O que é este blog?

Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida;

Meu Twitter: https://twitter.com/PauloAlmeida53

Facebook: https://www.facebook.com/paulobooks

quarta-feira, 30 de julho de 2014

Legislando economicamente 60 anos para a frente??!! Qual pais faz esse tipo de bobagem?

Acho que você já percebeu, caro leitor, que esse país é o nosso próprio, não é mesmo?
Entendo que se deve legislar em matéria providenciária pelo menos uma geração à frente, até duas, uma vez que se trata de transferências de recursos intergeracionais, ou seja, os ativos de hoje, e os que ainda vão entrar no mercado de trabalho, vão precisar cotizar para pagar os ativos de hoje e os aposentados de amanhã, que serão aliás os próprios contribuintes. Aqui, se trata simplesmente de uma conta de padeiro, como diriam alguns: ou seja, se você quer ganhar dinheiro mais à frente precisa saber de onde sairá esse dinheiro, do não consumo de hoje e do investimento (individual ou coletivo) realizado agora, para recolher os retornos dos recursos amanhã.
Mas será que isso se aplica em matéria de produção industrial -- sempre tão dinâmica e mutável -- ou de decisões de investidores privados? Quem pode dizer como se distribuirão insumos, fluxos de comércio, transportes e comunicações, oportunidades para alocação ótima de investimentos com mais de meio século de distância? Só um maluco econômico faria isso, não é mesmo?
Pois é, esse maluco somos nós mesmos.
Já foi um erro, em 1967, os militares criarem a Zona Franca de Manaus, que introduz uma série de distorções na alocação de recursos.
Pergunto: quem, em sã consciência, considera normal transportar insumos a 4 mil km de distância, e depois transportar os bens produzidos a igual distância para os mercados consumidores? Não faz sentido, não é mesmo?
As vantagens ricardianas da Amazônia indicariam que ela estaria melhor desenvolvendo produtos e serviços da floresta: turismo ecológico, extração de recursos naturais, processamento de princípios ativos das espécies locais para seu aproveitamento industrial, enfim, uma série de outras atividades que valorizariam a região em seu ambiente próprio, não mediante um enclave artificial, sujeito a fraudes, desvios, corrupção e toda uma série de distorções que só convertem a região e o Brasil num sistema esquizofrênico de organização econômica.
Lamento que os técnicos, os legisladores, os estadistas (ou falta de) não consigam fazer do Brasil um país normal...
Paulo Roberto de Almeida

A Emenda Constitucional 83, que prorroga os benefícios tributários da Zona Franca de Manaus até 2073, será promulgada em sessão solene do Congresso Nacional na próxima terça-feira (5 de agosto). A sessão terá início ao meio-dia no Plenário do Senado Federal.
A Zona Franca de Manaus foi criada em 1967 - com vigência inicial até 2023 -, para estimular a geração de emprego e renda na região amazônica. Em junho passado o Congresso aprovou texto do Executivo que prorroga a vigência por mais 50 anos – até 2073.
O prolongamento da vigência da zona franca tem como objetivo, segundo o governo, oferecer segurança jurídica para que os empresários mantenham projetos ou aumentem investimentos, além de permitir a continuidade de um regime que vem colaborando para o desenvolvimento socioeconômico da Amazônia. 

Companheiros totalitarios e um banqueiro calhorda: Santander se dobravergonhosamente aos neobolcheviques

Banqueiros são sempre covardes, mas este é pior: é um crápula. Sacrificou um funcionário competente para se agachar ante totalitários.
Paulo Roberto de Almeida 
Una carta a clientes ‘premium’ pone en apuros al Santander en Brasil
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha declarado "inadmisible" la carta que la filial brasileña del Banco Santander envió el viernes pasado a sus clientes premium, insinuando que la mejoría de la posición de la presidenta en las encuestas para las elecciones del próximo octubre tendría un efecto negativo en los mercados de ese país. A pesar de que el banco publicó un desmentido ese mismo día, y que el presidente Emilio Botín, presente en Río de Janeiro con motivo del III Encuentro Internacional de Rectores de Universia en esa ciudad, dijo que el informe lo hizo un analista "sin consultar a quien debía", la presidenta ha afirmado que piensa hablar respecto del documento con Botín. "La séptima economía del mundo no puede aceptar ningún tipo de interferencia".
La carta fue enviada bajo el título Usted y su dinero como última página del resumen mensual de movimientos a los titulares de las cuentas Select, es decir, aquellas que tienen ingresos superiores a 10.000 reales (3.350 euros) al mes. "La pérdida de confianza y el creciente pesimismo respecto a Brasil están derribando la popularidad de la presidente [sic], que cae en los últimos sondeos, y provocando una subida de la Bolsa de São Paulo", reza el comunicado.
"Es difícil saber cuánto va a durar ese escenario, y cuáles serán las consecuencias últimas de una caída aún mayor de Dilma Rousseff en las encuestas. Si la presidente se mantiene o vuelve a subir en los sondeos, puede producirse una reversión de ese escenario. El cambio volvería a desvalorizarse, los tipos de interés a largo plazo retomarían su alza y el índice Ibovespa [el principal de la Bolsa de São Paulo] caería".
Tras las reacciones de los medios de comunicación y las redes sociales, el Santander publicó una nota en su página web afirmando que el texto, enviado a "un 0,18% de nuestros clientes", "vulneró las directrices internas que establecen que todos y cada uno de los análisis económicos se restrinjan a discutir las variables que puedan afectar la vida financiera de nuestros titulares de cuentas, sin ningún sesgo político o ideológico".
El banco pidió "perdón a los clientes que puedan haber interpretado el mensaje de otra manera" y afirmó "reiterar nuestra convicción de que la economía brasileña seguirá su exitosa trayectoria de desarrollo".
En una entrevista a varios medios brasileños, este lunes, Rousseff afirmó que no aceptará injerencias por parte de ninguna entidad financiera, y que la petición de disculpas del Santander fue muy protocolaria. "Conozco muy bien a Emilio Botín", afirmó, "y hasta pretendo hablar personalmente con él". Aún así, declaró que aún no saber qué medidas adicionales tomar con respecto a la carta. "No voy a especular", afirmó. "Soy la presidenta de la República y debo tener una actitud más prudente".
La presidenta comparó las previsiones sobre la economía a los malos augurios con respecto al Mundial de fútbol, celebrado entre junio y julio de este año. "El año pasado dijeron exactamente lo mismo", afirmó Rousseff. "Hasta llegaron a decir que habría un apagón [de electricidad]. Hay pesimismo contra la economía igual que hubo pesimismo contra el Mundial". El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva opinó este lunes, por su parte, que el responsable del texto enviado a los clientes de Santander "no entiende una mierda de Brasil". “No existe otro lugar del mundo en que el Santander esté ganando más dinero que en Brasil. Aquí gana más que en Nueva York, más que en Londres, en Pekín, París, Madrid, Barcelona”, añadió.
La incomodidad de la presidenta Rousseff se hizo notar en el encuentro internacional de rectores organizado en Río de Janeiro por Universia, una asociación de universidades patrocinado por el Banco Santander. En la apertura del evento Botín reiteró que la carta no reflejaba la posición del banco. "En una organización en la que trabajan 180.000 personas una cosa así puede pasar", afirmó. Pero ni el vicepresidente Michel Temer ni ningún miembro del Gobierno —ni siquiera el de Educación— estuvieron en la jornada principal del evento, que reunió a un millar de rectores universitarios de todo el mundo. Hasta el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, canceló su presencia en el último minuto.
Desde que Rousseff llegó al poder en 2011, Emilio Botín ha estado en el país sudamericano en al menos cuatro ocasiones. Y en las cuatro, fue recibido por la presidenta en el palacio del Planalto, en Brasilia, donde hizo saber sus mensajes de optimismo con respecto al país. "Tengo toda la confianza en Brasil", afirmó en su penúltima visita, en septiembre de 2013. "Este es un gran país, llevamos algunos años y estamos apostando a tope. Brasil va a seguir para arriba".
En los pasillos del acto el tema flotó casi como un tabú. Los representantes del Santander presentes en Río de Janeiro trataron de minimizar el incidente o evitar referirse directamente a él. Fuentes del Santander consultadas por EL PAÍS justificaron las notorias ausencias afirmando que "nadie del Gobierno había confirmado totalmente su presencia; estamos en campaña electoral y pueden surgir imprevistos". 
La presidenta Rousseff viene cayendo de forma sostenida en los sondeos desde los disturbios del año pasado. En la última encuesta del instituto CNI-IBOPE, publicada el pasado junio, el Gobierno de Rousseff tenía una aprobación del 31%, frente al 61% de marzo de 2013. La popularidad personal de la presidenta también ha caído desde el 79% de marzo de 2013 hasta el 44% de este junio. Mientras, el índice Ibovespa ha crecido casi un 29% desde su punto más bajo, el pasado mes de marzo.

terça-feira, 29 de julho de 2014

Os sindicatos sao maquinas de provocar desemprego - George Reisman (Mises)

Labor Unions Are Anti-Labor
by George Reisman
Von Mises Institute, on July 28, 2014

Many Americans, perhaps a substantial majority, still believe that, irrespective of any problems they may have caused, labor unions are fundamentally an institution that exists in the vital elf-interest of wage earners. Indeed, many believe that it is labor unions that stand between the average wage earner and a life of subsistence wages, exhausting hours of work, and horrific working conditions.
Labor unions and the general public almost totally ignore the essential role played by falling prices in achieving rising real wages. They see only the rise in money wages as worthy of consideration. Indeed, in our environment of chronic inflation, prices that actually do fall are relatively rare.
Nevertheless, the only thing that can explain a rise in real wages throughout the economic system is a fall in prices relative to wages. And the only thing that achieves this is an increase in production per worker. More production per worker — a higher productivity of labor — serves to increase the supply of goods and services produced relative to the supply of labor that produces them. In this way, it reduces prices relative to wages and thereby raises real wages and the general standard of living.
What raises money wages throughout the economic system is not what is responsible for the rise in real wages. Increases in money wages are essentially the result just of the increase in the quantity of money and resulting increase in the overall volume of spending in the economic system. In the absence of a rising productivity of labor, the increase in money and spending would operate to raise prices by as much or more than it raised wages. This outcome is prevented only by the fact that at the same time that the quantity of money and volume of spending are increasing, the output per worker is also increasing, with the result that prices rise by less than wages. A fall in prices is still present in the form of prices being lower than they would have been had only an increase in the quantity of money and volume of spending been operative.
With relatively minor exceptions, real wages throughout the economic system simply do not rise from the side of higher money wages. Essentially, they rise only from the side of a greater supply of goods and services relative to the supply of labor and thus from prices being lower relative to wages. The truth is that the means by which the standard of living of the individual wage earner and the individual businessman and capitalist is increased, and the means by which that of the average wage earner in the economic system is increased, are very different. For the individual, it is the earning of more money. For the average wage earner in the economic system, it is the payment of lower prices.
What this discussion shows is that the increase in money wages that labor unions seek is not at all the source of rising real wages and that the source of rising real wages is in fact a rising productivity of labor, which always operates from the side of falling prices, not rising money wages.
Indeed, the efforts of labor unions to raise money wages are profoundlyopposed to the goal of raising real wages and the standard of living. When the unions seek to raise the standard of living of their members by means of raising their money wages, their policy inevitably comes down to an attempt to make the labor of their members artificially scarce. That is their only means of raising the wages of their members. The unions do not have much actual power over the demand for labor. But they often achieve considerable power over the supply of labor. And their actual technique for raising wages is to make the supply of labor, at least in the particular industry or occupation that a given union is concerned with, as scarce as possible.
Thus, whenever they can, unions attempt to gain control over entry into the labor market. They seek to impose apprenticeship programs, or to have licensing requirements imposed by the government. Such measures are for the purpose of holding down the supply of labor in the field and thereby enabling those fortunate enough to be admitted to it, to earn higher incomes. Even when the unions do not succeed in directly reducing the supply of labor, the imposition of their above-market wage demands still has the effect of reducing the number of jobs offered in the field and thus the supply of labor in the field that is able to find work.
The artificial wage increases imposed by the labor unions result in unemployment when above-market wages are imposed throughout the economic system. This situation exists when it is possible for unions to be formed easily. If, as in the present-day United States, all that is required is for a majority of workers in an establishment to decide that they wish to be represented by a union, then the wages imposed by the unions will be effective even in the nonunion fields.
Employers in the nonunion fields will feel compelled to offer their workers wages comparable to what the union workers are receiving — indeed, possibly even still higher wages — in order to ensure that they do not unionize.
Widespread wage increases closing large numbers of workers out of numerous occupations put extreme pressure on the wage rates of whatever areas of the economic system may still remain open. These limited areas could absorb the overflow of workers from other lines at low enough wage rates. But minimum-wage laws prevent wage rates in these remaining lines from going low enough to absorb these workers.
From the perspective of most of those lucky enough to keep their jobs, the most serious consequence of the unions is the holding down or outright reduction of the productivity of labor. With few exceptions, the labor unions openly combat the rise in the productivity of labor. They do so virtually as a matter of principle. They oppose the introduction of labor-saving machinery on the grounds that it causes unemployment. They oppose competition among workers. As Henry Hazlitt pointed out, they force employers to tolerate featherbedding practices, such as the classic requirement that firemen, whose function was to shovel coal on steam locomotives, be retained on diesel locomotives. They impose make-work schemes, such as requiring that pipe delivered to construction sites with screw thread already on it, have its ends cut off and new screw thread cut on the site. They impose narrow work classifications, and require that specialists be employed at a day’s pay to perform work that others could easily do — for example, requiring the employment of a plasterer to repair the incidental damage done to a wall by an electrician, which the electrician himself could easily repair.
To anyone who understands the role of the productivity of labor in raising real wages, it should be obvious that the unions’ policy of combating the rise in the productivity of labor renders them in fact a leading enemy of the rise in real wages. However radical this conclusion may seem, however much at odds it is with the prevailing view of the unions as the leading source of the rise in real wages over the last hundred and fifty years or more, the fact is that in combating the rise in the productivity of labor, the unions actively combat the rise in real wages!
Far from being responsible for improvements in the standard of living of the average worker, labor unions operate in more or less total ignorance of what actually raises the average worker’s standard of living. In consequence of their ignorance, they are responsible for artificial inequalities in wage rates, for unemployment, and for holding down real wages and the average worker’s standard of living. All of these destructive, antisocial consequences derive from the fact that while individuals increase the money they earn through increasing production and the overall supply of goods and services, thereby reducing prices and raising real wages throughout the economic system, labor unions increase the money paid to their members by exactly the opposite means. They reduce the supply and productivity of labor and so reduce the supply and raise the prices of the goods and services their members help to produce, thereby reducing real wages throughout the economic system.
Note: The views expressed in Daily Articles on Mises.org are not necessarily those of the Mises Institute.
Comment on this article. When commenting, please post a concise, civil, and informative comment. Comment Policy.
Image source: iStockphoto.

George Reisman, Ph.D., is Pepperdine University Professor Emeritus of Economics and the author of Capitalism: A Treatise on Economics (Ottawa, Illinois: Jameson Books, 1996; Kindle Edition, 2012). See his Amazon.com author's page for additional titles by him. His website iswww.capitalism.net and his blog is www.georgereismansblog.blogspot.com. Follow him onTwitter See George Reisman's article archives.
You can subscribe to future articles by George Reisman via this RSS feed.

Censura totalitaria dos petralhas pretende calar simples economistas - Luiz Guilherme Medeiros

Luiz Guilherme Medeiros

Como disse em artigo prévio, 2014 começou a valer apenas no mês de junho. A euforia nacional, o ufanismo e a desilusão que a Copa trouxe já vieram e já se foram. Resta agora nos preparamos para o segundo momento-chave do ano, as eleições de Outubro. A partir de agora, o centro da discussão passará a ser cada vez mais aonde o Brasil se encontra de fato, e para onde queremos que ele siga.
O debate franco e aberto se faz necessário para alcançarmos algum consenso, e a diversidade de opinião, assim como a liberdade de expressa-la, são vitais nesse processo. 
Infelizmente, parece que nosso governo respeita mais as imagens que passam em suas belas propagandas do que o que é dito pela consciência dos brasileiros que vivem no Brasil de verdade.
Como exemplo temos o banco Santander, que tal como toda empresa, tem dois tipos de interesse vitais para sua sobrevivência: os seus e os dos seus clientes. A falha em zelar por eles é a certeza de sua ruína.
Sendo assim, é razoável considerar que uma recomendação do banco aos seus clientes tem como finalidade o benefício mútuo. Lógico, eles podem discordar e  ignora-la.
Existe também a possibilidade da recomendação ser fruto de um grupo que diverge da mentalidade da empresa, justificando o desligamento dele.
Vamos supor, então, que tanto os clientes rejeitam a recomendação como é razoável demitir a equipe responsável por ela.
Sob que base moral a Presidente da República pode intimidar indivíduos, atuando em empregos privados, numa empresa privada, classificando suas opiniões como "inadmissível"? Que legitimidade ela possui para ameaçar uma organização civil de que tomará uma "atitude bastante clara" em relação a ela?
frieza do comunicado divulgado pelo banco indica que ela está sendo realizada mais por temor ao Planalto que convicção do erro do consultor. Ainda que fosse o contrário, o banco não deve desculpa alguma. A conduta de seus empregados é problema seu. Não cabe ao Executivo julgar qual comentário é admissível ou não de ser feito sobre sua gestão.
Fora o fato de que Santander tem direito de se expressar, é absurdo que um banco cale seus funcionários por medo de retaliação governamental em pleno regime democrático, ainda mais quando existem informações públicas que mostram a relevância da recomendação aos seus clientes. Longe de ter sido feita de forma arbitrária ou irracional.
Quem melhor argumentou em favor desta recomendação não foi sequer o Santander, mas a outra empresa hostilizada nesta semana: a agência de consultoria Empiricus.
No relatório "O Fim do Brasil", disponível em texto e em vídeo, Felipe Miranda, um dos fundadores da empresa, demonstra a credibilidade das previsões da companhia e assegura que sua intenção não é aterrorizar o espectador, mas prepara-lo para o que está por vir. O que ele acha que acontecerá? O retorno de condições econômicas anteriores ao Plano Real em um futuro próximo. 
Para ser breve, resumo os dez argumentos principais do analista que indicam o desastre atual:
1- O crescimento do PIB no governo Dilma é o pior desde o governo Collor, que precedeu ao Real. Nas últimas duas décadas, jamais evoluímos tão pouco.
2- A inflação está persistentemente alta e acima do centro da meta. Estimativas apontam que ela ficará precisamente no teto de 6,5% em 2014, sendo elevado o risco de estoura-lo e ferir a credibilidade do Banco Central.
3- As contas públicas estão completamente desajustadas. O superávit primário médio do governo Dilma foi de 1,5% do PIB, enquanto o de Lula foi 3,1%. Os números não fecham, e o governo terá dificuldade em estabilizar a dívida bruta ou líquida. A solução será uma alta dos juros, comprometendo o orçamento familiar e o crédito.
4- O déficit em transações correntes vem crescendo sistematicamente e a níveis alarmantes. Estamos com baixas reservas de dólar, sendo que em 2015 l BC norte-americano elevará sua taxa de juros, resultando numa atração de recursos para os EUA. Vai faltar dólar no Brasil, e a alta do câmbio resultará em impactos sobre a inflação, importação e empresas com dívida em dólar.
5- O mercado de trabalho está enfraquecendo. O último mês de maio teve a pior criação líquida de postos de trabalho desde 1992. O desemprego só aparenta estar controlado porque as pessoas estão desistindo de procurar trabalho, não entrando assim nas porcentagens.
6- Análises do banco Brasil Plural apontam como matematicamente certo (100%) que teremos racionamento de energia este ano. O nível dos reservatórios chegará a 10%, mantendo o ritmo de hoje. A falta de planejamento e a desastrosa MP 579 resultaram de alterações nas regras do jogo do setor elétrico e quebra de contrato explícita no acordo de renovação automática da Cemig.
7- A Petrobrás foi destruída, com suas ações hoje valendo um terço do que valiam em 2010. A poupança do brasileiro está sendo afetada, visto que ocorre a aplicação do FGTS em ações da empresa. O controle do preço da gasolina acarreta em queimas de caixa, e hoje a Petrobrás apresenta a maior dívida corporativa do planeta.
8- A Eletrobrás também está em situação catastrófica, graças a já citada MP 579. Mas diferente da Cemig, ela aceitou projetos que implicavam retornos negativos para a estatal, graças aos interesses da União nesta medida. O resultado foi o derretimento de suas ações na Bolsa e o ultraje dos acionistas com o prejuízo deliberado que o governo permitiu sob o valor da empresa.
9- A indústria brasileira encolhe a cada dia. Nossa relação de investimento sobre o PIB em 2011 era maior que a de 2014. A participação dos produtos manufaturados nas exportações era maior em 2010 do que em 2013. Nossa participação nas exportações mundiais também encolheu no mesmo período.
10- O medo político existe. A liberdade de imprensa vem caindo nos últimos anos, e o partido do governo ter elaborado uma lista de opositores em seu site oficial não ajuda a melhorar as perspectivas. Um agravamento desta situação pode gerar evasão de capitais tanto de brasileros quanto estrangeiros, assim como emigração dos mesmos do país.
O artigo segue em apresentar os problemas das medidas econômicas heterodoxas do governo Dilma, o abandono do tripé econômico, a intervenção estatal na economia, negligência e maquiagem das contas públicas. 
A Empiricus mostrou claramente porque acredita que a reeleição de Dilma iria trazer prejuízo para o Brasil, o Santander e outros economistas também.
Qual foi a reação do PT e o resto da coligação da Presidente? Dizer que a empresa estava fazendo terrorismo econômico com o relatório e suas matérias, dotadas de conteúdo propagandístico favorável à oposição. A Justiça acatou a denúncia e ordenou ao Google que retirasse todas as peças de publicidade da Empiricus do ar. 

A liderança petista parece acreditar de forma firme que a sociedade civil só deve falar o que lhes agrada. A liberdade de expressão tem este nome porque não é controlada pelo capricho de burocratas.
A solução do partido é adotar o ''nós contra eles''  de sempre, o discurso batido de que apenas o PT se importa com as famílias de renda baixa, a despeito da economia brasileira estar ficando para trás em vários quesitos quando comparada à outros países latino-americanos. A negação da realidade é o primeiro passo para a repressão parecer uma solução sedutora. A consciência de que a conduta do governo atual é catastrófica se faz necessária. Entre o fracasso certo e a chance de sucesso, é melhor se arriscar.


Noticias do Mercosul: boquiaberto

Literalmente sem palavras...
E precisa?

O apagao moral da diplomacia companheira - Revista Veja

Crime de Putin? Azar das vítimas / Sangue em Gaza? Culpa só de Israel

Leonardo Coutinho e Tatiana Gianini
Revista Veja, 26/07/2014

O apagão moral da política externa de Brasília se revela pela indignação seletiva: silêncio total ou estridência sobre atrocidades depende de ideologia, não de princípios universais consagrados

A diplomacia e o direito de imprimir dinheiro são prerrogativas do governo. Nenhum cidadão pode fabricar as próprias cédulas ou ter uma política externa individual em que decida declarar guerra contra outra nação ou favorecer uma em detrimento de outra. O cidadão, porém, pode exigir que o governo se comporte nesses campos em que detém o monopólio decisório à maneira de seu médico ou seu advogado. Ou seja, que cuide da saúde da moeda e da adequação da política externa como um representante informado e capaz de seus mais preciosos interesses. Quando um governante pauta a diplomacia não pelo interesse nacional, mas por sua ideologia particular ou de seu grupo político, ele está agindo como um médico ou advogado que ignora o juramento de usar seu conhecimento e técnica pelo bem do paciente ou cliente. A diplomacia brasileira sob o petismo vem cometendo exatamente esse tipo de desvio de conduta. Age com solene desprezo pelo interesse nacional brasileiro, em benefício da ideologia torta do partido no poder.
Esse apagão moral na política externa brasileira foi demonstrado em sua plenitude na semana passada, com o silêncio total sobre o crime do Boeing cometido pela Rússia, seguido do ataque a Israel, vítima preferencial do terrorismo, cercado por inimigos que consideram ilegítima sua própria existência e pregam abertamente que o país seja varrido do mapa. Enquanto isso, somava-se à iníqua política de indignação seletiva do governo brasileiro a vergonhosa subserviência oficial a Raúl Castro, ditador cubano que por alguns dias se instalou em Brasília como se fosse o dono da casa. São situações que demonstram a falência moral da política externa de Dilma Rousseff — uma das deformações que herdou do lulismo e que cuidou de amplificar.
Dilma está confundindo o interesse partidário com realismo e pragmatismo, dois pilares de uma diplomacia respeitada por outras nações. Ignorar o crime de guerra de Putin na Ucrânia e agir com estridência descabida e unilateralismo contra Israel é uma dubiedade moral inaceitável e uma traição às melhores tradições diplomáticas brasileiras, que sempre nos colocaram ao lado da paz, da amenização de conflitos e da democracia — não da ditadura ou do terrorismo.
Na batalha moral com o filósofo Jean-Paul Sartre, que preferiu compactuar com os horrores cometidos pelo soviético Josef Stalin, o escritor argelino Albert Camus rompeu os laços com o amigo para preservar a sua estatura ética. Em uma análise de um conflito em seu país natal, em 1956, disse: "Quaisquer que sejam as origens antigas e profundas da tragédia argelina, um fato permanece: nenhuma causa justifica a morte de inocentes". Já depois da II Guerra, o mundo começou a caminhar para considerar que a ocorrência de vítimas humanas em conflitos, independentemente do país a que pertenciam ou dos argumentos usados, deveria ser igualmente condenável. Nos rituais diplomáticos, a reação passou a vir em notas de condolência, em que os governos lamentam as tragédias, fossem elas de causas naturais ou humanas. Nos últimos dias, o mundo tem assistido a uma porção delas.
Em Gaza, os ataques do governo israelense contra o grupo terrorista Hamas produziram em torno de 800 mortos desde o início do mês. Mais de trinta israelenses morreram, ou por terem sido atingidos por foguetes do Hamas, ou por entrarem em combate direto com os terroristas. Há duas semanas, no leste da Ucrânia, 298 pessoas que estavam a bordo do voo MH17, da Malaysia Airlines, perderam a vida depois que um míssil lançado por separatistas, apoiados pela Rússia, acertou o Boeing 777. Surpreendentemente, esses eventos têm merecido atenção diferenciada do governo brasileiro. Os ataques de Israel foram condenados pelo Itamaraty como uso "desproporcional da força", enquanto não se fez nada em relação às vítimas dos separatistas na Ucrânia. A vida de alguns inocentes pode ser mais importante que a de outros? Pela moralidade do governo brasileiro, sim. Se os assassinos nutrem a mesma linha ideológica, não há nada a ser dito. Caso a proximidade seja com as vítimas, então o reproche é total. Na semana passada, a dubiedade brasileira foi criticada pelo porta-voz da chancelaria israelense Yigal Palmor (veja a entrevista nas págs. 66 e 67), para quem o Brasil não passa de um anão diplomático.
As palavras de Palmor foram uma resposta a uma nota do Itamaraty. Na quarta-feira 23, o órgão responsável pelas relações internacionais divulgou um texto condenando a ação de Israel na Faixa de Gaza (veja a matéria na pág. 74). O texto omitiu os ataques dos terroristas do Hamas. "O Brasil só se posiciona contra Israel porque existe o antissemitismo implícito em políticas de alguns grupos de esquerda, mas não condena a Líbia, o Irã, a Síria, a Turquia. É a conivência com o terror. Em alguns casos, com o Hamas", diz o filósofo Denis Rosenfield. Chanceler de fato do Brasil, o assessor especial para Assuntos Internacionais da Presidência da República, Marco Aurélio Garcia (o chanceler de direito chama-se Luiz Alberto Figueiredo e há uma foto dele na página 72), foi quem deu o tom da diplomacia. "O que estamos assistindo no Oriente Médio, pelo amor de Deus, é um genocídio, é um massacre", disse ele. O Brasil convocou o embaixador em Israel, o que na liturgia diplomática significa o grau mais fraco de insatisfação em uma escala em que o mais forte é o rompimento de relações.
A omissão sobre a queda do avião com 298 pessoas a bordo na Ucrânia tem outra natureza. Suas raízes estariam no antiamericanismo, que passou a dominar as relações exteriores desde o mandato do presidente Lula. Ao afastar-se da democracia mais consolidada do mundo, o Brasil se aproximou das piores autocracias do planeta, de ditadores e de genocidas. Entre eles está o presidente russo Vladimir Putin. O míssil supersônico que abateu o Boeing 777 da Malaysia Airlines partiu de uma bateria antiaérea de fabricação russa operada por paramilitares apoiados pelo governo de Putin. Quando soube da queda da aeronave, na quinta-feira 17, a presidente Dilma Rousseff pediu prudência àqueles que culpavam a Rússia pelo atentado e insinuou, repetindo a estapafúrdia propaganda de Moscou, que poderia se tratar de um ataque contra o seu camarada russo. A morte de quase 300 pessoas inocentes passou em branco.
Outro traço do antiamericanismo tem sido o apoio irrestrito à ditadura cubana. Na mesma quinta-feira em que Dilmadefendia Putin, o ditador cubano Raúl Castro foi pilhado no comando da Granja do Torto, uma das residências oficiais destinadas ao uso exclusivo do presidente da República — do Brasil, para que não restem dúvidas. Raúl dispensou os servidores brasileiros e os substituiu por cubanos. Em vez de usar a Embaixada de Cuba para despachar, transformou as dependências da Granja do Torto em Brasília na sua "embaixada pessoal". Recebeu o colega boliviano Evo Morales, com quem fechou uma parceria para a construção de uma fábrica de sucos de frutas na Bolívia. Em seguida, recebeu o presidente colombiano Juan Manuel Santos para tratar dos acordos de paz entre o governo e os terroristas das Forças Armadas Revolucionárias da Colômbia (Farc), que têm sido realizados em Havana. Dilma disse que a cortesia foi um gesto de reciprocidade. "Se alguém tem preconceito com Cuba, que não misture o preconceito com essas relações que são relações diplomáticas de alto nível", disse Dilma, que jamais se hospedou nas várias casas que os irmãos Castro possuem na ilha (em todas as visitas oficiais ao país caribenho ela se instalou no hotel Meliá Cohiba). Nos três primeiros anos de governo, ela recebeu 21 chefes de Estado, um terço do que ocorreu com no mesmo período. Avessa à política internacional, Dilma transformou o Itamaraty em um órgão que funciona sob demanda do Planalto. "Nossa diplomacia tem se caracterizado por uma ausência de rumos claros", diz o embaixador José Botafogo Gonçalves. Pode ser, mas Putin, o ditador Castro e os terroristas do Hamas estão muito satisfeitos.

Antiamericanismo idiota dos companheiros - Editorial O Globo

O antiamericanismo da diplomacia petista
Em 12 anos de petismo, a diplomacia profissional foi substituída pela tosca militância ideológica do partido no poder. Faz-se de tudo para contrariar a política externa norte-americana. Editorial do jornal O Globo:

Diplomacia partidarizada sob encomenda
Editorial O Globo, 29/2014

A política externa é uma das que mais foram alteradas desde que o PT chegou ao Planalto, em janeiro de 2003. Ficou visível que o Itamaraty como instituição deixou de ter peso nas decisões, ao mesmo tempo em que uma visão de mundo condicionada por um nacionalismo de esquerda, antiamericanista, do pós-guerra, passou a ser preponderante. Foram engavetadas características da diplomacia profissional: a busca pelo equilíbrio, a não intervenção em crises políticas de outros países, o bom relacionamento com americanos e europeus, sem se afastar do mundo emergente.

O curioso é que onde se esperavam alterações de fundo, na política econômica, nada aconteceu. E ainda bem, porque foi a manutenção de princípios da administração tucana que evitou o descarrilamento da economia, atingida por uma séria crise de confiança causada pela perspectiva de chegada do próprio PT ao poder. Consta que, para manter as fileiras petistas unidas, a política externa foi cedida, em contrapartida, às frações mais à esquerda do partido.

E no momento observa-se mais um surto de esquerdização da diplomacia, quando o Planalto necessita de um PT unido, às vésperas da que deverá ser a mais árdua batalha eleitoral que o partido enfrentará, desde a vitória de Lula, em 2002.

O último sintoma do surto foi a decisão do governo Dilma de convocar o embaixador em Tel Aviv , Henrique Sardinha, “para consultas", devido ao “uso desproporcional da força” por parte de Israel em Gaza. Havia formas menos estridentes de comunicar o justificável mal-estar com as mortes de civis em Gaza — mas também sem deixar de registrar a contrariedade com os constantes ataques de foguetes feitos pelo Hamas contra cidades israelenses, incluindo, agora, Tel Aviv.

A atitude gerou a resposta, também desequilibrado, da chancelaria israelense, com o uso do deplorável termo “anão diplomático” para qualificar o Brasil. O ministro das Relação Exteriores, Luiz Alberto Figueiredo, embaixador de carreira, respondeu dentro dos códigos da atividade, enquanto Marco Aurélio Garcia, assessor especial da presidência, militante petista, uma espécie de ministro das Relações Exteriores “do b", manteve o nível do porta-voz israelense, classificando-o de “sub do sub do sub do sub do sub” — copiando o ex-presidente Lula na resposta a um comentário de autoridade americana de que não gostou.

Mais uma prova de que os profissionais da diplomacia estão em segundo plano é a tíbia posição brasileira diante do ataque ao jato comercial por grupos de rebeldes ucranianos apoiados pela Rússia de Putin, outro aliado preferencial do Planalto. O avião, malaio; o míssil, russo. Morreram 298 pessoas.

O governo evita qualquer condenação à Rússia e faz o mesmo com a Síria de Assad, ditador já com mais de 150 mil mortos na biografia. O conceito é simples: faz-se tudo aquilo que contraria a política externa americana. Parece birra, mas há quem considere eficaz para conseguir votos.

Os neobolcheviques totalitarios nao admitem sair pelas urnas - Guilhonde Albuquerque

O professor José Augusto Guilhon Albuquerque observa, em artigo publicado no Estadão, que o petismo volta à senda radical que o caracterizava antes da posse de Lula, em 2003. Diante das manobras do Partido Totalitário, a alternância pacífica de poder corre perigo:

Estamos presenciando a recaída de nosso pretenso partido hegemônico, o PT, na radicalização. Não resta dúvida de que Lula está radicalizando, o PT também está e Dilma está aos poucos cedendo às pressões para radicalizar. O que resta é a questão de saber por quê. Dúvida pouco relevante nas eleições de 1982, 1989, 1994 e 1998, quando Lula foi derrotado por causa do caráter radical de seu programa.
Já a vitória de Lula em 2002 deveu-se a fatores que amainaram as aparências mais radicais da campanha. Primeiro foi a substituição de seu programa por uma "carta de princípios" que comprometia um futuro governo petista com o Estado Democrático de Direito e, sobretudo, com a manutenção da política econômica até então vigente.
Segundo, a adoção de um estilo de comunicação e um novo discurso acomodatício, de uma personalidade inteiramente nova, com expressão corporal e vestuário "executivo" - tudo diametralmente oposto ao estilo raivoso e confrontacional do passado. E, terceiro, a aliança "pragmática" com seus adversários ideológicos mais opostos, inclusive ícones do regime autoritário e donos dos currais eleitorais mais atrasados do País.
Ninguém precisou se enganar. A esquerda petista não precisava ser enganada porque entendeu o compromisso como sendo apenas uma diversão tática para chegar ao poder e, em seguida, assumir a hegemonia e impor seu programa aos aliados incômodos, às elites dominantes e às classes médias alienadas. Após as eleições de 2002, todas as bandeiras do partido continuaram vigentes, com parte da linguagem mais radical substituída por eufemismos.
As chamadas raposas e os "picaretas" também não se enganaram, porque confiavam em sua lendária capacidade para manipular o jogo parlamentar e os corações e mentes da classe dirigente em proveito próprio. Com isso, esperavam lucrar duplamente, primeiro, barrando as iniciativas inconvenientes do governo, seja as mais audaciosas agressões às instituições vigentes, seja as ameaças aos interesses vitais da maioria ou de setores relevantes da classe política. Em segundo lugar, tornando-se livres para chafurdar sem pejo no lodaçal da República, convenientemente rebatizado de "governança".
Seria a quintessência da aliança espúria, o perfeito win-win game, o jogo em que todos ganham mais do que perdem, com exceção do povo. Afinal, o PT teve de ceder quase todos os anéis, mas ficaram os dedos com os quais por 12 longos anos tem-se aferrado ao poder com todas as suas pompas e todas as suas glórias. E nem todos os anéis se foram. Eles retornam intermitentemente em pronunciamentos oficiais e oficiosos do PT e de suas organizações paragovernamentais.
Percebe-se hoje a insatisfação generalizada que corrói até a medula o pacto pelo imobilismo e a mediocridade que mantém a "governabilidade" da aliança lulo-dilmista. E pela razão muito simples de que talvez, mais ainda do que o povo, os stakeholders da aliança são precisamente os mais insatisfeitos.
O PT está insatisfeito porque, ao fim de 12 anos de tão ardentemente esperada hegemonia, muito pouco ou quase nada se concretizou dos esperados atributos de um partido hegemônico. O monopólio da "direção intelectual e moral" da sociedade, o controle da luta ideológica por meio da submissão da imprensa, a subordinação dos demais poderes e a conquista de prerrogativas supraconstitucionais para o partido vêm sendo, a cada revés, adiados para os "amanhãs que cantam".
Do outro lado, os "picaretas" e as raposas também estão insatisfeitos, porque receberam os anéis, mas não podem ostentá-los nem foram convidados ao baile. Recolhem do butim as migalhas, mas se sentem permanentemente ameaçados - e traídos - pela ganância hegemônica do PT. Sua participação no poder serve para limitar as perdas, mas não os exime de ceder às chantagens e compartilhar a culpa pelos fracassos do governo e a impopularidade que daí resulta.
A popularidade vinha mantendo essa aliança dos insatisfeitos. Mas a insatisfação do PT só era contida pela certeza da reeleição. Sem ela, os amanhãs que cantam não seriam apenas adiados para o próximo quadriênio, mas sine die.
A insatisfação da classe política, do empresariado, das classes dirigentes em geral, já não é contida pela falta de alternativas atribuída à inevitabilidade do continuísmo. A alternativa agora é possível: por que, então, as classes dirigentes optariam pelo suicídio?
Se a radicalização e o clima polarizado que ela implica levaram no passado à derrota eleitoral, e se a alternativa de uma coalizão dos insatisfeitos está fazendo água, então essa radicalização não seria para evitar a derrota, mas para evitar a ameaça da alternância no poder. A radicalização do PT não seria um erro tático, mas uma estratégia deliberada para conquistar sua almejada hegemonia fora das urnas e apesar delas.
Como? Criando um clima conflagrado que contrapõe a legitimidade das ruas à legalidade das instituições; impondo o controle "social" à pura e simples liberdade de pensamento e de expressão; concitando a convocação de assembleias constituintes oportunistas para submeter a Carta a maiorias de ocasião; dissolvendo no dia a dia o direito à propriedade individual para satisfazer os interesses dos militantes organizados; invocando a liberdade de manifestação como desculpa para agredir a liberdade de ir e vir, o patrimônio e até a integridade física das pessoas. O resultado seriam eleições tumultuadas, pondo em risco uma transição pacífica de governo.
A posse de Lula marcou a primeira alternância real entre elites no poder depois do período autoritário, como demonstra Leôncio Martins Rodrigues em suas pesquisas recentes. Resta saber se a atual elite governante e seu partido dominante acatarão o veredicto das urnas e a alternância entre elites no poder que daí deverá decorrer: será o teste de fogo para a democracia brasileira.

Companheiros totalitarios e a arte de atirar nos proprios pés - Merval Pereira

Artigo de Merval Pereira, publicado no jornal O Globo, analisa o autoritarismo e o intervencionismo crescentes do governo Dilma, desesperado diante da indocilidade do mercado e da alternativa de poder:


Concordo com a presidente Dilma, que classificou ontem o que está acontecendo no mercado financeiro de inadmissível e lamentável , mas tenho a visão oposta à dela: o que é inaceitável é um governo, qualquer governo, interferir em uma empresa privada impedindo que ela expresse sua opinião sobre a situação econômica do país. Sobretudo uma instituição financeira, que tem a obrigação de orientar clientes para que invistam seu dinheiro da maneira mais rentável ou segura possível.

Numa democracia capitalista como a nossa, que ainda não é um capitalismo de Estado como o chinês - embora muitos dos que estão no governo sonhem com esse dia -, acusar um banco ou uma financeira de terrorismo eleitoral , por fazerem uma ligação óbvia entre a reeleição da presidente Dilma e dificuldades na economia, é, isso sim, exercer uma pressão indevida sobre instituições privadas.

Daqui a pouco vão impedir o Banco Central de divulgar a pesquisa Focus, que reúne os grandes bancos na previsão de crescimento da economia, pois a cada dia a média das análises indica sua redução, agora abaixo de 1% este ano.

Outro dia, escrevi uma coluna sobre a influência da economia nos resultados eleitorais, e o incômodo que a alta cúpula petista sentia ao ver análises sobre a correspondência entre os resultados das pesquisas eleitorais e os movimentos da Bolsa de Valores: quando Dilma cai, a Bolsa sobe.

Essa constatação, fácil de fazer e presente em todo o noticiário político do país nos últimos dias, ganhou ares de conspiração contra a candidatura governista e gerou intervenções de maneiras variadas do setor público no privado. O Banco Santander foi forçado a pedir desculpas pela análise enviada a investidores sugerindo que prestassem atenção às pesquisas eleitorais, pois, se a presidente Dilma estancasse a queda de sua popularidade ou a recuperasse, os efeitos imediatos seriam a queda da Bolsa e a desvalorização cambial. E vice-versa.

O presidente do PT, Rui Falcão, já havia demonstrado que o partido governista não se contenta com um pedido de desculpas formal, como classificou a presidente Dilma: A informação que deram é que estão demitindo todo o setor que foi responsável pela produção do texto. Inclusive gente de cima. E estão procurando uma maneira de resgatar o que fizeram . Ontem, na sabatina do UOL, a presidente Dilma disse, em tom ameaçador, que terá uma conversa com o CEO do Banco Santander.

Mas não foi apenas o Banco Santander que sofreu esse assédio moral por parte do governo. Também a consultoria de investimentos Empiricus Research foi acusada pelo PT de campanha eleitoral em favor do candidato oposicionista Aécio Neves, tendo o Tribunal Superior Eleitoral (TSE) acatado o pedido para que fossem retirados do Google Ads anúncios bem-humorados do tipo Como se proteger de Dilma e E se Aécio ganhar .

Justamente é este o ponto. A cada demonstração de autoritarismo e intervencionismo governamental, mais o mercado financeiro rejeita uma reeleição da presidente Dilma, prepara-se para enfrentá-la ou comemora a possibilidade de que não se realize. Isso acontece simplesmente porque o mercado é essencialmente um instrumento da democracia, como transmissor de informações e expressão da opinião pública.

Atitudes como as que vêm se sucedendo, na tentativa de controlar o pensamento e a ação de investidores, só reforçam a ideia de que este é um governo que não tem a cultura da iniciativa privada, e não lida bem com pensamentos divergentes, vendo em qualquer crítica ou mesmo análise uma conspiração de inimigos que devem ser derrotados.

Um dos sócios da consultoria Empiricus Research, Felipe Miranda, afirmou em entrevistas que não se intimidará, e fez uma constatação óbvia. O que já vínhamos falando aos nossos clientes sobre a gestão do governo e a condução da política econômica só piorou com esse cerceamento.

Finaceirizacao, French Style - Delanceyplace



Os nossos keynesianos de botequim, em especial os economistas esquizofrênicos do PT (que talvez não merecem a classificação de economistas) adoram (no sentido de detestam) a palavra e o conceito (por eles inventado, com a ajuda de outros da mesma tribo) de "financeirização".
Para eles se trata da preeminência indevida, exagerada, perversa, indesejada, do setor financeiro-bancário no conjunto da economia, tomando o lugar do setor clássico no marxismo que eles adoram, mesmo detestando: o setor produtivo.
Até parece que uma conspiração de banqueiros tomou de assalto o poder político e toda a economia para sugar todos os demais setores, ocupando espaços sobre e em detrimento do que eles mais gostam/detestam: aquele estalinismo industrial que fazia o grosso da massa de manobra dos partidos comunistas e dos sindicatos leninistas.
Eles nunca desconfiaram que quem criou, alimentou, assegurou a preeminência e garantiu os gordos lucros dos "financistas" foram os próprios soberanos, e continua sendo o Estado superdimensionado que eles fortalecem e engrandecem.
Aqui abaixo, uma história da ascensão dos amigos/inimigos dos totalitários em sua vertente francesa.
Paulo Roberto de Almeida

Today's selection -- from How Paris Became Paris by Joan DeJean. The first gigantic modern fortunes in Paris originated in the early 1600s not with the profits of commerce or industry but from high finance. These financiers arose through the profligacy of the king -- both in his wars (the army grew from 40,000 soldiers to 400,000) and his lifestyle. The sheer magnitude of the king's needs meant that the bankers of Paris displaced the famed bankers of Florence as the most important in Europe: 

"In the word financier's inaugural appearance in English, in the 1652The State of France, John Evelyn explained the workings of 'the king's revenue' and described 'the great Financiers who suck the very blood of the French people.'

"For the first time, Europeans could use words invented with the objective of classifying individuals according to their financial status and of singling out persons of new wealth. Such individuals had existed before but evidently not in sufficient numbers for a society to bestow official linguistic recognition on the phenomenon. And whereas previously, in European cities such as Venice and Amsterdam, most recent wealth had been accumulated through trade and the overseas trade in particular, the parvenus of seventeenth-century Paris had amassed their fortunes by dealing not in goods but solely in money.

"The emergence of the financier began in about 1600, when the French monarchy first encountered fiscal problems that have ever since plagued the modern state. 


"Prior to the seventeenth century and early in that century, the French state lived mostly within its means: Henri IV even built up a small surplus (Adam Smith claimed he was one of the last rulers ever to do so). Then, during the first quarter of the century, spending began to outstrip revenue. As a result, the bankers, especially Italians, who had ruled over the finances of all European nations in the sixteenth century gradually ceased to play a preeminent role in France. The individuals then known as bankers dealt in foreign currency exchange and transferred funds throughout Europe. When, for example, a monarch had to pay soldiers stationed on foreign soil, he would call on a banker. But once French monarchs began to spend on a previously unheard-of scale, the need for another type of financial agent became evident. Lyon, formerly the nucleus for French finance because of its association with Italian bankers, thus lost its centrality. And by the 1630s Paris -- home to the financiers, the new financial agents on whom the crown increasingly depended -- had become the country's uncontested finance hub.

"Whereas in the sixteenth century the French monarchy's revenue had remained stable, in the range of eight to twenty million livresannually, during the first half of the seventeenth century this situation changed dramatically. Between 1590 and 1622, for example, revenue rose from about eighteen million livres to an estimated fifty million a year; by 1653, the total had grown to roughly 109 million, and it stayed well over a hundred million throughout Louis XIV's reign. This meant that the French monarchy had access to resources that vastly outstripped those of its major European rivals. A noted eighteenth-century economist estimated that during Louis XIV's reign France's revenue was four times greater than England's and nearly three times superior to that of the Dutch Republic.

"Relatively little of that was spent on keeping up appearances: between 1600 and 1656, court expenses rose only from three millionlivres to six million. However, whereas in 1600 court expenses accounted for thirty-one percent of the budget, in 1656 they represented only seven percent. During that half-century, the cost of war changed the face of French finance.

"France was at war with foreign enemies for sixty of the years between 1615 and 1715; it was torn by civil war for another five. In addition, Europeans had begun to wage war on a scale without precedent. The Thirty Years' War (1618- 48), the War of the Grand Alliance or of the League of Augsburg (1688-97), and the War of the Spanish Succession (1701-14) made armed conflict more costly than ever before. As a result, the French military machine never ceased growing. Whereas, for example, in the 1590s the French royal army was only forty thousand strong, less than a century later Louis XIV maintained a force of about four hundred thousand. Since France's main rivals, England and Holland, were maritime powers and the French had no navy to speak of, the country spent on a colossal scale to acquire one: in 1661 its entire 'fleet' consisted of eighteen near wrecks, but soon one hundred and twenty vessels sailed under French colors.

"Such transformations were possible because those in charge of the finances of France had begun to follow a logic later presented by Adam Smith as 'the necessity of contracting debt in times of war': 'An immediate and great expense ... will not wait for the gradual and slow returns of new taxes. In this exigency government can have no other resource but in borrowing.'

"The French government's bookkeeping divided expenses into 'ordinary' (court expenses) and 'extraordinary.' Due to the rising cost of war, between 1600 and 1656, extraordinary expenses ballooned-from just seven million livres to over a hundred million. When budget deficits began to surge, the state began to borrow as never before and thus had recourse to a type of financial agent who surfaced in the late sixteenth century: the financier.

"The original financiers signed traités, tax or loan contracts, with the crown; they also bought, sometimes at auctions organized by the crown, charges or offices that made them part of a private fiscal administration with close ties to the government, an administration that vastly expanded in size in the course of the seventeenth century. In return, they acquired the right to collect a new tax or import or export duty from which they guaranteed the government a fixed income -- and from which they were allowed to retain a sizeable share of the profits. Contract terms varied with supply and demand, but financiers always lent money at a cost far above the official rate of between five and eight percent. At moments when a war was going badly and the monarchy's need was therefore most pressing and money most scarce, a rate of twenty-five percent became standard -- hence the steady rise in 'extraordinary' expenses, a category that included the interest on loans.

"Tax contracts were especially useful to the crown because the deal was closed and money changed hands very quickly. Contracts for five hundred thousand livres were soon common; many involved far larger amounts. Naturally, few financial agents were able to deal for such stakes: it's likely that, at any moment in the century, fewer than a hundred individuals virtually controlled the financial fate of France. As the monarchy became ever more dependent on credit because its needs were growing, that number shrank. And thus it was that the first gigantic modern fortunes in Paris originated not with the profits of commerce or industry but from high finance."


How Paris Became Paris: The Invention of the Modern City
Author: Joan DeJean 
Publisher: Bloomsbury USA
Copyright 2014 by Joan DeJean
Pages: 173-175

 If you wish to read further: Buy Now