?isOldUri=true&uri=CELEX:61990CJ0006

 Alejandro D. Perotti

quarta-feira, 30 de março de 2011

Mercosur 20 anos, institucionalidad debil - Alejandro Perotti

La institucionalidad, el punto débil
Alejandro D. Perotti
La Nación, Buenos Aires, martes 29 de marzo de 2011, pág. 4

Hace 20 años los presidentes de los Estados partes firmaban el Tratado de Asunción, piedra constitutiva del Mercosur, y lo hacían -declararon- "a fin de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes" y "reafirmando su voluntad política de dejar establecidas las bases para una unión cada vez más estrecha entre sus pueblos".

Pese a las dificultades atravesadas desde entonces, aquel tratado contribuyó a cumplir en parte dichos objetivos.

El tratado ha creado una nueva forma de relacionamiento entre nuestros países y poblaciones, y ninguno de nuestros gobiernos ni los partidos políticos ilusiona un porvenir sin el Mercosur. También los poderes constituidos se han involucrado en la empresa regional.

El proceso de integración ha calado hondo en nuestras sociedades, y ha demostrado que el Mercosur no es de izquierda ni de derecha, pues durante los gobiernos de ambos signos se ha avanzado y superado crisis.

Internamente, ha implicado el mayor período de integración entre nuestros Estados, y en lo externo los ha dotado de una marca propia, forjados ambos aspectos a partir del descubrimiento de una identidad común de nuestros pueblos.

El tratado ha provocado en la región una innegable estabilidad política, económica, social, jurídica, comercial e institucional; ha sido un ancla democrática insustituible. Los bienes circulan más libremente, pero también las personas han visto facilitados sus traslados intrazona.

Es cierto que el proceso no está exento de críticas. En ocasiones, escaso respaldo político, incumplimientos de lo acordado, bilateralismos frustrantes, unilateralismos injustificados, sometimiento al interés nacional y pequeños conflictos que mal resueltos se han transformado en importantes problemas; en otras, falta de permeabilidad a las demandas de las sociedades y escasa difusión del bloque entre la población.

Existe a su vez un punto débil, es la estructura institucional, caracterizada por un intergubernamentalismo poco responsable y eficaz, en el cual -a diferencia de cualquier otro modelo- el poder de algunos ámbitos estatales es omnicomprensivo. Carece el bloque -salvo por su tribunal- de cualquier espacio decisorio en el cual se defienda el interés regional; en esto repara -en gran medida- el germen de los males del Mercosur.

Por otro lado, estos años han demostrado -diferencia con Europa- la carencia absoluta de al menos un "político del Mercosur"; no existe una personalidad en los cuatro Estados que puede llevar dicho título.

Bien es cierto que en materia de integración no siempre lo ideal es lo posible; pero al mismo tiempo no es excusable que lo posible sea -generalmente- lo poco relevante. Los logros, fracasos, sacrificios y beneficios que todo proceso implica son directamente proporcionales al tamaño e importancia de los países.

Los acuerdos alcanzados en 2010 en torno a la unión aduanera -en especial la aprobación del código respectivo- y a la creación de la Corte de Justicia ayudan a tener esperanzas en el futuro. Pero estas conquistas requerirán, sin dudas, que el apoyo político sea aún más decidido y que se dote al bloque de espacios decisorios independientes de los gobiernos. El éxito del Mercosur depende de ello.

Somos defensores absolutos del Mercosur porque su suceso y consolidación implica la de nuestros países. Es necesario "más" Mercosur, pero también "mejor".

Debemos señalar, por último, que hasta el más escéptico del Mercosur no puede rebatir que, si estos años han sido difíciles para nuestros países, más lo hubieran sido sin el Mercosur.

El autor es abogado del estudio Alais & De Palacios.