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segunda-feira, 7 de setembro de 2020

OMC: disputa para o cargo de Diretor Geral: Jesús Seade (México)

ENTREVISTA | JESÚS SEADE
“No estoy en el bolsillo de nadie”
El presidente de México lo reclutó para terminar las negociaciones del T-MEC. Con el logro bajo el brazo, el funcionario espera ganar la carrera para encabezar la OMC
Isabella Cota
El País, Madri – 5.9.2020

Ciudad de Mexico - El próximo lunes 7 de septiembre inicia la primera ronda de votación por el nuevo director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el mexicano Jesús Seade aprovecha cada oportunidad para hablar de su propuesta. Fue el primer candidato anunciado entre los ocho que hoy compiten por el puesto y él espera que, tras una segunda ronda de votación, sea el elegido para encabezar una organización que se encuentra en franca crisis.
El último director general renunció un año antes de que terminara su periodo y hoy la OMC sigue descabezada. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que la organización era “horrible” y su secretario de Comercio, Robert Lighthizer, llamó a un “reinicio” completo. En los últimos años se ha dicho que es una organización atada al pasado y que ha fallado de tal manera que los países han recurrido cada vez más a los litigios para resolver sus problemas comerciales en lugar de ir a la negociaciónSeade, uno de los fundadores de la organización entre 1995 y 1998, asegura que la transparencia y la confianza serán clave para regresar a los países a la mesa. Se molesta, sin embargo, cuando es cuestionado por el historial de desconfianza y tensión entre el Gobierno que lo postuló y los inversores privados, e insiste que su trayectoria lo respalda.
En circunstancias libres de pandemia, el proceso de candidatura implicaría viajes y reuniones alrededor del mundo para cabildear los votos de los 164 representantes que conforman la organización. Pero no en el año 2020. Seade se sienta frente a su computadora con un impecable traje con corbata y pañuelo para hablar con EL PAÍS. “Yo pienso empujar con vigor que en la OMC introduzcamos el uso de la videoconferencia que en forma tan eficiente hemos usado todos en esta campaña”, dice con su característica voz rasposa. 

“Hay ganancias que hay que sacar de la pandemia”.

Pregunta. Estamos en un momento en el que las grandes organizaciones internacionales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, se han tenido que reinventar y, en algunos casos, admitir errores del pasado para mantenerse relevantes. ¿Sería esa su propuesta para la OMC, reinventarla?
RespuestaEl Fondo Monetario era una casa ideológica como no hay otra. Tenían su estilo de hacer las cosas y la broma que hacían todos y que hacía yo también era que cuando visitaban un país para discutir la resolución de algún problema, un jefe de misión eficiente del Fondo completaba su informe de la visita antes de llegar. O sea que todo era ideología. Llegaba al destino con el reporte ya nada más para discutirlo. Cuando yo fui subdirector, o director general adjunto de la OMC, me tocó negociar con el Fondo. Fui el representante de la OMC para negociar con ellos. Fue una negociación muy dura y me gané su respeto por negociar al más alto nivel. Sí ha habido una evolución importante del Fondo, esto es, en cuanto al organismo con el que yo trabajé: fue un Fondo en transición, mucho más abierto a distintos tipos de de medidas, mucho más consciente de problemas, de desigualdad, de ingresos, por ejemplo, y problemas de medidas heterodoxas.
He tenido una experiencia muy rica. Yo no solamente estuve en la OMC, fui negociador de la creación de la OMC. O sea que negocié cada renglón, cada línea en todos los tratados de la organización. Soy el único de los ocho candidatos que fue negociador de ese tratado. Yo soy, por amplio margen, el candidato que tiene experiencia negociadora. Entonces, conociendo esto, lo que voy a traer es, antes que nada, resolver los problemas, relanzar negociaciones. Negociaciones que corresponden al futuro, no al pasado. Hay que renegociar, por ejemplo, no solo el comercio electrónico, sino la reglamentación de alta tecnología, de servidores, de informáticos. Y hay mucho que negociar en temas del pasado que son de gran interés para todos los países, como la agricultura. Y hay mucho que negociar en un tema como la transparencia, donde hay muchas quejas: que si China no está cumpliendo, que si los subsidios... Entonces hace falta una negociación ambiciosa en materia de transparencia. Esos son tres capítulos que pongo como ejemplo de mi agenda hacia el futuro: agricultura, transparencia y regulación electrónica.
P. La crítica hacia la OMC hecha por el secretario de Comercio de los EE UU, Robert Lighthizer, es que los países se saltan la negociación y se van directo al litigio, a las cortes de arbitraje. ¿Cómo va romper usted esta inercia?
R. Yo marco mucho diferencias en cuanto a la forma de abordar las cosas. Soy profundamente multilateralista. Me eduqué en Europa y he vivido allí más que en México. Incluyendo los primeros 21 años de mi vida, que viví en México en forma ininterrumpida, he vivido más en Europa. Soy más europeo en mi mentalidad, por ser multilateralista, por ser partidario de mercado abierto, pero con un Gobierno con conciencia social. Y Lighthizer tiene toda la razón acerca de que se ha dejado de negociar. El alma del sistema multilateral eran las negociaciones, porque es donde se desarrollaba la apertura progresiva de todos los países, lo cual a cada quien le ayudaba no solo comercialmente, sino políticamente.
Cuando uno abre un sector, se enojan los que estaban protegidos adentro de mi país, ¿verdad? Se enojan, pierden. Entonces, la mejor forma de decirles ‘cálmate’ es diciéndoles que los demás también se están abriendo. Se crean nuevas oportunidades de exportar. Ese es el mejor instrumento político para avanzar con los procesos de reforma y, por supuesto, un instrumento comercial, porque da acceso a mercados. Entonces si no se negocia todo se hace mucho más complicado al interior de los países, no solo entre los países.
P. ¿Y qué hay de la guerra comercial entre China y EE UU?
R. La incapacidad de negociar ha sido gravísima, profunda, no ha habido casi ninguna negociación importante en 26 años y es el causante principal de que el lado de disputas se haya venido abajo. Habiendo hecho esta aclaración, debo decir que la guerra comercial no es nada más entre EE UU y China. No nos gusta reconocerlo, pero también la hay y hay que saber entenderlo, reconocerlo y resolverlo, entre EE UU y Europa. Hay una diferencia profunda en materia de solución de controversias entre socios y Europa, que está en el centro del problema que existe con el órgano de apelación. En materia del órgano de apelación, China está con la mayoría de los países apoyando la línea europea. China apoya a Europa en materia de solución de controversias y Estados Unidos está del otro lado en un divorcio total de puntos de vista. Hay una guerra comercial incipiente y el punto más álgido es la guerra entre Boeing y el Airbus, pero no es lo único. Es una cosa muy compleja que hay que resolver.
Lo primero es el relanzamiento de negociaciones. Hay que reiniciar las negociaciones, concluyendo con las más pequeñas, que están muy avanzadas y que ya hay que resolver.Después, resolver el tema del órgano de apelación, que es una diferencia de visión profunda entre EE UU y Europa, que yo creo que sé cómo hay que resolverla de una manera que va a ser aceptable para ambos bandos. Y eso es lo primero que yo quiero poner sobre la mesa y con todo eso empezar a crear algo no hemos mencionado en esta entrevista, la palabra mágica, la que ha desaparecido y que es vital, se llama confianza. Hay que volver a crear confianza.
P. Qué bueno que toque el tema de la confianza y la transparencia, que son, de hecho, dos principios de la OMC. El Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha generado desconfianza en el sector privado, cancelando inversiones pactadas durante la Administración previa y amenazando en varias ocasiones con la cancelación de contratos “leoninos” en materia energética. Considerando que este fue el Gobierno que lo postuló, ¿considera que estas acciones pueden dañar su candidatura?
R. El entonces licenciado López Obrador, o sea, el entonces candidato, me invitó a ser su negociador porque él compartía mi visión del comercio abierto, el comercio certero. A negociar con EE UU, que era el tema para que yo organizara una plataforma contractual firme, clara y que diera visibilidad. Él jamás ha dicho que quiera reducir los flujos comerciales para nada. En el área energética ha habido ciertas políticas que se han lanzado cuyo objetivo no es cerrar el mercado. Él quiere usar las flexibilidades que existen en el T-MEC para apoyar a Pemex y para tener otros proyectos. No voy a discutir esos temas porque no me corresponden. No son temas de comercio. Los temas que yo maneje no son temas en los que se haya dicho la última palabra.
Como candidato, pues lo que me respalda es mi récord, mi participación en este tratado, no diciendo “si negoció con EE UU está en el bolsillo EE UU”. Yo no estoy en el bolsillo de nadie, ciertamente no estoy en el bolsillo de EE UU. Negocié duro con EE UU y los expertos se ponen a ver el tratado y, caray, se lograron cosas que queremos lograr en la OMC.
P. Por último, ¿qué opina de la campaña propuesta por el candidato presidencial en EE UU Joe Biden para alentar el consumo de los productos hechos en ese país? ¿Tendrá un impacto negativo en México?
R. Yo no he oído a Biden expresarse en contra del comercio con México. Los demócratas en la Cámara Baja y los demócratas en el Senado, tomándolo cada uno por separado, aprobaron en forma masiva la adopción del T-MEC. Esa aprobación masiva habla de que hay un apoyo muy importante al comercio con México.

Lo que sí es cierto es que Biden no va a ser en absoluto menos crítico ni de China, ni de la OMC, de lo que es el presidente Trump o Lighthizer. Entonces, los que piensen que si ganan los demócratas se acabaron los problemas para la OMC, que despierten, porque no va a ser el caso. Hay que tomar muy en serio las dificultades que plantea EE UU, las cosas que les preocupa y muchas de ellas son muy legítimas y hay que encontrarles soluciones.

domingo, 21 de junho de 2020

Dani Rodrik: crise global e globalização - Entrevista a El País

Não estou de acordo com tudo o que escreve ou defende Dani Rodrik, considerado um excelente economista, e que agora vai ser premiado com o galardão espanhol Princesa de Astúrias, que vai receber em 16 de outubro em Oviedo, na Galícia.
Não estou de acordo, por exemplo, com esse conceito de hiperglobalização, como se os economistas tivessem o direito de criar um conceito e achar que ele representa a realidade. Isso se chama arrogância intelectual, ou seja, achar que a sua visão da realidade é a mais perfeita, a adequada, a correta, ou a única possível.
Quais são os critérios para achar que a globalização, que é um processo praticamente natural das economias de mercado – mas que pode, sim, ser retrasada ou estimulada por medidas de governos e de entidades internacionais –, estava derivando para isso que ele chama de "hiperglobalização", que seria, supostamente, uma globalização desenfreada, sem controles, sem critério, em face da qual os países, os governos, as empresas apenas poderiam se render, se entregar, sem fazer nada.
Isso não é verdade. As rodadas multilaterais de comércio NUNCA representaram exageros da globalização, ou da liberalização do comércio, que sempre foi limitada pela vontade dos governos, que sempre atuaram por pressão dos lobbies industriais, comerciais, financeiros, de agricultores, etc.
Ele diz não se surpreender em que essa coisa que ele inventou - out of the blue, ou seja do seu cérebro –, a hiperglobalização, esteja vindo abaixo, quando o que existe é uma pandemia, um desses cisnes negros que ninguém poderia prever. Se não houvesse isso, a globalização, seja hiper, seja normal, seja mini, continuaria igual, florescendo em alguns países, sendo reprimida em outros (como o Brasil, por exemplo), que não participa de qualquer cadeia de valor significativa (por protecionismo e stalinismo industrial), por decisão de seus dirigentes e por pressão dos lobbies industriais, mesmo os estrangeiros, que já estão aqui instalados há muito tempo (o setor automotivo, por exemplo, é "industria infante" há pelo menos setenta anos). 
Vejamos o que ele diz: 
"Não voltaremos à era de hiperglobalização dos anos 2000. Haverá mais regionalização no comércio e um uso muito mais ativo de políticas públicas, como a industrialização. E mais tensões em áreas tecnológicas, onde as nações tratarão de construir muros em torno de seus sistemas de inovação. Mas não estamos falando do desmoronamento do comércio global. Não voltaremos para os anos 1930 do século passado."
Ele está descrevendo "REAÇÕES", ou refletindo a realidade, não fazendo obra de economista; essa apregoada "regionalização" do comércio pode ocorrer como pode não ocorrer, e isso não depende nem dele, nem por vezes da vontade dos países, mas das decisões das empresas. São elas que impulsionam a globalização, mas nem sempre podem fazê-lo segundo sua vontade, mas segundo disposições existentes no plano nacional e no dos acordos comerciais bilaterais, plurilaterais ou multilaterais existentes, e sabemos que esses podem ser mais ou menos propensos a maior ou menor abertura e interdependência.
Na verdade, empresas são como indivíduos: querem tudo de bom, e rejeitam o que não é bom. Elas rejeitam a concorrência e adoram monopólios, uma situação em que só elas ganham, por isso querem abertura nos outros países, mas se puderem fechar os seus mercados nacionais o fariam sem qualquer constrangimento.
Achar que "políticas industriais" decididas por burocratas, por políticos, ou induzidas por lobbies setoriais são superiores ao livre jogo do mercado é outra ilusão que não me parece digna de um economista.
Como sempre, eu sou um cético sadio. Acho que os economistas devem fazer o seu trabalho decentemente, traçar os efeitos de determinadas políticas em termos de bem estar, mas não devem achar que suas preferências pessoais, por um mundo mais "solidário", mais socialdemocrático, mais distributivistas sejam melhores do que um mundo puramente anárquico, ao sabor dos mercados. 

Paulo Roberto de Almeida
Brasília, 21 de junho de 2020

EL PAÍS
Crise global e globalização

“A pandemia funciona como uma lupa que amplifica as tensões econômicas já existentes”, diz o economista turco Dani Rodrik, professor da Universidade de Harvard. Nesta entrevista ao El País, ele fala sobre o futuro da globalização após a pandemia, uma crise que explicitou a importância da articulação global ao mesmo tempo em que promoveu o fechamento de fronteiras e deixou clara a necessidade de uma indústria nacional saudável. Para Rodrik, os sinais de que a hiperglobalização não era sustentável já existiam há muito tempo. “A grande pergunta agora é se criaremos uma globalização mais saudável e inclusiva ou avançaremos para o unilateralismo de Trump, com políticas insensatas que não beneficiam nem ao país que as promove nem aos seus sócios.” O economista acha que a solução passa por enxergar a globalização como oportunidade de “construir em torno de bens públicos, como evitar a mudança climática ou lidar com as pandemias”, dedicando menos interesse a temas como o comércio internacional e fluxos de capital. “Vamos nos afastando dessa ideia de que cada país devia se adaptar à economia internacional. E devemos entender que é justamente o contrário: que a economia internacional deve servir aos objetivos de cada país.” >>


Pandemia do Coronavirus

Dani Rodrik, economista: “Esta crise nos ensina que nossas prioridades estavam equivocadas”

Professor em Harvard diz que a pandemia amplificou as tensões econômicas já existentes e afirma que autocratas como Bolsonaro e Trump têm respondido pior ao momento.


Luiz Doncel
El País, 17 junho 2020


Dani Rodrik passeava com seu cachorro na manhã de quinta-feira passada quando deu uma olhada na sua conta do Twitter. Foi então que soube que havia ganhado o Prêmio Princesa de Astúrias de Ciências Sociais de 2020, um dos mais importantes da Espanha. A esse economista turco-norte-americano, um dos mais influentes da atualidade, não lhe escapa a ironia de ser premiado por seus estudos sobre a globalização justamente quando este fenômeno recebeu o golpe mais duro de sua história. A pandemia do coronavírus, afirma ele no seu gabinete da Escola de Governo John F. Kennedy, da Universidade Harvard, funciona como uma espécie de lupa que amplifica todas as tensões latentes na economia durante décadas.
“Não me surpreende que a hiperglobalização esteja vindo abaixo. Faz anos que digo que não é sustentável. A grande pergunta agora é se criaremos uma globalização mais saudável e inclusiva ou avançaremos para o unilateralismo de Trump, com políticas insensatas que não beneficiam nem ao país que as promove nem aos seus sócios”, diz ao EL PAÍS, por videoconferência, esse professor que é presença habitual nos bolões de aposta do Nobel. Para ele, tanto Trump quanto Jair Bolsonaro são líderes populistas que se gabam de ter todas as respostas, algo que esta crise contribuiu para desmentir. “Não me surpreende que autocratas como Bolsonaro, Trump ou até certo ponto Boris Johnson estejam respondendo pior à crise do coronavírus” , diz (leia mais no quadro abaixo).
Foi sua primeira entrevista desde que foi anunciado como ganhador do prêmio que —se a pandemia não impedir— receberá em 16 de outubro em Oviedo, no norte da Espanha.
Pergunta. As tensões entre a China e os EUA e os problemas na OMC já deixavam antever o declínio da globalização. Mas a pandemia foi o terremoto definitivo. Trata-se de uma sacudida temporária ou deixará rastros mais profundos?
Resposta. Os sinais de que a globalização se desfazia eram evidentes antes de Trump. Mas sua chegada à Casa Branca exacerbou essas tensões. Não voltaremos à era de hiperglobalização dos anos 2000. Haverá mais regionalização no comércio e um uso muito mais ativo de políticas públicas, como a industrialização. E mais tensões em áreas tecnológicas, onde as nações tratarão de construir muros em torno de seus sistemas de inovação. Mas não estamos falando do desmoronamento do comércio global. Não voltaremos para os anos 1930 do século passado.
P. Não estamos então perante o ocaso da globalização.
R. A hiperglobalização era um estado mental. Vamos nos afastando dessa ideia de que cada país devia se adaptar à economia internacional. E devemos entender que é justamente o contrário: que a economia internacional deve servir aos objetivos de cada país.
P. Que parte desta mudança pode ser atribuída a esta crise?
R. Nos EUA, esta crise tornou ainda mais evidente o nível de desigualdade e a falta de um seguro de saúde para muitas pessoas. No mundo, mostra as incompatibilidades do sistema chinês com os da Europa e EUA. Mostra que devemos criar um novo modus vivendi. A pandemia funciona como uma lupa que amplifica as tensões econômicas já existentes.
P. Que lições devemos extrair desta crise?
R. Ela nos ensina como nossas prioridades estiveram equivocadas nas últimas quatro décadas. Quanto trabalhamos para ter mais globalização econômica, como investimos pouco em assegurar os bens necessários para a saúde pública. Se tivéssemos dado a mesma importância à Organização Mundial da Saúde que à OCDE ou ao FMI, teríamos nos saído melhor. A crise é um aviso de que a melhor globalização seria a que se construísse em torno de bens públicos, como evitar a mudança climática ou lidar com as pandemias no âmbito da saúde pública. E não ter dedicado tanto interesse a assuntos como liberalizar o comércio ou os fluxos internacionais de capital.
P. É também um chamado de atenção a seus colegas, aos quais você critica pela obsessão com os modelos matemáticos?
R. Não acredito que o problema seja usar a matemática, que é apenas uma forma de garantir que não nos enganamos. Mas ela é um problema se fizer que deixemos de nos fazer as perguntas fundamentais. Um bom efeito da crise é que empurra os economistas a nos fazermos essas perguntas importantes. Vemos isso na quantidade de pesquisa acadêmica que está sendo publicada. Acredito que os economistas estejam respondendo ao desafio.
P. Você falou da boa saúde do Estado-nação. Ele sairá fortalecido desta crise? Está de volta? Ou será que na realidade, apesar do declínio tantas vezes prognosticado, nunca foi embora?
R. Sim, a decadência do Estado-nação ocorreu mais em nossa imaginação que na realidade. Quando havia uma crise, quem estava lá? Os Governos nacionais. Mas agora é muito mais evidente. Chama a atenção o papel da política industrial, que parecia ter desaparecido. Os países na verdade se ocupavam dela, mas era algo do que não se falava. E agora tanto nos EUA como na UE estas políticas voltam com muita força. Porque é preciso competir com a China, mas também porque é preciso assegurar a produção para cobrir, por exemplo, as necessidades sanitárias. É uma mudança muito importante na narrativa.
P. Você foi muito crítico com a gestão europeia da crise anterior. Mas o Banco Central Europeu, a Comissão Europeia e os Governos nacionais agiram agora com mais rapidez e decisão. Vemos finalmente uma resposta comum à crise?
R. É certo que desta vez foi mais rápida e efetiva, em parte graças à experiência da crise anterior. O fundo de recuperação proposto pela Comissão Europeia é um passo importante. E parece que a ideia de mutualizar a dívida se infiltra na UE. Resta ver se será um primeiro passo em um processo que leve a uma união fiscal e política ou uma resposta única a esta crise. Mas que a França e Alemanha tenham chegado a um acordo e que a Alemanha tenha aceitado o fundo é ótimo sinal. Isso não aconteceu há 12 anos.
P. Isto o deixa mais otimista com o futuro do euro?
R. Honestamente, não sei. A Europa deve escolher entre uma união fiscal e política real, ou recuar em sua integração. Essa é a opção em longo prazo. A única forma de superar feridas como o Brexit é criar uma comunidade política transnacional onde as pessoas se sintam representadas. É um caminho longo, mas será preciso decidir se se deseja trilhá-lo. Se não, temo que o Brexit será o primeiro passo em um processo de desintegração econômica. Se não se avançar por esse caminho, a união não poderá se manter em sua forma atual.
P. Ao falar de seu famoso trilema, segundo o qual os países têm que escolher dois destes elementos: democracia, hiperglobalização e soberania nacional, você diz que em nenhum lugar isso é tão verdadeiro como a Europa. A qual destas pernas a Europa poderia renunciar?
R. Sempre fui a favor da integração política na Europa. Mas estou consciente de que esse caminho é mais difícil depois das decisões tomadas na crise do euro. Em lugar de ser abordada como uma oportunidade para construir instituições melhores, uns puseram a culpa nos outros, numa história de esforçados trabalhadores alemães frente a gregos indolentes e endividados. Isso inflamou as tensões nacionais e deu força aos populistas. A reposta a essa crise fez que a integração política agora seja mais difícil. O fundo de 750 bilhões [de euros; 4,37 trilhões de reais] tem como mudar isso? Tenho alguma esperança de que haverá a solidariedade de que a Europa necessita para avançar na integração política. Anima-me que a Alemanha tenha aderido. Estou mais otimista, mas ainda há muitas dúvidas.
P. A desindustrialização afeta a países como a Espanha, que assiste ao fechamento de importantes fábricas. E a crise atual agravará esse processo. Que respostas os Governos podem dar?
R. É muito difícil aumentar o emprego na indústria. Talvez seja impossível. Os empregos de qualidade que queremos não virão da indústria, e sim dos serviços. Para um país como a Espanha, virá do turismo, das finanças, da educação, da saúde… Será preciso pôr em marcha regulações que permitam ao mesmo tempo aumentar a produtividade e o emprego de qualidade.

“OS AUTOCRATAS COMO TRUMP RESPONDEM PIOR À PANDEMIA”

Dani Rodrik concorda quando Estados Unidos e Brasil são mencionados entre os países mais afetados pela pandemia. Tanto Donald Trump como Jair Bolsonaro são líderes populistas que se gabam de ter todas as respostas, algo que esta crise contribuiu para desmentir. “Não me surpreende que autocratas como Bolsonaro, Trump ou até certo ponto Boris Johnson estejam respondendo pior à crise do coronavírus”, responde. “Há anos publiquei uma pesquisa em que comparava países com sistemas mais democráticos e liberais com outros onde a classe política tinha maiores tendências populistas e autoritárias. A ideia de que esses regimes respondiam melhor a choques externos ao permitirem que seus líderes tomem decisões rápidas, por não terem que negociar e chegar a acordos, não se sustentava nas análises que fiz sobre crises ocorridas nos anos setenta e oitenta do século passado. Acredito que isto seja assim porque os sistemas mais democráticos usam melhor a informação, porque contam com mecanismos onde todos os setores da sociedade possam apresentar seus pontos de vista”, afirma o economista de origem turca. Ele não esconde sua avaliação negativa sobre líderes como o norte-americano Trump e o turco Recep Tayyip Erdogan, a quem criticou em diversos artigos por suas tendências autoritárias. “São regimes em que só importa a visão de uma pessoa. Nos EUA se viu como Trump desprezou a opinião dos cientistas. E isto é muito mais fácil de fazer em um regime autocrático”, afirma.

quinta-feira, 17 de outubro de 2019

Venezuela: 200% de inflação, 50% de desemprego, retração econômica de 33% em 2019, sobre queda à metade desde Maduro

Venezuela cerrará el año con una inflación del 200.000%
El FMI rebaja la previsión del alza de precios, aunque la economía se reducirá un tercio a finales de 2019
Florantonia Singer
 El País, Madri – 17.10.2019

En julio el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzó a recalcular las estimaciones de la brutal hiperinflación que vive Venezuela desde hace dos años y en su nuevo informe de este martes la ha rebajado nuevamente. El país sudamericano, inmerso en una profunda crisis humanitaria y política, cerrará el año con 200.000% de inflación y una estimación de 500.000% para 2020. El indicador está muy por debajo del aterrador pronóstico que hacía el organismo multilateral el año pasado de un indicador del 10.000.000%, que en el trimestre pasado ya había rebajado a 1.000.000%. La reducción de ceros no implica, sin embargo, un escenario más alentador para la nación petrolera.
El régimen de Nicolás Maduro ha aplicado medidas parciales y tardías, en opinión de los economistas, para controlar la subida de los precios y la depreciación del bolívar. El aumento del encaje legal bancario ha sido una de las más extremas, pues la restricción del financiamiento crediticio a las empresas ha tenido un costo muy alto para la actividad económica. Además, después de 15 años de férreos controles de precios y de cambio, el chavismo ha flexibilizado de forma no oficial las fiscalizaciones a comercios, lo que ha llevado a una vuelta de hoja demencial en cotidianidad venezolana, en la que por años había visto en Venezuela: anaqueles llenos de productos básicos y ofertas, pero pocos ciudadanos con capacidad para adquirirlos.
La contracción del Producto Interno Bruto sigue en picada como desde hace cinco años y el FMI la calcula en 35% para cierre de 2019 y con una caída menos severa, del 10%, para 2020. En un lustro de encogimiento sostenido de la economía, este año se producirá la reducción más significativa. Desde que Maduro llegó al poder la economía del país se ha contraído a la mitad; en 2019 se achicará otro tercio. Según los datos del organismo, la relación de las caídas ha sido así: en 2018 fue de 18%, en 2017 de 15,7%, en 2016 de 17%, en 2015 de 6,2% y en 2014 de 3,9%. “Se prevé que continúe el colapso multianual de la producción. La profunda crisis humanitaria y la implosión económica en Venezuela continúan teniendo un impacto devastador, y se espera que la economía se reduzca en aproximadamente un tercio en 2019”, refiere el informe presentado este martes.
El FMI destaca que el empeoramiento de las condiciones macroeconómicas entre 2017 y 2019 en un pequeño grupo de países, entre ellos Venezuela, Argentina, Turquía e Irán, ha incidido en una disminución del crecimiento global de 3,8% en 2017 a 3% este año. Para el país caribeño también prevé un aumento del desempleo de 47,2% en 2019 a 50,5% en 2020.
Pese a la desaceleración de los precios que se ha registrado desde julio, la hiperinflación está todavía lejos de desaparecer de la vida de los venezolanos. El Gobierno de Maduro había controlado el gasto fiscal retrasando el incremento del salario mínimo. En 2018 hizo aumentos cada dos meses para compensar el aumento de precios, pero este lunes le tocó dictar su tercer incremento del año, después de seis meses sin ajuste que llevaron la remuneración a un mínimo histórico de menos de 2 dólares mensuales. La reducción de los ingresos por la merma en la producción en la petrolera, sumado a la camisa de fuerza que han supuesto las sanciones económicas de Estados Unidos, obligarán a un aumento de la base monetaria a través de la impresión de dinero sin respaldo, que seguramente disparará los precios.
Maduro ha anunciado que se reunirá con su equipo para definir una nueva “ofensiva económica” para lo que resta de 2019. El plan anunciado en agosto de 2018, que incluyó la resta de cinco ceros a la moneda y la emisión de nuevos billetes, se fue al traste en menos de un año. El nuevo bolívar soberano nació con un cono monetario cuyo billete de mayor denominación era de 500 bolívares y 10 meses después el Banco Central debió emitir nuevas piezas que ahora llegan hasta 50.000 bolívares, que apenas alcanzan para pagar dos cafés con leche en una panadería.

terça-feira, 25 de junho de 2019

OMC: EUA disposto a enterra-la de vez? - Luis Doncel (El Pais)

El País, Madri – 25.6.2019
La OMC, abocada a la inoperancia por el bloqueo estadounidense
El bloqueo estadounidense de la Organización Mundial del Comercio hace temer el fin del orden multilateral a favor de un sistema donde el más fuerte imponga sus reglas
Luis Doncel

Ya lo advirtió la comisaria europea de Comercio. “Estados Unidos intenta matar a la OMC desde dentro”, decía Cecilia Malmström en octubre de 2017. No han pasado ni dos años, y la amenaza parece hoy más real que nunca.
El próximo 10 de diciembre vence el mandato de dos jueces del Órgano de Apelación, el más importante de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Si nadie lo evita —y no parece que nadie pueda hacerlo— el bloqueo estadounidense para nombrar sustitutos culminará entonces, dejando inoperativo el tribunal responsable de dirimir los conflictos comerciales de 164 paísesAsí, la Administración de Donald Trump habrá logrado su objetivo de boicotear este organismo nacido en 1995. Las fuentes consultadas temen que este sea el principio del fin de un orden multilateral en el comercio internacional. Y que sea sustituido por un sistema de negociación entre países, en los que los dos grandes bloques, EE UU y China, impondrían a los demás sus condiciones.
“Cuando no hay normas impera la ley del más fuerte, que es lo que pretende EE UULa UE, que por ser uno de los grandes bloques comerciales del mundo tiene poder negociador, intenta salvar el sistema no solo para defenderse a sí misma. Los que más problemas tendrían en este nuevo escenario serían los países en vías de desarrollo”, asegura José Luis Káiser, director de Política Comercial en la Secretaría de Estado de Comercio.
La Unión Europea lleva meses tratando de impulsar una reforma que, además de satisfacer a los estadounidenses, logre adaptar la OMC, el organismo que sustituyó al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) a la era digital. Habría que hacerlo más ágil en asuntos como la propiedad intelectual, los derechos de protección de inversión o el comercio electrónico. “La OMC claramente no estaba diseñada para acoger a economías planificadas como la china, con un fuerte peso del Estado en la producción”, admite desde Hong Kong Alicia García Herrero, economista jefa de Natixis para Asia-Pacífico.
“Ha llegado a haber 11 propuestas de reforma, pero a EE UU no le convence ninguna. Sabemos qué no gusta en Washington de la actual OMC. Pero no dicen claramente qué quieren para levantar el bloqueo. Mientras el resto de miembros plantea alternativas, EE UU solo dice no, sin plantear nada a cambio”, aseguran fuentes conocedoras de las negociaciones. “La situación actual es muy decepcionante. Es muy pronto para saber si nuestro intento de reformar el organismo tendrá éxito, pero nos tenemos que preparar para una situación en la que el Órgano de Apelación deje de funcionar”, añaden en la Comisión Europea.
Ante las dificultades para poner de acuerdo en una reforma a los 164 países miembros, Bruselas trata de impulsar, como informó EL PAÍS, una especie de OMC paralela en la que no participe EE UU y en la que se diriman las diferencias comerciales. Esta nueva vía de arbitraje, a la que países como Japón, India, Rusia o Suráfrica ya han mostrado su apoyo, sería un mecanismo temporal a la espera de que la OMC auténtica volviera a estar operativa. “Ya existe una masa crítica que apoya este sistema paralelo. Muchos países tienen preocupaciones por cómo funciona la OMC, pero no hasta el punto de bloquearlo. En ese organismo, los socios más pequeños plantean casos en igualdad de condiciones. Es la única manera de protegerse de las arbitrariedades de los grandes”, añaden fuentes comerciales.
El intento de crear un sistema paralelo no significa que la UE haya renunciado a la reforma de la OMC. “Pero no podemos garantizar el éxito de la reforma. Así que hemos iniciado vías para proteger nuestros intereses legales en casos en disputa”, concluyen fuentes europeas.
Pero la duda es si esa recuperación de la OMC va a llegar en algún momento: si la crisis del organismo que encabeza el brasileño Roberto Azevedo atraviesa tan solo un bache o camina de forma inexorable hacia la irrelevancia. Esta última opción es la que se teme García Herrero, que ve en la OMC “un Titanic al que se agarran los europeos”. El declive de este organismo, asegura, afectará negativamente al comercio internacional, “puesto que no habrá la posibilidad de un arbitraje bajo un paraguas común”.
Los problemas de la OMC no son nuevos. Las anteriores Administraciones de EE UU ya habían criticado duramente al Órgano de Apelación por considerar que se excedía en su mandato y que dictaminaba en demasiadas ocasiones contra los intereses norteamericanos. Pero no ha sido hasta la llegada de Donald Trump cuando la Casa Blanca ha amenazado con ignorar las sentencias, que, frente a lo que ocurría en la época del GATT, son de obligado cumplimiento para los 164 países miembros. Washington, por el contrario, considera que la OMC se sobrepasa en sus funciones e invade su soberanía nacional.
“Va a ser muy difícil lograr una reforma, pero a la UE no le queda otra opción que intentarlo y esperar que EE UU y China comprendan que en una guerra comercial pierden todos. Mientras, Bruselas también ha de buscar un plan b, que sería la búsqueda de acuerdos bilaterales si el mundo se parte en dos bloques”, analiza Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano.
Una buena ocasión para ponderar la pérdida de peso de la OMC será la reunión del G20 de esta semana en Osaka (Japón). El comercio mundial estará atento si en el comunicado final EE UU da alguna señal de desbloqueo de la OMC. Pero las fuentes consultadas lo consideran poco probable. “Lamentablemente, parece que el organismo va a ser cada vez más irrelevante. China podría asustarse al ver que su economía se desacelera o EE UU podría cambiar de política, sobre todo si Trump no es reelegido. No está todo perdido. Pero si no se toman medidas ya para corregir el rumbo, será muy difícil”, concluye Steinberg.

CHINA Y LOS LITIGIOS PENDIENTES CON EE UU Y LA EU

China dio marcha atrás la semana pasada y aceptó que no se le considere como una economía de mercado. Con este paso, Pekín deberá seguir pagando tasas antidumping por las acusaciones de EE UU y Europa de exportar productos como aluminio y acero a precios más bajos de mercado gracias a subvenciones públicas que reciben las empresas exportadoras. Según Reuters, que difundió la noticia, China tomó esta decisión porque sabía que iba a perder el litigio. Otras fuentes lo interpretan también como un gesto de buena voluntad ante el resto de conflictos comerciales que arrastra el gigante asiático. "China sabe que la OMC no va a resolver nada ahora, pero quiere mostrar su cara multilateralista y diferenciarse de EE UU", añade Alicia García Herrero, de Natixis.
"Cuando China entró en la OMC, en 2000, las normas del organismo estaban pensadas para economías de mercado, no como China, con muchas empresas públicas que distorsionan el mercado. Esto hay que arreglarlo de alguna forma. La solución de EE UU es bloquear. La de la UE, adaptar la organización a este tipo de economías", asegura José Luis Káiser, director general de Política Comercial. Káiser considera que la UE es el único de los grandes bloques que sigue defendiendo un sistema de comercio multilateral. "Tanto China como EE UU buscan soluciones al margen", añade.
Sobre el conflicto con EE UU por Huawei, fuentes comerciales creen que China no ha acudido a la OMC por estar aún inmersa en negociaciones confidenciales y estar a la espera de su resolución.

quarta-feira, 12 de junho de 2019

FMI acusa Trump de “minar” o comércio global - Sandro Pozzi (El País)

E alguém tem alguma dúvida disso?

FMI acusa Trump de “minar” o comércio global

Christine Lagarde, em um ato em Washington ontem.
Christine Lagarde, em um ato em Washington ontem.  AFP
O Fundo Monetário Internacional (FMI) acusa o Governo de Donald Trump de estar "minando" o sistema internacional de comércio, elevando as tarifas e adotando outras medidas para restringir as importações. Em vez de levantar barreiras, a diretora do organismo internacional, Christine Lagarde pede que Washington "trabalhe construtivamente" com seus parceiros para resolver as distorções e evitar que a disputa prejudique o crescimento global.
“É de vital importância que as tensões com China se resolvam rápido”, urge o organismo no relatório anual sobre a economia dos Estados Unidos. As medidas tarifárias, insiste, são ineficazes ao conter os déficits e serão prejudiciais tanto para a própria economia norte-americana como a mundial. Neste sentido, Lagarde pede que os EUA não se centrem só em um pacto bilateral e cheguem a um acordo mais amplo que reforce o sistema global de intercâmbios.
Essa reflexão está incluída no relatório anual sobre a economia dos EUA, conhecido no jargão como capítulo IV, que é publicado em meio à escalada da tensão entre o país e o México, seu principal parceiro comercial, de modo que ainda não contempla a estimativa de impacto. Limita-se a notar que a ratificação do acordo comercial norte-americano (o T-MEC, que já foi enviado aos Parlamentos dos EUA, México e Canadá, mas cuja aprovação final não será nada fácil nos dois primeiros países) ajudaria a aliviar a incerteza predominante no mercado.
Lagarde não escondeu sua "frustração", na quarta-feira, e disse que a extensão da batalha tarifária entre os Estados Unidos e a China e o México cria "ansiedade" pelo impacto que essa situação de tensão acumulada pode ter sobre a economia global em um momento de "fragilidade". "Há coisas que precisam ser resolvidas", disse ele, referindo-se à complexa reforma da Organização Mundial do Comércio (OMC), "mas sem prejudicar a economia". "Cuidado com o que é feito com essa máquina de crescimento que é o comércio", disse a diretora-geral do FMI, de olho na reunião de ministros das economia do G20.
O FMI projeta crescimento para os EUA de 2,6% este ano. São três décimos a mais do que o organismo internacional antecipou em abril, porque o início de 2019 foi mais robusto do que o previsto. Mas vai se moderar a partir de 2,9% registrados em 2018 e deve cair para 2% em 2020, este último é um décimo maior do que os indicados dois meses atrás. A partir daí, ele se estabilizará em 1,6% em anos sucessivos, porque os estímulos fiscais passam ter menor força. A inflação norte-americana, segundo o relatório, deve ficar em 2,1%.
Os riscos, em geral, são equilibrados e descartam um cenário de recessão. Mas a previsão está sujeita, em todo caso, à evolução da frente comercial. Uma nova escalada da disputa tarifária pode causar uma mudança abrupta nas condições financeiras devido à perda de confiança de investidores e empresas. Isso "representa um risco material" porque vai segurar o crescimento, acrescenta o FMI.
Além da incerteza comercial, o grande desafio dos EUA é a deterioração das finanças públicas. O FMI descreve a tendência atual como "insustentável". "A expansão fiscal para apoiar a atividade econômica", acrescenta, "tem um custo". O déficit subirá este ano para 4,2% do PIB e permanecerá acima de 4% no médio prazo. A dívida federal subirá para 80% do PIB até 2020.

segunda-feira, 11 de fevereiro de 2019

Mourão entra em campo contra os antiglobalistas - Oliver Stuenkel (El País)

Mourão entra em campo contra os antiglobalistas

Vice-presidente, chamado informalmente de "o adulto na sala" por diplomatas estrangeiros, é visto como âncora de estabilidade de um Governo cuja atuação externa é volátil e confusa


O vice-Presidente, Hamilton Mourão, durante audiência com empresários em 6 de fevereiro.
O vice-Presidente, Hamilton Mourão, durante audiência com empresários em 6 de fevereiro.  VPR

Fica cada vez mais evidente que a estratégia da política externa brasileira, articulada pelo chanceler Ernesto Araújo, o presidente Bolsonaro e seu filho Eduardo, está deixando inseguros investidores internacionais e outros governos. Araújo é visto como ideológico demais (algo que os investidores sempre temem, não importa se a ideologia é de esquerda ou de direita). Já Eduardo, que atua como um ministro das Relações Exteriores informal, passa a imagem de ignorante e muito radical para inspirar confiança no exterior, mesmo por parte de funcionários do governo dos EUA, que veem com bons olhos o Governo Bolsonaro. O péssimo discurso de Bolsonaro em Davos pareceu resumir a atuação da turma antiglobalista até agora, desapontando investidores que tinham aguardado uma fala mais séria  e que, de certa maneira, estavam torcendo para o novo presidente.
"Ainda bem que eles têm Mourão" é um comentário que se ouve com cada vez mais frequência no exterior. De fato, o general da reserva e vice-presidente é agora visto pela comunidade internacional como a âncora de um navio que, sem ele, estaria à deriva no que diz respeito à estratégia internacional.
Mourão difere do resto da equipe de política externa de Bolsonaro em estilo e substância. Enquanto os outros atores do governo são conhecidos por sua retórica estridente e agressiva, Mourão é moderado e calmo. Em uma entrevista recente, o vice-presidente não se esquivou de responder perguntas difíceis  ao contrário de seu chefe, que frequentemente ataca jornalistas quando estes discordam dele. Mourão chamou a atenção no exterior quando, em entrevista a uma repórter espanhola e a um brasileiro, respondeu as perguntas em espanhol fluente, o qual aprendeu como adido militar em Caracas.
Quando se trata de conteúdo, Mourão resiste sabiamente às ideias mais radicais e mal concebidas dos antiglobalistas, como transferir a embaixada do Brasil em Israel de Tel Aviv para Jerusalém, deixar o Acordo de Paris sobre mudança climática, abrigar uma base militar dos EUA e, a mais perigosa de todas, adotar tom agressivo em relação à China. Não é coincidência que um número crescente de embaixadores esteja procurando Mourão, o qual  eles esperam  continuará a impedir Bolsonaro de cometer graves erros políticos no âmbito externo. Nenhum vice-presidente na história recente foi tão necessário para a estabilidade da política externa do Brasil, já nas primeiras semanas de Governo, quanto Hamilton Mourão.
Ainda assim, previsivelmente, o papel estabilizador do vice-presidente na política externa do Brasil lhe rendeu a ira dos radicais (inclusive Olavo de Carvalho e Steve Bannon, dos EUA). A questão-chave é: até que ponto Mourão será capaz de vetar todas as ideias esdrúxulas que certamente ainda virão da ala antiglobalista do governo?
A verdade é que, idealmente, Mourão não deve ser apenas bombeiro-chefe e jogar na defesa para proteger a política externa brasileira de erros graves. Também tem potencial para adotar um papel mais ativo e propor novas iniciativas no âmbito externo. Três em particular vêm à mente.
Primeiro, Mourão seria o homem certo para liderar a posição do Brasil em relação à Venezuela, maior desafio em curto e médio prazos na política externa hoje. De longe a pessoa mais bem informada no gabinete sobre o assunto, Mourão também tem a vantagem de ser um militar, capaz, portanto, de lidar com a instituição que determinará o futuro do país vizinho: as Forças Armadas. Isso envolveria a articulação da resposta complexa à crise migratória venezuelana em todo o continente. Mourão poderia, ainda, convocar uma cúpula regional para discutir o assunto e decidir como coordenar conjuntamente o registro, a distribuição e a integração dos migrantes venezuelanos. Juntamente com outros países da região, ele também poderia organizar a criação de um fundo para compensar os países mais afetados pela crise migratória, como Colômbia, Equador e Peru. Além disso, coordenaria, com a Colômbia e outros, o envio de ajuda médica e humanitária à Venezuela, assim que o Governo Maduro  ou qualquer governo sucessor  o permitir.
Em segundo lugar, como projeto de médio prazo, Mourão poderia liderar um processo de aprofundamento da cooperação entre as Forças Armadas na América do Sul, dando continuidade a um movimento deflagrado por Nelson Jobim, ministro da Defesa de Lula. Isso poderia funcionar por meio de uma instituição existente, como o Conselho de Defesa Sul-Americano, e deveria envolver, entre outras iniciativas, exercícios militares conjuntos, missões para lidar com desastres naturais e participação em missões de paz da ONU. Isso até poderia ajudar a aumentar a pressão sobre suas contrapartes nas Forças Armadas da Venezuela  que perderão muito com uma transição para a democracia, dados os privilégios que acumularam sob Maduro  para permanecerem em seus quartéis independentemente de quem seja o futuro líder. A plataforma revigorada poderia, em futuras crises desse tipo, oferecer aos países vizinhos um canal adicional para o diálogo e a coordenação.
Finalmente, Mourão poderia se tornar responsável pela estratégia do Brasil em relação a Pequim, um tema de extrema relevância para o futuro do Brasil em curto, médio e longo prazos. Isso poderia incluir assumir o portfólio do grupo BRICS, que nem o presidente nem o ministro das Relações Exteriores consideram de grande relevância. Enquanto o presidente Bolsonaro, seu filho e o ministro das Relações Exteriores expressaram, até agora, ideias simplistas e preocupantes sobre a China, Mourão seria capaz de encontrar um meio-termo entre o receio legítimo sobre o que a ascensão chinesa implica e o otimismo quanto às muitas oportunidades na crescente presença do país na América Latina.
A queda de braço entre Hamilton Mourão e os antiglobalistas deverá marcar a estratégia internacional do governo Bolsonaro. Resta saber se Mourão sairá vitorioso e conseguirá salvar a política externa brasileira dos próximos anos.

Oliver Stuenkel é professor adjunto de Relações Internacionais na FGV em São Paulo, onde coordena a Escola de Ciências Sociais em São Paulo e o MBA em Relações Internacionais. Também é non-resident fellow no Global Public Policy Institute (GPPi) em Berlim e membro do Carnegie Rising Democracies Network.