O que é este blog?

Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida.

sexta-feira, 14 de março de 2014

Brasil: ate quando vamos ter de suportar isso? - Juan Arias (El Pais)

Não, não é da Venezuela que quero falar, ainda que pudesse ser, pois o título do post remete às mesmas circunstâncias e se aplicam perfeitamente ao caso da violência governamental assassina no país vizinho e à indiferença, complacência, ou conivência, do governo brasileiro.
É do próprio Brasil que se ocupa este artigo do correspondente espanhol do El País, o principal jornal da Espanha.
Para vergonha nossa (como aliás também no caso da Venezuela), todos os espanhóis vão ler sobre como anda o estado (se se pode dizer) da violência em nosso país, e certamente essa matéria vai atrair a atenção de outros correspondentes, que vão fazer, eles também, matérias sobre a delinquência enorme, disseminada, impune, que caracteriza atualmente o Brasil, isso às vésperas da Copa do Mundo. Muitos turistas hesitarão, certamente, outros virão, e poderão ser assaltados (e se saírem vivos, como comenta Juan Arias, deveriam se sentir muito felizes), o que nos faz sentir ainda mais vergonha.
O Brasil é um país que caminha rapidamente para o brejo, sob o governo incompetente dos companheiros.
Paulo Roberto de Almeida 

ANÁLISIS

¿Hasta cuándo?

No es posible sentirse viviendo en democracia atenazados por la violencia cotidiana

Junto con las deficiencias de la salud pública lo que más rechazan los brasileños en los sondeos es la inseguridad ciudadana. Hay un miedo visible. Se advierte en las conversaciones, en las redes sociales y en las cartas de los lectores a los periódicos. Hasta del exterior llegan recomendaciones a los extranjeros que visitan Brasil sobre cómo comportarse para no ser víctima de la violencia, sobre todo en vistas a la Copa del Mundo
¿Hasta cuándo los brasileños aceptarán vivir en la ansiedad de poder ser asaltados? Los que viajan fuera notan la diferencia de poder pasear con tranquilidad por calles y plazas cuando van, por ejemplo, a Europa. Allí no piensan en cada momento en que van a ser víctimas de la violencia. No que no haya también allí algunos episodios puntuales, sobr todo robos, en algunas ciudades más turísticas, pero aún en esos casos, no suelen tener la truculencia de la violencia brasileña.
Recuerdo una tarde en Venecia. Estaban cerrando algunas tiendas de objetos de lujo. Todo quedaba en los escaparates expuesto durante la noche. Pregunté al dueño de una de esas tiendas si no temían ser objeto de robo. Me miró extrañado: “No, aquí nadie toca nada”, me dijo, y añadió que la vigilancia policial nocturna impedía cualquier sorpresa.
¿Por qué matar a un ciudadano para poder robarle el móvil, la cartera o incluso el coche? De hecho, la súplica dolorida del brasileño asaltado en la calle o en casa es siempre la misma: “Por favor no dispare, no me mate. Le entregaré todo”. Ellos no escuchan y muchas veces matan lo mismo o apuñalan. Y cuando la víctima despojada de todo lo que tenía sale ilesa es una fiesta. Algunos hasta encienden en agradecimiento una vela a su santo preferido. El brasileño se consuela ya con salir vivo de un asalto.
Si ayer esa violencia callejera y doméstica era una plaga sobre todo de las grandes urbes, hoy vemos que se está extendiendo como una mancha de aceite incluso a pequeñas ciudades del interior donde dicho crimen apenas existía.
Llevo doce años viviendo en la pequeña y preciosa localidad de la Región de los Lagos, en el Estado de Río, donde se podía pasear de noche sin preocupaciones; donde los asaltos eran algo impensable, por ejemplo, a los pequeños bancos locales o a un restaurante, una tienda, un puesto de gasolina o al minúsculo edificio de correos.
Hoy, al revés, a pesar de contar la localidad con una policía fuerte y severa, todos esos lugares han sido ya objeto de alguna acción violenta. “Se ha acabado la tranquilidad de antaño”, me dicen mis amigos entre resignados y molestos. Y la gente empieza también a blindarse.
Y ese verbo “blindarse” es algo que debería hacer pensar a los responsables de un país que se vanaglorian y con razón de dirigir los destinos de un país “democrático”. Lo que ocurre es que la palabra democracia se ha prostituido como tantas otras y es bien sabido que al igual que no existe democracia en un país con una enseñanza precaria o una salud pública deficiente, tampoco es posible sentirse viviendo en democracia atenazados por la violencia cotidiana.
Me impresiona el uso que se hace en los periódicos o en las redes sociales del “blindaje” de los ciudadanos. Días atrás, en la crónica del diario O Globo sobre la ola de robos y asaltos en el precioso barrio de Santa Teresa de Río, que los portugueses levantaron para recordar la famosa Alfama de Lisboa, escribe Celia Costa: “Los habitantes de Santa Teresa están aterrorizados frente a la ola de robos a residencias en las últimas semanas”. Otro diario paulistano recordaba que en una calle de São Paulo ya habían sido asaltadas “todas las casas de una misma calle”, y algunas varias veces. ”. Y aceptando implìcitamente que los ciudadanos no confían ya en las fuerzas policiales para protegerlas dado que a veces hasta ellas actúan en comandita con los asaltadores, cuenta la cronista del diario carioca: “Ante el miedo, la gente está organizando la seguridad con sus propias fuerzas, instalando cercas eléctricas, sistemas de alarma, puertas dobles y colocando trozos de vidrio en los muros”. O sea, blindándose.
Jacques Schwarzestein, director de la Asociación de moradores de la comunidad de Santa Teresa (Amast) ha confesado que prefirió perder el carnaval para quedarse en casa “organizando su blindaje contra los asaltantes”.
Es sintomático que ninguno de los que viven en el temor de ser víctimas de asaltos, robos o secuestros hagan una llamada a las fuerzas políticas o policiales. No confían ya en ellas y las más de las veces ni denuncias la violencia Cada uno se arregla y blinda como puede. ¿Hasta cuándo?
El primer fruto envenenado de esa impotencia que sienten los ciudadanos ante la autoridad pública incapaz de defenderles es el tomarse la justicia por su mano cuando alguno de esos asaltadores son cogidos con las manos en la masa. Son las tristes y dramáticas ejecuciones que hemos podido observar estos últimos meses en un país cada vez más nervioso.
Ayer por primera vez en este pueblo tranquilo donde vivo pude ser testigo de una escena que hubiese preferido no vivir no tanto por su truculencia sino por lo sintomático que es del nerviosismo que empieza a aflorar hasta en los sencillos y hasta ayer pacíficos ciudadanos anónimos.
Estábamos en una agencia de un banco unas 40 personas esperando en fila rigurosa ser atendidos. Alguién que estaba en primera fila debió querer saltarse su turno. Era un hombre anciano y delgado con aspecto de un trabajador de la construcción, que quizás tenía prisa. A su lado, otro señor ya mayor pero más joven, más robusto y mejor vestido debió sentirse burlado en la fila y en vez de quejarse al cajero del banco le largo un puñetazo al anciano que cayó al suelo. Aún así siguió golpeándolo.
La gente gritaba pidiendo al policía armado del banco que interviniera, pero nadie se movía y la pelea continuaba. Y el policía tampoco parecía tener prisa en actuar.
Lo que más me chocó es que acabada la lucha nadie hizo un comentario. A muchos debió parecerles normal que el burlado de la fila tomara la justicia por su mano y la lanzara al anciano un puñetazo en la cara hasta tirarlo al suelo. Algunos hasta reían.
Casos así y más graves se multiplican cada día. “Es que la gente está molesta y nerviosa”, comentó una profesora que estaba a mi lado. “¿Nerviosos de qué si ustedes son famosos por aguantarlo todo sin nunca protestar?” le respondí, y ella: “De nada y de todo, o de muchas cosas juntas, pero el hecho es que las personas se están volviendo más violentas hasta en las pequeñas cosas”, me dijo.
¿Ese nerviosismo e insatisfacción difusa están presentes en las preocupaciones preferenciales de los políticos? ¿O siguen pensando que una democracia lo soporta todo incluso que los ciudadanos vivan en el sobresalto diario de no saber si van o no ser víctima de una falta de seguridad pública cada vez más grave, más generalizada y más dramática ?
¿Y eso, hasta cuándo?
Las elecciones están a la puerta y la gente, cuando se siente burlada, se vuelve imprevisible.


Venezuela e o pensamento troglodita - Jorge Castaneda (El Pais)

Castañeda afirma que Maduro (que já está apodrecendo...; desculpem a troça) não é Allende, e certamente que não é, ainda que os dois partilhem (o segundo já era) das mesmas crenças nas virtudes supostamente redentoras (mas inevitavelmente liberticidas) do socialismo, que em toda a sua história só produziu desastres.
Acredito, por meu lado, que ele não é como o ex-presidente ucraniano, que medroso, refugiou-se em território russo, quando viu que já não podia mais continuar matando, pois o exército e as forças policiais já não queriam mais se prestar ao serviço terrível de carniceiros do seu próprio povo.
Maduro está mais para Assad, o carniceiro dos sírios, um homem que prefere destruir o país, em lugar de permitir eleições livres (ainda que a oposição síria também seja um amontoado de tendências, algumas totalmente sectárias e fundamentalistas, talvez até piores do que Assad, que é um ditador laico).
Como Maduro tem um exército chavista, que também se locupleta nos negócios, e como tem os mercenários fanáticos do chavismo fascista, ele vai continuar matando, com know cubano, enquanto puder.
Não haverá, pelo menos não se vislumbra até o momento, divisão do Exército (pois já saiu quem tinha de sair) ou recuo dos mercenários assassinos. Eles continuarão matando.
Por isso parece importante a pressão dos países vizinhos, diplomaticamente ou por outros canais, mas tampouco isso parece assegurado. Os regimes companheiros que cercam a Venezuela, com a possível exceção da Colômbia (mas esta parece não querer assumir responsabilidades sozinha), são todos coniventes com um regime truculento e troglodita como o de Maduro e seus mestres cubanos.
Até parece que os demais países também são dominados pelos cubanos. Vai ver é isso...
Paulo Roberto de Almeida  


TRIBUNA

Venezuela y el pensamiento troglodita

Ni Maduro es Allende ni Leopoldo López es un golpista como Augusto Pinochet

Hace unos días tomó por segunda vez posesión de la presidencia de Chile Michelle Bachelet, exiliada, hija de militar ultimado por los militares y receptora de la banda presidencial de parte de Isabel Allende, senadora socialista e hija del presidente chileno que se quitó la vida el 11 de septiembre de 1973. Asistieron a la ceremonia un buen número de jefes de Estado de América Latina, perseverando en una costumbre anacrónica medio absurda de celebrar cada traspaso del mando presidencial como si fuera un acontecimiento excepcional, cuando de hecho se trata de la normalidad que siempre hemos anhelado en América Latina. Aunque Nicolás Maduro no asistió, su sombra y la de su predecesor estuvieron presentes, y es ahora objeto de una de las analogías más descabelladas de la historia reciente de una región a la que no le faltan cuentos fantasmagóricos.
En efecto, entre las muchas estupideces que un sector de la izquierda latinoamericana ha manifestado a propósito de la situación actual y pasada en la región figura una triple analogía falsa y aberrante. En este pensamiento troglodita, Venezuela hoy es Chile en 1973, en año de golpe contra la Unidad Popular; Nicolás Maduro es Salvador Allende; Barack Obama y John Kerry son Richard Nixon y Henry Kissinger. Hay que ser muy ignorantes para afirmar o creer semejantes barbaridades.
En primer lugar, si bien tanto Allende como Maduro fueron elegidos, el primero lo fue sin el menor cuestionamiento por parte de los candidatos derrotados, al grado que por no haber obtenido el 50% del voto, Allende resultó electo por el Congreso chileno, gracias a los sufragios de la Democracia Cristiana. No es que el margen de victoria de Maduro haya sido menor o mayor que el de Allende; lo importante es que la otra mitad de la sociedad venezolana, y su candidato a la presidencia, cuestionaron a tal grado la elección que desconocieron a Maduro como supuesto ganador. Han producido, asimismo, una enorme cantidad de pruebas de fraude electoral que, si bien no son contundentes, son altamente sugerentes.
Hugo Chávez recurrió también a prácticas autoritarias desde el poder
Pero, sobre todo, Maduro no es Allende porque el Chicho, aunque pudo haber gobernado mal, gobernó de manera democrática. No cerró medios masivos de comunicación; no reprimió a estudiantes; no encarceló a los líderes de la oposición Demócrata Cristiana o del Partido Nacional, ni siquiera a los de la ultraderecha; no cambió la Constitución chilena, ni la Suprema Corte, ni buscó rehacer a su imagen y semejanza a todas las instituciones chilenas. Mientras que en el caso de Maduro, aun si se acepta que su elección haya sido democrática, difícilmente se puede considerar así su gestión, como tampoco lo fue la de Chávez, hoy recordado al año de su muerte como una especie de prócer, no solo de la patria sino de la América Latina entera, pero que recurrió a las mismas prácticas autoritarias desde el poder. Entre ambos —Chávez y Maduro— han expropiado, comprado, clausurado y censurado medios de comunicación, detenido a dirigentes de la oposición, manipulado a las instituciones para restarle fuerza a los alcaldes de oposición, intervenido en sindicatos para cambiar liderazgos, gastado dinero en prácticas clientelares descaradas y, en general, han incurrido en conductas gubernamentales todo menos democráticas. Solo la ceguera ideológica y la ignorancia histórica pueden comparar a un demócrata martirizado con un demagogo desenfrenado.
Otra diferencia radical reside en las características de la oposición en ambos casos. En Chile, los camioneros, el grupo Patria y Libertad, buena parte de la Democracia Cristiana, el Partido Nacional y, por supuesto, las Fuerzas Armadas eran efectivamente fascistas y tan golpistas... Que dieron un golpe de Estado. Algunos podrán decir que eso mismo sucedió en Venezuela hace 12 años. Pero justamente: hace 12 años. Difícilmente alguien puede equiparar a Leopoldo López o a Henrique Capriles o a María Corina Machado con Augusto Pinochet o los dirigentes de Patria y Libertad, o muchos otros políticos efectivamente fascistas de aquella época en Chile. Uno puede discrepar o avalar la táctica y la estrategia de unos dirigentes opositores u otros en Venezuela. Pero sus credenciales democráticas al día de hoy permanecen intactas. El que está en la cárcel es Leopoldo López; no Nicolás Maduro.
El país necesita una defensa colectiva de la democracia representativa
La última vertiente de la analogía aberrante absurda es la de Estados Unidos. Nixon y Kissinger empezaron a conspirar contra el Gobierno de Allende antes de que fuera Gobierno: desde el asesinato del general René Schneider en la primavera austral de 1970. Quizás Bush y Powell lo hicieron también en 2002 en Venezuela; pero hace seis años que Bush ya no es presidente de Estados Unidos y no hay absolutamente ningún indicio de que Barack Obama haya tenido o tenga la menor intención de conspirar para derrocar al pobre Maduro. A menos de que en la estulticia extrema de un sector de la izquierda latinoamericana, opinar sobre lo que sucede en Venezuela equivale a intervenir en lo que sucede en Venezuela. En eso la izquierda de la región dentro y fuera del Gobierno se identifica con el viejo nacionalismo revolucionario mexicano, con el peronismo o con la rancia rétorica juridicista de la región, pensando que decir algo es intervenir y, como no se quiere intervenir, mejor no se dice nada. Solo en ese tipo de cabezas cabe la idea de que la comunidad iberoamericana o internacional no debe pronunciarse sobre lo que sucede en Venezuela o en Ucrania, o en Cuba, o en Siria, aunque supongo que sí en Chile cuando Pinochet, en Sudáfrica bajo elapartheid, en Argentina bajo Videla, en México bajo… el PRI (de antes, por supuesto).
Claro, esta aberración se explicaba —que no se justificaba— antes por otra diferencia fundamental entre Allende y Maduro: el entorno mundial de la guerra fría. Esta última ya no existe, porque desapareció el bloque socialista, y por tanto en ninguna cabeza cabe que el chavismo en cualquiera de sus encarnaciones represente una amenaza para nadie —salvo para el pueblo venezolano—. Estados Unidos se limita —no es poco, ni aceptable— a recurrir a la fuerza abierta o encubierta solo para defender intereses geopolíticos directos, no preferencias ideológicas. Allende, al final, fue una victima más de la guerra fría; Maduro es una tragicómica reminiscencia.
Nadie sabe cómo va a terminar lo de Venezuela, salvo que que va a terminar mal. Habría cómo evitarlo: gracias a una actuación colectiva, regional, defensora de la democracia representativa, en un país que suscribió la Carta Democrática Interamericana de 2001 y el Pacto de San José de los años sesenta. Como por su propias razones, ningún país de América Latina se propone hacerlo, o bien esa desdichada nación seguirá a la deriva o bien otros empezarán a actuar, por sus propias razones. No conspirando, ni subvirtiendo, ni asesinando, sino simplemente cancelando visas y congelando cuentas. Que para las élites venezolanas —viejas oligarquías o nuevas boliburguesías— es abominable y el peor de los mundos posibles: no poder ir a Miami de compras por el día.
Jorge G. Castañeda es analista político y miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de Estados Unidos.

Ucrania: como a Venezuela, ou pior?

Os russos só estão ali para proteger a população, como se pode constatar.

As the standoff between Russia and Ukraine continues, supporters of both sides violently clashed in the eastern city of Donetsk late into the night on Thursday, March 13. In what resembled the front line of a battle, two rallies -- one pro-Russian, one pro-Ukrainian -- faced off with eggs, stun grenades, and firecrackers. According to the BBC, the violence was instigated by pro-Russian activists who attacked a pro-Ukrainian rally. Despite police efforts to cordon off the battling sides, the clashes left at least one person dead.
Meanwhile, thousands of Russian troops are gathering on the border with Ukraine, with the Kremlin apparently flexing its muscles before the referendum in Crimea this Sunday. The region's residents are to decide whether they prefer to stay within Ukrainian borders, or join the Russian Federation.  
Authorities from both Russia and Ukraine issued statements condemning the events in Donetsk, accusing each other of instigating the clashes.
Acting President of Ukraine, Oleksandr Turchynov did not hold back. "Dreadful things happened in Donetsk yesterday evening. As a result mothers again have to bury their children. Hospitals are again full of injured. It is a terrible tragedy.... The most cynical thing is that the victims were Ukrainian citizens who came to the rally in their hometown to support the integrity of our country. This is the true face of double agents-separatists who provoked the fight. They and their masters in Kremlin are indifferent to the lives of people whom they supposedly were willing to defend. Every Ukrainian has to understand that," Turchynov said Friday.
The Russian Foreign Ministry's (MFA) statement, translated by The Guardian is a mirror image of Turchynov's.
"Radical far-right gangs armed with traumatic firearms and clubs, who began to arrive in the city yesterday from other regions of the country, attacked peaceful protesters who came out on the streets to express their attitude toward the destructive position of the people who call themselves the Ukrainian government."
The MFA claimed that the government in Kiev had lost control of the country.
"Russia recognizes its responsibility for the lives of countrymen and fellow citizens in Ukraine and reserves the right to take people under its protection," the Foreign Ministry ominously warned.
Euromaidan PR, the information outlet of the Maidan opposition movement posted online raw footage featuring the violent melee.
Several buses and a cordon of riot police were unable to stop protesters from clashing.



Here, a group of pro-Ukrainianprotesters, huddled together, are forced to kneel. Others are chanting "On your knees!"



What started with pro-Russia chants on one side, and waving Ukrainian flags on the other, ended in brutal beatings, shown here in a Vice Newsreport.

Venezuela: até quando Brasil? Quantos mortos mais?


O ridículo argumento do tirano apedeuta é que há franco-atiradores nos bairros. Ora, o que se tem visto, desde o início da luta dos estudantes pela liberdade, são criminosos chavistas motorizados atirando nas pessoas que protestam nas ruas. Quanto aos estudantes presos, são submetidos a tortura e permanecem incomunicáveis - uma escandalosa violação dos Direitos Humanos. É esse déspota que Dilma e Lula apoiam, para vergonha do Brasil. O exército norte-americano afirma que a Venezuela já caminha para uma catástrofe:

Matéria do El País:

Vários bairros de classe média da cidade de Valencia, capital do Estado de Carabobo e a terceira cidade mais populosa do país, amanheceram militarizados nesta quinta-feira depois que o presidente Nicolás Maduro —que horas antes prometia “medidas drásticas” para aplacar os protestos que desde o dia 12 de fevereiro sacodem o país— ordenasse a invasão de casas de opositores que participam das manifestações.
Na quarta-feira completou-se o primeiro mês da onda de protestos na Venezuela, que teve sua origem nas reivindicações dos estudantes, mas que, rapidamente, tomou corpo com a adesão de uma parte da população opositora que não se mostra disposta a esperar o calendário eleitoral para forçar a saída de Maduro do Governo.
Os incidentes mais violentos do dia foram em Valencia. Em choques anteriores, dois manifestantes e um integrante da Guarda Nacional morreram na cidade. Entre os mortos, a ex-miss Génesis Carmona e a estudante Geraldine Moreno, que agonizou durante dois dias depois de receber um tiro a queima-roupa e uma série de disparos no rosto que lhe causaram danos irreparáveis no cérebro.
Mesmo para o histórico violento na cidade, a quarta-feira foi um dia especialmente sangrento. Foram três mortes por tiros e 15 feridos. Um dos mortos foi o capitão da Guarda Nacional, Ranzor Bracho, de 36 anos, que foi atingido por um disparo nas costas.
Os outros dois mortos eram civis: Jesús Acosta, de 23 anos de idade, estudante de engenharia na vizinha Universidade de Carabobo; e Guillermo Sánchez, um treinador esportivo de 42 anos. Em ambos os casos, os depoimentos de testemunhas e de familiares dizem que grupos em motos pertencentes aos “coletivos” paramilitares do oficialismo realizavam operações na zona. Luis Acosta, primo de Jesús, declarou ao diário Notitarde de Valencia que “os grupos, de maneira deliberada, dispararam”.
Por sua vez, Gina Rodríguez, esposa de Guillermo Sánchez, foi taxativa em suas declarações ao repórter Fernando del Rincón, da rede CNN: “Eu posso te dizer que eram aproximadamente 50 ou 60 motos que vinham disparando contra nós, contra os prédios e atirando pedras; meu marido teve que sair correndo, se meteu entre um dos prédios e o agarraram, ele disse que não estava fazendo nada, mas, mesmo assim, o levaram”.
Mas o governador do Estado de Carabobo, Francisco Ameliach —um ex-oficial do Exército, colaborador próximo do desaparecido comandante Hugo Chávez— fez questão de dizer nas declarações à televisão que todas as mortes ocorreram por franco atiradores que estavam nos prédios adjacentes. Segundo Ameliach, os franco atiradores se preparavam para atacar uma marcha de trabalhadores oficialistas do setor automobilístico que se aproximava do local, exigindo que as empresas internacionais de automóveis que, como a Ford e a General Motors, mantêm plantas em Valencia, não cessem suas operações. Essas companhias diminuíram sua produção e avisaram sobre um próximo fechamento, devido às dificuldades de importação de componentes e de acesso à moeda estrangeira. Como as autoridades souberam desses planos, sempre segundo a versão oficial de Ameliach, desviaram o rumo. De modo que os francoa tiradores, frustrados, optaram por disparar à queima-roupa.
Aceitando a história dos franco atiradores, o presidente Maduro ordenou durante a madrugada da quinta-feira cercar as construções El Trigal, La Isabelica e Mañongo da capital do Estado. O objetivo das invasões seria capturar os supostos responsáveis pelas mortes. Além disso, em uma tentativa de agradar os setores do chavismo insatisfeitos porque, depois de um mês de desordens, os ânimos de protesto da oposição não parecem minguar de maneira espontânea, o presidente anunciou outras medidas severas, como a intervenção “da força pública nos focos violentos nas próximas horas” e a detenção de quem financiar e fornecer para “os grupos violentos”, segundo informou por meio de sua conta no Twitter a ministra da Comunicação e Informação, Delcy Rodríguez.
Na última hora de ontem, soube-se que os corpos de segurança ocupavam dezenas de casas nesses setores. Durante a operação, fecharam as ruas e impediram o acesso à imprensa. Ainda não se sabe o número de pessoas presas. Ao meio dia da quinta-feira, o Foro Penal Venezuelano informava que desde a noite anterior havia registrado 51 novas detenções em todo o país. (El País).

Original

PROTESTAS EN VENEZUELA

Maduro despliega militares en Valencia

El Ejército toma el control de barrios de clase media en la tercera ciudad venezolana tras anunciar el presidente “medidas drásticas” contra las protestas

Varios barrios de clase media de la ciudad de Valencia, capital del Estado de Carabobo y tercera ciudad del país por población, amanecieron militarizados ayer después de que durante la madrugada el presidente Nicolás Maduro —que horas antes había prometido “medidas drásticas” para aplacar las protestas que desde el 12 de febrero sacuden el país— ordenara el allanamiento de viviendas de opositores que participan en los desórdenes.
El miércoles se cumplió el primer mes de la oleada de disturbios en Venezuela, que tuvo su origen en los reclamos del sector estudiantil, pero que rápidamente engarzó en el ánimo insurreccional de una parte de la población opositora que no se muestra dispuesta a esperar al calendario electoral para forzar la salida del Gobierno de Maduro.
Los incidentes más violentos del día fueron en Valencia. En anteriores choques ya habían muerto en esa ciudad dos manifestantes y un integrante de la Guardia Nacional. Entre esos fallecidos se encontraban la exreina de belleza Génesis Carmona y la estudiante Geraldine Moreno, quien agonizó durante dos días luego de recibir a quemarropa una salva de perdigones en el rostro que le causó daños irreparables en el cerebro.
Incluso para los estándares violentos de la ciudad, la del miércoles fue una jornada especialmente sangrienta. Hubo tres muertes por heridas de bala y 15 heridos. Uno de los fallecidos fue el capitán de la Guardia Nacional, Ranzor Bracho, de 36 años, quien fue alcanzado por un disparo en la espalda.
Los otros dos muertos fueron civiles: Jesús Acosta, de 23 años de edad, estudiante de Ingeniería en la vecina Universidad de Carabobo; y Guillermo Sánchez, un entrenador deportivo de 42 años. En ambos casos, los testimonios de presentes en los hechos y de familiares refieren que grupos de motorizados pertenecientes a los “colectivos” paramilitares del oficialismo realizaban operaciones de amedrentamiento en la zona. Luis Acosta, primo de Jesús, declaró al diario Notitarde de Valencia que “los colectivos de manera deliberada dispararon aún sin tener capuchas ni nada”.
Por su parte, Gina Rodríguez, esposa de Guillermo Sánchez, fue tajante en sus declaraciones al entrevistador Fernando del Rincón, de la cadena CNN en español: “Yo te puedo decir que eran aproximadamente 50 o 60 motos que venían disparando, tirando piedras, disparándonos a nosotros, a los edificios; mi esposo tuvo que salir corriendo, se metió entre uno de los edificios y lo agarraron, él les dijo que no estaba haciendo nada, pero se lo llevaron”.
Pero el gobernador del Estado de Carabobo, Francisco Ameliach —un exoficial del Ejército, colaborador cercano del desaparecido comandanteHugo Chávez— insistió en declaraciones de televisión que todas las muertes habían sido producidas por francotiradores apostados en los edificios adyacentes. Según Ameliach, los francotiradores se preparaban para atacar a una marcha de trabajadores oficialistas del sector automovilístico que se aproximaba a la zona, exigiendo que las empresas internacionales de automóviles que, como Ford y General Motors, mantienen plantas ensambladoras en Valencia, no cesen en sus operaciones. Esas marcas han bajado su producción y avisan de un próximo cierre, por las dificultades de importación de componentes y deacceso a las divisas.Como las autoridades supieron de esos planes, siempre según la versión oficial de Ameliach, desviaron la marcha. Así que los francotiradores, frustrados, habrían optado por disparar a mansalva.
Acogiéndose a la historia de los francotiradores, el presidente Maduro ordenó durante la madrugada del jueves copar las urbanizaciones El Trigal, La Isabelica y Mañongo de la capital carabobeña. El objetivo de los allanamientos sería capturar a los presuntos responsables de las muertes. También, en un intento por complacer a los sectores del chavismo disgustados porque, luego de un mes de desórdenes, los ánimos de protesta de la oposición no parecen menguar de manera espontánea, anunció otras medidas severas, como la intervención “de la fuerza pública en los focos violentos en las próximas horas” y la detención de quienes financien y provean a “los grupos violentos”, según informó desde su cuenta de Twitter la ministra de Comunicación e Información, Delcy Rodríguez.
A última hora de ayer, se conoció que los cuerpos de seguridad habían ocupado decenas de viviendas en esos sectores. Durante el operativo, cerraron calles e impidieron el acceso a la prensa. Se desconoce el número de detenciones que se habían llevado a cabo. Al mediodía del jueves, el Foro Penal Venezolano informaba de que desde la noche anterior se habían registrado 51 nuevos arrestos en todo el país.

Venezuela: continuam os assassinatos; e o Brasil?

O próprio governo da Venezuela admite: já são 28 os mortos desde o início dos protestos. À diferença do que avalia o Itamaraty, nada indica que as manifestações vão arrefecer nem que Nicolás Maduro cederá à razão. Ao contrário: nesta quinta, ele fez novas ameaças, sempre subindo o tom. Acusou, o que é mentira documentada, franco-atiradores ligados aos protestos de praticar os assassinatos.
Familiares de duas das vítimas, Jesus Enrique Acosta Matute, de 22 anos, e Alfonzo Sánchez Velásquez, de 42, confirmaram ao jornal El Universal, durante os respectivos velórios, que os tiros partiram das milícias motorizadas que atuam em defesa do governo. Asseguram ainda que nem um nem outro participavam de protestos.
Esses assassinos compõem os chamados “coletivos”, que são as milícias chavistas. Circulam em bandos, em motocicletas, e, sob orientação de Nicolás Maduro, enfrentam os que vão às ruas a bala e com coquetéis molotov. Estima-se que pelo menos 1.300 pessoas já tenham sido presas. Até agora, a polícia não deteve um único desses delinquentes.
Os líderes da oposição fazem ainda outra denúncia: grupos organizados estão depredando prédios públicos, numa ação orquestrada, para jogar a responsabilidade nos ombros dos manifestantes. Em sua loucura, parece que Maduro está disposto a investir numa guerra civil porque, nesse caso, pode tentar esmagar seus adversários a bala, mas aí em larga escala.
Os próprios oposicionistas estão recorrendo às redes sociais para denunciar a ação dos agentes provocadores, que desvirtuam os protestos pacíficos e fornecem o pretexto para a ação violenta da polícia e da Guarda Nacional Bolivariana.
Esse é o governo que conta com o apoio incondicional da presidente Dilma Rousseff e que recebe, em carta, a inteira solidariedade de Luiz Inácio Lula da Silva.
A propósito: já passou da hora de a oposição no Brasil — e mesmo os parlamentares que, pertencendo à base do governo, não compactuem com a ditadura — se manifestar a respeito do que se passa no país vizinho. E têm dois bons motivos para fazê-lo.
O primeiro diz respeito a valores: é preciso repudiar a ditadura e a truculência do governo Maduro, que prende oposicionistas e estimula a ação de fascistoides armados. O segundo diz respeito diretamente à Comissão de Relações Exteriores do Senado, uma Casa que, diga-se, foi fiadora do ingresso na Venezuela no Mercosul: quantos mortos são necessários para que os nossos parlamentares percebam que as questões do continente também lhes dizem respeito?

Ucrania-Russia: a razao do mais forte, nem sempre a melhor...


Russia: Russia reiterated that it reserves the right to intervene in Ukraine. The Russian foreign minister released a statement saying that Ukrainian authorities are unable to provide basic security after one person died in clashes between pro-Ukrainian and pro-Russian activists.
Foreign Policy, March 14, 2014

Curioso mesmo: ocorreu UMA morte numa cidade da Ucrânia oriental, e o morto era um ativista pró-ucraniano, não pró-russo.
A segurança básica seria para quem mesmo?
E se morrer um pró-russo na Crimeia? A Rússia vai intervir, para garantir a segurança?
Aliás, precisa?
Paulo Roberto de Almeida 





Venezuela: mais um caso de exagero midiatico, segundo o conselheiro totalitario

Repressão desse tipo só se explica de um jeito: ódio.
Essa gente tem ódio a quem não pensa como eles. Eles tem ódio à democracia.
Gostam mesmo é de ditaduras assassinas.
Paulo Roberto de Almeida 

Repressão de Maduro supera a de Chávez

Ativistas denunciam agressões, torturas e desaparecimentos sem precedentes

13 de março de 2014 | 23h 43

Oscar Medina, Caracas / Especial Para o Estado
CARACAS - O caso de Marvinia Jiménez é emblemático diante do que ocorre na Venezuela. É difícil esquecer as imagens que mostram quando uma robusta integrante uniformizada da Guarda do Povo - um componente militar subordinado à Guarda Nacional Bolivariana - a domina com violência, a arremessa no chão, monta nela e a golpeia seguidas vezes com o capacete.
Gravada, agressão a Marvinia Jiménez tornou-se exemplo de abusos do chavismo - Rafael Reyes/Notitarde
Rafael Reyes/Notitarde
Gravada, agressão a Marvinia Jiménez tornou-se exemplo de abusos do chavismo
Difícil esquecer seu rosto deformado. Difícil imaginar o terror das horas durante as quais ela permaneceu algemada, trancada em uma cela, incomunicável, sem poder falar com a família, muito menos com um advogado. Marvinia - que tem problemas motores em metade do corpo - mora em La Isabelica, uma região pobre da cidade de Valência, no Estado de Carabobo, no centro do país. Ali, no dia 24, enquanto gravava com seu celular a investida da guarda contra um grupo de manifestantes, entre disparos e gases lacrimogêneos, ela foi agredida.
Um trecho da sua declaração ao jornal local El Carabobeño descreve o momento: "Um dos guardas quis arrancar o celular da minha mão, mas eu joguei o aparelho bem longe e não sei se alguém o encontrou. Neste momento, uma mulher que parecia um gorila avançou em mim. Enquanto ela me espancava, puxaram meus braços para trás e me algemaram. A mulher enlouquecida continuava batendo em mim. Parece que quebrou uma unha ao me jogar no chão e isso a enfureceu. Ela tirou o capacete e começou a me espancar com ele. Não lembro quantas pancadas recebi, achei que fosse desmaiar, porque, de nascença, tenho o lado esquerdo adormecido e minha mão estava ficando imóvel. Gritei para ela: ‘Tenho deficiência física, tenha dó de mim’. Ela não escutou - me arranhou, cuspiu em mim, me chutou, torceu o meu pescoço, me mordeu e me puxou os cabelos. Só a ouvi quando ela disse: ‘Maldita, você quebrou minha unha que era tão linda’. E me bateu com o capacete do lado esquerdo do rosto e na testa. Tenho hematomas no rosto, inflamações por toda parte, galos na cabeça. O que lembro deste momento é de um guarda que gritava: ‘Morena, bate mesmo nessa magricela suja’. Outro ainda gritou: ‘Larguem ela, que estão gravando’."
Defensores dos direitos humanos ouvidos por jornalistas concordaram em ressaltar o esquema comum: prisões arbitrárias, aplicação excessiva e desproporcional da força, uso ilegal de armas de fogo, torturas, maus-tratos e humilhações, incomunicabilidade dos detidos, violações do devido processo e restrição da liberdade. Também reclamaram de forma veemente da falta de ação da Defensoria Pública. Gabriela Ramírez, que chefia o organismo, declarou que no seu escritório não chegaram as denúncias de torturas de que se fala nos veículos de comunicação e nas redes sociais.
O Foro Penal Venezuelano, cujos advogados assistiram gratuitamente os presos, resumiu o que vem sendo denunciado ao longo dessas semanas em cinco páginas. Desde o dia 9, até as 18 horas do dia 26, constavam nos registros, "609 detenções, prisões ou retenções ilegais em todo o país". Desse grupo de pessoas, 162 haviam sido apresentadas aos tribunais "e para todas foi aberto um processo penal por sua participação das manifestações, acusando-as de delitos que vão desde supostos danos à propriedade pública e privada a terrorismo".
Até hoje, já são mais de 1,6 mil processados segundo a própria Procuradoria-Geral da República, embora, no dia 7, houvesse 1,1 mil detidos da lista do tribunal. Finalmente, a corte apresentou à Defensoria Pública e à Promotoria 33 casos de tortura e "tratamento cruel, desumano e degradante" de presos.
Destino. Segundo ativistas, há um padrão de violações, embora com elementos que poderiam ser qualificados como "inovadores". "Não sei se podem ser chamados de ‘desaparecidos’, porque essa não é a categoria na definição de direitos humanos, mas temos uma grande quantidade de casos de pessoas incomunicáveis", explica Alfredo Romero, do Foro Penal Venezuelano. "Tornou-se algo normal."
"Em 2007, durante as manifestações pelo fechamento da Rádio Caracas Televisión (um canal privado ao qual Hugo Chávez negou a renovação da concessão), foram detidas 251 pessoas. Nós, advogados, fomos para os centros de reclusão e pudemos falar com os detidos. Hoje, não. E o pior é que alguns foram obrigados mediante espancamento a assinar documentos afirmando que tiveram acesso a um defensor", compara Romero.
Nizar Fakih, do Centro de Direitos Humanos da Universidade Católica Andrés Bello (Ucab), percorre os cárceres da cidade e confirma o relato de Romero: "A regra é não permitir que eles se comuniquem com gente de fora".
Falar com um advogado e com os parentes dos detidos não é uma concessão. O Artigo 44 da Constituição da República Bolivariana de Venezuela estabelece esse direito para todo detido. Ultimamente, ocorre o contrário: gente capturada pela Guarda Nacional ou algum corpo policial "some" durante horas. Em alguns casos, dias, sem que seus parentes tenham notícias além de um vago "eles o levaram". "Muitos passam de 4 a 6 horas sem ser localizados. E na região metropolitana de Caracas, tratamos de pelo menos dez casos em que tivemos contato com os detidos depois de 48 horas ou mais".
Advogados e defensores dos direitos humanos que descobriram o paradeiro de manifestantes detidos percorrendo delegacias de polícia, centros de reclusão e tribunais. "Nós nos mobilizamos e assim podemos encontrá-los", denuncia Fakih. "Os parentes ou os amigos nos dizem para onde eles foram levados e isso nos permite inferir o lugar de reclusão. Em muitos casos, não nos permitem vê-los nem na condição de advogados - e eu diria que em 98% dos casos o Corpo de Investigações Científicas, Penais e Criminalísticas (CICPC), a Guarda Nacional e a Polícia Nacional não deixam que os parentes os vejam."
Marino Alvarado, da Provea, acrescenta um elemento: "Os advogados não só foram impedidos de visitar os detidos, como foram ameaçados por agentes policiais - e outros receberam ameaças até de juízes, por reclamar em tribunais pela violação dos direitos dessas pessoas".
Alvarado denuncia também a falta de informações exatas sobre os detidos: "É uma prática desumana. Muitas vezes obtemos os dados porque algum policial nos passa informalmente, por baixo do pano". E a falta de comunicação dificulta a ação da defesa: "Temos acesso aos detidos apenas cinco ou dez minutos antes que eles sejam apresentados aos tribunais", afirma Fakih. "E nesse breve espaço de tempo é que temos de preparar a defesa."
A Provea destaca um novo elemento na ação do Estado: "O que nos preocupa é a participação de grupos paramilitares na repressão", afirma Alvarado, sobre os grupos de motociclistas que agem durante as manifestações. "Esses grupos existem há muito tempo - e atuavam ocasionalmente - mas, desde o mês de fevereiro, sua ação se intensificou em coordenação com a Guarda Nacional, deixando pessoas assassinadas e feridas. Eles foram vistos até prendendo gente e destruindo casas."
Alvarado refere-se aos chamados "coletivos", bandos organizados de motociclistas ligados ao governo que agem como força de choque - até com o uso de armas - com a anuência dos corpos policiais e militares, que recebem respaldo do governo. No dia 7, a ministra da Defesa, Carmen Meléndez, condecorou 57 membros da Guarda Nacional que teriam sido feridos nos protestos.
TRADUÇÃO DE ANNA CAPOVILLA