Temas de relações internacionais, de política externa e de diplomacia brasileira, com ênfase em políticas econômicas, em viagens, livros e cultura em geral. Um quilombo de resistência intelectual em defesa da racionalidade, da inteligência e das liberdades democráticas.
O que é este blog?
Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida.
domingo, 2 de outubro de 2011
Pausa para... Ciencia: Marie Curie e o Ano Internacional da Quimica - Felipe A.P.L. Costa
Republicanos ortodoxos, democratas gastadores: as sauvas dos EUA
Paulo Roberto de Almeida
The Problem With ‘No New Taxes’
By TYLER COWEN
A miragem do Mercosul - Editorial ABC Color (Paraguai)
Paulo Roberto de Almeida
Dos décadas después de haberse firmado en nuestra capital el tratado que dio origen al proceso de integración regional, Asunción volvió a ser el escenario de una Cumbre presidencial del Mercosur. Desafortunadamente, esta no revistió la trascendencia de aquel destacado evento fundacional, celebrado en la sede del Banco Central del Paraguay el 26 de marzo de 1991. No solamente porque la máxima representante de uno de los Estados Miembros no se dio cita al encuentro, la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, sino porque ninguno de los relevantes principios que fueron invocados hace dos décadas para promover nuestro común desarrollo económico y social ha sido puesto en práctica hasta la fecha. Hasta el propio Fernando Lugo se vio forzado a reconocer los “retrocesos” registrados en el proceso.
Es así como ayer los presidentes se encontraron en la misma ciudad y en el mismo punto del que partimos hace veinte años. A él retornaron sus actuales protagonistas con las manos vacías y las palabras huecas. Se dijo que el Mercosur sería, a partir del 31 de diciembre de 1994, un Mercado Común. Pues no lo es. Se estableció que en él habría libre circulación de bienes, servicios y factores productivos. Pues no la hay. Se dispuso la creación de un arancel externo común. Pero él es constantemente perforado por los cuatro miembros. Se ordenó la coordinación de políticas macroeconómicas. Pero no existe. Se pidió armonizar las legislaciones en las áreas pertinentes. Pero ello solo se cumplió en una parte mínima.
¿Cómo se llegó a esta situación actual? Porque mientras en cada cumbre iba aumentando la escalada retórica de la integración, simultáneamente la realidad de los hechos se encargaba siempre de desmentir las promesas formuladas profusamente por nuestros mandatarios. Además, por egoísmo y espíritu imperialista, los socios mayoritarios del bloque, Argentina y Brasil, que tenían que haber sido los motores que impulsaran todo el proceso integrador, prefirieron anteponer sus intereses nacionales al bien comunitario.
Basta mirar lo que permanentemente le sucede a nuestro país en el Mercosur para sacar una conclusión al respecto. La liberalización del comercio dentro del bloque continúa siendo una utopía para el Paraguay, que periódicamente sufre trabas a su comercio exterior a causa de las recurrentes trabas paraarancelarias que le aplican argentinos y brasileños, hasta por medios intimidatorios como el oprobioso bloqueo portuario contra buques de bandera paraguaya impuesto a fines del año pasado por un grupúsculo de sindicalistas argentinos, envalentonados por un mal disimulado apoyo de su propio gobierno en manos de la señora presidenta de ese país, que no vino tal vez por evitar que se le pregunte sobre ese y otros tema urticantes de la relación bilateral.
Un proteccionismo salvaje por parte del Brasil prácticamente ha hecho colapsar la incipiente industria de neumáticos reprocesados en nuestro país, forzando a los empresarios del sector a sepultar sus ilusiones, acabar con sus perspectivas y despedir a cientos de paraguayas y paraguayos que trabajaban en sus fábricas.
Una voracidad sin límites de nuestros vecinos nos impide el uso legítimo de nuestros recursos energéticos, porque la remanida retórica integradora –reiterada ayer hasta el hartazgo– ni siquiera ha logrado mitigar el perjuicio que nos produce la sistemática explotación neocolonialista aplicada por Brasil y Argentina en la administración de las usinas hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá, al amparo de leoninos tratados concertados a espaldas del pueblo por los dictadores militares de turno.
Basta citar que, a causa de ello, hasta ahora el Paraguay no puede exportar su energía eléctrica excedente al Uruguay ni a Chile, por las insalvables dificultades que pone el Gobierno argentino para facilitar el usufructo de sus redes de interconexión eléctrica. Bien que ellos y los brasileños intercambian campantemente a precio de mercado nuestra energía eléctrica producida en Itaipú y Yacyretá a través de la central transformadora de Garaví, en abierta violación de los sendos tratados que tienen con nuestro país.
También avasallando disposiciones del propio Tratado de Asunción, funcionarios argentinos de cuarta categoría, argumentando impedimentos de carácter fitosanitario o de cualquier otra índole artificial, se permiten la osadía de frenar en las fronteras el paso de centenares de camiones con hortalizas paraguayas, haciendo de esta manera que el fruto del trabajo de humildes campesinos de nuestro país acabe pudriéndose y tirado a un basurero a causa de la altanería de burócratas despiadados.
Estos son claros ejemplos de cómo el Mercosur, en vez de facilitar una repartición equitativa de los beneficios de las usinas hidroeléctricas mediante una asociación energética estratégica regional, tiende más bien a consolidar una entente entre los socios más grandes, en directo perjuicio del Paraguay e, indirectamente, también del Uruguay.
Por esta razón, en esta ocasión de la Cumbre del Mercosur, el pueblo paraguayo reclamó, por intermedio de sus legítimas autoridades, la eliminación de esta sistemática política de mala vecindad para con el Paraguay. Nuestros vecinos debieran comprender que ha llegado el momento de dar un giro geopolítico en sus relaciones con nuestro país, de modo que ayuden a cicatrizar las dolorosas heridas del pasado histórico, constantemente reabiertas a raíz de la aplicación de medidas inamistosas y abiertamente violatorias del Tratado de Asunción, fundamentalmente en los puntos fronterizos.
Mientras tanto, hacemos cuestión de valorar y agradecer la fraterna y constante política de amistad y cooperación tradicionalmente brindada a nuestro país por el gobierno de la República Oriental del Uruguay, en la figura de don José “Pepe” Mujica, el ex líder guerrillero que supo demostrar a su pueblo y a la comunidad internacional que, en vez de reprimir las ansias populares, hay que luchar por liberarlas y hacer que suban hasta la superficie, a fin de construir una verdadera democracia.
El día que Argentina y Brasil renuncien a su afán de sometimiento de los más débiles; el día que expresen una verdadera intención de promover una integración realmente basada en criterios de equidad y justicia para todos los que formamos parte del proceso; el día que antepongan el bien colectivo a sus políticas hegemónicas, ese día los paraguayos creeremos en las palabras que sus mandatarios pronuncian en este tipo de cumbres. Mientras tanto, mientras la verdadera integración no se sustancie en la realidad de los hechos, seguiremos considerándolas mentiras vulgares pronunciadas en discursos baratos con los que ya a ningún paraguayo es posible seguir engañando.
Hora dos paises emergentes? Depende; se cairem no estatismo, vao para tras... -
Entrevista com o cientista político Ian Bremmer
Chegou a hora dos emergentes
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Especialista em países emergentes, o americano lan Bremmer, de 42 anos, cientista político e presidente da consultoria Eurasia Group, de Nova York, vem apontando com ênfase as contradições crescentes do capitalismo de estado, que, em graus variados, é o sistema dominante na China, índia, Rússia - e, infelizmente, agora também no Brasil. Bremmer demonstra que regimes nos quais o governo atribui a si um papel preponderante na economia acabam reféns de interesses políticos menores que, cedo ou tarde, vão se sobrepor aos princípios consagrados que levam prosperidade à maioria. Diz ele: “Se usarem a crise dos ricos como pretexto para aumentar a intervenção estatal na economia, os países emergentes vão perder uma chance de ouro”.
Passado o pior período da tormenta, tenho certeza de que o cenário acabará sendo favorável aos países emergentes. Eles ganham com a crise uma excepcional oportunidade para avançar. Enquanto não há nenhuma perspectiva para as nações mais ricas, que estarão por um bom tempo de mãos atadas para injetar dinheiro em suas economias, os emergentes se encontram em situação financeira mais confortável, com seus gigantescos mercados internos ainda por desbravar. Isso não se traduz automaticamente na conclusão de que os emergentes estão imunes à desaceleração das economias do mundo desenvolvido. Mas países como Brasil, China e índia têm as condições essenciais e necessárias para tirar proveito das circunstâncias e, como resultado, expandir sua participação relativa na riqueza mundial. Trinta ou quarenta anos antes, olharia o cenário com muito mais desconfiança. Naquele tempo, o dinheiro poderia até tomar o rumo dos emergentes, como parte de um movimento natural de fuga do marasmo das economias mais ricas em direção às que crescem. Mas seria certamente um fenômeno passageiro. O quadro que enxergo hoje é diverso. O grosso dos investimentos está indo para os países emergentes para ficar. As economias mudaram muito e para melhor. Elas contam com arcabouço institucional mais sólido, proporcionam ambientes de negócios razoavelmente confiáveis e isso se soma às vantagens tradicionais que sempre cintilaram diante dos olhos dos investidores estrangeiros.
O que pode dar errado?
O grande risco que as economias emergentes correm é cair na tentação estatizante. Existe sempre o perigo de, a pretexto da crise global, os emergentes se deixarem levar pelo ímpeto de intervir mais fortemente na economia. Como se sabe, a qualidade dessas ingerências cedo ou tarde se deteriora, e elas passam a ser motivadas por interesses políticos e empresariais localizados ou, pior, por bandeiras ideológicas. É na interferência excessiva do estado que reside o maior de todos os perigos para os países emergentes. Nos momentos de crise, isso pode parecer justificável, pois se tem a impressão de que há alguém no comando enfrentando a turbulência econômica. Nessas horas, a idéia estatizante fica ainda mais perigosa.
Todos os emergentes já seguem, em diferentes graus, um modelo intervencionista. São países que praticam versões próprias do capitalismo de estado. Esse sistema é muito forte na China e na Rússia, onde os setores estratégicos são controlados pelo governo. Ele é mais brando em países como o Brasil, a índia e o México. Nesses regimes, o livre mercado é aceito e praticado, mas neles o governo age sempre como ator econômico privilegiado e forte. Nesse ambiente, as doses excessivas de intervenção são quase inevitáveis. Elas sempre prejudicam a eficiência da economia. Espero que as autoridades dos países emergentes resistam à tentação de ampliar seus tentáculos pretextando a necessidade de ter mais poderes para enfrentar a crise externa. Espero que segurem o ímpeto desastroso de instrumentalizar as estatais, os bancos públicos ou os fundos soberanos - e, o que seria ainda mais ruinoso. bulir com o destino das empresas privadas que recebem alguma forma de ajuda financeira do estado. Na crise, sob a justificativa de estimular o crescimento e criar mais empregos, esses movimentos podem parecer naturais e necessários. Mas são fatais. O capitalismo de estado desencoraja a competição e, por isso, é insustentável a longo prazo.
Rio Grande do Sul de hoje = Brasil de amanha; ou vice-versa...
Primeiro de Abril cientifico? Premio IgNobil? Onde estamos, exatamente, com o tal de aquecimento global?
Crearán volcán artificial para combatir calentamiento
Austeridade e "indignados": quando as pessoas vao crescer?
Jeffrey Sachs contestado por Paul Ryan: um livro que poderia ser melhor...
Jeffrey Sachs is only the latest in a long line of thinkers to reject the values of our commercial republic
The Price of Civilization
Random House, 324 pages, $27
The Price of Civilization
Random House, 324 pages, $27
Global Economic History: a very short introduction - Robert C. Allen
Global Economic History: A Very Short Introduction
By: Allen, Robert C. Published By: OUP Oxford Published Date: 1 September 2011
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Add to wishlist | Why are some countries rich and others poor? In 1500, the income differences were small, but they have grown dramatically since Columbus reached America. Since then, the interplay between geography, globalization, technological change, and economic policy has determined the wealth and poverty of nations. The industrial revolution was Britain's path breaking response to the challenge of globalization. Western Europe and North America joined Britain to form a club of rich nations bypursuing four polices-creating a national market by abolishing internal tariffs and investing in transportation, erecting an external tariff to protect their fledgling industries from British competition, banks to stabilize the currency and mobilize domestic savings for investment, and mass educationto prepare people for industrial work. Together these countries pioneered new technologies that have made them ever richer. Before the Industrial Revolution, most of the world's manufacturing was done in Asia, but industries from Casablanca to Canton were destroyed by western competition in the nineteenth century, and Asia was transformed into 'underdeveloped countries' specializing in agriculture. The spread of economic development has been slow since modern technology was invented to fit the needs of rich countries and is illadapted to the economic and geographical conditions of poor countries. A few countries - Japan, Soviet Russia, South Korea, Taiwan, and perhaps China - have, nonetheless, caught up with the West through creative responses to the technological challenge and with Big Push industrialization that hasachieved rapid growth through investment coordination. Whether other countries can emulate the success of East Asia is a challenge for the future. |