Cómo el socialismo destruye Europa
por Guy Sorman
May 7, 2010 ⋅
Hoy en día, no es la crisis griega lo que convendría explicar, sino el camino que condujo hasta ella. No se trata de reabsorber la deuda griega o española: se trata de poner un plazo o no a la estrategia del declive europeo
La tragedia del euro sobrepasa con mucho el único caso de Grecia y esta tragedia sólo es financiera en apariencia. El mal es más profundo: alcanza a todos los países miembros o acabará por alcanzarlos a todos. No bastará con poner un poco de orden en las cuentas públicas, salvar a Grecia de la quiebra y tranquilizar a los acreedores de España y Portugal. Estos remiendos financieros no evitarán el contagio general de todos los países miembros de la Unión ya que a todos les aqueja el mismo mal. Algunos querrían quitar importancia a este mal. En el FMI, en el Banco Central Europeo, en los ministerios nos dicen: es financiero, es técnico, sabemos actuar, ya pasará, basta con algunos créditos, con persuadir a los alemanes, con reducir un poco el gasto público. ¿Y todo volverá a empezar como si no hubiese habido crisis en absoluto? ¡Qué ilusión, qué ceguera y sobre todo que negación de la realidad! ¿La realidad? Los fundamentos de la Unión Europea son incompatibles con la manera en que se gestionan los Estados europeos. Es decir, la Unión Europea es de origen liberal, concebida como tal en filosofía política y en economía y sólo es posible gestionarla de manera liberal, mientras que todos los gobiernos nacionales, aunque fueran de derechas, crearon, de hecho, unos gigantescos Estados del Bienestar de inspiración socialista.
Expliquémonos: en los comienzos de Europa, un empresario (no un diplomático, sino un comerciante de coñac familiar de Estados Unidos), Jean Monnet, tras la Segunda Guerra Mundial, reparó en que los gobiernos europeos nunca habían logrado, y no lograrían nunca, hacer de Europa una zona de paz y de prosperidad. Sustituyó el motor diplomático por el motor económico; consideraba que el libre cambio y el espíritu emprendedor deberían generar unas «solidaridades concretas» que eliminarían la guerra y la miseria. Esta institución liberal de Jean Monnet fue ratificada el 9 de mayo de 1950 por los principales artífices de la primera Comunidad Económica Europea, tres demócratacristianos: Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi y Robert Schuman. Estos hombres compartían una misma concepción moral de la política y un mismo análisis económico, y se mostraban recelosos con el estadismo que entonces se identificaba, con razón, con los totalitarismos guerreros. La Comisión de Bruselas, y más tarde el Banco Central Europeo, no han dejado de ser fieles a ese espíritu liberal original. El libre cambio, gracias al apoyo constante de la Comisión de Bruselas, atizó el espíritu de empresa frente a los proteccionismos y los monopolios nacionales. Y se creó el euro para obligar a los Estados a equilibrar su presupuesto, siguiendo la línea de la teoría monetaria liberal.
Desgraciadamente, los gobiernos nacionales creyeron que sería posible acumular los beneficios de la Europa liberal, a la vez que se superponían las delicias electorales del socialismo. Aquí se llama «socialismo» al crecimiento infinito del Estado del Bienestar, a la acumulación de seguros sociales y de empleos protegidos por el Estado.
Ese socialismo de hecho, sedimentación de promesas electorales y de derechos adquiridos, se desarrolló en Europa infinitamente más rápido que la economía y que el número de habitantes. Por tanto, este socialismo de hecho sólo podía financiarse a crédito, se creía que sin riesgos, ya que el euro parecía «fuerte». Este euro fuerte enloqueció a sus poseedores: de repente todo parecía asequible con el crédito. Ello tuvo como consecuencia un endeudamiento notablemente homogéneo, en todos los países europeos, del orden del 100% de la riqueza nacional: entre el 91% en Alemania y el 133% en Grecia, una diferencia bastante modesta entre los dos extremos, reflejo de una misma trayectoria socio-estatal. Hoy en día, la diferencia entre Alemania, Grecia, España o Francia, depende menos del endeudamiento y de la manera de gestionar los Estados -más bien similares- que de la capacidad de reembolso variable dependiendo de los deudores. Todos los Estados europeos han sido gestionados «a la socialista», en contradicción con los principios liberales de la Unión Europea: algunos serán capaces de hacer frente a los vencimientos mejor que otros, pero todos han seguido juntos la misma trayectoria.
¿Explicarán esta trayectoria fatal? Las ideologías son su verdadera causa. El socialismo domina los espíritus en Europa, mientras que el mundo universitario, mediático e intelectual acosa al liberalismo. Apoyar al mercado frente al Estado y preconizar el Estado modesto se considera en Europa una perversión «estadounidense». Y la ideología socialista está lo suficientemente arraigada como para que a un político le sea casi imposible resultar elegido sin prometer aún más solidaridad pública y aún menos riesgo público. Estos Estados del Bienestar, debido a su coste financiero y a la falta de responsabilización ética que legitiman, han asfixiado el crecimiento económico en Europa: somos el continente del declive, pero del declive solidario.
Fuente: ABC (Spain)
Y ahora nos presentan la factura griega: no será la primera de esa clase. ¿Qué hacemos con ella? Sería lícito que no la pagáramos: en el fondo, ¿por qué un modesto contribuyente francés o alemán debería pagar los impuestos que evadió un griego rico, todo ello para financiar a los sindicatos o a los militares griegos? Pero las finanzas europeas son tan enrevesadas que el euro que debe Grecia se lo debe en realidad a un banco alemán o francés. Por consiguiente, que los no griegos corran o no a socorrer a Grecia no cambiará nada: nuestra quiebra será colectiva. Nos creíamos ciudadanos de un país, pero somos deudores para todos. Si los europeos no pagan la factura griega, las facturas de Portugal, España e Italia llegarán rápidamente a continuación ya que la bancarrota de Grecia repercutiría sobre el valor de todos nuestros euros.
¿Cómo se sale de una tragedia? Ganando tiempo, negándola, suicidándose o diciendo la verdad. En este momento de la historia que vivimos, no es posible prever cuál de estos supuestos prevalecerá. En los comienzos de Europa, Jean Monnet dijo la verdad y los hombres de Estado se la explicaron a los pueblos: éstos la entendieron. Hoy en día, no es la crisis griega lo que convendría explicar, sino el camino que condujo hasta ella. No se trata de reabsorber la deuda griega o española: se trata de poner un plazo o no a la estrategia del declive europeo. A fin de cuentas, deberíamos darles las gracias a los griegos quienes por imprudencia, eso sí, han interrumpido la siesta europea.
Temas de relações internacionais, de política externa e de diplomacia brasileira, com ênfase em políticas econômicas, viagens, livros e cultura em geral. Um quilombo de resistência intelectual em defesa da racionalidade, da inteligência e das liberdades democráticas. Ver também minha página: www.pralmeida.net (em construção).
domingo, 9 de maio de 2010
No catalogo da Library of Congress
Como estou fora de casa, e sem acesso à minha formidável biblioteca -- formidável por estar formidavelmente desorganizada, não por qualquer outro motivo -- tive de recorrer ao catálogo da Library of Congress -- possivelmente o melhor e mais completo do mundo -- para consultar as referências completas de alguns livros que pretendia citar em um recente trabalho terminado, livros que tenho, que já consultei, dos quais conheço amplamente o seu conteúdo, mas dos quais me faltavam alguns dados editoriais.
Aproveitando, ao final, coloquei o meu próprio nome para saber o que, por acaso, eles possuiriam sob o meu nome.
Não deu tudo o que eu escrevi e publiquei em formato de livros (faltam alguns pessoais, e incluiram outros que não são meus, com os quais apenas colaborei com algum artigo ou capítulo), mas o que deu pode ser considerado representativo.
Eis a lista:
Livros e capítulos de Paulo Roberto de Almeida no catálogo da Library of Congress
1) Almeida, Paulo Roberto de. Grande mudança: conseqüências econômicas da transição política no Brasil / Paulo Roberto de Almeida. 2003
2) Almeida, Paulo Roberto de. Relações internacionais e política externa do Brasil: história e sociologia da diplomacia brasileira / Paulo Roberto de Almeida. 2004
3) Almeida, Paulo Roberto de. Primeiros anos do século XXI: o Brasil e as relações internacionais contemporâneas / Paulo Roberto de Almeida. 2002
4) Envisioning Brazil: a guide to Brazilian studies in the United States, 1945-2003 / edited by Marshall C. Eakin and Paulo Roberto de Almeida. 2005
5) Mercosul, Nafta e Alca: a dimensão social / Yves Chaloult, Paulo Roberto de Almeida, organizadores. 1999
6) Pour comprendre le Brésil de Lula / Denis Rolland et Joëlle Chassin, coord.; avec Paulo Roberto de Almeida, Delphine Dabrowski-Sangodeyi, Sylvie Debs ... [et al.]. 2004
7) Almeida, Paulo Roberto de. Histoire du Brésil: pour comprendre le Brésil contemporain / Paulo Roberto de Almeida avec Katia de Queirós Mattoso. 2002
8) Almeida, Paulo Roberto de. Formação da diplomacia econômica no Brasil: as relações econômicas internacionais no Império / Paulo Roberto de Almeida. 2001
9) Mercosul no limiar do século XXI / Marcos Costa Lima, Marcelo de Almeida Medeiros, orgs.; Paulo Roberto de Almeida ... [et al.]. 2000
10) Almeida, Paulo Roberto de. Brasil e o multilateralismo econômico / Paulo Roberto de Almeida. 1999
11) Almeida, Paulo Roberto de. Estudo das relações internacionais do Brasil / Paulo Roberto de Almeida. 1999
12) Guerra comercial ou integração mundial pelo comércio?: a OMC e o Brasil / Paulo Borba Casella, Araminta de Azevedo Mercadante, coordenadores ; [colaboradores, Paulo Roberto de Almeida ... et al.]. 1998
13) Almeida, Paulo Roberto de. Relações internacionais e política externa do Brasil: dos descobrimentos à globalização / Paulo Roberto de Almeida. 1998
14) Almeida, Paulo Roberto de. MERCOSUL no contexto regional e internacional / Paulo Roberto de Almeida. 1993
15) MERCOSUL: legislação e textos básicos / Paulo Roberto de Almeida, coordenador. 1992
16) Relações Brasil-Estados Unidos: assimetrias e convergências / Paulo Roberto de Almeida, Rubens Antônio Barbosa (organizadores). 2006
17) Encontro Internacional "América do Sul 2005: Desafios e Perspectivas" (2000 : Recife, Brazil) Lugar da América do Sul na nova ordem mundial / Marcos Costa Lima, organizador; Paulo Roberto de Almeida ... [et al.]. 2001
18) Brazil under Lula: economy, politics, and society under the worker-president / edited by Joseph L. Love and Werner Baer. 2009
19) Carvalho, Delgado de, 1884-1980. História diplomática do Brasil / Carlos Delgado de Carvalho; introdução, Paulo Roberto de Almeida. 1998
Aproveitando, ao final, coloquei o meu próprio nome para saber o que, por acaso, eles possuiriam sob o meu nome.
Não deu tudo o que eu escrevi e publiquei em formato de livros (faltam alguns pessoais, e incluiram outros que não são meus, com os quais apenas colaborei com algum artigo ou capítulo), mas o que deu pode ser considerado representativo.
Eis a lista:
Livros e capítulos de Paulo Roberto de Almeida no catálogo da Library of Congress
1) Almeida, Paulo Roberto de. Grande mudança: conseqüências econômicas da transição política no Brasil / Paulo Roberto de Almeida. 2003
2) Almeida, Paulo Roberto de. Relações internacionais e política externa do Brasil: história e sociologia da diplomacia brasileira / Paulo Roberto de Almeida. 2004
3) Almeida, Paulo Roberto de. Primeiros anos do século XXI: o Brasil e as relações internacionais contemporâneas / Paulo Roberto de Almeida. 2002
4) Envisioning Brazil: a guide to Brazilian studies in the United States, 1945-2003 / edited by Marshall C. Eakin and Paulo Roberto de Almeida. 2005
5) Mercosul, Nafta e Alca: a dimensão social / Yves Chaloult, Paulo Roberto de Almeida, organizadores. 1999
6) Pour comprendre le Brésil de Lula / Denis Rolland et Joëlle Chassin, coord.; avec Paulo Roberto de Almeida, Delphine Dabrowski-Sangodeyi, Sylvie Debs ... [et al.]. 2004
7) Almeida, Paulo Roberto de. Histoire du Brésil: pour comprendre le Brésil contemporain / Paulo Roberto de Almeida avec Katia de Queirós Mattoso. 2002
8) Almeida, Paulo Roberto de. Formação da diplomacia econômica no Brasil: as relações econômicas internacionais no Império / Paulo Roberto de Almeida. 2001
9) Mercosul no limiar do século XXI / Marcos Costa Lima, Marcelo de Almeida Medeiros, orgs.; Paulo Roberto de Almeida ... [et al.]. 2000
10) Almeida, Paulo Roberto de. Brasil e o multilateralismo econômico / Paulo Roberto de Almeida. 1999
11) Almeida, Paulo Roberto de. Estudo das relações internacionais do Brasil / Paulo Roberto de Almeida. 1999
12) Guerra comercial ou integração mundial pelo comércio?: a OMC e o Brasil / Paulo Borba Casella, Araminta de Azevedo Mercadante, coordenadores ; [colaboradores, Paulo Roberto de Almeida ... et al.]. 1998
13) Almeida, Paulo Roberto de. Relações internacionais e política externa do Brasil: dos descobrimentos à globalização / Paulo Roberto de Almeida. 1998
14) Almeida, Paulo Roberto de. MERCOSUL no contexto regional e internacional / Paulo Roberto de Almeida. 1993
15) MERCOSUL: legislação e textos básicos / Paulo Roberto de Almeida, coordenador. 1992
16) Relações Brasil-Estados Unidos: assimetrias e convergências / Paulo Roberto de Almeida, Rubens Antônio Barbosa (organizadores). 2006
17) Encontro Internacional "América do Sul 2005: Desafios e Perspectivas" (2000 : Recife, Brazil) Lugar da América do Sul na nova ordem mundial / Marcos Costa Lima, organizador; Paulo Roberto de Almeida ... [et al.]. 2001
18) Brazil under Lula: economy, politics, and society under the worker-president / edited by Joseph L. Love and Werner Baer. 2009
19) Carvalho, Delgado de, 1884-1980. História diplomática do Brasil / Carlos Delgado de Carvalho; introdução, Paulo Roberto de Almeida. 1998
Pausa para...cuidar da saude (nao do jeito que voce pensa...)
Bem, creio que esse médico é um pouco, como direi?, politicamente incorreto, mas acho que eu o adotaria como médico pessoal...
Achei o MEU MÉDICO !!!
Dr. Paulo Ubiratan, de Porto Alegre, RS, em entrevista a uma TV local, foi questionado sobre vários conselhos que sempre nos são dados...
Pergunta: Exercícios cardiovasculares prolongam a vida, é verdade?
Resposta: O seu coração foi feito para bater por uma quantidade de vezes e só... não desperdice essas batidas em exercícios. Tudo gasta-se eventualmente. Acelerar seu coração não vai fazer você viver mais: isso é como dizer que você pode prolongar a vida do seu carro dirigindo mais depressa. Quer viver mais? Tire uma soneca !!!
P: Devo cortar a carne vermelha e comer mais frutas e vegetais?
R: Você precisa entender a logística da eficiência... .O que a vaca come? Feno e milho. O que é isso? Vegetal. Então um bife nada mais é do que um mecanismo eficiente de colocar vegetais no seu sistema. Precisa de grãos? Coma frango.
P: Devo reduzir o consumo de álcool?
R: De jeito nenhum. Vinho é feito de fruta. Brandy é um vinho destilado, o que significa que, eles tiram a água da fruta de modo que vc tire maior proveito dela. Cerveja também é feita de grãos. Pode entornar!
P: Quais são as vantagens de um programa regular de exercícios?
R: Minha filosofia é: Se não tem dor...tá bom!
P: Frituras são prejudiciais?
R: VOCÊ NÃO ESTÁ ME ESCUTANDO!!! ... Hoje em dia a comida é frita em óleo vegetal. Na verdade ficam impregnadas de óleo vegetal. Como pode mais vegetal ser prejudicial para você?
P: Flexões ajudam a reduzir a gordura?
R: Absolutamente não! Exercitar um músculo faz apenas com que ele aumente de tamanho
P: Chocolate faz mal?
R: Tá maluco? !!!! Cacau!!!! Outro vegetal!! É uma comida boa pra se ficar feliz !!!
E lembre-se: A vida não deve ser uma viagem para o túmulo, com a intenção de chegar lá são e salvo, com um corpo atraente e bem preservado. Melhor enfiar o pé na jaca - Cerveja em uma mão - tira gosto na outra - muito sexo e um corpo completamente gasto, totalmente usado, gritando: VALEU !!! QUE VIAGEM!!!
P S.: SE CAMINHAR FOSSE SAUDÁVEL O CARTEIRO SERIA IMORTAL...! BALEIA NADA O DIA INTEIRO, SÓ COME PEIXE, SÓ BEBE ÁGUA E É GORDA....!
LEMBRANDO: COELHO CORRE, PULA E VIVE 15 ANOS, TARTARUGA NÃO CORRE NÃO FAZ NADA E VIVE 450 ANOS...
Achei o MEU MÉDICO !!!
Dr. Paulo Ubiratan, de Porto Alegre, RS, em entrevista a uma TV local, foi questionado sobre vários conselhos que sempre nos são dados...
Pergunta: Exercícios cardiovasculares prolongam a vida, é verdade?
Resposta: O seu coração foi feito para bater por uma quantidade de vezes e só... não desperdice essas batidas em exercícios. Tudo gasta-se eventualmente. Acelerar seu coração não vai fazer você viver mais: isso é como dizer que você pode prolongar a vida do seu carro dirigindo mais depressa. Quer viver mais? Tire uma soneca !!!
P: Devo cortar a carne vermelha e comer mais frutas e vegetais?
R: Você precisa entender a logística da eficiência... .O que a vaca come? Feno e milho. O que é isso? Vegetal. Então um bife nada mais é do que um mecanismo eficiente de colocar vegetais no seu sistema. Precisa de grãos? Coma frango.
P: Devo reduzir o consumo de álcool?
R: De jeito nenhum. Vinho é feito de fruta. Brandy é um vinho destilado, o que significa que, eles tiram a água da fruta de modo que vc tire maior proveito dela. Cerveja também é feita de grãos. Pode entornar!
P: Quais são as vantagens de um programa regular de exercícios?
R: Minha filosofia é: Se não tem dor...tá bom!
P: Frituras são prejudiciais?
R: VOCÊ NÃO ESTÁ ME ESCUTANDO!!! ... Hoje em dia a comida é frita em óleo vegetal. Na verdade ficam impregnadas de óleo vegetal. Como pode mais vegetal ser prejudicial para você?
P: Flexões ajudam a reduzir a gordura?
R: Absolutamente não! Exercitar um músculo faz apenas com que ele aumente de tamanho
P: Chocolate faz mal?
R: Tá maluco? !!!! Cacau!!!! Outro vegetal!! É uma comida boa pra se ficar feliz !!!
E lembre-se: A vida não deve ser uma viagem para o túmulo, com a intenção de chegar lá são e salvo, com um corpo atraente e bem preservado. Melhor enfiar o pé na jaca - Cerveja em uma mão - tira gosto na outra - muito sexo e um corpo completamente gasto, totalmente usado, gritando: VALEU !!! QUE VIAGEM!!!
P S.: SE CAMINHAR FOSSE SAUDÁVEL O CARTEIRO SERIA IMORTAL...! BALEIA NADA O DIA INTEIRO, SÓ COME PEIXE, SÓ BEBE ÁGUA E É GORDA....!
LEMBRANDO: COELHO CORRE, PULA E VIVE 15 ANOS, TARTARUGA NÃO CORRE NÃO FAZ NADA E VIVE 450 ANOS...
Conferencia de revisao do TNP - Editorial do NYT
Fixing the Treaty
Editorial New York Times, May 9, 2010
The world has a chance this month to send a powerful message about its determination to curb the spread of nuclear weapons. To do that, 189 nations, whose diplomats have gathered in New York, must strengthen the Nuclear Nonproliferation Treaty.
At a frightening time — when Iran and North Korea are defying the Security Council and pressing ahead with their nuclear programs, and terrorists are actively trying to buy or steal their own weapon — there has to be a law to make clear that proliferation will not be tolerated. The treaty is that law. But it is badly fraying.
Iran, which is a “non-weapons” state, managed for years to hide its nuclear activities. North Korea secretly diverted fuel and built weapons, then suddenly withdrew from the treaty and tested a weapon.
Ideally, the treaty would be strengthened with legally binding amendments. But that requires a consensus, and even then could take years of votes. A strong political document from the conference could make the world safer. That should include:
¶An insistence that all treaty members accept tougher nuclear monitoring, giving the International Atomic Energy Agency greatly expanded access to suspected nuclear sites and related data.
¶An agreement to penalize any state that violates its treaty commitments and then withdraws from the pact, as North Korea did.
¶A requirement that states that do not already make their own nuclear fuel stay out of the fuel business — it is too easy to divert to make a nuclear weapon. States with fuel programs must commit to guarantee supplies for peaceful energy programs.
¶A strong call for the United States and Russia to quickly begin negotiations on deeper weapons reductions, and a commitment to quickly draw other nuclear powers into arms reduction talks.
¶A firm agreement that there will be no more India-like exemptions from nuclear trade rules, and that any state that tests a weapon would be denied nuclear trade.
Four decades ago, a bargain was struck. Countries without nuclear weapons signed the treaty and forswore them in return for access to peaceful nuclear energy. The five weapons states — the United States, Britain, France, Russia, China — promised to eventually disarm and provide nuclear energy technology to non-weapons states.
The bargain was always tenuous, and countries that gave up nuclear arms have some right to feel aggrieved. For too long the United States and Russia did little to shrink their huge arsenals. China’s arsenal is still expanding. Washington’s agreement to sell nuclear energy technology to India (which like Pakistan boycotted the nonproliferation treaty so it could develop weapons) enshrined unequal treatment.
President Obama has shown that he is willing to lead by example. He has downgraded the importance of nuclear arms, pledged to build no new weapons, and signed a new arms reduction treaty with Moscow. All five weapons states issued a useful joint statement pledging not to test a weapon and promising to cooperate with countries seeking peaceful nuclear energy programs.
A successful conference — with robust commitments — would give real momentum as the Security Council tries to negotiate a fourth round of sanctions for Iran. That is why Iran is working so hard to dilute or block a strong consensus document.
Egypt, which leads the Nonaligned Movement, is also playing games by pressing for a nuclear-weapons-free zone in the Middle East that seeks to force Israel to give up its nuclear arsenal. That is not going to happen any time soon. All states need to ante up and reverse the treaty’s slide. The world’s security depends on it.
Editorial New York Times, May 9, 2010
The world has a chance this month to send a powerful message about its determination to curb the spread of nuclear weapons. To do that, 189 nations, whose diplomats have gathered in New York, must strengthen the Nuclear Nonproliferation Treaty.
At a frightening time — when Iran and North Korea are defying the Security Council and pressing ahead with their nuclear programs, and terrorists are actively trying to buy or steal their own weapon — there has to be a law to make clear that proliferation will not be tolerated. The treaty is that law. But it is badly fraying.
Iran, which is a “non-weapons” state, managed for years to hide its nuclear activities. North Korea secretly diverted fuel and built weapons, then suddenly withdrew from the treaty and tested a weapon.
Ideally, the treaty would be strengthened with legally binding amendments. But that requires a consensus, and even then could take years of votes. A strong political document from the conference could make the world safer. That should include:
¶An insistence that all treaty members accept tougher nuclear monitoring, giving the International Atomic Energy Agency greatly expanded access to suspected nuclear sites and related data.
¶An agreement to penalize any state that violates its treaty commitments and then withdraws from the pact, as North Korea did.
¶A requirement that states that do not already make their own nuclear fuel stay out of the fuel business — it is too easy to divert to make a nuclear weapon. States with fuel programs must commit to guarantee supplies for peaceful energy programs.
¶A strong call for the United States and Russia to quickly begin negotiations on deeper weapons reductions, and a commitment to quickly draw other nuclear powers into arms reduction talks.
¶A firm agreement that there will be no more India-like exemptions from nuclear trade rules, and that any state that tests a weapon would be denied nuclear trade.
Four decades ago, a bargain was struck. Countries without nuclear weapons signed the treaty and forswore them in return for access to peaceful nuclear energy. The five weapons states — the United States, Britain, France, Russia, China — promised to eventually disarm and provide nuclear energy technology to non-weapons states.
The bargain was always tenuous, and countries that gave up nuclear arms have some right to feel aggrieved. For too long the United States and Russia did little to shrink their huge arsenals. China’s arsenal is still expanding. Washington’s agreement to sell nuclear energy technology to India (which like Pakistan boycotted the nonproliferation treaty so it could develop weapons) enshrined unequal treatment.
President Obama has shown that he is willing to lead by example. He has downgraded the importance of nuclear arms, pledged to build no new weapons, and signed a new arms reduction treaty with Moscow. All five weapons states issued a useful joint statement pledging not to test a weapon and promising to cooperate with countries seeking peaceful nuclear energy programs.
A successful conference — with robust commitments — would give real momentum as the Security Council tries to negotiate a fourth round of sanctions for Iran. That is why Iran is working so hard to dilute or block a strong consensus document.
Egypt, which leads the Nonaligned Movement, is also playing games by pressing for a nuclear-weapons-free zone in the Middle East that seeks to force Israel to give up its nuclear arsenal. That is not going to happen any time soon. All states need to ante up and reverse the treaty’s slide. The world’s security depends on it.
A doenca infantil do planejamento no Brasil - Antony Mueller
O espírito que assombra o Brasil
Antony Mueller (2002)
N. do T.: o texto a seguir é de 2002 e foi escrito antes do primeiro turno das eleições presidenciais - ou seja, é anterior à Era Lula. Fica a cargo do leitor ver se as caractrísticas por ele descritas mudaram de lá pra cá, ou se elas apenas se aprofundaram.
"Ordem e Progresso" tem sido o lema da bandeira brasileira desde que o país se tornou uma república em 1889. As palavras foram tiradas diretamente dos escritos de Auguste Comte. As ideias de Comte foram adotadas no século XIX pelas elites militares e políticas de grande parte da América Latina, e do Brasil em particular.[1] Desde então, o espírito de Auguste Comte tem assombrado o subcontinente, e as consequências práticas dessa ideologia têm sido desastrosas.
O positivismo de Comte é melhor descrito como sendo uma ideologia de engenharia social. Auguste Comte (1798-1857) acreditava que após o estágio teológico e o estágio metafísico, a humanidade iria entrar no estágio principal, o "positivismo", que para ele significava que a sociedade como um todo deveria ser organizada de acordo com conhecimentos científicos.
Comte acreditava que todas as ciências deveriam ser modeladas de acordo com os ideais da física, e que uma nova ciência chamada física social iria surgir no topo da hierarquia intelectual. Essa disciplina iria descobrir as leis sociais que então poderiam ser utilizadas por uma elite para reformar a sociedade como um todo. Da mesma maneira que a medicina extermina doenças, a física social teria que ser aplicada com o intuito de acabar com os malefícios sociais.
O ideal de Comte era uma nova "religião da humanidade". Na sua concepção, as pessoas precisam ser iludidas a crer como autênticas todas as ações que serão instigadas pelos soberanos e seus ajudantes, sendo que estes por sua vez servem aos mais altos ideais da humanidade. Revisando as ideias de Auguste Comte, John Stuart Mill escreveu que essa filosofia política intenciona estabelecer ". . . um despotismo da sociedade sobre o indivíduo que sobrepuja tudo o que já foi contemplado no ideário político dos mais rígidos disciplinadores dentre os antigos filósofos"[2]. Já Ludwig von Mises observou que "Comte pode ser desculpado, já que era louco no completo sentido com que a patologia emprega este vocábulo. Mas como desculpar os seus seguidores?"[3]
O misticismo racionalista que acometeu Comte quando este já estava mentalmente doente no final de sua vida pedia a criação de uma "igreja positivista", na qual -- imitando os rituais da Igreja Católica -- o "culto à humanidade" poderia ser praticado. Ao fim do século XIX, "sociedades positivistas" começaram a se espalhar pelo Brasil, e uma igreja real foi construída no Rio de Janeiro como o lugar onde a adoração dos ideais da humanidade pudesse ser praticada como uma religião.[4]
Até os dias atuais, o sistema brasileiro de ensino superior ainda carrega marcas do positivismo de Comte, e ainda mais forte é a influência da filosofia política positivista entre as altas patentes militares e entre os tecnocratas. O positivismo diz que a linguagem científica é a marca registrada da modernidade, e que para efetuar o progresso é preciso haver uma classe especial -- militar ou tecnocrática -- de pessoas que conheçam as leis da sociedade, e que sejam capazes de estabelecer a ordem e promover esse progresso.
A ideologia predominante de grande parte da elite regente contrasta agudamente com as tradições seguidas pelas pessoas comuns. Como na maioria da América Latina, a cultura popular brasileira é marcada profundamente pela tradição católico-escolástica, com seu ceticismo em relação à modernidade e ao progresso e com sua orientação mais espiritual e religiosa, que rejeita o conceito linear do tempo -- o tempo sendo um movimento progressivo -- em favor de uma visão circular e eterna da vida.[5]
Onde as ideias de Comte mostraram seu maior impacto foi na política econômica. Dado que os militares tiveram um papel central na vida política brasileira e dado que o positivismo havia se tornado o principal paradigma filosófico das escolas militares, a política econômica do Brasil foi marcada por um frenesi intervencionista que afetou e ainda afeta todos os aspectos da vida dos cidadãos.
A ideia do planejamento central para se atingir a modernidade transformou o Brasil em um ambiente fértil para o intervencionismo econômico, sendo que cada novo governo sempre promete o grande salto para frente. Ao invés de remover os obstáculos que impedem o desenvolvimento da iniciativa privada e garantir direitos de propriedade confiáveis, todos os governos presumem ser sua função desenvolver o país através da concessão de privilégios para um pequeno grupo de empresas já existentes.
Desde que se tornou uma república, não houve um só governo brasileiro que não tenha criado um novo plano extenso e abrangente, ou um emaranhado de pacotes, com o propósito de levar ao desenvolvimento. Seguindo a agenda positivista, criar planos de natureza aparentemente científica e utilizar a força do estado para aplicá-los se tornou a marca registrada da política econômica brasileira. Frequentemente, todos esses planos são primeiramente elaborados em um dos poucos centros universitários do país para, então, passarem a formar a agenda de cada novo governo, que geralmente convoca um time de jovens tecnocratas para implementá-los.
Particularmente pomposos quando os governos militares estavam no comando -- como ocorreu nos anos 1930 e 1940, e de 1964 até 1984 --, a invenção e implementação de grandes planos continua até os dias atuais. Independentemente de qual coalizão partidária está no comando, o espírito do positivismo tem sido compartilhado por todos os governos, desde o primeiro até o atual, que aparentemente está praticando uma política econômica que se convencionou chamar de "neoliberal".
Mesmo se contarmos apenas os planos mais importantes, a frequência com que eles se sucederam pelo período de quase um século é espantosa: após seguir o modelo de industrialização por substituição de importações sob o semi-fascista Estado Novo, dos anos 1930 aos anos 1940, o Brasil teve o Plano de Metas na década de 50 e depois o Plano Trienal de desenvolvimento econômico e social. Na década de 70 vieram as séries de Planos de Desenvolvimento Nacional. A década de 80 trouxe o Plano Cruzado, o Plano Bresser e o Plano Verão. A década de 90 começou com o Plano Collor I, que foi seguido pelo Plano Collor II, que foi seguido pelo Plano de Ação Imediata que, por fim, culminou no Plano Real em 1994.
A se julgar pelos seus objetivos declarados, todos esses planos falharam. Durante as últimas seis décadas, o Brasil teve oito diferentes moedas, cada uma com um novo nome, e uma taxa de inflação que sugere que a moeda atual equivaleria a um trilhão de Cruzeiros, a moeda de 1942.[6] Sob uma falsa aparência de modernidade, a mesma rede clientelista formada pelos "donos do Poder"[7] continua a mandar no país. Com o passar do tempo, essa classe atingiu um nível tão grande de privilégios que, comparados ao restante da população, são similares àqueles desfrutados pela nomenklatura na União Soviética. Com isso, esse restante da população teve que se virar e recorrer a algumas maneiras peculiares -- chamados de jeitinho, uma espécie de chutzpah[8] -- para poder sobreviver à sua maneira.
Dentro do sistema positivista, linguagem científica e intervencionismo andam de mãos dadas. A suposta racionalidade do intervencionismo se apóia na premissa de que é possível se saber antecipadamente o resultado específico de uma medida de política econômica. Por conseguinte, quando as coisas saem diferente do esperado - e elas sempre saem - mais intervenção e mais controle são outorgados. O resultado é que os governos são esmagados pelas suas próprias pretensões e humilhados por seus retumbantes fracassos.
O Brasil, que é tão abençoado pela natureza e que tem uma população de grande espírito empreendedor -- o que faz com que o país tenha uma das mais altas taxas de auto-emprego no mundo --, tem permanecido atrasado por causa de uma ideologia corrompida. Até os dias atuais, todos os governos brasileiros se empenharam ao máximo em absorver todos os recursos do país com o intuito de perseguir suas fantasias de modernidade e progresso (é claro que, nesse caso, "modernidade" e "progresso" são conceitos definidos pelo governo, e não pela população). Devido a isso, toda a criatividade espontânea que é inerente ao livre mercado acaba sendo bloqueada.
O Brasil teria seu lugar de destaque garantido se o espírito que tem assombrado esse país fosse proscrito em favor de uma ordem, no verdadeiro sentido da palavra: isto é, um sistema de regras confiáveis baseado nos princípios do direito de propriedade, da responsabilidade individual e do livre mercado.
[1] Leopoldo Zea, Pensamiento positivista latinoamericano, Caracas, Venezuela, 1980 (Biblioteca Ayacucho).
[2] John Stuart Mill, On Liberty, Londres 1869, p. 14 (Longman, Roberts & Green).
[3] Ludwig von Mises, Ação Humana, Alabama 1998, pp. 72 (The Ludwig von Mises Institute, Scholar's Edition).
[4] Ivan Lins, História do positivismo no Brasil, São Paulo 1964, pp. 399 (Companhia Editora Nacional)
[5] A expressão clássica desse tipo de pensamento na América Latina é de José Enrique Rodó: Ariel, Montevidéu 1910 (Libreria Cervantes). Na literatura, esse tipo de pensamento é proeminente até os dias de hoje nos escritos do mais popular escritor brasileiro: Paulo Coelho.
[6] Ruediger Zoller, Prädidenten - Diktatoren - Erlöser, Tabela V, p. 307, em: Eine kleine Geschichte Brasiliens, Frankfurt 2000 (edição suhrkamp).
[7] A descrição clássica é de Raymundo Faoro, em Os Donos do Poder, 2 vols. (Editora Globo: Grandes Nomes do Pensamento Brasileiro) São Paulo 2000
[8] Descaramento, em iídiche. [N. do T.]
Antony Mueller, nascido na Alemanha, é economista e atualmente mora em Aracaju, onde leciona na Universidade Federal de Sergipe. É acadêmico adjunto do Mises Institute e diretor acadêmico do Instituto Ludwig von Mises Brasil. É o fundador do Continental Economics Institute
Tradução de Leandro Augusto Gomes Roque
Antony Mueller (2002)
N. do T.: o texto a seguir é de 2002 e foi escrito antes do primeiro turno das eleições presidenciais - ou seja, é anterior à Era Lula. Fica a cargo do leitor ver se as caractrísticas por ele descritas mudaram de lá pra cá, ou se elas apenas se aprofundaram.
"Ordem e Progresso" tem sido o lema da bandeira brasileira desde que o país se tornou uma república em 1889. As palavras foram tiradas diretamente dos escritos de Auguste Comte. As ideias de Comte foram adotadas no século XIX pelas elites militares e políticas de grande parte da América Latina, e do Brasil em particular.[1] Desde então, o espírito de Auguste Comte tem assombrado o subcontinente, e as consequências práticas dessa ideologia têm sido desastrosas.
O positivismo de Comte é melhor descrito como sendo uma ideologia de engenharia social. Auguste Comte (1798-1857) acreditava que após o estágio teológico e o estágio metafísico, a humanidade iria entrar no estágio principal, o "positivismo", que para ele significava que a sociedade como um todo deveria ser organizada de acordo com conhecimentos científicos.
Comte acreditava que todas as ciências deveriam ser modeladas de acordo com os ideais da física, e que uma nova ciência chamada física social iria surgir no topo da hierarquia intelectual. Essa disciplina iria descobrir as leis sociais que então poderiam ser utilizadas por uma elite para reformar a sociedade como um todo. Da mesma maneira que a medicina extermina doenças, a física social teria que ser aplicada com o intuito de acabar com os malefícios sociais.
O ideal de Comte era uma nova "religião da humanidade". Na sua concepção, as pessoas precisam ser iludidas a crer como autênticas todas as ações que serão instigadas pelos soberanos e seus ajudantes, sendo que estes por sua vez servem aos mais altos ideais da humanidade. Revisando as ideias de Auguste Comte, John Stuart Mill escreveu que essa filosofia política intenciona estabelecer ". . . um despotismo da sociedade sobre o indivíduo que sobrepuja tudo o que já foi contemplado no ideário político dos mais rígidos disciplinadores dentre os antigos filósofos"[2]. Já Ludwig von Mises observou que "Comte pode ser desculpado, já que era louco no completo sentido com que a patologia emprega este vocábulo. Mas como desculpar os seus seguidores?"[3]
O misticismo racionalista que acometeu Comte quando este já estava mentalmente doente no final de sua vida pedia a criação de uma "igreja positivista", na qual -- imitando os rituais da Igreja Católica -- o "culto à humanidade" poderia ser praticado. Ao fim do século XIX, "sociedades positivistas" começaram a se espalhar pelo Brasil, e uma igreja real foi construída no Rio de Janeiro como o lugar onde a adoração dos ideais da humanidade pudesse ser praticada como uma religião.[4]
Até os dias atuais, o sistema brasileiro de ensino superior ainda carrega marcas do positivismo de Comte, e ainda mais forte é a influência da filosofia política positivista entre as altas patentes militares e entre os tecnocratas. O positivismo diz que a linguagem científica é a marca registrada da modernidade, e que para efetuar o progresso é preciso haver uma classe especial -- militar ou tecnocrática -- de pessoas que conheçam as leis da sociedade, e que sejam capazes de estabelecer a ordem e promover esse progresso.
A ideologia predominante de grande parte da elite regente contrasta agudamente com as tradições seguidas pelas pessoas comuns. Como na maioria da América Latina, a cultura popular brasileira é marcada profundamente pela tradição católico-escolástica, com seu ceticismo em relação à modernidade e ao progresso e com sua orientação mais espiritual e religiosa, que rejeita o conceito linear do tempo -- o tempo sendo um movimento progressivo -- em favor de uma visão circular e eterna da vida.[5]
Onde as ideias de Comte mostraram seu maior impacto foi na política econômica. Dado que os militares tiveram um papel central na vida política brasileira e dado que o positivismo havia se tornado o principal paradigma filosófico das escolas militares, a política econômica do Brasil foi marcada por um frenesi intervencionista que afetou e ainda afeta todos os aspectos da vida dos cidadãos.
A ideia do planejamento central para se atingir a modernidade transformou o Brasil em um ambiente fértil para o intervencionismo econômico, sendo que cada novo governo sempre promete o grande salto para frente. Ao invés de remover os obstáculos que impedem o desenvolvimento da iniciativa privada e garantir direitos de propriedade confiáveis, todos os governos presumem ser sua função desenvolver o país através da concessão de privilégios para um pequeno grupo de empresas já existentes.
Desde que se tornou uma república, não houve um só governo brasileiro que não tenha criado um novo plano extenso e abrangente, ou um emaranhado de pacotes, com o propósito de levar ao desenvolvimento. Seguindo a agenda positivista, criar planos de natureza aparentemente científica e utilizar a força do estado para aplicá-los se tornou a marca registrada da política econômica brasileira. Frequentemente, todos esses planos são primeiramente elaborados em um dos poucos centros universitários do país para, então, passarem a formar a agenda de cada novo governo, que geralmente convoca um time de jovens tecnocratas para implementá-los.
Particularmente pomposos quando os governos militares estavam no comando -- como ocorreu nos anos 1930 e 1940, e de 1964 até 1984 --, a invenção e implementação de grandes planos continua até os dias atuais. Independentemente de qual coalizão partidária está no comando, o espírito do positivismo tem sido compartilhado por todos os governos, desde o primeiro até o atual, que aparentemente está praticando uma política econômica que se convencionou chamar de "neoliberal".
Mesmo se contarmos apenas os planos mais importantes, a frequência com que eles se sucederam pelo período de quase um século é espantosa: após seguir o modelo de industrialização por substituição de importações sob o semi-fascista Estado Novo, dos anos 1930 aos anos 1940, o Brasil teve o Plano de Metas na década de 50 e depois o Plano Trienal de desenvolvimento econômico e social. Na década de 70 vieram as séries de Planos de Desenvolvimento Nacional. A década de 80 trouxe o Plano Cruzado, o Plano Bresser e o Plano Verão. A década de 90 começou com o Plano Collor I, que foi seguido pelo Plano Collor II, que foi seguido pelo Plano de Ação Imediata que, por fim, culminou no Plano Real em 1994.
A se julgar pelos seus objetivos declarados, todos esses planos falharam. Durante as últimas seis décadas, o Brasil teve oito diferentes moedas, cada uma com um novo nome, e uma taxa de inflação que sugere que a moeda atual equivaleria a um trilhão de Cruzeiros, a moeda de 1942.[6] Sob uma falsa aparência de modernidade, a mesma rede clientelista formada pelos "donos do Poder"[7] continua a mandar no país. Com o passar do tempo, essa classe atingiu um nível tão grande de privilégios que, comparados ao restante da população, são similares àqueles desfrutados pela nomenklatura na União Soviética. Com isso, esse restante da população teve que se virar e recorrer a algumas maneiras peculiares -- chamados de jeitinho, uma espécie de chutzpah[8] -- para poder sobreviver à sua maneira.
Dentro do sistema positivista, linguagem científica e intervencionismo andam de mãos dadas. A suposta racionalidade do intervencionismo se apóia na premissa de que é possível se saber antecipadamente o resultado específico de uma medida de política econômica. Por conseguinte, quando as coisas saem diferente do esperado - e elas sempre saem - mais intervenção e mais controle são outorgados. O resultado é que os governos são esmagados pelas suas próprias pretensões e humilhados por seus retumbantes fracassos.
O Brasil, que é tão abençoado pela natureza e que tem uma população de grande espírito empreendedor -- o que faz com que o país tenha uma das mais altas taxas de auto-emprego no mundo --, tem permanecido atrasado por causa de uma ideologia corrompida. Até os dias atuais, todos os governos brasileiros se empenharam ao máximo em absorver todos os recursos do país com o intuito de perseguir suas fantasias de modernidade e progresso (é claro que, nesse caso, "modernidade" e "progresso" são conceitos definidos pelo governo, e não pela população). Devido a isso, toda a criatividade espontânea que é inerente ao livre mercado acaba sendo bloqueada.
O Brasil teria seu lugar de destaque garantido se o espírito que tem assombrado esse país fosse proscrito em favor de uma ordem, no verdadeiro sentido da palavra: isto é, um sistema de regras confiáveis baseado nos princípios do direito de propriedade, da responsabilidade individual e do livre mercado.
[1] Leopoldo Zea, Pensamiento positivista latinoamericano, Caracas, Venezuela, 1980 (Biblioteca Ayacucho).
[2] John Stuart Mill, On Liberty, Londres 1869, p. 14 (Longman, Roberts & Green).
[3] Ludwig von Mises, Ação Humana, Alabama 1998, pp. 72 (The Ludwig von Mises Institute, Scholar's Edition).
[4] Ivan Lins, História do positivismo no Brasil, São Paulo 1964, pp. 399 (Companhia Editora Nacional)
[5] A expressão clássica desse tipo de pensamento na América Latina é de José Enrique Rodó: Ariel, Montevidéu 1910 (Libreria Cervantes). Na literatura, esse tipo de pensamento é proeminente até os dias de hoje nos escritos do mais popular escritor brasileiro: Paulo Coelho.
[6] Ruediger Zoller, Prädidenten - Diktatoren - Erlöser, Tabela V, p. 307, em: Eine kleine Geschichte Brasiliens, Frankfurt 2000 (edição suhrkamp).
[7] A descrição clássica é de Raymundo Faoro, em Os Donos do Poder, 2 vols. (Editora Globo: Grandes Nomes do Pensamento Brasileiro) São Paulo 2000
[8] Descaramento, em iídiche. [N. do T.]
Antony Mueller, nascido na Alemanha, é economista e atualmente mora em Aracaju, onde leciona na Universidade Federal de Sergipe. É acadêmico adjunto do Mises Institute e diretor acadêmico do Instituto Ludwig von Mises Brasil. É o fundador do Continental Economics Institute
Tradução de Leandro Augusto Gomes Roque
Descaminhos do pre-sal -- Rogerio Werneck
Nunca é tarde para se transcrever um artigo de qualidade:
Descaminhos do pré-sal
Rogério Werneck (PUC-RJ)
O Estado de S.Paulo, 26.03.2010
Os projetos do pré-sal têm agora de passar pelo Senado, onde a discussão não promete ser fácil. Na Câmara, houve um incidente grave, perfeitamente previsível, mas que não havia sido contemplado pelos grandes estrategistas da Comissão Lobão-Rousseff, que concebeu os projetos do pré-sal. Qualquer pessoa minimamente familiarizada com as tensões do federalismo fiscal brasileiro sabia que a idéia de reabrir a caixa de Pandora da distribuição de royalties, em pleno ano eleitoral, era desavisada.
Açulado o vespeiro federativo, o governo perdeu o controle da situação e deixou a Câmara aprovar uma regra de distribuição de royalties que deflagrou clima de revolta nos Estados do Rio de Janeiro e do Espírito Santo. O incidente deixou em pé de guerra não só os governadores Sérgio Cabral e Paulo Hartung, como os seis senadores dos dois Estados, todos da base governista. O que sugere que a tramitação dos projetos do pré-sal no Senado será ainda mais difícil do que o governo temia. Mas isso talvez permita que a questão do pré-sal seja afinal discutida com a seriedade que merece. E que os equívocos dos projetos do governo sejam explicitados e, quem sabe, até corrigidos em alguma medida.
A concepção de como regular e estruturar a exploração do pré-sal e repartir os ganhos envolvia um desafio de ação coletiva que deveria ter sido enfrentado num plano suprapartidário, como questão de Estado. O governo, contudo, preferiu partidarizar a questão e brandi-la como trunfo eleitoral, certo de que sua base de sustentação no Congresso lhe permitia prescindir da oposição.
O que o governo quer extrair do Senado é a aprovação de um arranjo indefensável, que concede a uma empresa com mais de 60% do capital detido por acionistas privados – a Petrobrás – o monopólio de operação nos campos do pré-sal e uma participação de pelo menos 30% em cada consórcio que vier a explorar tais campos. Alega-se que, sem tais privilégios, a Petrobrás não poderá atingir a escala necessária para cumprir a “missão” que lhe teria sido atribuída: a de desenvolver a indústria de equipamentos para o setor petrolífero no País.
O que se contempla é a formação de um grande cartório para distribuição de benesses a produtores de equipamentos, em que a Petrobrás deteria “o cofre das graças e o poder da desgraça”. Uma espécie de coronelismo industrial. Caso essa idéia prospere, pode-se imaginar o tamanho da conta. Basta ter em mente, por exemplo, que a Petrobrás está licitando nada menos que 28 sondas marítimas de perfuração de alta tecnologia e exigingo que todas elas sejam produzidas no País. Salta aos olhos que tal exigência deverá implicar enorme e injustificável encarecimento do programa de investimento no pré-sal. Parte substancial do excedente da exploração, a que o governo poderia dar destino mais nobre, será alegremente dilapidada na satisfação de fantasias acalentadas na Avenida Chile sobre as virtudes nirvânicas da autosuficiência do País na produção de equipamentos.
O pior é que um equívoco leva a outro. Desnecessariamente sobrecarregada com o monopólio da operação, a obrigação de deter 30% de cada consórcio e a “missão” de desenvolver a indústria de equipamentos, a Petrobrás teria de ser capitalizada pelo Tesouro. O aporte do Tesouro, da ordem de US$ 40 bilhões, seria feito por meio da entrega à Petrobrás, sem licitação, de reservas de 5 bilhões de barris no pré-sal pertencentes à União. Argúi-se que, feito dessa forma, o aporte não traria grande ônus ao Tesouro.
O argumento não faz sentido. Se de fato os 5 bilhões de barris valem o que se alega, o governo poderia licitá-los e obter US$ 40 bilhões. Teria então de decidir se o melhor uso que o Tesouro poderia dar aos US$ 40 bilhões seria destiná-los à capitalização da Petrobrás, para que a empresa possa arcar com os investimentos com que o próprio governo a quer desnecessariamente sobrecarregar. Não falta quem olhe em volta e consiga enxergar usos bem mais nobres para US$ 40 bilhões de dinheiro público. É disso que se trata.
Descaminhos do pré-sal
Rogério Werneck (PUC-RJ)
O Estado de S.Paulo, 26.03.2010
Os projetos do pré-sal têm agora de passar pelo Senado, onde a discussão não promete ser fácil. Na Câmara, houve um incidente grave, perfeitamente previsível, mas que não havia sido contemplado pelos grandes estrategistas da Comissão Lobão-Rousseff, que concebeu os projetos do pré-sal. Qualquer pessoa minimamente familiarizada com as tensões do federalismo fiscal brasileiro sabia que a idéia de reabrir a caixa de Pandora da distribuição de royalties, em pleno ano eleitoral, era desavisada.
Açulado o vespeiro federativo, o governo perdeu o controle da situação e deixou a Câmara aprovar uma regra de distribuição de royalties que deflagrou clima de revolta nos Estados do Rio de Janeiro e do Espírito Santo. O incidente deixou em pé de guerra não só os governadores Sérgio Cabral e Paulo Hartung, como os seis senadores dos dois Estados, todos da base governista. O que sugere que a tramitação dos projetos do pré-sal no Senado será ainda mais difícil do que o governo temia. Mas isso talvez permita que a questão do pré-sal seja afinal discutida com a seriedade que merece. E que os equívocos dos projetos do governo sejam explicitados e, quem sabe, até corrigidos em alguma medida.
A concepção de como regular e estruturar a exploração do pré-sal e repartir os ganhos envolvia um desafio de ação coletiva que deveria ter sido enfrentado num plano suprapartidário, como questão de Estado. O governo, contudo, preferiu partidarizar a questão e brandi-la como trunfo eleitoral, certo de que sua base de sustentação no Congresso lhe permitia prescindir da oposição.
O que o governo quer extrair do Senado é a aprovação de um arranjo indefensável, que concede a uma empresa com mais de 60% do capital detido por acionistas privados – a Petrobrás – o monopólio de operação nos campos do pré-sal e uma participação de pelo menos 30% em cada consórcio que vier a explorar tais campos. Alega-se que, sem tais privilégios, a Petrobrás não poderá atingir a escala necessária para cumprir a “missão” que lhe teria sido atribuída: a de desenvolver a indústria de equipamentos para o setor petrolífero no País.
O que se contempla é a formação de um grande cartório para distribuição de benesses a produtores de equipamentos, em que a Petrobrás deteria “o cofre das graças e o poder da desgraça”. Uma espécie de coronelismo industrial. Caso essa idéia prospere, pode-se imaginar o tamanho da conta. Basta ter em mente, por exemplo, que a Petrobrás está licitando nada menos que 28 sondas marítimas de perfuração de alta tecnologia e exigingo que todas elas sejam produzidas no País. Salta aos olhos que tal exigência deverá implicar enorme e injustificável encarecimento do programa de investimento no pré-sal. Parte substancial do excedente da exploração, a que o governo poderia dar destino mais nobre, será alegremente dilapidada na satisfação de fantasias acalentadas na Avenida Chile sobre as virtudes nirvânicas da autosuficiência do País na produção de equipamentos.
O pior é que um equívoco leva a outro. Desnecessariamente sobrecarregada com o monopólio da operação, a obrigação de deter 30% de cada consórcio e a “missão” de desenvolver a indústria de equipamentos, a Petrobrás teria de ser capitalizada pelo Tesouro. O aporte do Tesouro, da ordem de US$ 40 bilhões, seria feito por meio da entrega à Petrobrás, sem licitação, de reservas de 5 bilhões de barris no pré-sal pertencentes à União. Argúi-se que, feito dessa forma, o aporte não traria grande ônus ao Tesouro.
O argumento não faz sentido. Se de fato os 5 bilhões de barris valem o que se alega, o governo poderia licitá-los e obter US$ 40 bilhões. Teria então de decidir se o melhor uso que o Tesouro poderia dar aos US$ 40 bilhões seria destiná-los à capitalização da Petrobrás, para que a empresa possa arcar com os investimentos com que o próprio governo a quer desnecessariamente sobrecarregar. Não falta quem olhe em volta e consiga enxergar usos bem mais nobres para US$ 40 bilhões de dinheiro público. É disso que se trata.
Multiculturalismo: uma enfermidade infantil da academia...
A rigor, nem deveria tratar desse tipo de assunto aqui, uma vez que considero tão ridículas e tão equivocadas as posições supostamente politicamente corretas do multiculturalismo, que passaria por cima sem sequer prestar atenção nesse tipo de "não-questão".
De vez em quando me lembro, porém, que eventuais passantes e outros visitantes acidentais podem ter curiosidade pelo assunto.
Como não escrevi nada sobre o assunto, por considerá-lo irrelevante (e uma enfermidade passageira), permito-me, assim, transcrever parte de um artigo de um filósofo americano sobre o tema, texto "pescado" na lista "Contra a racialização do Brasil", ou seja contra as medidas e políticas de uma tribo de racistas ao contrário que pretendem introduzir o Apartheid no Brasil.
O multiculturalismo
por Richard Rorty
Contra a racialização do Brasil
Posted: 08 May 2010 08:30 AM PDT
Confiram o que o filósofo norte-americano fala sobre o assunto:
"O movimento conhecido nos EUA como multiculturalismo começou a azedar tão logo foi inventado. Consistiu, a princípio, em mais uma tentativa de fazer com que homens brancos de classe média tratassem melhor pessoas que eles gostavam de acotovelar/atropelar - negros, latinos, mulheres, pobres, imigrantes, recém-chegados e homossexuais, femininos e masculinos. Esperava com isso estimular tais grupos a orgulharem-se de si mesmos, ao invés de aceitarem as descrições depreciativas criadas pelos homens brancos.
Hoje, entretanto, transformou-se em uma tentativa de obtenção de empregos e subvenções para pessoas intrometidas que balbuciam/vomitam psicologismos. Bernstein está correto ao descrever o movimento como 'um universo de boas e ambiciosas intenções que se desviou do caminho do respeito às diferenças para mergulhar num abismo nebuloso de afirmações dogmáticas, otimismo exagerado e declarações pseudo-científicas sobre raça e sexo"".
Vejam o texto completo em RORTY, Richard. Uma 'mãozinha' para Oliver North. In: Novos Estudos, CEBRAP, nº 42, julho 1995, p. 45-50.
De vez em quando me lembro, porém, que eventuais passantes e outros visitantes acidentais podem ter curiosidade pelo assunto.
Como não escrevi nada sobre o assunto, por considerá-lo irrelevante (e uma enfermidade passageira), permito-me, assim, transcrever parte de um artigo de um filósofo americano sobre o tema, texto "pescado" na lista "Contra a racialização do Brasil", ou seja contra as medidas e políticas de uma tribo de racistas ao contrário que pretendem introduzir o Apartheid no Brasil.
O multiculturalismo
por Richard Rorty
Contra a racialização do Brasil
Posted: 08 May 2010 08:30 AM PDT
Confiram o que o filósofo norte-americano fala sobre o assunto:
"O movimento conhecido nos EUA como multiculturalismo começou a azedar tão logo foi inventado. Consistiu, a princípio, em mais uma tentativa de fazer com que homens brancos de classe média tratassem melhor pessoas que eles gostavam de acotovelar/atropelar - negros, latinos, mulheres, pobres, imigrantes, recém-chegados e homossexuais, femininos e masculinos. Esperava com isso estimular tais grupos a orgulharem-se de si mesmos, ao invés de aceitarem as descrições depreciativas criadas pelos homens brancos.
Hoje, entretanto, transformou-se em uma tentativa de obtenção de empregos e subvenções para pessoas intrometidas que balbuciam/vomitam psicologismos. Bernstein está correto ao descrever o movimento como 'um universo de boas e ambiciosas intenções que se desviou do caminho do respeito às diferenças para mergulhar num abismo nebuloso de afirmações dogmáticas, otimismo exagerado e declarações pseudo-científicas sobre raça e sexo"".
Vejam o texto completo em RORTY, Richard. Uma 'mãozinha' para Oliver North. In: Novos Estudos, CEBRAP, nº 42, julho 1995, p. 45-50.
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