GONZALO GONZÁLEZ
http://www.talcualdigital.com/, 1006/2013
Estamos en presencia de un incremento
del peso de los militares en la vida del país más allá de lo conveniente y
pasando por alto la subordinación de la institución castrense al poder civil,
cual es uno de los principios básicos del republicanismo democrático
Desde que Maduro ejerce ilegal e ilegítimamente
la Presidencia se han tomado y propuesto medidas destinadas a incrementar la
presencia castrense en la gestión gubernamental y su participación en política
a favor del partido gobernante, esto último es contrario al rol que la
Constitución le asigna al estamento militar.
Estamos en presencia de un incremento del peso de
los militares en la vida del país más allá de lo conveniente y pasando por alto
la subordinación de la institución castrense al poder civil, cual es uno de los
principios básicos del republicanismo democrático.
En concreto nos referimos a la existencia de una
Dirección político militar del llamado Proceso, al llamado a la conformación de
una Milicia Obrera, al Plan Patria Segura y al anuncio de la creación de Zonas
de Producción Militar. Por razones de espacio solo nos referiremos a las dos
primeras.
La llamada Dirección Político Militar (DPM),
insinuada por jerarcas del régimen como máxima instancia del Proceso, está
integrada por Maduro, Cabello, Jaua, Ramírez y por el ministro de la Defensa,
el Comandante Estratégico Operacional y otros altos jefes militares (todos
oficiales activos).
La existencia de este organismo que no está claro
si es de dirección, asesoría, de consulta o de qué no está prevista en el
ordenamiento jurídico vigente y por tanto su injerencia en asuntos de gobierno
es ilegal. Y también lo es que militares activos opinen y tengan participación
activa en política a favor de un sector como lo han hecho en varias ocasiones
en los últimos tiempos. Una instancia como la DPM solo se justificaría si el
país estuviese amenazado por otro Estado.
Esa no es la situación actual, ninguno de
nuestros vecinos anda en ese plan y lo de la amenaza del imperialismo yankee no
es más que un cliché de la izquierda borbónica y un gastado pote de humo para
desviar la mirada de sus erráticas gestiones de gobierno.
La intención de conformar milicias obreras para
defender el Proceso es una demostración de debilidad, un recurso para intimidar
a la ya mayoritaria disidencia. Es también incurrir en una contradicción flagrante
por cuanto el régimen está en proceso de votar una ley de desarme de los
civiles para combatir supuestamente la violencia y la vez se propone armar
masivamente a otros.
Pienso además que hay otra intención y es la de
usar esos cuerpos armados para controlar al movimiento obrero, el cual con
mayor frecuencia y fuerza lucha por sus derechos y reivindicaciones. Esto de
las milicias obreras lo usó el castrismo en sus comienzos y el nazismo con el
Frente Alemán del Trabajo.
Ambos regímenes con el objetivo de controlar a
los trabajadores y destruir a los sindicatos autónomos.
Como se ve el chavismo sin
Chávez apela cada vez más al militarismo como recurso para someter a la
sociedad y terminar de instaurar una dictadura.
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