Para os que se interrogam, no próprio PT, sobre a natureza e a extensão das boas relações entre o grupo narcoterrorista colombiano conhecido como FARC e o Partido dos Trabalhadores, atualmente no poder no Brasil, este artigo, de um analista das questões de defesa no Brasil, fornece mais alguns elementos probatórios. Os que discordam podem apresentar outros fatos, ou outra realidade...
Crisis Colombia – Venezuela: um desafio a UNASUR
Marcelo Rech
27/07/2010
El presidente colombiano Álvaro Uribe deja el poder el 7 de agosto luego de ocho años de gobierno.
Si no ha transformado social y económicamente al país, Uribe seguramente ha trabado una lucha sin treguas contra las guerrillas, especialmente las Farc, reduciendo su letalidad a niveles históricos.
Durante eso período, muchos han los altibajos con el vecino Hugo Chávez, lo que puso la región bajo tensión.
Los dos divergen en casi todo.
Uno es aliado de los Estados Unidos que en los últimos diez años, ha destinado US$ 8 mil millones para la lucha contra el narcoterrorismo en Colombia.
El otro llego al poder al final de los 90 luego de un intento fracasado de golpe de Estado y nadie tiene idea de hasta cuando quedará.
En la última década, no faltaron denuncias y elementos para uno creer que las guerrillas colombianas actuaban extraterritorialmente.
En Brasil, las Farc mantienen al menos cinco de sus miembros entre Brasília, la región Sudeste y las áreas fronterizas.
Durante las tres ediciones del Foro Social Mundial, realizadas en Porto Alegre (RS), bajo la financiación del Partido de los Trabajadores (PT), han ocupado espacios, realizados debates y firmado alianzas.
Los gobiernos – estadual y municipal – de Olívio Dutra y Tarso Genro recibieron los voceros de las Farc con el status diplomático en la capital gaucha.
En Manaos (AM), la guerrilla es vieja conocida. Hasta apartamentos ocupan en la ciudad.
Campamientos de la guerrilla en Brasil, no se tiene noticia, pero su presencia es explícita.
Olivério Medina, antiguo cura católico y uno de los más importantes enlaces de la guerrilla en América del Sur, recibió de actual gobierno, status de refugiado lo que le da el derecho a tener un salario mensual bajo los auspicios del contribuyente brasileño.
Colombia ha luchado para obtener su extradición, pero varios partidos políticos de izquierda pagaron abogados y ejercieron influencia en la decisión del Comité Nacional para los Refugiados (Conare), subordinado al ministerio de Justicia a la época comandado por Tarso Genro.
Medina ha casado con una brasileña integrante del PT que del estado de Paraná ha sido llamada a trabajar en Brasília en la Secretaría Nacional de Pesca, órgano comandado por el partido.
El mismo gobierno que ha sido incapaz de impedir el ingreso de la guerrilla en Brasil y así dar el ejemplo contundente contra el narcoterrorismo, habla en mediar la crisis que tiene las Farc como centro, involucrando Colombia y Venezuela.
En muchos aspectos, la política exterior del actual gobierno emite señales contradictorios.
Usa la Constitución para reafirmar el respecto a la autodeterminación de los pueblos y de la no injerencia, para en seguida, escoger cirurgicamente dónde y cómo meterse.
De todas formas, importante mismo es el papel que desarrollará la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR).
Una reunión extraordinaria de cancilleres está marcada para el jueves, 29, en Quito.
Brasil no acepta que la crisis sea solucionada con la participación de actores externos lo que le exigirá llamar la responsabilidad por ver Colombia y Venezuela normalizaren sus relaciones.
Venezuela sabe que las pruebas presentadas ante la Organización de Estados Americanos (OEA), son fuertes. Hay poca margen de maniobra.
Chávez tendrá de aceptar los hechos y mostrar habilidad para convencer la región que los 80 campamientos y 1.500 guerrilleros en su país, no cuentan con su apoyo ni financiación.
La tendencia es que tanto Colombia como Venezuela disminuyan el tono hasta que Uribe entregue el poder al ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, que tendrá la difícil tarea de restablecer las relaciones con Chávez.
El hecho concreto es que las Farc representan un problema regional que como tal debe de ser atacado.
Ponerlo en la mesa en un mecanismo regional que todavía no ha mostrado la razón de ser, es fundamental para su propia supervivencia y para la credibilidad de América del Sur.
Marcelo Rech es periodista, editor de InfoRel y especialista en Relaciones Internacionales, Estrategias y Políticas de Defensa y Terrorismo y contrainsurgencia. Correo electrónico: inforel@inforel.org
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