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segunda-feira, 13 de junho de 2022

Putin vai para a escalada atômica? Cosi è, si vi pare… - Natasha Niebieskikwiat (Clarin)

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Clarín, Buenos Aires – 13.6.2022

Cumbre de las Américas

Biden alertó que el conflicto en Ucrania podría terminar en una Tercera Guerra Mundial

Sostuvo que, según información clasificada, Putin estaría dispuesto a utilizar misiles atómicos, lo que obligaría a Estados Unidos a entrar en acción militar directa.

Natasha Niebieskikwiat

 

Los presidentes que asistieron a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles tenían muchos reproches que hacerle evidentemente a Joe Biden que, en tren de que no fracasara la cumbre, escuchó como pocas veces ocurre, las críticas de la región en su propia casa. Pero Biden está también como todos los mandatarios enfocado en sus urgencias.

Este viernes, la delegación argentina escuchó del Presidente de los Estados Unidos algo con mucha preocupación. Que de información clasificada que no podía compartir surgía evidencia de que la guerra en Ucrania podría terminar en una Tercera Guerra Mundial.

Se le escuchó decir en ese tren que Putin estaría dispuesto a utilizar armas tácticas, misiles atómicos, lo que obligaría a Estados Unidos a entrar en acción militar más de lo que ya lo hace por Ucrania.

En el plano interno, la inflación, las desigualdades en su país, la violencia inusitadas por la tenencia libre de armas, y las próximas legislativas donde los demócratas pueden perder en manos de los republicanos tanto la Cámara de Representantes como el Senado.

En el plano externo la guerra con Ucrania, que Alberto Fernández ahora define ampliamente como "invasión" al tiempo que se declara "macronista" en eso de que "no hay que humillar a Rusia" y que hay que ir al dialogo con Moscú.

Otro hecho importante de este viaje para Fernández es su primer diálogo con Jair Bolsonaro. Fue de pie a un lado del salón y los argentinos alardeaban de que fue un movimiento que buscó el presidente brasileño para "molestar" a Lula en medio de la campaña electoral que se definirá en octubre. Aun así hablaron de cuestiones importantes.

Una de ellas es la cuestión del futuro y la producción de alimentos y el potencial energético de los países del sur. También se habló de una idea de los mexicanos de crear una organización de países productores de minerales (la "OPEP del litio" la bautizaron emulando a la organización de paises productores de petróleo) que incluya a la Argentina, a Brasil, a Bolivia, Mexico y Paraguay.

La vicepresidenta lo había escuchado, pero por partes. Ahora quería leerlo completo. Después, hay distintas versiones. Una que le gustó mucho. Otra que quería a examinarlo de “pe a pa”.

Ese jueves ante los jefes de Estado presentes, Alberto Fernández había interpelado a Biden por no haber invitado a Cuba, Venezuela y Nicaragua, condenó los bloqueos a cubanos y venezolanos que fueron impuestos por Washington desde hace décadas. Embistió contra las autoridades del BID y las de la OEA, a las que siempre consideró “instrumentos” de Donald Trump. Reclamó que las destituyeran y como si fuera música para los oídos de Cristina y La Cámpora acusó a Trump de ayudara a Mauricio Macri a obtener un millonario crédito del FMI.

En la nutrida comitiva argentina (Sergio Massa, Jorge Argüello, Santiago Cafiero, Gustavo Béliz, Carla Vizzotti, Juan Manuel Olmos, Vilma Ibarra, Eduardo Valdés, Julio Vitobello, Cecilia Nicolini, entre otros) evaluaban una viaje "muy positivo".

Ya de regreso a Buenos Aires este último sábado, Fernández encara un país igual al que dejó el martes a la noche cuando voló a Estados Unidos. 

Y a su vez encara otros problemas que resonaron en su oídos en Los Angeles. Uno de ellos es la tormenta financiera que vivió el mercado esta semana con una muy pronunciada baja de los bonos argentinos. Massa, el otro protagonista de este viaje a Washington, le marcó al Presidente que se trata de un tema preocupante.

Massa viajó como invitado especial tras su enojo por el nombramiento de Daniel Scioli en reemplazo de Matias Kulfas en Desarrollo Productivo. El Presidente lo llevó de viaje. No se separó de él y lo consultó a toda hora. Aunque no da señales de querer un recambio en el Gobierno como le viene sugiriendo el presidente de la Cámara de Diputados, allí hay que leer un doble mensaje de Fernandez.  

 

Fernández está convencido de que le fue “muy bien” en la Cumbre de las Américas porque recibió el apoyo de la mayoría de mandatarios de la CELAC y que sus palabras, que no apuntaron a Biden sino al "sistema" fueron comprendidas en Washington. "Fue muy generoso conmigo" dijo el viernes en reportaje con Clarin y otros medios. 

Para el caso, cuentan en su entorno que en el privadísimo almuerzo del viernes, al que solo lo acompañó Massa porque era un formato de Presidente + 1, Biden habría dado una suerte de explicación ante una Latinoamérica y el Caribe que sigue pidiendo lo mismo de siempre a Estados Unidos: más atención. El estadounidense habría dicho que en tren de ir al socorro de los países asiáticos por el factor de China y de los europeos por Rusia, terminaban descuidando a su propia región.

En ese sentido Fernandez se autopercibe como un presidente con una mirada “global”, que reclama más atención “del norte al sur” con una propuesta de desarrollo e igualitarista, que le ofrece al mundo el potencial argentino en alimentos, minero y energético. Con lo cual el sábado se lo escuchaba decir que eso era lo "verdaderamente importante y no cuántas veces hablo con Cristina”.

Tan satisfecho estaba el Presidente con su propio desempeño que en su reunión con el gobernador de California, Gavin Newsom, lo invitó a integrar el Grupo de Pueblo, esa alianza de dirigentes y ex presidentes de la izquierda latinoamericana. Newsom es conocido por sus apoyo a los inmigrantes y a la legalización del cannabis en su Estado. Y por su oposición a las leyes de otros estados restrictivas para el aborto. 

Ese sensación de triunfo -mucho de lo que se debe tambien a que trabajó de verdad su discurso y obedeció al asesoramiento de los propios sin improvisar- lo blinda en su interna, habrá que ver por cuánto tiempo. Por empezar, dio la orden de que se cree un area especial que siga la obra licitación para la obra del gasoducto Néstor Kirchner, bajo la órbita del ministro de Economía, Martín Guzmán. Se trata del proyecto que cuestionó Kulfas, y que está bajo dominio de Cristina y La Cámpora.

Este viernes,en un reportaje con la agencia EFE el principal asesor para Latinoamérica de la Casa Blanca, Juan González, le concedió otro triunfo a Fernandez. Dijo que “definitivamente” asistirla a una Cumbre de las Americas futura en la que estén invitados Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por pedido de Andrés Manuel Lopez Obrador y Nicolas Maduro, Fernández encarnó la voz de los excluidos. Y como le pidió el venezolano, invitó a Biden a la CELAC. Es dificil igual proyectar que los demócratas sigan en la Casa Blanca dentro de tres o cuatro años cuando tenga lugar la próxima cumbre.  

Pero al mismo tiempo Gonzalez marcó la cancha en un terreno en que a veces difieren y a veces no republicanos y demócratas. “Estados Unidos siempre está dispuesto a dialogar", empezó diciendo a EFE. "La comunidad de democracias de la región estamos reunidos aquí, cubiertos por la prensa de una forma transparente, debatiendo estos temas, como debería ser; y es algo que la comunidad cubana, venezolana y de Nicaragua, son derechos que ellos no disfrutan" dijo. Y señaló "en las conversaciones, incluso en el retiro de líderes, sí se habló un poco de Cuba. Nadie habló de Nicaragua. Pero muy rápidamente el enfoque se centraba en qué podemos hacer juntos para responder a los retos".

Entre tanto, sobre el final del viaje Alberto F. se quiso dar un gusto. Retrasó más de dos horas la partida del charter de Aerolíneas Argentinas en el que viajaba la delegación nacional de regreso a Buenos Aires para ir a comer con el músico Gustavo Santaolalla, su amigo. Fueron a comer con sus parejas a un restaurante llamado Capitol Grille, a la vuelta del hotel.

quinta-feira, 9 de junho de 2022

100 dias de Guerra de Agressão da Rússia na Ucrânia: um pequeno depoimento - Paulo Roberto de Almeida (Instituto Montese)

Não sou, nunca fui, de me apresentar para falar sobre qualquer coisa para público indeterminado, Geralmente, no meu "natural reservoso" – como diria o coronel Ponciano de Azeredo Furtado, do genial "O Coronel e o Lobisomem", de José Candido de Carvalho –, prefiro ficar no meu canto de biblioteca, lendo, refletindo e escrevendo (nessa ordem), eventualmente dando aulas ou palestras também, quando me convidam, e depois publicando o que faço, se julgo adequado, apropriado e consistente. Não me convidei para falar neste evento: 

Mas, como insistiram em ter a minha opinião, eu a dei, mas não a tenho, pois foi gravada e será exibida na sexta-feira, 14hs, no Canal YouTube do Instituto Montese, um nome evocativo de uma das grandes batalhas da FEB na campanha da Itália.

Eventualmente, como sempre faço, para "aclarar as ideias" – alguns julgariam racista essa expressão –, eu também preparei um pequeno texto, que resume um pouco, mas muito pouco, do que penso sobre a maior tragédia do nosso tempo: um ditador sanguinário, genocida e criminoso de guerra tentando obliterar um povo e um país, pois que não obteve a sua submissão à sua tirania. Depois do fracasso dos primeiros dias da "operação militar especial" – na verdade, um campanha de extermínio –, Putin só tem três objetivos na sua guerra de agressão: destruir, matar, transformar a Ucrânia em Estado falido pelos próximos dez anos (na metade desse prazo a Ucrânia será admitida na UE, mas não precisa entrar na OTAN, nem é recomendável).

Meu texto, provisório, segue abaixo, para complementar o que eu terei falado nesse evento, gravado antecipadamente. Não vou recomendar que "divirtam-se", pois seria um escárnio na atual situação. 

Os 100 primeiros dias da guerra de agressão da Rússia contra a Ucrânia: o Brasil afronta o Direito Internacional e a sua história diplomática

  

Paulo Roberto de Almeida

Diplomata, professor

(www.pralmeida.org; diplomatizzando.blogspot.com)

Notas para exposição oral resumida no quadro do webinar do Instituto Montese sobre “100 dias de Guerra na Ucrânia”, dia 10 de junho, 14hs.

  

Agradeço o convite do Instituto Montese para manifestar minha opinião, na condição de simples cidadão brasileiro, e também professor, mas não como diplomata brasileiro, sobre os 100 dias do que foi chamado de “Guerra na Ucrânia”. Gostaria, antes de mais nada, de fazer uma observação terminológica e factual, e aqui vou ser extremamente objetivo quanto aos termos e o significado preciso dos conceitos: não existe uma “guerra na Ucrânia”, e sim uma guerra de agressão da Rússia, mais especificamente uma guerra de seu ditador, contra o governo, o povo e o território de um país soberano, a vizinha Ucrânia. A designação é essa, pois a isso nos leva uma leitura do Direito Internacional, que é o foco desta contribuição; não tenho nenhuma competência para me pronunciar sobre o lado militar da questão.

Que a “operação militar especial”, tal como designada enganosamente pelo ditador russo, seja, de fato, uma guerra de agressão da Rússia contra a Ucrânia está meridianamente claro, a partir de uma leitura dos artigos 1º e 2º da Carta das Nações Unidas, estabelecida em San Francisco, ao término do mais cruel e mortífero conflito global em toda a história da humanidade. Assim também decidiu, preliminarmente, o julgamento de 13 juízes da Corte Internacional de Justiça, em 17 de março de 2022, contra apenas dois – por acaso os da Rússia e da China –, ordenando expressamente que a Rússia interrompesse imediatamente a guerra contra a Ucrânia e cessasse completamente as operações bélicas no território do vizinho país. A CIJ não tem, obviamente, nenhum poder sobre o lado militar dessa guerra de agressão, que já completou 100 dias, pois mesmo para se pronunciar apenas sobre os aspectos de Direito Internacional a ela ligados, a Corte dependeria de resoluções do Conselho de Segurança. Apenas esta peculiaridade da conformação do processo decisório no âmbito das Nações Unidas explica que resoluções aprovadas com ampla maioria naquele Conselho ou na Assembleia Geral permaneçam letra morta, ainda que a condenação moral é muito clara.

O ditador russo não deslanchou apenas uma guerra de agressão contra o território ucraniano, um país soberano, como tal reconhecido pelas Nações Unidas desde quando ele foi desmembrado da finada União Soviética no início dos anos 1990. Putin, ao invadir a Ucrânia, sem qualquer provocação ou gesto belicoso desse país, não apenas violou a Carta da ONU, mas destruiu mais de quatro séculos de difícil construção de uma ordem internacional baseada na força do Direito, e não no direito da força. Ele começou violando os tratados de Westfália (1648), sobre o reconhecimento recíproco da soberania dos Estados nacionais, cada um possuindo o direito de estabelecer o seu próprio regime político e a sua religião. Também violou princípios implícitos decididos no Congresso de Viena (1815), sobre a legitimidade dos Estados nacionais e o reconhecimento de seus enviados diplomáticos, como canais de diálogo e de consulta entre dois ou mais soberanos. Ele violou o Tratado de Paris (1856), que estabeleceu a paz entre os contendores da primeira guerra da Crimeia, de 1853 a 1855. Da mesma forma, agiu contrariamente às decisões das negociações de paz de Paris (1919), que estabeleceu a Liga das Nações, com disposições relativamente similares às da Carta de San Francisco sobre a proibição das guerras de agressão. Se colocou frontalmente contrário aos poucos dispositivos do Pacto Briand-Kellog (1928), de renúncia à guerra e de recursos aos meios pacíficos de solução de conflitos, depois incorporados à Carta das Nações Unidas.

Ou seja, Putin é um violador serial dos principais instrumentos multilaterais que foram sendo acordados dentro do espírito e da letra do Direito Internacional nos últimos quatro séculos. Pelas suas ações, registradas e devidamente avaliadas por observadores da Corte Internacional de Justiça e do Tribunal Penal Internacional, Putin já incorreu nos mesmos crimes de que foram acusados os dirigentes civis e militares nazistas no Tribunal de Nuremberg, em 1946: crime contra a paz, crimes de guerra e contra a humanidade. Putin mereceria um Nuremberg só seu, mas sobre isto a História se pronunciará no futuro curso dos eventos. Não vou me estender mais sobre os aspectos multilaterais da questão, e sim tratar da relação entre o Brasil e o Direito Internacional, que me parece seriamente comprometida. 

O Brasil sempre demonstrou, até recentemente, uma adesão inquestionável aos valores e princípios do Direito Internacional, tal como foram sendo elaborados e acatados nos últimos duzentos anos pela sua diplomacia, ainda que nem sempre o país tenha sido um seguidor fiel de alguns de seus dispositivos. Por exemplo, o compromisso assumido no âmbito do Congresso de Viena, na condição de Reino Unido ao de Portugal e Algarve, de fazer cessar o tráfico escravo, não foi traduzido na prática, como tampouco ocorreu, já como Estado independente, depois de assinar tratados bilaterais com a Grã-Bretanha prometendo fazê-lo em breves anos à frente. Mas, mesmo defendendo, até o Segundo Reinado, o nefando comércio, sua diplomacia, então guiada por Paulino Soares de Souza, argumentou de modo correto no plano jurídico, ao protestar contra o Bill Aberdeen, que equiparava o tráfico à pirataria, passível, portanto, de severa punição, indo até mesmo à pena de morte. Como escreveu em nota diplomática o Visconde do Uruguai, o tráfico não ameaçava o comércio internacional como a pirataria o fazia, e, de toda forma, não havia nenhum tratado internacional proibindo o horrível comércio de carne humana. Argumento bastante lamentável no plano moral, mas juridicamente correto.

O Brasil, por essa época, interferia nos assuntos internos do Uruguai, sob a justificativa de que do Uruguai partiam ataques contra o patrimônio de brasileiros em território nacional, num contexto de diferendos bem mais amplos com a Argentina de Rosas e com o Paraguai de Solano Lopes, que resultaram em duas guerras no espaço de duas décadas. Tampouco havia, a despeito do “espírito de Westfália”, um compromisso formal de não interferência nos assuntos internos de outros Estados, esporte ao qual se dedicavam todas as potências europeias da época. Desde a Guerra do Paraguai, e independentemente dos progressos feitos no terreno do Direito Internacional, assim como no âmbito de sua própria Constituição – a de 1891, por exemplo, proibiu terminantemente o recurso à guerra –, o Brasil se manteve integralmente fiel ao espírito e à letra dos instrumentos internacionais que foram sendo progressivamente incorporados aos edifícios hemisféricos e multilaterais dos dispositivos formais e informais regendo a ordem internacional. 

Os pilares dessa diplomacia nacional estritamente respeitadora da soberania nacional e de fiel cumprimento de instrumentos jurídicos internacionais foram impulsionados pela política externa do Segundo Reinado, consolidados pelos dois Rio Branco, pai e filho, e magnificamente sustentados por Rui Barbosa por ocasião da segunda conferência internacional da paz da Haia, em 1907; contrariando muitas vezes sozinho a arrogância das grandes potências, Rui Barbosa defendeu o princípio da igualdade soberana de todos os Estados, conceito que se converteu no eixo central do multilateralismo contemporâneo. O mesmo Rui Barbosa clarificou a observância da neutralidade em casos de guerra e procedeu a uma vigorosa tomada de posição em defesa do direito de neutralidade em situações de conflito, e sua violação, na famosa conferência feita em Buenos Aires, em 1916, doutrina sistematizada na obra Princípios Modernos do Direito Internacional, mais vulgarmente conhecida como Os Deveres dos Neutros

O Brasil, estritamente neutro, justamente, com respeito aos dois grandes conflitos globais da primeira metade do século XX, a Grande Guerra de 1914-18 e a Segunda Guerra, de 1939 a 1945, avançou para uma declaração formal de status bélico apenas quando foi covardemente atacado por forças marítimas do Império alemão e do Reich nazifascista, respectivamente. Participamos ativamente da construção da ordem econômica e política contemporânea, mesmo não concordando em San Francisco com o direito de veto que se atribuiu aos cinco membros permanentes do Conselho de Segurança da ONU. 

Mas, o Brasil e sua diplomacia começaram a falhar no acatamento aos princípios do Direito Internacional desde que aqui se inaugurou uma política externa partidária, quando da diplomacia lulopetista praticada de 2003 a 2016. O presidente Lula ignorou completamente dispositivos da Convenção de Viena de 1961, sobre relações diplomáticas, relativos à não interferência nos assuntos internos de outros Estados, aliás incorporados explicitamente ao artigo 4º da Constituição de 1988, junto com vários outros princípios, que correspondem às cláusulas mais importantes observadas nas relações internacionais contemporâneas, coincidentes com os grandes instrumentos multilaterais que regem as relações entre Estados soberanos. Lula violou sistematicamente tais dispositivos ao interferir em praticamente todas as disputas eleitorais em Estados vizinhos, apoiando candidatos pertencentes ao mesmo arco político-ideológico do seu partido. Mais grave ainda: quando da nacionalização dos recursos em hidrocarburos da Bolívia, em 1/05/2006, ela mesma uma violação grave de um tratado bilateral Brasil-Bolívia e de um acordo do governo boliviano com a Petrobras, mediante inclusive o uso da força pelo presidente Morales, a diplomacia de Lula – que pessoalmente deveria saber antecipadamente dessa iniciativa de seu companheiro de postura política, mas que provavelmente desconhecia o emprego do exército boliviano para ocupar as instalações da Petrobras – não apenas concordou com a expropriação, como soltou uma nota apoiando o gesto ilegal do governo do país vizinho. Militares nacionalistas poderiam eventualmente considerar tal postura como o equivalente de uma traição à pátria. De forma geral, a diplomacia partidária tendeu a favorecer aliados políticos, na região e fora dela, mesmo em detrimento dos interesses nacionais, em alguns casos implicando e violação de acordos bilaterais (no caso de Itaipu) ou regionais (no caso do ingresso da Venezuela no Mercosul).

Outro episódio grave, ainda no plano do direito internacional, ocorreu quando da invasão do território ucraniano em 2014, sob as ordens do mesmo Putin, e a anexação ilegal da península da Crimeia: a diplomacia lulopetista, então sob comando da presidente Dilma Rousseff, não emitiu sequer um comunicado condenando a grave violação da soberania da Ucrânia, o que tampouco ocorreu quando da derrubada de um avião da Malásia sobrevoando a região da Ucrânia oriental, já em conflito justamente devido à ocupação ilegal daquele setor por forças russas não devidamente identificadas. Optou-se por uma postura totalmente inerte no plano da política externa e da diplomacia brasileira, contrastando com a obrigação pelo menos moral de defesa do direito internacional e dos princípios da Carta da ONU, num momento em que diversos países ocidentais protestavam vigorosamente contra a invasão e introduziam sanções contra a Rússia. A presidente Dilma se manifestou apenas quando cobrada pela imprensa, dizendo que o Brasil não se envolveria (sic) em assuntos de outros países, como se fosse esse o problema no caso. Uma provável razão pela inação vergonhosa do ponto de vista dos princípios sempre defendidos pela diplomacia profissional pode ter sido a parceria entre o Brasil e a Rússia no âmbito do Brics, uma construção claramente artificial, e totalmente política, entre quatro, depois cinco, países sem grandes convergências no plano da política internacional.

O caso da guerra de agressão da Rússia contra a Ucrânia, desde 24 de fevereiro de 2022, depois que o ditador russo passou semanas denegando a invasão, é infinitamente mais grave, ainda que o Brasil tenha supostamente aderido às resoluções votadas na ONU – no Conselho de Segurança e na Assembleia Geral – e no seu Conselho de Direitos Humanos, condenando a Rússia pelos atos cometidos desde então, mas com explicações de voto que traduzem claramente a decisão do chefe de Estado brasileiro de evitar acusar diretamente a Rússia pelas transgressões bárbaras perpetradas em território ucraniano. Sem adentrar nas minúcias da Carta da ONU, dos grandes princípios do Direito Internacional, assim como dos protocolos existentes sobre as leis de guerra, cabe registrar apenas algumas observações sobre a postura política do Brasil, não apenas no tocante às resoluções votadas no âmbito da ONU e do Conselho de Direitos Humanos, mas refletindo igualmente a atitude geral das autoridades políticas brasileiras com respeito ao posicionamento geral em relação à guerra de agressão.

É notoriamente conhecido que o Brasil, como país e como diplomacia, se encontra atualmente singularmente isolado no plano internacional, aliás desde o início de 2019, tendo em vista, basicamente, a postura, digamos heterodoxa, do chefe de Estado e de governo no seu relacionamento externo, tanto regional, quanto internacional ou multilateral. Tal situação de isolamento internacional decorreu das políticas domésticas do governo Bolsonaro, notadamente no domínio ambiental, mas também por repetidos ataques às instituições – Congresso e Suprema Corte) –, aos meios de comunicação, às organizações da sociedade civil (não governamentais) das áreas de defesa do meio ambiente, dos direitos indígenas, de ação social em geral. Ademais, o chefe de Estado hostilizou parceiros estrangeiros, com destaque para os líderes europeus, o presidente peronista da Argentina e dirigentes tidos de esquerda de maneira geral. De forma bastante evidente buscou relações unicamente com colegas de direita ou extrema-direita, além de prestar submissão ao anterior presidente dos Estados Unidos, Donald Trump. 

Foi nessa situação de extremo isolamento que o presidente buscou realizar uma visita de trabalho a um dos poucos líderes mundiais que poderia recebê-lo, o presidente da Rússia, provavelmente já antecipando conquistar um aliado para o que já pretendia fazer poucos meses à frente. Quando se decidiu tal viagem bilateral, entre os dois chanceleres, Serguei Lavrov e Carlos França, no início do último trimestre de 2021, não estavam claros, ainda, os preparativos para a planejada ofensiva russa contra o país vizinho, o que foi feito por meio da acumulação de tropas russas na fronteira comum nos últimos dois meses daquele ano. Ao tomar conhecimento desse planejamento, a chancelaria brasileira recomendou que o presidente adiasse ou cancelasse a viagem, o que ele se recusou a fazer, mesmo com manifestações de alerta vindas do próprio presidente americano, Joe Biden (a partir de dados da inteligência dos EUA). A visita, ocasião na qual o presidente brasileiro declarou sua “solidariedade” ao presidente russo e justificada pela necessidade de importação de fertilizantes russos, foi feita oito dias antes de efetivada a invasão, que foi até minimizada pelo presidente.

Independentemente de palavras e gestos do presidente, a postura oficial do Brasil que vale para fins de política externa e de legitimação junto à comunidade internacional são as declarações feitas junto às Nações Unidas, cujos órgãos principais, o Conselho de Segurança e a Assembleia Geral, se ocuparam da questão da Ucrânia nas semanas seguintes à guerra de agressão da Rússia. Não cabe aqui reproduzir a íntegra das declarações da delegação do Brasil em Nova York e em Genebra (Conselho de Direitos Humanos), todas eles disponíveis no site do Itamaraty, ou a partir dos registros da ONU. O que cabe é sinalizar pormenores dessas declarações que revelam, se preciso fosse, o contorcionismo verbal da diplomacia profissional para evitar de responsabilizar claramente a Rússia pela guerra de agressão. Podem ser destacados quatro elementos nessas declarações que tornam evidente a postura do chefe de Estado no sentido de continuar apoiando objetivamente a postura de Putin. 

Em primeiro lugar, sem condenar explicitamente a violação flagrante da Carta da ONU, a delegação brasileira instou as partes à “cessação de hostilidades”, como se estas fossem recíprocas, ou seja, uma guerra empreendida por decisão de ambas as partes, e não uma guerra unilateral sem qualquer provocação da parte agredida e invadida. Em segundo lugar, a delegação também pediu negociações entre elas, tendo em vista as “preocupações de segurança das partes”, como se a Ucrânia tivesse ameaçado, em algum momento, a segurança da Rússia. Em terceiro lugar, mesmo votando pela condenação da Rússia na Assembleia Geral – uma votação de toda forma inoperante, dado uso abusivo do poder de veto em defesa do próprio transgressor da Carta da ONU –, a delegação brasileira se opôs terminantemente à imposição de sanções contra a Rússia, a pretexto de que qualquer punição agravaria a situação econômica no mundo inteiro, o que significa, implicitamente, que o agressor pode se safar impune das ilegalidades e crimes perpetrados. Em quarto e último lugar, a delegação também se pronunciou contrariamente ao fornecimento de armas à Ucrânia, a pretexto de não provocar maior número de vítimas, o que se traduz num simples “convite” a que um governo soberano renuncie à defesa do seu povo e território. 

Os quatro posicionamentos da delegação brasileira não são a rigor, ilegais, do ponto de vista do Direito Internacional, mas são altamente hipócritas, tendo em vista a acumulação de crimes de guerra e até, possivelmente, crimes contra a humanidade, perpetrados pelas tropas russas de ocupação. A hipocrisia puramente política – não teoricamente contrária ao direito internacional – se estende inclusive à oposição do Brasil à imposição de sanções à Rússia, a pretexto de que elas seriam “unilaterais”, e não aprovadas pelo CSNU, como se este pudesse fazê-lo não obstante o veto russo a qualquer medida contrária a seus interesses. No que concerne as sanções, cabe registrar que elas se conformam inteiramente ao espírito e à letra dos artigos 41 e 42 da Carta da ONU, que regulam tal faculdade. Ou seja, os países estão apenas aplicando as medidas previstas na Carta de San Francisco, numa situação em que – da mesma forma como ocorre nas cortes quando juízes se declaram impedidos de atuar em casos nos quais eles possam incorrer em qualquer conflito de interesse – o veto da Rússia não poderia ser aplicado em seu próprio favor, dado o fato de que ela é a parte agressora, aquela que violou as disposições mais relevantes do instrumento máximo do Direito Internacional. 

Ao se conformarem os 100 primeiros dias da guerra de agressão da Rússia contra a Ucrânia, neste dia 4 de junho de 2022, a diplomacia brasileira apresenta, por nítida pressão da presidência, um triste quadro de contorcionismo verbal e subterfúgios retóricos para evitar de se colocar, como geralmente fez ao longo de sua história de dois séculos, sob o espírito e a guarda de sagrados princípios do Direito Internacional, e até mais do que isso, da moralidade. A restauração da credibilidade e da legitimidade da diplomacia brasileira terá de aguardar a própria reconstrução de uma política externa coerente e condizente com as próprias cláusulas de relações internacionais que figuram no Artigo 4º de sua Constituição e que integram o seu patrimônio histórico de conformidade ao Direito Internacional em todas as circunstâncias.


Paulo Roberto de Almeida

Brasília, 4165: 3 junho 2022, 7 p.


quinta-feira, 2 de junho de 2022

Sanções contra a Rússia vão criar uma recessão global? - Clifford Krauss (NYT)

  Europe’s Russian Oil Ban Could Mean a New World Order for Energy

The effort could hurt Russia but could also help drive up already high oil prices, hurting the global economy and enriching energy companies.

Clifford Krauss

The New York Times – 2.6.2022

 

Houston - The European Union’s embargo on most Russian oil imports could deliver a fresh jolt to the world economy, propelling a realignment of global energy trading that leaves Russia economically weaker, gives China and India bargaining power and enriches producers like Saudi Arabia.

Europe, the United States and much of the rest of the world could suffer because oil prices, which have been marching higher for months, could climb further as Europe buys energy from more distant suppliersEuropean companies will have to scour the world for the grades of oil that its refineries can process as easily as Russian oil. There could even be sporadic shortages of certain fuels like diesel, which is crucial for trucks and agricultural equipment.

In effect, Europe is trading one unpredictable oil supplier — Russia — for unstable exporters in the Middle East.

Europe’s hunt for new oil supplies — and Russia’s quest to find new buyers of its oil — will leave no part of the world untouched, energy experts said. But figuring out the impact on each country or business is difficult because leaders, energy executives and traders will respond in varying ways.

China and India could be protected from some of the burden of higher oil prices because Russia is offering them discounted oil. In the last couple of months, Russia has become the second biggest oil supplier to India, leapfrogging other big producers like Saudi Arabia and the United Arab Emirates. India has several large refineries that could earn rich profits by refining Russian oil into diesel and other fuels in high demand around the world.

Ultimately, Western leaders are aiming to weaken President Vladimir V. Putin’s ability to wreak havoc in Ukraine and elsewhere by denying him billions of dollars in energy sales. They hope that their moves will force Russian oil producers to shut down wells because the country does not have many places to store oil while it lines up new buyers. But the effort is perilous and could fail. If oil prices rise substantially, Russia’s overall oil revenue may not fall much.

Other oil producers like Saudi Arabia and Western oil companies like Exxon Mobil, BP, Shell and Chevron stand to do well simply because oil prices are higher. The flip side of that is that global consumers and businesses will have to pay more for every gallon of fuel and goods shipped in trucks and trains.

“It’s a historic, big deal,” said Robert McNally, a former energy adviser to President George W. Bush. “This will reshape not only commercial relationships but political and geopolitical ones as well.”

E.U. officials have yet to release all the details of their effort to squelch Russian oil exports but have said that those policies will go into effect over months. That is meant to give Europeans time to prepare, but it will also give Russia and its partners time to devise workarounds. Who will adapt better to the new reality is hard to know.

According to what European officials have said so far, the union will ban Russian tanker imports of crude oil and refined fuels like diesel, representing two-thirds of the continent’s purchases from Russia. The ban will be phased in over six months for crude and eight months for diesel and other refined fuels.

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In addition, Germany and Poland have pledged to stop importing oil from Russia by pipeline, which means Europeans could reduce Russian imports by 3.3 million barrels a day by the end of the year.

And the union has said that European companies will no longer be allowed to insure tankers carrying Russian oil anywhere. That ban will also be phased in over several months. Because many of the world’s largest insurers are based in Europe, that move could significantly raise the cost of shipping Russian energy, though insurers in China, India and Russia itself might now pick up some of that business.

Before the invasion of Ukraine, roughly half of Russia’s oil exports went to Europe, representing $10 billion in transactions a month. Sales of Russian oil to E.U. members have declined somewhat in the last few months, and those to the United States and Britain have been eliminated.

Some energy analysts said the new European effort could help untangle Europe from Russian energy and limit Mr. Putin’s political leverage over Western countries.

“There are many geopolitical repercussions,” said Meghan L. O’Sullivan, director of the geopolitics of energy project at Harvard’s Kennedy School. “The ban will draw the United States more deeply into the global energy economy and it will strengthen energy ties between Russia and China.”

Another hope of Western leaders is that their moves will reduce Russia’s position in the global energy industry. The idea is that despite its efforts to find new buyers in China, India and elsewhere, Russia will export less oil overall. As a result, Russian producers will need to shut wells, which they will not be able to easily restart because of the difficulties of drilling and producing oil in inhospitable Arctic fields.

Still, the new European policy was the product of compromises between countries that can easily replace Russian energy and countries like Hungary that can’t easily break their dependence on Moscow or are unwilling to do so. That is why 800,000 barrels a day of Russian oil that comes to Europe by pipeline was excluded from the embargo for now.

The Europeans also decided to phase in the restrictions on insuring Russian oil shipments because of the importance of the shipping industry to Greece and Cyprus.

Such compromises could undermine the effectiveness of the new European effort, some energy experts warned.

“Why wait six months?” said David Goldwyn, a top State Department energy official in the Obama administration. “As the sanctions are configured now, all that will happen is you will see more Russian crude and product flow to other destinations,” he said. But he added, “It’s a necessary first step.”

 

The Russia-Ukraine War and the Global Economy

 

A far-reaching conflict. Russia’s invasion on Ukraine has had a ripple effect across the globe, adding to the stock market’s woes. The conflict has caused?? dizzying spikes in gas prices and product shortages, and is pushing Europe to reconsider its reliance on Russian energy sources.

 

Global growth slows. The fallout from the war has hobbled efforts by major economies to recover from the pandemic, injecting new uncertainty and undermining economic confidence around the world. In the United States, gross domestic product, adjusted for inflation, fell 0.4 percent in the first quarter of 2022.

Energy prices rise. Oil and gas prices, already up as a result of the pandemic, have continued to increase since the beginning of the conflict. The sharpening of the confrontation has also forced countries in Europe and elsewhere to rethink their reliance on Russian energy and seek alternative sources.

Russia’s economy faces slowdown. Though pro-Ukraine countries continue to adopt sanctions against the Kremlin in response to its aggression, the Russian economy has avoided a crippling collapse for now thanks to capital controls and interest rate increases. But Russia’s central bank chief warned that the country is likely to face a steep economic downturn as its inventory of imported goods and parts runs low.

Trade barriers go up. The invasion of Ukraine has also unleashed a wave of protectionism as governments, desperate to secure goods for their citizens amid shortages and rising prices, erect new barriers to stop exports. But the restrictions are making the products more expensive and even harder to come by.

Food supplies come under pressure. The war has driven up the cost of food in East Africa, a region that depends greatly on exports of wheat, soybeans and barley from Russia and Ukraine and is already dealing with a severe drought. Amid dwindling supplies, supermarkets around the world have begun asking customers to limit their purchases of sunflower oil, of which Ukraine is a top exporter.

Prices of essential metals soar. The price of palladium, used in automotive exhaust systems and mobile phones, has been soaring amid fears that Russia, the world’s largest exporter of the metal, could be cut off from global markets. The price of nickel, another key Russian export, has also been rising.

 

Despite the oil embargo, Europe will likely remain reliant on Russian natural gas for some time, possibly years. That could preserve some of Mr. Putin’s leverage, especially if gas demand spikes during a cold winter. European leaders have fewer alternatives to Russian gas because the world’s other major suppliers of that fuel — the United States, Australia and Qatar — can’t quickly expand exports substantially.

Russia also has other cards to play, which could undermine the effectiveness of the European embargo.

China is a growing market for Russia. Connected mainly by pipelines that are near capacity, China increased its tanker shipments of Russian crude in recent months.

Saudi Arabia and Iran might lose from those increased Russian sales to China, and Middle Eastern sellers have been forced to reduce their prices to compete with the heavily discounted Russian crude.

Dr. O’Sullivan said that the relationship between Russia, Saudi Arabia and other members of the OPEC Plus alliance could become more complicated “as Moscow and Riyadh compete to build and maintain their market share in China.”

Even as energy commercial ties are scrambled, big oil producers like Saudi Arabia and the United Arab Emirates have benefited overall from the war in Europe. Many European companies are now eager to buy more oil from the Middle East. Saudi oil export revenues are climbing and could set a record this year, according to Middle East Petroleum and Economic Publications, which tracks the industry, pushing the kingdom’s trade surplus to more than $250 billion.

India is another beneficiary because it has big refineries that can process Russian crude, turning it into diesel, some of which could end up in Europe even if the raw material came from Russia.

“India is becoming the de facto refining hub for Europe,” analysts at RBC Capital Markets said in a recent report.

But buying diesel from India will raise costs in Europe because it’s more expensive to ship fuel from India than to have it piped in from Russian refineries. “The unintended consequence is that Europe is effectively importing inflation to its own citizens,” the RBC analysts said.

India is getting about 600,000 barrels a day from Russia, up from 90,000 barrels a day last year when it was a relatively minor supplier. Russia is now India’s second biggest supplier after Iraq.

But India could find it difficult to keep buying from Russia if the European Union’s restrictions on European companies insuring Russian oil shipments raise costs too much.

“India is a winner,” said Helima Croft, RBC’s head of commodity strategy, “as long as they are not hit with secondary sanctions.”

terça-feira, 31 de maio de 2022

Guerra do Paraguai: livro de Francisco Doratioto: nova edição; entrevista - Daniel Buarque (Portal Interesse Nacional)

 


A invasão da Ucrânia, a Guerra do Paraguai e as lições do isolamento de ditadores na tomada de decisões

Francisco Doratioto fala sobre a nova edição do seu livro Maldita Guerra e sobre o acesso a novos documentos históricos pela internet, discute os mitos por trás do conflito no Paraguai, analisa como ele ajudou a formar a diplomacia brasileira no Império e explica como o comportamento de tiranos não respeita a vida dos cidadãos

Por Daniel Buarque

Um governante tirano atuando de forma isolada, em um país sem oposição política e sem liberdade de imprensa, decide invadir um país vizinho e gera uma situação “desgraçada” para todos os envolvidos no confronto, com denúncias até de genocídio. Essa descrição simplificada sobre a Guerra do Paraguai, mais de 150 anos atrás, parece ecoar na narrativa atual sobre a invasão da Ucrânia pela Rússia. Para o historiador Francisco Doratioto, a comparação faz sentido ao se pensar sobre o comportamento tradicional de ditadores, que não respeitam a vida dos seus cidadãos.  

“Entre as características de ditadores está o fato de que eles não têm o mínimo respeito pela vida dos seus subordinados. A vida do cidadão comum e o sofrimento têm pouco valor para ele.O que tem valor é o Estado, é o seu poder pessoal, e para manter o seu poder pessoal, desenvolve-se naturalmente o medo de uma conspiração. Então o processo decisório é sempre muito restrito, e os que estão em volta, por sua vez, não questionam nada. Existe uma lógica no comportamento dos ditadores que facilita o desencadear de guerras”, explicou Doratioto em entrevista à Interesse Nacional.


O historiador está lançando uma nova edição atualizada do seu livro Maldita Guerra, obra fundamental sobre a Guerra do Paraguai. Na entrevista abaixo, ele discute a complexidade do contexto histórico do conflito que ajudou a moldar a identidade do Brasil, do Paraguai, da Argentina e do Uruguai, o que ajuda a criar mitos e simplificações. Para Doratioto, a principal lição da Guerra do Paraguai para a diplomacia brasileira foi mostrar a desgraça que é a guerra, ajudando a desenvolver a valorização da cooperação e da busca por informações. 

Leia a entrevista completa abaixo

Daniel Buarque – Parece impossível tratar da Guerra do Paraguai sem pensar sobre o contexto atual e do que acontece na Europa com a invasão da Ucrânia. A descrição do Solano López como um tirano em um país que não tinha partido político, não tinha tolerância, não tinha liberdade de imprensa, é muito próximo da forma como se fala sobre Putin e a Rússia. Assim como as controvérsias em torno de causa da guerra. Isso mostra que guerras são muito permeadas por essas mesmas narrativas. O que acha disso?

Francisco Doratioto – Eu leciono história da América Latina, e meus dois eixos de preocupação são a questão da pobreza, do desenvolvimento econômico, e a questão da democracia.  Nós estamos em um continente povoado de ditadores. À esquerda, com Fidel Castro, por exemplo, e à direita, com Médici, Pinochet e outros. Há ditadores por toda a parte, e há ditadores de esquerda e de direita, mas eles têm algo em comum. Eles não confiam em ninguém e não existe um processo decisório para tomar decisão de política externa. No caso do paraguaio Solano López, que decidiu aquela estratégia de invadir a Argentina e o Brasil partia de uma série de premissas muito vulneráveis, mas ninguém falou isso para ele. pois ele provavelmente não expôs todo o seu plano para aqueles que o cercavam, e mesmo que tenha exposto, ninguém ia falar nada, ninguém ia questionar para não ser acusado de traidor. A mesma coisa acontece com Putin, assim como com Hitler na invasão da União Soviética. Entre as características de ditadores está o fato de que eles não têm o mínimo respeito pela vida dos seus subordinados. A vida do cidadão comum e o sofrimento têm pouco valor para ele. O que tem valor é o Estado, é o seu poder pessoal, e para manter o seu poder pessoal, desenvolve-se naturalmente o medo de uma conspiração. Então o processo decisório é sempre muito restrito, e os que estão em volta, por sua vez, não questionam nada. Existe uma lógica no comportamento dos ditadores que facilita o desencadear de guerras. 

‘Existe uma lógica no comportamento dos ditadores que facilita o desencadear de guerras’

Daniel Buarque – A Guerra do Paraguai parece um desses eventos controversos sobre o qual a historiografia parece que nunca consegue parar de se atualizar e sempre está trazendo novidades.  A edição original do livro Maldita Guerra tem mais de duas décadas e já discutia essa questão. O que há de novidade nesta edição mais recente? 

Francisco Doratioto – Quando eu escrevi o livro, a internet ainda era pouco desenvolvida, quase não tinha material na rede. Havia arquivos muito importantes que estavam inacessíveis. São milhares de documentos que estavam guardados e que não podiam ser manuseados para garantir a segurança dos papéis originais. O material estava lá, fechado, e nenhum pesquisador podia ter acesso. Mais recentemente, faz uns 5 ou 6 anos, o material foi colocado online. Graças à nova tecnologia, passamos a ter acesso a milhares de documentos. Além disso, passamos a ter acesso a relatos de memórias da Argentina, do Uruguai, do Brasil. Outro material de memórias do Paraguai foi descoberto na universidade do Texas comprovando que López era realmente um ditador, que não houve processo decisório para decidir pela guerra, que se sabia que a guerra ia ser um equívoco, que ia ser ruim para o Paraguai. E a própria hemeroteca da Biblioteca Nacional, que foi colocada online, também ajudou. Quando eu pesquisei para a primeira edição do Maldita Guerra, tinha que ir ao Rio de Janeiro pedir material em papel ou microfilme. Era um trabalho braçal, difícil e custoso financeiramente porque implicava em ficar em hotel e tudo isso. E tudo isso agora também está online. Antes a gente tinha que buscar informação. Agora o problema é o excesso de informação.

‘López era realmente um ditador, não houve processo decisório para decidir pela guerra, sabia-se que a guerra ia ser um equívoco, que ia ser ruim para o Paraguai’

Depois que eu escrevi o livro, houve um grande desenvolvimento de estudos sobre a história da Guerra do Paraguai no Brasil. Houve uma coincidência de publicações de obras importantes e que, por sua vez, abriram caminhos para a produção posterior. Desde 2002, a quantidade de informações inéditas é incrível, e além disso novas análises historiográficas muito interessantes, com novas metodologias, novos objetos. Eu incorporei tudo isso na nova versão do livro. A nova edição tem 80 páginas a mais que a anterior. Ela fundamentalmente ratifica, aprofunda o que estava na primeira edição. A única alteração de  informação que fiz nessa edição foi sobre a construção da Fortaleza de Humaitá, às margens do Rio Paraguai, que era uma fortaleza muito importante para controlar a navegação. Toda a historiografia brasileira afirmava que na construção da fortaleza haviam participado engenheiros militares brasileiros. E nesta edição, eu retifico, porque um historiador paraguaio questiona isso e comprova que engenheiros brasileiros não participaram

Daniel Buarque – Considerando esse movimento todo dos últimos 20 anos, ainda pode-se falar que a história da Guerra do Paraguai é dominada por mitos e simplificações como era no passado? Estamos mais bem informados em relação à guerra?

Francisco Doratioto – Com certeza estamos mais bem informados. Mas também com certeza há mitos e vai continuar a haver mitos.

Estamos mais bem informados, pois temas como a questão da influência inglesa sobre a guerra, por exemplo, era algo que era ensinado nas escolas e universidades até o fim do século passado. Mas muitos estudos mostram que não houve essa influência, como o do professor Moniz Bandeira, que foi o pioneiro no Brasil em falar que não foi a Inglaterra que causou a guerra. Ainda assim, a visão predominante era de que tinha sido a Inglaterra. Então, quando eu comecei a escrever o livro em 2000, era muito importante essa questão. Mas hoje é raríssimo encontrar algum historiador defendendo essa posição, porque não há documentação, não há lógica histórica para responsabilizar a Inglaterra.

A questão dos mitos é relevante pois a Guerra do Paraguai faz parte da identidade nacional do Paraguai, da Argentina, do Brasil, do Uruguai, e não tem como interesses do presente não construírem imagens, interpretações sobre personagens dessa história. O Duque de Caxias, por exemplo, foi comandante do Exército do Brasil no Paraguai e é patrono do Exército brasileiro, então existe um óbvio vínculo entre a análise do personagem no século XIX com aspectos do presente. Solano López é um herói nacional no Paraguai. Ele levou o país ao desastre final, porque não soube o momento de render-se, e ainda assim é considerado um herói, é um mito. É um Francisco Solano López inventado pelo que a sociedade paraguaia gostaria que ele tivesse sido. 

‘Dada a complexidade das origens da guerra, é muito mais sedutor para quem lê e para quem escreve sem uma preocupação académica simplificar e jogar a responsabilidade em uma figura só’

É natural que existam exageros e simplificações. Dada a complexidade das origens da guerra, é muito mais sedutor para quem lê e para quem escreve sem uma preocupação académica simplificar e jogar a responsabilidade em uma figura só. Então o confronto de interpretações, da documentação, do método utilizado ajuda a reduzir os mitos e as simplificações, mas é inevitável que eles existam

Daniel Buarque – Você mencionou a questão de identidade e, apesar da Guerra do Paraguai, o Brasil construiu sua identidade internacional em cima da ideia do pacifismo, da resolução pacífica de conflitos por via diplomática. Acha que tem alguma influência da guerra do Paraguai na formação desse perfil? 

Francisco Doratioto – Não vejo essa relação. Não existia uma teoria de relações internacionais na época, mas a teoria da elite do Brasil imperial, principalmente do partido conservador que vai construir uma política externa para o Rio da Prata, era baseada na ideia de que o Brasil era a única monarquia entre repúblicas. Um dos aspectos apresentados ao público no século XIX para legitimar a monarquia era que os nossos vizinhos eram instáveis, tinham caudilhos, guerras civis, e o Brasil, a partir de 1840, não é instável politicamente, não tem guerras. Então o sistema monárquico de governo é superior, etc. A interpretação era de que o vizinho não era confiável, e o Brasil devia evitar uma união entre os vizinhos, negociar de forma bilateral e estar pronto para evitar que surgisse uma Grande Argentina que ocupasse todo aquele espaço do Vice-Reino do Rio da Prata no período colonial, ou seja, o que é hoje o Uruguai, o Paraguai, a Bolívia, a própria Argentina. Porque seria uma República muito forte ao sul, uma ameaça militar potencial. Em segundo lugar, o exemplo de uma República bem sucedida ia desarticular o discurso de que a monarquia era uma forma de governo superior. E ademais, mesmo que fosse uma república pacífica, controlaria os rios internacionais da região, que eram importantes para o Rio de Janeiro manter contato regular e de comércio com a província de Mato Grosso. 

Se fosse fazer uma referência às teorias de relações internacionais, diria que o governo, a elite imperial, era realista em termos de relações internacionais. As relações com a Grã-Bretanha foram muito duras, por exemplo, os Estados Unidos também teve momentos de forte tensão. Essa coisa do pacifismo, de resolver através de negociações, de não ingerência nos assuntos internos dos outros países, vai ser construída na gestão do Barão do Rio Branco. E há um certo exagero na afirmação que o Barão do Rio Branco era pacifista. Ele dizia que as guerras eram uma solução horrível, uma coisa desgraçada, então ele não era a favor de ação de força. Mas, se você pegar a questão do Acre, por exemplo, antes de começar a negociação, ele mandou um regimento do Exército brasileiro para o Acre, para criar um fato consumado. Ele era a favor de relações internacionais pacíficas, mas apoiou, por exemplo, o rearmamento naval. Essa imagem do Rio Branco pacifista, esquecendo esse pragmatismo é o fato de que a diplomacia brasileira posteriormente teve interesse em dar ênfase ao pacifismo, e aí deu ênfase em Rio Branco como uma figura pacifista, o que permitiu efetivamente construir uma política externa muito eficiente

Daniel Buarque – Alguma coisa desse realismo de 150 anos atrás persiste na realidade da diplomacia brasileira até hoje? Existe influência da Guerra do Paraguai na poítica externa do país?

Francisco Doratioto – Até a década de 1980, predominou o sentimento de que Buenos Aires era um rival potencial no Rio da Prata e que se deveria disputar a hegemonia com eles e se impor. O Itamaraty foi fortemente influenciado pelo realismo de contenção de Buenos Aires no Rio da Prata. Hoje essa questão não se coloca mais. De qualquer forma, nas Forças Armadas sempre existe aquela coisa de hipótese de guerra. Por mais que hoje a principal hipótese de guerra seja relacionada à proteção da Amazônia, a maior concentração de tropas do Brasil está no sul do país. Claro que isso é um pouco por inércia, mas no meio militar existe ainda muito desse realismo. Até o começo do século XXI  houve uma notável mudança de mentalidade na diplomacia brasileira em favor da redução desse realismo, em substituir efetivamente a rivalidade pela ideia de cooperação. 

‘Se alguma lição a Guerra do Paraguai deixou para a diplomacia brasileira é exatamente a desgraça que é a guerra’

Se alguma lição a Guerra do Paraguai deixou para a diplomacia brasileira é exatamente a desgraça que é a guerra. A palavra do Barão está certa. E há necessidade de cooperação e de se manter muito bem informado e ter uma presença no Rio da Prata, e em outros países, para para saber o que está acontecendo, fazer análises corretas. No Paraguai pré-guerra, o Brasil era pessimamente representado e a delegação brasileira no pré-guerra não sabia o nível de organização militar, os preparativos de Solano López para uma ação militar. Então é importante ter uma presença diplomática, e essa é uma boa lição da Guerra do Paraguai em termos diplomáticos. 

Daniel Buarque – Estamos falando muito sobre o Barão do Rio Branco, mas você escreveu um artigo sobre o pai dele, o Visconde do Rio Branco, que teve uma importância muito grande no período Imperial, mas que acaba sendo esquecido. Qual a relevância dele nesse para essa formação da diplomacia Brasileira? 

Francisco Doratioto – Até o final do século XIX, até a questão de Palmas, com a Argentina, em que o laudo arbitral do presidente dos Estados Unidos foi favorável ao Brasil, o Barão do Rio Branco, o filho, era absolutamente desconhecido. E o Visconde do Rio Branco era o grande personagem da história do Brasil Império, e um dos grandes estadistas do Brasil Império. Ele teve uma carreira inteira dentro do Estado brasileiro. Ele foi senador, ministro da Guerra, ministro das Relações Exteriores, primeiro-ministro, negociador experiente no Rio da Prata. É uma figura fascinante do Brasil Império. Com certeza o José Maria da Silva Paranhos, o pai, o Visconde do Rio Branco, é tão importante para a história do Brasil e para o Estado monárquico quanto a figura do José Maria da Silva Paranhos Filho, o Barão, é para o Estado republicano. 

Daniel Buarque – Que tipo de influência a guerra tem até hoje na relação entre o Brasil e o Paraguai? 

Francisco Doratioto – O Paraguai perdeu a guerra, e qualquer país derrotado evidentemente tem uma sensibilidade muito grande para um tema como esse. E isso precisa ser levado em consideração. Mesmo que o Brasil não tivesse, em 1864, nenhum interesse, nenhum projeto de fazer uma guerra contra o Paraguai, é uma questão sensível, e que permanece sensível, porque, afinal, o país foi derrotado, perdeu território. No geral, a sociedade paraguaia encara as relações com o Brasil com muita simpatia. Existe um pequeno núcleo do revisionismo Lopista, que construiu a imagem do Solano López herói. É um projeto político da extrema-direita paraguaia, uma instrumentalização da história para para defender interesses no presente.

quinta-feira, 7 de abril de 2022

Ainda sobre a terrível carnificina na Ucrânia - Paulo Roberto de Almeida e Garry Kasparov, via Carlos Pozzobon

 Paulo Roberto de Almeida:

“Em 1938, os líderes — supostos estadistas “pacificadores” — da Grã-Bretanha e da França se recusaram a interromper a ascensão expansionista de um outro ditador megalomaníaco e psicopata, em nome da “paz” na Europa. Como disse Churchill, perderam a honra e não tiveram a paz, e sim a maior guerra da humanidade, na qual pereceram, por baixo, 50 milhões de vítimas, entre civis e militares. 

Atualmente, temos um novo candidato a ditador expansionista, o tirano de Moscou, que, unido à Igreja Ortodoxa Russa (e isto é algo extraordinário, pois o patriarca de Moscou apoiou e santificou a conquista), pretende reconstruir o grande império do czarismo e dos tempos do despotismo soviético. 

Felizmente, líderes ocidentais não estão dispostos a permitir desta vez, mas seus esforços não têm sido suficientes, até aqui, para parar o insano ditador na escala do morticínio.

E infelizmente, uma outra grande ditadura, uma grande democracia autoritária, e duas outras democracias de baixíssima qualidade, todos países membros dessa fantasmagoria diplomática que se chama BRICS, apoiam ou se declaram “isentos” em relação a essa tremenda tragédia que afeta o povo ucraniano.

Vai ser preciso um novo Nuremberg para o tirano Putin; duvido que virá. Mas pelo menos a condenação moral do TPI é absolutamente necessária. 

O Brasil deveria estar unido às democracias de verdade na condenação e na oposição resoluta contra as atrocidades do tirano de Moscou. Infelizmente não está, e isto me enche de vergonha pela diplomacia paraplégica, míope e parcial, indigna das tradições do Itamaraty, a que se assiste atualmente sob o desgoverno de um inepto.

Paulo Roberto de Almeida”


Carlos Pozzobon, reproduzindo Garry Kasparov:

“Garry Kasparov no livro de 2015 Winter is Coming:

Quando o presidente fantoche de Putin na Ucrânia, Viktor Yanukovych, fugiu do país após os protestos “Euromaidan” exigindo maior integração europeia, Putin aproveitou a chance. Citando a necessidade de proteger os russos na Ucrânia, ele primeiro ocupou e anexou a Crimeia e depois começou a incitar a violência por meio de “rebeldes” apoiados pelos russos no leste da Ucrânia. Logo depois, apesar das alegações cada vez mais absurdas do Kremlin em contrário, tropas russas e armas pesadas transformaram o conflito em uma invasão real.

Uma guerra por qualquer motivo é terrível, mas a perigosa virada de Putin para o imperialismo de base étnica não pode ser ignorada. Aqueles que dizem que o conflito na Ucrânia está longe e que provavelmente não levará à instabilidade global perdem o aviso claro que Putin nos deu. Não há razão para acreditar que sua visão anunciada de uma “Grande Rússia” terminará com o leste da Ucrânia e muitas razões para acreditar que não. Os ditadores só param quando são parados, e apaziguar Putin com a Ucrânia só vai alimentar seu apetite por mais conquistas.

A Ucrânia é apenas uma batalha que o mundo livre gostaria de ignorar em uma guerra maior que se recusa a reconhecer que existe. Mas fingir que você não tem inimigos não torna isso verdade. O Muro de Berlim e a União Soviética se foram, mas os inimigos da liberdade que os construíram não. A história não termina; ela funciona em ciclos. O fracasso em defender a Ucrânia hoje é o fracasso dos Aliados em defender a Tchecoslováquia em 1938. O mundo deve agir agora para que a Polônia em 2015 não seja chamada a desempenhar o papel da Polônia em 1939.”

PRA: infelizmente a Ucrânia de 2022 tomou o lugar da Polônia de 1939. 


quarta-feira, 16 de março de 2022

Corte Internacional de Justiça: decisão sobre alegações de Genocídio - Ucrânia v. Federação Russa

 ALLEGATIONS OF GENOCIDE UNDER THE CONVENTION ON THE PREVENTION AND PUNISHMENT OF THE CRIME OF GENOCIDE - (UKRAINE v. RUSSIAN FEDERATION)

 16 MARCH 2022 - ORDER

___________

 

ALLÉGATIONS DE GÉNOCIDE AU TITRE DE LA CONVENTION POUR LA PRÉVENTION ET LA RÉPRESSION DU CRIME DE GÉNOCIDE - (UKRAINE c. FÉDÉRATION DE RUSSIE)

16 MARS 2022 -  ORDONNANCE

 

English version: 

https://www.icj-cij.org/public/files/case-related/182/182-20220316-ORD-01-00-EN.pdf

 

 

TABLE OF CONTENTS

 

Paragraphs

CHRONOLOGY OF THE PROCEDURE 1-16

 

I. INTRODUCTION 17-23

 

II. PRIMA FACIE JURISDICTION 24-49

    1. General observations 24-27

    2. Existence of a dispute relating to the interpretation, application or fulfilment of the Genocide Convention 28-47

    3. Conclusion as to prima facie jurisdiction 48-49

 

III. THE RIGHTS WHOSE PROTECTION IS SOUGHT AND THE LINK BETWEEN

SUCH RIGHTS AND THE MEASURES REQUESTED 50-64

 

IV. RISK OF IRREPARABLE PREJUDICE AND URGENCY 65-77

 

V. CONCLUSION AND MEASURES TO BE ADOPTED 78-85

 

OPERATIVE CLAUSE 86

 

___________

 

INTERNATIONAL COURT OF JUSTICE - YEAR 2022

2022, 16 March

General List

No. 182

16 March 2022

 

ALLEGATIONS OF GENOCIDE UNDER THE CONVENTION ON THE PREVENTION AND PUNISHMENT OF THE CRIME OF GENOCIDE - (UKRAINE v. RUSSIAN FEDERATION)

 

REQUEST FOR THE INDICATION OF PROVISIONAL MEASURES ORDER

Present: President DONOGHUE; Vice-President GEVORGIAN; Judges TOMKA, ABRAHAM, BENNOUNA, YUSUF, XUE, SEBUTINDE, BHANDARI, ROBINSON, SALAM, IWASAWA, NOLTE, CHARLESWORTH; Judge ad hoc DAUDET; 

 

Registrar GAUTIER.

The International Court of Justice,

Composed as above,

After deliberation,

Having regard to Articles 41 and 48 of the Statute of the Court and Articles 73, 74 and 75 of the Rules of Court,

Makes the following Order:

 

(…) 

 

86. For these reasons,

THE COURT ,

Indicates the following provisional measures:

 

(1) By thirteen votes to two,

The Russian Federation shall immediately suspend the military operations that it commenced on 24 February 2022 in the territory of Ukraine;

IN FAVOUR: President Donoghue; Judges Tomka, Abraham, Bennouna, Yusuf, Sebutinde, Bhandari, Robinson, Salam, Iwasawa, Nolte, Charlesworth; Judge ad hoc Daudet; AGAINST : Vice-President Gevorgian; Judge Xue;

 

(2) By thirteen votes to two,

The Russian Federation shall ensure that any military or irregular armed units which may be directed or supported by it, as well as any organizations and persons which may be subject to its control or direction, take no steps in furtherance of the military operations referred to in point (1) above;

IN FAVOUR: President Donoghue; Judges Tomka, Abraham, Bennouna, Yusuf, Sebutinde, Bhandari, Robinson, Salam, Iwasawa, Nolte, Charlesworth; Judge ad hoc Daudet;

AGAINST : Vice-President Gevorgian; Judge Xue;

 

(3) Unanimously,

Both Parties shall refrain from any action which might aggravate or extend the dispute before the Court or make it more difficult to resolve.

 

PRA: Pessoalmente considero esta última decisão completamente CAOLHA, uma vez que o agressor é a Rússia, pois a Ucrânia está apenas se defendendo.