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quarta-feira, 9 de junho de 2010

Capitalismo Selvagem: um bom exemplo de como as coisas acontecem (pela experiência dos vizinhos)

O capitalismo selvagem é uma coisa horrível, certamente, explorando desapiedadamente a boa fé dos consumidores. Pior é quando ele vem investido dos poderes de Estado.
Um vizinho do Brasil, ali pelas bandas do norte (um país que vai ter eleições em setembro), fez a experiência, aliás está fazendo. Acho que ele tem uma boa história para contar...

Esto es capitalismo, compadre
Laureano Márquez
TalCual (sem data)

Compadre, parece que lo que se nos viene encima es un capitalismo del peor, de ese que no se detiene ante nada, compadre. Antes el capitalismo tenía, en medio de todo, la ventaja de que había competidores, compadre. Pero ahora, compadre, vamos hacia un capitalismo de un solo empresario.

Eso que suelen llamar monopolio, como el juego. Sí, sí, compadre, como aquel juego en el cual el objetivo final es quebrar a todo el mundo para quedarte tú con todas las propiedades, las casas, los hoteles y el banco, compadre.

El que viene es un capitalismo en el cual un fabricante de margarina puede hacer una cuña en cadena nacional sin pagar el espacio y además sin decir "esto es publicidad", compadre.

Cuando un capitalista salvaje toma el poder, compadre, es burda de fregao, porque lo primero que va a hacer es tratar de usar el poder del Estado para quebrar a todos los competidores, expropiándoles. Así cualquiera se hace multimillonario.

Si encima tiene la potestad para reducir a los trabajadores, obligándoles a aceptar las condiciones salariales y laborales que él impone, sin que tengan otra opción, entonces, compadre, te aseguro que lo que va a ganar es el billete parejo.

¿Se atrevería usted, compadre, a jugar monopolio con un grupo de jugadores, entre los cuales hay uno que puede disponer de la plata del banco como si fuera suya y encima cambia las reglas del juego, durante el transcurso del mismo? ¿Jugaría usted en esas condiciones, compadre? De seguro que no.

Los que juegan a ser trabajadores, se están dando cuenta de que en estas condiciones no pueden jugar. Que es mejor pelear mejoras salariales contra múltiples empresas que contra una sola. Imagínense ustedes a un empresario que pueda controlar el Ejército y la Guardia Nacional. Seguro que a la primera protesta, compadre, va a ceder a la tentación de usar bombas lacrimógenas y ballenas para hacer que los obreros vuelvan a las actividades y cesen la protesta. Bueno, este es el problema, compadre.

Usted, comadre, a las primeras de cambio se va a emocionar, porque seguramente va a conseguir la margarina más barata. Pero el guión de esta historia está escrito, comadre. El siguiente paso es que va a conseguir una sola marca de margarina, luego comenzará a escasear y es allí cuando algunos funcionarios, digo empresarios, comenzarán a crear un mercado negro de la margarina y entonces usted tendrá que pagar lo que le pidan por esa margarina, comadre. Lo siguiente es que se racione la venta, para evitar dicho problema y para que alcance.

Pero además, como ahora sólo hay una única marca, el empresario no se va a preocupar por la calidad. Cuando la margarina se transforme en una grasa intragable, a usted, comadre, no le quedará otra que comprar esa margarina o quedarse con las ganas. Mientras, los socios del empresario único disfrutarán de la mejor mantequilla danesa en sus desayunos. Así funciona esto, qué malo es el capitalismo salvaje.

Con razón el Santo Padre Juan Pablo II lo denunció, ojalá que desde el cielo nos ayude a superarlo y nos haga un milagrito en septiembre.

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