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domingo, 7 de abril de 2019
Entrevista PRALmeida a jornal mexicano: Eje Central (28/03/2019)
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro , hizo una “ofensa grave” a los mexicanos, al respaldar en su reciente visita a Washington las políticas antinmigración del presidente Donald Trump; así como la construcción del muro fronterizo, ya que a juicio del excapitán del ejército brasileño y ahora Presidente “siempre tienen malas intenciones los indocumentados que intentan cruzar desde México a Estados Unidos”.
En entrevista con ejecentral, expresó lo anterior el embajador Paulo Roberto de Almeida, con una carrera en Itamaraty desde 1977, uno de los diplomáticos brasileños de mayor experiencia en el activo, quien señaló que la ideología antinmigración del país sudamericano va de la mano con las que sostiene su hijo, el diputado Ernesto Bolsonaro, con Steve Bannon, líder de la ultraderecha nacionalista internacional, quien también fue asesor externo en la campaña presidencial del Presidente brasileño y antes del mismo Trump.
›El presidente brasileño realizó su primer visita de Estado a la Unión Americana entre el 18 y 20 de marzo pasados. En su agenda, además del encuentro con Trump, visitó la OTAN, las instalaciones de la CIA y concedió una entrevista a Fox News, en donde sostuvo: “Estamos de acuerdo con la decisión o propuesta del presidente Trump sobre el muro. La gran mayoría de los inmigrantes potenciales no tienen buenas intenciones. No pretenden hacer lo mejor ni hacer bien a los estadounidenses”, sostuvo Bolsonaro.
Y añadió a la cadena estadounidense, “me gustaría mucho que los Estados Unidos respalden la política de inmigración actual, porque en gran medida le debemos nuestra democracia en el hemisferio sur a los Estados Unidos”.
Los desatinos estilo Bolsonaro
El embajador De Almeida señaló dos errores graves, adicionales, durante la visita del presidente brasileño a Washington: el primero fue una cena que tuvo con el exasesor de Trump, Steve Bannon, en la embajada de Brasil, que a su juicio fue sólo por satisfacer a su hijo, el diputado Bolsonaro, quien es uno de sus principales asesores en política internacional, al que Bannon nombró como su representante en América del Sur de The Movment, su alianza internacional populista antinmigrante, que puede tener algún sentido en Europa, pero es marginal en nuestra región, agregó.
El otro equívoco fue la visita del presidente Bolsonaro a las instalaciones de la CIA en Virginia, que el periódico O Estado de Sao Paulo calificó como “una visita a Disneylandia”. De Almeida recordó que ni siquiera durante los regímenes militares brasileños un presidente fue a la CIA, algo que Bolsonaro realizó supuestamente para combatir el crimen transnacional, tema que a juicio de De Almeida corresponde al FBI.
Por otra parte, el embajador De Almeida, también profesor y autor de 14 libros, expresó que el presidente Bolsonaro y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, son políticos populistas antisistema y, como tal, requieren de mantener cierta legitimación en América Latina y el Caribe. Fuera de eso, difícilmente podrían mantener iniciativas conjuntas en la región, pues a su juicio, sus respectivos problemas nacionales les absorberán.
“Considero que AMLO es un hombre intelectualmente mucho más preparado, aunque con ideas equivocadas de izquierda, que el presidente Bolsonaro, muy limitado intelectualmente”, agregó De Almeida.
Usted disculpe
El embajador De Almeida fue recientemente destituido por el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, como director del Instituto de Relaciones Internacionales, un think tank de Itamaraty que formula políticas públicas, por sus criticas a la política exterior de su país y en concreto a la posición de Brasil sobre Venezuela, que considera el principal tema de la política exterior brasileña en la actualidad.
El exembajador de Brasil en Washington e Italia, Rubens Rucupero, dijo a su vez que el cese de De Almeida del Instituto de Relaciones Internacionales fue una medida de represión ideológica, similar a las que se adoptaban durante los regímenes militares brasileños. También molestó al canciller que el embajador De Almeida diera cabida en su blog a voces críticas sobre Venezuela, como la del embajador Rucupero, y a la del expresidente, Fernando Henrique Cardoso.
A su regreso de Washington, el presidente Bolsonaro se disculpó por sus palabras sobre el muro, hechas durante una entrevista con la cadena televisiva Fox, “pero el daño ya estaba hecho”, añadió.
En el tema migratorio, Eduardo Bolsonaro, quien preside la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados brasileña, indicó que era “una vergüenza” para su país le presencia de brasileños trabajando ilegalmente en Estados Unidos.
La familia Bolsonaro no tiene la menor la conciencia de la dura vida que llevan esos brasileños que trabajan honestamente, sea legal o ilegalmente, y se han adherido de manera idiota a las políticas antinmigración de la administración Trump (…) son la verdadera vergüenza para Brasil, pues como políticos nunca implementaron medidas para fomentar el empleo y crear prosperidad” , añadió De Almeida.
Respecto a la posición de México sobre Venezuela, que al igual que Uruguay reconoce al régimen de Nicolás Maduro, ya que a juicio del excapitán del ejército brasileño y hoy presidente, “siempre tienen malas intenciones los indocumentados que intentan cruzar desde México la línea divisoria con Estados Unidos”, aunque Uruguay desea elecciones presidenciales a corto plazo y México no lo planteó. De Almeida juzgó que se trata más de una política propia de Andrés Manuel López Obrador, que de la diplomacia profesional de Tlatelolco.
“Es difícil de entender la posición de México con su acercamiento al régimen chavista venezolano, sin contraponerse con las posiciones del Grupo de Lima, ni confrontar al aventurerismo de choque con Venezuela de Trump”, dijo.
Sobre el deterioro en Venezuela, el embajador De Almeida señaló que en los últimos 20 años de creciente autoritarismo chavista han creado un régimen “cleptocrático”, distinto a los regímenes militares o al caudillismo tradicional latinoamericano. “La razón es que el chavismo cuenta con el know how cubano, de inteligencia y represión y control social, el mayor en el continente, fuera de Cuba”, añadió.
De Almeida agregó que “estamos hablando de un sistema estalinista represivo, alimentado por los millones de dólares provenientes del petróleo y ahora del narcotráfico”. Esto complica la solución de la tragedia venezolana, pues las fuerzas armadas y el chavismo no abandonarán el poder en tanto no se produzca el estrangulamiento total de la economía venezolana, algo que sólo puede hacer Estados Unidos, dijo.
A juicio De Almeida, Rusia mantendrá firme su alianza con el gobierno chavista venezolano, no tanto por su interés en el gobierno de Nicolás Maduro, sino por su deseo de incomodar a Estados Unidos.
El embajador De Almeida concluyó que cuando el deterioro en el nivel de vida de la población venezolana llegue al límite de lo insoportable, probablemente los cubanos “buscarán una convivencia aceptable con Estados Unidos, suponiendo que para entonces Trump ya no esté en la Casa Blanca”.
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La diplomacia brasileña perdió liderazgo
El ideólogo de cabecera del presidente Jair Bolsonaro radica en la zona rural de Virginia, en Olavo, es anticomunista y autodenominado filósofo. Nombró al frente de Itamaraty a Ernesto Araujo, quien cree que los gobiernos del PT convirtieron el marxismo cultural en la fuente de la diplomacia brasileña, además de que niega el cambio climático:
Brasil es grande, es el quinto en tamaño mundial, y como una muestra de ese destino manifiesto, observé hace años un mapamundi que conocí hace años, desplegado en una de las paredes de la oficina del ministro de Relaciones de Brasil, en Itamaraty, que mostraba un orden internacional invertido: la parte superior estaba ocupada por América del Sur, con Brasil a la cabeza, junto a África y Europa en el Sur.
Es difícil imaginar qué pasó por la mente del artista que esculpió en madera ese gran globo de cabeza. Quizá deseaba reflejar en el mapa el anhelo de Itamaraty de situar a Brasil en un lugar geopolítico preeminente, aspiraciones regionales hegemónicas o dar cuenta que el Sur también escribe la historia. En la construcción de ese camino, con todo y su profesionalismo, la diplomacia brasileña ha perdido liderazgo, afectada por su subordinación a gobiernos de izquierda y de derecha y adicionalmente, y por el uso religioso en política externa.
El presidente Jair Bolsonaro, un capitán en la reserva y exparlamentario de derecha, que regularmente mezcla religión con política, mostró su aspiración de grandeza, con un lema libre de complejidades: Brasil por encima de todo y Dios por encima de todos. Mencionado como el Trump de América del Sur, Bolsonaro es un católico ortodoxo que liberó la venta de armas al llegar al gobierno y dijo que en el poder aplica por igual las enseñanzas de Dios, junto con la Constitución.
Fiel a la línea de Bolsonaro, su canciller Ernesto Araujo, crítico del multilateralismo que su país contribuyó a edificar, y muy especialmente de la globalización, porque a su juicio ha promovido la teofobia, es decir el odio a Dios. En su toma de posesión en Itamaraty, citó en griego antiguo a San Pablo, sobre el papel liberador de la verdad.
Paulo Roberto de Almeida señaló en una entrevista que la pérdida de influencia de Itaramaty ya venía de tiempo atrás y ha sido gradual, al tener que alinearse con las ideologías de los últimos gobiernos, de izquierda en los mandatos emanados del Partido del Trabajo (PT) y ahora con Bolsonaro es mucho peor que “Lula Petistas”, pues tradicionalmente Itamaraty ha sido progresista.
Bolsonaro practica una “diplomacia familiar” con su hijo, Eduardo Bolsonaro, diputado muy cercano a Steve Bannon, activista internacional supremacista. Asimismo, Bolsonaro esta muy influenciado por Olavo de Carvalho, su ideólogo de cabecera, radicado en la zona rural de Virginia, en EU, anticomunista y autodenominado filósofo, que da clases online con más de medio millón de seguidores en internet y que antes fue astrólogo.
Por influencia de De Carvalho, fue nombrado Ernesto Araujo al frente de Itamaraty, quien cree que los gobiernos del PT convirtieron el marxismo cultural en la fuente de la diplomacia brasileña.
En su primer mensaje, el nuevo canciller brasileño, Ernesto Araujo, pidió a las nuevas generaciones de diplomáticos leer menos el New York Times y a Foreign Affairs, y más a escritores autóctonos como José de Alencar, del romanticismo decimonónico brasileño, que escribió en la época imperial del país amazónico, en el reinado de Pedro II. Para Araujo la línea es menos prensa crítica y menos análisis y más tributo al escritor que intentó crear la nueva identidad poscolonial brasileña.
Olavo de Carvalho es un populista de verbo fogoso, que ha llegado a declarar que el mayor error de los militares brasileños en los regímenes castrenses, fue que a los opositores de izquierda sólo los torturaron, en vez de matarlos.
Y mantiene una soterrada guerra en contra del “academicismo gramsciano” que, a su juicio, gobierna en Brasil a través del control los medios de comunicación, universidades y ONG’s. También critica a los militares brasileños por que asegura se cruzan de brazos en lugar de ocupar sus espacios.
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