Fazia tempo que El Profesor de Economía não aparecia por aqui. Não por que ele tenha deixado de ocupar o noticiário, longe disso. Ocupou-o barbaramente, se ouso dizer, nos últimos dias e semanas: rompendo relações diplomáticas com a Colômbia, deslocando tropas para a fronteira, acusando o país vizinho de pretender deslanchar uma guerra contra ele, enfim, fazendo aquilo que mais sabe fazer: agitar.
O artigo abaixo trata de outro aspecto, menos conhecido, da vida de Chávez: seu gineceu, ou melhor, sua tropa de aguerridas combatentes, defensoras, vigilantes, whatever...
Sempre se aprende alguma coisa com El Profesor, mesmo que não sejam lecciones de economía al revés...
Paulo Roberto de Almeida
NOTITARDE
Aullidos para el sordo
Charito Rojas
"A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz". Walt Whitman (1819-1892), poeta estadounidense.
A Chávez le gustan las mujeres. Esta rodeado de ellas. Le son incondicionales y fieras, como un perro doberman que clava la mordida y no afloja hasta que su presa deja de moverse. Las mujeres son responsables, implacables, incisivas. Las de Chávez, digo. Las que trabajan con Chávez, quiero decir. Las que siguen ciegamente sus órdenes y latiguean a sus subalternos para que también obedezcan al amo.
Ellas acabaron, por órdenes de su jefe, con la separación de poderes en Venezuela. Y han recibido a cambio grandes premios: la confianza del jefe, buena vida, cambios notables en su expectativa futura. A ver. La Presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores ha dado un gran vuelco a su status desde 1998 a la fecha: de abogado II de la PTJ, se catapultó a diputada al Congreso y luego se empoderó de la Presidencia de la Asamblea, cargo que, siguiendo el ejemplo que Chávez dio no quiere aflojar. Y la dejan allí porque lo ha hecho bien: ordena la aprobación de todas las leyes que necesita la revolución, decapita a los diputados que se atreven a poner algún pero cuando se dan cuenta de la gravedad de lo que están sancionando, corta el sonido a los micrófonos y se permite mandar a confesar a diputadas de oposición. Por pecadoras, dice Cilia, que por cierto ha cambiado mucho su imagen física en estos años, producto de tanta prosperidad.
Luisa Estela Morales, Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, acompaña todas las ocurrencias jurídicas del jefe. Aunque su especialidad es el derecho agrario, la doctora Morales hace incursiones temerarias en el derecho constitucional y ha llegado a afirmar que la "división de poderes debilita al Estado", y aboga por una revisión de ese principio establecido en la Carta Magna de 1999. En su jurisdicción, no hay una sentencia favorable a opositores ni se admiten recursos que perjudiquen el proyecto socialista-comunista en marcha.
La otra Luisa, la Ortega Díaz, ha hecho de la Fiscalía el arma más eficaz del gobierno contra la oposición. Mientras persigue implacablemente a líderes, periodistas, productores e instituciones no afectas al chavismo, los delincuentes medran a su antojo. 148.000 muertes, el 91% de ellas impunes, hablan de los 11 años de justicia revolucionaria en Venezuela. La Fiscal debe muchas respuestas al país y su hora de asumir responsabilidades, como a las otras damas poderosas, llegará.
Por su parte la Defensora del Pueblo (qué título tan grande para esta señora) Gabriela del Mar Ramírez, no ha defendido el derecho a la vida de los venezolanos, su derecho a recibir una educación de calidad o a comer alimentos en buen estado. Jamás la hemos escuchado reclamar al gobierno en nombre del pueblo que debe defender. Jamás ha levantado su voz en un país donde el ciudadano es agredido diariamente por un gobierno ineficaz, por la corrupción, por los seguidores de un plan empobrecedor.
Y si hablamos del CNE, tenemos decir que la Dra. Lucena se ganó el apodo de Tibisí con palmas y honores. Igual que la Gatica de María Ramos, ella tira la piedra y esconde la mano, nunca reconoce falta alguna de objetividad en las actuaciones del cuerpo comicial y ha sido artífice de la felicidad del jefe… hasta donde los votos de la oposición se lo han permitido.
Hay otras mujeres en la vida de Chávez, que curiosamente, es un hombre sin mujer conocida en su vida personal. No tiene tiempo y tal parece que tampoco ganas de compartir su gloria con nadie. Pero en su gestión pública se apoya en la agresividad de la Comandante Fosforito, en la violencia de Lina Ron, en la incondicionalidad de diputadas, ministras, gobernadoras, dirigentes. Internacionalmente sus migas son con Cristina Kitchner, a quien en Argentina consideran una Chávez con faldas.
Bien por el matriarcado del Comandante. Mal por su machismo. Porque lamentablemente, todas estas mujeres, pese a que algunas son universitarias, están sometidas a lo que sería el equivalente de un marido golpeador: le dicen lo que quiere oír so pena de perder el cargo, de caer en desgracia, de perder el poder que ostentan. La declaración de Cilia Flores clamando al Vaticano por la destitución del Cardenal Urosa Savino, apenas dos días después de haberle recibido "muy respetuosamente" en la Asamblea y haberse fotografiado toda sonriente junto al purpurado, habla de algo que ella misma reconoció: le jalaron las orejas desde Miraflores por tanta cortesía y le ordenaron echar nuevamente las cabras al monte, aunque fuera un disparate cantinflérico, como le gusta a los rojitos.
Con tales personajes no cabe decencia, educación y mucho menos diálogo. Ellas están cuidando sus privilegios y el país que se jorobe. A ninguno de estos revolucionarios de quincalla le importa la sangre de ese 60% de asesinados menores de 25 años. Toda una generación perdida a manos del hampa o exiliada a manos de la revolución. La condición despiadada y canalla con la que el gobierno actúa contra los productores del campo, los medios de comunicación, los empresarios, banqueros, comerciantes y la iglesia, es imitada por el hampa que siente estar protegida por la negligencia oficialista que cree que el presupuesto del país es para consolidar una revolución comunista y no para darle a los venezolanos la calidad de vida que merecen.
Los usurpadores de la Constitución están en cuenta regresiva: las madres de los muchachos asesinados, las familias transidas de dolor, los venezolanos angustiados que todos los días salen a la calle encomendándose a Dios para que los devuelva con vida, los pequeños y grandes comerciantes y productores, están contando las horas que faltan para que esta pesadilla termine. Para que Venezuela tenga un gobierno que destine los recursos a sembrar prosperidad, a luchar contra la inseguridad, a levantar la infraestructura y el músculo industrial del país. A amar a los venezolanos como un buen padre de familia.
Mientras aúlle, amenace, embista y utilice a sus mujeres para castigar a quienes se oponen a esta felonía, no escuchará lo que este pueblo trata de decirle y que voy a traducir en palabras sencillitas: estamos cansados de usted y de su revolución, queremos un gobierno que gobierne para bien de todo el país, que respete a los ciudadanos y que cumpla su obligación constitucional de dar a los 26 millones de habitantes de este país lo que la Carta Magna dice.
Faltan apenas 52 días para las elecciones parlamentarias. Y esto está muy callado, a excepción del vociferante. Eso me preocupa. Algo bulle en las entrañas de este país maltratado. Siento que el ciudadano está afinando su puntería para marcar un voto que decidirá el futuro inmediato. Nadie confía en una Fuerza Armada entregada a Cuba y a los grandes negocios del gobierno. Pero silenciosamente, los demócratas están transmitiendo el mensaje del orden del día: tomar puestos en la Asamblea Nacional para impedir que se sigan aprobando leyes que están despojando a los venezolanos de sus legítimos derechos y posesiones. Septiembre será el Waterloo del comunismo del siglo XXI.
Charitorojas2010@hotmail.com
Twitter:@charitorojas
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