Pagina12, que já foi um brilhante jornal de oposição ao menemismo, mas que se rendeu (ou foi rendido), e em seguida se vendeu, ao kirchnerismo, ataca o Brasil e a diplomacia brasileira da maneira mais patética e vergonhosa que existe: inventando fatos, onde esses fatos não existem, deformando todo o sentido das recentes manifestações violentas de oposição ao presente governo brasileiro, construindo uma narrativa sobre a atual crise política que é nitidamente fantasiosa, e que fantasia ainda mais ao dizer que "cem diplomatas" brasileiros rechaçam a política externa e a própria governança da administração em vigor.
A matéria é, portanto, inútil, seja no terreno dos fatos, seja no da análise, uma bobagem completa e, sobretudo, uma coleção de mentiras deliberadas com intenções claramente político-partidárias.
Mas, sob um aspecto, ela é útil: ao revelar, e confirmar, que o dito manifesto "Diplomacia e Democracia" constitui, na verdade, uma montagem político-partidária destinada justamente a dar essa impressão: a de que o atual governo de transição consegue "ter o repúdio até mesmo de diplomatas", que seriam, supostamente, os seres mais preclaros do Brasil.
Essa é, de fato, a finalidade daquela peça mal escrita, deformada, enviesada, que foi ingenuamente assinada por jovens diplomatas e por oficiais de chancelaria, que se não são petistas, são simpáticos a certas teses defendidas pelos mais corruptos militantes políticos jamais conhecidos no Brasil, apoiadores da quadrilha mafiosa (o que pode ser uma redundância, mas neste caso não) que assaltou o Brasil e os brasileiros entre 2003 e 2016 (vários ainda continuam assaltando, pois a limpeza ainda não se completou).
Por isso mesmo lamento, como já disse, que diplomatas e outros servidores ingênuos tenham aderido a essa peça viciosa, viciada, tortuosa e torturada pela mentira e pela dissimulação, pois eles estão sustentando a causa dos que afundaram o Brasil, dos que roubaram descaradamente os brasileiros, e que agora, sob cobertura dissimulada de "diálogo e pacificação", só querem escapar da cadeia, onde deveriam apodrecer por todos os crimes cometidos contra o Brasil.
Como sempre, assino embaixo do que penso, declaro, escrevo e registro.
Paulo Roberto de Almeida
Pagina12 (Argentina),
03 de junio de 2017
Más de cien
representantes brasileños criticaron la represión en su país
Protesta de
diplomáticos democráticos
Desde Brasilia
Policías reprimen a manifestantes en Brasilia el 24 de
mayo.
Luego de haber sido censurado por Naciones Unidas y la
OEA debido a la represión de los participantes en una protesta que exigió su
renuncia, el presidente Michel Temer fue criticado por más de cien
diplomáticos de carrera a través de una carta titulada “Diplomacia y
Democracia”.
El manifiesto criticó
“el uso de la fuerza para reprimir” repitiendo advertencias de la ONU y la OEA.
El texto parece confirmar que la agresividad de la policía no se compadeció con
la conducta inofensiva del grueso de los indignados.
Luego de haber sido censurado por Naciones Unidas y la
OEA debido a la represión de los participantes en una protesta que exigió su
renuncia, el presidente Michel Temer fue criticado por más de cien
diplomáticos de carrera a través de una carta titulada “Diplomacia y
Democracia”.
En ese texto los cuadros del Servicio Exterior
deploraron el ataque policial a los estimados en 150 mil manifestantes reunidos
pacíficamente la semana pasada en Brasilia, cuyas avenidas fueron
posteriormente patrulladas por las fuerzas armadas por orden del mandatario.
Las pocas horas durante las cuales la Capital Federal estuvo ocupada por el
Ejército y la Marina indicaron un punto de inflexión: el régimen anómalo
surgido del golpe contra Dilma Rousseff el 12 de mayo de 2016 ingresó, el 24 de
mayo de 2017, en una fase de militarización que puede agravarse si la
indignación popular sigue creciendo en futuras movilizaciones o si los
sindicatos convocan a un nueva huelga general tras la realizada en abril, que
fue la primera en 21 años.
El manifiesto de la clase diplomática, criticó “el uso
de la fuerza para reprimir o inhibir manifestaciones” repitiendo la advertencia
divulgada hace una semana por la ONU y la OEA. “Rechazamos cualquier
restricción al libre ejercicio del derecho de manifestación pacífica y
democrática (...) cabe al Estado garantizar la seguridad en las manifestaciones
así como la integridad del patrimonio público, tomando en cuenta la
proporcionalidad del uso de las fuerzas policiales”. En esa última frase los
miembros del Palacio Itamaraty parecen confirmar que la agresividad de la
policía no se compadeció con la conducta inofensiva del grueso de los
indignados, mientras unos pocos autodenominados Black blocs lanzaban molotovs y
destruían los portones vidriados de algunos ministerios.
Las sospechas de que los activistas más exaltados no
eran realmente activistas fue manifestada el lunes pasado por la senadora
Gleisi Hoffmann del Partido de los Trabajadores, en entrevista con este diario.
“Fue una movilización realmente muy importante que desde el gobierno quiso ser
desnaturalizada con los incidentes de los supuestos Black blocs (..) , no
llegué a ver a los supuestos Black blocs pero todos los
relatos indican que la policía fue pasiva con ellos y después enfrentó a la
masa de manifestantes” dijo Hoffmann, que seguramente hoy será elegida
presidenta del PT en el cierre del Sexto Congreso abierto el jueves por Luiz
Inácio Lula da Silva. Ayer Hoffmann reiteró que su partido no acepta la
realización de elecciones indirectas como las que impulsa el oficialismo y
planteó que la salida de la crisis sólo llegará con “elecciones directas ya” en
las que “pos supuesto Lula será nuestro candidato”. Esa consigna, “Directas
Ya”, y “Fuera Temer”, fueron la más repetidas en la marcha del miércoles
24 en Brasilia y el domingo pasado en el también multitudinario acto de
protesta realizado en Río de Janeiro.
El documento “Diplomacia y Democracia” también refiere
a la necesidad de convocar a elecciones cuando señala “Reclamamos a la
sociedad y en especial a sus líderes a renovar el compromiso democrático a
través del diálogo constructivo (... a favor) de un nuevo ciclo de desarrollo
legitimado por el voto popular”. Y en el pasaje más directo de la misiva los
diplomáticos le recomiendan al presidente y los suyos que eviten caer en
“tentaciones autoritarias”.
Reducido a la estatura de un casi tirano, el martes pasado
Temer presumió, al hablar ante empresarios, de que no le temblará el pulso para
movilizar a los militares cada vez que sea alterado el orden. Esa promesa fue,
o intentó ser, una forma de garantizar a inversores locales y extranjeros
que permanecerá en el poder, incluso manu militare, y que serán aprobadas las
reformas previsional y laboral.
En su lectura imaginaria de la realidad Temer
aún supone ser un presidente con alguna autoridad o legitimidad. Y desde esa
idea falsa de su poder procura recuperar el apoyo del capital nacional y
transnacional ofreciéndoles el oro y el moro. Para eso envió a Washington al
ministro de Relaciones Exteriores, Aloysio Nunes Ferreira, que ayer
conversó con su homólogo Rex Tillerson precisamente cuando Donald Trump enfrenta
el repudio unánime de la comunidad internacional por denunciar el Tratado de
Paris sobre cambios climáticos .La cita de los cancilleres de Brasil y Estados
Unidos más bien fue el encuentro de dos de los representantes de dos de los
gobiernos más aislados del mundo.
En 13 meses al frente del Palacio del Planalto Temer
conquistó el repudio de los gobiernos progresistas de la región y la
indiferencia de los conservadores de todo el mundo. Brasilia se convirtió en
una de las capitales latinoamericanas menos visitadas por líderes
internacionales, y las pocas delegaciones que viajaron lo hicieron con
reservas, como ocurrió con la misión de la Unión Europea que vino para criticar
la exportación de carne brasileña en mal estado.
Algunos de los firmantes del texto “Diplomacia y
Democracia” expresaron su preocupación ante el desprestigio internacional que
significa Temer. Esos funcionarios de carrera comentaron, a condición de
anonimato, que se pueden “cerrar las puertas” del mundo hacia Brasil, y
lamentaron la carta agresiva que Brasilia envió a la OEA y la ONU, en
respuesta a las críticas por la represión policial.