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quinta-feira, 22 de julho de 2010
O Brasil como os Estados Unidos: jogando a culpa nos outros
Acredito que o Brasil precisa olhar para o seu próprio rabo...
Paulo Roberto de Almeida
Dilma muestra las uñas
ABC Digital, 20 de Julio de 2010 21:39
La candidata a la presidencia del Brasil por el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, anunció que en caso de acceder al cargo potenciará los controles en la frontera con Paraguay, a la que considera la más vulnerable puesto que desde nuestro país ingresan al suyo, asegura, estupefacientes, armas y mercaderías ilegales. Huelga mencionar que es del más absoluto y estricto interés del Paraguay que se combata con determinación el crimen organizado en todas las zonas limítrofes. Lo que bajo ningún punto de vista es aceptable es que se señale a nuestro país como responsable de una supuesta tolerancia, cuando no directa connivencia, con los que obran en la irregularidad, como si el delito fuera algo que sucede aquí de manera aislada, sin conexiones al otro lado de la frontera, y por lo cual el Paraguay mereciera convertirse en objeto de "patrulla" o vigilancia internacional. Esta perspectiva es no solamente injusta y maniquea, sino también intolerante y xenófoba. El enfoque de la candidata del PT es inadecuado e inaceptable para nuestro país. Si el Brasil realmente quisiera combatir el crimen organizado transnacional de manera efectiva, propondría todo tipo de cooperación al Gobierno paraguayo, en vez de realizar demostraciones de fuerza en la frontera.
La candidata presidencial brasileña del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, afirmó esta semana, en el transcurso de una entrevista que concedió a una radioemisora de la ciudad de Curitiba (Paraná), que en caso de acceder al poder potenciará los controles en la frontera con Paraguay, a la que considera la más vulnerable, puesto que desde nuestro país ingresan al suyo, asegura, estupefacientes, armas y mercaderías ilegales.
Al tiempo de señalar que pretende "aumentar el contingente de efectivos especializados en la frontera con todos los recursos de inteligencia y equipamientos adecuados", la política anuncia la permanente utilización en la zona del recientemente adquirido vehículo aéreo no tripulado (VANT), más conocido como avión espía, para vigilar la región.
Huelga mencionar que es del más absoluto y estricto interés de la República del Paraguay que se combata con determinación el crimen organizado en todas las zonas limítrofes, fundamentalmente en aquellas que por sus peculiares características geográficas presentan una permeabilidad que facilita la actividad de los grupos que operan al margen de la ley.
Lo que bajo ningún punto de vista es aceptable es que se señale a nuestro país como responsable de una supuesta tolerancia, cuando no directa connivencia, con los que obran en y desde la irregularidad, como si el delito fuera algo que sucede aquí de manera aislada, sin conexiones al otro lado de la frontera, y por lo cual el Paraguay mereciera convertirse en objeto de "patrulla" o vigilancia internacional.
Esta perspectiva es no solamente injusta y maniquea, sino también intolerante y xenófoba, motivo por el cual debe ser rechazada en todos sus términos y denunciada como abiertamente discriminatoria.
En primer término, la señora Rousseff, eventual sucesora del presidente Luiz Inácio Lula da Silva en caso de imponerse en las elecciones que deben realizarse en el vecino país el mes de octubre próximo, debe asumir que existe una total y absoluta CORRESPONSABILIDAD entre Brasil y Paraguay en materia de combate contra la lacra de la criminalidad, que se origina porque en uno y otro lado de la frontera existen sujetos inescrupulosos dispuestos a lucrar con todo tipo de ilegalidad.
Apuntar a nuestro país como si fuera culpable por el auge del delito en las regiones compartidas es una actitud tan hipócrita como la asumida por los Estados Unidos de América durante las décadas de los 70, 80, 90 y gran parte de la actual, cuando sus políticas antinarcóticas señalaban a los países productores de estupefacientes como los únicos responsables del tráfico de drogas, como si el hecho de que esa importante nación fuera el principal mercado de consumo de narcóticos no tuviera ninguna incidencia en el fenómeno.
Si el Brasil realmente quisiera combatir el crimen organizado transnacional de manera efectiva, propondría todo tipo de cooperación al Gobierno paraguayo, y dejaría de someter a nuestro país con la realización de reiterados ejercicios militares en la frontera que, más que arrojar resultados efectivos en la lucha contra el delito, solo sirven para manchar la imagen internacional del Paraguay y afectar la soberanía nacional, o bien directamente para amedrentar a nuestras autoridades cuando efectúan algún requerimiento relacionado con las justas reivindicaciones históricas que aún permanecen sin saldarse.
El enfoque de la candidata presidencial del PT es por lo tanto inadecuado e inaceptable para nuestro país. Lamentablemente para los ciudadanos paraguayos, las instituciones encargadas de velar por la reputación y el buen nombre de la República, como el Ministerio de Relaciones Exteriores, brillan por su ausencia a la hora de aclarar con firmeza a quienquiera que fuese que el Paraguay no está dispuesto a tolerar ningún tipo de exabrupto o desconsideración, vengan estos de naciones muy poderosas o de otras menos gravitantes en el escenario internacional.
En este sentido, sería bueno saber qué tipo de estrategias está implementando la Cancillería nacional para acercarse a los principales candidatos presidenciales brasileños, con los cuales existen sendos asuntos bilaterales que abordar o, al menos, opiniones sobre estos temas que sondear. Aguardar que ellos asuman el poder para entablar los contactos, aunque más no sean extraoficiales, no es la mejor manera de desarrollar una política exterior proactiva y preventiva, destinada a evitar que figuras políticas tan relevantes de nuestro país vecino accedan a la presidencia con tal grado de prejuicios hacia el Paraguay y su realidad actual.