Carlos Malamud: Coca Cola en Bolivia
Coca Cola e indigenismo
En fechas recientes sus palabras dieron la vuelta al mundo al vaticinar el fin del capitalismo y la coca cola en Bolivia el próximo diciembre, según lo indicado por el calendario maya. En esa fecha, de acuerdo con sus profecías, se pasaría de la Macha, la época de la oscuridad, el egoísmo, la división y el individualismo, a la Pacha, la de la hermandad, el amor, el comunitarismo y del mocochinche, un refresco de melocotón o durazno.
Ante las palabras de Choquehuanca, que provocaron el malentendido de la expulsión de coca cola de Bolivia en la fecha señalada, se impuso el desmentido del presidente Evo Morales. Choquehuanca expresa una de las líneas más integristas en la defensa de los valores indigenistas dentro de su gobierno, aunque para ello deba violentar la realidad y la historia con demasiada frecuencia. Sin embargo, esto no es ningún problema para quienes se erigen en defensores de un pasado mítico que nunca existió. Si es necesario reescribir la historia, se reescribe; si el guión requiere establecer vínculos estrechos entre mayas e incas y aymaras con más de 500 años de antigüedad, se establecen.
Ahora bien, ésta no es la mejor manera de defender los derechos individuales y colectivos de los indígenas bolivianos y americanos. Ni con un acceso selectivo a la modernidad ni negando a la coca cola, consumida con fruición a lo largo y ancho del país, se impondrán valores sociales más solidarios. Hace un par de años el vicepresidente García Linera dijo que Bolivia no podía competir en conocimiento, es decir en ciencia y tecnología, con los países más avanzados. Para equilibrar las cosas debían sacar partido de su ventaja competitiva: el comunitarismo. No había que invertir más en educación ni promover la I+D sino trasladar al mundo las buenas experiencias del comunitarismo plurinacional.
Es algo similar a lo que señala Choquehuanca. La época oscura y tenebrosa, marcada por el individualismo, el capitalismo y la coca cola, será superada a fines de 2012 por las luces de la solidaridad, el comunitarismo y el mocochinche. Más allá de la necesidad de identificar a cada etapa con una bebida simbólica, preocupa el anacronismo del mensaje. El mocochinche no solucionará los problemas de los bolivianos, que son muchos. En su lugar, se debería apostar por la promoción de la sociedad del conocimiento.
Este tipo de manifestaciones tienen poco que ver con los presupuestos de las culturas indígenas y más con prejuicios ideológicos. El indigenismo no está reñido con la modernidad ni con los avances científicos y tecnológicos, y se puede y se debe defender con otros métodos. Otra cosa es que se quiera incorporar la modernidad de una forma selectiva. Una vez más estamos frente al paternalismo de las élites, aunque en esta ocasión se esconda bajo un manto indigenista.
Carlos Malamud:
Catedrático de Historia de América de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), de España e Investigador Principal para América Latina y la Comunidad Iberoamericana del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos. Ha sido investigador visitante en el Saint Antony´s College de la Universidad de Oxford y en la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires y ha estado en posesión de la Cátedra Corona de la Universidad de los Andes, de Bogotá. Entre 1986 y 2002 ha dirigido el programa de América Latina del Instituto Universitario Ortega y Gasset, del que ha sido su subdirector. Actualmente compatibiliza su trabajo de historiador con el de analista político y de relaciones internacionales de América Latina. Ha escrito numerosos libros y artículos de historia latinoamericana. Colabora frecuentemente en prensa escrita, radio y TV y es responsable de la sección de América Latina de la Revista de Libros.
Um comentário:
Orgulha-se, a eminente autoridade, de seu conhecimento adquirido por meios não formais e, por isso, não só zomba da intelectualidade, como também reescreve a história de acordo com sua perspectiva simplórea.
Deve ser horrível viver em um país assim.
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