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quinta-feira, 7 de março de 2024

O que se passa atualmente em Cuba? Uma escassez generalizada nos meios de vida - Carlos Malamud (El Periódico de España)

Não sabemos se o governo brasileiro atual virá novamente em socorro do povo irmão de Cuba, como feito no passado através do programa Mais Médicos, que transferia ao governo cubano praticamente 80% dos pagamentos feitos pelos "médicos cubanos" vindos ao Brasil. (PRA)

No llegan buenas noticias de Cuba

Carlos Malamud

El Periódico de España, 06 mar 2024 

Ni política, ni económica ni simbólicamente los tiempos son los mismos que cuando vivía Fidel Castro.

 

En los últimos años, especialmente tras las movilizaciones del 11 de julio de 2021, solo llegan malas noticias de Cuba, pero las de los últimos días son dramáticas. El 1 de marzo la gasolina aumentó más de un 400% y un 25% la electricidad para los mayores consumidores. Es el preanuncio de un rebote inflacionario, un revés añadido a sumar a los interminables cortes de luz. El 13 de febrero el apagón afectó a más del 45% del país.

El gobierno también solicitó al Programa Mundial de Alimentos (PMA), de Naciones Unidas, leche en polvo para niños menores de siete años, intentando evitar un brote de desnutrición y de anemia infantiles. A lo largo de marzo faltará pan, ya que, según el ministerio de la Industria Alimentaria, hay “situaciones específicas” con “embarques planificados” desde Rusia. Si bien hay un consenso generalizado de que el abastecimiento “está dentro de la normalidad”, la idea se remata señalando que esto “no quiere decir que la normalidad sea buena”. O dicho de otro modo muchos cubanos han normalizado el sufrimiento.

La escasez afecta especialmente a quienes dependen de la libreta de abastecimiento o cartilla de racionamiento, ya que las tiendas privadas disponen de un mayor número de productos de primera necesidad, pero con precios incomparables ni al alcance de cualquiera. El salario medio oficial es de 4.560 pesos cubanos (CUP), equivalentes a 14,25 dólares en el mercado paralelo, mientras el salario mínimo es de 6,77 dólares y la pensión que cobra el 70% de los jubilados, 1.528 CUP, son 4,92 dólares.

El 2 de febrero, el presidente Miguel Díaz-Canel destituyó a Alejandro Gil, viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación, en el cargo desde 2018. Gil encabezó diversas reformas fallidas, incluyendo el duro plan de ajuste anunciado a fines de 2023 y finalmente postergado. Los datos oficiales lo dicen todo: contracción de casi el 2% del PIB, inflación del 30% y un déficit público del 18,5%. En definitiva, unas cifras para temblar. 

Desde la óptica del relato oficial y la defensa de la ortodoxia revolucionaria, recurrir al PMA hubiera sido impensable en vida de Fidel Castro, aunque se tratara de evitar la desnutrición infantil. Esto es hoy solo una muestra más del fracaso del proyecto socialista. Se recurre a este extremo porque la situación política, económica y social es casi terminal. Desde hace tiempo se han agotado los recursos propios, mientras los provenientes de países amigos llegan a cuentagotas.

Como tantas veces, el bloqueo (o embargo) de EEUU es omnipresente a la hora de las justificaciones, aunque internet y las redes sociales han permitido quebrar el monopolio informativo ejercido por el régimen. Si bien se han reconocido errores en política económica y monetaria, se insiste en que todo responde a las sanciones occidentales, pero esta interpretación trillada goza de credibilidad decreciente y escaso interés social. Ante tal cúmulo de desgracias el descreimiento es la respuesta mayoritaria, que en la medida de lo posible se transforma en la búsqueda de una vía de escape, preferentemente a EEUU y Europa. 

El diagnóstico es terrible. Un informe reciente de “Cuba 21”, une la inflación y el crecimiento negativo a una balanza comercial deficitaria, al desplome de las principales entradas de divisas (exportación de médicos, turismo y remesas) y al hundimiento del sector energético, comenzando por el obsoleto sistema eléctrico. Para colmo, un país teóricamente agrícola debe importar casi el 100% de la canasta familiar, según manifestó en setiembre el exministro Gil.

La infraestructura viaria y buena parte del parque de viviendas se desmorona, sin capacidad de arbitrar soluciones efectivas, salvo parchear los casos más urgentes. La salud, la educación y el abastecimiento de agua potable que fueron las joyas de la Revolución, hoy son cascarones vacíos y fuente de graves problemas. A esto se suma el aumento descontrolado de la criminalidad, ya que la apuesta por el “orden público” se centra en la represión y no en la seguridad ciudadana. Todo sirve para explicar el éxodo masivo y el incremento de la protesta social.

El régimen se enrocó en defensa del socialismo y la Revolución y no propone alternativas viables. Pero, ni política, ni económica ni simbólicamente los tiempos son los mismos que cuando vivía Fidel Castro, capaz de abroquelar a las masas en defensa de su proyecto. Su hermano Raúl, con 92 años, tampoco está en condiciones de ejercer un liderazgo activo, ni siquiera delegado, mientras la gestión de Díaz-Canel ni se caracteriza por su eficacia ni por sintonizar con las diezmadas bases revolucionarias.

En estas condiciones, y dada las grandes dificultades que viven los grupos opositores internos para conciliar sus políticas, el futuro es bastante incierto. No hay nadie capacitado para encausar el descontento social ante un gobierno visualizado como incapaz de proveer los bienes públicos demandados. El régimen, sumido en su inmovilismo, carece de las herramientas adecuadas para impulsar la tan necesaria apertura política y económica. De persistir esta sensación de bloqueo, las noticias que lleguen de Cuba serán cada vez más dramáticas.

 

segunda-feira, 13 de março de 2023

Putin está muito mais quebrado do que se pensa - Edward Luce (FT)

 Putin está muito mais quebrado do que se pensa

Por Edward Luce

 ValorFinancial Times, 13/03/2023


Quando as estatísticas são submetidas a tortura por tempo suficiente, elas acabam confessando. Sustentado por essa máxima imemorial, Vladimir Putin conseguiu evocar uma contração irrelevante, de 2,1%, na economia da Rússia em 2022, contra os dois dígitos que prevíamos. O mais estranho é que acreditamos nele! 

O Fundo Monetário Internacional (FMI) e o Banco Mundial zelosamente reutilizaram os números de crescimento oficiais de Moscou para o ano passado, o que desencadeou autocríticas em torno da resiliência da Rússia. Se a Rússia conseguiu suportar as sanções ocidentais mais abrangentes já adotadas desde os dias do apartheid da África do Sul, talvez devêssemos repensar nossa posição. Não sou estatístico. Mas sei, com certeza, que há razões profundas para desconfiar dos dados oficiais da Rússia sobre qualquer assunto. 

Como destaca Jeffrey Sonnenfeld, decano da Faculdade de Administração de Yale, o Rosstat, departamento oficial de estatística russo, passou por uma constante rotatividade de liderança nos últimos 12 meses e já foi um órgão altamente comprometedor. De qualquer maneira, Putin obteve os números que queria. O Rosstat prevê que a Rússia crescerá 0,3% em 2023. Eu prevejo que isso se revelará um absurdo. 

Economistas mais criteriosos não ficam parados, esperando que os dados caiam no seu colo. Eles buscam outros medidas. Na China, essas medidas costumam ser métricas como frete ferroviário e consumo de energia. Ler a Rússia hoje deve ser muito mais simples. 

Três milhões das pessoas de nível de instrução superior da Rússia deixaram o país, levando consigo seu capital e energia intelectuais. Na Rússia, o governo tem canibalizado geladeiras e outros eletrodomésticos da linha branca à cata dos chips que não consegue mais importar. Segundo a equipe de monitoramento de Sonnenfeld em Yale, um mil dos 1,2 mil maiores investidores estrangeiros da Rússia se retiraram plenamente do país pelos dados atuais. Suas receitas respondiam por 35% do Produto Interno Bruto (PIB) da Rússia antes da invasão da Ucrânia. Entre elas estão as empresas de petróleo e gás, como a BP (que deu baixa contábil de US$ 25,5 bilhões), que mantinham em constante fluxo os dutos de combustíveis fósseis e faziam a manutenção dos equipamentos do país. 

As exportações russas de gás natural praticamente secaram. A Europa absorvia o grosso da oferta russa e hoje a reduziu a níveis próximos de zero. Não tenho a menor ideia de quem explodiu o Nord Stream II, mas foi um ato um tanto desnecessário. A Europa ostentou uma eficiência de estilo chinês ao construir rapidamente uma capacidade em gás natural liquefeito (GNL) para importar o combustível que a Rússia é tecnicamente incapaz de produzir. O gás em estado gasoso da Rússia, em vista disso, não está à disposição de nenhum mercado. Serão necessários anos para construir dutos russos para compradores alternativos. 

China, Índia e outros, sem dúvida, estão absorvendo o petróleo russo que a Europa deixou de importar. Mas a Rússia o está vendendo a preços abaixo do custo. O Deutsche Bank estima que a Rússia, mal e mal, obtém hoje o equivalente a um terço de suas receitas com combustíveis fósseis. Além disso, está ficando cada vez mais caro - aproximadamente o dobro da média global — para a Rússia extraí-los. A Rússia desembolsa US$ 4 

para extrair um barril de petróleo e mais US$ 12 para fazê-lo chegar a seus clientes. Isso atende aos desejos do Ocidente, uma vez que não queremos que o preço global do petróleo suba e não queremos que a Rússia ganhe dinheiro. Pelo fato de mais de metade do orçamento da Rússia provir de sua receita com combustível fóssil, o governo passou agora a saquear suas reservas para tempos difíceis. Medidas mais radicais de extração de receita certamente vão se seguir. O que isso significa para a guerra na Ucrânia ? Há implicações boas e más. Duvido que a China seja imprudente a ponto de começar a fornecer as armas e a munição que a Rússia necessita desesperadamente. Nesse caso, isso seria uma indicação da crescente preocupação da China com os custos de uma prolongada guerra na Ucrânia. 

Um Estado vassalo do tamanho da Rússia não representa maiores problemas até o momento em que se tem de começar a pagar as contas. A má notícia é que Putin ficará cada vez mais tentado a tomar medidas desesperadas para levar esta guerra a uma conclusão desejável. O ataque da semana passada de uma miríade de mísseis hipersônicos russos com capacidade nuclear à infraestrutura essencial ucraniana foi um indicador alarmante do que um Putin acuado poderia fazer. Certamente podemos esperar que uma Rússia totalmente desprovida de dinheiro arremesse crescentes ondas humanas de alistados maltreinados para morrerem em suas linhas de frente. 

Quando as pessoas não confiam em dados oficiais, para onde olharão? A crer em Sonnenfeld em detrimento do FMI, que implicações isso tem para a política ocidental para a Ucrânia? 

(…)

Este trecho é parte de conteúdo que pode ser compartilhado utilizando o link https://valor.globo.com/mundo/noticia/2023/03/12/ftanlise-putin-est-muito-mais-quebrado-do-que-se-pensa.ghtml?li_source=LI&li_medium=news-multicontent-widget  ou as ferramentas oferecidas na página.

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terça-feira, 22 de junho de 2021

A dívida nacional dos Estados Unidos em 150 anos: 1900-2050: correlação com a situação econômica do país - Visual Capitalist

 Tema fascinante: os fazedores de gráficos, historiadores econômicos trabalhando com séries históricas, poderiam traçar uma imagem semelhante, ou similar, para a dívida pública brasileira ao logo dos últimos 200 anos. 

Interactive: 

Visualizing 150 Years of U.S. National Debt (1900-2050)



Visual Capitalist, June 21, 2021

This interactive visual shows how the U.S. national debt has fluctuated since 1900, as well as projections all the way to 2050.



Looking Back at 150 Years of U.S. Debt



The total U.S. national debt reached an all-time high of $28 trillion* in March 2021, the largest amount ever recorded.

Recent increases to the debt have been fueled by massive fiscal stimulus bills like the CARES Act ($2.2 trillion in March 2020), the Consolidated Appropriations Act ($2.3 trillion in December 2020), and most recently, the American Rescue Plan ($1.9 trillion in March 2021). 

To see how America’s debt has gotten to its current point, we’ve created an interactive timeline using data from the Congressional Budget Office (CBO). It’s crucial to note that the data set uses U.S. national debt held by the public, which excludes intergovernmental holdings.

*Editor’s note: This top level figure includes intragovernmental holdings, or the roughly $6 trillion of debt owed within the government to itself.

What Influences U.S. Debt?

It’s worth pointing out that the national debt hasn’t always been this large. 

Looking back 150 years, we can see that its size relative to GDP has fluctuated greatly, hitting multiple peaks and troughs. These movements generally correspond with events such as wars and recessions. 

Decade Gross debt at start 
of decade 
(USD billions)
Avg. Debt Held By Public
Throughout Decade
(% of GDP)
Major Events
1900-4.8%-
1910-10.0%World War I
1920-22.9%The Great Depression
1930$1636.4%President Roosevelt's New Deal
1940$4075.1%World War II
1950$25756.8%Korean War
1960$28637.3%Vietnam War
1970$37126.1%Stagflation (inflation + high unemployment)
1980$90833.7%President Reagan's tax cuts
1990$3,23344.7%Gulf War
2000$5,67436.6%9/11 attacks & Global Financial Crisis
2010$13,56272.4%Debt ceiling is raised by Congress
2020$27,748105.6%COVID-19 pandemic
2030P-121.8%-
2040P-164.7%-
2050P-195.2%-

Source: CBO, The Balance

To gain further insight into the history of the U.S. national debt, let’s review some key economic events in America’s history. 

The Great Depression

After its WWI victory, the U.S. enjoyed a period of post-war prosperity commonly referred to as the Roaring Twenties. 

This led to the creation of a stock market bubble which would eventually burst in 1929, causing massive damage to the U.S. economy. The country’s GDP was cut in half (partially due to deflation), while the unemployment rate rose to 25%. 

Government revenues dipped as a result, pushing debt held by the public as a % of GDP from its low of 15% in 1929, to a high of 44% in 1934. 

World War II

WWII quickly brought the U.S. back to full employment, but it was an incredibly expensive endeavor. The total cost of the war is estimated to be over $4 trillion in today’s dollars. 

To finance its efforts, the U.S. relied heavily on war bonds, a type of bond that is marketed to citizens during armed conflicts. These bonds were sold in various denominations ranging from $25-$10,000 and had a 2.9% interest rate compounded semiannually. 

Over 85 million Americans purchased these bonds, helping the U.S. government to raise $186 billion (not adjusted for inflation). This pushed debt above 100% of GDP for the first time ever, but was also enough to cover 63% of the war’s total cost. 

The Postwar Period

Following World War II, the U.S. experienced robust economic growth. 

Despite involvement in the Korea and Vietnam wars, debt-to-GDP declined to a low of 23% in 1974—largely because these wars were financed by raising taxes rather than borrowing. 

The economy eventually slowed in the early 1980s, prompting President Reagan to slash taxes on corporations and high earning individuals. Income taxes on the top bracket, for example, fell from 70% to 50%. 

2008 Global Financial Crisis

The Global Financial Crisis served as a precursor for today’s debt landscape. 

Interest rates were reduced to near-zero levels to speed up the economic recovery, enabling the government to borrow with relative ease. Rates remained at these suppressed levels from 2008 to 2015, and debt-to-GDP grew from 39% to 73%. 

It’s important to note that even before 2008, the U.S. government had been consistently running annual budget deficits. This means that the government spends more than it earns each year through taxes. 

The National Debt Today

The COVID-19 pandemic damaged many areas of the global economy, forcing governments to drastically increase their spending. At the same time, many central banks once again reduced interest rates to zero. 

This has resulted in a growing snowball of government debt that shows little signs of shrinking, even though the worst of the pandemic is already behind us. 

In the U.S., federal debt has reached or surpassed WWII levels. When excluding intragovernmental holdings, it now sits at 104% of GDP—and including those holdings, it sits at 128% of GDP. But while the debt is expected to grow even further, the cost of servicing this debt has actually decreased in recent years. 

U.S. federal debt costs

This is because existing government bonds, which were originally issued at higher rates, are now maturing and being refinanced to take advantage of today’s lower borrowing costs.

The key takeaway from this is that the U.S. national debt will remain manageable for the foreseeable future. Longer term, however, interest expenses are expected to grow significantly—especially if interest rates begin to rise again. 



domingo, 7 de outubro de 2018

Affonso Celso Pastore: a agenda economica incontornavel (OESP)


O que nos espera depois das eleições?
Não há saída: novo governo terá de buscar apoio para aprovar as reformas
Affonso Celso Pastore
O Estado de S. Paulo, 7 Outubro 2018 | 05h00

Se os partidos de centro tivessem se unido em torno da ética e da integridade, repudiando abertamente o estilo corrupto e não democrático do PT, talvez tivessem um candidato no segundo turno das eleições. A valorização do real na última semana – algo que era esperado se o centro político estivesse no segundo turno – deve-se menos à confiança na capacidade de
Bolsonaro, e mais à queda da probabilidade do desastre de um novo governo do PT. Com a vitória do PT, seria praticamente impossível escapar da dominância fiscal, mas por causa da polarização política, que reduz o apoio à aprovação de medidas para a consolidação fiscal, corre-se o risco de que isso ocorra qualquer que seja o governo eleito. 
Ao contrário de um ataque especulativo sobre as reservas em um país com câmbio fixo, como no Brasil em 1999, que se assemelha a um ataque cardíaco, a dominância fiscal é uma doença degenerativa. Com o governo incapacitado de controlar os gastos públicos através de reformas que levem aos superávits primários necessários, a dívida pública manterá um crescimento insustentável, elevando o risco de insolvência do setor público, acarretando várias consequências.
Diante do aumento de riscos, os estrangeiros vendem parte de sua posição de títulos públicos, remetendo dinheiro ao exterior, o que deprecia o real e eleva a inflação, obrigando o Banco Central a aumentar a taxa de juros, que se eleva em relação à taxa de crescimento econômico. Assim, o aperto monetário acelera o crescimento da relação dívida/PIB, aumentando o risco de insolvência, provocando nova saída de capitais, depreciando ainda mais o real e elevando a inflação, fechando-se um círculo vicioso. 
Se o BC se submeter ao Tesouro financiará parte dos déficits públicos emitindo moeda, como recentemente foi feito – com fracasso estrondoso – pela Argentina. Por algum tempo a estratégia pode enganar os incautos, mas, ao final, o Tesouro será forçado a vender mais títulos públicos, sendo empurrado para a “repressão financeira”. 
Uma de suas formas é criar a obrigatoriedade de fundos de pensão, companhias de seguro ou mesmo bancos, manterem uma proporção mais elevada de títulos públicos em seus ativos. Cria-se uma demanda forçada que permite vender mais títulos a preços mais elevados (juros mais baixos), porém à custa da expulsão (crowding-out) dos investimentos privados. Outra forma que leva ao desastre, mas que tem enorme apelo entre os militantes da esquerda, são os controles de capitais. Investidores estrangeiros ou brasileiros passam a ser obrigados, caso queiram remeter os recursos ao exterior, a pagar um imposto (o IOF) tanto maior quanto mais elevada for a remessa. O Brasil e a América Latina têm larga experiência nessa prática que, sabemos, tem apenas efeito temporário. 
Em todos esses casos a dominância fiscal se instala, minando progressivamente a saúde do organismo econômico, afugentando investimentos e reduzindo o crescimento econômico. Ao final, chega-se ao colapso da estratégia que, no entanto, pode demorar algum tempo. Atualmente, a tentação de seguir por esse caminho é maior devido ao nível muito elevado do “caixa único do Tesouro” deixado pelo atual governo, e à facilidade de cumprir a “regra de ouro” por causa do câmbio depreciado, permitindo ao próximo governo retardar o início da repressão financeira.
O drama adquire coloração mais intensa porque o novo governo assumirá com a renda per capita dos brasileiros em torno de 10% inferior à que existia no início da atual ciclo, ao final de 2013, e com a taxa de desemprego perto de 12,5%, mas, excluindo os que trabalham por conta própria e os subempregados, ela supera 22%. É preciso voltar a crescer, e a “fórmula mágica” muito ao agrado de economistas heterodoxos (com apoio de alguns políticos “pragmáticos”) é o uso das reservas internacionais para financiar os investimentos. É um caminho que eleva ainda mais o risco, pressionando mais a taxa cambial e a inflação, aumentando a pressão para a repressão financeira. 
Não há saída: o novo governo terá de buscar apoio para aprovar reformas politicamente custosas que levem à consolidação fiscal. Se falhar, criará um quadro cujas linhas gerais são as descritas neste artigo, variando apenas na intensidade. 

* EX-PRESIDENTE DO BANCO CENTRAL E SÓCIO DA A.C. PASTORE & ASSOCIADOS. ESCREVE NO PRIMEIRO DOMINGO DO MÊS

sábado, 6 de outubro de 2018

Brasil: quadro economico complicado em 2019 - Zeina Latif (OESP)


Zeina Latif

Para muitos players do mercado financeiro o cenário econômico é binário, a depender do resultado das eleições. Julgam Jair Bolsonaro equipado para fazer reformas, enquanto Fernando Haddad representaria um risco de retrocesso. No entanto, ambos enfrentarão grandes dificuldades para governar e aprovar reformas estruturais, pois carecem de experiência política e administrativa, e não têm projeto para o País ou agenda econômica bem definida.

A situação é grave e demandaria um presidente com maior envergadura política. O Brasil vive a mais grave crise fiscal da história, o que implica risco de shutdown de serviços públicos e de o presidente incorrer em crime fiscal nos próximos anos. Isso vale também para os governadores.

A recuperação cíclica da economia poderá frustrar, tendo em vista a provável alta da inflação e dos juros pelo Banco Central. Tudo isso em meio a uma sociedade indignada e instituições fragilizadas. Os desafios de cada candidato são diferentes, já de largada. Para Haddad, será renegar a equivocada agenda econômica petista e montar uma equipe econômica competente e com credibilidade. Será necessária grande dose de coragem e humildade.

Atributos raros.

Bolsonaro precisará enfrentar o desafio da política para construir uma base de apoio sólida e com partidos que exerçam liderança no Congresso, cedendo espaço no governo. O deputado é pouco hábil politicamente, a julgar pelas frequentes mudanças de partido e pela pobre performance na Câmara, onde é associado ao “baixo clero”, apesar de estar em seu sétimo mandato parlamentar.

Pelas projeções dos analistas do mercado financeiro, o próximo governo será um sucesso, apesar de não sabermos qual a probabilidade atribuída ao cenário traçado. De acordo com o boletim Focus, a taxa Selic subirá para apenas 8% ao ano em 2019 (atualmente está em 6,5%), a inflação ficará em 4,2%, a cotação do dólar em R$3,83 no final do ano e o crescimento do PIB de 2,5%.

Essas previsões, com pequenos ajustes, seguem para os anos seguintes. Traduzindo, os analistas apostam na continuidade de reformas fiscais, tal que a inflação fique em torno da meta, sem exigir um aperto monetário pelo BC, bem como o avanço de reformas estruturais que elevem o potencial de crescimento do País. Este cenário não é impossível, mas sua probabilidade, por ora, é baixa.

O ambiente se manterá incerto mesmo após o resultado das eleições, e incerteza é veneno para investidores, produtores e consumidores. Teremos, ao menos, de aguardar a descida do palanque: o aceno de Haddad ao setor privado, após seus discursos antiajuste fiscal, e o aceno de Bolsonaro à política, após o discurso antipolítica.

A ironia é que apesar dos discursos cheios de personalidade de ambos os lados e com críticas ao governo Temer, o próximo governo terá de ser de continuidade do atual para o País voltar a crescer. É recomendável preservar ao máximo os times na Fazenda, no Planejamento e no Banco Central. Para tanto é necessário o presidente ter compromisso com uma agenda responsável e modernizante.

Com a urgência de reformas, o País não pode perder tempo aguardando o aprendizado de um novo time. Já basta a inexperiência do próximo presidente. É importante avançar com as várias propostas de reforma, que são importante contribuição do atual governo e também do Congresso.

A lista é extensa: reforma da Previdência, tributária, agenda BC+, marcos regulatórios dos setores de energia, privatização da Eletrobrás, para citar as de maior visibilidade. A mais urgente é a reforma da Previdência. Este sim é o divisor de águas do cenário binário. Não que sendo aprovada tudo se resolve, mas ela é central para o País afastar um cenário caótico.

E tanto para Haddad como para Bolsonaro, será desafiador aprovar tempestivamente uma boa reforma. Que venha a continuidade da agenda econômica. Quanto menos inventar, melhor.

ECONOMISTA-CHEFE DA XP INVESTIMENTOS

domingo, 15 de novembro de 2015

Economia brasileira: nao existem razoes para ser otimista - Cenario Macroeconomico Itau

Recebi esta revisão de situação econômica que aponta para a continuidade da situação calamitosa da economia brasileira em 2016 e mais à frente, tudo resultado da inepta política econômica dos keynesianos de botequim do partido totalitário. Ou seja, o Brasil vai continuar afundando mais um pouco nos meses, talvez anos à frente, antes de se recuperar, processo que deve demorar pelo menos dez anos.
Tudo isso é "herança maldita" dos incompetentes que nos governam desde 2003...
Infelizmente não consigo transcrever todos os gráficos e tabelas que constam da versão pdf deste documento, mas os argumentos falam por si...
O principal responsável pelo relatório é o economista Ilan Goldfajn, ex-diretor do Banco Central.
Paulo Roberto de Almeida


Revisão de Cenário - Brasil: Sem estabilização na economia
Itaú Macroeconômica, 12/11/2015

• A atividade econômica não oferece sinais de estabilização. Os indicadores antecedentes e coincidentes continuam contraindo. O investimento deve ter recuo maior do que prevíamos. Alteramos nossa projeção para o PIB em 2015 para 3,2% (antes, -3,0%). Para 2016 revisamos a queda para -2,5% (antes, -1,5%). Mesmo que a atividade venha a se estabilizar a partir de novembro, a queda média no próximo ano (relativo a este ano) seria de -1,7% (herança estatística). A taxa de desemprego deve alcançar 10,6% no fim de 2016 (antes, 10,2%).
• O quadro fiscal voltou a deteriorar. A queda na arrecadação, decorrente da atividade econômica, e as despesas obrigatórias em alta (principalmente previdência) devem continuar exercendo pressão sobre as contas públicas, mesmo com as medidas de ajuste em curso. Revisamos nossa projeção de resultado primário para -1,0% do PIB este ano, e para -1,5% do PIB em 2016, incluindo o pagamento de despesas atrasadas.
• No último mês, o real apreciou, impulsionado pelo cenário internacional mais calmo e pela perspectiva de aprovação do projeto de repatriação de recursos no Congresso. No entanto, os fundamentos sugerem manutenção da nossa projeção em 4,00 reais por dólar ao fim de 2015, e em 4,50 reais por dólar ao fim de 2016.
• Projetamos inflação medida pelo IPCA de 10,1% para este ano, e de 7,0% para 2016. A alta menor dos preços administrados no próximo ano será um fator de queda da inflação. Os preços livres também devem subir menos, com alívio da alimentação e dos serviços.
• O Banco Central (BC) estendeu o horizonte de convergência da inflação para a meta a 2017. Essa sinalização dá mais tempo ao Banco Central de atingir a meta e reduz a possibilidade de aumento de juros nas próximas reuniões. Mantemos nosso cenário de Selic estável em 14,25% até o fim de 2016.
À espera do ajuste
A atividade econômica segue em declínio. Não há sinais de estabilização da produção e da demanda. A retomada do crescimento depende do reequilíbrio das demais variáveis macroeconômicas, que, por sua vez, dependem do desempenho futuro das contas públicas.
Apesar da atividade mais fraca, a inflação segue pressionada. O realinhamento de preços relativos foi em grande parte realizado, mas levou a inflação para perto de dois dígitos. A tendência à frente é de declínio, mas a inércia inflacionária (devido a mecanismos de indexação formais e informais) e a depreciação do câmbio deverão manter a inflação elevada ao longo do próximo ano.
Nesse contexto, o BC aumentou o horizonte de convergência para 2017. A convergência mais longa reduz as chances de novas altas da taxa de juros no curto prazo, evitando uma piora ainda mais intensa da atividade econômica à frente. Por outro lado, a inflação elevada ainda não permite corte de juros. Dessa forma, acreditamos que o BC irá optar por deixar a Selic estável em 14,25% até o fim de 2016.
Por outro lado, o balanço de pagamentos vem mostrando resultados favoráveis.O câmbio mais depreciado e a atividade em ritmo mais lento têm beneficiado a balança comercial, que deve fechar o ano em superávit de US$ 12 bilhões (de US$ 10 bilhões), e alcançar US$ 30 bilhões em 2016 (de US$ 25 bilhões). Incorporamos nas nossas projeções os últimos dados de saldo comercial maiores. Com isso, projetamos um déficit em conta corrente menor: 3,9% do PIB em 2015 (ante 4%) e 2,4% do PIB em 2016 (ante 2,8%).
Retração da atividade se intensifica
Os indicadores econômicos permanecem em contração. Nosso índice de difusão - que mostra o número de indicadores em alta, baseado em um conjunto amplo de dados, incluindo confiança do empresário e consumidores, vendas no varejo e demanda por crédito - deve terminar o terceiro trimestre em nível compatível com retração (anualizada) de 5% da atividade. O índice sinaliza fraqueza na atividade no fim deste ano e início do próximo.
A produção industrial terminou o terceiro trimestre com contração de 3,2%. A produção de insumos da construção civil recuou 4,4% no mesmo período (nosso ajuste sazonal) e aponta para nova queda dos investimentos. Se confirmada, será a nona queda trimestral consecutiva.
Esperamos novas quedas das vendas no varejo. A massa salarial real deve continuar contraindo no próximo ano. A inflação mais alta contribui para a redução da renda real e, portanto, para menor consumo das famílias. No curto prazo, os indicadores antecedentes seguem mostrando retração nas vendas, consistente com a piora do mercado de trabalho.
O setor de serviços também mostra um quadro desfavorável. A receita real no setor está próxima de seu menor nível desde 2013, apesar do leve aumento em agosto (nosso ajuste sazonal).
Estoques elevados, confiança em baixa. Em outubro, os índices de confiança de empresários e consumidores permaneceram próximos de seus mínimos históricos. Em particular, a confiança do comércio, da construção e do consumidor atingiu seus menores níveis. Na indústria, houve um leve aumento, mas os estoques alcançaram seu maior nível desde 2001. O alto nível dos estoques aponta para queda na produção industrial à frente.
Queda adicional da atividade à frente. Esperamos retração mais intensa do PIB nos próximos trimestres. A massa salarial real deve continuar em queda, reduzindo o consumo das famílias. O ainda elevado custo unitário do trabalho (em reais), combinado com receitas menores advindas da demanda doméstica fraca, deve impactar a lucratividade das empresas. Esse fator, associado à baixa confiança dos empresários, baixo grau de utilização da capacidade instalada e estoques elevados tende a encolher ainda mais o investimento. Dessa forma, alteramos nossa projeção para o PIB em 2016 para -2,5% (antes, -1,5%). Para 2015, revisamos para -3,2% (antes, -3,0%).
Taxa de desemprego segue aumentando. O desemprego subiu de 7,4%, em agosto, para 7,5% em setembro (nosso ajuste sazonal), nona alta consecutiva. Esse aumento ocorreu a despeito da baixa taxa de participação que, na nossa visão, não deve se sustentar à frente. A maior destruição de vagas no emprego formal (segundo a Caged), que atingiu o pior resultado da série histórica (-208 mil, nosso ajuste sazonal), corrobora com deterioração adicional do mercado de trabalho. A proporção de pessoas reportando que está difícil encontrar emprego atingiu 92% e reforça a tendência da alta no desemprego.
Diante da retração maior da atividade econômica, alteramos nossa projeção para a taxa de desemprego no fim de 2016 para 10,6% (antes, 10,2%). Para o fim deste ano, mantivemos a projeção em 8,6%.
Crédito segue fraco em setembro. As concessões de crédito livre recuaram 1,1% (média diária em termos reais e com ajuste sazonal, frente ao mês anterior). Na mesma comparação, as concessões de crédito direcionado cresceram 5,1%. A variação anual do saldo de crédito total passou de crescimento de 0,1% para recuo de 0,4%, em termos reais. Na mesma comparação, o saldo das modalidades com recursos livres continuou retraindo (-4,2%), e o direcionado desacelerou de 4,8% para 3,9%. A taxa de inadimplência do sistema ficou estável em 3,1%. A taxa de juros do sistema elevou-se, mas houve queda no spread médio.
Piora a perspectiva fiscal
Os ajustes necessários para reequilibrar a economia brasileira continuam se mostrando mais desafiadores que o imaginado. No último mês, o governo revisou a meta de resultado primário de 2015 de 0,15% para -0,8% do PIB.
Revisamos nossa projeção de primário para -1,0% do PIB este ano. A revisão da meta do governo sugere que a receita será R$ 9 bilhões abaixo do que estimávamos; e os gastos públicos, R$ 25 bilhões mais elevados. Incorporamos R$ 10 bilhões de pagamentos adicionais de despesas atrasadas e ainda contamos com os R$ 11 bilhões de arrecadação proveniente do leilão de hidrelétricas.
No entanto, o resultado primário pode alcançar -2,0%. A piora adicional pode decorrer da frustração de receita extraordinária com o leilão de hidroelétricas e do eventual pagamento do estoque total de despesas em atraso (estimadas pelo Ministério da Fazenda em R$ 57 bi).
Esperamos déficit primário de -1,5% do PIB em 2016. Elevamos nossa estimativa de pagamento de despesas atrasadas (R$ 39 bi versus R$ 24 bi, anteriormente). Além disso, revisamos nossas projeções de atividade econômica, o que implica impacto negativo para a arrecadação. Finalmente, revisamos nossa projeção de primário dos Estados e municípios de R$ 3 bi para R$ -10 bi, dada a aparente dificuldade de continuarem cortando despesa para fazer frente à queda na arrecadação.
Em suma, a queda na arrecadação decorrente da atividade econômica e as despesas obrigatórias em alta devem continuar exercendo pressão sobre os resultados fiscais. Esses fatores fazem com que a tendência do primário seja de queda adiante, mesmo com medidas de ajuste fiscal em curso. Tal cenário reforça a necessidade de ajustes estruturais (ver nosso artigo recente - “Um pouco mais sobre a arte de cortar na carne” - aqui).
Fundamentos não apontam real mais apreciado
A taxa de câmbio flutuou entre 3,75 e 4,00 reais por dólar em outubro. Depois de alcançar o pico de 4,20 reais por dólar em setembro, o mercado de câmbio se acalmou no último mês.
O cenário internacional ajudou. Riscos menores de desaceleração forte na China (“hard landing”) e a expectativa de mais estímulos monetários na Europa fizeram com que as moedas de países emergentes se apreciassem, entre elas o real.
Os fundamentos brasileiros, no entanto, não apontam ainda para um real mais apreciado. Continuam as notícias negativas sobre a política fiscal, o desemprego e a atividade no Brasil. Apesar de ainda ser classificado como grau de investimento, a agência de risco Fitch Ratings rebaixou o País de BBB para BBB-, com perspectiva negativa.
Mantivemos a nossa projeção de taxa de câmbio em 4,00 reais por dólar ao fim de 2015, e em 4,50 ao fim de 2016. Ao longo do último mês, com a revisão da meta fiscal e a piora do cenário para os próximos anos, revisamos as nossas estimativas de taxa de câmbio de 4,25 reais por dólar para 4,50 reais por dólar ao fim de 2016. As incertezas domésticas devem ter impactos sobre a disponibilidade de financiamento externo nos próximos anos. Acreditamos que essas projeções de câmbio (4,00, em 2015; 4,50, em 2016; e constante em termos reais adiante) devem levar o déficit em conta corrente para 1,0% do PIB em 2017.
Os dados de conta corrente seguem mostrando resultados favoráveis. A melhora tem sido disseminada, refletindo tanto o câmbio mais depreciado quanto a atividade em ritmo mais lento. A média móvel trimestral dessazonalizada e anualizada do déficit, que chegou próxima de US$ 110 bilhões no fim de 2014, já caiu pela metade, alcançando US$ 55 bi em setembro deste ano. Do lado do financiamento, no entanto, tanto os fluxos de investimento direto quanto em carteira seguem arrefecendo mês a mês.
Elevamos a projeção de superávit comercial de US$ 10 bilhões para US$ 12 bilhões em 2015, e de US$ 25 bilhões para US$ 31 bilhões em 2016. Com isso, projetamos um déficit em conta corrente menor: 3,9% do PIB em 2015 (ante 4%) e 2,4% do PIB em 2016 (ante 2,8%). Incorporamos nas nossas projeções os últimos dados de saldo comercial maiores, o câmbio mais depreciado e a atividade em ritmo mais lento.
Inflação de 10,1% neste ano, e de 7% em 2016
O Índice Nacional de Preços ao Consumidor Amplo (IPCA) subiu 0,82% em outubro, resultado que ficou entre a mediana das expectativas do mercado (0,80%) e a nossa estimativa (0,84%). Com isso, o índice acumulou variação de 8,52% no ano, e de 9,93% nos últimos 12 meses. As maiores contribuições de alta no mês vieram dos grupos transportes, alimentação e habitação, com destaque para os combustíveis, que exerceram impacto de 0,30 ponto percentual na inflação mensal. Por outro lado, houve quedas nos preços dos alimentos in natura e dos automóveis.
A nossa projeção preliminar para o IPCA de novembro aponta variação de 0,70%, com a taxa em 12 meses subindo para 10,1%. As maiores contribuições de alta no mês virão dos grupos alimentação e transportes. Apesar disso, o grupo transportes deve registrar variação bem menor do que no mês anterior, em razão da desaceleração da alta dos combustíveis.
Para 2015, elevamos a projeção para a inflação medida pelo IPCA para 10,1% (9,7% no relatório anterior), diante da maior pressão dos combustíveis e de outros preços administrados. Com isso, passamos a projetar alta de 17,3% para os preços administrados neste ano (ante 16% no relatório anterior), com impacto de 3,9 p.p. no IPCA. Ajustamos a projeção para a gasolina de 14% para 17%, tendo em vista a alta mais expressiva nos preços das usinas do etanol anidro, que entra na mistura com a gasolina. Também revisamos a projeção para gás de botijão, de 18% para 21%; para energia elétrica, de 48% para 50%; e para ônibus urbano, de 13% para 15%. A maior contribuição entre os preços administrados virá da energia elétrica, com impacto de 1,5 p.p. no IPCA. Para os outros preços administrados de maior peso na inflação, projetamos as seguintes variações em 2015: planos de saúde (12%); taxa de água e esgoto (14%); remédios (7%); e telefone fixo (-2,5%).
A projeção para os preços livres este ano subiu para 8,0% (7,8% no relatório anterior). O impacto da alta dos preços livres será de 6,2 p.p. no IPCA de 2015. Em termos desagregados, projetamos alta de 11% da alimentação no domicílio (7,1% em 2014). A maior pressão sobre os preços dos alimentos neste ano reflete o impacto de vários choques de custos (câmbio, energia e combustíveis), bem como o efeito de problemas climáticos sobre a oferta de alguns produtos, especialmente carnes e alimentos in natura. Para os serviços, a projeção para este ano é de alta de 8,1% (8,3% em 2014). Para o grupo de preços industriais, projetamos alta de 5,9% (4,3% em 2014).
Para 2016, elevamos a projeção para o IPCA de 6,5% para 7,0%, por conta do câmbio mais depreciado e da maior pressão de preços administrados. No caso dos preços livres, aumentamos a projetação de inflação de 6,5% para 6,8%. Em termos desagregados, prevemos alta de 6,0% dos preços industriais, de 7,0% dos serviços e de 7,5% da alimentação no domicílio. Apesar da maior resistência verificada na inflação de serviços este ano, mantemos a avaliação de que a piora das condições do mercado de trabalho e do setor imobiliário, com consequente moderação nos custos com salários e aluguéis, deve contribuir para a queda da inflação dos serviços privados no próximo ano. No caso dos alimentos, nosso cenário básico contempla condições climáticas mais favoráveis do que nos anos anteriores, em que pese os riscos associados ao fenômeno El Niño, que pode prejudicar a oferta de alguns produtos agrícolas. Além do clima supostamente mais benigno para as lavouras, especialmente no caso dos grãos, a menor variação cambial e os aumentos mais contidos nos custos com energia e combustível devem contribuir para reduzir a inflação dos alimentos no próximo ano. Com esse pano de fundo, prevemos altas mais comportadas nos preços de carnes, derivados do trigo e alimentos in natura.
Para os preços administrados, elevamos a projeção de 6,5% para 7,4% em 2016. Nesse caso, ajustamos as projeções para a energia elétrica (de 7% para 10%) e para a gasolina (de 7% para 8%). A revisão na projeção para energia elétrica levou em conta o impacto de decisões da Justiça, o efeito do câmbio mais depreciado sobre o custo da energia de Itaipu e a inclusão de passivos regulatórios. Por outro lado, atenuando parte dos efeitos anteriores, passamos a incorporar um alívio na conta de luz, em razão da mudança na bandeira tarifária para a cor amarela, diante da expectativa de menor uso das térmicas. No caso da gasolina, trabalhamos com alta de 10% nos preços da refinaria, com impacto de 8% nas bombas. Por ora, não contemplamos aumentos da Cide sobre o preço da gasolina. A revisão nas projeções para energia elétrica e gasolina também levou em conta o efeito da elevação nas alíquotas de ICMS no Rio Grande do Sul. De todo modo, a contribuição dos preços administrados para a inflação de 2016 deverá ser bem menor (1,8 p.p.) do que a prevista para este ano (3,9 p.p.), com metade desse alívio vindo da energia elétrica.
A questão fiscal é um fator de risco importante para a inflação do próximo ano. O aumento da percepção de piora das contas públicas pode se traduzir num realinhamento de preços relativos ainda mais intenso e prolongado do que o contemplado nas nossas projeções para inflação. Os impactos poderiam vir através de uma taxa de câmbio mais depreciada, em razão do aumento dos prêmios de risco, da necessidade de elevações tributárias e/ou maiores reajustes de preços administrados, bem como da piora das expectativas de inflação associada a esse contexto.
Por outro lado, a atividade econômica mais fraca pode contribuir para uma maior redução da inflação no próximo ano. O contraponto a esse vetor é que a desaceleração da atividade, apesar de atenuar as pressões inflacionárias pelo canal da demanda, também contribui para adiar o processo de recuperação dos resultados fiscais, o que aumenta as incertezas associadas ao balanço de riscos.
Elevamos a projeção de inflação, medida pelo Índice Geral de Preços - Mercado (IGP-M) deste ano, de 9,0% para 10,5%, principalmente por causa do maior impacto da depreciação cambial. Em termos desagregados, passamos a projetar alta de 11,2% para o Índice de Preços ao Produtor Amplo (IPA-M), o componente de maior peso no IGP-M (60%); de 10,0% para o Índice de Preços ao Consumidor (IPC-M), com participação de 30% no IGP-M; e de 7,5% para o Índice Nacional de Custo da Construção (INCC-M), com peso de 10% no IGP-M. Para 2016, também elevamos a projeção para a inflação medida pelo IGP-M de 7,2% para 7,5%.
Convergência mais longa dá fôlego ao BC, mas não garante a meta
O Banco Central estendeu o horizonte de convergência da inflação para a meta. Até setembro, o BC afirmava que o objetivo era trazer a inflação à meta em 2016. Após a reunião do Copom de outubro, a sinalização mudou para convergência no “horizonte relevante de política monetária”. Mais recentemente, o diretor de Política Econômica, Altamir Lopes, explicitou que o objetivo é "trazer a inflação à meta de 4,5% a.a. em 2017”.
A extensão do horizonte de convergência para 2017 dá mais tempo ao BC. Essa sinalização dá mais tempo ao Banco Central de atingir a meta e reduz a possibilidade de aumento de juros nas próximas reuniões. A demanda mais fraca ajudará a reduzir a inflação, ainda que o processo seja mais longo do que o esperado.
O BC mantém alguns parâmetros em 2016. Há sinais de que o Banco Central não ficará confortável com inflação ultrapassando 6,5%, o topo do intervalo da meta, no próximo ano. O BC vem alertando que "permanecerá vigilante" e que "adotará as medidas necessárias para o cumprimento dos objetivos do regime de metas". As expectativas de inflação para 2016, de acordo com a pesquisa Focus, seguem em alta (a nossa projeção é de 7,0%). Não enxergamos espaço para redução de juros neste ano e no próximo.
Assim, mantemos nosso cenário de Selic estável em 14,25% até o fim de 2016.