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Este blog trata basicamente de ideias, se possível inteligentes, para pessoas inteligentes. Ele também se ocupa de ideias aplicadas à política, em especial à política econômica. Ele constitui uma tentativa de manter um pensamento crítico e independente sobre livros, sobre questões culturais em geral, focando numa discussão bem informada sobre temas de relações internacionais e de política externa do Brasil. Para meus livros e ensaios ver o website: www.pralmeida.org. Para a maior parte de meus textos, ver minha página na plataforma Academia.edu, link: https://itamaraty.academia.edu/PauloRobertodeAlmeida.

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sexta-feira, 29 de maio de 2015

Politica Externa de Macondo, II: versao publicada em La Jornada

Retomando a postagem anterior, esta é a versão editada da entrevista macondiana.
A comparar com o original (mas acho que o jornalista fez um grande esforço de editing...).
Paulo Roberto de Almeida

Dilma Rousseff: México, vital para la unidad latinoamericana
Entrevista / Presidenta da República
Darío Pignotti
Especial para La Jornada
La Jornada (México), 24 de mayo de 2015

La presidenta comienza este lunes una visita de Estado
Es tiempo de recuperar vínculos, después del distanciamiento por el apoyo de Vicente Fox al ALCA, dice
Explica a La Jornada el deshielo con Obama, la relación EU-Cuba y el arresto y prisión de su juventud

Brasilia. Pocos días después de haber recibido al premier chino, con quien acordó construir un ferrocarril interoceánico, crucial para el eje Brasilia-Pekín, visto con recelo por Washington, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se apresta a iniciar este lunes su primera visita de Estado a México, donde la aguardan numerosos encuentros oficiales, después de los cuales espera hacerse un hueco para ver los murales de Diego Rivera, y averiguar si hay alguna muestra de Remedios Varo.
Rousseff conoce de artes plásticas desde que asumió la Presidencia; en 2011 organizó muestras de la pintora modernista brasileña Tarsilia de Amaral y del renacentista italiano Michelangelo Caravaggio.
Durante la entrevista con La Jornada habló destalladamente de dos obras del también modernista brasileño Emiliano Di Cavalcanti, que ornamentan la residencial oficial, el Palacio de Alvorada.
Además de la pintura, la defensa de la soberanía petrolera es otro tema que apasiona a esta mujer sin medias tintas, que está estrenando su segundo mandato para el cual fue elegida en octubre del año pasado.
Se trata del cuarto gobierno consecutivo del Partido de los Trabajadores, los dos primeros (entre 2003 y 2011) a cargo del legendario Luiz Inacio Lula da Silva.
Dilma y Lula –aquí a los presidentes se les llama por el nombre de pila– se reunieron el viernes por la tarde en Brasilia, seguramente para abordar la coyuntura política agitada a raíz de las intrigas desestabilizadoras urdidas por el Partido de la Socialdemocracia Brasileña y el conglomerado de medios Globo, que se afianzó como grupo dominante gracias a los favores prestados a la dictadura militar (1964-1985), que encarceló y torturó a la hoy presidenta.
Ocurre que las elites políticas y mediáticas buscan restaurar el ciclo neoliberal y para ello necesitan acabar con los programas sociales, el nacionalismo petrolero (pivote de la crisis actual) y la diplomacia independiente de Washington, tanto como volcada hacia América Latina.

LJ: ¿El viaje a México consolida la opción por Latinoamérica?
PR: Una de las cosas que me impactaron mucho de México, en 1982 cuando hice mi primer viaje, fue ver una reproducción de la ciudad indígena anterior a la Conquista, en la que había un sistema de abastecimiento de agua que en aquel momento no había en Europa.
“Cuando realicé aquel viaje Brasil vivía de espaldas a América Latina y sólo miraba hacia Estados Unidos y Europa, y eso se traducía en la política externa; no digo que no debemos relacionarnos con estadunidenses y europeos, pero sostengo que nuestra política externa ha cambiado (en los pasados 12 años) respecto del modelo anterior.
“Tenemos un compromiso con América Latina, con la que existe identidad cultural.
“Por cierto, también miramos a África porque ese continente tiene mucha importancia en la formación del hombre y la mujer brasileños, y de la nación brasileña (millones de africanos llegaron como esclavos durante el imperio portugués).
“Ahora creo que es el momento histórico de estrechar las relaciones entre América del Sur y México, una de las naciones más ricas en lo cultural y lo económico; una gran nación latinoamericana ubicada en el hemisferio norte.
Es una relación que interesa a Brasil porque tenemos conciencia de la importancia que tiene México para la unidad latinoamericana. Unidad que debe darse respetando las diferencias entre los países.
No al ALCA
A partir de la Cumbre de las Américas de 2005, en Mar del Plata, se hizo más claro el distanciamiento entre México y parte de Sudamérica debido al apoyo de Vicente Fox al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), proyecto rechazado de plano por la troika que formaron Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula.

LJ: ¿Su viaje es el rencuentro entre Brasil y México?
PR: Creo que mi viaje abre un nuevo capítulo en nuestras relaciones. Cuando recibí al presidente Enrique Peña Nieto, él vino poco después de ser electo, coincidimos en que para Brasil era fundamental aproximarse a México y para ellos era fundamental aproximarse a Brasil. Y que era fundamental para toda nuestra región que esto ocurra.
“Estoy convencida que los dos países se beneficiarán en lo económico y comercial, y creo que el acuerdo automotriz en vigor ha sido un paso importante. Ese acuerdo muestra cuál es el camino a seguir, y que es posible firmar otros.
“Tengo la convicción de que esta conveniencia es mutua, y creo que el presidente Peña Nieto opina lo mismo.
“Hay personas que consideran que las economías de Brasil y México compiten entre sí; creo que esa es una visión equivocada, nuestras economías son complementarias.
“Nuestros países representan los dos mayores mercados de América Latina, y es importante que México pueda hacer más inversiones en Brasil y viceversa.
“Somos el segundo destino de inversiones directas mexicanas, sólo nos supera Estados Unidos; esto quiere decir que hay una rueda que está girando y que favorece la integración.
“Me alegró saber que la empresa brasileña Braskem formará una sociedad con la mexicana Idesa para crear un polo petroquímico.
“Considero que nuestros países están en condiciones de hacer acuerdos a partir de la complementariedad de la cadena productiva, producir una parte acá y otra allá.
Esto puede ocurir en la industria naval, en la cadena de gas y petróleo, donde México tiene Pemex, y Brasil tiene a Petrobras, empresas que tienen modelos regulatorios similares.

LJ: Podemos hablar entonces de un vínculo sólido, ¿surge el eje mariachi-bossa nova?
PR: Puede llamarlo mariachi-bossa nova. No, mejor vamos a llamarlo eje tequila y caipirinha (riendo).

LJ: ¿Es posible un acuerdo Pemex-Petrobras?
PR: Siempre considero que es posible, y ya hubo un acuerdo en 2005, en vigor, que es el Convenio General de Colaboración Científica, Técnica y de Entrenamiento.
“Petrobras es una empresa con acciones cotizadas en las bolsas de valores (Nueva York y San Paulo) y Pemex está adoptando un marco regulatorio similar.
Podemos actuar en el plano de las inversiones, en la cadena de proveedores donde nosotros podemos participar porque en Brasil tenemos astilleros.

LJ: ¿Pemex podría explotar petróleo de Brasil?
PR: Claro que puede, igual que cualquier otra empresa extranjera.

LJ: ¿Brasil está interesado en ello?
PR: Lógico, no tenga duda de que es así. Creo que esto también será conveniente para Petrobras porque cuenta con tecnología de exploración en aguas ultraprofundas.

LJ: Pero Pemex no participó en las subastas de grandes pozos en la zona de pre-sal (aguas profundas).
PR: No participó porque decidió no hacerlo en ese momento. Pero nosotros veríamos con inmensa simpatía que vengan ahora. Pemex es una de las mayores empresas nacionales de petróleo del mundo. Es una empresa muy bien conceptuada, respaldada por el pueblo mexicano.
“Le cuento una historia: en Brasil hubo un escritor y cronista de futbol, Nelson Rodrigues, que cuando se refería a la selección decía que era la patria verdeamarilla con botines de futbol.
En forma análoga, Petrobras es una empresa querida por el pueblo brasileño, para mí es tan importante para Brasil como la selección de futbol, y creo que en México ocurre algo parecido con Pemex, desde que el gran presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó los hidrocarburos en los años 30.
Deshielo con Obama
En septiembre de 2013, al saber que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) había robado informaciones de su gobierno y de Petrobras, Dilma plantó cara ante Barack Obama: le exigió explicaciones sobre las operaciones de la agencia y rechazó una invitación para realizar una visita de Estado a Washington. El hielo entre Brasilia y Washington sólo se rompería en abril de este año, durante la Cumbre de las Américas de Panamá, cuando los mandatarios dejaron atrás sus divergencias y acordaron volver a encontrarse dentro de un mes en la Casa Blanca.

LJ: ¿Usted quedó conforme con las explicaciones de Obama sobre las maniobras de la NSA?
PR: La NSA investigó de forma ilegal sobre Petrobras y el gobierno brasileño, con el pretexto de que lo hacía debido a la amenaza terrorista después de los ataques del 11 septiembre de 2001.
“Luego se supo que también ocurrió algo parecido con el gobierno de Alemania, gobierno junto al cual hicimos una presentación en la Organización de Naciones Unidas (ONU).
“Frente a esas circunstancias el presidente Obama adoptó varias resoluciones, entre ellas la que determinó que no corresponde espiar a países amigos.
Ellos, Estados Unidos, nos dijeron que a partir de entonces nunca más ocurrió aquello (espionaje ilegal contra Brasil).

LJ: Entonces, ¿ese asunto está concluido?
PR: Para nosotros está concluido.Creo que el gobierno de Obama tomó las medidas pertinentes dentro de sus atribuciones. Esa es nuestra convicción.

LJ: ¿Es constructivo el acercamiento entre Washington-La Habana iniciado en Panamá hace un mes?
PR: Para mí fue una de las grandes iniciativas tomadas en los años recientes, primero porque cierra la guerra fría en nuestro continente. Queremos que esto se profundice y lleve al fin completo del embargo contra Cuba, algo que no depende del Poder Ejecutivo estadunidense, sino del Congreso.
Brasil financió el mayor puerto de aguas profundas de Cuba, el de Mariel (inaugurado por Dilma y Raúl Castro en 2014). La oposición brasileña era completamente cáustica a ese financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

LJ: Por tanto, ¿la política del BNDES fue correcta pese a las críticas de la derecha?
PR: Esa política no fue del BNDES, fue del gobierno brasileño; el BNDES es un banco controlado ciento por ciento por el gobierno. Nosotros consideramos que el proceso de relaciones democráticas en Cuba pasa por apostar en la apertura, en la inversión y en la apertura de la relación comercial entre Estados Unidos y Cuba.
“El embargo no lleva a nada; después de más de medio siglo no llevó a nada.
“Creo que Estados Unidos dio un paso extremadamente feliz, estratégico para América Latina.
“Y digo más. Creo que el presidente Obama dio ese paso con mucho coraje y que esto no vuelve hacia atrás; la rueda de la historia no retrocede, creo que ahora va a haber inversiones en Cuba.
“Cuba es un país especial para nosotros los latinoamericanos, y sé que para los mexicanos más aún.
Ahora bien, todo esto que pasó entre Estados Unidos y Cuba no fue sólo por mérito de ellos; en este sentido me gustaría hablar un poco del papa Francisco, ¿puedo hacerlo?
Por supuesto.
Quiero decir que el papa Francisco tuvo un papel fundamental, porque además de ser jefe de la Iglesia católica, apostólica y romana, él fue alguien con el discernimiento necesario para percibir que si había algo importante para los pueblos de este hemisferio, para el de Cuba en especial, era esa retomada de las relaciones.
Sin cambiar de lado
Son cerca de las 18.30 horas del viernes. La entrevista iba a ser de 40 minutos y han transcurrido más de 70 y no hay señales de que concluya. Dilma habla de sus tres años presa por haber enfrentado con las armas a la dictadura y de su balance de aquella opción política.
“Conversé mucho de esto con el presidente Mujica; no nos arrepentimos de nada, claro que es necesario entender cuáles eran las circunstancias políticas en aquellos años (fines de la década del 60 y principios de los 70). Condiciones que nos llevaron a actuar como actuamos (lucha armada); se trata de una situación que ya no existe ahora. Eso es lo primero.
“Lo segundo es que uno cambia, pero uno no cambia de lado.
“Años después uno ve que se cometieron equívocos; hay cosas que son fruto de la juventud, pero ahora no voy a ponerme en contra de lo que fui durante en mi juventud.
“Y nunca olvidé lo que me ocurrió, mi vida está incuestionablemente marcada por aquello.
“Una vez fui a testificar en el Congreso y alguien (un senador derechista) me dijo que yo había mentido durante las sesiones de tortura.
“Y es bueno que lo haya hecho, porque si uno dice la verdad durante la sesión de tortura uno entrega compañeros, a sus amigos.
“Yo no critico al que habló bajo la tortura. En las sesiones a uno le decían: ‘si hablas yo paro de torturarte’, y esto desata una lucha interna, uno tiene que aguantar y no hablar. Cada uno encuentra fuerzas dentro sí, para eso hay que tener convicciones. No digo que el que aguantó es un héroe, nadie es héroe.
“Durante los días que pasé bajo tortura yo me engañaba a mí misma para resistir; me decía a mí misma: ‘ahora ellos van a volver’, para estar preparada. Y al final ellos (los represores) volvían, me colgaban en el pau de arara, me daban un shock (de picana eléctrica).
¿Cuál es la estrategia para resistir? Primero no hay que pensar, hay que hacer casi un ejercicio de meditación sacándose todo de su cabeza y así uno no se corroe por el miedo. El miedo está dentro de nosotros. El dolor humilla, degrada. Resistir es difícil.

LJ: Si usted resistió aquello, ¿ahora podrá soportar tranquilamente las presiones de la derecha contra su gobierno?
PR: Son mucho más fáciles de soportar. No quiero decir que sean facilísimas, o que no sean irrelevantes. Lo difícil fue resistir aquello, y cuando uno resiste no se torna héroe, se torna gente.

LJ: O se torna presidenta.
PR: Sería mejor llegar a la Presidencia de la República sin tener que pasar por la tortura (riendo).

sexta-feira, 24 de outubro de 2014

O que poderia ter sido: o primeiro discurso da Presidente em 2011 - Paulo Roberto de Almeida

Não custa imaginar...
Paulo Roberto de Almeida


 [20/01/2011]
Brasileiras e brasileiros,
Estou desde o dia 2 de janeiro no comando efetivo do país e esta é a primeira vez que eu tenho a honra e a oportunidade de me dirigir diretamente a vocês. Meu discurso de vitória, no dia 31 de outubro de 2010, e o de investidura no cargo, no Congresso Nacional, em 1o. de janeiro de 2011, trouxeram a vocês o que eu poderia dizer, respeitando as formalidades dessas ocasiões cerimoniosas, numa linguagem politicamente correta, feita com base em subsídios preparados por meus assessores de campanha. Agora pretendo ser menos cerimoniosa, dirigindo-me diretamente a vocês, neste primeiro pronunciamento público, que pretendo seja o mais franco e aberto possível. Em primeiro lugar, vou pedir para cessar essa “coisa” de me chamar de presidenta: meu feminismo não chega a esse ridículo de feminizar todos os cargos existentes na Nação; daqui a pouco, algum assessor subserviente vai querer me chamar de chefa de Estado, de governanta, ou de coisas piores...

Brasileiras e brasileiros, ou vice-versa,
Desejo falar a vocês, de coração aberto, sobre os problemas do Brasil; quero propor, com a franqueza e a sinceridade possíveis, algumas soluções que antevejo aos nossos mais angustiantes problemas, falar das dificuldades que o Brasil enfrenta como resultado de várias heranças malditas, e não apenas daquelas normalmente apontadas com alguma má fé e muita enganação. Vou transmitir meus sentimentos, partilhar com vocês minha percepção dos problemas e antecipar algumas linhas gerais dos caminhos que pretendo trilhar para construirmos um Brasil melhor e mais solidário.
Para isso vou precisar da compreensão, da participação e da colaboração de todos os brasileiros e brasileiras, além e acima dos partidos e líderes políticos com que conta nosso sistema representativo, certamente não o melhor possível, mas o que nos foi possível construir ao longo das últimas três décadas de consolidação democrática. Nas iniciativas mais relevantes espero contar, isso é óbvio, com o apoio do Congresso, na missão indispensável de fazer passar as reformas indispensáveis ao progresso da Nação e à prosperidade de seus cidadãos. Pois bem, vamos ao que interessa sem mais delongas.

Brasileiros e brasileiras, em qualquer ordem,
Todo nós, mesmo os da oposição, somos capazes de reconhecer, sinceramente, que a vida melhorou sensivelmente para a maior parte dos brasileiros, sobretudo os mais humildes, nos últimos oito anos. Mas muito ainda resta a ser feito para que essas melhorias se transformem em prosperidade permanente para o povo, e não sejam apenas um alívio temporário derivado do crescimento econômico mundial, das transferências governamentais, a exemplo do Bolsa-Família, e dos aumentos reais do salário mínimo ou do crédito ao consumidor. Todos esses mecanismos possuem limites materiais, nos quadros de uma economia “normal”, isto é, não inflacionária, caso no qual essas conquistas se dariam um preço insuportável sobre os mais pobres, sob a forma de erosão do poder de compra ou de mais impostos um pouco adiante.
Todos sabem reconhecer, também, que muito ainda resta a ser feito nos terrenos da saúde, da infraestrutura, do saneamento básico, da educação e da segurança cidadã, sem mencionar os problemas da corrupção, sempre presente, e da criação de um bom ambiente de negócios, sem o qual nossos empresários não poderão produzir para os nossos cidadãos e competir num mundo globalizado como o de hoje.
Todos sabem, igualmente, que eu me comprometi, formalmente, com a erradicação da pobreza no Brasil. Sei que é uma promessa exagerada, e talvez eu devesse ter proposto a eliminação da miséria extrema, ou uma redução significativa da pobreza, que são objetivos mais razoáveis. Enfim, seja qual for o resultado final, vou me engajar resolutamente na tarefa, mesmo reconhecendo que se trata de um objetivo ambicioso demais, mesmo em quatro anos de mandato.
Sei que o Estado brasileiro, por maior que seja – e ele já é “muuuiuto” grande, reconheço – não é capaz, sozinho, de realizar essa tarefa grandiosa, que deve envolver toda a sociedade, a começar pelos empresários. Sendo assim, talvez fosse melhor deixar a sociedade resolver o problema por ela mesma, e isso por uma razão muito simples: se o Estado tiver de coletar os recursos na sociedade para tal tarefa – e todos vocês sabem que o Estado não produz rigorosamente nada – ele sempre vai cobrar um pedágio na entrada e na saída do dinheiro para resolver o problema da pobreza, pois esse é o preço da burocracia estatal. Bem melhor, nesse caso, deixar todo o dinheiro com a sociedade, com os próprios indivíduos e as famílias, para que eles descubram as melhores formas de gastá-lo, eventualmente pela realização de novos investimentos produtivos, que criam empregos, renda e riqueza. Essa é a minha visão do mundo.
Infelizmente – e nisso eu sou obrigada a discordar da maior parte de meus colegas de partido – ainda não inventaram nada melhor do que a livre iniciativa e a economia dos mercados livres para criar prosperidade social. Isso não é uma opinião: basta vocês olharem o mundo para constatar que as sociedades mais livres são também as mais ricas; essa lição eu aprendi, depois de muitos percalços na vida.
Por isso, e para isso, estou disposta a liberar as energias criativas dos brasileiros, dos empreendedores, dos investidores nacionais e estrangeiros, facilitando ao máximo seus negócios, e taxando ao mínimo seus fatores produtivos, assim como seus ganhos, que são a justa remuneração pelos riscos incorridos em suas atividades. A reforma tributária que eu pretendo implementar vai reduzir na máxima extensão possível o peso sobre o emprego – ou seja, sobre o trabalho – e sobre a renda, inclusive o lucro dos empresários, que deve transformar-se em novos investimentos. A tributação deve incidir sobretudo sobre o consumo, de preferência o chamado consumo conspícuo, não o consumo dos mais pobres, ainda que mais numerosos.
Em linha com essa intenção, caras brasileiras e brasileiros, pretendo operar uma redução drástica da máquina do Estado. Com um gabinete composto de 37 ou 40 ministros, secretários de Estado e assessores diretos, mesmo que eu quisesse seria impossível despachar com cada um dos titulares dos tentaculares serviços da administração federal central, mesmo que eu recebesse cada um deles continuamente ao longo de uma semana inteira. Como eu pretendo seguir o trabalho de meus ministros com a atenção que eles merecem, vou reduzir o número de ministérios ao total concebido originalmente para a Esplanada dos Ministérios: não mais do que duas dezenas, de preferência menos do que isso. Esperem novidades nessa frente.
Aliás, vou começar imediatamente, suprimindo o ministério da propaganda, também conhecido como Secretaria de Comunicação de Governo. Nenhum governo sensato e responsável necessita fazer propaganda; tampouco é preciso de um ministério inteiro para se comunicar com a sociedade: para isso, o governo já tem porta-voz. Quanto ao resto, ou seja, os ministérios que sobrarem, incluindo a presidência da República, não há o que se preocupar: basta disponibilizar as informações relevantes que tiverem, que a imprensa séria, aquela que não precisa de gorjeta para existir ou se comunicar com a sociedade, divulgará gratuitamente, na exata medida do interesse público que elas realmente tiverem. Chega de propaganda: com isso, vou fazer as economias necessárias para aplicar em saúde e educação.

Justamente, passo agora à educação, pois ela me parece – parece não, é! – a questão chave para se obter crescimento da renda, eliminação da pobreza e redução das desigualdades. Estou plenamente consciente de que o Brasil, em lugar de avançar, só recuou nas últimas décadas, e isso desde antes do regime militar, que, a despeito de ter feito muito pela formação pós-graduada, deixou praticamente abandonados os dois primeiros ciclos de ensino público. As gerações seguintes não souberam corrigir o problema, provavelmente por causa da ampliação democratizante das oportunidades de ensino, mas certamente também por erros de concepção na formulação e implementação dos parâmetros curriculares. Durante anos, ou até hoje, se ouso dizer, nossas orientações didáticas ficaram entregues à influência nefasta de uma tal de “pedagogia do oprimido”, uma coleção de bobagens pretensamente educativas, mas que apenas serviram para atrasar a educação no Brasil, criando uma viciosa divisão da sociedade em classes, como se houvesse uma luta inevitável entre elas.
Pior ainda que essa perniciosa pedagogia do atraso, alegadamente maoísta (quando os próprios chineses abandonaram esse tipo de estupidez há muito tempo), é o sindicalismo exacerbado, de baixa extração, que prevalece para a categoria dos professores: recheado de profissionais das reivindicações salariais, sem qualquer compromisso com a qualidade do ensino, focados num isonomismo doentio que impede o reconhecimento do mérito individual na avaliação do desempenho dos professores e que cuida apenas dos seus direitos, jamais de suas obrigações. Sei que será muito difícil corrigir as deformações da educação brasileira e confesso até que considero tomar a iniciativa de iniciar uma carreira paralela para o professorado, sem as falsas garantias da estabilidade, mas com níveis de remuneração compatíveis com as responsabilidades do cargo, proporcionais ao desempenho efetivo nas salas de aula.
Essa questão da estabilidade dos funcionários públicos, aliás, é uma das pragas do sistema político brasileiro. Não se trata exatamente de uma jabuticaba – pois existe também em outros países em decadência progressiva – mas de um peso crescente que a parte da sociedade que trabalha e paga impostos (mas sem dispor dos privilégios da aposentadoria pública) suporta com cada vez menor paciência. Tenho plena consciência, também, de que o peso do Estado já representa um problema para o Brasil e os brasileiros: de promotor do desenvolvimento, que ele foi décadas atrás, o Estado se tornou um obstrutor do crescimento econômico, pela despoupança que ele provoca ao retirar recursos privados que de outra forma serviriam a novos investimentos, pela enorme carga tributária e pela irracionalidade dos sistemas de arrecadação, que além de seus males declaratórios, costumam ser cumulativos e incidir sobre os mais pobres.
Acho que já está na hora de reduzir o peso do Estado; isso tem de ser feito de alguma forma. Como também sei que não existe entendimento possível entre todos os entes federativos sobre a estrutura tributária ideal, uma que contemple todos os interesses em causa (e que até aumente as receitas, segundo alguns), proponho uma fórmula mais simples e equânime: todos os impostos, sem exceção – o que compreende também as muitas contribuições exclusivas do governo central – serão incluídos num programa de redução automática, progressiva e calendarizada de todas as suas alíquotas básicas, eliminando pelo menos um terço do que essa arrecadação representa hoje como extração compulsória dos recursos legítimos dos cidadãos e das empresas.
Minha intenção é fazer com que, em uma década e meia aproximadamente, cortando poucos pontos percentuais por ano, ou a cada semestre, a carga fiscal total seja trazida dos atuais 2/5 da renda nacional – sim, estamos a 38% do PIB, caminhando para 40% – para menos de 30% da riqueza nacional, valor que deveria ser o máximo admissível para um país como o Brasil. Dessa forma, tratando todo mundo igual, e colocando essa meta num prazo de 15 anos, estados e municípios não poderão reclamar de um corte de impostos drástico ou desequilibrado; eles irão adaptar-se progressivamente à redução gradual de receitas. Na verdade, a experiência histórica ensina que quando se reduzem os impostos, a arrecadação aumenta, pois as pessoas e empresas ficam menos propensas a evitar ou elidir os impostos quando eles são percebidos como menos perversos ao terem suas alíquotas reduzidas.
Quando esse processo for iniciado, e todos se engajarem nele, trataremos de fazer os ajustes necessários no sentido de se reduzir a carga tributária sobre os extratos de baixa renda – o que não é difícil, bastando taxar menos os produtos de consumo popular – bem como sobre o capital e o trabalho, para estimular o emprego e os investimentos.

Brasileiras e brasileiros,
Eu tenho muitas propostas a fazer a vocês, e ao Congresso, neste quadriênio que agora tem início de verdade, e as farei sem arroubos, sem a pretensão de monopolizar a verdade, apenas e tão somente com a intenção de continuar um processo de reformas que teve início duas décadas atrás e que foi momentaneamente interrompido por razões que não cabe agora abordar. Nunca, neste país, deveríamos ter abandonado o caminho das reformas, sobretudo as que foram feitas em termos de estabilização e de modernização do Estado; não pretendo amarrar o país às fantasias estatizantes de um passado que não volta mais. Temos de olhar para a frente, saber o que de melhor está sendo feito em outros continentes e adaptar essas lições de crescimento rápido às nossas próprias necessidades, não ficar cultivando o dirigismo caduco que vigorou durante muito tempo, e que ainda parece ser cultivado em certos países da região. Não existem obstáculos técnicos para isso, nem os recursos para os investimentos produtivos fazem falta, pois há abundância de liquidez no mundo. O que nos atrapalha, e bastante, é a mentalidade atrasada de certos líderes políticos, em total descompasso com a abertura da sociedade às mudanças e inovações.
Estou pronta a fazer a minha parte, e espero receber a ajuda de todos vocês, independente de partidos e de escolas econômicas. O que interessa é o progresso do Brasil e a prosperidade das brasileiras e brasileiros, como vocês.
Conto com vocês, para enfrentar esses enormes desafios.
Obrigada.
Presidente Dilma Rousseff

Com a ajuda (involuntária, mas deliberada) de
Paulo Roberto de Almeida
[Brasília, 20 de janeiro de 2011.]

domingo, 2 de março de 2014

Stanislaw Ponte Preta, again, and again - revista Veja

Dilma toca o samba da diplomacia doida
Em Bruxelas, a presidente demonstra o que os europeus podem esperar do Brasil em relação a um acordo comercial: frases sem nexo e um mundo fantasioso
Duda Teixeira

Dilma Rousseff discursa na VII Cúpula entre Brasil e União Europeia, em Bruxelas: pobre do tradutor simultâneo 

Cinco frases sem sentido do discurso de Dilma:
"A Zona Franca de Manaus, ela está numa região. Ela é o centro dela porque ela é a capital da Amazônia."
"Ela (Zona Franca) evita o desmatamento, que é altamente lucrativo — derrubar árvores plantadas pela natureza é altamente lucrativo."
"Os homens não são virtuosos, ou seja, nós não podemos exigir da humanidade a virtude, porque ela não é virtuosa, mas alguns homens e mulheres são, e por isso é que as instituições têm que ser virtuosas."
"Queria destacar a importância da ligação entre o Brasil e a Europa por cabos de fibra óptica submarinos. A ligação com a Europa significa uma diversificação das conexões que o Brasil tem com o resto do mundo."
"Nós consideramos como estratégica essa relação, até por isso fizemos essa parceria estratégica."

"Este é o samba do crioulo doido." Assim começa a música de Sérgio Porto, o Stanislaw Ponte Preta (1923-1968), sobre um certo compositor que obedecia ao regulamento e só fazia canções sobre a história do Brasil. Quando escolheram um tema complicado, a “atual conjuntura”, o compositor endoidou. Tiradentes falou com Anchieta, aliou-se a dom Pedro e da união deles foi proclamada a escravidão. Na diversão do Carnaval, a ausência da lógica garante a alegria dos foliões que querem distância de qualquer assunto chato. Em reuniões diplomáticas internacionais, porém, é um desastre quando um governante toma esse tipo de liberdade com o idioma, com a história, a geografia e a lógica. Em seu discurso na segun­da-feira 24, na VII Cúpula Brasil-Europa, em Bruxelas, a presidente Dilma Rousseff protagonizou um desses momentos constrangedores para ela e, como representante do Brasil, para todos os brasileiros. Dilma se disse satisfeita por estar presente na VI Cúpula. O fato de a presidente errar a edição do evento do qual estava participando foi o menor dos deslizes do dia. Depois disso, nossa chefe de Estado deu muito trabalho ao tradutor simultâneo e ao responsável pelas transcrições dos discursos da presidente no blog do Planalto.
A viagem a Bruxelas tinha o objetivo de fazer avançar as negociações para a assinatura de um acordo de li­vre-comércio. Para o Brasil, o assunto é do máximo interesse. As exportações brasileiras para o bloco poderiam aumentar em 12% com o tratado. Preso às amarras ideológicas do Mercosul bolivariano, contudo, o Brasil não conseguiu costurar até agora um único acordo comercial com um parceiro de peso. Quem manda no Mercosul são Venezuela e Argentina. Afogados nos próprios e monumentais erros de gestão ruinosa, esses dois países tragam os demais para seu buraco negro isolacionista e xenófobo. O Brasil não tem força para se impor e vai a reboque. Enquanto isso, as nações viáveis da região se uniram em torno da Aliança do Pacífico, a área de liv­re-comércio formada por Chile, Colômbia, México e Peru. São eles os novos tigres da economia s­ul-a­mericana. O Brasil, mais uma vez, perdeu a chance de liderar a região no rumo certo. “Isso põe em risco o futuro das exportações da indústria brasileira, que também enfrenta dificuldades tributárias, cambiais e logísticas”, diz o economista Roberto Giannetti da Fonseca, da Kaduna Consult.


(Para ler a continuação dessa reportagem compre a edição desta semana de VEJA no IBA, no tablet, no iPhone ou nas bancas)

terça-feira, 10 de julho de 2012

Itamaraty; o minueto do poder, com todas as suas voltas...




Esvaziado, Itamaraty passa por teste de fogo
Crise no Mercosul é primeiro grande desafio regional do ministro Patriota, que enfrenta falta de sincronia com Dilma; Fontes em Washington, Brasília e Genebra veem redução da estatura do Brasil em debates e da projeção global do país
Folha de S.Paulo, 9 de julho de 2012 
LUCIANA COELHO, DE WASHINGTON
NATUZA NERY, DE BRASÍLIA
A crise no Mercosul, com a sucessão no Paraguai e a entrada da Venezuela no bloco, lançou a diplomacia brasileira e o chanceler Antonio Patriota em seu primeiro grande teste como líder regional.
O desafio será a falta de sincronia entre o Itamaraty e a presidente Dilma Rousseff. Observadores privilegiados da "corte" em Brasília, Washington e Genebra ouvidos pela Folha e que pediram reserva do nome diagnosticam: a Chancelaria não se adequou ao estilo da presidente.
Desde que ela assumiu, ocorre um esvaziamento da posição brasileira em fóruns internacionais e em debates sobre temas relevantes, frustrando ambas as partes.
Uma autoridade graduada de uma organização internacional avalia que houve um momento em que a política externa brasileira, no governo Lula e no governo FHC, "era melhor do que o país". Hoje, entretanto, o país é melhor que a política externa, o que faz o Brasil jogar numa "liga inferior à sua".
Dilma gosta de deixar claro que ela e os diplomatas não falam a mesma língua (neste ano, ela faltou ao almoço dos formandos do Instituto Rio Branco e evitou a foto com eles). A relação com Patriota reflete isso.
Ao assumir, a presidente mostrou que queria uma "diplomacia de resultados". Os diplomatas são sua antítese na mesa de negociação: enquanto ela é dura, eles sempre buscam o consenso.
Patriota está fazendo -segundo um diplomata familiarizado com a dinâmica entre os dois- o que ele acha que a presidente quer que ele faça, o que "está errado".
O chanceler não é o único a levar broncas públicas de Dilma, mas seu estilo reservado fez dele alvo recorrente.
Quando o Brasil emitiu nota sobre os ataques na Líbia, por exemplo, interlocutores contam que Dilma ficou furiosa e exigiu que todos os posicionamentos do Itamaraty lhe fossem submetidos.
Em visita aos EUA, em abril, Dilma desmarcou a entrevista de Patriota com jornalistas americanos. O episódio ilustra sua política externa: a visita ficou quase imperceptível na imprensa local.
CENTRALIZAÇÃO
Como em outras áreas, a presidente concentrou em si as decisões. Mas, fora do país, são crescentes as críticas de que Dilma tem pouco apreço por temas externos e isso começa a reduzir a projeção do Brasil. Por outro lado, nenhum de seus movimentos foi considerado desastroso, e o peso econômico do país garante alguma voz a Brasília.
"Já sabíamos que ia encolher, mas encolheu demais", diz um diplomata. Para outro, o país começa a voltar, politicamente, à "periferia".
Nas entrevistas para esta reportagem, as frentes diplomáticas que emergiram pouco têm de política externa.
É o caso da "guerra cambial", bandeira emprestada da economia e usada em fóruns mundiais, e do programa Ciência Sem Fronteira, que Dilma pôs no topo de sua agenda na visita aos EUA, mas que ainda engatinha.
A outra frente é negativa: a rusga com a Organização dos Estados Americanos após esta pedir a suspensão da construção da usina de Belo Monte, que culminou na retirada do embaixador brasileiro da OEA, Ruy Casaes.
De acordo com uma pessoa envolvida no episódio, a presidente tinha razão em reclamar, mas a reação foi considerada exagerada e atraiu mais atenção para o tema.
Recentemente, Dilma avaliou positivamente o resultado da Rio +20. O timing escolhido, porém, contribuiu para a ausência de nomes de peso como Barack Obama, David Cameron e Angela Merkel, mais preocupados com agendas domésticas ou a crise.
A predileção da presidente pela agenda econômica acabou deixando o protagonismo na política externa com o Planalto, com o assessor Marco Aurélio Garcia reemergindo, e com a Fazenda.
Hoje, é a equipe do ministro da Fazenda, Guido Mantega, quando não ela mesma, que escreve os pontos de negociação da presidente, com os diplomatas informados tardiamente das decisões.



Brasil: divergencias entre Rousseff y canciller sobre Paraguay

Por ANSA

La presidenta brasileña Dilma Rousseff ha demostrado estar poco conforme con el canciller Antonio Patriota, que enfrentó una “prueba de fuego” en la crisis política paraguaya tras la destitución del ex mandatario Fernando Lugo.

 “Hay falta de sincronización” entre la mandataria, quien tiene menos prestigio internacional que sus predecesores Luiz Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso, y su canciller dijeron fuentes diplomáticas y expertos consultados por Folha de Sao Paulo en Estados Unidos, Suiza y Brasilia.

Estas discrepancias no son secreto para nadie en los corrillos políticos de Brasilia, dado que Rousseff ha criticado en público a Patriota con cierta frecuencia, reporta el matutino.

Rousseff concede poca importancia a su agenda internacional, en nítido contraste con lo que fue la agenda externa de Lula, y esto también redujo el peso no sólo de Antonio Patriota, sino del propio Palacio Itamaraty.

“Nosotros ya sabíamos (que la política externa) iba a encoger, pero lo cierto es que encogió demasiado”, dijo un diplomático que pidió anonimato.

Todos estos factores hicieron que Patriota se encontrara en una situación políticamente débil cuando estalló la crisis paraguaya que desembocó en el juicio político a Lugo y la asunción del nuevo presidente, Federico Franco.

En tanto otras fuentes estimaron que la diplomacia brasileña reaccionó con alguna demora a la situación en Paraguay, país donde siempre fue importante la influencia de Brasilia, según publicó el diario Correio Braziliense.

Paraguai – Última Hora

Hay tensión entre Dilma y Patriota por el manejo de la situación en Paraguay


El desempeño del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil en la crisis institucional en Paraguay colocó a la cúpula de la diplomacia brasileña en jaque. El canciller Antonio Patriota y el asesor internacional de la Presidencia, Marco Aurélio García, sufrieron un considerable desgaste en el gabinete de Dilma Rousseff.

El rumor indica que María Luiza Viotti será la próxima canciller.

La crisis provocada por la caída del expresidente Fernando Lugo fue más allá de las fronteras de Paraguay, ganó contornos de conflicto regional y amenazó con convertirse en un gran dolor de cabeza para el gobierno de Rousseff.

"No son suficientes todos los cuestionamientos al juicio político con aires de golpe blando para ocultar la acción torpe –de acuerdo a los críticos– del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, que puso al país en una situación delicada respecto de un vecino estratégico, y desgastó la cumbre de la diplomacia que ocurrió en la ciudad de Mendoza, Argentina", dice un informe divulgado por la web Urgente24.com.

Integrantes del gobierno de coalición presionaron a Rousseff, reclamando hasta el despido del ministro de Relaciones Exteriores.

Quienes se oponen a la continuidad de Patriota han difundido que, en los días recientes, Dilma ya habría contemplado designar a una mujer al frente de la Cancillería: la embajadora María Luiza Viotti, jefa de la misión de Brasil ante la Organización de Naciones Unidas, en Nueva York, EE. UU.", de acuerdo al semanario IstoÈ.

Si bien el debate era muy interno dentro del gabinete de Dilma, fue inocultable cuando fue obligado a renunciar el embajador retirado Samuel Pinheiro Guimarães, hasta entonces alto representante ante el Mercosur –una especie de canciller del bloque regional–.

Pinheiro Guimarães fue uno de los responsables de aconsejar al Palacio Presidencial de apoyar medidas drásticas de castigo al nuevo gobierno de Paraguay, que iban más allá de suspender a Paraguay del bloque regional Mercosur hasta las elecciones de 2013.

terça-feira, 3 de julho de 2012

ABC Color (Paraguai) pinta tudo de negro (perdao, pela piada infame...)

Quando a situação é caótica, melhor contar uma piada para relaxar, não é mesmo? Ops, não confundir relaxar com o post anterior, que falava do Mercosul violado...
Em todo caso, este importante jornal paraguaio, que sempre foi violentamente antibrasileiro (talvez sem motivos), tem agora motivos de sobra para ser virulentamente antibrasileiro, ou melhor, anti-governo brasileiro, já que fala bem dos brasiguaios...
Paulo Roberto de Almeida 

03 DE JULIO DE 2012

Dilma traicionó al Paraguay por negocios con Venezuela



Editorial ABC Color, 3 Julio 2012
En sinceras declaraciones a la radio uruguaya “El Espectador”, el canciller de esa nación vecina, Luis Almagro, dijo, con nombre y apellido, que la principal responsable del golpe institucional dado en el Mercosur para meter por la ventana a Hugo Chávez al proceso de integración regional fue la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff.
“Todo comienza con un pedido de la presidenta Dilma Rousseff, y de esa reunión sale este acuerdo. La iniciativa fue más bien brasileña, el posicionamiento de Brasil fue decisivo en esta historia”, sostuvo el jefe de la diplomacia oriental, tras adelantar que abriga las mismas dudas de la oposición uruguaya “sobre la legalidad del procedimiento” que posibilitó el irregular ingreso de Venezuela al Mercosur, sin contar con la ratificación del Congreso paraguayo.
Ahora bien, ¿qué hubo detrás de la insistencia a sus pares de la presidenta Rousseff para que esto se llevara adelante a puertas cerradas y a tambor batiente en la última cumbre del bloque, celebrada en Mendoza? Puro interés económico-comercial. Nada del rosario de principios democráticos que fueron alegados con inusitada firmeza y “convicción” para suspender la participación paraguaya del bloque tuvo la más mínima invocación cuando se trató de abrir la ventana para que Chávez se colara en el Mercosur.
El desembarco del gorila bolivariano al Mercosur –al que el Congreso paraguayo se oponía tenaz y estoicamente– implica para el Brasil contar como aliado político de primer orden al quinto exportador mundial de petróleo y asegurarse el acceso a un mercado de 29 millones de personas con necesidades de todo tipo que las empresas estatales creadas al efecto se encargarán de importar y distribuir en Venezuela.
Venezuela es un país inmensamente rico por sus recursos en hidrocarburos, pero con un pueblo sumido en la pobreza y el desempleo a causa del desgobierno y la irresponsabilidad de un déspota que despilfarra a troche y moche por el mundo entero la riqueza de esa nación en sus delirios por convertirse en un líder de ascendencia internacional.
En aplicación de ese engendro que él dio en llamar “bolivarianismo socialista del siglo XXI”, una suerte de copia bananera del marxismo dogmático, dispuso una monstruosa cantidad de expropiaciones y nacionalización de todo tipo de empresas productivas, con las cuales la existencia de la propiedad privada en la nación sudamericana es prácticamente nula y carece de toda garantía o protección.
Esta persecución y atropellos tuvieron un impacto mortal en el aparato productivo del país, que se vio reducido a su mínima expresión, hasta el punto que la carestía de alimentos es una realidad constante en Venezuela. La situación de estrechez, inseguridad y falta de empleo de la mayoría de los venezolanos contrasta con la vida de abundancia y derroche que lleva la “nomenklatura” chavista, comenzando por su familia.
Ese triste panorama del desabastecido pueblo venezolano es el que la presidenta Dilma Rousseff quiere aprovechar para sacarle petróleo y dólares al gorila bolivariano al mismo tiempo de venderle todo tipo de productos industriales, sobre todo en el rubro alimenticio.
Por esa indignante razón es que la mandataria brasileña traicionó al pueblo paraguayo y a los cerca de 400.000 paraguayos de origen brasileño que hallaron en nuestra tierra un lugar donde radicarse, trabajar, progresar y tener a sus hijos. Nada le importó ni tuvo en cuenta que representantes de estos esforzados ciudadanos fueran a Brasilia para implorarle que tuviera en consideración la grave situación de inseguridad de sus bienes y sus vidas que aquí estaban enfrentando, y evitara a toda costa tomar represalias políticas contra un gobierno que está dando muestras de real y efectivo compromiso con la defensa de la propiedad privada.
En su desmedida ambición, la presidenta del Brasil no reparó en consideraciones legales de ningún tipo. Como ella bien lo sabe, el Tratado de Asunción, en su artículo 20, dispone que cualquier solicitud de ingreso de nuevos socios al Mercosur “será objeto de decisión unánime de los Estados Partes”, y Paraguay, aunque suspendido ahora por ilegítima decisión de sus “socios”, continúa siendo miembro del bloque.
Lamentablemente, en esta oportunidad, como en tantas otras, primaron intereses de orden estrictamente crematístico. Sin embargo, el hecho de haber avasallado el derecho comunitario y haber entregado vilmente al Paraguay a cambio de las riquezas sin cuento del delirante gorila Chávez implica una grave y profunda herida al proceso de integración regional.

quarta-feira, 11 de abril de 2012

Pessoas do Brasil por vezes nos surpreendem, para pior...


Dilma e a defesa do indefensável

Marcos Guterman, 10/04/2012
A presidente Dilma Rousseff, em visita aos EUA, reafirmou que não pretende fazer críticas a países em que haja violação dos direitos humanos. Citando o caso específico da Venezuela chavista, mencionado pela plateia durante palestra em Harvard, Dilma respondeu: “Não me arrogo o direito de fazer recomendação para país nenhum, acho isso muito perigoso, assim como não gostaria que fizessem comentários sobre meu país”.
No entanto, na mesma viagem, o governo Dilma pretendeu interferir explicitamente em questões internas dos EUA, ao criticar uma lei da Flórida que proíbe empresas estrangeiras com investimentos em Cuba e na Síria de fazer negócios naquele Estado americano. A lei, claro, é fruto do lobby dos exilados cubanos em Miami, em sua guerra contra a gerontocracia castrista de Havana. Nem se discute se a proibição americana é justa ou não. Mas pau que bate em Chico tem de bater em Francisco: se Dilma é capaz de atacar uma lei dos EUA (ainda que o objetivo da presidente nada tenha a ver com direitos humanos, e sim com a defesa da ditadura cubana e dos interesses da Odebrecht na Flórida), então ela poderia perfeitamente criticar a prisão de dissidentes em Cuba e a perseguição a jornalistas na Venezuela, para ficar em apenas dois entre tantos exemplos de violência política nesses dois países.
Mas Dilma não vai fazer isso, provavelmente por causa de seus compromissos ideológicos. Como desculpa, diz que o Brasil também tem violações graves de direitos humanos, razão pela qual não poderia criticar outros países: “Do ponto de vista do Brasil, sempre que podemos e temos oportunidade manifestamos o interesse do país em defender os direitos humanos. Agora posso te dizer uma coisa, o Brasil tem grandes desrespeitos aos direitos humanos. Não sei como acontece, não tenho como impedir que nas delegacias do Brasil não haja tortura”.
Como se nota, a presidente recorre novamente a uma inacreditável equivalência moral – em seu discurso, gente que foi presa por se opor ao governo e gente que bateu carteira são a mesma coisa. Assim, a ex-presa política Dilma segue o exemplo de seu antecessor, Lula, e ofende sua própria história para defender o indefensável.

terça-feira, 10 de abril de 2012

Relacoes Brasil-EUA: resultados moderados da visita presidencial

Um relato objetivo, ainda que insuficiente para a multiplicidade de assuntos.
Paulo Roberto de Almeida

The New York Times, April 9, 2012

Brazil and U.S. Accentuate the Positive

RIO DE JANEIRO — Dilma Rousseff’s first visit to Washington as Brazil’s president was certainly cordial enough.
She had lunch at the White House on Monday with President Obama. The United States said it was opening two new consulates in Brazil in an effort to lure more free-spending Brazilian tourists. And the two countries even forged an agreement to bolster the trade of cachaça, Brazil’s signature sugarcane tipple, and Tennessee whiskey.
But the friendliness belied a sense that the United States, whose once-dominant sway in Latin America is ebbing, and Brazil, the hemisphere’s rising power, still do not see eye to eye on a range of important issues, from Middle East diplomacy to trade with Cuba and Brazil’s ambitions of obtaining a permanent seat on the United Nations Security Council.
“Brazil sees itself as having arrived or close to arriving,” said Peter Hakim, president emeritus of the Inter-American Dialogue, a research and policy organization in Washington. “The United States sees Brazil as big, the most important country in Latin America, but not anything like a global power.”
This disconnect was revealed in one account after another in the news media here about the visit, in which commentators lamented the fact that Ms. Rousseff was not received with the pomp of a White House state dinner, recognition granted by the Obama administration to the leaders of South Korea, India and Britain.
“The bilateral reality is far from being a disgrace, despite the points in dispute, but there’s a considerable lack of mutual respect,” Caio Blinder, a columnist for the magazine Veja, said in an essay describing the “downgrade” of Ms. Rousseff’s visit.
Still, both governments emphasized the positive aspects of Ms. Rousseff’s visit, which came a year after Mr. Obama visited Brazil. The level of diplomatic exchanges, sharing of classified military and defense information and overall trade is far more expansive than in some other parts of Latin America, like Venezuela and Ecuador, where relations remain at a low point.
The United States does not have a trade agreement with Brazil, despite reaching such deals with 11 other countries in Latin America, but trade with Brazil, which recently surpassed Britain as the world’s sixth-largest economy, is nevertheless thriving.
At one point this year, the United States surpassed China as Brazil’s top export market, because of rising purchases of Brazilian oil and manufactured goods. By the end of the first quarter of this year, China regained the top spot, but the relationship is not without problems, with tensions emerging over cheap Chinese imports and land acquisition by Chinese investors.
Meanwhile, the United States had a trade surplus of over $8 billion with Brazil in 2011, reflecting a surge of American exports into Latin America’s largest country. Faced with rising land and labor costs, Brazil, abiofuels powerhouse, even imported a record 1.1 billion liters, about 264 million gallons, of ethanol from the United States last year.
But these trade patterns disguise tension. The strength of Brazil’s currency, the real, has been a blessing for Brazilians snapping up properties in Miami and New York. At the same, the real’s vigor has limited the competitiveness of Brazilian exporters by making their products costlier in foreign markets.
Mr. Obama and Ms. Rousseff met privately for two hours at the White House, and afterward sat in the Oval Office to speak briefly with reporters. Mr. Obama effused about “the extraordinary progress that Brazil has made under President Rousseff.” Ms. Rousseff echoed his calls for continued economic cooperation between the countries.
Ms. Rousseff also cited oil and gas production as “a tremendous opportunity for further cooperation,” with the United States both supplying equipment and know-how to extract the energy sources, and then buying some of the product. She welcomed the recent American reductions in tariffs on Brazil’s ethanol.
Yet the leaders’ eyes rarely met, and Ms. Rousseff rarely looked at Mr. Obama as he spoke. He looked intently at her during her remarks, nodding in agreement at times. But he seemed to bristle when she expressed concern that America’s “monetary expansion policy” could impair growth in emerging economies like Brazil’s. Monetary policy is the responsibility of the Federal Reserve; the White House and Congress deal with fiscal policy.
No breakthroughs were revealed regarding Brazil’s policies in the Middle East, which seem to have undergone some fine-tuning under Ms. Rousseff from those of her predecessor, Luiz Inácio Lula da Silva, who in 2010 tried to forge an ambitious uranium exchange deal with Iran.
While Iran’s president, Mahmoud Ahmadinejad, notably bypassed Brazil on a recent tour of Latin America, and Brazil voted recently in the United Nations to censure President Bashar al-Assad of Syria, qualms persist in Brasília about intervening in Middle East conflicts.
Meanwhile, Washington has been reluctant to explicitly support Brazil’s bid for a permanent seat on the Security Council, even after the United States backed India’s bid two years ago.
Brazil also supports India’s bid and argues that the Security Council should be expanded to include various new members. But Susan E. Rice, the United States ambassador to the United Nations, criticized Brazil, as well as India and South Africa, during their temporary tenures on the Council after they blocked efforts last year to pressure Mr. Assad’s government.
Other issues weigh on relations, like a new Florida law targeting companies that do business with Cuba by preventing local governments from hiring them. The law could complicate matters for Odebrecht, one of Brazil’s largest construction companies, which is upgrading the Port of Miami at the same time it is building Cuba’s Port of Mariel.
Ms. Rousseff will focus on higher education, one of the brightest areas of cooperation between Brazil and the United States, in a visit on Tuesday to Harvard and M.I.T., where she will discuss Science Without Borders, a program that aims to send about 100,000 Brazilians to study at foreign universities. As many as half are expected to study in the United States.
“Science Without Borders will do more to advance relations between the two countries,” said Maurício Santoro, a professor of international relations at Fundação Getúlio Vargas, an elite university here, “than every other diplomatic agreement under discussion.”
Simon Romero reported from Rio de Janeiro, and Jackie Calmes from Washington.