domingo, 22 de agosto de 2010

Venezuela: dando a palavra ao proprio...

E para não dizer que sou parcial na informação, dou a palavra ao representante do processo: ele mesmo, o promotor do socialismo do século 21 (ainda estou tentando descobrir o que, exatamente, isso significa, pois mais me parece o fascismo do século 20, quanto aos métodos, pelo menos).
Sei que o blog se destina à veiculação de ideias, se possível inteligentes, como anunciado acima, mas por vezes é preciso expor o que pensam certas pessoas, o que se pensa em certos círculos (se o verbo se aplica), para que se possa exercer a crítica das ideias de forma competente.
Acredito que a síntese de todo o pensamento, se pensamento existe, encontra-se neste propósito do caudilho:
"Nosotros no pretendemos corregir los errores del capitalismo, rectificar sus asimetrías ni maquillar su rostro, nuestro deber ineludible es la transformación estructural de todo el sistema económico y social de la nación. Transformación estructural que comienza por cambiar parte del ordenamiento jurídico en los ámbitos que aún están dominados por el capitalismo más extremo. En este sentido, seguimos avanzando en la reelaboración de las leyes financieras como la Ley del Mercado de Valores, por ejemplo, y tantas otras que urge ponerlas en sintonía con los nuevos tiempos."
Deixo de lado, por enquanto, o aspecto fascista da mudança. Todo o sentido das transformações econômicas que a Venezuela atravessa atualmente está contido no parágrafo acima.
Na verdade, a única coisa que sabemos é que se pretende mudar tudo; como vai funcionar e se vai funcionar, são outras questões, ainda não respondidas. Talvez sim: já vimos esse filme antes. É o que rodou na extinta URSS, em todos os socialismos reais existentes, que ainda roda (se roda) em Cuba e na Coréia do Norte. De certa forma, já sabemos o destino do socialismo do século 21. Só podemos lamentar pelo povo venezuelano e desejar que o pesadelo acabe o mais cedo possível.
Paulo Roberto de Almeida

¡No pasarán!
Las líneas de Chávez # 86

I
Estamos enrumbados en marcha hacia el socialismo y nada ni nadie podrán apartar a nuestro pueblo del camino que ha elegido. Así lo demuestran los hechos y resultados positivos de todos estos días.

La podrida burguesía venezolana hizo todo lo posible para que llegáramos al mes de agosto en medio del caos. Desde el año pasado vienen montados en ese plan, pero ya transcurrida más de la mitad del mes de agosto, sus pretensiones están más que lejanas: la férrea voluntad de un gobierno y un pueblo, como un solo hombre y una sola mujer, han hecho trizas todos los planes que, siguiendo los dictados del imperio, la quinta columna venezolana ha pretendido ejecutar.

Sucede que soy y que sigo (…) Déjenme solo con el día. / Pido permiso para nacer, cantaba el gran Neruda. Esta revolución no pidió permiso a nadie para nacer: el permiso se lo impuso un Pueblo conciente que, desde hace once años, es dueño y señor de su destino.

Vuelvo, otra vez, a Neruda: Ahora como siempre es temprano / vuela la luz con sus abejas. Por supuesto que, para nosotros, nunca será tarde, siempre es temprano, acostumbrados como estamos a vivir de amanecer en amanecer: ésta es y será siempre nuestra principal defensa y la más contundente de nuestras ofensivas. En este sentido, se equivocan y se seguirán estrellando contra nosotros, los acostumbrados a vivir de horas postreras en horas postreras. Ellos, por sus perversos propósitos, no tienen otras armas y métodos que aquellos de la guerra sucia, conscientes como están de no tener la razón y, por supuesto, convencidos de su cada vez más escaso poder de convocatoria.

Y porque somos luz, hemos desbaratado todas las conjuras que se han venido montando, hasta hoy, en la oscuridad.

Primero, pretendieron encender la pradera con aquella pequeña “crisis” bancaria que quisieron llevar a mayores; luego, fue el lenguaje del Apocalipsis en ocasión de la grave sequía que padecimos y que nos obligó a declarar la emergencia eléctrica para contrarrestar el déficit como consecuencia del bajo nivel de agua que alcanzó el sistema Guri. A renglón seguido, trataron de pescar en río revuelto para dar al traste con Pdval, Mercal y todo nuestro sistema de seguridad y soberanía alimentaria. Y ahora, más recientemente, intentaron imponernos el terrorismo financiero, tras la intervención del Federal, las Casas de Bolsas y de Econoinvest; intervención necesaria por la podredumbre que caracterizaba a todos estos entes privados. Pues bien, la quinta columna vino estrellándose, de fracaso en fracaso: y la revolución salió airosa de cada una de estas coyunturas, quedando demostrada la fortaleza de la Venezuela Bolivariana.

Internacionalmente, la oposición venezolana y sus medios no dejaron de echar leña al fuego para tratar de llevarnos a una guerra fratricida con Colombia. Volvieron a fracasar, otra vez, como lo demuestra, fehacientemente, la visita que nos dispensara el presidente del Congreso de Colombia, Armando Benedetti, el lunes 16. En el mismo sentido, hay que destacar la presencia de una importante delegación colombiana, encabezada por la cancillera María Ángela Holguín, el viernes 20. Quiero felicitar a las comisiones binacionales que, en este día, instalaron las mesas de trabajo para diseñar el nuevo mapa que exprese el pleno restablecimiento de nuestras relaciones en todas las áreas. Cómo le duele a la contrarrevolución todo lo que ha acontecido desde la reunión presidencial en Santa Marta el pasado 10 de agosto, cómo le duele la voluntad política común que se está abriendo camino en clave de respeto y confianza.

Últimamente, la contra ha optado por explotar morbosamente el problema crónico de la inseguridad que arrastra nuestro país desde hace décadas; problema que ningún gobierno del pasado había abordado, como ahora, para darle solución, yendo a las causas profundas del mismo, tal y como lo está haciendo la Revolución Bolivariana. Una vez más, los apátridas han acudido al expediente del “periodismo pornográfico”. El dueño de un medio de comunicación admitió, vía Twitter, que ése es el tipo de práctica que ellos ejercen; “la intención editorial de la foto era crear un shock para la gente, para que de alguna manera reaccionara ante la situación”, fue la declaración de este personajillo a un medio internacional. A confesión de parte, relevo de pruebas, dicen los juristas. Se trata de otro caso más de terrorismo mediático contra el cual la Venezuela decente ha reaccionado, poniendo de manifiesto su rechazo contra este tipo de prácticas perversas y rastreras, que ponen de manifiesto la pudrición que carcome la mentalidad de la oligarquía venezolana.

No se equivoquen, el caos no se decreta y, mucho menos, se le impone a un pueblo con niveles crecientes de conciencia. A un pueblo que se ha acostumbrado a estar uno, dos y hasta tres pasos delante del caos cuando es real y verdadero, no van a amedrentarlo con mentiras salidas de los laboratorios de la guerra sucia.

II
En el Consejo de Ministros Ampliado, celebrado este miércoles 18, lo dije: “estamos trabajando, sin reposo, en lo que considero es la médula del proyecto de transición al socialismo dentro de la lógica del desafío de lo humanamente gratificante”.

Nosotros no pretendemos corregir los errores del capitalismo, rectificar sus asimetrías ni maquillar su rostro, nuestro deber ineludible es la transformación estructural de todo el sistema económico y social de la nación. Transformación estructural que comienza por cambiar parte del ordenamiento jurídico en los ámbitos que aún están dominados por el capitalismo más extremo. En este sentido, seguimos avanzando en la reelaboración de las leyes financieras como la Ley del Mercado de Valores, por ejemplo, y tantas otras que urge ponerlas en sintonía con los nuevos tiempos.

La Revolución Bolivariana, quiero reiterarlo, sigue y seguirá combatiendo la corrupción y la podredumbre burguesas.

Este jueves 19 continuamos con nuestro deber ineludible de hacer justicia a los antiguos ahorristas del Banco Federal y a los afectados del conjunto residencial La Avileña. El caso de La Avileña es particularmente dramático: 211 familias fueron estafadas por el Federal, perdiendo no sólo sus ahorros sino todas las esperanzas de tener techo propio. Nuestro gran reto es devolverles la alegría perdida por culpa de un mafioso que nunca dio la cara por ellos y hoy disfruta del producto del trabajo de toda esta buena gente en algún lugar de Miami. Por todo ello, quiero saludar la decisión del Ministerio Público de pedir, ante el Gobierno de Estados Unidos, la extradición de este pillo para que rinda cuentas ante nuestra justicia.

III
Venezuela está en la ronda semifinal del IV Campeonato Mundial de Béisbol Femenino. El jueves 19 vencimos a la poderosa selección de Estados Unidos, viniendo de atrás: era la primera vez que un conjunto norteamericano sucumbía ante uno de Nuestra América en estos torneos.

El viernes 20 perdimos el invicto ante Japón pero éste fue un simple traspié. Este sábado 21 nuestro aguerrido equipo va con todo contra Australia, buscando el pase a la final que se celebrará hoy domingo 22. ¡Vamos, muchachas, que ustedes tienen calidad y corazón de sobra, no sólo para pasar a la final, sino para coronarse campeonas!

La Generación de Oro sigue cosechando triunfos. En los I Juegos Olímpicos Juveniles Singapur 2010, el nadador venezolano Cristian Quintero obtuvo este lunes una medalla de plata en los 200 metros estilo libre y una de bronce en los 400 metros libres. El nadador hizo historia al convertirse en el primer atleta venezolano en obtener dos medallas de diferente metal en unos Juegos Olímpicos. La pesista Génesis Rodríguez también se llevó una medalla de bronce.

Seguimos demostrando que una real y verdadera revolución deportiva está en marcha en Venezuela.

IV
Y finalmente, el sábado 21 estuvimos en la bella Barinas, epicentro de mis recuerdos, juramentando 4.273 Patrullas Bolívar 200, 854 Unidades de Batalla Bolívar 200, para un total de 213.650 patrulleros y patrulleras de todo ese inmenso llano de Juan Parao.

Es la gran maquinaria roja, ya en plena fase de despliegue, entrando a la batalla, que será memorable.

Todo aquel, toda aquella que ame de verdad a la Patria, tiene la obligación suprema de sumar todos sus esfuerzos en aras del objetivo patriota del 26 de septiembre: ¡Demoler a esa oprobiosa quinta columna que pretende adueñarse de la Asamblea Nacional para desestabilizar el país y acabar con la Revolución!

¡No pasarán!
¡Patria socialista o muerte!
¡Venceremos!

Hugo Chávez Frías 22-08-2010

Venezuela: proibido publicar estatisticas mortais (só as estatisticas...)

O governo do caudilho impos a lei do silêncio aos meios de comunicação do país quanto aos mortos da violência diária, especialmente a publicação de fotos "chocantes". Não pretendo publicar fotos, mas acredito que não se pode censurar a realidade.
Paulo Roberto de Almeida

Los muertos que esconde Chávez
La Razón (España), Agosto 22, 2010

“El conteo lo realizan los periodistas de sucesos que, como Rona, se apostan los viernes a las puertas de Bello Monte. Nada es oficial y menos ahora. Se ha impuesto la ley del silencio.”

Doña Cecilia Arévalo sabe por experiencia que la vida en Caracas vale muy poco. Lo que un reloj llamativo o unos zapatos lustrosos. Vive en el barrio de San Blas de Petare, uno de los cerros que aprisionan la capital venezolana donde «si dices algo te matan». «A mí me mataron a mi sobrino». Adel Miranda, su sobrino de 18 años, era latonero y trabajaba con su padre. Un buen día le dieron dos puñaladas que lo dejaron malherido. No lo denunció ni chivó un solo dato a la Policía. Una semana después le descerrajaban cuatro tiros. Su destino: la morgue de Bello Monte, el espejo que refleja la cruda realidad de Venezuela en pleno centro de Caracas. Una realidad que el régimen bolivariano pretende ocultar decretando la censura de imágenes violentas en los diarios durante 30 días, el periodo electoral que antecede a las legislativas del 26 de septiembre.

La colapsada morgue de Caracas se mantiene a duras penas en pie desde los años 70. Desvencijada y sin medios, por sus salas pasan a diario unos 20 cadáveres, víctimas anónimas de la violencia que asola el país en medio del silencio oficial. Los fines de semana la cifra se dispara a 50 muertos entre el viernes noche y el domingo, y se supera los días de paga (en Venezuela se cobra por quincenas). «Era la morgue que necesitaba Caracas en aquella época. Un tanatorio pequeño. Pero con la explosión de la criminalidad, Bello Monte se ha convertido en un espectáculo dantesco durante los fines de semana. Se acumulan los cadáveres por culpa del abandono del Gobierno a la política de seguridad», asegura a LA RAZÓN Elisio Guzmán, ex director de la Policía Científica y actual director de la Policía del Estado de Miranda. Con 40 años de servicio en la Científica, Guzmán conoce bien el deterioro en el que ha ido cayendo Bello Monte. «Hay menos profesionales que cuando se abrió, incluso menos que hace 10 años y los patólogos que aún quedan tienen un sueldo miserable», explica. A pesar de que la criminalidad ha crecido un 134% en los dos últimos lustros de gestión bolivariana [según cifras aproximadas, ya que el régimen de Chávez no cuenta los homicidios desde 2008], «no hay suficientes cámaras frigoríficas y los muertos se almacenan en cualquier esquina. No hay cómo conservar los cadáveres», añade. El denominado «Proyecto España», por el que nuestro país envió equipos destinados a las morgues venezolanas en 2000, no sirvió para mejorar la caótica situación. «Se adquirieron equipos, pero en algunos sitios aún están almacenados porque no se construyeron las morgues aprobadas o no se ampliaron las existentes», denuncia a este diario Rona Risquez, jefe de la sección de sucesos del diario opositor «El Nacional». Los equipos «Proyecto España» están abandonados.

Fin de semana del 12 al 15 de marzo: 59 asesinados; fin de semana del 2 al 4 de julio: 65 homicidios; fin de semana del 30 de julio al 1 de agosto: 54 muertes violentas… El rosario de cadáveres es constante como las turbias aguas del Guaire, que parte en dos Caracas. El conteo lo realizan los periodistas de sucesos que, como Rona, se apostan los viernes a las puertas de Bello Monte. Nada es oficial y menos ahora. Se ha impuesto la ley del silencio.

Antonieta de Dominicis ha pasado media vida entre muertos. Ex jefa del tanatorio central de Caracas hasta 2004, conoce Bello Monte mejor que su propia casa. «Mis compañeros están supersaturados. Cuando dejé Bello Monte éramos 13 patólogos y ahora quedan cinco. Hay seis mesas en la sala de autopsias, 60 nichos frigoríficos y una sala refrigerada donde hay que amontonar en camillas o donde se pueda el resto de los cuerpos. La morgue es el reflejo de Venezuela, de una ola de violencia que no se puede ocultar», remarca. Las condiciones son pésimas por el abandono gubernamental y muchos facultativos han preferido emigrar a España o Italia. «Hay un patólogo el sábado y otro el domingo. Eso da para 12 autopsias por día y hay días en que se acumulan más de 60 cadáveres y las familias quieren enterrar a su muerto el mismo día que lo traen. Nadie quiere trabajar en esas circunstancias y con un sistema que favorece a los médicos cubanos peor preparados».

Hoy, cuando caiga la noche, volverán a bajar los muertos de los cerros y la sala de espera de Bello Monte quedará atestada de nuevo. Una televisión de plasma con alguna cadena oficialista sintonizada detallará los logros del Gobierno para detener la violencia.

Caracas, más peligrosa que Bagdad
La capital venezolana es la segunda ciudad más peligrosa del planeta. Por delante de Bagdad y sólo superada por Ciudad Juárez. Pero en su conjunto, Venezuela supera a México en tasa de criminalidad. Según datos del propio Gobierno filtrados al diario «El Nacional», que no ha podido publicarlos por la censura impuesta, desde 2009 a mayo de 2010, el país caribeño acumula una media de más de 70 homicidios por 100.000 habitantes por los 10,8 que padece México. «La Venezuela joven está muriendo en las calles. La censura del régimen refleja que, después de 10 años, por fin están preocupados por el coste electoral de la violencia. Lo lamentable es la cantidad de muertos que han necesitado», declara Elisio Guzmán, ex director de la Policía Científica.

A falencia da ajuda ao desenvolvimento africano

O que esse jornalista alemão (com experiência no terreno) diz sobre a ajuda ao desenvolvimento africano se aplica, mutatis mutandis, a toda e qualquer experiência de ajuda ao desenvolvimento, com muito poucas exceções. Ela nem ajuda, só vicia, nem conduz ao desenvolvimento, mas à assistência continuada, quando não ao aprofundamento da dependência, à corrupção, à deformação das regras do jogo econômico nesses países.
Pena que o Brasil está seguindo atualmente o mesmo caminho já empreendido 50 anos atrás por todos os países desenvolvidos, que se lançam com essa espécie de consciência de culpa na ajuda humanitária e na assistência ao desenvolvimento (no caso do Brasil uma totalmente equivocada alegação de "dívida histórica" com o continente africano, o que é um absurdo completo).
Teria muito mais a dizer, mas vou deixar vocês lerem o trabalho do desiludido alemão.
Paulo Roberto de Almeida

Time for a Rethink
A commentary by Kurt Gerhardt
Der Spiegel online, 08/16/2010

Part 1: Why Development Aid for Africa Has Failed

Development aid to Africa has been flowing for decades, but the results have been paltry. Instead, recipients have merely become dependent and initiative has been snuffed out. It is time to reform the system.

Development aid to Africa is a blessing for all those directly involved -- both on the giving end and on the receiving end. Functionaries on the donor side, at least those abroad, earn good money. Many of those on the receiving end, for their part, know how to organize things in such a way that their own personal interests don't get short shrift.

There is no reason for these two groups to be interested in changing the status quo. Yet even so, some within their ranks are starting to suggest the situation as it stands cannot continue. The development aid of the past 50 years, they say, is hardly justifiable given the disappointing results. Even individual donors, who know little about how development aid works in practice, increasingly sense that something might be amiss.

They're right. The aid has failed to a large extent.

We have taken on too much responsibility for solving African problems. We have essentially educated them to, when problems arise, call for foreign aid first rather than trying to find solutions themselves.

This attitude has become deeply rooted in Africa. This self-incapacitation is one of the most regrettable results of development cooperation thus far. Poorly designed development aid has made people dependent and accustomed them to a situation of perpetual assistance, preventing them from taking the initiative themselves. It is this situation which represents the greatest damage done, far worse than the enormous material losses engendered by failed aid projects. And there are many. Africa is strewn with idle tractors, ruined equipment and run-down buildings.

Deeply Rooted Misconceptions
On our side, the view has taken hold that we are primarily responsible for developing Africa. At the 2nd Bonn Conference on International Development Policy in August 2009, then-German President Horst Köhler, an experienced and dedicated African development activist, spoke about an energy partnership established between Germany and Nigeria two years previously. His conclusion:

"I cannot discern that the amount of electricity in Nigeria has increased since then. And I find it shameful for the industrialized countries, as well as for those responsible in Nigeria, that this large country, rich as it is in resources essentially, can't advance its socio-economic development because it hasn't yet managed to bring electricity to its rural areas. I find this shameful for the entire development cooperation that has existed for decades."

Here, the fact that Köhler mentions the industrialized countries before Nigeria when discussing responsibility for the failure is notable. More notable, however, is that he mentions the industrialized countries at all. Are we really the ones who should feel ashamed that one of the world's largest oil exporters isn't capable of providing its rural areas with electricity? Simply asking the question is enough to show how absurd the thought is -- and how deeply rooted the misconception.

This mothering mindset, widespread in industrialized countries for decades, is in direct violation of the subsidiarity principle. This principle states that providers of aid, whether private or governmental, should not assume any duties that could be carried out by the receiver country itself. Furthermore, it mandates that aid be given such that those providing it can cease giving as soon as possible.

Plenty of Lip Service
The subsidiarity principle should have been key to designing this cooperation from the beginning. In reality, it has played far too small a role.

The donor side is certainly not lacking in theories, clever strategies or concepts -- international development agencies have cabinets bursting with them. What's lacking is a basic understanding and clarity when applying principles. The realization that northern countries cannot develop the South -- that people and societies can only do so themselves -- is given plenty of lip service. In practice, however, the idea hardly plays a role at all.

Development experts sent to Africa come from societies that tend to value efficiency and speed to a greater degree than is generally found in Africa. Furthermore, foreign aid workers, as a rule, only spend a few years in a target country. Their desire to "achieve something" often leads them to do more than they should according to the subsidiarity principle. But by doing so, they inhibit Africa's own momentum and prevent it from growing stronger.

A further breach of the subsidiarity principle is found in the existence not only of the immense national and international development agencies, from the German Society for Technical Cooperation (GTZ) to the World Bank, but also of myriad private organizations both small and large that cover the continent with their network of charitable works.

Occupying Powers
These are the de facto occupying powers of the post-colonial period.

The second tenet of the subsidiarity principle holds that aid should become dispensable as quickly as possible. In Germany alone, the livelihoods of up to 100,000 people are dependent on the development aid industry. One can imagine the outrage that would result should someone seek to dismantle these agencies. But exactly that should ultimately be the raison d'etre of these agencies. After decades of providing aid, their continued existence is proof of their failure.

It is contrary to the logic of subsidiarity to give a person something that he or she could acquire or produce on their own. Yet in the hopes of doing good, we have done exactly that far too often in recent decades, whether it be a grain mill in a village or a council of GTZ experts for a government ministry. A considerable portion of Germany's bilateral aid, amounting to more than €1.5 billion ($2 billion) per year, is given as grants -- in other words, as a gift. Indeed, all of the least developed countries tend to receive foreign aid in the form of grants. Two thirds of the countries in sub-Saharan Africa belong to this category.

These perpetual gifts have made partners into beggars, ones who no longer value the things they have been given and consequently have not maintained them well. Apart from a few exceptions, emergency aid being one example, free aid was and remains fundamentally wrong.

Part 2: The Question of Money

Aid given with no strings attached robs the recipient of competence. The method has resulted in a divorce from reality in Africa, at all levels of society. It's time to accustom our partners to normalcy -- those who want to initiate a project but lack the necessary funds to do so, must take out a loan and pay it back. Indeed, this is where aid from abroad can make a significant contribution: by seeing to it that everyone committed to development has access to loans, and particularly by supporting microcredit programs.

The urge of foreign aid workers to quickly produce results promotes quantitative thinking and gives short shrift to efforts aimed at helping locals learn how to develop themselves. One example of this erroneous notion is the goal among donor companies, adopted 40 years ago, to donate 0.7 percent of GDP in the form of development aid.

It makes no sense to establish amounts before discussing the projects that should be funded with that money. The worst thing about this discussion is that it, once again, is purely quantitative. It feeds the disastrous attitude that more money necessarily means more development. In this way, lessons learned over the past decades are completely ignored.

Instead, people like Bono and Bob Geldof are allowed open access to our governments, where they propagate the "more money" idea -- and where they become stumbling blocks to African development.

Nothing to Do with Development Aid
It is easier to evaluate numbers than the qualitative effects of development aid. We cannot develop others. Only endogenous development -- what people and societies achieve themselves with the power of their own minds and hands -- deserves the name. No one can be developed from the outside.

Many would argue that when development aid brings water pipes and roads to Africa, it stimulates and strengthens local efforts. But perhaps the opposite is true, and the more we do, the more likely it is that our partners will sit back, because foreign aid is taking care of things to their satisfaction. Although the latter has proven to be true a thousand times over, development aid functionaries still overlook it with astonishing consistency.

Pouring further billions into funds for the climate, AIDS and other issues may, in fact, be necessary. But it has nothing to do with development aid. These payments will not cause political leaders in the Sahel countries, for example, to make more of an effort to combat soil erosion on their own. These countries could long ago have begun doing something on this issue -- they could even have used their masses of unemployed youth for the job. But so far, in cases where something has been done, it generally was the product of foreign initiative and not endogenous.

Our development aid has not lent enough support to the efforts of people in Africa themselves. Often it has even been an impediment, because our aid was focused too much on the object and too little on the subject. Too often the project or program, not the people, was the focus. The aid passed the people by.

The result has placed Africa in an undignified position -- and no amount of money from the enormous, globally organized network of aid organizations will free them. Only Africans themselves can accomplish that.

Kurt Gerhardt worked as a journalist for German public radio station WDR from 1968 to 2007. As a former country director for the German Development Service (DED) in Niger in West Africa, he has firsthand experience with the issues involved in providing aid to Africa. He is a co-founder of the political initiative "Primary Education in the Third World" and the Makaranta Association, both of which support primary education in Africa. He is also a co-initiator of the "Bonn Appeal" for alternative development policies.
Translated from the German by Ella Ornstein

Economistas tambem tem o direito de ficar bebados...

Eles só não têm (ou pelo menos não deveriam ter) o direito de escrever bêbados.
Esse economista, que eu até reputava sério, responsável, liberal e mais próximo da mainstream economics do que do surrealismo de certas correntes muito disseminadas pelo continente, acaba de dar uma escorregada muito séria no artigo abaixo.
Só pode ter sido por efeito da bebida, ou de algum remédio que o tenha deixado eufórico, não sei exatamente o que pode ter sido.
O que ele escreve, da primeira até a última linha, não só não faz nenhum sentido econômico, nas circunstâncias atuais (e no futuro próximo) da América do Sul, como não guarda a mínima conexão com a realidade das coisas, no plano político, social, das simples constatações de base do que seja a América do Sul atualmente.
Ele começa por onde a Europa levou 40 anos para atingir: a moeda única. E acha que ela vai operar maravilhas nas políticas macroeconômicas e setoriais dos países da região.
Ele só pode estar delirando.
Vou perdoá-lo desta vez e nem vou traçar um quadro mais realista demonstrando como o que ele propõe não tem o menor embasamento na realidade, e tampouco faz qualquer sentido econômico. Vou aguardar seu próximo artigo, para depois chegar a uma conclusão.
Paulo Roberto de Almeida

A popularidade de Lula a serviço da modernização
Paulo Guedes
Revista Época, Sábado, 21 de agosto de 2010

Um economista tem, por vício deformação, a mania de buscar a eficiência no uso de recursos. É, portanto, normal pensar no uso de um recurso humano de extraordinária importância como o presidente Lula. O que fazer com ele após a eleição? Lula goza de extraordinária popularidade no Brasil, tem reconhecimento global e é, possivelmente, uma unanimidade na América Latina. Depois de deixar a Presidência, como ele poderia melhor servir ao país?

Volto a um tema que me parece extremamente importante para o futuro desempenho econômico da América Latina: a integração econômica da região sob a égide de uma moeda comum. Apesar dos frequentes tropeços da diplomacia externa brasileira, e de sua visível parcialidade, apoiando governos retrógrados que não respeitam direitos humanos aqui e acolá, Lula tem cacife político pessoal para a empreitada. Com a bandeira da integração econômica, ele pode desencadear uma avalanche de modernização no continente.

A ideia central é a integração econômica continental em direção ao peso-real num prazo de até oito anos. Por que oito anos? Pelo inegável gigantismo da tarefa e também para que o próprio Lula possa entregar o resultado. O mais importante são os desdobramentos da busca pela moeda única regional.

A Venezuela e a Argentina, por exemplo, estão sem moeda confiável. A criação da moeda regional seria uma âncora de estabilidade para os países que se perderam no turbilhão demagógico de Hugo Chávez e do casal Kirchner. Seria uma boia lançada a venezuelanos e argentinos, uma garantia de estabilidade futura.

O que temos nós, brasileiros, a ganhar com isso? Tudo. Pois, entre os desdobramentos da busca da moeda única, está a convergência de regimes fiscais, previdenciários e trabalhistas, problemas que a social-democracia brasileira nunca ousou enfrentar. Penduramos o combate à inflação apenas sobre o Banco Central. Praticamos uma perversa combinação de juros explosivos e dólar barato, duas lâminas decepando a produção e o emprego. Falta ao Brasil um regime fiscal compatível com o crescimento sustentável.

O Chile e o Peru já fizeram profundas reformas em seus regimes trabalhista e previdenciário. Lucram agora com o crescimento acelerado. Enquanto isso, nossos elevados encargos sociais e trabalhistas deixam mais de 50 milhões de brasileiros excluídos do mercado formal e, consequentemente, sem contribuir para a Previdência Social.
Temos muito a ganhar com a integração regional. Haveria convergência para práticas mais eficientes

A livre mobilidade de trabalhadores através das fronteiras, uma exigência da moeda única, requer a convergência das práticas previdenciárias e trabalhistas em direção às mais eficientes, ampliando a criação de empregos e o ritmo de investimentos. Imagine um Tratado de Mar del Plata, a exemplo do Tratado de Maastricht, que consagrou a União Europeia. Imagine também um ex-presidente Lula defendendo a modernização da legislação trabalhista e do regime de previdência em nome do crescimento.

Os eurocéticos indicam a crise da Grécia como uma condenação à moeda única continental. Mas os críticos esquecem que, nas devidas proporções, o Brasil teria o papel da Alemanha nessa configuração continental. Como estaria a Venezuela no papel da Grécia. Os alemães podem se aborrecer com a ideia de ter de ajudar os gregos, mas se beneficiam com sua economia voando, ao exibir seu papel de alicerce de toda a integração continental.

Como estaria o Brasil se, após as reformas modernizantes, Chávez continuar fazendo barulho? Podemos imaginar a economia brasileira com encargos sociais cortados a 20% sobre a folha de pagamentos, taxa de juros reduzida a 5% ao ano, taxa de poupança ampliada para 25% do PIB, inflação comportada por volta de 2% ao ano e o preço do dólar em torno de R$ 3 ou R$ 4, tanto mais alto quanto mais barulho fizesse Chávez. No saldo final, teríamos motivos para dar vivas a nossa Grécia latino-americana.

PAULO GUEDES é economista e escreve quinzenalmente em ÉPOCA

Direitos humanos: apontando o dedo... para tras...

Direitos humanos às escuras
Sergio Fausto
21 de agosto de 2010

Em artigo na Folha de S.Paulo no domingo passado, o chanceler Celso Amorim criticou a diplomacia do "dedo em riste" na área dos direitos humanos. Afirmou que esta agrada à plateia, mas não protege de fato as vítimas de violações daqueles direitos. Mais eficazes seriam as negociações de bastidores com os Estados violadores, conforme proposta apresentada pelo Brasil ao grupo de 19 países incumbido de refletir sobre o fortalecimento do Conselho de Direitos Humanos da ONU.

A manifestação de Amorim - que parece ter-se esquecido da importância das pressões internacionais para o fim do apartheid na África do Sul e das ditaduras militares na América do Sul - indica que continuamos a distanciar-nos da política externa seguida pelo País nessa área, desde o retorno à democracia até o governo Lula.

Nesse período não praticamos a diplomacia do "dedo em riste" nem deixamos de reconhecer com realismo os limites da ação externa para proteção dos direitos humanos, muito menos de ponderar pragmaticamente os nossos interesses econômicos e políticos. No entanto, marcamos com clareza o compromisso com o valor universal dos direitos humanos. Subscrevemos um conjunto de convenções internacionais (a começar pela Convenção Contra a Tortura) que nos havíamos recusado a assinar sob a ditadura militar. E inscrevemos na Constituição a determinação legal que dá prevalência aos direitos humanos na condução da política externa.

No atual governo acumulam-se sinais de mudança. Discretos, mas significativos, na atuação do Brasil no Conselho de Direitos Humanos da ONU. Visíveis nas ações e nas palavras dos principais formuladores da política externa, a começar pelo presidente da República.

A nova orientação da política externa obedece a um diagnóstico segundo o qual o tema dos direitos humanos é manipulado pelas grandes potências ocidentais. Ninguém o exprime melhor do que Samuel Pinheiro Guimarães. Para o ex-segundo homem do Itamaraty e hoje ministro de Assuntos Estratégicos, a defesa dos direitos humanos "dissimula, com sua linguagem humanitária e altruísta, as ações táticas das grandes potências em defesa de seus interesses estratégicos". O alvo da crítica são, principalmente, os Estados Unidos, cuja hegemonia no sistema internacional representaria um dos principais obstáculos, se não ameaça, à projeção do Brasil na cena global, como se lê em seu livro Desafios Brasileiros na Era dos Gigantes. Ou seja, a defesa dos direitos humanos, assim como a defesa da não-proliferação nuclear, presta-se, na prática, ao congelamento do poder mundial tal como hoje se distribui. O resto seria retórica, mal ou bem-intencionada.

Se queremos e podemos tornar-nos um dos gigantes do mundo, e se a defesa dos direitos humanos não é senão a forma como os interesses das "potências ocidentais" se travestem em preocupações humanitárias, o objetivo do Brasil deve ser o de remover a maquiagem ideológica que recobre o tema nos fóruns multilaterais. Não para afirmar o valor em si, e nossas credenciais diferenciadas em relação a ele, mas para relegá-lo a um plano secundário. Quem sabe, com o propósito de livrar-nos dos constrangimentos que a deliberação à luz do dia sobre eventuais casos de violação dos direitos humanos pode impor à nossa movimentação internacional, agora que, acredita-se, nos estamos tornando um dos gigantes do planeta.

Fazer alianças pontuais para questionar a distribuição de poder atual no mundo é objetivo legítimo e oportuno. Ele vem sendo, porém, perseguido ao preço da leniência com violadores contumazes dos direitos humanos. Fica a impressão, certa ou errada, de que a proposta defendida por Amorim tem entre suas motivações a de reduzir o dano moral que a política externa do atual governo na área dos direitos humanos provoca na imagem internacional do Brasil. Figurativamente, em vez de repensar nossa atuação em cena, preferimos apagar a luz do palco.

Para ser efetiva, a proteção internacional dos direitos humanos precisa do olhar vigilante, da ação ruidosa, às vezes equivocada, mas sempre indispensável, de ONGs ligadas ao tema. Não é preciso idealizar o que seja esse embrião de uma sociedade civil internacional para reconhecer sua importância, tanto mais agora que países com regimes autoritários e repressivos ganham peso na balança de poder global. Estaríamos querendo nos proteger desse olhar para mais livremente manejar nossos interesses econômicos e nossa projeção de poder na nova ordem multipolar?

A visão de mundo expressa por Samuel Pinheiro Guimarães é compartilhada por grande parte das forças políticas de sustentação do atual governo. Comunga o PT o diagnóstico de que a defesa dos direitos humanos é parte da hegemonia norte-americana. O antiamericanismo é um elemento de coesão no campo das esquerdas menos ou não-democráticas, sobretudo na América Latina, onde o partido construiu uma ampla rede de alianças. Serve para defender as violações dos direitos humanos em Cuba e para justificar Chávez e o chavismo. Explica também certa simpatia por grupos como o Hezbollah e o Hamas e a complacência com Ahmadinejad.

Tem razão quem diz que os Estados Unidos não nos devem servir de modelo. Em muitas ocasiões, desde que se tornou uma potência econômica e militar, a atuação externa desse país conflitou com os valores democráticos que professa. A questão, porém, não se resume a questionar as credenciais dos Estados Unidos. O fato de tais credenciais serem questionáveis não nos libera de responder à pergunta e prestar contas sobre o lugar que valores fundamentais como a defesa dos direitos humanos terão em nossa política externa, agora que projetamos nossos interesses e nossas aspirações de poder em escala global.

Será que para sermos gigantes precisamos apequenar-nos na sustentação de valores que devem marcar a nossa identidade internacional?

DIRETOR EXECUTIVO DO iFHC, É MEMBRO DO GACINT-USP.

A tragedia educacional brasileira: os mitos africanos e indigenas

Todo mundo sabe que o Brasil possui um ensino público manifestamente ruim. Ruim é pouco. Eu diria pavoroso, em todo caso muito pior do que possamos imaginar.
Pois o governo se empenha em deixá-lo ainda pior, introduzindo suas fraudes históricas que correspondem a ideologia esclerosada dos povos africanos e indígenas como formadores do povo brasileiro. Eu diria que sim, por uma proporção mínima, marginal, insignificante, em relação a nossas origens europeias e toda a cultura europeia que nos permitiu construir um país relativamente moderno, em todo caso bem mais moderno que certos vizinhoso que tiveram, eles sim, uma carga indígena bem maior e mais forte, etnicamente, demograficamente, socialmente. No caso deles, a situação pode ser agravada com a promoção de uma falsa cultura "indigenista", que nada mais é do que uma mitologia dos povos originários que não tem mais nenhuma função na sociedade moderna, a não ser para estudos antropológicos.
Pois no caso brasileiro, o governo promove a falsidade da tradição africana (ninguém sabe o que é isso) e indígena (onde?, além dos nomes de lugares?) em lugar de cuidar do que é relevante: língua pátria, ciências e matemáticas elementares.
Vamos continuar caminhando para o brejo, seco e pantanoso, pestilento e idiota...
Paulo Roberto de Almeida

O inchaço do currículo escolar
Editorial - O Estado de S.Paulo
20 de agosto de 2010

Introduzidas no currículo do ensino médio para afirmar teses "politicamente corretas" ou em resposta a pressões ideológicas e corporativas, disciplinas como cultura indígena e cultura afro-brasileira estão agravando as distorções do sistema educacional brasileiro.

Não bastasse a dificuldade que já enfrentam para ensinar aos alunos as disciplinas básicas, como português, matemática e ciências, ao serem obrigados a lecionar disciplinas criadas com o objetivo de resgatar a "dívida histórica com a escravidão" e a "dívida social com os povos da floresta", muitos professores acabam perdendo o controle dos seus cursos, transformando-os em verdadeiros pastiches de informações ideologicamente enviesadas.

Só nos últimos três anos, emendas aprovadas pelo Congresso incluíram seis novas disciplinas na Lei de Diretrizes e Bases da Educação (LDB). Além de cultura afro-brasileira e cultura indígena, a rede escolar de ensino básico também tem de oferecer as disciplinas filosofia, sociologia, meio ambiente, regras de trânsito e direitos das crianças e dos idosos.

Tramitam ainda no Congresso centenas de projetos propondo a criação de mais "conteúdos" como esses. No levantamento que fez para sua tese de doutorado, a professora Fátima Oliveira, da Universidade Federal de Minas Gerais, constatou que só a Câmara dos Deputados recebeu 545 propostas desse tipo, entre 1995 e 2003.

O inchaço do currículo acarreta graves problemas. Compromete a adoção de novos projetos pedagógicos, obriga os professores a reduzir a carga horária das disciplinas básicas, para lecionar as novas matérias, e acarreta desperdício de recursos, pois as escolas têm de produzir material didático. Esses problemas tendem a perpetuar a má qualidade da educação básica, como deixa claro o desempenho dos estudantes brasileiros nas provas e testes internacionais de avaliação de conhecimento. Com uma alfabetização e uma formação deficientes, eles estão sempre nas últimas colocações.

Políticos, movimentos sociais e entidades engajadas defendem a introdução das novas disciplinas alegando que elas promovem a inclusão social. Segundo eles, a "escolarização" de temas sociais abriria caminho para a justiça social. Os especialistas discordam. "A escola tem de dar os fundamentos para que o aluno faça sua leitura do mundo. Não é a oferta de disciplina sobre drogas que vai garantir que o jovem se afaste do vício", diz a presidente do Conselho Nacional de Secretários da Educação, Yvelise Arcoverde.

No mesmo sentido, não são disciplinas como cultura afro-brasileira e cultura indígena que vão reduzir as disparidades de renda. Como tem sido evidenciado pelas recentes e bem-sucedidas experiências de países como a Coreia do Sul e a Índia, só a formação básica de qualidade garante a redução da pobreza e assegura o capital humano necessário a uma economia capaz de ocupar espaços cada vez maiores no mercado mundial. "Cada vez mais se está entulhando coisas nos currículos, por meio de emendas na LDB", afirma a pesquisadora Paula Lozano, da Fundação Lemann. "São tantas emendas que se torna impossível montar um currículo", argumenta Mauro Aguiar, do Colégio Bandeirantes.

Em vez de ser objeto de decisão legislativa, a organização do currículo escolar deveria ficar a cargo de órgãos técnicos e as redes escolares deveriam ter autonomia para definir os conteúdos pedagógicos que consideram necessários à formação de seus alunos. Defendendo essa tese e se empenhando para evitar o desfiguramento do ensino básico, alguns colégios particulares decidiram fazer lobby para desbastar os currículos. A ideia é que as novas disciplinas sejam lecionadas como parte das disciplinas básicas, sem necessidade de aulas exclusivas para os chamados temas sociais.

A iniciativa parece estar dando certo. Em São Paulo, por exemplo, o Conselho Estadual de Educação acaba de emitir um parecer permitindo que os conteúdos de filosofia e sociologia sejam dados dentro de outras disciplinas - como história. É um exemplo a ser seguido pelos outros Estados.

sábado, 21 de agosto de 2010

Os embromadores de sempre, em busca de eleitores inocentes...

Infantilismo e controle
MERVAL PEREIRA
O GLOBO, 21/08/10

A infantilização do eleitorado brasileiro denunciada pela candidata do Partido Verde, Marina Silva, é um dos sustentáculos da alta popularidade do presidente Lula. E a campanha eleitoral vai se desenrolando de acordo com os planos desenhados por ele à imagem e semelhança do seu governo, praticando o que talvez seja o maior mal que esteja fazendo ao país: a esterilização da política.

O controle dos partidos através da distribuição de cargos e de métodos mais radicais como o mensalão neutraliza a ação congressual, permitindo a formação de uma aliança política tão heterogênea quanto amorfa, com partidos que em comum têm apenas o apetite pelos benefícios que possam obter apoiando o governo da ocasião.

A quase unanimidade a favor se deve também ao assistencialismo e à cooptação dos “movimentos sociais”, de um lado, e de outro a uma política econômica que aumenta os gastos com juros, Previdência e programas assistenciais.

Uma frente que tem, num extremo, o setor financeiro e, no outro, os mais pobres, numa estranha aliança dos rentistas do Bolsa Família com os rentistas financeiros.

O pragmatismo que rege essa maneira de fazer política fez com que o PT engolisse a candidata oficial, tirada da cartola do ilusionista Lula e literalmente maquiada pela equipe de marqueteiros, que vende ao eleitorado uma persona política tão falsa quanto a favela cenográfica do programa de estreia do candidato do PSDB.

A ex-guerrilheira, durona e de trato difícil, transformouse em tempo real numa senhora simpática que quer se tornar “a mãe” do Brasil.

O governo Lula vem acelerando sua transformação, neste segundo mandato, na direção de um Estado nacionalista, populista e patrimonialista, dependente cada vez mais da vontade do líder carismático, que não aceita os limites da lei, muito menos críticas. E se considera “o pai” do “seu” povo.

A autoestima exagerada provoca sentimento de onipotência que faz o seu possuidor acreditar estar acima das regras que o constrangem.

Na política, pode produzir ditadores ou, no nosso caso, uma versão pós-moderna do caudilhismo latino-americano, que o ex-presidente Fernando Henrique Cardoso definiu como um “subperonismo lulista”.

Essa geleia geral que hoje apoia a candidatura oficial pode ter o mesmo destino do peronismo argentino na era pós-Lula que se avizinha, com diversos grupos disputando o espólio político do lulismo.

E Lula, fora do governo, querendo controlar os cordéis de seu fantoche.

Ao mesmo tempo em que aprofunda suas críticas aos órgãos fiscalizadores do Estado, como o Ibama, o Tribunal de Contas da União (TCU) ou até mesmo o Tribunal Superior Eleitoral (TSE), tentando constrangê-los, o presidente Lula insiste na tentativa de neutralizar os veículos da grande imprensa, no pressuposto de que, com sua imensa popularidade, pode controlar a opinião pública.

Não é suficiente uma nota oficial para garantir a liberdade de expressão, quando há tentativas concretas, desde o início do governo, de “democratizar” os meios de informação, uma ideia recorrente que vem sendo derrotada desde que primeiramente foi oferecida a debate, com a proposta de criação de um Conselho Nacional de Jornalismo, que fiscalizaria os jornalistas para evitar “desvios éticos”.

Ela ressuscitou com a aprovação, na Conferência Nacional da Comunicação (Confecon), de um Observatório Nacional de Mídia e Direitos Humanos para monitorar a “mídia” e é similar à proposta contida no Programa Nacional de Direitos Humanos de punir os órgãos de comunicação que transgredirem normas a serem ditadas por um conselho governamental.

A questão é que, quando o governo fala em democracia, não está se referindo aos regimes em vigor no mundo ocidental, mas aos regimes bolivarianos gerados a partir do autoritarismo chavista na Venezuela, onde Lula acha que há “democracia até demais”.

Não é simples coincidência que tanto lá quanto na Argentina dos Kirchner os meios de comunicação são perseguidos ou coagidos com base em legislações nascidas de poderes cada vez menos democráticos.

E também não é mera coincidência que esses regimes esquerdistas da América do Sul tenham sua gênese no Foro de São Paulo, uma reunião da esquerda da América Latina que Lula e Fidel Castro organizaram em 1990 para o estabelecimento de uma estratégia comum, na definição do próprio Lula em discurso.

O problema é que o Foro de São Paulo abrigava na sua fundação não apenas partidos políticos de vários matizes da esquerda, mas também organizações guerrilheiras como as Forças Armadas Revolucionárias da Colômbia (Farcs) ou a Unidade Revolucionária Nacional Guatemalteca (UNRG), consideradas terroristas, acusadas de tráfico de drogas e outras atividades criminosas.

Negar a relação do PT com as Farcs é imaginar que não existam registros confirmando, como uma entrevista de Raul Reys, o número dois das Farcs que morreu recentemente em confronto com o exército da Colômbia, contando como conheceu Lula num desses encontros.

As Farcs classificaram certa vez em nota oficial o Foro de São Paulo como “uma trincheira onde podemos encontrar os revolucionários de diferentes tendências, e diferentes manifestações de luta e de partidos (...)”.

A continuidade dessa política de aparelhamento do Estado é o que está em jogo nestas eleições, e é por isso que o presidente Lula está tão empenhado em vencêlas, e não apenas elegendo sua candidata à Presidência da República.

A estratégia de tentar influenciar a eleição do Congresso, sobretudo a do Senado, tem por trás o desejo de abrir caminho para aprovar legislação que aumente o controle do governo sobre o Estado brasileiro e, eventualmente, sobre a sociedade, através da “democracia direta”, à base de plebiscitos.

Postagem em destaque

Livro Marxismo e Socialismo finalmente disponível - Paulo Roberto de Almeida

Meu mais recente livro – que não tem nada a ver com o governo atual ou com sua diplomacia esquizofrênica, já vou logo avisando – ficou final...