A volta de Manuel Zelaya a Honduras, na verdade, não representa nenhuma grande ameaça para a paz e segurança internacionais, dessas a requerer pronta ação do CSNU, sequer para a paz e a segurança regional, ou quiçá da América Central, embora possa, de fato, representar uma ameaça para a paz e a democracia de seu próprio e minúsculo país.
Aquele que deveria ter sido mais um líder chavista na região, nunca conseguiu ser o que pretendia, de forma histriônica e desastrada. Só existiu politicamente nas manchetes inteiramente por causa do coronel petroleiro do Caribe.
Não se sabe por que raios, então, o Brasil foi se meter nessa aventura, e da pior forma possível, apoiando um golpista e depois patrocinando uma vergonha violação do direito internacional e de suas próprias regras constitucionais, ao patrocinar acolhimento e forte apoio político na nossa embaixada em Tegucigalpa durante meses e meses. Ou se sabe, sim, e tudo por causa dos instintos bolivarianos e chavistas de certas pessoas que aconselhavam (mal) o ex-dirigente semi-bolivariano.
Agora passou, mas pode voltar, por isso é oportuno este artigo de Carlos Malamud.
Paulo Roberto de Almeida
El retorno de Zelaya y el futuro de la democracia en Honduras
Por CARLOS MALAMUD
Infolatam, Madrid,
29 de mayo 2011
(Especial para Infolatam).- Con más de tres horas y media de retraso sobre el horario previsto, Manuel Zelaya volvió a Honduras tras su brusca expulsión del poder por fuerzas militares hace casi dos años. En todo este tiempo pudo sobrevivir políticamente gracias al apoyo de Hugo Chávez, a tal punto que Zelaya y sus acompañantes volaron a Honduras en dos aviones venezolanos. Probablemente por ello el presidente Chávez escribió en su cuenta de twitter: “Volvió Mel Zelaya a su patria hondureña. ¡Es una gran victoria del pueblo hondureño! ¡Abajo las dictaduras! ¡Viva el poder popular, viva la democracia real!”.
Si bien sus numerosos seguidores esperaron largas horas a pleno sol, su esfuerzo fue compensado por la fiesta que acompañó la llegada. Pero más allá de las muestras de fervor popular que acompañaron su regreso, hay más dudas que certezas en el futuro de Honduras y su sistema democrático. El comienzo del discurso de Zelaya es un claro testimonio de la alianza heterogénea que lo respalda: “Camaradas del Frente Nacional de Resistencia Popular, liberales en resistencia, resistencia de la Unificación Democrática, de los otros partidos Pinu, Partido Nacional, Democracia Cristiana, hermanos maestros, hermanos obreros, campesinos, hermanos indígenas, grupos de defensa de los derechos humanos, grupos lésbicos, negros y misquitos, a la juventud, que reclamaron la democracia”
El ex presidente era esperado en Tegucigalpa por un representante del actual presidente, Porfirio Lobo, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza. También estaban los ministros de exteriores de Colombia y Venezuela, María Angela Holguín y Nicolás Maduro, en representación de los países impulsores del pacto de Cartagena que hizo posible la vuelta de Zelaya. Entre quienes lo acompañaron de su exilio en República Dominicana, vía Nicaragua, estaban el ex presidente de Panamá Martín Torrijos, la ex senadora colombiana Piedad Córdoba, Marco Aurelio García, asesor internacional de Dilma Rousseff, y muchos representantes de los países de la Alianza bolivariana de los pueblos de nuestra América (ALBA),aunque Daniel Ortega finalmente no se desplazó a Tegucigalpa.
Los organizadores del acto, especialmente los dirigentes del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), esperaban un baño de multitudes en homenaje a su coordinador general. Pese a las declaraciones de que habían reunido entre medio millón y un millón de personas, la cifra de asistentes fue sensiblemente inferior. Esta situación coloca a Zelaya y al FNRP frente a uno de los primeros condicionantes, ¿cuál es su verdadero apoyo popular?
La respuesta a esta pregunta es trascendente, ya que si se mantienen los objetivos iniciales del movimiento, y el discurso del sábado de Zelaya lo confirma, la idea es rescatar el proyecto de la “cuarta urna” y convocatoria de una Asamblea Constituyente que permita la reelección. Por eso Zelaya dijo: “Vamos a la Constituyente para recuperar el poder”. Pero como saben sus amigos bolivarianos, una cosa es impulsar las reformas constitucionales desde el poder, manejando todos los resortes institucionales y controlando el presupuesto público, y otra muy distinta es hacerlo desde el llano, desde la incomodidad de la oposición.
Para colmo de males nadie sabe, y parece que Zelaya tampoco, desde qué lugar de la oposición, y con qué estructuras partidarias y organizativas, se impulsará el proyecto “revolucionario”. Según Patricia Rodas, ex ministra de Exteriores de Zelaya, y una de las voces más activas después de su caída: “Ahora viene la lucha, la movilización, pero fundamentalmente prepararnos para asumir el poder, con un pueblo hondureño organizado en la Resistencia, por medio de la cual vamos a transformar este país y eso no tiene colores políticos”. Sin embargo, la misma Rodas reconoció que por un lado existe la “resistencia liberal” y por el otro la “resistencia popular”.
Ésta es precisamente una de las claves sobre las cuáles girará el futuro de Zelaya y de su proyecto político. Zelaya sabe que fuera de los dos partidos tradicionales, el Liberal (al que pertenecía) y el Nacional (el del actual presidente) hay poco margen para la política en serio y que construir desde la nada es muy difícil. Si bien están sentadas las bases para el reconocimiento del FNRP como partido político todavía hay que recorrer un largo camino. Por eso sus dudas: ¿retornar a la disciplina del Partido Liberal para transformarlo desde dentro en una fuerza “revolucionaria” o apostar por el FNRP? Pero la vuelta al liberalismo podría tener un costo adicional si no se logran rápidamente los objetivos propuestos: el abandono del respaldo de Chávez y de sus dineros vía Petrocaribe. Resultaba muy significativa la parafernalia “bolivariana” montada en el acto de recibimiento.
Tras su mitin público junto al aeropuerto, Zelaya fue recibido en la casa de gobierno por el presidente Lobo. Se puede decir que Lobo y Zelaya fueron los dos grandes ganadores de la jornada. Y aquí se observa una de las grandes paradojas de la actual política hondureña: Lobo es un ex comunista (estudió en Moscú en la universidad Patricio Lumumba) reconvertido en político de derechas, y Zelaya es un ex derechista y gran hacendado reconvertido en populista y bolivariano. De cara al futuro lo interesante será ver en que dirección y a favor de quien se decantan los acontecimientos hondureños.
Si Zelaya quiere reforzar la democracia en su país y hacer realidad su clamor de no más golpes de estado, debe renovar su discurso y apostar por reforzar las estructuras organizativas de sus sectores afines. Es un gran trabajo y no sé si el ex presidente estará a la altura de las circunstancias. Hasta ahora mantenía un discurso fuertemente anclado en el pasado, habrá que ver si su regreso a Honduras lo conecta con el presente y el futuro y lo convierte en un activo de la democracia de su país. Para ello, y para lograr reinsertar a Honduras en el contexto internacional Porfirio Lobo jugó bien sus cartas. ¿Quién ganará la próxima mano?
CARLOS MALAMUD - Catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), de España e Investigador Principal para América Latina y la Comunidad Iberoamericana del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos. Ha sido investigador visitante en el Saint Antony´s College de la Universidad de Oxford y en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires y ha estado en posesión de la Cátedra Corona de la Universidad de los Andes, de Bogotá. Entre 1986 y 2002 ha dirigido el programa de América Latina del Instituto Universitario Ortega y Gasset, del que ha sido su subdirector. Actualmente compatibiliza su trabajo de historiador con el de analista político y de relaciones internacionales de América Latina. Ha escrito numerosos libros y artículos de historia latinoamericana. Colabora frecuentemente en prensa escrita, radio y TV y es responsable de la sección de América Latina de la Revista de Libros.